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Scare To Be Lonely [Simbaxkovu] por Nightmarefrexy

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Notas del fanfic:

Todos los derechos reservados.

Los personajes pertenecientes a la pelicula *El Rey Leon* y *El Rey Leon 2* nos son de mi autoria, son completamente propiedad de Disney.

¡¡¡Advertencia!!!
Esto es un fanfic ChicoxChico,ademas de ser ciertamente zofilico, dado que los personajes conservan su formas originales. Si no es de tu agrado este genero has favor de retirarte en este instante, evita malos entendidos.

Argumento.

La historia será narrada en un universo donde Simba y Kovu tienen la misma edad.
Mufasa vive.
Las relaciones homosexuales están permitidas únicamente para aquellos casos especiales en donde uno o ambos leones involucrados posean características andromorficas (genitales inversos Hombres con vagina o Mujeres con Pene, o que se posean ambos genitales). (Fanservice xd).

Notas del capitulo:

Durante mi adolescencia descubrí que el mundo del furry fandom y los ships de mis películas favoritas eran unos de mis hobbies favoritos, sobre todo el imaginarme e ilusionarme con novelas o relatos magníficos sobre estos universos era uno de mis mayores anhelos, y hoy me encuentro aquí, buscando transformar esta enmienda en realidad a través de mi expresión. Y muy a pesar de que no sea el mejor ni el mas talentoso, espero firmemente que este ansiado proyecto se complete y sea apreciado por aquellos que les guste y plazca.

Prólogo.

—no puedes simplemente irte —dijo Zira— hemos planeado esto por mas de cinco años.
—habrás planeado querrás decir, nunca por un momento has pensado en mi y siempre buscas el beneficio y eso es precisamente uno de los tantos motivos por lo que parto —dijo Kovu.

Una sonrisa fría y torcida salió del hocico de la leona, no seria tan fácil de chantajear.

—pero es que acaso has madurado —rio— no eres mas que un mundano cachorro que busca la autocomplacencia en otro lugar —insinuó.
—lo que he descifrado con los años es sumamente claro, y eso es precisamente lo que me impide crecer en este lugar. He entendido que la avaricia y soberbia tuya no deben envenenarme mas, estoy cansado de ser un soldado, un peón solitario en tu juego, en donde mis hermanos no son mas que marionetas impulsadas por el odio que buscan sembrarlo en mi —dijo— pero he conocido a alguien, y aunque no recuerde mi existencia, he experimentado lo que se siente ser protegido y procurado, lo que es algo escaso por aquí, y no pienso seguir desperdiciando mi vida junto a seres que simplemente no pueden abandonar el pasado y vivir el presente.

Kovu habia dicho mas que suficiente, siquiera espero una contra respuesta, tan solo giro su cuerpo rumbo a las praderas.

¿Seria acaso una desmesurada situación acercarse? Que mas da. Después de todo, quien vislumbraría a alguien como el, pensó Kovu.

Kovu miraba el horizonte con añoranza, un aterciopelado atardecer rojizo cubría las praderas con gran majestuosidad, un digno paisaje que admirar. Sin embargo la mente distante del joven león se encontraba pensativa, ¿Qué seria de el ahora?, ¿a donde iría?, ¿seria capaz de ir junto a su amor platónico?, estas y un sin fin de preguntas revoloteaban en su mente.

Kovu lo reflexiono por un momento, era demasiado tarde para arrepentirse. Y ahora debía subirse bien esos pantalones y cumplir su cometido. Y sin titubear tomo rumbo hacia la roca del rey.

 

🌟UNO🌟

Simba estiro la pereza sobre su cuerpo al salir de la roca del rey, los pequeños rastros de melena que se asomaban sobre el maravillo pelaje dorado, se erizaron al contacto con el fresco aire del alba.

La mirada del joven león se posó sobre la peculiar hilera que siendo acomodada por sus progenitores se iba formando alrededor de la parte baja de la roca.

Las leonas alineadas, todas y cada una de ellas escogidas entre la multitud por sus padres como mejores prospectos a esposas, se encontraban revoloteando de la emoción, dado que cualquiera de ellas podía aspirar a reina; forzaban el cuerpo a permanecer en calma y se esforzaban por soltar el mejor olor para el joven león.

