Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

BREVES MEMORIAS por MINARAI

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Lo lamento, si alguién revisó y notó que volví a subir el capítulo 5. Ahora si en serio ya sigue el seis. Sorry.

CAPÍTULO 6. Loco extraño.

- Camus, hace cuánto estás ahí, no sentí tu presencia – Seiya miró de rápido hacía la puerta y vio la figura de Camus ahí parado, apenas le sonrió, después de cambiar a su hijo corría por el cuarto preparando la pañalera, antes de ir a la oficina debía llevar al bebé con Miho para que lo cuidara hasta que él regresara. - ¿Pasa algo? – Le tuvo que preguntar al ver que no se movía del mismo lugar ni decía nada.

- No, todo está bien, escuché su llanto y pensé que estaba solo. – Mentalmente se reprendió.

 - Oh, siento si te despertó, lo estoy cambiando de ropa y llora porque no le doy su biberón. – Hablaba mientras guardaba las cosas que había ocupado. Después de una ardua negociación con Saori, el castaño logró retener al bebé mientras se hacían los trámites para adoptarlo, el bebé aun no estaba registrado y eso fue de mucha ayuda. Así que cuando regresaron a Japón se fue a vivir a la mansión junto con los demás, era una de las condiciones impuestas por la Diosa para que pudiera conservarlo con él, entre todos le ayudarían a adaptarse al cambio y después de un tiempo podría irse a vivir a un nuevo departamento acondicionado para tener a su hijo.

- Nada de eso, iba al comedor. – No sabía si acercarse o no, no era propio de él inmiscuirse en nada y ahora estaba dudando, quería ver al pequeñito.

- Lo quieres cargar.

- No, yo no sabría cómo…

Volvió a sonreírle, con mucho cuidado sacó al bebé de su cuna y lo depositó en los fuertes brazos del dorado.

No sabía cómo sentirse, todo era muy extraño para él, pero nada incomodo - Es…es muy pequeñito.

- Da miedo hacerle daño ¿verdad? – Le acercó el biberón a su boquita e hizo moción con una mirada para que Camus lo alimentara.

Acomodó de mejor manera al bebé entre sus brazos y le dio a beber la leche tibia - Sí, luce tan frágil que parece que se va a romper.

- Yo también sentí lo mismo las primeras veces que lo cargué, pero ya no, mi hijo es fuerte – Se sentía muy orgulloso de llamarlo así.

- Ya lo creo que sí, digno hijo tuyo. – Habló sin pensarlo. - ¿Ya sabes cómo lo vas a llamar?

- Sí, lo discutíamos justo antes de que llegaras – Sonreía, no podía evitarlo, desde que el pequeño bebé llegó a su vida el brillo en sus ojos también volvió. - Hårdek, su nombre será Hårdek.

- Excelente elección, fuerte como el roble.

- Sí, a él también le gusta ¿verdad hijo? – Se acercó para depositar un besito en su cabecita, ya había terminado su leche – Préstamelo, debe sacar el airecito – Se acomodó en la mecedora y al bebé lo sentó erguido, lo apoyó contra su pecho y con bastante facilidad lo reposó sobre su hombro, sosteniéndolo con una mano y con la otra fue dándole suaves palmaditas en la espalda con la palma de la mano ligeramente curveada. - Airecito, airecito sal de ahí, sal de ahí, sé bueno conmigo, sé bueno conmigo y déjame dormir. - Meciéndose suavemente le cantaba con cariño.

Camus lo escuchó fascinado, para evitar mirarlo tocó el móvil que colgaba en la cuna del bebé eran pequeñas figuritas de ponys, había también dos pequeños y suaves muñequitos y uno más grande - ¿cuál es su doudou?

- ¿Cómo? – Preguntó algo confundido, no había escuchado antes ese término.

- Con el que le gusta dormir, su preferido.

- Oh, todavía no tiene, ninguno le gusta y mira que todos sus tíos le han traído varios, pero los peluches lo hacen estornudar y por eso los aleje de él, parece ser alérgico a ellos.

- burrrrrrrrrrrrrrrrrrrrp – Un estruendoso sonido salió de la pequeña boquita haciéndolos reír, el bebé había sacado semejante eructote.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Conforme pasaban los meses todos se acoplaban al nuevo miembro de la familia y él a ellos, Shiryū notó un cambio positivo en el castaño, lo veía riendo continuamente, haciendo bromas y muy ocupado con su hijo y su trabajo, leía revistas acerca del cuidado de un bebé y estaba en proceso de rentar un departamento, creía que ya era momento de vivir sólo con su hijo y adaptarse a su vida como padre de familia, sin duda alguna había volcado hacía él bebé todo el amor que era capaz de dar. Saori lo descartó por completo de cualquier misión dado que ahora tenía una gran responsabilidad y no podía exponerlo a ningún tipo de peligro en las misiones encomendadas.

