Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi hogar eres tú por noemibeargirl

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

De alguna manera me las arreglé para terminar el segundo capitulo. Lo cual, no fue tan fácil considerando que estaba en examenes. 

Gracias por lo comentarios, y prometo responder en cuanto tenga más tiempo. Ahora, sin más preambulos, espero que disfruten el capitulo. 

Sofía no podía dejar de sonreír. Solo pensar en Paulina, en sus labios, hacía que una electricidad recorriera su cuerpo. – ¿A ti qué te pasa? – la voz de Toño la regresó a la realidad. – Amm… nada – respondió sin poder quitar su sonrisa. Toño se le quedó viendo, desde la fiesta Sofí andaba muy contenta; como si algo hubiera cambiado aquel día. – ¿Segura? Desde la fiesta andas muy contenta. A pesar de que casi tuvimos que salir huyendo cuando la tal Lucia se encontró con Victoria – recordó algo cohibido. – Ni me lo recuerdes – respondió Sofía.

Apenas bajaba del primer piso cuando escuchó un escándalo en el patio. Lucía estaba por golpear a Victoria y, esta, se encontraba en posición defensiva. Ella pensó que todo se iría a la mierda, pero no fue así. Apenas Toño la vio, tomó la mano de Victoria y salieron corriendo de ahí; Sofía entendió la señal y los siguió.

– Otro poco y se armaba en grande el pleito – suspiró tirándose sobre su silla – Lo bueno fue que estuviste ahí para detenerla, Vicky puede ser algo… – Sofía pensó como decirlo de manera amable – Impulsiva – Toño le sonrió, sabía que su novia podía ser más que impulsiva; pero, le parecía dulce que Sofí se controlará incluso con sus palabras. – Lo sé… – volteó pensativo – Ahora que lo pienso ¿Dónde estabas? Me descuidé y ya no te vi en el sillón – la interrogó, Sofía sabía que no podía podría evitar la verdad mucho más tiempo, aun así, lo trato – Ya sabes… Sólo fui a dar una vuelta – trato de sonar lo más neutral posible, sin embargo, Toño no le creía – Claro… Fuiste con alguien, ¿no? – tiró la pregunta; Sofí ya no pudo más.  Su cara se coloreo de rojo con solo pensar en Paulina, y Toño no necesito palabras para entender la respuesta – Vaya… Vaya… – sonrío con picardía – Quien te viera y quién te ve. Me saliste toda una rompecorazones ¿Cómo es él? – soltó de nuevo, aún más entusiasta. Escucharlo decir “él” hizo que se sintiera insegura de su respuesta, así que decidió no decir nada directo – Pues es una persona dulce y gentil. La verdad no estoy lista para hablar de eso – lo miró apenada, aunque era la verdad. Toño frunció el ceño no muy convencido, no obstante, Sofí no la había tenido fácil los últimos días y era refrescante verla feliz.

 – Esta bien ¿Sólo prométeme que te lo tomaras con calma? – la miró serio, Sofí se enterneció por la preocupación de su amigo – Lo prometo, usaré la regla de los tres días y le llamaré hasta entonces – le guiñó el ojo, se había aprendido aquella tonta regla después de ver tantos capítulos de “How I met you mother?” con él. – Espera… ¿Te dio su número? Vaya que dejaste idiotizado al pobre – se quedó sorprendido – ¿Tú crees? – preguntó emocionada – Pero, por supuesto. Nadie se suele arriesgar a dar su número a una chica, es mejor pedirlo – sonrió como si fuera un experto en citas; Toño podía ser todo un creído en ese sentido. Sofía iba a replicar, mas no pudo pues en ese instante el profesor entró al aula; obligando que todos se fueran a sus lugares.

La clase se sentía más larga de lo usual, el profesor explicaba con suma lentitud y con una voz que adormilaba a todos. Bueno a casi todos, Sofía estaba con el estómago revuelto. Tal vez era el calor o había comido algo echado al perder, no estaba segura. Su cabeza daba vueltas y creía que en cualquier momento vomitaría. “Mierda” un retortijón la hizo pararse y, sin pedir permiso, corrió directo al baño. Apenas había logrado llegar al inodoro. Había vomitado por tanto tiempo que perdió toda noción de la realidad.

