Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La epifanía irónica por Katt-chan

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Espero que lo disfruten!

Decir que los muchachos de Karasuno estaban desconcertados no bastaba para describir lo que sentían. Era sábado, y su capitán les informó por tercera semana consecutiva que el menor miembro de su equipo no asistiría al entrenamiento de ese día. La primera vez fue cuando le prohibieron a Kageyama practicar por el golpe que se había dado, así que había una explicación lógica para aquella ocasión. Sin embargo, las dos últimas oportunidades, el mismo joven se excusó, alegando que tenía una obligación importante y no podría asistir. Ukai, por su parte, estaba preocupado por el compromiso de Tobio con el equipo, algo que no pensó que sería un problema en algún momento.

“Chicos, solo vayan a entrenar.” Dijo el hombre resignado. Cuando el resto se alejó, se acercó a Daichi para hablarle en confidencia. “¿Sabes qué pasa con Kageyama?”

“Ni idea.” Sawamura respondió masajeándose la sien.

“Pero, ¿no estará teniendo problemas en casa? ¿Algo más o menos serio? Ese chico nunca falta por voluntad a un entrenamiento.” El capitán asintió, compartiendo la preocupación del rubio.

“Hablaré con él.”

“Gracias. Y cualquier cosa en la que podamos ayudar, avísame por favor.”

--

“Oye, Tobio-chan, estás perfeccionando el saque que te enseñó Suzuki.”

“Aun me falta para dominarlo bien.” Oikawa rio ante la auto crítica del menor.

En esas semanas que había estado compartiendo con el pelinegro, comenzó a aceptar que pasar tiempo con él no era tan malo. Incluso, se vio disfrutando de sus reuniones. En el pasado, jamás se dio la oportunidad de conocer al menor, ya que al considerarlo su rival prefería mantenerlo lo más alejado posible. Ahora, pudo apreciar ciertas reacciones y gestos que hacía Tobio que le resultaban verdaderamente adorables. Como cuando se frustraba porque no le salía una jugada y hacia un pequeño puchero. O cuando en su rostro se posaba una sonrisa temblorosa al entrar en la cancha. O esos ojos destellantes cuando alguien le mostraba como realizar un movimiento nuevo. Podía hasta decir que la competitividad del pelinegro, algo que le molestaba enormemente hace tres años, la comenzaba a encontrar encantadora.

“Y bien, ¿dónde almorzamos hoy? Podemos ir al mismo parque de siempre…” Ofreció el castaño. Kageyama se detuvo recordando algo.

“Emm… Oikawa-san… Se me olvidó decirte que hoy no traje almuerzo. No tenía muchos ingredientes así que no podía hacer mucho.” El chico explicó algo avergonzado.

“Ah, bueno…” El capitán se sentía decepcionado. Comer con Tobio ya era parte de la rutina, una rutina que no quería cambiar.

“Pero, si quieres, me podrías acompañar al mercado y nos cocino algo en mi casa…” Tooru miró sorprendido al menor después de su tímido ofrecimiento.

“Suena bien…”

De esa forma, partieron a la tienda y Kageyama compró la mercadería que necesitaba en casa, mientras Oikawa compró algunas botanas y bebidas para compartir. Al llegar a su hogar, Tobio entró directamente con su llave y orientó al mayor hacia la cocina para ordenar todo lo que habían comprado.

“¿No hay nadie más aquí?” Preguntó el castaño con cuidado, mientras miraba a los alrededores. “¿Tus padres llegan más tarde?” El menor pensó un momento antes de responder.

“No vivo con mis padres.” Cuando notó que Oikawa lo miraba interrogante, exigiendo en silencio que explicara más, lanzó un suspiro y volvió a hablar. “Mis padres murieron. Vivo con mi hermana mayor, pero por lo general está viajando por trabajo.” El mayor lo quedó mirando con impacto.

“Entonces, ¿usualmente estás solo aquí?” Preguntó levemente preocupado. El pelinegro asintió mientras comenzaba a ordenar los productos. “¿Y tu abuelo? Me hablaste de tu abuelo hace un tiempo.”

“Ah, él también murió.” Kageyama contestó serenamente. La expresión en el rostro del menor alarmaba un poco a Oikawa. Se veía tranquilo, pero no como siempre, sino que tenía una apariencia un tanto sombría. El castaño se acercó al otro y lo volteó para que lo mirara. “¿Oikawa-san?” Preguntó confundido el pelinegro, para después sentirse aún más contrariado cuando lo abrazó con fuerza. “¿Por qué-?”

¿-me abrazas?

“No sé… solo quise hacerlo y ya.” El castaño dijo honestamente. Estuvieron en esa posición por un largo rato hasta que Tooru decidió que era suficiente. Después de alejarlo, ninguno de los dos se atrevía a mirar al otro.