Hyoga por su parte también notó un cambio diametralmente significativo en nada más ni nada menos que su insociable maestro. Camus por alguna razón desconocida se había hospedado en la mansión por más tiempo del que cualquiera pudiera esperar de él, no había nada que justificara su presencia ahí a menos que hubiera sido a petición de Saori, Shiryū había anunciado su partida a china, Shun y Hyoga se habían mantenido ahí no solo para apoyar a Seiya, sino por la misma presencia de su maestro con quién mantenía comunicación escrita más no presencial pues era complicado por no decir imposible reunirse con él y ahora que seguía como huésped en la mansión quería aprovechar todo el tiempo posible con él. Jabú iba de vez en cuando y Saori habiéndose casado con Julián Solo estaba de viaje en Grecia, Miho también visitaba la mansión con mayor frecuencia de la acostumbrada con el pretexto de ayudar a cuidar a Hårdek.

- Mira quién está allá bebé — Seiya caminaba por el jardín con su pequeño hijito - Hola maestro Camus — levantó su bracito y lo meneó como saludando.

Camus sonrió visiblemente al verlos caminar en su dirección - Hola Hårdek ¿cómo te encuentras?

- Ba ba ba da ba da.

- Quiere decir que muy bien porque está con su papá y preguntó cómo estás tú — Seiya hizo la traducción.

- Todo eso dijo — Preguntó divertido.

- Sí, en el idioma bebé con dos balbuceos pueden decir muchas cosas — Sonrió.

- ¿Y ya lo dominas?

- A la perfección.

- Ya veo. Pues yo estoy muy bien Hårdek, disfrutando del sol de la mañana. — Se dirigió al bebé cómo su realmente estuvieran conversando.

- Ba ba ba da ba da ba.

- También tú disfrutas del solecito.

- Ba ba ba da ba.

— Volvió a reír - ¿Van a salir? — Preguntó al ver la mochila en la espalda del castaño.

- No, venimos de ver otra casa — Llevaban un mes buscando el lugar correcto para mudarse y nada había que lo convenciera por completo, el castaño era demasiado quisquilloso y delicado para algunas cosas que consideraba importantes para él y con su hijo más aún.

- Así de bien va el asunto.

- Ya sé y debo encontrar algo ya porque Hyoga y Shun ya se van en una semana a Siberia y solo Zeus sabe cuándo regresarán.

- Algo me comentó Hyoga, pero que tiene que ver con que tú encuentres casa.

- La mudanza, ellos me van ayudar a llevar las cosas que ya tengo y Shun me iba acompañar a comprar lo que faltará, pero no creo que de tiempo de nada.

- Sé que no es lo mismo, pero si así lo deseas yo te puedo ayudar con eso, la próxima semana me voy a Grecia y estaré de vuelta en quince días, cuando regrese y si aún no has comprado nada cuenta conmigo.

- En serio, wow sí te voy a tomar la palabra, es qué no sé si comprarla o rentarla y tampoco sé si la que está cerca del parque o la que tiene el jardín más grande.

- Y por qué tanta prisa, acaso ya te pidieron que te vayas.

- No, si por Saori fuera nos tendría a todos viviendo aquí, pero ya no puedo esperar para iniciar mi vida en nuestra casa, un lugar para nosotros - Abrazó al bebé y le dio un beso en su mejilla.

- Entiendo, y si me lo permites ¿te puedo dar un consejo?

- Sí dime.

- Si tú deseo es vivir en tu propio espacio renta la casa que más se acerque a lo que quieres y sigue buscando, en algún lugar debe estar la casa de tus sueños.

- Si verdad, tienes razón en eso, mejor seguiré buscando y mientras rentaremos la del jardín más grande. — Respondió emocionado ante la perspectiva. - Necesitamos una casa grande con un jardín muy muy grande porque nuestra familia es muy grande.

Camus lo miró curioso, según sabía solo eran ellos dos, al verlo a los ojos le sonrió al responder - Es que somos Hårdek, cafecito y yo, pero vamos a tener un perro, un gato y talvez un pececito.

