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BREVES MEMORIAS por MINARAI

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Notas del capitulo:

Aquí les traigo un nuevo capítulo. Se inicia una relación con un poco de pasión. ¿será que pueden mantenerse juntos? ¡¡A leer!!

CAPÍTULO 8. Estoy pensando en ti.

 

- ¡¡Qué asco!! – Seiya se atajó la vista en el pecho de Camus.

- Jajajajaja – Lo abrazó - Por qué ves cosas así si te dan tanto asco.

Miró de reojo y la escena seguía desarrollándose, la protagonista tenía arcadas por una mosca que había entrado a su boca mientras cenaba en la casa de su novio, la había llevado a presentarla a sus padres. - Iuuuu, quítala Camus quítala.

- Es solo una mosca amor.

- Sí, es solo una mosca en su boca y se la tragó, Iuuuu.

Camus quitó la película y abrazó de mejor manera a Seiya, las risas se fueron apagando, el castaño se quedó ahí entre sus brazos, respirando acompasadamente hasta que suspiró. - ¿Y eso?

- ¿Qué?

- ¿Suspirando por mí?

- No seas tonto – Meditó - Suspiro cuando me siento bien.

- ¿Te sientes bien ahorita? ¿Qué sientes?

- Bien, relajado.

Camus deslizó su mano por la espalda del castaño hasta su cintura, volvió a subir y a bajar una y otra vez lentamente, Seiya cerró los ojos, lo estaba disfrutando y como en otras ocasiones sólo se acariciaban por sobre la ropa, se besaban y se despedían lo dejo hacer, pero ahora Camus fue más atrevido y desfajó la camiseta que traía debajo de otra playera un poco más holgada el castaño, abrió los ojos de inmediato cuando sintió las cálidas manos de Camus deslizarse sobre su piel directamente, no dijo nada, solo se sorprendió un poco pues Camus era la caballerosidad hecha persona, era conocido por sus buenas costumbres y buenos modales.

Camus en cambio estaba más que dispuesto a mostrarle su lado apasionado al castaño, había resistido y reprimido sus impulsos porque quería darle el tiempo que fuera necesario a Seiya para que fuera él quien determinara cómo y cuándo llegarían a algo más íntimo, pero llevaban meses y Seiya no daba señales de nada, dejaba que Camus lo tocara, lo besara, pero él deseaba más y si no hacía nada para conseguirlo pensaba que no se daría ese tan deseado encuentro de su intimidad.

Movió al castaño para acomodarse él en su cuello y poder besarlo - Mmmm Camus.

Camus echó su peso hacia el frente aprisionando a Seiya en el sillón, besó su cuello mientras sus manos subían la ropa del castaño para sacársela - Camus…Camus – El mago había atrapado una tetilla con sus labios, la lamia y chupaba y al final sopló airecito sobre esa parte tan sensible en el castaño.

- Mmmm, Ahhhh.

- Sonrió satisfecho ante la respuesta de Seiya, sus manos ansiosas peleaban contra el cinturón y el botón del pantalón azul. Cuando por fin pudo zafarlo intentó bajarlo y así Seiya reaccionó. - Camus no.

- ¿Por qué…no? – Su voz ya no era firme, estaba perdiendo el control de sus acciones, estaba más que entonado y no quería detener su avance.

El castaño intentó detener la mano que le bajaba el pantalón, pero la boca de Camus le impedía tener lucidez cuando le hablaba al oído - Te deseo como no tienes una idea…déjame…déjame hacerte el amor cariño.

Él llevaba mucho tiempo sin un amante, todo su tiempo lo había dedicado a su hijo, Ikki ya casi no estaba en sus pensamientos desde que Camus ocupaba su tiempo, pero no había hecho nada hasta ese día por avanzar. - me…me deseas…

Lo miró a los ojos directamente para decirle:

- Me estas volviendo loco. – Lo besó apasionadamente, con el botón desabrochado y el cierre abajo su mano no tuvo problema para colarse hasta acariciar directamente el miembro endurecido del castaño. - Déjame…hacerte el amor.

- Vamos a la cama Ahhhh – Su mano la sentía caliente y era muy agradable la sensación cuando sintió como Camus presionó su miembro.

- Te quiero ahora. – Camus no quería darle tiempo a Seiya de enfriarse y arrepentirse, lo estaba calentando poco a poco y lo sentía a tono.

- No, no, quiero mi cama, quiero estrenarla.

