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BREVES MEMORIAS por MINARAI

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Notas del capitulo:

Hola a todos aquellos que me hacen el favor de leer, siento mucho la tardanza, pero ya está aquí el último capítulo. Quiero agradecer expresamente a:

PONYFLECHAESTELAR,

iscristin y

Lady_Gaara.

Por haberse tomado el tiempo de enviarme un comentario, parece mentira, pero unas palabras escritas animan enormemente a continuar, sus puntos de vista de como persiben lo que escribo es muy importante e interesante para mí. Les agradezco enormemente por tomarse el tiempo de hacerlo.

 

Y AQUÍ EL FINAL....

CAPÍTULO 11. Todo mi corazón es para ti.


- Bésame…bésame. – Mitad exigencia mitad deseo, así se podía escuchar la voz del hombre que clamaba por la unión de sus labios.


- Mmmmm, dioses…mmmm. Te…amo.


Seiya lo despojó de la camisa que el mayor traía puesta con mucha facilidad, obviamente era ayudado por él cuando levantó ambos brazos para sacársela y aventarla al piso, el castaño tomó la mano de su esposo dirigiéndola directamente a su abultada entrepierna para hacerlo sentir su necesidad por él, lo encendía tan rápido que las prendas se convertían en un verdadero enemigo a vencer. Desde la primera vez que se conocieron íntimamente el calor los había invadido aceleradamente incitándolos a desnudarse rápidamente y ahora después de seis años de haberse reconciliado y casado mantenían ardiendo ese fuego en su interior el uno por el otro, extrañándose cuando por trabajo no estaban juntos y ahora ya había pasado una larguísima semana deseando las caricias que se otorgaban en la intimidad, de escuchar sus gemidos, sus voces entrecortadas, sus miradas bien entendidas entre ellos, verse a los ojos al despertar o después de su entrega de amor, todo eso que sucede en la intimidad cuando se ama.


Seiya cambió de posición a su esposo poniéndolo contra la pared, descendió con besos hasta quedar hincado frente a él para desasirle el cinturón, bajó el pantalón con bóxer incluido atrapando en el acto su endurecido miembro.


- Ahhhh Sei… – Intentaba con todo su ser no terminar, quería ir lento, pero los labios de su esposo succionándolo como si quisiera arrancarlo, devorándolo y degustando su sabor tan conocido le hacía imposible contenerse. - Amor…despacio…Sei. – Contrario a lo que sus labios pedían sus dedos se enredaban en el sedoso cabello castaño incitándolo a ir y venir más aprisa mientras él echaba su cabeza hacia atrás cuando su semen salió disparado llenando la boca de su esposo, apenas soportando su peso para no desfallecer sobre él.


Sonriente ante su logro ascendió nuevamente besándole su cuello después de tragar la miel que su esposo había dejado escapar, mientras le daba unos momentos apenas los necesarios para respirar y recuperarse para continuar, era su momento.


El mayor hundió su mano dentro del ajustado jeans que tenía el castaño para masajear su suave trasero, se deshizo como pudo del cinturón caminando hasta la cama, ansiosas sus manos recorrieron el bronceado cuerpo hasta su entrepierna una y otra vez irguiendo su miembro, endureciendo sus testículos. - Cógeme…ya…ahhhh. – Seiya no soportaba más, se dejó caer de espaldas sobre el colchón y sin esperar nada le abrió las piernas para darle total acceso, el mayor tomó posición sobre él penetrándolo en el acto. - Sí…así…más…más rápido. – Seiya siempre le pedía más, se aferraba a las piernas de su esposo atrayéndolo con toda la fuerza de la que era capaz. Él por su parte soportaba su peso en sus antebrazos a cada lado de la castaña cabeza, le hablaba al oído diciéndole palabras de amor con la voz entrecortada, sabía cuánto lo disfrutaba Seiya y más entregado se volvía, cuanto le gustaba escucharlo. - Te amo...esposo mío.


- Estás…tan rico, Sei…Sei. – Apresuró su vaivén cuando sintió nuevamente venirse dentro de su esposo. - Ohhhh dios, mgmgg. – No reprimió su gemido, su cuerpo involuntariamente se tensó dejando escapar por segunda vez su espeso líquido seminal, Seiya lo presionó hacia él sin importarle en lo más mínimo cargar su peso cuando él mismo eyaculó desparramándose entre ambos, lo amaba demasiado y disfrutaba de hacer el amor.


