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La epifanía irónica por Katt-chan

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Notas del capitulo:

¡Espero que lo disfruten!

Kageyama caminó rápidamente hacia su casa después de salir del restaurante. Se sentía angustiado, molesto y avergonzado. Sabía que lo que había dicho Oikawa era cierto, y se recriminaba cada día por ello. Sin embargo, también se sentía perdido, ya que parecía que esa horrenda conducta que tuvo en la escuela media lo perseguiría por siempre. Lanzó un suspiro totalmente agotado. Ese sí era un pensamiento aterrador. Al poco rato llegó a su hogar, se lavó los dientes y se fue a acostar. Sin embargo, no podía dormir; estaba intranquilo, mientras miraba su celular una y otra vez. ¿Qué era lo que esperaba ver ahí exactamente? ¿Esperaba que Oikawa lo llamase acaso? ¿Que le mensajeara?

Era absurdo. El castaño había sido lo suficientemente generoso como para invitarle una estupenda cena y él salió de ahí corriendo sin siquiera terminar el plato. Comenzó a tener deseos de gruñir de pura frustración. Debía al menos pagar por lo que le correspondía a él, y para ello debía pedirle dinero a su hermana mayor, cosa que detestaba hacer. ‘Solo se lo pagaré y terminaré con eso.’ No supo exactamente cuando se quedó dormido.

--

A la mañana siguiente, se despertó y alistó para ir a la escuela. Se vistió con rapidez, hasta que llegó a ponerse las zapatillas. Quedó mirando la caja con las que había comprado ayer. Con Oikawa. Desvió la mirada y optó por utilizar sus zapatillas antiguas. ‘Aun sirven…’ Así, salió de su casa, después de asegurarse que todo estuviese cerrado.

Ese día no había sido muy diferente de otros. Se dedicó a practicar, lo que le resultaba muy eficiente para distraerse. Hasta el momento creía estar haciendo un buen trabajo, sin embargo, un comentario de su compañero pelinaranja le hizo pensar que tal vez no era así.

“Oye, Kageyama, ¿te pasa algo?”

“¿Por qué preguntas?” Le cuestionó frunciendo el ceño.

“No sé… estás raro…” Kageyama quedó mirando el balón en sus manos un momento, cuando el otro volvió a hablar. “¿Yyyyyyyy? ¿Qué te pasa? ¿Tiene que ver con tu compromiso de ayer?” Preguntó Hinata de forma más insistente.

“No me pasa nada. Deja de pensar estupideces.” El pelinegro replicó molesto. Shoyo hizo un pequeño puchero y dejó de preguntar. Por su parte, Tobio se sintió expuesto; era escalofriante lo bien que lo conocía su compañero. Con un poco de suerte, el resto del equipo no habría notado nada raro en él. Suspiró para después mirar a su alrededor y notar que nadie estaba concentrado en él. Nadie, excepto Hinata, quien le lanzaba miradas de vez en cuando. Obviamente el pelinaranja no había quedado conforme con su respuesta. Al final, Kageyama solo lo ignoró para seguir entrenando, algo que le resultaba complicado siendo que ese día Hinata era su pareja de entrenamiento. Sin embargo, tal vez por los acontecimientos del día anterior, o el hecho de las constantes miradas del más bajo, su concentración se perdió por un momento. Hizo un movimiento extraño con su pie, deslizando la punta de su zapatilla derecha contra el piso de madera, y así la suela se comenzó a despegar lo que hizo que tropezara y cayera estrepitosamente.

“¡Kageyama!”

“¿Estás bien?”

Todos los muchachos se acercaron a él, que se sentaba en el suelo avergonzado.

“Aww, ¿el Rey cayó?” Dijo Tsukishima con sorna. El pelinegro comenzó a gruñir e intentó levantarse para confrontar al rubio, pero al apoyar su pie derecho sintió un dolor en su tobillo que lo obligó a sentarse nuevamente. El entrenador se acercó a su pierna derecha.

