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La epifanía irónica por Katt-chan

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Notas del capitulo:

Espero que sea de su agrado :)

El lunes había llegado, y Tobio sentía como de a poco se arrepentía de haber agendado esa reunión con el capitán de Seijoh. La incomodidad e inseguridad se acrecentaban al ver como pasaban los minutos, acercándose el final de la jornada de escuela. A pesar de estar pendiente constantemente del reloj dispuesto en el gimnasio, intentaba que no afectara a su rendimiento en el entrenamiento de ese día. Cuando terminó la práctica, todos se reunieron en la sala del club para cambiarse de ropa y retirarse.

“Aprovechando que hoy la práctica terminó más temprano, ¿les gustaría ir por unos bollos de carne?” Dijo Sugawara con una sonrisa. Distintos miembros del equipo dieron su aprobación rápidamente, mientras Kageyama seguía ordenando sus cosas en silencio.

“Kageyama, vienes, ¿cierto?” El pelinaranja confirmó con una sonrisa.

“No, tengo otras cosas que hacer.” A más de uno le llamó la atención la respuesta del pelinegro, pero optaron por dejarlo pasar. Sin embargo, Hinata no fue uno de ellos.

“¿Qué tienes que hacer?” El tono inquisitivo de la pregunta molestó a Tobio.

“¿Y a ti qué te importa?”

“Bueno, es que es raro. No rechazas comida y tampoco es como si tuvieras amigos.”

Hinata no tenía una mala intención al decir eso, Tobio lo sabía, pero aun así sus palabras dolían. Efectivamente, él no tenía amigos, porque no sabía como hacerlos o mantenerlos. Su compañero pelinaranja lanzaba comentarios de ese estilo de vez en cuando, por los que se molestaba y lo expresaba ruidosamente; sin embargo, en esa ocasión no se sentía precisamente molesto sino más bien triste y avergonzado. No comprendía el por qué de sus propias reacciones, pero no quería mostrar vulnerabilidad frente a sus compañeros, por lo que terminó ignorando al otro. Así mismo, el resto no le dio importancia al comentario y todos ordenaron sus pertenencias para salir de ahí.

“¿Seguro que no puedes venir, Kageyama?” Preguntó el sub capitán sonriendo resignadamente.

“Lo lamento.” El pelinegro hizo una leve reverencia y se retiró en dirección al centro. Mientras caminaba, recibió un mensaje en su celular de parte de Oikawa.

Te espero en la tienda de deportes de la calle principal”

Aceleró el paso, y en unos minutos llegó al lugar acordado. Vio que el castaño miraba su teléfono sin prestar atención a su entorno.

“Oikawa-san.” Dijo el pelinegro, haciendo que el otro alzara la vista.

“Te tomaste tu tiempo, Tobio-chan.” Dicho eso, entraron a la tienda deportiva. “¿Y qué tal te fue en la escuela hoy?”

“Normal.” Kageyama expresó aburrido mientras estaba concentrado viendo distintas zapatillas, y así se quedaron en silencio.

¡Este chico es tan cortante!’ Pensó Oikawa completamente frustrado. Se quedó mirando a Tobio con una expresión poco impresionada. Después de unos minutos, Kageyama se decidió por unas zapatillas y las sacó del estante para pedir su talla. El castaño vio la marca del producto, y se sorprendió que era una regular. “Tobio, hay mejores productos que ese si consideras la calidad y el precio. Como éste.” Dijo tomando otras zapatillas. Una trabajadora del local pasó por su lado, y Oikawa aprovechó para hablarle. “Disculpa, ¿podrías traer uno de estos en…?” Se volvió a dirigir al pelinegro. “¿Cuál es tu talla?”

“Emm… 39 y medio.” Kageyama contestó en un tono de pregunta. La mujer asintió y partió rápidamente para volver al poco rato con el par de zapatillas.

