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Destino por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Uno más, y contando.

La historia toma vida propia, y solo espero que lo estén disfrutando.

 

Amor para todos!

-Muchas gracias- Seto colgó el teléfono que había usado durante la última media hora. Y colgó agradeciendo porque su abogado se había lucido.


 


A dos días de haber tenido esa plática con Serenity Wheeler, como descubrió que se llamaba, y después de plantearle al abogado sus planes, éste había conseguido que Seto Kaiba pudiera llevarse a Serenity a su casa como tutor temporal. Y el caso de Joey estaba en proceso, aunque él seguía inconsciente en el hospital.


 


Supo entonces que era hora de hablar con Mokuba y explicarle la situación, pues ese mismo día daban de alta a la niña y la iría a buscar.


 


-Hiro, comunícame con mi hermano- fue todo lo que dijo por el comunicador a su secretario. Unos minutos después, su intenso tecleo fue interrumpido por su teléfono.


 


-Kaiba- siguió tecleando sin parar.


 


-Hermano, ¿me llamaste?- entonces sí dejó de trabajar un momento.


 


-Así es Moki, ¿dónde te encuentras?-


 


-Estoy en la escuela Seto, tuve que salir a contestar- el castaño volteó a ver la hora y cayó en cuenta de lo que decía Mokuba. Era aún temprano.


 


-Necesito que busques al director y le informes que debes salir. Surgió algo y no puede esperar. Yo mandaré a alguien a recogerte en 10 minutos- la voz del CEO era tranquila, pero el pelinegro se inquietó.


 


-¿Está todo bien Seto?- sí, había algo de alarma en ese tono de voz, y el castaño lo reconoció.


 


-Tranquilo Mokuba, todo está bien. Solo necesito que vengas conmigo a un lugar, y no puedo aplazarlo- Mokuba se quedó en silencio por unos segundos.


 


-¿Esto tiene que ver con aquella receta que le pediste a Noah el otro día? Por que sigo sin tragarme ese cuento- bueno, Mokuba también era un Kaiba y constantemente lo demostraba.


 


-Algo así. Entonces debes estar en 10 minutos en la entrada. Si necesitas que hable yo con el director, solo llámame- escuchó a su hermanito reír.


 


-Espero que no sea necesario, luego se asusta contigo- el CEO sonrió y tan solo colgó sin decir más. No era necesario.


Dio instrucciones a su secretario para que un chofer pasara por Mokuba y mandó un par de mensajes, y se enfrascó de nuevo en el trabajo.


 


Unos cuantos pendientes terminados después, Yami llegó a su oficina.


 


-¿Me llamaste?- el castaño siguió trabajando, mientras el tricolor tomaba asiento frente a su jefe, esperando con paciencia a que el otro terminara y le dijera para qué estaba ahí.


 Pero antes de que eso pasara, se abrió la puerta y entró Mokuba-


 


-Hermano, ya llegué. Hola Yami- Atemu saludó al Kaiba menor y éste tomó asiento en un pequeño sillón que estaba en la oficina de su hermano.


 


Seto no levantó la vista ni dejó de teclear en ningún momento, y ambos muchachos sabían que eso era señal de que lo que el castaño estaba haciendo era importante, así que esperaron en silencio.


 


Pasaron 10 minutos, y Mokuba estaba a punto de perder la paciencia, cuando el comunicador se escuchó.


 


«Señor Kaiba, la persona a quien estaba esperando ha llegado, y los documentos que me pidió también» Mokuba reconoció a Hiro, pero se preguntó a quien podría estar esperando su hermano.


 


-Adelante- fue la respuesta del CEO, mientras cerraba su laptop. Tricolor y pelinegro se vieron, extrañados del comportamiento del Kaiba mayor.


Momentos después, entró Hiro seguido de Yugi.


El pelirrojo entregó una carpeta a Kaiba y se retiro de inmediato.


 


-Hola- saludó Yugi con su sonrisa característica.


 


-Que sorpresa Yugi, no sabía que vendrías- dijo Mokuba, quien le hizo espacio para que se sentara junto a él.


 


-Yami- Atemu le regresó la sonrisa, sin decir nada. Parecía haber algo de complicidad en ellos.


 


Kaiba revisó la carpeta que le habían traído, y entonces por fin los volteó a ver.


 


-Hola Mokuba, Yugi- el tricolor solo inclinó la cabeza, pero Mokuba estaba... ni siquiera sabía como estaba.