- Me extrañaste…mucho. – Afirmó después de un buen rato que tardó en recuperar el aliento, acomodado en el brazo izquierdo de su esposo jalando aire todavía.


- Lo notaste…


Sonrió satisfecho, saberse deseado y su amor completamente correspondido después de tantas noches haciendo el amor le confirmaba que sin importar todos los años que tuvo que esperar por él, después de toda la confusión que sintió en algún momento de su vida y la manera en que se dieron las cosas todo había valido la pena si ahora se sentía completamente feliz, si el fuego que ardía en su ser lo avivaba cada vez más sin miedo a quemarse al no poder apagarlo. - Sí. Mhhm. – Suspiró.


- Suspirando por mí. – Preguntó sabiendo de antemano la respuesta, aunque difícilmente lograba escucharla de labios de su esposo, solo en dos ocasiones lo había conseguido.


- Ya duérmete que mañana nos vamos de viaje. – Le pasó las toallitas húmedas para que se aseara un poco y pudiera dormir. En su interior se respondía así mismo, sí, era su rotunda respuesta, aunque no podía mirarlo sabía que su amado esposo sonreía igualmente satisfecho de saberse ser él quien provocaba ese hermoso sonido proveniente de lo más profundo de su corazón.


- Me dejaste exhausto. – Besó su cabello y se acomodó de lado para poder dormir. - Te amo. – Le dijo antes de caer en profundo sueño.


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


- Ya llegué. – Seiya apenas abría la puerta y ya estaba gritando anunciando su presencia, sonrió al ver tres maletas listas cerca de la puerta, era viernes e iniciaban las vacaciones de verano, habían decidido irse inmediatamente a la playa, las reservaciones ya estaban hechas y solo restaba llegar al lujoso hotel de cinco estrellas a relajarse durante una semana para después irse a las montañas a encontrar paz, aventura y mucha diversión, todo junto en un mismo lugar durante un mes, pero Seiya primero quería ir a tomar el sol como Dios manda según sus propias palabras, aunque su piel estaba bronceada por pasar todos los días bajo el rayo del sol definitivamente no era lo mismo hacerlo recostado en un camastro con gafas oscuras y una margarita, caminar sobre la blanca arena y sumergirse en el agua tibia del mar para regresar después al camastro y volver a beber otra margarita si así lo quisiera o mejor aún ir a comer algo delicioso, tomar un buen baño y tumbarse en la cama para despertar hasta que se le diera la gana, no, definitivamente no era lo mismo.


La verdad es que ya eran súper necesarias unas vacaciones, habían estado trabajando mucho el último año desde que se habían mudado a Lisboa y aunque vivían relativamente cerca del mar no iban debido a la carga de trabajo que tenían, su hijo les insistía en que debían pasar sus vacaciones en un hotel como cualquier turista pues de nada servía vivir allá si no habían disfrutado de la playa, sabiendo que su hijo tenía toda la razón Seiya apoyó la propuesta por lo que su esposo no tuvo opción más que asentir y buscar un hotel para pasar sus primeras largas vacaciones en familia. Los primeros cinco años después de que se casaron se habían mantenido en Tokio, pero cuando Shión le ofreció a Seiya cambiar su residencia a Lisboa para ir reconstruyendo lugares que habían sido devastados por desastres naturales no lo dudó y su esposo lo siguió aunque su trabajo era completamente diferente, él debía organizar el trabajo de los caballeros de plata y bronce que habían quedado a su cargo excepto los divinos que se dedicaban a actividades más específicas y de mayor grado de peligrosidad en caso de requerir de su cosmos, al resto de ellos debía  coordinarlos y dirigirlos  a los lugares más necesitados, respondiendo así a la voluntad de su Diosa que se había comprometido velar por el mundo no solo de manera divina, más bien de forma más práctica llevando ayuda a las zonas más necesitadas.


