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La epifanía irónica por Katt-chan

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Notas del capitulo:

¡Espero que lo disfruten!

Kageyama iba lentamente hacia su casa mientras pensaba en todo lo que le habían dicho. Se sentía angustiado y confundido. Por una parte, consideraba que Iwaizumi tenía razón cuando decía que eran demasiadas coincidencias… Pero por otra, la acusación que estaban haciendo era muy sórdida para aceptarla fácilmente. Tal vez era cierto que de alguna forma la conversación con Oikawa había influido mucho en su decisión de alejarse de sus compañeros, pero no significaba que el castaño hubiese dicho todas esas cosas a propósito para que tuviese esa reacción… ¿cierto?

Además, ¿por qué llegar tan lejos como para tener una relación romántica con él por ese motivo? Oikawa podía tener una pésima personalidad a veces, pero no haría algo tan asqueroso…

¿…Verdad…?

Debo preguntarle a Tooru por qué Iwaizumi-san dice que él planeó algo así. Tiene que ser mentira.’ Respiró hondo y siguió caminando hasta que escuchó que alguien lo llamaba cerca de la entrada de su casa.

“¡Tobio-chan!”

“Ah… Hola…” Oikawa lo miró perplejo por su respuesta distraída.

“¿Estás bien?” El pelinegro tragó con dificultad antes de hablar, lo que solo aumentaba la confusión del otro.

“Entremos.” Dijo mientras iba a la puerta principal para poder entrar a la casa.

¿Qué le pasa? ¿Habrá tenido un mal día en el entrenamiento?’ Se preguntó Oikawa. ‘Bueno, con un poco de suerte, mi sorpresa lo animará.’ El castaño entró al hogar después de Tobio y cerró la puerta detrás de él. “Oye, Tobio…” Comenzó a decir, mientras se disponía a abrazar al otro. Sin embargo, a diferencia de otras veces, el pelinegro lo esquivó. “¿Qué tienes?”

“Necesito hablar contigo…” Kageyama lo miraba con seriedad. “Hoy fue Iwaizumi-san a Karasuno.” Después de esto, hubo un breve momento de silencio. La dureza en la expresión del pelinegro comenzó a tensar a Oikawa.

“¿Y… por qué fue?”

“Me dijo que tenías una especie de plan de acercarte a mí para sabotear a Karasuno en el campeonato.” El castaño abrió mucho los ojos sin decir palabra. “Dijo que hace tiempo te había confrontado y que tú mismo le confesaste eso.” Como el de Seijoh seguía sin reaccionar, Kageyama decidió ser más directo. “¿Por qué Iwaizumi-san está diciendo eso?”

¡Mierda! Se me había olvidado todo ese asunto… Obviamente no es la mejor forma de comenzar una relación…’ Pensó alarmado el mayor, considerando que posiblemente el joven podía sentirse dolido que le hubiese mentido sobre la razón por la que quiso compartir con él al inicio. “Tobio, sé que se oye mal, y te lo iba a decir, es decir yo-”

“Espera…” Kageyama lo detuvo con urgencia. “¿Entonces es cierto?” La pregunta descolocó al castaño y se quedó mirándolo aturdido. “Tooru, ¿lo que dijo Iwaizumi-san es cierto?”

“Sí, es cierto…” Contestó resignado. Por un breve instante, realmente pensó en negarlo todo… pero no quería seguir mintiéndole a su pareja. Quería terminar con ello de una vez, disculparse y avanzar. Sin embargo, la mente de Tobio comenzó a repasar todo lo que le habían mencionado Iwaizumi y Hinata, y estaba muy lejos de las ideas que tenía el mayor.

Entonces… ¿Todo lo que dijeron es verdad? ¿Todo fue un engaño?’ El corazón del pelinegro se comenzó a sentir pesado y su vista se nubló. ‘¿Por qué me hizo creer que me quería? ¿Tanto me odia como para querer hacerme esto? ¿Hasta cuándo pensaba seguir con esta farsa?’ Oikawa vio como los ojos del pelinegro se desenfocaron y bajó la cabeza lentamente, lo que hizo que se preocupara.

“¿Tobio?” Dijo tomándole los hombros, para que al instante el pelinegro volviera a confrontarlo y lo mirara con furia.

“¿Te divertiste burlándote de mí durante dos meses?” Kageyama apretaba los labios mientras varias lagrimas estaban contenidas en sus ojos.

“¿Burlarme de ti? ¿Qué-?” Pero el menor quitó con fuerza las manos del otro sobre sus hombros.

“Vete.”

“Un momento, te explicaré lo-”

“¡LÁRGATE DE MI CASA!” Vociferó colérico Kageyama, empujando a golpes a Oikawa hacia la puerta y la abrió.

“Tobio, por favor, deja que te ex-” El menor le dio un último empujón dejándolo fuera del hogar para finalmente cerrar la puerta en su cara. “¡Tobio, hablemos, por favor! ¡Ábreme!” Escuchaba al otro lado de la puerta.