 


-Hermano, ¿qué es lo que está pasando?- todos lo volteaban a ver, expectantes. La única mirada que no era de duda, era la de Yugi. Si Yami o Mokuba lo hubieran volteado a ver, quizás hubieran podido darse cuenta de que él sabía más que ellos.


 


-Yugi, ¿tu hermano?- fue la directa pregunta del CEO.


 


-Mando disculpas. Tenía un compromiso y no pudo cambiarlo. No va a poder acompañarnos- Seto bufó por lo bajo.


 


-Está bien, con tu ayuda nos bastará- Mokuba lo volvió a cuestionar en silencio, perdiendo la poca paciencia que le quedaba.


 


-Bien. Los he citado aquí porque necesito que sepan lo que está pasando. Mokuba, tú eres mi hermano y esto te afectará de manera muy directa. Atemu, voy necesitar de tu ayuda aquí en la empresa, quizás más de lo normal. Yugi, tú ya sabes que es lo que está pasando- el tricolor menor asintió, y Mokuba frunció el ceño, preocupado.


 


-Ya sabes que cuentas conmigo Kaiba- fue la afirmación que dio Atemu, y el castaño sabía que era verdad. No por nada estaba ahí.


 


-Bien. Hace alguna noches, cuando iba de camino a casa, recibí una llamada muy extraña. Era alguien, que no reconocí en ese momento, pidiéndome ayuda. Cuando di con esa persona, me di cuenta de que era Joey- Mokuba ahogó un grito, evidenciando su susto.


 


-¿Está bien hermano?- Mokuba se había puesto de pie. Seto lo vio a los ojos.


 


-No me interrumpas Mokuba, necesito que escuches todo sin que digas nada- el pelinegro asintió y volvió a sentarse.


 


-Lo lamento- dijo, como si se sintiera regañado o hubiera hecho algo malo.


 


-Esta bien, solo escucha. Cuando encontré a Joey, vi que no estaba solo. Una niña estaba con él, y ambos estaban heridos. Los llevé al hospital en donde los atendieron de inmediato. La niña esta inconsciente pero no tenía daños graves. Joey, por otro lado, tenía heridas fuertes y además no estaba bien recuperado del accidente, por lo que lo pusieron en cuidados intensivos. Después de hablar con la niña con la ayuda de Yugi, supimos que es la hermana menor de Joey, y que todo lo que les pasó fue causado por su padre, un borracho que los maltrata y obliga a Joey a trabajar para mantenerlo- esas últimas palabras fueron dichas con desprecio.


Porque Seto Kaiba podía ser lo que fuera, pero reprobaba y despreciaba el maltrato a los demás. Aunque fuera duro, frío, estricto... como sea, no toleraba el maltrato a otra persona.


 


Mokuba, al escuchar todo esto, estaba que no lo podía creer. Yami estaba muy sorprendido.


 


-¿Cómo se encuentran ahora?- fue Yami quien habló.


 


-Joey está estable, aunque aún no despierta y necesita de muchos cuidados. Serenity, la hermana menor de Joey, será dada de alta en un par de horas, y por eso los llamé. Estos documentos que me trajo Hiro son de parte del licenciado Fair, que me consiguió un amparo legal para poder ser tutor temporal de los hermanos Wheeler, su apellido legal, en lo que se resuelve su situación- vaya que Yami estaba muy sorprendido. Sabía que Seto era un gran ser humano, incomprendido por la gente que no lo conocía, pero llegar a estos extremos era algo nuevo y diferente.


 


-¿Entonces qué pasará?- la voz de Mokuba era algo cortada. Se notaba que le había afectado el relato.


 


-Iremos al hospital a buscar a Serenity y ver el avance que ha tenido Joey. Por lo pronto ella se quedará en la mansión, y en cuanto Joey pueda salir del hospital, también estará con nosotros- Mokuba no supo como sentirse. Estaba triste y enojado por la historia que acababa de escuchar, pero estaba feliz de que Seto los estuviera protegiendo. Además de que aún se sentía en deuda con Joey por lo que había hecho por él.


 


-¿Quieres que vaya con ustedes?- Atemu entendió que su papel era dentro de la empresa.


 


-Necesito que te quedes a cargo de todo. La reunión con Miyamoto será en unos días, y necesito tener todo listo. Ya lo hemos entretenido demasiado y este negocio nos conviene- el egipcio asintió, dándole en silencio su apoyo incondicional a su jefe.


 


-Yo voy al hospital- no había duda en esa afirmación, el pelinegro mostraba su determinación.