- Papá apúrate que ya quiero meterme al mar. – Hårdek ya tenía ocho años y era muy inquieto, súper consentido y muy feliz, era un niño que recibía todo el amor del mundo por parte de ambos padres. Tenía la alegría de Seiya demostrándola en sus acciones diarias, pero también tenía esa mirada tan penetrante de su otro padre, cuando se sentía enfadado Seiya solía decir que parecía que podría fulminar a quien viera con esos ojos azules que tenía, jugando ya había sido capaz de sostenerle la mirada hasta conseguir que su padre parpadeara y así perder el encuentro, solo había pasado una vez, pero fue motivo de gran felicidad para el pequeño, no había duda de cómo lo estaban entrenando.


- Ya voy mi amor, solo me doy un baño y nos vamos. – Dejó su porta planos en la esquina del recibidor y caminó directo a su habitación a refrescarse y prepararse para viajar tres horas hasta la costa. - ¿Y tú papá? – Se le hizo raro que no saliera de su despacho a saludarlo, sin importar lo que estuviera haciendo lo dejaba todo para recibirlo a besos.


- Fue a recibir a Milo al aeropuerto, dijo que lo llevaría a la casa a instalarse y venía por nosotros. – Hårdek estaba atando las agujetas de sus tennis mientras veía en que maleta meter a cafecito, con ocho años cumplidos se negaba a dejar de dormir con él. - Dijo que no tardaba.


- Ok amor, mientras revisa que no olvides nada.


- Riiiiin, riiiiin, riiiiin. – El teléfono sonó apenas quince minutos después de que Seiya se fuera a bañar.


- Hola. ¿Quién habla?


- Hola Hårdek…


- ¡¡Tío Shun!! ¿Cómo estás? ¿Y mi prima? ¿Y mi tío Hyoga? ¿Van a venir?


Shun sonrió ante tantas preguntas, Hårdek era igualito a Seiya en muchos aspectos. - Hola Hårdek, estamos bien, tu prima está jugando en el jardín con su papá y no, no vamos a ir, solo hablaba para saber cuándo se van de vacaciones y si necesitan que vayamos para allá.


- Nos vamos hoy tío, ya solo estamos esperando a mi papá Camus, fue por Milo al aeropuerto porque él se va a quedar en su lugar, yo estoy terminando de guardar mis cosas ¿quieres que te pase a mi papá Seiya?


- Sí por favor, me dio gusto saludarte Hårdek, disfruta mucho de tus vacaciones.


- Sí tío gracias. – Hårdek corrió a la habitación para darle el teléfono a Seiya que estaba saliendo de ducharse. - Papá tío Shun quiere hablar contigo.


 


- ¡¡Hola Shun!! – Lo saludó muy emocionado y cálidamente, siempre le daba gusto recibir las llamadas telefónicas de sus hermanos.


- ¿Seiya cómo estás? – Volvió a sonreír, escuchó la misma emoción al contestar que tuvo Hårdek.


- Muy bien, ya listo para salir. Por fin unas vacaciones.


- Eso me dijo Hårdek, se escucha muy feliz.


- Esta muy feliz igual que yo.


- Qué bien, son más que bien merecidas vacaciones, yo te llamé para saber si necesitaban que fuéramos a apoyarlos, pero me dijo Hårdek que Milo va a cubrir a Camus. – Shun se mostraba reservado con ese tema, como bien lo sabían Milo jamás le perdonaría a Camus que lo haya usado y jamás le haya dado una oportunidad a su relación de antaño, el escorpión estaba completamente convencido que si lo hubieran intentado se habrían reconciliado, para él Seiya fue el que se interpuso, aunque no haya sido así.


Actualmente compartía su vida junto a Shaka, pero cada vez que por alguna razón se encontraban reunidos con Seiya presente se comportaba civilizadamente, pero era más que evidente la tensión en el ambiente. En cuanto a Camus perdonado o no lo seguía tratando, a Seiya le parecía que Milo aun guardaba sentimientos por Camus y este a su vez guardaba sus distancias con el escorpión, lo que menos deseaba era tener diferencias con Shaka.


- Sí, el patriarca lo decidió, afortunadamente vino Shaka también, así que todo bien. ¿A dónde están ustedes?


