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Jack nos unió otra vez por yukihime200

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4. Memorias


El ángel que antaño llevaba siempre la gabardina café quitó el brazo de su amigo en un gesto cansado, la acción causó que Dean lo mirara con sus ojos dolidos, con esa expresión que solía utilizar cuando aguantaba todo el sufrimiento y sus escleras se colocaban rojas a causa de las ganas de llorar. Esa cara le trajo dolorosos recuerdos.


 –Creo que debes irte.


–Está bien. Vendré de nuevo otro día. –Jack dio el primer paso en dirección a la puerta sin cambiar su cara risueña.


–Le decía a Dean. –Ambos jóvenes lo observaron, uno más abatido que el otro, y asintiendo un par de veces desviando su rostro salió por donde vino bajo la atenta mirada de los dos seres celestiales.


Un silencio extraño invadió la estancia esperando a ser roto por uno de los dos.


–¿Qué está mal, Castiel? –Jack, a pesar de ya tener muchos años de experiencia, seguía sin poder comprender algunos sentimientos de parte de otros.


–Todo, Jack. –El ángel soltó un suspiro y tomó asiento en el gran sofá de cuero que tenían en la sala siendo seguido por su hijo. –Escucha. Sé que solo querías hacer lo mejor para nosotros, pero no puedo con esto, Jack. –La imagen de Cas en esos momentos era como ver al antiguo recipiente, ese que a pesar de tener cuarenta años del puro cansancio se veía mayor. – Al principio todo fue maravilloso, pero con el pasar de los años comprendí algo importante; él no es el hombre que amé. Es su alma, pero no es Dean. Todas las experiencias, todo lo que vivimos…no lo sé Jack. Estoy tan confundido.


–¿Quieres volver al cielo? –El joven Dios fue comprensivo, porque sabía que aún con todos los años entre los mortales los sentimientos humanos era algo que ellos jamás llegarían a comprender en su totalidad. –Podemos simplemente borrarle la memoria a tus conocidos. Sabes que puedes volver a casa cuando quieras.


Antes de terminar la conversación sus cabezas se movieron en sincronía a la puerta. Los padres de su recipiente habían vuelto, y para cuando abrieron la puerta con sus amorosas sonrisas, Dios ya se había ido.


 


***


 


–¿Pasó algo malo? –Sam levantó la vista del libro que estaba leyendo al escuchar el fuerte portazo y ver a su hermano entrar furioso.


–Es Cas, él…él estaba con Jack. –El nombre abandonó sus labios con cierto aire burlón, como si el solo decir esa palabra fuera ridículo.


–¿Quién demonios es Jack?


–Cas dijo que se llamaba así. Ya sabes, rubio, con cara de bebé y sonrisa tonta. –O al menos recordaba que el oji azul le había dicho eso en algún momento, era confuso, solo sabía que el nombre apareció en su mente al evocar la imagen del chico.


Esa noche el mayor de los adolescentes tuvo un sueño extraño. Daba vueltas en la cama de un lado a otro, luchando con demonios, ángeles, y viendo morir a un hombre, que pese a ser alguien que jamás había visto en su vida, él sabía que era Cas, su Cas.


El sudor empapaba su rostro y ropa de dormir. Despertó cansado, con unas horribles ojeras que indicaban las malas horas de sueño, pero comenzó su día como si nada al sentir que esa era una rutina que repitió a lo largo de su vida.


Castiel los estaba esperando en la puerta, con la mirada perdida en el celeste infinito y los ojos tan tristes como los recordaba en el sueño.


Un silencio incómodo acompañó a los tres en el camino a la escuela, y en la escuela, y devuelta de ella. El ángel había pensado la oferta de Jack, les diría a sus padres que se quedaría en casa de un amigo un par de días, y cuando no lo notaran bajaría a borrar sus memorias. Ya no podía seguir con esto.


Se quedó quieto un instante, viendo la espalda de sus mejores amigos continuar sin él, como siempre hicieron. Hasta que Dean se volteó interrogante y Sam siguió su camino dándoles espacio.


–¿Cas? ¿Qué sucede? – Algo dentro de él le decía que se aproximaba una despedida. De manera inconsciente una mano apretó la ropa sobre su pecho, ahí donde estaba su corazón. Las palabras salieron solas desde sus labios. – No hagas esto, Cas.


El ángel se le acercó decidido y con los ojos llorosos. Colocó una mano en su hombro y luego con cuidado, casi con miedo, la posó en su rostro. El casto contacto que se produjo entre sus labios hizo que sus ojos se cerraran, atemorizando al mayor como nunca se había sentido en diecisiete años.


–Sabía…que esto era algo que jamás podría tener. Adiós, Dean.


Un suave batir de alas resonó en la calle vacía en la que se encontraban. Y cuando Dean abrió sus fanales verdes otra vez, Cas se había ido.  


Caminó en automático, como un zombie. Sus movimientos no se sentían suyos, y al entrar por el umbral de su casa nadie preguntó.


En la soledad de su cuarto las lágrimas comenzaron a caer como una fuente, le habían arrancado el corazón sin siquiera derramar una gota de sangre, porque el ángel lo había dejado ahí, latiendo en físico pero sin espíritu.


–No vuelvas al vacío.


La frase que salió de su boca lo congeló, y un segundo después un fuerte dolor de cabeza lo azotó. Las imágenes comenzaron a pasar por su cabeza como un torbellino, cosas horribles que no quería pensar que fueran reales, pero también sentimientos que esperaba no fueran falsos.


El dolor fue tan fuerte, que su consciencia regresó a él a la mañana siguiente. Cuando comprendió que su ángel lo había abandonado otra vez.

Notas finales:

Gracias por leer <3


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