Simba bajo presuroso la roca para posicionarse junto a sus padres, justo al frente de la muchedumbre y la hilera de leonas.

—Henos aquí, el tan esperado día para el primogénito real ha llegado. Un momento crucial para la perseverancia del ciclo de la vida —anunció a viva voz Zazú desde el hombro de Mufasa— todas y cada una de las mujeres aquí propuestas serán avistadas por el joven príncipe, y bajo su consideración, gusto y preferencias seleccionara a la afortunada princesa del reino.

Simba busco con emoción a Nala, una leona que desde cachorro había sido su mejor amiga y que sin duda había considerado que era su mejor opción como reina y progenitora de sus hijos.

Sin embargo, amarga sorpresa que se llevó el león al no poder divisar a tan apreciada Nala entre la hilera de leonas frente a él.

—Ha rechazado el ofrecimiento al puesto —dijo Sarabi en voz baja para Simba.

—Pero ha dicho porque —preguntó.

-—Solo ha dicho que no estaba preparada para tan importante responsabilidad.

Aquella respuesta saco de sus casillas al joven príncipe, ¿sería acaso que Nala ya no era más su amiga?, o tan solo un acto de rebeldía para fastidiarlo. Cualquiera que fuera la respuesta debía hacérsela en cuanto la viera, y eso debía ser lo más pronto posible.

Simba dispersó a la multitud en un intento de esperar a Nala para proclamarla como su pareja. Mufasa miró severo al león, advirtiéndole "Antes de la época de reproducción el primogénito real, deberá hacer saber al reino su pareja para la temporada, tenlo más que presente".

Simba asintió nervioso y angustiado, debía dirigirse lo antes posible a buscar a Nala, para resolver esta presunta actitud distante que parecía tener Nala y quizá, convencerla de volverse su pareja.

Por lo que el joven león, salió disparado rumbo a donde Nala para solucionar todo este embrollo.

☆¤《————》¤☆

Sarafina se encontraba recostada debajo de la sombra de un árbol sobre una pequeña roca que permitía tener una altura media para observar con claridad el horizonte y unas partes de las praderas.

— ¡Ho!, Hola Simba, ha pasado un tiempo —dijo incorporándose— que puedo hacer por ti.

—He venido a buscar a Nala, ha faltado a la selección de prometida de esta mañana y he venido a darle una buena reprimenda por haberme dejado solo en una elección tan difícil —jugueteo Simba.

—Oh, lo siento Simba, Nala ha partido de las praderas —exclamo— hace unas cuantas horas que ha partido junto a los Silvestres.

Hacia cerca de un lustro que un pequeño grupo de leones había llegado a los lares de las praderas, agonizantes y hambrientos suplicaron refugio y alimento al rey; Mufasa, cual benevolente soberano, otorgo la petición bajo la condición de cuidado extremo y cautela a sus súbditos, dado que los rumores abundantes de las lejanías del reino, no eran demasiado agradables que se pudiera decir, la desgracia y muerte asechaban en tan lúgubres relatos.

Sin embargo, pareciera que aquellas terroríficas historias no eran más que mitos, surgidos por la ignorancia e intolerancia a lo diferente, puesto que la gran mayoría de estos grupos de los alrededores de las praderas, no eran más que grupos rezagados de leones, en donde se implantaban aquellos leones "rechazados", aquellos que no eran capaces de valerse por ellos y era requerimiento que alguien cuidara de ellos ; o que estaban en contra de la impunidad y corrupción sobre el pueblo, provocando que los distintos monarcas y Alphas de los reinados tuvieran que simplemente exiliarlos de sus tierras, arrinconándolos a las tierras de nadie donde no podían ser perseguidos o asesinados.

Tan solo se tenía reconocimiento de unos cuantos grupos de "rechazados", las Silvestres entre ellos. Por lo que el rey, indignado y misericordioso, mando a encontrar a todos aquellos grupos para poder unificar el reinado, y formar un refugio para todos aquellos que no eran bienvenidos en los demás reinados.

Simba recordó vagamente, un momento de su niñez. Junto a su padre observo el amanecer sobre las praderas, donde los colores rojizos y amarillentos invadían la calma matutina del reino. Simba desvió la mirada a su padre, lo notaba serio y pensativo, algo raro en él, y aún más por las mañanas, donde solía estar emocionado y sonriente para dar su siguiente lección a Simba.