 


-Hay una cosa más que debes saber Mokuba, y es la razón por la que Yugi está aquí. Serenity es una niña que parece menor de lo que es, de seguro por una fuerte y profunda desnutrición que ha cargado por mucho tiempo. Pero además de eso, ella no puede hablar, Se comunica por señas- un pesado silencio se hizo en la oficina.


 


-¿Tú sabes lenguaje de señas?- la voz del pelinegro era muy suave, cargaba mucho pesar en ella.


 


-Sí. Nos enseñaron a Noah y a mí cuando éramos niños. Papá y mamá solían decir que era importante ayudar a quien nos pudiera necesitar, por lo que ambos tomamos un curso y aprendimos. No recuerdo muchísimo, pero sí lo suficiente para poder entender a una niña- bueno, al menos Mokuba creyó haber descubierto esa receta de la que hablaban.


 


 


Un par de horas después, el doctor Sakaguchi estaba firmando el alta de Serenity Wheeler, quien en esos momentos estaba acompañada de Yugi y Mokuba.


 


-Es de vital importancia vigilar la dieta de Serenity de cerca. En recepción le entregarán una dieta especializada de acuerdo a su edad y estado de salud, para que podamos combatir la desnutrición de Serenity. Y es muy probable que necesite ayuda psicoterapéutica, después de lo que ha pasado no me sorprendería. Pero para eso, ella nos dará la pauta a seguir- el doctor se extendió un documento donde se autorizaba la salida de la niña del hospital.


 


-Doctor, ¿qué posibilidades habría de que ella lleve algún tratamiento en donde pueda recuperar su voz?- Kaiba había estado pensando en eso durante días pasados.


 


-En el estado que se encuentra en este momento es casi imposible. Intervenirla con una desnutrición tan avanzada podría llegar a ser fatal, por lo que tendremos que esperar. Una vez que ella se encuentre más fuerte podríamos hacer algunos estudios para determinar si es viable o no la opción. Por el momento, lo más importante es su salud alimentaria y emocional- Seto entendió a la perfección.


 


-¿Qué hay de Joey? ¿Cuándo podré sacarlo de este lugar?- el médico pensó en sus palabras.


 


-Señor Kaiba, ya le había comentado yo que ese muchacho tendrá que estar aquí por 2 o 3 semanas como mínimo, y la verdad no veo la manera de que salga antes- el castaño se cruzó de brazos.


 


-Usted sabe que yo cuento con el presupuesto para tenerlo en casa con los mismos cuidados que aquí, o mejores- el médico no se amedrentó.


 


-Sí, pero no tendría el apoyo médico que tiene un hospital en caso de una emergencia. Le recuerdo que hace 2 días que llegó el muchacho, en un estado grave, y apenas hace unas horas que pudo salir de terapia intensiva. Le sugiero que se acostumbre a estar viniendo durante otro mes, porque veo muy difícil que pueda salir antes que eso- en otras circunstancias, Seto se habría ofendido de que alguien le hablara así. Pero sabía lo mucho que le debía al doctor, así que no se lo tomó personal.


 


-¿Qué se necesita para poder sacarlo de aquí?-


 


-Que mejore. Su salida pronta o tardía dependerá de su respuesta a todos los tratamientos que se le están aplicando. Solo su organismo nos dirá cuando es mejor- Seto bufó, frustrado por la respuesta, igual que siempre se frustraba cuando algo estaba fuera de sus manos y no podía hacer nada por controlarlo.


 


Entonces el castaño agradeció y fue a pagar la cuenta de Serenity, en donde le entregaron la dieta que debía seguir. Ya su personal de cocina se encargaría de eso y más.


Fue a la habitación en donde Mokuba reía con ligereza.


 


-¿Todo bien?- fue la pregunta del tricolor.


 


-Sí, ya esta todo el papeleo listo para irnos. ¿Estás lista?- el ojiazul hizo contacto visual con la pequeña, quien en ningún momento se mostró apenada ni cohibida por la mirada gélida de Kaiba.


Asintió, y trató de ponerse de pie, cosa que no pudo hacer. Y fue gracias a los buenos reflejos de Mokuba que no fue a dar al suelo, ya que alcanzó a sostenerla.


 


-Es normal, estás muy débil. Vamos- Seto Kaiba, CEO de Kaiba Corp, famoso por su frialdad, dureza, y por no tener sentimientos ni compasión ante nadie (según los medios de comunicación), se puso de espaldas a Serenity para que se agarrara de su cuello y así poder cargarla a cuestas.