- Jajajajajaja — Río abiertamente, sus músculos de la cara se empezaban a acostumbrar a ello - Así que se llama cafecito — Señaló el oso que él bebé traía bajo su brazo.

- Sí es su doudou, lo ama con pasión y locura, creo que lo quiere más que a mí. — El peluche en cuestión era un hermoso oso pardo vestido de guardabosques con sombrero y todo, se lo había regalado Camus cuando volvió de su última misión, que al parecer incluía buscar un oso hipo alergénico porque Hårdek era alérgico. Camus estaba muy satisfecho de haberlo llevado, dudaba de hacerlo porque todos sus tíos le habían regalado infinidad de peluches y ninguno aceptaba hasta que llegó "cafecito" como le habían nombrado y logró crear un vínculo con él.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cómo estaba previsto Camus se fue de viaje a principios de semana y Seiya se mudó a su nueva casa ayudado por Hyoga y Shun, había ido a despedirlos porque esa misma tarde partían de vuelta a Siberia. También había llegado un nuevo huésped a la mansión.

- ¿Sabes si va a regresar a Tokio? - Milo se refirió al discípulo de su cubito como solía llamarlo.

- No me dijo. — Algo apenado respondió el rubio.

- Sí, viene en quince días — Sorprendió a todos con su respuesta y es que no era normal que él tuviera esa información y no el rubio.

Todos lo miraron cuando además amplió la información - Fue a Grecia a petición del patriarca.

- Ok.

 

 

 

 

Al cabo de quince días el guardián de Acuario volvió a Japón, en la mansión estaba hospedado Milo únicamente, se había quedado con la esperanza de reencontrarse con él, hace mucho había decidido hacer a un lado su orgullo, lo único que deseaba era recuperar la amistad tan íntima que hubo alguna vez con su Camus.  La servidumbre se mantenía de forma permanente porque siempre iban y venían caballeros desde cualquier parte del mundo.

- Buenos días, ¿qué tal el viaje?

Sorprendido por la presencia del escorpión se limitó a responder al saludo - Buenos días.

Conociéndolo de antaño no tomó a mal su fría y corta respuesta, así era él - Hice café – Le acercó una taza humeante.

La señora del servicio entró en ese momento preguntando que deseaban almorzar.

- Gracias, ya voy de salida.

- ¿Se puede saber a dónde? – De verdad estaba decepcionado, pensó que podrían salir a comer en alguna parte, conocer un poco de esa ciudad y hablar, era lo que más deseaba.

- Hice un compromiso con antelación – Camus nunca daba explicaciones, se movía a su propio tiempo y el escorpión lo sabía. - Gracias por el café. – Depositó la taza de porcelana en el fregadero y salió de ahí.

 

 

 

 

Seiya caminaba de un lado a otro terminando de preparar la mochila para salir, veía su reloj y revisaba su celular por si hubiera llegado un mensaje sin escucharlo.

- Din don, din don — Seiya corrió a la puerta, pero en vez de la persona que esperaba era otro el que había llamado, al abrir casi grito – ¡¡Camus!! – Su voz se escuchó algo decepcionada - ¿cuándo llegaste? Pasa. – Se hizo a un lado con el niño en brazos para que ingresara el recién llegado.

- Hola, a mí también me da gusto verte – Sonrió.

- Oh, es que no esperaba verte a ti – Guardó silencio de pronto cuando vio la sonrisa del mayor - No quise decir eso – Se puso todo rojito - Es que esperaba que fuera Miho, quedó de pasar por Hårdek porque lo iba a cuidar unas horas y no ha llegado y ya se me hizo tarde.

- No sabía que trabajabas también los sábados.

- Generalmente no, pero hoy nos reuniremos porque estamos algo atrasados por un problema que hubo y se hicieron cambios y debo ir a imprimir planos y…

- Ok, ok, porque no me dejas al bebé hasta que Miho llegué por él y te vas de una vez – La urgencia en el castaño era palpable, así que ofreció hacerla de niñero.

- ¡¡De verdad!! ¡¡lo dices en serio!!

- ¿Alguna vez te he mentido? – Respondió seriamente y después sonrió. - Por supuesto que hablo en serio.

- Gracias, gracias, gracias. – Le entregó al bebé en sus brazos y le indicó donde estaba la mochila ya preparada con los biberones listos - ya casi es hora de su primer biberón.

- Corre antes de que se te haga más tarde, nosotros esperamos a Miho. – Se fue a sentar a lado de la mochila para buscar el biberón del bebé y darle de comer.