“Cualquier cosa, me dicen.” Dijo ella con una sonrisa y se retiró a atender a otras personas. El de primero tomó las zapatillas y se las puso. Tooru vio por primera vez las zapatillas que llevaba puestas el otro, notando que estaban increíblemente desgastadas.

Hace tiempo debió cambiarlas…’ Oikawa pensó con curiosidad mientras veía como el pelinegro se paraba para sentir como quedaban.

“Wow, se sienten realmente cómodas, hasta más ligeras.” Mencionó levemente impresionado.

“¿Ves? Son algo caras, pero lo valen. Y esas te deberían durar más que las que ibas a llevar.”

“No sé si me alcance para algo así…” Murmuró el pelinegro mientras revisaba su billetera. ‘Podría si no compro bollos y leche en la escuela esta semana. Después le pido más a Miwa.’ El muchacho de primero pensó mientras veía entre las zapatillas y el dinero. “Bueno, supongo valdrá la pena.”

“¡Por supuesto! Confía en tu senpai.” Dijo Tooru con superioridad. Kageyama se sacó las zapatillas, y se puso las suyas para luego caminar lento hacia la caja. “¿No que necesitabas cintas y rodilleras también?”

“No. Con esto estoy.” Le respondió, y el castaño solo lo dejó pasar. Sin embargo, notó que el menor se veía dudoso al momento de entregarle el producto a la cajera y el dinero por éste. Finalmente compró las zapatillas, y ambos salieron de la tienda. “¿No querías ver algo para ti, Oikawa-san?”

“Nahh, yo solo vine para acompañarte. Ahora, ¿qué te parece si vamos a cenar?” Le ofreció el castaño.

“¿Cenar?” Oikawa lanzó un suspiro al oír la pregunta del menor.

“Sí, Tobio, cenar. Es lo que hace la gente cuando tiene hambre, ¿entiendes?”

“¡Sí sé lo que es!” Gritó levemente sonrojado. “Es solo que no pensé que quisieras cenar conmigo. Además, que ya gasté todo el dinero que traía conmigo hoy.” Kageyama agregó algo avergonzado. Tooru quedó pensando en lo que había dicho.

¿Será por eso que se veía tan inseguro al pagar? ¿O el por qué de repente decidió no comprar las otras cosas? Seguro que sí.’ El castaño rodo los ojos y terminó lanzando otro suspiro, esta vez con resignación. “Yo te invito, después de todo, gastaste todo tu dinero en esas zapatillas porque yo te dije que las compraras.” El pelinegro lo miró suspicaz.

“No es necesa-” Pero el castaño lo interrumpió.

“Solo es una cena, Tobio. Sería muy aburrido si solo nos vamos a casa ahora.” Tomó la muñeca del otro para después comenzar a caminar más rápido. “¡Vamos! Por acá hay un lugar bastante bueno.” Kageyama veía con sorpresa su muñeca que era jalada por Oikawa, hasta que se detuvieron en un lugar que él no conocía. “Entremos.” Dijo soltándolo para luego empujarlo suavemente hacia la entrada. Una vez adentro, se instalaron en una mesa y les pasaron dos cartas mientras les ofrecían agua para tomar. Tooru, que ya conocía el lugar se decidió rápidamente, así que cerró la carta y se dedicó a ver al otro, quien se veía frustrado mientras optaba que comer. Al ver que el pelinegro hacía un pequeño puchero, Oikawa reprimió una risa. ‘¿Qué tan inadaptado puede llegar a ser Tobio?’ Pensó mientras volvía a abrir la carta. Alzó la mirada para ver a su acompañante, para notar que había dejado de revisar la lista de platillos, sino que veía con ojos muy grandes hacia la mesa de al lado mientras un pequeño sonrojo adornaba su rostro. Justo el mesero se estaba retirando, y ahí notó que la mirada del pelinegro estaba fija en un plato de bistec asado con verduras salteadas.

“¿Están listos para ordenar?” Les preguntó un mesero gentilmente, atrayendo la atención de ambos jóvenes.