El pelinegro puso el seguro en la entrada y corrió a su pieza para alejarse de las súplicas del castaño. Con la puerta cerrada, deslizó su espalda sobre ella hasta caer al piso sintiéndose agotado mientras dejó caer las lágrimas que se habían agolpado en sus ojos. Pero no fue el mejor lugar para refugiarse… ese lugar estaba lleno de recuerdos con Oikawa. Miró alrededor, cuando llegó al closet… desde donde se veía una camiseta de Aoba Johsai colándose por entre las puertas. Siguió analizando con la mirada el escritorio… que tenía un piso extra que usaba Oikawa para hacer sus tareas juntos y explicarle lo que no entendía de la suya. Al lado estaba el estante… donde se veían botellas de colonia, desodorante y otras cosas del mayor. Esta travesía le estaba resultando muy dolorosa, cuando llegó finalmente a la cama. El lugar donde se besó tantas veces con el chico, donde le contó por primera vez sobre su pasado, donde se había permitido confiar lo suficiente como para intimar con él.

Se levantó rápidamente y salió de ahí sin poder aguantar más. Mareado, caminó a la habitación que solía ser de su abuelo. Se tiró a la cama boca abajo, y se quedó inmóvil, sintiéndose extremadamente cansado. Las lágrimas no dejaban de brotar, y comenzó a sollozar más fuerte mientras tomaba la almohada para abrazarla. Dejó salir sus llantos, ya entregándose totalmente a sus emociones.

“¿Cómo pude ser tan estúpido…?”

--

“¡Tobio! ¡Tobio, ábreme, por favor!” Oikawa no sabía cuanto tiempo estuvo rogándole a gritos al pelinegro. No fue hasta que su garganta y sus puños -que usó para golpear la puerta- le comenzaron a doler que se dio cuenta que el muchacho no le abriría. ‘¿Por qué creyó que me había burlado de él todo este tiempo? ¿Qué mierda fue lo que le dijo Iwaizumi para que pensara eso?

Lleno de ira, se dirigió a la casa de su compañero para buscar respuestas. Llegó lo más rápido que pudo, y tocó la puerta. Al poco rato, esta se abrió, revelando a Hajime.

“Ah, Oikawa, pensé que-” Pero el castaño lo interrumpió tomando agresivamente el cuello de su camisa.

“¡¿Qué mierda fue lo que le dijiste a Tobio?!” Ante la reacción del capitán, Iwaizumi quedó pasmado por un momento.

“¡Suéltame!” Dijo finalmente mientras se recuperaba del impacto.

“¿Qué fue lo que le dijiste?” Repitió Oikawa en un tono peligroso.

“La verdad, ¿qué más? Es bastante hipócrita de tu parte venir a reclamar cuando te mandaste el cagazo.” El as de Seijoh dijo mientras intentaba quitar las manos del otro. “¿Quieres soltarme de una vez?” Sin embargo, el otro no le hizo caso.

“¿Y cuál verdad sería esa?”

“Lo que me dijiste… que querías ser su amigo para distraerlo de la competencia, y hablando con Karasuno nos dimos cuenta de que enemistaste a Kageyama con sus compañeros.” Le respondió con el ceño fruncido. “Eso fue muy bajo. Incluso para ti.” Oikawa finalmente soltó a Iwaizumi, mientras ambos se miraban respirando pesadamente. “Y seguiste con tu jueguito durante dos meses. ¿Cuánto más querías destruir a ese pobre chico para que quedes satisfecho, ah?”

¿Te divertiste burlándote de mí durante dos meses?

El rostro de Tobio apareció nuevamente en la mente del castaño. Fue en ese momento que realmente le tomó el peso a las palabras del joven. Obviamente Kageyama había pensado que todo lo que vivieron juntos fue parte de un plan espantoso; había confiado completamente en él, y ahora creía que simplemente lo había usado para una estrategia deportiva. Entonces se comenzó a sentir angustiado… ¿Cómo le explicaría al chico la verdad si no quería verlo?

Salió de ahí rápidamente, ignorando los llamados de Hajime. Sacó su teléfono e intentó llamar a Tobio, pero no respondía. Desesperado, decidió enviar un mensaje de texto.

Entiendo que creas que todo fue mentira, pero yo sí te quiero. Todo lo que vivimos juntos fue real. ¿Qué puedo hacer para que me creas?

 Esperó a que le respondiera hasta que se comenzó a alterar, y mandó otro mensaje.

Dame la oportunidad de explicarte, por favor.

Llegó hasta su casa, abrió la puerta y fue recibido por su madre.

“¿Tooru? Creí que te quedabas donde tu amigo hoy.” Él simplemente la ignoró para luego encerrarse en su habitación. Revisó nuevamente su celular. Nada.

“¿Qué puedo hacer?” Susurró con desesperación mientras tomaba su cabeza con las manos. Gruñó molesto al no tener ideas y tiró el teléfono a la cama. Se quedó respirando fuertemente ahí por un rato hasta que rompió a llorar. Fue hacia su cama arrastrando los pies para volver a coger el celular y escribió un último mensaje al pelinegro.

Te quiero, Tobio.

Notas finales:

Agradezco cualquier comentario o retroalimentación para poder mejorar ¡Muchas gracias por la oportunidad!


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