- Hace una semana llegamos Ross y yo a Tokio, quedamos en reunirnos aquí con Hyoga, pero apenas ayer llegó Ikki a relevarlo de custodiar a Saori. – Aunque su diosa se había casado con Julián Solo y siempre estaba cuidada por la escolta del dios de los mares, en este caso Sorrento, no pudo evitar que Shion se impusiera alegando la necesidad de que ella misma tuviera su propia escolta, por lo menos uno de los dorados o uno de los divinos debía estar cerca de ella y así los iban turnando, el mismo Seiya había participado ya esa específica e importante actividad.


- Oh que bien, hasta cuándo van a estar en Tokio.


- Aun no sé muy bien, al parecer Saori va estar aquí unos días y bueno. – Titubeó un poco, el talón de Aquiles de Shun seguía siendo Ikki y su indiferencia. - Queremos festejarle su cumpleaños a Ross aquí en Tokio, nosotros quisiéramos que estuvieran ustedes presentes y aquí es un punto intermedio.


- Claro que sí, ya habíamos planeado ir una semana antes de que terminen mis vacaciones, nosotros también queremos verlos, Camus adora a Ross y no puede esperar para verla.


- Entonces los esperamos aquí en Tokio, Hyoga también quiere verlos y extrañamos a Hårdek.


- Me parece genial, entonces nos vemos en un mes por allá, salúdame a Hyoga por favor.


- De tu parte y que tengan buen viaje.


- Gracias, bye.


- Mmjj. – Shun colgó la llamada y suspiró, no pudo evitar recordar lo que Ikki le había contado cuando se fue a despedir de él después de haber hablado con Seiya hace ya seis años.


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


- …Seiya vino a hablar con él, lo sé porque él mismo me lo dijo...


 


- Shun, buenos días.


- Sei ¿Cómo estás? Pasa. – Se hizo a un lado para permitirle pasar, pero Seiya no se movió de su sitio.


- Bien gracias, eh... quiero hablar con Ikki, pero no tengo su número por eso vine a buscarlo.


- No está aquí, te paso su número...


- No es necesario, por favor dile que lo espero a las seis en mi casa.


- Si, yo le digo.


 


 


 


 


Ikki llegó puntual a su cita, sabía que Seiya había tomado una decisión y fuese la que fuese moría por saber porque básicamente solo esperaba su decisión para quedarse o volverse a ir... - Hola, me dijo Shun que fuiste a buscarme. – Se acercó a él para besarlo, el castaño giró su rostro y sólo rozó su mejilla.


- Sí, pasa por favor ¿una cerveza?


- ¿Tienes té?


- Claro. – Los dos fueron a la cocina, Seiya puso a calentar agua y le acercó lo necesario para que Ikki mismo se lo preparara.


- Y bien. – Ikki se sentó en el mismo lugar de la vez pasada.


- Mhhm. – Suspiró, la verdad es que había pensado mucho en cómo decirle. - Tenías razón. – Decidió sentarse también, de frente a Ikki. - Cuando dijiste que no creías que hubiera ido a Lisboa por nada.


Espero paciente, Seiya por fin se estaba abriendo a él después de mucho insistirle.


- Fui porque…quería cerrar una etapa muy importante de mi vida. – Respiró para reunir coraje, era muy difícil para él lo que iba a decir. - Fui a despedirme de tu recuerdo.


- Mmjj. – Suspiró de tristeza, sabía que no sería tarea fácil convencer al castaño de volver a él, de hacerlo entender que Camus no podía amarlo como él lo hacía. - Vaya, dos días antes de que yo estuviera allá.


- Sí, dos días antes.


- Yo jamás deje de quererte a ti. Es verdad que tarde…mucho, muchísimo tiempo en volver, pero ya estoy aquí Seiya, estoy aquí por ti. – Deslizó sus brazos sobre la barra y tomó con ambas manos la del castaño.


Seiya posó su mano libre sobre las de Ikki para liberarse, no de fea manera, pero al fin de cuentas se estaba liberando. - Once años Ikki, fueron once años en los que te esperé, en los que jamás dejé de pensar en ti, jamás dejé de quererte a ti y llegué a sentir que me moría, no por el tiempo en sí, más bien por el hecho de confirmar a través de él que tu no me amabas, que nunca lo hiciste.