—Simba —dijo mufasa—hoy es un día importante.

—! Enserio ¡—revolotearon las ideas por la mente del cachorro sobre lo que significarían aquellas palabras.

—Hoy te instruiré en el arte de la diplomacia y soberanía, un tema complicado, a decir verdad —jugueteo Mufasa

—Nada que no pueda entender —mencionó soberbio

—De acuerdo —dio un primer suspiro— debes entender que el mundo no es lugar mágico y feliz, todos y cada uno de los seres que se arrastran y vuelan sobre este mundo tienen ambiciones y pensamientos, y es nuestro deber llevar la responsabilidad de atender a cada una de estas ambiciones e impulsar aquellas que beneficien a los demás, y evitar a toda costa aquellas que simplemente no gratifiquen la vida de nuestra comunidad. Sin embargo, es indispensable que entiendas que a pesar de que este sea nuestro reinado y que todo aquello que toque la luz nos pertenezca, hay un punto en nuestro reinado en donde la jurisdicción ya no es completamente nuestra, existen otra serie de gobernantes que ejercen su poder en sus tierras, liderando su propio reino en su propias praderas, llevando a que toda la tierra sobre nuestro mundo se divida —suspiró de nuevo— y lamentablemente en estas tierras hay tiranos y villanos que abusando de su poder oprimen a su pueblo, llevándolos a la desgracia y aflicción —dijo— Y es aquí donde debemos entrar nosotros, es nuestra enmienda apoyar a todos aquellos atormentados por la opresión monárquica sobre ellos, otorgando nuestra apoyo físico y emocional, brindando a aquellos que no tiene un lugar a donde ir, un hogar y refugio.

Simba miraba enternecido a su padre, de todas las lecciones que había recibido hasta el momento, ninguna se le había hecho tan complicada y compleja de comprender, y eso hacia anhelar aún más la idea de ser rey, quería comprender por completo aquella lección que su padre le había encomendado.

El joven príncipe nunca imagino que aquella lección de hacía casi tres años surgiría como un déjà vu, desde el momento que la recibió, se convenció a si mismo de que debería esperar hasta el momento anhelado de convertirse en el sucesor de padre. Y ahora parecía que los reyes del pasado habían acomodado los engranajes para llevarlo a comprender la realidad del reino.

—¿Sabrás acaso la dirección? —pregunto ansioso.

—No he escuchado del todo la dirección, dado que las Silvestres son conocidas por ser reservadas y misteriosas —dijo— pero me ha parecido escuchar que se dirigían al este, rumbo a la tribu Escarlata, junto al reino de Santillo.

Un nuevo dolor de cabeza, Santillo; Simba conocía a la perfección aquel reinado, ya que no era de esperar que después de la lección de la diplomacia, Mufasa le advirtiese acerca de la identidad de cada reinado, gratificando a los reinados con los que las relaciones eran buenas y amistosas, y alertando a los reinados a los que estaba prohibido acercarse o congeniar. Santillo era uno de aquellos lugares sumamente prohibidos, en donde ningún forastero era bienvenido, puesto que la muerte rondaba por doquier. Mufasa nunca había comentado detalles del lugar, dado que en cuanto Simba preguntaba por aquellos lugares prohibidos era sermoneado y castigado, provocando que la idea de cuestionar a su padre acerca de aquellos intrigantes lugares no fuera una brillante idea.

Despidiéndose de Sarafina, Simba tomo rumbo a la Roca del Rey pensando a fondo la escusa y plan que tendría que exponerles a sus padres para poder salir de las tierras del reino, tratando de convencerlos de que le permitieran ir en busca de Nala, a la que consideraba su único amor.

Para antes de que se diera cuenta Simba se encantaba justo a los pies de la Roca del rey, se sacudió un poco la arena sobre el cuerpo. La tarde asechaba en el horizonte, para dar paso a la fría noche, si es que quería alcanzar a Nala debería salir cuanto antes.

Suspiro antes de entrar a los aposentos de sus padres.

