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La epifanía irónica por Katt-chan

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Notas del capitulo:

¡Espero qie lo disfruten!

Kageyama caminaba hacia la escuela, mientras un muchacho castaño permanecía en su mente. Después de contarle sobre su familia, sintió que se había quitado un peso de encima, ya que jamás le había hablado de ello a nadie. De repente, oyó el timbre de su celular indicando que le había llegado un mensaje. Desbloqueó el aparato para revisarlo, y vio que se trataba de Oikawa.

Tobio-chaaaaan! El próximo domingo cumplimos un mes… Quieres hacer algo especial? ;)

Wow, ¿Ya pasó un mes?’ Pensó un poco sorprendido, mientras seguía caminando. ‘No había pensado en celebrar el primer mes… Creí que solo se celebraban los aniversarios…’ Se fijó en su teléfono para escribir una respuesta.

¿Algo como qué?

Al instante, recibió otro mensaje de Oikawa.

Podrías ser más lindo para preguntar u.u…. Y sobre que hacer, pensaba en salir a cenar (?) <3

El pelinegro rodó los ojos mientras reprimía una sonrisa y volvía a escribir.

Estoy bien con lo que sea.

De verdad que no puedes ser ni un poquito lindo al respecto ¬¬#

Después de leer el último mensaje, negó divertido con la cabeza, cerró el teléfono y lo guardó.

No entiendo… ¿Qué tiene de especial cumplir un mes?’ Pensó intrigado. ‘¿Tengo que hacer algo?’ El pelinegro estaba ensimismado en sus pensamientos, cuando un grito lo interrumpe.

“¡Kageyama!”

“¿¡Qué mierda te pasa, idiota!? ¡Deja de gritar!” Tobio exclamó al notar a su compañero pelinaranja.

“Mira quién habla…” Le reclamó Hinata con molestia. “Además te llamé varias veces y no pescaste. ¿En qué pensabas?”

“¿Y a ti qué te importa?” Respondió entrecerrando los ojos.

“Oye, Kageyama, ¿quieres ir a practicar al parque y comer bollos después del entrenamiento de la tarde?” Hinata preguntó esperanzado, deseoso de poder compartir con el pelinegro.

“No puedo.” La respuesta lo dejó decepcionado, pero decidió insistir.

“¿Y qué tal mañana?”

“No.”

“¿Pasado mañana?” A estas alturas, Tobio solo atinó a quedar mirando a su compañero extrañado.

“A ver, escúpelo, idiota… ¿Qué te pasa?”

“¡N-nada! Solo que…” El más bajo comenzó a sentirse algo tímido. “Quiero pasar tiempo contigo, como antes.” El pelinegro abrió mucho los ojos ante lo que le decía. “Prácticamente solo te veo dentro del gimnasio, y pensé que… podríamos intentar hacer cosas juntos de nuevo.” Dijo juntando las puntas de sus dedos índices mientras miraba hacia el suelo.

“Tú… ¿Realmente quieres pasar tiempo conmigo?” Preguntó incrédulo Kageyama.

“Sí, eres gritón y violento… y malgenio … y muy poco tolerante … y algo cruel a veces … y-”

“Hinata…” Murmuró de forma peligrosa al oír la descripción del pelinaranja.

“Pero eres quien mejor me entiende, tanto dentro como fuera de la cancha. Y sé que, en el fondo, muy muuuuy en el fondo, eres bueno. Me has ayudado bastante y te considero mi amigo.” Kageyama quedó pensando en las palabras de Hinata. Ciertamente se sentía conmovido por ellas, y aunque aún tenía una duda que asaltaba su cabeza, decidió aceptar.

“Bien, vamos al parque en la tarde, y tú pagas los bollos.” Shoyo abrió mucho los ojos antes de comenzar a reclamar.

“¿¡Queeeeé!? Que sea mitad y mitad.”

“Me estabas invitando, ¿no es así?” Sonrió con superioridad.

“Hagamos una carrera. El perdedor paga los bollos.”

“Te vas a arrepentir.” Y así, los dos muchachos comenzaron a correr, sintiendo una pequeña satisfacción en ese momento.