- Necesitaba irme. – Habló con desesperación en su voz, cómo podía hacerlo entender cómo se sentía en aquel entonces. - Necesitaba poner en orden mi vida, mis sentimientos, yo mismo no sabía que era lo que quería…yo…


- Ahora lo sé. – Aseguró. - Creo que nuestros tiempos siempre estuvieron desfasados, nunca quisimos lo mismo y yo no lo pude ver en su momento…me aferré a ti, idealicé mi vida contigo y era algo que nunca iba a suceder.


- Aun podemos hacerlo, ahora estoy seguro de lo que quiero y lo que quiero es estar cerca de ti, te amo Seiya. – El silbido de la tetera anunciaba que el agua ya estaba hirviendo, Seiya se levantó para apagar la estufa, pero Ikki lo detuvo, después de todo la moderna estufa tenía apagado automático. - He cambiado, ahora estamos en el mismo tiempo, quiero lo que tú quieres, quiero una familia contigo. Cásate conmigo, nos iremos a vivir a donde tú quieras, formaremos una familia tú, Hårdek y yo, te juró que no te arrepentirás Seiya.


 


Aquella vez que Camus le preguntó por qué suspiraba, Seiya no había sido completamente sincero, no le dijo que se sentía plenamente feliz, que sintió que nada le hacía falta, esa noche Camus le hizo el amor, pero antes de ello ya se había ganado su corazón, aunque él aún no se hubiera dado cuenta. Camus lo hacía sentir especial, con un beso lograba encender su cuerpo y hacerle querer más como nunca antes nadie lo había logrado después de Ikki. Poco a poco, muy lentamente se fue enamorando de él sin darse cuenta, cantaba, vivía, ahora sí vivía de verdad, esperaba sus llamadas telefónicas, ahora era parte de su día a día, deseaba llegar a contarle como le fue en su trabajo, saber su opinión de las decisiones que tomaba, beber una copa, hablar y así mismo quería saber qué hacía Camus. Ya no postergó nunca más sus alegrías, pero todo eso no lo aceptaba como verdadero porque su corazón estaba confundido por todos esos años que se mantuvo esperando por Ikki, por eso correspondió al beso, porque quería asegurarse de que sus sentimientos hacía Ikki habían cambiado y se hubiera entregado a él de ser necesario si no fuera porque justo cuando entre besos cayeron al sillón, Hårdek que se suponía estaba durmiendo llegó llorando nombrando a su papá Camus y cuando Ikki lo quiso cargar el bebé hizo un gran berrinche como nunca antes. Sin saberlo Camus tenía un pequeño aliadito cerca de Seiya.


 


Seiya lo miró directo a los ojos, estaba escuchando las palabras que pensó viviría con ese hombre hace trece años, hace dos y ahora sin esperarlo, de la nada había vuelto a su vida jurándole amarlo, pero había un inconveniente, uno muy muy grande. - Yo ya tengo una familia Ikki…


Después de un largo rato de tratar de asimilar lo que Seiya había dicho, respondió. - Creo que llegué trece años tarde. — Aseveró con tristeza, en el momento que solicitó poder ver el libro de registros del pequeño hotel en Lisboa hubo un momento en que pensó que tenía una pequeñísima oportunidad de volver a él, ahora Seiya le confirmaba todo lo contrario a lo que él había pensado, Seiya se había ido a despedir de su recuerdo.


No habiendo más nada que decir, Ikki se levantó de su asiento. - Te mantendrás solo. — No quiso responder lo obvio, era mucho el tiempo transcurrido e Ikki lo sabía.


- Me conoces muy bien. — Por su parte entendió lo que Seiya esperaba de él, la oportunidad de dejarlo ser feliz, apartado de él y su recuerdo y ya no insistió más.


- No, creo que nunca llegué a conocerte realmente, lo que sí sé es que no está en tu personalidad seguir ordenes, no está en ti, así que sería por demás absurdo pedirte que busques a alguien, sería una pérdida de tiempo.


- ¿Eres feliz? — Se quiso asegurar con profunda tristeza en su corazón.


- Sí, mucho. – No había duda, sus ojos brillaban radiantes como hace mucho brillaron por él.