Mufasa y Sarabi se encontraban recostados sobre la pequeña meseta rocosa dentro de la cueva, Simba entro silencioso y ágil hacia el interior, con una ansiedad y nerviosismos gigantescos, nunca en su vida se había encontrado en aquel estado, siempre estaba preparado para los momentos difíciles o estresantes, pero aquella situación lo hacía sentir como un cachorro indefenso. Era claro que no tenía miedo por Sarabi, sino por la impotente figura de su padre.

Sarabi recibió a Simba con una leve sonrisa sobre el hocico, haciéndola parecer calmada y reconfortante, tranquilizando levemente al estresado león, y por otro lado Mufasa miraba distante e irritado a Simba fulminando moderadamente a su hijo, haciendo que el primer avistamiento se cancelara por completo, y los nervios volvieran a flor de piel.

—Ha surgido una situación —soltó Simba.

—hummm —respondió Mufasa.

—Suspiro— Nala ha marchado rumbo a los Escarlatas —trago saliva— y he vuelto aquí a pediros permiso de permitirme dirigirme con ella.

Mufasa fue el primero en incorporarse del suelo, miraba estupefacto a su hijo, pareciendo ser que la rabia de hacia tan solo unos momentos había desaparecido

—Estas consiente que Santillo está demasiado cerca de esa tribu —menciono incrédulo— y que si fueras atrapado por Risco sería desastroso, aunado a que si se entera de tu linaje y posición querrá que sedemos a sus malévolos planes de apoderarse de nuestro reinado, llevándonos al fin del ciclo de vida —impuso Mufasa

—Estoy totalmente consciente del riesgo que conlleva el dirigirme a tan conflictiva posición pero, —trago saliva— solo voy en busca de Nala, quiero hablar con ella, convencerla de que su decisión fue un error, que quiero que ella este junto a mi como mi prometida para la temporada de apareamiento, porque sé que es la indicada —dijo— No quiero entrar en ningún momento a Santillo he entendido tus muchas advertencias sobre este endemoniado lugar y tengo más que presente que es un peligro estar tan cerca de un ser como Risco, que al menor descuido buscara el provecho de la situación, pero es que enserio quiero que Nala vuelva conmigo para completar el proceso —dijo firme

—Simba, comprendo que quieras demasiado a Nala, y que realmente quieras permanecer junto a ella, pero debes entender que esta es una situación delicada —esta vez hablo Sarabi— no es prudente dejarte llevar por las emociones y querer resolver todo de forma rápida, sugiero que pienses las cosas y mejor esperes a que vuelva, y en cuanto lo haga haremos todos los preparativos para que todo surja entre ustedes — exclamó

Simba se retractó por unos momentos, considero las palabras dichas por su madre, pensó por un momento si es que era verdad todo aquello que decía su madre.

—Sarabi tiene razón —continuo Mufasa— no es conveniente que el príncipe salga a las afueras del reino, y menos es una temporada tan vulnerable.

—Pero, y si necesitan ayuda —prosiguió— o si algo extraordinario sucede y necesitan que alguien con autoridad asista a su auxilio.

—Si es el caso, yo personalmente asistiré para resolver cualquier controversia —termino Mufasa— después de todo, he ordenado a Zazú que en cuanto termináramos el evento matutino se dirigiese rumbo a los Silvestres, solo como medio de comunicación para cualquier emergencia.

Simba habia comprendido que la discusión habia terminado, y realmente no quería hacer preocupar y enojar a sus padres, no era conveniente.

☆¤《————》¤☆

La brillante luz de la luna y las estrellas sobre la sabana hacían deliciosa la velada, hacía ya unas cuantas horas que Kovu habia decidido descansar en una pequeña cueva junto al lago, que se encontraba a unos cuantos metros de la Roca del rey.

Los incesantes rugidos de su estómago por la hambruna hacían desesperar al joven león, buscando el consuelo en los brazos de Morfeo para poder olvidarse de su precaria situación.

El largo camino desde las lejanías hasta las praderas habia sido desgarrador, la sequía propia de la primavera habia evaporado la mayor parte del agua de los riachuelos que se cruzaron en su camino dejando solo pequeños charcos de lodo que para nada de apetecían tomar, por lo que tan solo seguía su camino en busca de algo mejor. Y no se diga de la comida, que tan solo quedaban restos de lo que alguna vez fue un animal, provocando nuevamente que Kovu tuviera que seguir.