Mokuba estaba sorprendido. No había visto ese comportamiento de parte de su hermano con nadie. Quizás consigo mismo, pero solo por ser su hermanito, y con nadie más.


 


Fueron directo a la limosina que esperaba afuera.


 


-¿Vienes?- fue el cuestionamiento del pelinegro para Yugi, quien parecía no querer subirse a la limosina.


 


-¿Está bien que los acompañe?- Yugi estaba cohibido por el lujo de los hermano Kaiba.


 


-Claro, además de que necesitamos tu ayuda- Yugi asintió y se subió, y vio una tierna escena. La niña estaba abrazando a Seto por el cuello, como si estuviera asustada y el castaño la hiciera sentir mejor.


 


Llegaron a la mansión Kaiba, en donde una vez más el mayor cargó a la niña hasta la sala. La dejó ahí con Mokuba y Yugi, y fue a ordenar que prepararan una habitación para ella.


 


-¿Cómo estás?- Mokuba consideraba algo muy bueno que Serenity lo pudiera entender, aunque él no la pudiera entender a ella.


 


-Dice que está algo cansada, pero bien, aunque esta casa le parece gigantesca- tradujo Yugi. Mokuba rió ante la inocencia de la niña, que aún se le hacía difícil creer que tenía casi su edad. En verdad se veía más pequeña.


 


-No te preocupes, te acostumbrarás pronto. Ahora también es tu casa- la pequeña se sonrojó y negó con la cabeza, y movió las manos con agilidad.


 


-No se si entendí bien, pero creo que dijo que ella solo es un huésped temporal gracias a ti y tu hermano- el pelinegro le sonrió.


 


-No te preocupes, esta es tu casa, y Seto y yo nos aseguraremos de que estés segura. Y una vez que tu hermano pueda salir del hospital, también vendrá con nosotros- a la castaña se le iluminó la mirada ante la mención de su hermano.


 


-Dice gracias- Yugi estaba encantado de poder ayudar, estaba en su naturaleza.


 


-No hay de qué. ¿Quieren algo de tomar?- preguntó a sus acompañantes, y aunque ambos se negaron, mandó traer jugo y frutas para todos, que compartieron con alegría, como una pequeña celebración de la estancia de Serenity en la mansión.


 


-Oye Yugi, tengo una duda- el aludido volteó con la boca llena de uvas, sin poder decir nada. La castaña rió insonoramente, y Yugi se sonrojó.


 


-Dime- dijo una vez que tragó lo que tenía e la boca.


 


-¿Qué voy a hacer cuando no estés aquí? Es solo gracias a ti que puedo entender a Serenity- Yugi sabía eso, pero Seto Kaiba pensaba en todo.


 


-Bueno, la verdad es que Noah y yo sabemos lo que ha estado pasando desde un principio, y ambos sabemos entender el lenguaje de señas, por lo que Seto, sabiendo que Noah estaba buscando empleo, le ofreció uno aquí, en tu casa, de traductor- Mokuba se sonrojó con violencia. Aún le pasaba eso cada vez que recordaba al peliverde y el beso que se habían dado. No habían hablado al respecto, y él quería hacerlo.


 


-Vaya, no lo sabía- el pelinegro estaba anonadado, y a Yugi le pareció divertido.


 


-Sí, Noah puede ser muy útil por aquí, y está más desocupado que yo. Aunque también me verás por aquí- Mokuba sonrió.


 


-Pese a las pésimas circunstancias en las que nos conocimos, estoy agradecido por que nuestros caminos se cruzaron- Yugi lo observó a los ojos.


 


-No fueron pésimas circunstancias, tan solo era circunstancias y ya. Fue lo que nos tocó vivir y donde nos tocó coincidir. Si lo ves de esa manera, todo es mejor. Además, a fin de cuentas todo se da a partir de eso, porque el conocer a Serenity y a Joey también viene de ahí- ambos chicos voltearon a ver s Serenity, quien se cohibió un poco con las miradas.


 


-Bueno, eso es cierto. Me da gusto que estés aquí Yugi. Y tu también Serenity, me da gusto que puedas estar aquí tranquila. Ahora debemos enfocarnos en tu recuperación- la niña asintió y sonrió. Se veía que era una niña dulce.


Entonces llegó Seto y llevaron a Serenity a su nueva habitación.


 


La niña se sentía sobrepasada. La habitación era enorme para ella, pues su casa era bastante precaria. Volteó a ver a Yugi y le dijo algo.