- Ok – Camus no lo pensó dos veces, él aún estaba completamente vestido así que se puso de pie y cargó a Seiya entre sus brazos como una novia en su luna de miel, después de todo sería su primera vez entre ellos, lo besó mientras lo transportaba, Seiya lo rodeó por el cuello hasta que aterrizaron en la cama. Suavemente lo depositó en ella sin dejarlo de besar, sentados como estaban Camus le sacó las playeras e inmediatamente su pantalón con bóxer incluido, Seiya ayudó levantando los brazos y subiendo la pelvis cuando fue el turno de la ropa de abajo, tembló involuntariamente al verse totalmente expuesto - Desvísteme cariño – Tomó sus manos del castaño y las colocó en su cinturón, su erección era perfectamente visible por el gran bulto que levantaba la fina tela, se sacó los zapatos y jaló entre sus ropas los calcetines, su perfecto y trabajado cuerpo lo hizo tragar saliva, su miembro ya estaba elevado y se veía enorme a simple vista.

- Te amo cariño, te amo mi amor. – Con esta confesión ya no hubo marcha atrás, Camus se abalanzó sobre Seiya, se acomodó entre sus piernas para besar su cuerpo entero, la respuesta tan vocal de Seiya lo excitó más.

Bajó sus manos hasta masajear los redondos glúteos del castaño sin dejar de devorar sus labios, coló su mano lentamente por entre sus piernas - Ahhhh, Camus, Ahhhh, — Su respiración se empezó a alterar, las manos de Camus eran suaves y estaban tibias.

Él por su parte enredó sus dedos en los cabellos verde-azules de Camus, le gustó sentirlos largos, sus manos abandonaron el cabello para seguir su recorrido en la ancha espalda bajando hasta la cintura palpando cada centímetro con la yema de sus dedos, lentamente, no quería darse prisa, deseaba disfrutarlo y poder conocerlo y al parecer Camus quería lo mismo, no apresuró sus caricias.

Llegó a sus endurecidos testículos y ahí se mantuvo jugándolos con su mano - Mmmm Camus, házmelo – Camus lo escuchaba, pero no pretendía apresurar el mágico momento, tampoco era su intensión torturarlo de esa manera, pero quería más, mucho más de él.

- Relájate cariño. – Soltó sus bolas y prosiguió nuevamente en su entrepierna, había notado como reaccionaba el cuerpo del menor cuando su mano rozaba esa parte de su piel. - Te quiero probar todito.

- Mmmm — Ambos miembros se rozaron por sus movimientos, Seiya empezó a sentirse mojado, Camus restregaba su cuerpo contra el suyo y el calor lo empezó a invadir, su cuerpo empezó a sudar y sus manos aferraron fuertemente los brazos del mayor - Ahhhh, Camus, sigue…sigue moviéndote.

No había penetración todavía, pero Seiya estaba en su máximo punto de excitación - Cógeme…Camus…cógeme.

Camus era ligeramente más alto que Seiya, esos centímetros de más le permitían maniobrar de mejor manera sobre el menor - Voltéate – Camus estaba sobre Seiya con sus rostros frente a frente, por la mirada de Seiya supo que tenía dudas. - Déjame a mi esta vez – Lo besó profundamente. - Vas a disfrutar más.

Giró su cuerpo quedando boca abajo, Camus colocó dos almohadas en su vientre y le flexionó su pierna solo un poco, se colocó detrás de él y lo abrazó guiando su hombría entre las nalgas del castaño haciéndole sentir su endurecido miembro y excitándolo aún más - Te gusta – Sabía que sí, podía oír sus jadeos, gemía pidiéndole acabara con semejante tortura.

- Mmmm Camus…– Se movía hacia delante y atrás con real necesidad de apresurar el momento, ya no aguantaba más sobre todo cuando Camus tomó su miembro con la mano y lo masajeaba.

El mayor en cambio intentaba retardar lo más posible el momento, su temperatura se estaba elevando vertiginosamente como nunca antes - Cariño…amor…

Su lengua descendió por toda la espina dorsal de Seiya logrando arquearlo - Ahhhh…dioses – Lo tenía a punto, Seiya en cualquier momento terminaría, su miembro estaba hinchado y el movimiento continuo de la mano de Camus lo tenía a tope.

Besó sus nalgas y pasó su lengua entre ellas hasta alcanzar el orificio dilatando sin necesidad la pequeña cavidad, Seiya estaba listísimo para lo que seguía y sin poder contenerse terminó. - Mmmm…Ca…mus. – Sujetó con fuerza las sabanas y antes de que pudiera desplomarse sintió la penetración. Camus sin darle tiempo de reaccionar lo penetró hasta el fondo deslizándose con facilidad, lo tomó de las caderas y así como estaba se recostó sobre el castaño moviéndose frenéticamente en un delicioso vaivén - Mmmm…Sei…estas riquísimo – Seiya estaba completamente en sus manos, no tenía voluntad ni fuerzas para detenerlo, Camus lo estaba penetrando una y otra vez con mucha fuerza hasta que Seiya volvió a presionar las sábanas con todas sus fuerzas, una segunda oleada de calor lo invadió y un segundo orgasmo lo atravesó. Esta vez Camus terminó al mismo tiempo que él.