Finalmente, para cuando Kovu cruzo la pequeña frontera rocosa que separaba las lejanías de las praderas de Mufasa, es que pudo tomar un buen trago de agua de un pequeño oasis cercano, saciando así una de sus preocupaciones. No obstante, en cuanto su boca fue saciada, las gigantescas ganas de comer lo embriagaron, produciendo que el joven león tuviera que buscar cuanto antes algún animal desvencijado para poder sucumbir sus impulsos carnales.

Lamentablemente para sorpresa del león, la noche habia caído tras su espalda, dejándole en claro que sería mucho más difícil encontrar algo decente de lo que alimentarse.

Resignado tomo rumbo hacia lo que sería su lugar de descanso aquella noche.

Kovu despertó desesperado, debía calmar su hambre a como diera lugar, rebusco con la mirada los alrededores y olfateo con delicadeza para identificar a lo que sería su próxima cena.

El sutil aroma de una manada de antílopes que descansaban sobre la llanura africana dio lugar a que Kovu no titubeara y se pusiera en marcha.

Al vislumbrar con claridad a la pequeña manada, observo con cuidado a su víctima, un pequeño antílope de no más de dos años parecía perfecto para sí, después de todo no le gustaba desperdiciar.

Respiro profundo, focalizo a su presa y en un instante el ligero gemido de muerte del animalillo se esfumo por completo.

Kovu no pudo esperar más, tan solo se alejó un poco de la zona de cacería y clavo el diente en su cena. Fue la mejor comida que pudo haber disfrutado en su vida, nada se le comparaba. Y una vez comido y lleno, regreso a su refugio para poder dormir como dios mandaba y dirigirse al día siguiente a tan añorado lugar.

El ligero sonido de la tierra a sus espaldas sobresalto a Kovu, colocándose alerta para cualquier amenaza que lo estuviera asechando. Permaneció calmado y listo para atacar en cuanto su acosador lo enfrentara.

Simba miraba con curiosidad al león recostado sobre la tierra.

☆¤《————》¤☆

La constante preocupación y ansiedad propias de lo que pasaría con su relación con Nala no le permitían conciliar el sueño, tenía tanto que decirle a Nala y ahora no podría hacerlo hasta que regresara de su aventura.

Siéndole imposible dormir, decidió salir de los aposentos reales para dirigirse a tomar un buen trago de agua para poder despejarse un poco la mente.

Al pasar el agua fría paso su garganta Simba se relajó, disperso sus preocupaciones, pensando solo en él, ¿Quería realmente tanto a Nala que iría a territorio enemigo para convencerla de volverse su pareja? O ara acaso una clase de idiota suicida de amor, realmente no llegaba a ninguna solución.

Sin embargo, un gemido de dolor fue percibido por sus oídos, era realmente extraño que algo o alguien atacara a un animal durante la noche, por lo que curioso direcciono su posición rumbo al origen del disturbio.

Tomando una considerable distancia observo con cuidado, un león parecía observarse, dado que la poca luz proporcionada por la luna y las estrellas no era lo suficientemente brillantes para dar una buena perspectiva de quien era. Con cautela Simba se dirigió rumbo al león, buscando ser completamente imperceptible, lo miro comer como bestia, nunca habia visto comer a un animal de aquella manera, asqueaba observar la grotesca escena.

Para cuando termino el león de devorar al animal, Simba advirtió su nueva dirección, debía descubrí quien era aquel sujeto tan extraño. Y cual cachorro curioso e inocente siguió al león hasta lo que parecía ser una pequeña cueva junto los matorrales de marmotas.

Simba planteo todos los posibles futuros en su cabeza, debía reaccionar rápido en caso de que el sujeto fuera hostil, y tendría que correr con todas sus fuerzas por ayuda, "soy veloz, no será problema" dijo para sí mismo el joven león.

Kovu se levantó inmediatamente al sentir demasiado cerca al león, los colmillos salieron a flote para no mostrar debilidad a su ahora enemigo. Simba imito la acción.

—¿Quién eres y que haces en estas tierras? —exclamo Simba disfórico.

Un sin fin de sensaciones y emociones recorrieron el cuerpo de Kovu al descubrir aquella voz frente a él, uno de los momentos más anhelados desde aquella vez se hacía realidad, conocer a aquel amigo y compañero que le fue arrebatado. Mudo, sin saber que decir, no quería arruinar el momento aún más de lo que ya estaba.

