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La epifanía irónica por Katt-chan

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Notas del capitulo:

¡Espero que lo disfruten!

“…Mi hermana…” Dijo bajo el pelinegro mientras comenzaba a tensarse. Oikawa se levantó rápido y de mala gana.

“Siempre avisa antes de llegar, y justo hoy no lo hace.” Refunfuñó molesto caminando hacia el closet, donde tenía un pequeño espacio con sus pertenencias. Después de varias noches alojando en ese lugar, decidió llevar algunas cosas, como ropa y artículos de cuidado personal.

“Sí lo hizo, solo lo olvidé…”

“¿Qué?”

“¡Me distraje, ¿ok?!”

“Baja la voz, ¿quieres que nos descubra?”

“Tobio, ya llegué, ¿cenaste?” Se escuchó detrás de la puerta de la habitación, haciendo que ambos jóvenes se sobresaltaran.

“Emm… Hola. Aun no.” Kageyama respondió temblorosamente al mismo tiempo que el otro le tiraba una polera y shorts limpios.

“Bueno… Sal, que traje las masitas que te gustan.” Canturreó Miwa contenta.

“Voy. Dame un minuto.” Ambos se acomodaron bien la ropa y peinaron mientras los pasos de la mujer se oían cada vez más lejanos. “¿Y ahora qué?”

“Pues… puedo intentar escapar sin que me vea… O presentarme.” Bromeó el mayor tranquilamente. ‘No es como me habría gustado conocer a su hermana, pero ya que estamos aquí…

“Perfecto. Sal por la ventana.” Kageyama aceleradamente fue hacia la ventana para abrirla.

“¿Estás loco? ¡Estamos en un segundo piso!” El castaño se acercó al menor y le tomó los hombros. “Cálmate. Solo digámosle que estaba ayudándote a estudiar.” El pelinegro aún se veía indeciso. “Vamos, sino será más sospechoso.” El otro terminó por asentir con la cabeza.

De esa forma bajaron la escalera, y apareció la muchacha.

“¡Al fin apare-!” Se detuvo a media frase para mirar de pies a cabeza a Tooru. “¿Trajiste a un amigo?”

“S-sí, me estaba ayudando a estudiar en mi pieza… Y…” Oikawa sintió ganas de golpearse la frente por la forma en como temblaba la voz del menor al responder.

“Buenas noches, Kageyama-san.” Dijo el castaño haciendo una pequeña reverencia. “Es un gusto conocerla, soy Oikawa Tooru. Lamento la intromisión.” Ella los quedó mirando un momento, moviendo su vista rápidamente entre su hermano y su acompañante, hasta que comenzó a sonreír suavemente.

“El gusto es mío. Gracias por ayudar al idiota con los estudios, harta falta que le hace.”

“¡Oye!” Reclamó el pelinegro, olvidando un poco la tensión de hace un rato.

“No tenía idea que tenías visitas. Prepararé una ensalada para acompañar lo que traje.” La mujer comenzó a caminar hacia su cartera que estaba por ahí cerca.

“Muchas gracias, Kageyama-san, pero no quiero molestar. Tal vez deba irme.”

“Noooo, quédate. Insisto, sería bien feo que me rechaces la invitación.” La joven lo miraba de reojo mientras ella revolvía entre las cosas de su bolso.

“B-bueno, supongo que tiene razón. Gracias.” Dijo derrotado el castaño.

“Tobio, ¿por qué no vas a comprar unas gaseosas?” Miwa finalmente sacó unos billetes de la cartera y se los entregó a su hermano.

“Ok. Vamos, Oikawa-san.” Los dos se voltearon hacia la entrada de la casa, dispuestos a salir juntos, pero la mujer los detuvo.

“Tobio, él es el invitado. Debe relajarse, sobre todo después de que se tomó la molestia de venir hasta aquí para ayudarte con tus estudios.” Kageyama miró entre ella y su novio.

“De acuerdo. Vuelvo en un rato.” Tooru abrió mucho los ojos, mientras el pelinegro alzó los hombros indicándole que no sabía que más hacer. Así salió de la casa, dejándolo solo con la Kageyama mayor.

“Vamos a la cocina. Te puedo ofrecer agua por mientras.” Le dijo amablemente la mujer en tanto le hacía indicaciones para que la siguiera. Él obedeció y una vez ahí, el joven se sentó en la pequeña mesa. Al poco rato, Miwa se le acercó con un vaso de agua y lo puso sobre la mesa con un poco más de fuerza que la necesaria.