--

Ya entrada la tarde, el entrenamiento había finalizado y los dos muchachos de primero se fueron juntos, algo que sorprendió de buena manera al resto del equipo. Kageyama durante el día le había mandado otro mensaje a su pareja, contándole sobre su panorama con Hinata. La respuesta de Oikawa fue felicitarlo y decirle que disfrutara de su salida con el enano. Así, se instalaron en un lugar con pocos árboles y se comenzaron a tirar unos pases.

“Kageyama, ¿te puedo preguntar algo en serio?” Dijo mientras su vista seguía fija en el balón.

“Ok.”

“¿Me consideras tu amigo?” Kageyama detuvo el balón con sus dos manos para mirar al pelinaranja.

“No sé…” Contestó con honestidad, pero notó que el rostro del otro se veía afligido, así que optó por explicarse mejor. “No sé que son los amigos. Creí tener amigos en la escuela media, pero hace un tiempo me di cuenta de que no era así.” Hizo una pausa para pensar en como continuar mientras la mirada atenta del más bajo seguía sobre él. “Aunque asumo que si hay alguien a quien pueda considerar como mi amigo actualmente, ese serías tú.”

“Ok, acepto eso.” Dijo Hinata con una sonrisa de oreja a oreja. “Bueno, como la persona más cercana a ser tu amigo, ósea como tu casi mejor amigo… Quiero que sepas que estoy aquí para ti.”

“¿Por qué estás tan cursi de repente?”

“No soy cursi.” El pelinaranja reclamó con los cachetes inflados, para luego adoptar una expresión más seria. “Siento que estás pasando por varias cosas que no nos has querido contar, como por qué faltaste a los entrenamientos de los sábados…” Kageyama frunció el ceño ante esa mención. “No te estoy regañando, para que quede claro.” Aclaró rápidamente el más bajo, y el otro relajó sus facciones. “Solo que no es algo que tú harías, así que pensé que te podría haber pasado algo. Pero cuando te preguntaba, no me decías nada.” Tobio se quedó pensando un momento, hasta que volvió a hablar.

“Hinata, ven. Sentémonos.” Dijo el pelinegro caminando hacia el árbol más cercano. El otro simplemente le obedeció y ambos se sentaron apoyando sus espaldas sobre el tronco del árbol.

“¿Me vas a contar que estaba pasando?” Shoyo preguntó esperanzado.

“Los oí hablar de mí en la sala del club… después que me vetaron por esa estupidez de la torcedura.” El pelinaranja estaba confundido, y no creía entender la referencia que hacía su compañero.

“¿Ok…?” Dijo moviendo las manos, esperando que el otro se explicara mejor.

“Escuché que aparentemente actúo como un psicótico casi todo el tiempo, que pongo nervioso a Azumane-san, y que mientras no estuve todo estuvo tan tranquilo, como si ustedes al fin pudieron haber descansado de mí. Al menos Tsukishima se refería a los días que no estuve como sus ‘mini vacaciones’… y no oí a ninguno de ustedes diciéndole lo contrario.”

“Ahh…” Susurró entonces Shoyo, cayendo en cuenta de que hablaba. “Y, ¿eso te hizo sentir mal…?” El chico bajo preguntó con cierta incredulidad.

“Antes de eso, estaba considerando la idea de que tal vez pudieron usar lo de la torcedura como una excusa conveniente para mantenerme lejos… Así que…” El pelinegro lanzó un suspiro agotado. “Digamos que fue una revelación que anticipaba hasta cierto punto…”

“Un momento… ¿No me digas que faltaste los sábados porque estabas sentido por eso?” Era un hecho que Hinata estaba completamente impactado por lo que estaba escuchando. Jamás imaginó que la razón de sus ausencias era esa.

“Lo consideré como un favor mutuo. Ustedes no me querían cerca y yo no quería estar donde no era querido.” Dijo serenamente

“Pero, ¿¡de dónde sacaste esa idea tan pero tan estúpida!?” El pelinaranja exclamó perdiendo el control al escuchar al otro.

“¿Ah?”

“Sí, eres exasperante y a veces te comportas como un idiota, pero los chicos te quieren así igual.” Sin embargo, Tobio lanzó una risa irónica y negó con la cabeza.