“Emm… Mejor comenzaré a hacer la comida, ya se hace tarde.” Susurró Kageyama tomando varios ingredientes para cocinar. A los minutos, ambos se fueron recuperando de la vergüenza. El pelinegro comenzó a lavar y picar los vegetales, y luego trabajó en la carne para sacarle la grasa. Ver a Tobio era todo un espectáculo para el mayor, quien lo miraba fascinado manejando el cuchillo de cocina. El pelinegro sintió la mirada fija del otro sobre él y detuvo lo que hacía para confrontarlo. “Si estás aburrido puedes esperar en la sala, hay una televisión ahí.”

“Tranquilo, Tobio. No estoy para nada aburrido.” Le respondió con una sonrisa misteriosa.

El menor lo miró extrañado, pero lo dejó estar y continuó con lo que hacía. En una media hora, Kageyama terminó de cocinar, e instaló todos sus platos en la mesa.

“Está listo.” Justo cuando el pelinegro se sentaba, Oikawa lo detuvo.

“¿Podemos comer en la sala donde está el televisor?”

“Supongo… ¿por qué?”

“En diez minutos comienza uno de los partidos del campeonato nacional intercolegial. ¿Quieres verlo mientras comemos?”

“¡Ya!”

Así, pusieron todos los platos en la mesa de centro y se sentaron en el sofá a comer. La transmisión del partido ya había comenzado, donde los comentaristas deportivos entregaban antecedentes de los equipos que jugarían en los próximos minutos. Tooru comenzó a comer dichoso el sabroso platillo.

“Te lo juro, Tobio-chan. ¡Tu comida es LA gloria!” Dijo el mayor, mientras en el rostro de Kageyama se posaba una pequeña sonrisa torcida. Ya era habitual que cuando el castaño comía lo que preparaba, lo alababa de forma exagerada, algo que le hacía sentir bien. Pronto, el partido comenzó y el pelinegro fijó su vista en la pantalla. Oikawa, por su parte, perdió rápidamente la concentración del partido para fijarla en la persona que tenía a su lado. Los ojos del menor estaban muy abiertos y brillaban viendo las jugadas que hacían. Como se mantenía mirando hacia el televisor en todo momento, comía lenta y torpemente, ensuciando un poco los alrededores de su boca. Esa escena le provocó mucha ternura al joven capitán, quien se acomodó mejor para verlo.

“Oikawa-san, ¿viste ese tiro?” Kageyama preguntó con emoción, pero al notar que el otro no le respondía, adoptó una expresión más seria y volteó a verlo, mientras dejaba su plato sobre la mesa de centro. “¿Oikawa-san?” El castaño al verse atrapado, tosió de forma incómoda y luego solo tomó una servilleta para acercarse a limpiar la cara del menor.

“No me puedo concentrar mientras comes como un niño pequeño.” Tobio cerró los ojos por la brusquedad con la que le refregaba. Poco a poco, sintió que el castaño era más delicado y decidió abrir nuevamente los ojos. Oikawa lo miraba anonadado, recorriendo con la vista todo su rostro mientras casi estaba rozando la servilleta sobre sus labios.

“¿Pasó al-?” Sin embargo, la pregunta de Kageyama fue interrumpida por los labios del mayor sobre los suyos. No sabía como reaccionar, así que solo se quedó petrificado en esa posición con los ojos abiertos de par en par. Oikawa permaneció besando a su antiguo compañero por un rato, mientras el pelinegro se quedó totalmente quieto pensando en cuanto tardaba para terminar. “Oikawa-san…” Murmuró con dificultad cuando en un momento su boca quedó libre. Al instante, Tooru se detuvo abriendo mucho los ojos, por primera vez razonando lo que acababa de hacer.

“Lo- lo siento, Tobio.” Dijo, alejándose de él. No se atrevía a mirarlo a los ojos. ‘¿Por qué lo besé?’ Se preguntó impactado por sus propias acciones. “Creo que es mejor que me vaya…” Oikawa se levantó con la intención de escapar de ahí. Escapar de Tobio.

“Espera, Oikawa-san.” El tono urgente del chico hizo que el castaño se detuviera. “¿Por qué-?” Comenzó a preguntar, bastante nervioso e indeciso, para que Tooru lo interrumpiera completamente frustrado.

“¡No, Tobio! Solo… Olvida todo esto, ¿sí?” Y dicho eso, tomó su bolso y salió corriendo de la casa. Iba aceleradamente hacia su hogar repasando todo lo que había ocurrido. ‘¿Por qué mierda lo besé? ¡¿Por qué?!’ Se preguntaba alterado. Tal vez había llegado a aceptar la idea de tolerar a Kageyama, incluso que le podría agradar, pero de ahí a tener una atracción como esa… era algo completamente distinto. ‘¿Por qué se veía tan… tan… lindo?’ Se detuvo en el camino agotado para tomar para aire, y se quedó ahí por un largo rato apoyándose de un árbol cercano hasta que un último pensamiento atacó su mente. ‘Me… me gusta Tobio…

Notas finales:

Agradezco cualquier comentario o retroalimentación para poder mejorar ¡Muchas gracias por la oportunidad!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).