Tengo un mal presentimiento…’ Pensó sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda. La muchacha comenzó a sacar unos vegetales para prepararlos. Mientras comenzaba a cortar un pepino, ella habló nuevamente.

“Entonces, te llamas Oikawa Tooru.” El castaño asintió. “¿Y de dónde conoces a Tobio?”

“Estuvimos en el mismo club de volley durante la escuela media.”

“Kitagawa Daiichi.”

“Exacto.”

“Ahhh, entonces tú debes ser el famoso Oikawa-san del que tanto hablaba Tobio por esa época.” Hizo una pequeña pausa. “¿Cuántos años tienes, Oikawa-kun?”

“Acabo de cumplir 18.”

“Tres años más que Tobio.” La vista de la mujer estaba fija en el pepino que picaba. “Que interesante.” Dijo ella en un tono bajo. “Muy muy interesante.” Terminó murmurando mientras el cuchillo azotaba contra la tabla de cortar de forma peligrosa.

‘¿Es idea mía, o como que tiene algo contra mí?

“Entonces…” Miwa enterró el cuchillo en la pobre tabla dejándolo erguido para luego mirar directamente al joven, completamente seria. “¿Cuáles son tus intenciones con mi hermanito?” Oikawa tragó con dificultad.

“¿De-de qué habla?” Y como si ya no estuviese lo suficientemente asustado, la pelinegra comenzó a sonreír de forma tétrica y sombría.

“No soy estúpida, Oikawa-kun. Sé perfectamente lo que hacían tú y Tobio antes de que llegara, y estudiar no era. Y también es obvio que esto viene desde hace muuuuucho tiempo. ¿Crees que no he notado todas las cosas que has dejado alrededor de la casa?”

Mierda, ¡qué idiota soy!

“Te lo preguntaré de nuevo, ¿cuáles son tus intenciones con mi hermano?”

“Yo…” El castaño se detuvo un momento para pensar bien en sus palabras. “Quiero mucho a Tobio. Me encanta pasar tiempo con él, y espero poder hacerlo feliz… Y, si me lo permite, me gustaría seguir saliendo con él.” Ella levantó una ceja.

“Eso depende de Tobio; si él quiere salir contigo está bien. Además, se nota que lo haces feliz. Sin embargo…” Dijo tomando el cuchillo nuevamente y acercándoselo a la cara. “Si le llegas a hacer daño, en cualquier sentido, te castro… y luego te mato. ¿Nos estamos entendiendo?”

“S-sí, Kageyama-san.”

“¡Ya llegué!” Se escuchó la voz del Kageyama menor, quien pronto entró a la cocina. La joven en un instante cambió su expresión, y alejó el cuchillo del otro.

“¡Bien! Sírvenos algo por mientras para poder conversar con Oikawa-kun.” Dijo Miwa con una sonrisa maternal. “Así me cuentan como fue que comenzaron a salir.” Tobio volteó a ver a la joven rápidamente, y luego miró de reojo a Oikawa.

“Sorpresa, Tobio-chan.” Dijo sonriendo incómodo el castaño mientras alzaba sus hombros.

Para el alivio de Kageyama, contarle a su hermana que tenía una relación con Oikawa no había sido tan difícil como había imaginado. Miwa se veía satisfecha de verlo contento, y no puso objeción con que continuaran saliendo. Tuvieron una agradable cena, donde Tobio sintió una enorme libertad de no tener que estar escondiendo a su pareja. Todo iba de maravilla, hasta que el castaño se fue a su casa, y Miwa le comenzó a hablar de lo importante que era el consentimiento en una relación y el sexo seguro. El pobre chico sentía que moriría de vergüenza.

“Miwa… ¿esto es realmente necesario?” Murmuró frustrado con su cara totalmente roja.

“Seamos realistas. Sin mí aquí, pueden hacer cualquier cosa, y si te lo prohíbo es probable que lo hagas a mis espaldas. Así que, quiero asegurarme de que, si al menos decides tener cierta intimidad con él, sepas cuidarte… Aunque de verdad preferiría que esperaras un par de años más al menos.” Su hermana explicó con seriedad. “No te obligó a hacer nada que no quisieras, ¿cierto?”

“¡Claro que no! ¡No soy estúpido!”

“Porque está bien si no quieres hacer algo. Él debe esperar si no estás listo…”

“Ay…” Gruñó con frustración el joven mientras se intentaba tapar la cara, avergonzado. “Miwa, él siempre me pregunta… si quiero seguir o si quiero que se detenga. Además, tampoco hemos hecho… eso… y no planeamos hacerlo aún…” Terminó murmurando.