Camus se desplomó en la cama al lado del castaño completamente exhausto, lo había hecho acabar dos veces seguidas, se sentía satisfecho, la sonrisa sincera en sus labios lo delataba.

Las fuerzas físicas lo abandonaron después del segundo orgasmo. Buscó los protectores y fuertes brazos de Camus, se acurrucó en él y se durmió con una gran sonrisa en los labios, cansado, pero feliz.

 

 

 

 

- ¿Cómo hiciste eso? – Preguntó muy divertido Seiya una vez que despertó en medio de la noche cuando Camus acariciaba su rebelde cabello.

- ¿Qué? – Sabía de qué hablaba, pero quería escucharlo de sus labios.

- Ya sabes.

No lo veía, estaba seguro que su rostro estaba rojito. Por diferentes razones y en diferente situación ya lo había visto enrojecerse cual jitomatito cherry - ¿Te gustó? – Sintió hambre.

- Tu qué crees.

Hambriento volvió a amarlo esa noche, al día siguiente Seiya no podría caminar muy bien que digamos, lo bueno es que era domingo y nadie lo vería caminar como pingüino.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Inseparables, después de tremenda noche Seiya quería más, ahora era él quién lo incitaba, lo provocaba y Camus encantado accedía, se sentía pleno y feliz. Solo había una manera para él de demostrarle al castaño cuánto lo amaba y el deseo de permanecer a su lado.

- ¿Quieres casarte conmigo? – Una pregunta que heló su cuerpo, ¿en serio alguien le estaba pidiendo matrimonio a él?

La obvia respuesta no salió de sus labios, como aquella vez que le pidió fueran novios, otra vez se quedó callado y eso desconcertó por completo a Camus, llevaban más de un año de tratarse, cerca de un año como novios y algunos meses haciendo el amor. La comunicación en la intimidad era increíblemente excelente, estaban felices reconociendo sus puntos más erógenos, Camus abrió su corazón completamente con Seiya en todo sentido, le habló de sus temores, le habló de su vida desde que recordaba su niñez.

- Camus – Miró el brillante anillo de oro dentro de la pequeña cajita forrada de terciopelo, pero no reaccionó.

La hermosa sonrisa que había esperado ver no llegó. - Supongo que es algo pronto. – Cerró la cajita dispuesto a guardarla.

- Si quiero. – Sus ojos brillaron soñadores. - Como siempre haces, me dejaste sin palabras. – Tomó la mano de Camus entre las suyas para que no guardara el anillo - Me lo puedes poner.

- ¿Estás seguro? – Camus dudó, no quería presionar a Seiya con una respuesta de la que después se arrepintiera.

Para callarlo Seiya se colgó de su cuello y lo besó. Primero fue suave y algo lento y poco a poco lo fue profundizando. - Hazme el amor…mi amor. – Olvidándose del anillo se dedicaron a amarse esa calurosa noche de verano.

Seiya estaba listo para girar su cuerpo y quedar boca abajo, le encantaba esa manera en que Camus lo tomaba - No, no voltees… Ahhhh…te quiero…ver.

Seiya arqueo su espalda cuando Camus lo penetró, en posición misionero el mayor se dedicó a besarlo mientras iba y venía dentro del castaño. - Te…amo Camus, te amo.

Su miembro se movía entre su cuerpo y la tibia piel de Camus - Más rápido…Ahhhh, me vengo…

Con su peso recargado en sus antebrazos se movía frenéticamente en el interior de su novio, del hombre que había logrado romper el hielo que cubría su corazón, pero que él no alcanzaba a conocer completamente, no sabía qué, lo único seguro era que había algo que Seiya no decía.

 

 

 

 

- ¿Es un grillo?

- Mju, creo que está en la ventana.

- ¿No te deja dormir?

- Estoy pensando.

- ¿En qué?

- ¿Quiero hacer un viaje?

- ¿Puedo saber a dónde?

- Lisboa.

- ¿Cuándo?

- Cuánto antes mejor, solo serán unos días.

No pidió su compañía, era claro que quería ir solo. - Por Hårdek no te preocupes, yo lo puedo cuidar mientras estas de viaje. – Tomó su mano y la besó, ya no hizo intento alguno por darle el anillo y Seiya tampoco se lo pidió, prefería irse de viaje y regresar.

