Túeres el amor de mi vida
Kakashi no podía dejar de mirar a su novio. Iruka parecía tan feliz en el agua, entrenando y nadando en la piscina de su comité olímpico para ir junto a él y no dejar la diversión solo para el de cabello plateado, según su novio de cabello largo.
Kakashi mismo ya estaba clasificado por el equipo de tenis de su país e Iruka por el equipo de natación (ambos eran los mejores en su disciplina si le preguntabas a Kakashi) pero siempre se tomaba un tiempo para mirar al amor de su vida estar en el elemento del cual realmente pertenece.
El cabello largo y esa cicatriz que tuvo en un accidente (accidente que lamenta y da gracias a la vez porque fue gracias a eso que conoció a Iruka pero que a su vez dejó huérfano a su amor) hacían de él una belleza exótica, pero lo que más amaba Kakashi era su forma de ser. Iruka era el hombre más maravilloso que pudo haber conocido, era voluntario en una piscina local y en la organización de caridad que lo acogió. El vigor y la energía que contagiaba, su afán de salvar al mundo un huérfano a la vez y reír y sonreír hasta en los momentos más tristes hacían de Iruka el hombre más maravilloso del mundo.
El anillo que tenía guardado en maleta solo aseguraba su amor y devoción hacia el otro hombre. Ahora solo estaba esperando el momento adecuado para pedirle a Iruka ser parte de su familia para siempre, el compartir su amor y convertirlo en su hogar fe aquí hasta cuando ya sean ancianos.
E Iruka, ya sabiendo que Kakashi ya estaba ahí mirando su entrenamiento (que no era nada especial pero para Kakashi sí, según él) hizo lo mejor que pudo. La energía electrizante que le daba su novio le era suficiente para recargar sus brazos cansados y seguir hasta dar lo mejor de sí. El hombre unos años mayor no sabía, pero Kakashi lo había salvado y le había dado un hogar que creía perdido. Y lo que más impactaba a Iruka era que nunca pensó en amar tanto a otra persona, ni en sus sueños tan locos pensó el sentir tanto amor, cariño y felicidad al estar con otro ser humano.
Y ya haciendo un descanso, Iruka finalmente salió de la piscina para encontrar al hombre de su vida.
-Iruka, me sorprendes cada día amor. Estoy seguro que llevarás esa medalla de oro con nosotros.-
-Kakashi, idiota. Este es solo el entrenamiento y no hay que desmerecer a los otros competidores. Todos llegaron a competir porque son los mejores de su nación.-
Kakashi, riendo por los dichos de su novio y enamorado un poco más, solo atinó a besar a Iruka para ir a su propio entrenamiento. Iruka no era el único atleta olímpico.
Y el de cabello castaño solo negó con la cabeza y salió de la piscina para hidratarse y descansar los músculos.
☆☆☆
Kakashi estaba ansioso y nervioso. ¡Iruka acababa de ganar el oro! No podía estar más feliz y, por pura imprudencia tomó una pequeña caja de su bolso y fue corriendo a abrazar a quien sería su futuro marido, de eso estaba seguro.
Iruka no podía más de la dicha, quería llorar, reír, saltar pero también quería a Kakashi junto a él, quería abrazarlo, quería besarlo y cuando vio a su amor correr hacia él, no pudo aguantar la emoción y lo besó profundamente.
El otro hombre sin esperar más, se arrodilló y con la pequeña caja entre sus dedos y temblando de la emoción, preguntó.
-Iruka, eres el amor de mi vida. Te amo tanto que no existen palabras y mi corazón se agranda cada vez que te veo, por eso Iruka te pregunto. Iruka, ¿te quieres casar conmigo?-
Iruka solo pudo llorar, asentir y besar y abrazar a su ahora prometido. Este día es, sin duda, de los mejores que haya tenido.
Al día siguiente, los diarios, periódicos, la televisión y más mostraban las imágenes del amor de ambos y quedando como uno de los momentos más importantes e impactantes de las olimpiadas de ese año.
Fin.
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