“No, a ellos les gusta que sea un buen jugador y aporte al equipo. Y está bien.”

“Pero, Kageyama-”

“Y ya entendí que estuvo mal de mi parte ausentarme por ello. No volverá a ocurrir.”

“Sí, pero en serio nadie en Karasuno te detesta… Hasta Tsukishima, aunque no lo demuestre…”

“Hace tiempo que decidí alejarme de ustedes… y nadie aparte de ti se ha acercado a mí desde entonces.” Clarificó Kageyama con seriedad. Justo al oír aquello, Hinata abrió la boca para rebatir, pero no supo que decir. Él sabía que sus compañeros les tenían aprecio, pero lo que decía el pelinegro era cierto. Justamente él mismo se preguntaba si a alguno de ellos le importaba que Kageyama casi escapara después de las prácticas; más allá de señalar que era peculiar, nadie hablaba o hacía algo al respecto. Finalmente, terminó bajando la cabeza en silencio. “De verdad, Hinata, saber que tú al menos me consideras tu amigo me basta y me sobra.” Y dicho eso, el pelinegro le dedicó una suave sonrisa que lo dejó mudo. “¿Quieres ir a comer bollos?”

“Sí, vamos.” Terminó diciendo el pelinaranja, sin querer seguir insistiendo. Los chicos se pararon y comenzaron a caminar hacia la tienda en silencio. Sin embargo, había una duda que seguía molestando un poco al armador.

“Hinata, te voy a preguntar algo…”

“Adelante.” Le dijo con una sonrisa conciliadora.

“¿Por qué esperaste hasta ahora para acercarte a mí?” El pelinaranja notó que el otro no lo estaba recriminando sino que estaba curioso, y tal vez algo confundido.

“No sé. Al principio Daichi-san nos dijo que él hablaría contigo, y después simplemente era difícil encontrar un momento para hablar. Como te dije antes, solo nos veíamos en el gimnasio.” Kageyama asintió, aceptando la respuesta. “Además que te preguntaba que te ocurría y siempre me decías que nada y me pegabas.” Al oír esto último, el pelinegro sintió algo de vergüenza. En retrospectiva, Hinata fue él único que siempre estuvo al pendiente de él, aunque antes de ese día no hubiese sido tan insistente.

“Lo lamento.” Susurró incómodo desviando la mirada, frente a lo que el otro se rio.

“Es tan raro verte pidiendo disculpas.”

“¡Cállate!” Kageyama le gritó mientras se sonrojaba.

“Así está mejor~” Ante el canturreo feliz de Hinata, el pelinegro lo quedó viendo extrañado. “Así te pareces más a ti mismo. Te prefiero así.” Terminó diciendo con una enorme sonrisa. Kageyama sintió un calor en su pecho. Parece que Hinata después de todo sí era su mejor amigo.

--

“Entonces, ¿te divertiste con el enano?” Preguntó Oikawa, mientras abrazaba y acariciaba los cabellos de su novio recostados en la cama del último.

“Sí.” Kageyama susurró adormilado por las caricias.

“Me alegro mucho por ti, Tobio-chan.” Dicho eso, el castaño le besó la corona de la cabeza.

“Hinata dijo que era su amigo.”

“¿Y eso es novedad?” Le contestó riendo el mayor.

“No sé, es que nunca tuve amigos. Así que…”

“Eso no es cierto. Kindaichi y Kunimi eran tus amigos.”

“Kindaichi me dijo cuando comenzó el semestre que nunca fuimos amigos.” Oikawa se sorprendió levemente de escuchar aquello. Por como ese joven hablaba de Kageyama, habría jurado que tenía una especie de obsesión por su novio. “Y Kunimi jamás se vio tan feliz jugando como cuando dejamos de ser compañeros.” El castaño se fijó en el otro, para notar que tenía una mueca triste en el rostro.