Caminó a la salida comprendiendo que también él debía cerrar ese capítulo en su vida tal como lo había hecho Seiya aun sabiendo que su recuerdo lo perseguiría por siempre, qué ahora era él quién lo necesitaba en su vida y ya no había manera de tenerlo nuevamente, había decidido volver demasiado tarde y ya no había nada más que hacer, el corazón del castaño ya tenía dueño y no era él. - Te deseo lo mejor. – Lo miró una última vez robándole un último beso también.


- Y yo a ti. – Le dijo cuándo Ikki se alejó y se fue para no volver.


 


Después de haberse despedido de Seiya, Ikki se dedicó a viajar por el mundo tal cual ave fénix, todo bajo las normas del santuario, sin embargo, en seis años que habían pasado ya no había tenido ninguna relación estable hasta ese momento, parejas había tenido muchas, pero nada serio. Cuando se dio cuenta que lo que Seiya le daba era amor fue demasiado tarde cuando regresó a él, ahora ya no había confusión en su corazón, pero había renunciado al amor que Seiya le daba de la peor manera cuando éste se había entregado a él en cuerpo y alma y ahora tenía claro que sí la vida le daba otra oportunidad de reencontrarse con el amor lo cuidaría como debió haberlo hecho con Seiya, porque el amor se debe proteger, alimentarlo día a día con detalles, con cariño no solo para acrecentarlo sino para poder preservarlo.


Hyoga por su parte demostró su amor por el peliverde de todas las formas que le fue posible, después de que les entregaran a la pequeña Ross en adopción se regresaron a vivir a Siberia, allá les dedicó tiempo y pudieron complementarse y adaptarse a su nueva vida de padres, apoyaba a su esposo en todo lo que podía, porque aunque era feliz de tener a su hija Shun se sentía muy triste, él siempre había pensado que si Seiya hubiera vuelto con Ikki, ellos como hermanos se hubieran reencontrado y otra sería la vida de todos ellos, pero no podía esperar a que Seiya cambiara de decisión cuando Camus ya estaba en su vida.


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


- Ya llegué…¡¡Vámonos!!


- Papi…tardaste mucho.


- Hårdek se abalanzó sobre su padre el cual lo recibió en brazos. - Sí hijo, el vuelo llegó retrasado y el equipaje estaba extraviado, nos tomó como una hora en ubicarlo y luego los llevé a la casa.


- Ya está todo listo, voy a avisarle a mi papá Seiya.


- Ok amor, mientras yo voy subiendo el equipaje.


Cincuenta minutos después ya estaban en la autopista, iban escuchando música relajada, Hårdek se había quedado dormido después de haber estado jugando con el celular de Seiya, Camus manejaba a velocidad moderada y Seiya lo observaba.


- ¿Qué te pasa? Has estado muy callado desde que salimos. – Preguntó Camus después de sentir la insistente mirada del castaño.


- Mmmmmmjjjjjj. – Suspiró largamente. - Pensaba en dónde estaríamos ahora si me hubieras dejado plantado hace seis años.


- Mmmmmmjjjjjj. – También suspiró largamente. - Jamás te hubiera dejado plantado. – Ya se lo había hecho saber, pero todo indicaba que Seiya no podía olvidar que lo dejo esperando por él por más de veinticinco minutos. - Regresé por ti, porque te amo. Pero si por algún motivo no pudiéramos estar juntos yo hubiera regresado al santuario a pasar mis días ahí hasta que la muerte me encontrara una vez más. – Respondió seguro de sus palabras. - ¿Y tú?


- No sé, hubiera seguido trabajando en Tokio cuidando de nuestro hijo, pero solo. – Después de unos minutos de reflexionar se atrevió a preguntar algo que había pensado en más de una ocasión y aunque no le generaba celos siempre quiso preguntarle a su esposo del por qué no regresó con su antiguo amor. - Y Milo. ¿Hubieras podido regresar con él?


Camus desvió un poco su mirada del camino, tomó la mano de Seiya para besarle el dorso, después muy seguro le dijo: - Si antes de conocerte a ti no lo hice, después de ti sería imposible.