“¿’Eso’?”

“¡Ya-Ya sabes!” El menor gritó frustrado. “La cosa seria…”

“Bueno, eso es estupendo, aun eres demasiado joven. Parece que es un buen chico después de todo. Aun así, me preocupa un poco que tenga 18 años; es muy mayor.”

“Puedo cuidarme solo, gracias.”

“No se trata de eso… Soy tu hermana mayor, y es mi deber cuidar de ti.” Se quedaron en silencio unos minutos. “Tobio…” Habló Miwa con delicadeza. “Quiero que confíes en mí, ¿sí?” El chico la miró confundido. “Si te llega a hacer algo, lo que sea, me lo dirás, ¿ok?” Después de escuchar esto, el menor rodó sus ojos.

“No te-”

“Prométemelo.” Ante la exigencia seria de la pelinegra, Tobio no tuvo más que aceptar.

“Está bien. Te lo prometo.”

“Excelente.” Dijo ella sonriendo. “Quiero que te cuides, y no quiero encontrarlos por ahí muy cariñositos; puedo vivir sin esa imagen en mi cabeza.”

“¡Miwa!” El muchacho gritó avergonzado, para que después su hermana riera con ganas. Una vez que se calmó abrazó al joven.

“Dentro de todo, me alegro de que hayas encontrado a alguien que te haga feliz.” Tobio sonrió levemente y correspondió el abrazo.

“Gracias… Por todo…” Susurró el joven.

--

Después que Oikawa salió de la casa de su pareja, se dirigió a la suya ya completamente a oscuras. Se suponía que se quedaría con el pelinegro esa noche, pero no contaba con que llegara su hermana, con quien no tuvo la suficiente confianza para pedirle alojar. Sin embargo, eso no importaba, ya que Miwa lo había aceptado… en su propio estilo, y eso lo tenía increíblemente dichoso. Caminaba tranquilamente cuando su celular comienza a sonar. Vio en la pantalla que se trataba de su mejor amigo.

“Hola, Iwa-chan, ¿qué cuentas?” El castaño contestó de forma cantarina.

“¿Dónde estás?” Dijo el otro en un tono serio. Oikawa pensó un momento antes de responder, considerando que sería demasiado sospechoso si le decía que estaba en la calle a esa hora.

“¿Dónde crees tú? En mi casa…”

“Ah, ok.” Hubo una pequeña pausa antes de que Hajime volviera hablar. “Necesito que me devuelvas el libro de álgebra que te presté, así que llévalo mañana.”

“No te preocupes, lo llevaré.”

“Oye…” Comenzó con un tono suspicaz el as de Seijoh. “¿Por qué te oyes tan contento? No andas en alguna de tus mierdas raras, ¿cierto?”

“Ya, Iwa-chan, siempre piensas lo peor de mí.” Oikawa le reclamó infantil y juguetonamente. “¿Ahora no puedo estar contento?”

“Si te llego a pillar en algo turbio te reviento, ¿entendiste?” La amenaza hizo que el capitán rodara sus ojos. “Nos vemos mañana. Lleva el libro.”

“¡Nos vemos!” Dicho esto, terminó la llamada y guardó su teléfono. Mientras seguía caminando, comenzó a pensar en el domingo siguiente y en el lindo pelinegro.  ‘¿Qué deberíamos hacer? Lo quiero llevar a cenar a un lugar elegante, pero no estoy seguro si ese es el estilo de Tobio.’ Pensó el castaño. ‘Tal vez deba pensar en algún regalo extra… ¿Pero qué podría ser?’ Distraído, no se fijó en un anuncio que estaba frente a él y chocó. Después de sobarse la cara, notó que había chocado con un antiguo cartel de la final entre Shiratorizawa y Seijoh. Comenzó a rechinar los dientes recordando la derrota contra Ushijima en esa final. De pronto, una idea se le vino a la cabeza. ‘Creo que tengo el regalo perfecto para darle a Tobio. Tal vez no se lo pueda tener ese día, pero no importa, le encantará.

Así, con una enorme sonrisa y sintiéndose muy orgulloso, siguió su camino, planeando las llamadas y gestiones que debía hacer.

Notas finales:

Agradezco cualquier comentario o retroalimentación para poder mejorar ¡Muchas gracias por la oportunidad! ^-^


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