Realmente se sentía terrible, cuando se sintió un poco más estable se lavo la boca y salió, aunque grande fue su sorpresa al ver a Toño recargado contra la pared esperando por ella – ¿Qué haces aquí? – pregunto con poca sutileza, cuando estaba indispuesta su mal humor afloraba. Él se limitó a mostrar la mochila de Sofí – ¿Ya terminó la clase? – preguntó sorprendida – Si, el profesor dijo que no te preocuparás por volver que te veía en el examen extraordinario – Sofía se puso blanca – No te  creas – río – Dijo que fueras a la enfermería o que de plano a casa, y que lo fueras a ver cuando te sintieras mejor – Sofía lo golpeó apenas terminó de hablar – No me espantes así cabrón – dijo casi llorando, por alguna razón se sentía más sensible que de costumbre – Hey tranquila, lo siento. Aunque creo que sí deberías ir a tu casa, no te ves bien y parece que traes un humor de perros ¿No te estará bajando o sí? – Sofía lo volvió a golpear – Que este sensible no es sinónimo que este en mi periodo estúpido – le dijo enojada de nuevo – Oye, no lo dije en mal plan. Solo que cuando te dan cólicos se que te sientes terrible. Por eso lo digo – trata de arreglar su metida de pata. Entonces algo hizo clic en la cabeza de Sofía, algo que no le había pasado por la mente. “No puede ser” de nuevo se puso blanca. Toño la miró preocupado, iba a preguntarle qué ocurría; pero ella no lo dejo hablar – Me tengo que ir – aseguró, tomó su mochila de la mano de Toño y salió del edificio dejándolo aún más confundido.

“Mierda, mierda, mierda, super mierda” miró la prueba de embarazo sin poder creerlo. Era un claro positivo, había revisado la caja al menos tres veces pensando que se había equivocado; pero no era así. “Mierda” volvió a pensar por enésima vez. Estaba jodida, total y completamente jodida. Aún estaba la posibilidad de que se tratara de un falso positivo, sin embargo, era tan poca la posibilidad que no le daba consuelo. “¿Cómo pudo pasar esto?” se llevaba preguntando eso todo el rato; había sido cuidadosa, había usado condón siempre. Maldito 2% de inefectividad.

No sabía que hacer, realmente se encontraba pérdida. Era como si todo su mundo se derrumbará con un solo palito de plástico entre sus manos. “Tal vez debería abortar…” la idea pasó por su mente, aunque no estaba segura. Tenía un revoltijo de sentimientos y pensamientos en su cabeza que le era imposible pensar con claridad. Lo único obvio era que no podía decirles a sus papás; ambos la sacarían a patadas.

Tomo un gran respiro tratando de relajarse para tomar una decisión. Entonces pudo dar un paso hacia adelante. “Primero lo primero” debía decirle a Iván que estaba embarazada; se había prometido que ella no sería de las que oculta las cosas. Entonces, sin quererlo, volteó a ver su brazo. La tinta de Paulina se había borrado casi por completo, pero aun se alcanzaba a ver la luna que había dibujado. “No decirle no es ocultarlo, no somos nada” se obligó a creer, era lo mejor. Tomó la esponja de la regadera, borrando por completo el dibujo. “Lo mejor es dejarlo así” se decía una y otra vez, pues era lo más lógico; a pesar de eso, su corazón se sentía más pesado con cada repetición.

La escuela de Mecánica parecía grande por fuera, pero por dentro era más pequeña de lo que uno creería. Y más con tanto alumno de aquí para allá; sobre todo hombres. Era de las universidades con más estudiantes masculinos y, claro, no faltaba el bueno para nada que se le quedaba viendo como si fuera un pedazo de carne. Aunque en ese momento era lo que menos le importaba. Lo único que pasaba por su mente era el cómo le diría a Iván que estaba embarazada. El día anterior había ido a un laboratorio que le confirmará completamente si estaba embarazada, tenía una pequeña ilusión de que la prueba hubiera dado un falso positivo; más no fue así. Así que, en cuanto lo confirmó, le mando a Iván el tan esperado mensaje. Él le había respondido que estaba bien, aunque sonaba algo sorprendido por el repentino texto.

Así que ahí estaba, esperando fuera de uno de los grandes laboratorios de la universidad, Iván saldría en media hora de su última clase y entonces podrían hablar. Hasta entonces, decidió sentarse en una banda no muy lejana del edificio y miró hacia enfrente. Seguía sin saber que hacer, hablar con Iván era un buen inicio; sin embargo, no tenía ni la menor idea de cómo reaccionaría. ¿Qué tal si decía que no era suyo? o si no sé quería hacer responsable, o peor… ¿Qué tal si quería que se casarán o retomarán su relación? Sofí puso sus manos sobre su cara. Tenía tanto miedo de los “¿Qué tal si…?” que sentía que en cualquier momento su mente iba a explotar.