—He hecho una pregunta —gruño.

—Yo no....—tartamudeo.

Las palabras no eran capaces de traspasar a Kovu, un sin fin de cosas que había planeado decirle y no podía.

Simba cabreado se abalanzo sobre Kovu, sin embargo, debido a la poca iluminación y a la no tan trabajada habilidad de caza del joven león, solo rozo el costado de Kovu, estremeciéndolo. Avergonzado, Simba derribo por el costado a Kovu antes de que este pudiera reaccionar, quedando finalmente sobre él, los colmillos se asomaron nuevamente por el hocico de simba.

—Has fallado la primera, pero la segunda has acertado —jugueteo.

— ¡Cállate! –reprocho —no dejare que nadie se burle de mis métodos de caza.

—Descuida, no lo mencionare nunca.

La rabia de Simba, paso a segundo plano, para convertirse en un reconocible puchero.

Kovu miraba con sorpresa la situación, Simba el joven león del que tanto le habían platicado sus familiares, al que debía erradicar a como diera lugar, se encontraba frente a él, sometiéndolo contra la tierra bajo sus cuerpos. Era un sueño hecho realidad, toda su infancia habia querido presenciar este momento, no era de esperarse que las sensaciones revolotearan por la mente del joven león.

☆¤《————》¤☆

Zira, su madre, había entendido desde el comienzo que no pertenecía a las praderas de Mufasa, la amabilidad y solidaridad no eran algo que ella viera como un reino próspero y consolidado, sino más bien como una limitante para la imposición de poder para poder mantener a raya a los subordinados, logrando así poseer el ciclo de la vida entre las garras. Sin embargo, sus claras ideas avariciosas y egoístas no eran compartidas por nadie, a excepción de alguien; Scar era el rezagado, el apestado de la familia real, su distanciamiento de lo que alguna vez llamo familia fue uno de los factores que lo impulso a trasformar su personalidad, convirtiéndose en alguien frio; manipulador.

A pesar si quiera de las constantes invitaciones de Mufasa a ayudarlo a sobrellevar aquella situación que lo acongojaba, Scar se mantenía al margen, siempre solitario impidiendo que cualquiera lo ayudase. La rabia y enojo que le había ocasionado no ser el elegido para gobernar fue la gota que derramo el vaso, haciéndolo odiar a cualquier cosa que tuviera que ver con Mufasa o sus padres.

Scar agradeció a los reyes del pasado por cruzar a Zira en su camino, lo había interpretado como una señal del cielo, o del infierno en su caso, para reclamar su posición como soberano nato de las praderas. Su relación entre ambos era esplendida, surgiendo una amistad como agua de manantial, haciéndolos formar una relación sólida, cariñosa y amorosa.

Y finalmente llegando a la cumbre de su relación, habían engendrado a dos cachorros, Vitani y Nuka, esplendidos primogénitos de Scar. Nunca en su vida habia habido otra cosa que lo alegrara demasiado, la alegría de padre primerizo lo habia hecho olvidar todo aquello por lo que sufría y padecía.

Pero para Zira, el nacimiento de sus adorados cachorros no era más que una abertura para poder continuar con su plan, era indispensable que se desasieran de los actuales reyes, así podrían cumplir con sus ambiciones. Por lo que aquella noche, habían decidido poner en marcha su plan, asesinarían a Mufasa haciéndolo pasar como un accidente dejando en claro que nadie tuvo que ver en el asunto, sino más que la torpeza y debilidad de Rey.

Mas, sin embargo, para cuando se dirigían a los aposentos reales, Zira fue detenida por la guardia real, aprisionándola contra las paredes rocosas de la Roca del Rey.

—Has incumplido nuestras normas —exclamó Zazú— y conspirado contra nuestro amado Rey, y es imprescindible que seas castigada por tu falta.

Scar habia avisado hacia unas horas del plan de Zira, con la que habia conspirado hacia tan solo unos días, se encontraba arrepentido, el nacimiento de sus pequeños habia hecho en clarecer su mente, habia comprendido que los rencores del pasado no debían incitarlo a algo que podría lamentar. Mufasa tomo su confesión como un acto de empatía, así que no lo considero traidor, otorgándole la libertad. Aunque, para Zira que habia manipulado aún más a Scar para asesinarle, no concibió piedad, la exilio por completo de sus tierras, prohibiéndole formar parte de su reinado.