“Voy a revisar, ¿de acuerdo?” Tobio asintió, dándole permiso para tocarlo. Ukai se fijó en las zapatillas del muchacho, aunque decidió no hacer comentarios al respecto. En su lugar, solo la sacó con cuidado y comenzó a apretar delicadamente en distintas partes, hasta que el chico hizo una mueca de dolor. “Parece ser que solo es una pequeña torcedura, pero será mejor que descanses por unos cuantos días.” Kageyama se veía decepcionado. Sin embargo, sabía que para no empeorar la situación debía hacerle caso a su entrenador. “Te pondremos hielo y buscaré una tobillera para que puedas usar.”

“Traeré algo frío.” Dijo Shimizu antes de retirarse con rapidez.

“Gracias.” Le respondió Tobio bajito. Ukai le ayudó a levantarse para llevarlo a la banca, y después se dirigió al resto.

“Todos ustedes vuelvan a la práctica. Hinata, practica con Sugawara por mientras.” Dicho eso, salió del lugar. La manager de tercero volvió y le entregó a Kageyama una bolsa de gel fría, frente a lo que el otro asintió agradecido. Tobio mantenía su vista baja mientras notaba que su rostro estaba más caliente de lo usual. Pronto Ukai volvió al gimnasio y se dirigió directamente al joven herido. “Toma, usa esta tobillera por los próximos días.” El entrenador se sentó a su lado, y ambos se quedaron en silencio un momento.

“Lamento esto…” Dijo el muchacho completamente frustrado.

“Lo bueno es que no es grave. Pero-” El hombre le pasó la zapatilla que le había sacado antes. “Entiendes que pudo evitarse, ¿no?” No intentaba recriminarle, sin embargo el tono de seriedad que utilizó hizo que Tobio se sintiera más fracasado.

“Sí…” Susurró en un tono miserable.

“Bien, por ahora vete a casa, y no vengas al entrenamiento por lo que resta de la semana.” Kageyama volteó a ver rápidamente al adulto. Una cosa era descansar, ese lapso de tiempo era totalmente excesivo, desde su punto de vista.

“Pero-”

“Lo siento, pero creo que sería mejor que te tomes esos días para no arriesgar una lesión más seria… y para que consigas otro par de zapatillas.” Ukai dijo sonriendo de forma resignada mientras ponía una mano sobre su hombro. Tobio no tuvo más opción que hacer caso e irse a su casa de mala gana.

Durante los días siguientes, intentó colarse al gimnasio para poder permanecer como espectador, pero tanto el capitán como el entrenador lo vetaron del lugar y le dijeron que descansara. Al inicio se sentía frustrado por la pérdida de tiempo para entrenar, pero luego de un tiempo, se comenzó a sentir nervioso por ese cambio en su rutina. Estaba tan acostumbrado a practicar, entrenar o correr -cosas que tenía prohibidas hacer por los próximos días-, que ahora se daba cuenta que todo su mundo giraba en torno a ello. No tenía más pasatiempos, no tenía amigos, o familia con la cual compartir. Bueno, estaba su hermana, pero por lo general estaba tan ocupada que apenas si la veía en casa. Más allá de hacer unos ejercicios con las mancuernas o algunos tiros de práctica tirado sobre su cama, no tenía mucho más que hacer… Aparte de las labores del hogar, pero no era lo mismo.

Qué patético…’ Pensó con amargura. ¿Acaso no había algo más en su vida? Intentó concentrase en sus estudios como último recurso, pero terminó por frustrarlo aun más por lo infructífera que resultó la tarea. ¡Era tan endemoniadamente aburrido!

Oh, Tobio-chan, qué placer verte.

La voz de Oikawa resonó en su cabeza. El castaño se había acercado a él, fueron a comprar y hasta cenaron juntos. Sin embargo, las cosas no habían terminado bien. Kageyama esperaba distraerse practicando, y ahora con la nueva situación eso no sería posible. Justo estaba preparando la cena, a una hora en la que usualmente estaría en el gimnasio de Karasuno entrenando, cuando escuchó que la puerta de entrada se abría. Dejó de cortar los vegetales y fue hacía allá para recibir a la persona que había llegado.