¿De verdad Kindaichi le dijo eso?’ Pensó con cierto recelo el mayor. Una cosa era que Kageyama no se hubiese comportado bien en su último año con ellos, pero por lo que él había visto antes de graduarse, esos tres definitivamente no tenían una relación trivial. Era cosa de ver como compartían. Así, consideró que el comentario de Yuutaro fue derechamente cruel, posiblemente con el objetivo de vengarse por los malos tratos del pelinegro. Por otra parte, el castaño sabía que Kunimi no era la persona más expresiva que existía, pero era obvio que amaba el volley. Eran momentos efímeros en los que podía ver al muchacho sonreír o haciendo jugarretas con otros de sus compañeros, y eran tan imperceptibles que a veces se decía a sí mismo poner más atención para fijarse en esos cambios. “Bueno, tal vez Kindaichi solo quería hacerte daño al decirte eso porque estaba dolido. Y respecto a Kunimi, es posible que ni siquiera hayas notado esas reacciones cuando jugaba contigo; incluso a mí me cuesta verlas a veces porque estoy muy concentrado en hacerles llegar el balón.” Le dijo a Kageyama con una sonrisa resignada y el otro levantó la vista para verlo a los ojos. “No te castigues tanto por eso. Solo alégrate porque al enano realmente le agradas.”

“Sí…” Respondió sereno el menor. “Ya no importa en todo caso. Aun si fuimos amigos con Kunimi y Kindaichi, ellos me detestan ahora y estamos en equipos diferentes.” Terminó mientras jugaba con la mano de Oikawa.

“Ahora que dices eso… Tal vez sería bueno si intentaras compartir con el resto de tus compañeros. Tal vez puedan salir a alguna parte después de su próximo entrenamiento.” Kageyama lo miró entre molesto y confundido.

“¿Por qué de repente te pusiste tan insistente con ese tema?”

“Solo creo que sería bueno para ti interactuar con ellos. Son tu equipo y pasas la mayor parte de tu tiempo con ellos.” Le respondió con honestidad, pero el pelinegro no se veía convencido. “Solo… Piénsalo, ¿de acuerdo?”

“Bien. Lo pensaré.” El menor murmuró de mala gana.

“Ese es mi Tobio-chan.” Dijo Oikawa, esperando haber influido en el joven. “Bueno, a mí me agradas muuuucho, si sirve de algo…” El castaño dijo con una voz seductora mientras se ubicaba sobre el otro muchacho. “Mucho, mucho, mucho…” Susurró acercándose a la boca de Tobio. El pelinegro puso sus manos detrás del cuello de Tooru y así ambos se perdieron en un beso. De repente, el mayor metió sus manos por debajo de la polera de su pareja, deslizando las yemas de sus dedos por su cintura y vientre. La acción hizo que Kageyama se estremeciera, comenzando a respirar con dificultad. Queriendo ir un poco más allá, Oikawa subió sus manos hasta los pectorales del pelinegro para juguetear con sus pezones, lo que hizo aumentar el volumen de sus gemidos en medio del beso.

“¿Qué… haces… Oikawa… san?”

“¿No te gusta?” Preguntó Tooru, deteniéndose.

“Me siento… raro…” Tobio le dijo con esfuerzo tironeando la polera del castaño cerca de su cuello.

“Puedo parar si no te sientes cómodo.”

“N-no, no es raro malo… Creo…” Oikawa consideró seguro continuar, y se tiró a saborear el cuello del pelinegro. Al instante, Kageyama comenzó a gemir nuevamente.

“Eres demasiado lindo, Tobio-chan.” Susurró el castaño, para luego seguir con lo que hacía.

“¡Ca-cállate! ¡Ah!” Dijo, tomando el rostro del de Seijoh para mirarse un momento. Hubo una breve lucha de miradas para luego volver a besarse en la boca con intensidad. Kageyama comenzaba a seguir el ritmo de las caricias, y estaba sintiendo cada vez más seguridad. Continuaron en ello, hasta que oyeron sonidos desde el primer piso de la casa. Se detuvieron y quedaron mirando inquietos, esperando que solo hubiese sido su imaginación.

“¿Hay alguien abajo?” Susurró el mayor.

“¿Tobio?” Se escuchó la voz de una mujer desde lejos. Oikawa tuvo una sospecha al oír ese llamado.

“Ella no será…”

“…Mi hermana…”

Notas finales:

Agradezco cualquier comentario o retroalimentación para mejorar ¡Muchas gracias!


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