“Sí, yo quiero la pasta pesto.” El mesero anotó, y miró al pelinegro esperando su respuesta.

“Emmm… Yo…” Comenzó a balbucear mientras veía las páginas de la carta nervioso, lo que le causaba algo de ternura. Pero pronto sacudió su cabeza, retirando esos pensamientos de su cabeza.

“Tráigale un lomo con verduras salteadas.” Oikawa dijo, apiadándose de él.

“Perfecto, en un momento se los traigo.” El hombre tomó las cartas y se retiró del lugar.

“Oikawa-san…” Dijo casi susurrando el menor. “No creo que pueda pagarte por ese plato…” Su tono era de temor y vergüenza. El castaño se mordió los labios para reprimir reírse a carcajadas.

“Ya te dije que yo te invitaba.”

“Pero es muy costoso, así que-”

“Considéralo como una compensación por mi comportamiento anterior.”

“Pero aun así-”

“Tobio, te traje aquí sabiendo cuanto costaría. Así que solo cállate y come, ¿sí?” El pelinegro frunció el ceño y asintió.

“Gr-gracias…” Terminó diciendo con esfuerzo. Se quedaron en silencio mientras esperaban por la comida, y fue cuando el castaño rodó los ojos.

De nuevo...’ Pensó sintiendo desagrado, pero para su sorpresa el otro chico comenzó a hablar.

“¿Cómo está Iwaizumi-san? Desde el partido con ustedes no he sabido nada de él.” Oikawa quedó anonadado un momento ya que era la primera vez que el muchacho iniciaba la conversación.

“Bien… como siempre, supongo. Siempre regañando a todo el mundo, ya sabes.”

“Si mal no recuerdo, solo te regañaba a ti.” Kageyama dijo sonriendo con superioridad, mientras Tooru lanzaba una bocanada de aire de forma exagerada.

“Te gusta hacerme rabiar, ¿no?” Le respondió fingiendo enojo. No podía decir mucho, ya que honestamente sabía que lo que decía era cierto. Pronto los platos llegaron a la mesa y comenzaron a comer. Oikawa vio que el menor comía entusiasta, en tanto sus ojos brillaban. “¿Está rico?” El otro asintió energéticamente con la boca llena. Kageyama tragó la comida y se quedó jugando con el plato por unos segundos.

“¿Y Kunimi y Kindaichi? ¿Cómo están?” Preguntó el pelinegro, esta vez con más timidez.

“Bien también.” El castaño pensó un momento si había algo que había cambiado que fuese digno de notificarse. “La verdad, no creo que haya mucha diferencia de hace unos años.”

“Kunimi sonrió en el partido que tuvimos.” Oikawa se fijó en el tono deprimido del chico y lo quedó mirando de reojo. “Nunca sonrió cuando yo colocaba para él.” El mayor contuvo sus ganas de rodar los ojos, y antes de poder pensar en lo que decía, comenzó a hablar.

“Bueno, ¿Y qué esperabas? ¿Qué estuviese feliz de la vida mientras le gritaban a diario por errores que no eran suyos?” Sus palabras tuvieron un efecto inmediato. El rostro de Kageyama se ensombreció, y bajó el cubierto con más fuerza de la necesaria, lo que sorprendió al castaño por el sonido que hizo. ‘Mierda… tal vez no debí decir eso...’ De repente el joven pelinegro se levantó de la mesa y comenzó a tomar sus cosas.

“Gracias. Me retiro ahora.” Dijo sin ninguna emoción en su rostro para luego hacer una reverencia e ir hacia la salida. Oikawa tardó en reaccionar.

“Espera, Tobio.” El castaño intentó pararse para seguirlo, pero al notar que estaba atrayendo la atención simplemente se sentó. ‘¿Por qué le afectó tanto? ¿Qué le pasa?’ Pensó de mala gana. ‘¡Rayos! El plan parece que se fue al caño.

Notas finales:

Agradezco cualquier comentario o retroalimentación para poder mejorar :3


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