Una pequeña riña se posiciono al momento de la sentencia, Mufasa demostró la superioridad de un soberano al derrotar a Zira, dejando en claro que nunca le seria permitido acercarse de nuevo a las praderas. Scar miraba con timidez la situación.

Buscando el apoyo de Scar, Zira corrió rumbo a este, y vaya desilusión que se llevó al descubrir la completa hazaña de su amor preciado. Por lo que, bajo un arranque de ira y tristeza, tomo a los cachorros entre sus fauces para dirigirse a gran velocidad rumbo a Castille, una tierra de nadie compuesta por unas cuantas estructuras rocosas que servían como refugio a quien habitara ahí. Zira y Scar lo habían considerado como un espacio al que podrían huir en caso de lo que lo necesitaran, un lugar solo para ellos y su manada.

Kovu habia sido el último hijo legítimo de Scar, era uno de los últimos recuerdos que le quedaban a Zira de lo que habia sido en el pasado. Su inapagable furia y rencor ante Mufasa y Scar, habían hecho volverse a Zira una mujer fría y calculadora, siempre egoísta y soberbia. Y su plan se habia puesto en marcha para su venganza contra el reino de Mufasa.

Kovu habia crecido en la desgracia, en una tierra donde el agua y la comida eran escasos, propiciando que cada uno se las arreglárselas para sobrevivir, sin embargo, su amada madre lo consentía, lo mimaba y educaba con cuidado, amaestrándolo en la vida, incubando en el la rabia y rencor que la aprisionaban, para cumplir sus ambiciones en el futuro.

Sin embargo, Kovu conforme maduraba comprendía la irresponsabilidad y apatía de sus seres queridos, y le quedaba más que claro que aquellos pensamientos no lo representaban.

De vez en cuando por curiosidad, recorría el camino en dirección a las praderas de Mufasa, buscando una rutina para el momento que tuviera que acercarse a los reyes de esas tierras.

Kovu habia ido cerca de cinco veces en toda su vida, siempre ansioso por descubrir algún nuevo detalle en tan glamoroso lugar, las cosas novedosas del lugar siempre le habían fascinado.

Aquella tarde de otoño habia decido aventurarse más profundo en las praderas, los distintos animales que se topaban en su camino eran explorados con detenimiento por el joven león, siempre ansioso de conocer a fondo lo que contenía el territorio. Al llegar a la laguna que se encontraba a unos metros de la Roca del Rey, Kovu lo vio; un joven león de precioso pelaje dorado, de mediana estatura, con unos crespos rizos de pelaje rojizo que lo hacían ver memorable. Podía observar a leguas que era Simba el joven primogénito de su majestad. Los relatos de su madre sobre su apariencia no se asemejaban en anda a lo que veían ahora sus ojos, era aún más glamoroso que cualquiera de ellos.

Kovu titubeo en caminar, no quería asustar al león con su presencia, por lo que solo se quedó ahí, observándolo desde la distancia, procurando ser invisible e silencioso.

Simba que habia corrido junto a Nala por un largo tiempo, busco saciarse la sed de muerte que cargaba desde hacía unos kilómetros. Nala se había separado hace unos cuantos minutos, atendiendo el llamado de su madre.

Satisfecha su necesidad, observó con serenidad sus alrededores, divisando a los distintos animales que congeniaban entre ellos en los bastos campos de las praderas. Sin embargo, su vista se detuvo frente a un par de ojos que los veían desde un arbusto tras unos árboles, unos vibrantes ojos verdosos que imponían seriedad y complicidad, lo observaban con detenimiento.

Kovu desvió la mirada de inmediato, de todos los lugares a los que pudo haber mirado el joven príncipe y decidió mirar hacia él. Las sonoras pisadas de Simba hacia su dirección comenzaron a poner nervioso al joven león, ¿Qué diría? "Hola Simba, soy el león que va a matarte", contesto sarcástico para sí, fuera lo que dijese tendría que apresurarse, Simba se acercaba a cada segundo.