 


-Serenity dice que no puede aceptar todo esto. Está muy apenada- los hermanos Kaiba se voltearon a ver, y luego voltearon a ver a la castaña, quien pese a lo que sentía no había bajado la mirada.


 


-Serenity, estamos felices de que estés aquí. Eres como una nueva hermanita para nosotros, y estamos contentos de poder ayudarte a ti y a tu hermano- fueron las dulces palabras de Mokuba.


 


-Además, no tienes por que sentir que no mereces esto. Que no lo hayas tenido antes no quiere decir que no este bien. Mereces esto y más. Tú y tu hermano, los dos no volverán a pasar frío o hambre- Seto estaba seguro que las pésimas condiciones de vida de las que venían eran lo que hacían sentir así a la castaña.


 


Entonces Serenity sorprendió a todos acercándose a los Kaiba y abrazándolos a los dos a la vez, mientras mostraba una gran sonrisa.


 


-Creo que le agrada tener dos nuevos hermanos- Yugi se enterneció con la escena, en donde los Kaiba regresaban el abrazo.


 


Seguro sería un viaje difícil, pero estaban todos dispuestos a hacerlo.


Sin arrepentimientos.


 


 


Durante las próximas dos semanas, Noah no pudo asistir a la mansión, por lo que Yugi lo suplió, y le tocó ver como la niña iba haciendo un fuerte vínculo con el pelinegro.


 


Ese día era el primero en que asistiría Noah, y Mokuba estaba algo nervioso.


La última vez que lo había visto fue la vez que se quedó a dormir ahí, donde se besaron y durmieron juntos.


 


Estaba en su habitación, esperando a que le avisaran cuando llegara el peliverde, cuando escuchó unos golpes en su puerta. Fue Seto quien la abrió.


 


-Mokuba, ya me voy. Iré a KC y al salir pasaré por el hospital, por lo que no se a que hora regresaré- el pelinegro se levantó de la silla en la que estaba y le dio un abrazo a su hermano.


 


-Nos vemos en la noche. Cualquier cambio con Joey, avísame por favor- el CEO asintió y se retiró, cerrando la puerta.


 


Un par de minutos después, volvió a escuchar golpecitos en la puerta, y pensó que quizás se trataba de su hermano que había olvidado algo.


 


Fue y abrió, y se encontró con Noah parado frente a él.


 


-Hola- fue el simple saludo del visitante.


 


-Hola- Mokuba se quedó mudo, sin saber qué decir. Sabía que lo vería, pero tenerlo enfrente sin una preparación mental previa, era demasiado.


 


-¿Mal momento?- Mokuba se hizo a un lado.


 


-No, para nada. Solo no te esperaba. Pensé que me avisarían que llegaste y te vería abajo- Noah le daba la espalda, y cuando escuchó que Mokuba cerró la puerta se volteó.


 


-Ese era el plan, pero yo pedí que me dejaran pasar. Quería venir a verte primero- Noah se acercó a él, dejando casi nada de distancia entre ellos, y Mokuba se sonrojó.


 


-¿Alguna razón en especial?- Noah rió con suavidad ante la pregunta. Levantó su mano y acarició la mejilla de Mokuba con ternura.


 


-Te extrañé- y junto sus labios en un tierno beso. Mokuba, quien había soñado decenas de veces con el beso de la otra noche, se sintió flotando al sentir a Noah.


 


Al igual que la vez anterior, fue un beso sencillo, sin movimientos o fluidos involucrados.


Al separarse, se vieron a los ojos, ambos con la mirada brillante, y se regalaron una sonrisa.


 


-Yo también te extrañé- dijo Mokuba mientras lo abrazaba.


 


-Me alegra que tu hermano me haya ofrecido trabajo aquí. Así podré verte todos los días- Mokuba le sonrió y ambos salieron del cuarto. Se dirigieron con Serenity, quien ya estaba desayunando.


 


Mokuba los presentó, y se dio cuenta de que Noah entendía con más fluidez el lenguaje de señas que su hermano Yugi.


 


Serenity pareció haber aceptado y Noah, y pasaron la tarde jugando juegos de mesa y videojuegos.


 


Poco a poco, todo se iba volviendo más lindo, más azucarado, más color de rosa.


Mokuba en verdad empezaba a sentir a Serenity como una hermanita, y durante todo el día, él y Noah se habían regalado miradas y roces de manos discretamente.


 


Mokuba se sentía en las nubes, y no había quien lo bajara.


 


 

Notas finales:

Hermoso día!

Bonita noche!

 

Amor para todos!


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