– Vaya, vaya, parece que tienes la cabeza llena de pensamientos ¿Qué es lo que tanto te atormenta, princesita? – Sofía no tardó más de diez segundos en reconocer esa voz. – Pau – susurró no podría creer que estuviera frente a ella, sin que pudiera evitarlo su pulso se aceleró. – ¿Qué haces aquí? – necesitaba entender que sucedía – Pues… Yo estudió aquí. Te dije que no estudiaba teatro ni para payaso. Estudio robótica, la mejor carrera del mundo – le guiño un ojo y, por un momento, pudo olvidarse de todas sus preocupaciones – Por eso conoces a muchos chicos de mecánica, tiene sentido – le brindó esa sonrisa que solo con ella se le formaba.

Paulina, se pedir permiso, se sentó a su lado en la banca antes de responder – Así es, entonces la verdadera pregunta es ¿Qué haces tú aquí? – sin pensarlo Sofía se tocó el vientre, Paulina vio el gesto pero no le dio importancia, o mas bien no quiso darle importancia. – Vine a ver a alguien – trató de no mentir, no quería que Paulina desenmascarada sus mentiras como lo había hecho en la fiesta. – Oh – la sonrisa característica de Pau se desvaneció – Tú… ¿Estás con alguien cierto? Ahora entiendo porque no llamaste – dijo y Sofía se sorprendió por la facilidad con la que se había expresado; ella nunca podría decir algo así de difícil sin tartamudear – ¡No! Yo no estoy con nadie. Yo… – no sabía si decirle, no conocía a Paulina lo suficiente. Además, si le decía probablemente ella se alejaría, así que no veía diferencia alguna entre decirle o no.

– Yo no puedo estar contigo – fue lo único que pudo responder. Paulina sintió una rotura en su corazón, aun así, trato de sacar la situación a flote – Bueno… No te pido que estés conmigo. Solo conocernos ¿Qué dices? – le sonrió de medio lado. Sofía la miró con ternura, deseaba con todo su ser decirle que sí, que se conocieran, que hicieran mil cosas juntas; pero, no, no podía – Tampoco puedo hacer eso – trato de mantenerse serena, aunque cada momento que pasaba le era más difícil. Esa respuesta fue la gota que derramó el vaso para Paulina – No te entiendo. Coqueteas conmigo para después no llamar y decirme que no podemos conocernos. ¿Acaso solo fui una diversión? ¿Te gustó jugar con chica? ¿Es eso? Porque si era así desde el principio pudiste decírmelo y no hacerme sentir como si realmente había algo – se levantó molesta dispuesta a irse.

Sofía pensó que tal vez eso era lo mejor, dejarla ir y que para Paulina fuera solo una idiota que había jugado con ella durante una fiesta. Pero, ver los ojos de Pau a punto de soltar lágrimas, la hizo desechar todo pensamiento; dejando que su cuerpo actuará por ella. Antes de si quiera saberlo, tomó a Paulina de la mano y la detuvo. – No fue un juego, realmente sentí algo. Yo sentía algo. Solo que ya no puedo, yo ya no puedo hacer nada, estoy jodida. Yo estoy embarazada y no me enteré hasta después de conocerte. Lo siento tanto, yo no sabía – no pudo aguantarlo más y comenzó a llorar desconsolada.

Paulina se quedó en shock, no podía creer lo que estaba escuchando. La primera chica con la que había conectado en meses resultaba que sentía algo por ella, sin embargo, estaba embarazada. ¿Acaso era una broma de mal gusto hecha por el universo? Pero como adoraba ese cabrón divertirse con ella. Un hipido la hizo reaccionar y darse cuenta de que en esa historia la más jodida no era ella. Así que sin dudarlo abrazo a Sofí e hizo que se recargará en su hombro – Hey, tranquila. No tienes por qué disculparte – acarició su cabello.