Seiya fue por su porta planos cilíndrico, una mochila, las llaves del coche y su celular, se acercó a ellos, depositó un besito en la frente del bebé despidiéndose de él. – Gracias por tu apoyo - agradeció nuevamente a Camus y sin pensarlo siquiera le plantó un beso en la mejilla, caminó hacia la puerta y se fue a toda velocidad sin darle tiempo de decir nada.

Camus atónito ante lo que acababa de suceder solo atinó a tocar con la palma de su mano el lugar exacto donde Seiya lo había besado, había sido solo un leve y efímero contacto, aun así, él lo sentía como una dulce caricia directo a su corazón.

 

 

 

 

Seiya arribó a su casa seis horas más tarde, últimamente siempre andaba corriendo por todo. Abrió la puerta y no vio a nadie, caminó hasta la sala y encontró a Camus completamente tendido sobre la alfombra jugando con el bebé, le había colocado un pequeño gimnasio y piano pataditas, el bebé debía tocar con sus pies las teclas del piano mientras con sus manos se entretenía al tocar las figuras que colgaban del móvil colocado en forma de arco sobre él. Camus se lo iba a entregar esa misma mañana al castaño, pero después de como salió corriendo a su trabajo no hubo tiempo de nada y decidió jugar con el bebé. - Ba, ba, ba, ba. – Tan entretenidos estaban que no lo vieron llegar, el bebé balbuceaba y reía, Camus le sobaba su pancita y lo incitaba a tocar las pequeñas figuras colgantes. - Ba, ba, ba.

- Veo que encontraste como entretenerlo.

- Algo así. ¿Cómo te fue?

- Bien, terminamos todos los pendientes.

- Que bien.

- Camus, no sé cómo agradecerte, te juró que me salvaste al quedarte a cuidar a mi bebé. – Seiya lucía todo apenado, prácticamente le había quitado toda la mañana y parte de la tarde. - Se suponía que tenía todo resuelto, Miho me dijo que pasaría por Hårdek para cuidarlo y yo pasaría a recogerlo cuando terminara mi reunión.

- No te preocupes, habló apenas te fuiste y dijo que tuvo una emergencia, esperaba que le llevaras al bebé al orfanato, pero le dije que yo lo cuidaría hasta que tú volvieras. – Camus notó que Miho se sintió aliviada cuando le dijo que él cuidaría de Hårdek, pero no lo comentó con el castaño.

- En la oficina hay guardería y allá lo llevo, pero solo hay servicio de lunes a viernes, por eso le pedí el favor a Miho.

- Bueno eso ya no tiene importancia, de hecho, venía porque quedé de ayudarte a comprar tus muebles y veo que no lo has hecho.

- Te esperaba para que me ayudes a elegir, pero ya es tarde ¿no?

- Si no estás muy cansado podemos ir a ver algunos ahora y mañana seguimos, ¿qué dices?

- Me parece genial si me permites invitarte a comer, yo muero de hambre.

- Acepto.

Seiya se fue a lavar las manos y mientras Camus recogía los juguetes del bebé el castaño preparó la mochila, tomó a cafecito y salieron a comer, después fueron a visitar algunas tiendas de muebles, como ya era tarde se fueron a tomar un café y casi en todo el tiempo que pasaron juntos Camus llevó al bebé en sus brazos, ya en la noche los fue a dejar a su casa, Seiya insistió en que se llevara su auto pues Camus no tenía uno, de cualquier manera, iría por ellos al día siguiente.

Camus llegó esa noche a la mansión con una sonrisa en los labios y un caos en su corazón, sabía bien que no tenía ningún derecho de sentir lo que sentía y menos de decir nada, después de todo apenas si empezaban a tratarse y Seiya era tan indiferente con él en ese aspecto que lo hacía pensar que tal vez no hablarían si no fuera por la manera tan fresca y despreocupada de ser del castaño, hablaba con él como hablaba con Aioria o Aldebarán, por ejemplo. No había el más mínimo indicio por parte del castaño de querer algo diferente con él y eso no era nada bueno después de empezar a aceptar que sí tenía sentimientos por Seiya y además estaba dispuesto a vivirlos.

- Vas a cenar – Ya era muy tarde para ello, pero Milo lo había esperado.

- No gracias, ya cené – Iba a pasar de largo hasta su habitación, la voz del escorpión lo detuvo.

- ¿Podemos hablar?

- Si es de lo mismo…será mejor que no.

 

 

 

 

Notas finales:

Disculpen las molestias ocasionadas y gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).