Completamente satisfecho con la respuesta sonrió, sabía que lo amaba, desde aquella vez que se fue para darle la oportunidad de ser feliz con Ikki como erróneamente pensó.


 


 


 


 


 


 


 


 


 


- Por favor Shiryū, por favor pídele al juez que me dé otros quince minutos, él va a venir, no me va a dejar así. – Caminó para ver por la ventana, el jardín lucía hermoso y todos esperaban reunidos para dar inicio a la celebración. Algunos empezaban a impacientarse.


- No me puede dejar así, no ve va a dejar plantado, me dijo que me amaba, él me dijo que me amaba.


- Te lo dije porque es verdad… – Su voz los hizo regresar la mirada hacia la puerta donde estaba parado. - Te amo.


- Volviste. – Seiya caminó algo inseguro hacía Camus, estaba feliz de saber que había vuelto, pero de pronto un montón de incertidumbre lo invadió. - Perdóname, yo no sabía…


Shiryū se quedó en la puerta aguardando, rogaba a todos los dioses por una reconciliación, Camus caminó encontrándose con Seiya a media habitación, le preguntó lo único que necesitaba saber. – Tú… ¿Me amas?


- Sí, te amo. – Respondió con toda la convicción que pudo demostrar, aunque el nudo en su garganta lo estaba traicionando.


- A pesar de todo, a pesar de lo que viste. – Se refería al beso con Milo.


- Sobre todo por lo que vi, me dijiste que te harías a un lado de ser necesario si tu presencia empañaba mi felicidad y lo cumpliste, pero mi felicidad eres tú y Hårdek.


- ¿Estás seguro? vine aquí dispuesto a hacer frente a los invitados, a decir que…


- Te amo, mi alma y mi cuerpo te pertenecen. – Rodeó su cuello mientras le hablaba, unió sus labios en un súper necesitado beso. - Todo mi corazón es para ti Camus. – Se confesó sin poder contener sus lágrimas. - Perdóname por haber dudado, por no haber sido sincero contigo.


Camus se inclinó para profundizar el beso, era lo único que necesitaba escuchar de los labios que ahora besaba para saber que no solo era una opción, talvez en algún momento lo fue, poco a poco se había ganado el corazón de Seiya convirtiéndose en lo más importante de su vida junto a Hårdek. - Todo mi corazón es para ti Seiya, te amo demasiado para obligarte a casarte conmigo y que fueras infeliz.


Shiryū salió de la habitación para darles un poco de privacidad y el tiempo suficiente para controlar la desbordada emoción que sentían en ese instante. Bajó a avisar a todos que en unos momentos más los novios se harían presentes y la boda se realizaría como estaba previsto y todos esperaban.


Después de unos minutos los novios se presentaron ante sus amigos, el juez legalizó su unión y con un beso de amor se prometieron amarse, comprenderse y cuidarse mutuamente, completamente seguros de que el corazón del otro les pertenecía en su totalidad. Y ahí estaban ellos, Camus el hombre de indescifrables sentimientos se encontraba sonriendo y posando para una foto con su hijo en brazos, Seiya con su hermosa sonrisa era capaz de iluminar con su mirada llena de amor el corazón de su ahora esposo asegurándole que jamás volvería a sentir ese frío que por años experimentó.


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


Es verdad que por unos breves instantes somos capaces de cambiar nuestro destino, no sabemos si es para bien o para mal, pero al final si no nos arriesgamos no sabremos si pudimos alcanzar la felicidad.


Camus se había dado la oportunidad de vivir ese sentimiento por el que había muerto en tres ocasiones, se dejó inundar por el amor que encontró en Seiya y de paso le enseñó a él que el amor no se puede forzar, simplemente llega a uno cuando menos lo espera, talvez de quien menos se espera, pero Seiya sabía mucho de amar a pesar de vivir en soledad durante trece años después de haberlo tenido por tiempo tan breve y ahora lo vivía intensamente.


Y no es que la felicidad la debemos buscar día a día, en cada cosa que hacemos… Después de todo la vida de una persona se puede resumir en BREVES MEMORIAS.


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 

Notas finales:

Otra vez gracias por leer, nos vemos en la próxima historia.

 

Espero saber qué les pareció.


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