– ¿Por qué no me cuentas qué paso? No soy buena dando consejos, pero soy buena escuchando – la miró con una ternura, que hizo sentirla salvo de todos sus temores. Con lentitud se limpio las mejillas e intento calmarse. – Hace dos semanas mi novio y yo terminamos. El dijo que nunca nos conocimos lo suficiente y que realmente no funcionaba lo nuestro. Tenía razón. Nosotros tuvimos relaciones, no muchas realmente dos veces mas o menos, pero siempre nos cuidamos. No sé que pasó. El día de la fiesta yo seguía triste y mi amigo me dijo que debía tratar de cambiar. Conocer a más personas. Entonces te conocí y sentí que tenía razón, quería conocerte más, hablar contigo más. Pero, unos días antes de por fin tener el valor de hablarte, vomité en medio de una de mis clases. Me sentía mal, un amigo me ayudó y, por algún motivo, mencionó mi periodo. Fue entonces cuando me di cuenta. Yo no sé qué hacer. Por eso no te hablé, no tienes que involucrarte conmigo, solo dejemos las cosas como un lindo recuerdo. Pero, es enserio cuando te digo que no fue un juego. – cuando terminó de hablar Paulina estaba repleta de información, era mucho que procesar. No obstante, lo que más daba vueltas por su mente era si creerle. Había sabido de muchas chicas que fingían embarazos, que mentían, que engañaban y manipulaban a los demás con historias como aquellas. Había visto tanto que a veces era difícil distinguir que era verdad y que no. A pesar de ello pensó seriamente en lo que Sofía le había dicho, porque qué ganaría con eso, incluso le había dicho que no se involucrara con ella. Una chica que quisiera aprovecharse no diría eso ¿O sí? Además, había algo que le decía que debía confiar en ella, que le creyera. Y, por alguna razón, decidió hacerle caso a esa voz interna.

– Te creo – dijo con sinceridad, aunque faltaba algo más. ¿Enserio debía alejarse de ella? Era lo mejor y lo más razonable, aunque solo pensarlo le daba un mal sabor de boca. Así que esa decisión, también se la dejo a la parte que creía en Sofía – Y no quiero alejarme de ti – Sofí la vio sorprendida, no daba crédito a lo que sus oídos escuchaban – Digo nadie dice que no podamos ser amigas – Paulina trataba de creerse sus palabras. “Amigas” Sofía sentía la palabra con un toque amargo, aunque era lo mejor – Sí, amigas – trato de repetirlo para que sonara más normal

– Entonces… – Pau volvió a habla – A quién vienes a ver es el papá, tu ex ¿No es así? – aun no podía procesarlo del todo – Amm… Sí, no tengo idea como decírselo – susurró agotada, seguía sin saber que decir. Paulina la vio tan agobiada que no sabía qué comentar, así que soltó lo primero que tuvo en la mente – ¿Por qué no practicas conmigo? – trató de sonar lo más natural posible. – ¿Lo dices enserio? – la miró completamente enternecida. – Claro, no estudiaré teatro, pero no soy mala actriz – le guiño un ojo, y Sofí sintió que su corazón se calentó.  – Vale – aquí voy, tomó aire y se preparó para hablar – Estoy tuyo y es embarazada – dijo muy rápido y, para colmo, cambió las palabras de lugar. A Pau le fue inevitable morirse de risa.

– No te rías – la golpeó molesta, aunque era más pena por haber dicho algo estúpido.  – Perdona, te juro que no fue a propósito. Es lo que no puede ser, enserio que estas nerviosa – trato de contenerse, aunque ver a Sofí hecha un manojo de nervios le quitaba la risa – Claro que lo estoy, no sé qué vaya a decir – se llevo la mano a la boca, al parecer era de las personas que se mordía las uñas. Pau la miró – Hey, todo estará bien – aseguró sin pensarlo, porque así lo sentía – ¿Estás segura? – la mirada de Sofía temblaba – Te lo aseguro – puso la mano sobre su hombro, tratando de brindarle la seguridad que necesitaba.

Sofía se sentía extraña, nunca había sentido tal seguridad al estar con una persona que apenas conocía; aunque, con Paulina, eso parecía no importar. Estaba perdida en sus pensamientos cuando sonó la alarma que había puesto. Ya había terminado la clase de Iván y, aquello, se sintió más real cuando comenzó a ver a varios chicos salir del edificio. – ¿Lista? – le preguntó Pau, suponiendo que había llegado el momento. Sofí soltó un último suspiro – Sí – respondió aun preocupada.

– ¿Y quién es? – Paulina no pudo aguantarse más la pregunta, llevaba haciéndose la misma cuestión todo el rato; a pesar ello, no estaba segura si quería oír la respuesta. Sofí miró entre la multitud de chicos y, al final, lo vio. – Es él, el de cabello castaño y ojos claros – señaló con la cabeza. En cuanto lo reconoció Pau se puso blanca – Espera… ¿El papá es Iván? – su estomago se revolvió en un instante. No podía ser, de verdad que no podía ser. – ¿Lo conoces? – solo fue necesaria esa pequeña confirmación para hacerla odiar de nuevo al universo. “Mierda” pensó Paulina inerte viendo a Iván acercarse a ellas.

Notas finales:

¿Cómo es que Iván y Paulina se conocen? ¿Por qué Paulina maldice tanto al universo? Son cosas que sólo sabremos hasta después (así es, ni yo las sé) Espero no tardar demasiado con el sigueinte capitulo. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).