 

 

 

 

 

 

 

 

Con una pequeña mochila en el hombro se fue a Lisboa, viajó toda la noche para llegar muy temprano allá. Después de haber dormido y mirado por casi cinco horas a través de la ventana se fue a caminar por el lugar, recorrió los caminos que recordaba de hace trece años, comió y bebió, ya por la tarde se dispuso a caminar por toda la orilla viendo la hermosa puesta de sol, cayendo la noche regresó a esa habitación que tantos recuerdos le traía hasta que se volvió a dormir. Su sueño fue todo accidentado, despertaba a cada momento, eran pesadillas y al llegar la mañana se encontraba sentado en el balcón con una taza de café en las manos y los ojos fijos en los rayos del sol que empezaba a despuntar, ahí fue que entendió por fin que todo había acabado dos años atrás o tal vez antes y que él no había sido capaz de aceptar, se había aferrado a un sueño que justamente solo eso había sido, un sueño que jamás se volvería realidad, pero ahora a diferencia de aquellas dos ocasiones había alguien que lo esperaba con los brazos abiertos y con un anillo que esperaba por él para iniciar su vida en matrimonio, un esposo y un hijo, sin darse cuenta tenía frente a él lo que siempre había soñado y ese si lo haría realidad…tener una familia.

Aceptando felizmente su destino empacó nuevamente sus pocas pertenencias, bajó rápidamente las escaleras, liquidó su cuenta y abordó el tren, haría una obligada escala y después al avión que lo llevaría de vuelta a Tokio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Camus traía al bebé en brazos, estaba algo chilloncito porque justo al día siguiente que Seiya se fuera él se resfrió y tenía algo de gripita, Camus lo estaba cuidando con mucho cariño, lo amaba como se ama a un hijo y el bebé desde siempre estaba acostumbrado a su presencia.

- Maestro buenos días — Hyoga y Shun venían entrando a la biblioteca de la mansión donde acostumbraba trabajar Camus.

- Hyoga, Shun buenos días. — Dejó de lado su trabajo y se dispuso a buscar el biberón de Hårdek en la mochila de junto mientras con el otro brazo trataba de consolarlo. - Shhh, Shhh, Shhh ya hijo, ya te voy a dormir – Le besó su cabecita y lo acomodó entre sus brazos para darle su leche tibia.

Hyoga y Shun lo miraban impresionados por la manera tan natural con que Camus alimentaba al bebé entre sus brazos, lo besaba de vez en vez y acariciaba sus pequeñas manos.

- Maestro ¿Cuándo vuelve Seiya? – Tanto a Hyoga como a todos los demás les pareció muy repentino el viaje del castaño y sin explicación alguna, tampoco quería preguntarle a su maestro directamente.

- No sé exactamente cuánto tiempo le tome arreglar sus asuntos – Camus estaba completamente seguro de que su castaño se había ido justamente por eso, para arreglar lo que tuviera que arreglar y cuando volviera sería para estar con él, juntos para siempre.

- ¿Lo puedo cargar? – Shun se acercó a Camus y extendió sus brazos, no podía esperar a tener su propio hijo para hacer lo mismo que hacía Camus.

- Con cuidado, debes sacarle el airecito primero, antes de que se duerma.

- Ok – Shun recargó al bebé en su hombro y salió al balcón mientras le daba leves golpecitos en su espaldita.

- ¿Qué pasa? – Camus había cambiado sin darse cuenta desde que se involucró con Seiya, conversaba más abiertamente con los demás a su alrededor, aprendió a sonreír y la comunicación con Hyoga era más de padre a hijo que otra cosa, se preocupaba mucho más por sus cosas, siempre lo había hecho, pero ahora le preguntaba.

- Nos estamos distanciando, perece ser que ya no queremos las mismas cosas.

- Lo amas, lo deseas, solo debes darles real importancia a las cosas que en verdad lo tienen, lo demás deséchalo. – Bebió de su café, esa era otra de las cosas que le había aprendido a Seiya, beber el café casi hirviendo, por lo menos dos tazas cada mañana.

- Era diferente, estábamos conectados y ahora…hay veces que no sé qué es lo que quiere. – Lo miraba a través del vidrio, Shun con Hårdek en brazos meciéndolo suavemente para dormirlo, sonrió, conectados o no lo amaba, era algo innegable.

- A través de los años la perspectiva que tienes cambia, pero no el amor. – Sabía de lo que hablaba - Si crees que ya no está más ese sentimiento de amor involucrado por alguno de los dos, entonces sepárense antes de que se hagan daño.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Seiya regresó de Lisboa completamente feliz y sonriente, como si hubiera encontrado un gran tesoro y así era, Seiya se entregó a Camus y le pidió el anillo antes ofrecido, así, en la cama y después de hacer el amor se comprometieron en matrimonio, se sentía flotar entre las nubes, hacía planes, pero las cosas rara vez pasan exactamente como las tenemos previstas, sobre todo tratándose de asuntos sentimentales.

- Din don, Din don. – Corrió a abrir la puerta para que Hårdek no se despertará, Camus llegaría, pero él tenía llaves.

- ¡¡¡Ikki!!!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero que les esté gustando. Ya se viene el momento de incertidumbre. Nos vemos en el próximo capítulo.

Gracias por leer.


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