Simba noto el pelaje marrón oscuro del ahora identificado león acosador. Por un segundo pensó en su tío, era posible que lo estuviera fastidiando como hacia comúnmente, pero en cuanto estuvo lo suficientemente cerca, se percató de la considerable diferencia de tamaño entre su tío y el león, y descarto por completo esa idea.

—Puedo verte —exclamó Simba sin rodeos— ya no puedes ocultarte más.

Kovu se levantó. Miro con admiración a león frente a el, la centellante apariencia del joven príncipe era magistral a tan solo unos centímetros de él. Podía observar con detenimiento cada uno de los rasgos que identificaban al león, los pelos dorados que cubrían su escultural cuerpo, lo hacían parecer peligrosamente atractivo y la pequeña melena asomada sobre su frente era la cereza del pastel en la vista.

Simba miraba curioso de igual manera a Kovu, observando con detenimiento los aspectos propios del león marrón, divisando una serie de características que lo hacían ver encantador; desde la musculatura distribuida por el cuerpo hasta la marca sobre el ojo izquierdo haciéndolo parecer sumamente idéntico a su tío, era casi un reflejo de él.

Los ojos de ambos leones se cruzaban constantemente para identificar al extraño frente a su vista, mirándose por un largo tiempo.

Kovu no tuvo palabras para Simba, nunca en su vida habia estado tan nervioso y mudo frente a una situación. Su mente lo alerto: "no es el momento". Kovu se decidió, debía escapar a como diera lugar, posiciono su cuerpo velozmente rumbo al lado contrario de Simba, dispuesto a echar carrera devuelta a casa, pero Simba se interpuso, cual sedimento en rio, impidió que Kovu pudiera escapar.

—No te dejare marchar —dijo.

—Por favor —suplico Kovu— mi madre debe estar preocupada.

—Crees que después de este delito te dejare ir tan rápido —reprochó.

—N-No su majestad —Tartamudeo.

Kovu se sintió anonadado, a pesar de que el Joven príncipe no tenía ni una sola gota de imposición en su voz, Kovu podía sentir intimidación como trasfondo en sus palabras. Su cuerpo nuevamente, lo alerto: "debes irte".

Simba lo miro al rostro, busco cualquier indicio de rebeldía o rencor, pero no pudo observar más que miedo y sumisión, eso no era lo que buscaba, más bien solo fastidiaba al probé chico frente a él.

—Anda, ve a casa —cambio de tono— por mandato del Príncipe Simba —sonrió.

—Gracias —exclamó sorprendido—, su majestad.

Kovu se apartó del frente de Simba.

—Dime antes tu nombre, no quiero olvidar a mi acosador —jugueteo Simba

—K-Kovu —dijo avergonzado

Simba saboreo el nombre, nunca en su existencia habia disfrutado tanto el escuchar uno, las dos sencillas silabas se le hacían exquisitas.

Para cuando quiso decir algo más, el joven león ya habia echado a la carrera, rumbo a donde fuera su hogar.

Aquel día Simba habia comprendido algo, el amor a primera vista podía ser real, y aquel ser llamado Kovu habia llamado su atención por completo. Rezo devotamente a los reyes del pasado, quien quiera que fuese aquel Kovu debería reencontrarse con él.

☆¤《————》¤☆

Simba gruñía con intensidad al león bajo su cuerpo, la preocupación que hacia unas horas habia sufrido se esfumo como el agua al sol, dejando solamente sus instintos de depredador. Sin embargo, al enfocarse en su enemigo se descarrilo, la lejana fragancia del león bajo sus patas ere extrañamente familiar, trayendo consigo recuerdos lejanos de su niñez; formando en su mente la curiosa figura de aquel ser conocido durante su infancia, ¿sería acaso el destino nuevamente con una jugarreta contra él?

—Y ahora eres el acosador —jugueteo Kovu.

Notas finales:

Hola. Soy Emiliano


Espero fervientemente que este proyecto sea de su agrado, me siento orgulloso de lo que he escrito, y espero que sea reciproco. Conforme avance la historia se irán resolviendo situaciones como la relación entre Simba y Kovu, o la venganza de Zira, o ¿Qué pasara con Nala?, ¿será olvidada por Simba después de su reencuentro con Kovu?. 


Enserio agradecería sus reviews y comentarios. 


Gracias por leerme hasta aquí. Cuídate mucho. Saludos ;)


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