“Miwa.”

“Oh, Tobio, estás aquí.” Le respondió ella con sorpresa. “Pensé que estarías en tu escuela a esta hora.”

“Tuve un pequeño accidente y me prohibieron entrenar por unos días.” Tobio dijo molesto.

“¿Accidente?” Su hermana parecía preocupada, e inspeccionaba su cuerpo con la mirada.

“Una pequeña torcedura en el tobillo. Ya ni me duele, pero aun así no me dejan entrenar hasta que termine la semana.” Mientras decía esto, el joven volvió a la cocina para seguir preparando la cena. Miwa dejó sus cosas en la entrada y lo siguió hasta la cocina.

“Tal vez sea bueno que te tomes unos días fuera de la cancha, ¿no crees?”

“No. Quiero entrenar.” Ante la tajante respuesta del muchacho, la pelinegra lanzó un suspiro.

“Tobio, solo será por un par de días, así que no exageres.” Se lavó las manos rápidamente en el lavaplatos. “¿Qué necesitas que haga?”

“Lava y pica el cebollín.”

Así, ambos hermanos terminaron de cocinar juntos y cenaron con tranquilidad. Cuando estaban ordenando las cosas posteriores a la cena, Miwa habló.

“Tobio, sé que te sientes frustrado, pero me agrada que podamos compartir juntos. Entre mis viajes y tus entrenamientos casi ni nos vemos.”

“Sí, lo sé…” Tal vez sí había algo bueno de aislarse de los entrenamientos.

“¿Tienes planes para mañana?” Preguntó la pelinegra.

“Solo estar aquí.” Tobio respondió con poco entusiasmo. “Estarás aquí mañana, ¿cierto?” Miwa se detuvo a mirar con tristeza ante el tono ligeramente esperanzado de su hermano.

“Lo siento, debo viajar de nuevo en la mañana.”

“Oh…” Kageyama se sentía decepcionado.

“Pero veamos una película ahora. No es tan tarde.” Le dijo ella sonriéndole con cariño. El pelinegro lo pensó un momento antes de responder.

“De acuerdo…” Respondió bajito, fingiendo desinterés, lo que hizo reír un poco a la joven. “Miwa, ¿me darías un poco más de dinero esta vez?” Ella lo miró ligeramente sorprendida.

“Sí, no hay problema. ¿Se puede saber para qué?”

“Solo le quedé debiendo a alguien.” Su hermana sentía curiosidad, pero no cuestionó. En lugar de ello, prometió darle el dinero y ambos se prepararon para ver una película juntos, como solían hacer cuando eran más pequeños.

--

A la mañana siguiente, Kageyama despertó y vio un sobre encima de su mesita de noche junto a una nota.

Tobio:

Te dejo el dinero que me pediste y algo más para la otra semana. Aprovecha de descansar mientras no tengas entrenamiento… Estudiar un poco tampoco te mataría. Te encargo la casa.

Xoxo,

Miwa.

 

El joven solo rodó los ojos mientras dejaba la nota a un lado y revisaba el sobre con dinero. Kageyama se alistó y salió de su casa para ir a la escuela. Ese día, a diferencia de los anteriores, ni siquiera había intentado entrar al gimnasio. Al terminar las clases, fue rápidamente hasta Aoba Johsai y se quedó vigilando la entrada a una distancia prudente. No tenía idea de cuando terminarían las prácticas del equipo de volley de esa escuela, pero sabía que tenían entrenamiento en las tardes ese día. Esperó un par de horas, cuando vio a varios de sus antiguos compañeros de Kitagawa Daiichi saliendo juntos.

Tal vez no fue una buena idea haber venido después de todo…’ Mientras se debatía si debía quedarse a esperar o simplemente irse a su casa, notó que Tooru salía solo de la escuela. ‘Bueno, ya estoy acá… terminemos con esto de una vez…’ Pensó para después acercarse al otro muchacho.

“Oikawa-san…”

Notas finales:

Agradezco cualquier comentario o retroalimentación para poder mejorar ¡Muchas gracias!


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