Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Destino por Iztaxochitl

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Amor para todos!

Dos semanas habían pasado desde el día en que Joey había sido dado de alta del hospital, y la vida de los Kaiba había vuelto a la monótona normalidad. Seto en el trabajo y Mokuba en la escuela, ambos ocupados. Yami estaba siempre al pendiente de su jefe.


 


En esas dos semanas, Mokuba se había juntado un par de veces con Yugi y Noah, los hermanos que tanto lo habían ayudado. Se habían vuelto buenos amigos.


 


Y en eso estaba Mokuba, el viernes por la tarde, esperándolos porque habían quedado de ver una película juntos mientras hacían una divertida pijamada. El pelinegro ordenó su habitación. No es que tuviera desastre, pero de todas maneras guardó libros y otras cosas que tenía fuera de lugar.


 


A las 7 p.m. recibió el llamado de una de las cocineras, indicándole que la visita había llegado.


Bajo de inmediato por las escaleras, para encontrar a Noah esperándolo en la sala. Y no vio a Yugi por ningún lado.


 


-Noah- lo saludó con entusiasmo. Noah se puso de pie y se acercó a Mokuba, dándole un sorpresivo y expresivo abrazo, a lo cual el menor reaccionó con un fuerte sonrojo.


 


-Me da mucho gusto verte, Mokuba- el peliverde se separó del Kaiba, y le dedicó una tierna sonrisa.


 


-¿Dónde está Yugi?- el pelinegro trató de desviar la atención que tenía encima.


 


-Surgió algo y no pudo venir. Me dijo que te manda decir que una gran disculpa, y que espera que la próxima vez que nos invites pueda venir. Eso si hay una próxima- la sonrisa del peliverde hacia sentir nervioso al menor, que no sabía con exactitud como sentirse.


 


-Oh, está bien. Claro que habrá próxima, y ya nos acompañará. Vamos, pediré que nos preparen unos refrigerios para acompañar la película- ambos chicos avanzaron, hicieron lo ya dicho por Mokuba, y siguieron su camino hasta el cuarto de entretenimiento, un lugar dedicado a las películas y los videojuegos que tanto le gustaban al menor.


 


-Wow, que bonita habitación- el peliverde estaba sorprendido por la cantidad de contenido audiovisual que tenía, además de una decoración cálida y simple.


 


-Sí, pues aquí podría pasar todo mi día, pero pues tengo tareas que hacer primero. Aquí es donde le ayudo también a mi hermano cuando hay que probar algún nuevo prototipo de juego o algo así- Mokuba le restaba importancia al asunto.


 


-Por cierto, ¿cómo está tu hermano?- dijo el peliverde mientras se sentaba en un cómodo sofá.


-Trabajando como siempre. Aunque ya llega temprano un poco más seguido, entonces he tenido oportunidad de compartir un poco más con él- la voz de Mokuba denotaba algo de tristeza, que no pasó desapercibida por Noah. Quiso decirle algo al respecto, pero no estaba seguro de qué, entonces mejor optó por no decir nada.


 


-¿Y Joey? Así se llamaba el muchacho que te ayudó, ¿no?- Mokuba seguía revolviendo el mueble, como buscando algo.


 


-Sí. Hace un par de semanas que salió del hospital. No he sabido nada de él, no quiso aceptar más ayuda. Pero ues se recuperó bastante, y espero que esté bien- por fin encontró lo que buscaba y sacó varias películas.


 


-Wow, ¿veremos todas esas?- dijo el peliverde divertido, a lo que Mokuba rió.


 


-Claro que no, solo que te dejaré elegir a ti esta vez- ambos muchachos se vieron a los ojos, y Noah le sonrió de una manera que volvió a provocar un sonrojo en el menor. Estaban dentro de una atmósfera muy bonita, hasta que unos toquecitos en la puerta los regresaron al planeta. Era la cocinera trayendo el encargo de Mokuba, y más.


 


Los chicos acomodaron todo, escogieron película y empezaron con su noche de pijamada.


 


 


Por su lado, en Kaiba Corp, el CEO estaba terminando de cerrar su laptop para irse. Estaba muy cansado y lo único que deseaba era llegar a su casa, tomar un baño e irse a dormir.


Sabía que Noah y Yugi estarían en casa, así que no contaría con Mokuba para cenar.


Quizás podría pedir algo para cenar en su despacho, pero sería una decisión que tomaría ya en su momento.


 


Agarró sus cosas y las puso en una mochila, dejó todo en orden y bajó al estacionamiento. No tenía ganas de ser llevado en limosina, así que decidió irse en la ducatti. Cuando Seto estaba estresado, la velocidad y el viento lo calmaban, así que era una buena oportunidad.


 


Subió a la motocicleta y arrancó. Dio algunas vueltas por aquí y por allá, sin ir demasiado rápido, y en algún momento se detuvo en un semáforo rojo. Estaba cerca de la mansión, tan solo le faltaban dos cuadras para llegar, cuando su teléfono celular comenzó a sonar. Le llamó la atención que alguien le hablara a esa hora, así que supuso que era importante. Orilló la motocicleta, y con el micrófono que tenía su moderno casco contestó.


 


-Kaiba- por un momento, no escuchó nada, solo un ruido extraño.


Esperó un par de segundos y escuchó un murmullo indescifrable.


 


-¿Quién habla?- puso toda su atención para tratar de escuchar algo.


-Seto...- una voz extraña le habló, y entonces reconoció que el ruido extraño que escuchaba era una respiración agitada.


 


-¿Quién es?- no podía escuchar bien, pero empezó a sentir preocupación por la perturbadora llamada.


 


-Seto, ayúdame por favor- la persona que estaba hablándole rompió en llanto. No podía distinguir quien era, pero estaba seguro de conocer esa voz. No era un desconocido.


 


-¿Dónde estás?- el corazón del CEO empezó a palpitar con fiereza.


 


-Estoy... no sé ni donde estoy... puedo ver las letras grandes de KC desde aquí, pero... no lo sé- una vez más la voz se rompió en llanto, haciendo que la preocupación del CEO creciera aún más.


 


-¿Puedes llegar a la entrada de KC?- el castaño arrancó la moto mientras hablaba y redirigió su rumbo hacia su empresa.


 


-Yo sí, pero... no se si ella pueda... ayúdame por favor- lo que era un lindo paseo nocturno se estaba convirtiendo en una pesadilla.


 


-Necesito que llegues a la entrada de KC, o que me des una ubicación de donde estas- pasaron unos segundos en donde no escuchó nada. Incluso comenzó a pensar que la comunicación se había cortado.


 


-Estoy a media cuadra... no puedo llevarla más lejos que esto- Seto estaba ya muy cerca de su corporación.


 


-¿Ves las letras de KC a tu derecha o a tu izquierda?- el CEO se detuvo en la mera entrada del lugar.


 


-A la izquierda- eso fue suficiente para que el castaño se ubicara. Avanzó con lentitud en su moto, observando con cuidado, y en la esquina siguiente pudo ver una cabeza rubia conocida. Hizo a un lado su moto y se bajó con agilidad. Se acercó a él, y pudo corroborar que era Joey. En una mano tenía su teléfono, y con la otra abrazaba a una niña que era evidente que no estaba consciente. El rubio tenía diversas heridas, y la camisa y el cabello manchados de color escarlata.


 


Seto se arrodilló junto a él y se quitó el casco.


 


-¿Qué sucedió?- fue todo lo que dijo, a la vez que le tomaba el pulso a la niña. Estaba con vida, aunque no sabía cual era su condición real.


 


-Ayúdame. Por favor, ayúdanos- Seto había conocido el gran orgullo del rubio, y sabía que si lo había contactado era por algo. Tomó a la niña con su brazo izquierdo y la recargó en su pecho, y con su brazo libre ayudó a Joey a levantarse. Estaba en un estado deplorable.


Con mucho cuidado subió al rubio en la parte trasera de la moto, y puso a la niña frente a él, abrazándola con fuerza pero sin lastimarla.


 


Era consciente de lo peligroso que era manejar con una sola mano y dos pasajeros pero debía correr el riesgo si quería ayudarlos.


Cuando empezó a andar, el rubio se recargó en su espalda. Su respiración era agitada, y el CEO supo que debía darse prisa.


 


El hospital central de Dominó, donde habían estado hace unas semanas, no estaba muy lejos de ahí. Condujo con cuidado, y entró por el área de emergencias.


 


Él era Seto Kaiba, los atendieron de inmediato. Llegó personal del hospital y se llevaron a los heridos en camillas, dejando a Seto en una incómoda incertidumbre.


 


Tendría que esperar para saber qué había sucedido.


En el tiempo que había tratado con él, Joey era un muchacho orgulloso y alegre. Y esta noche lo había visto y escuchado roto. Algo muy malo debió de haber sucedido.


 


 


Eran las 2 de la mañana y los créditos de la película que veían Noah y Mokuba estaban en la pantalla. Habían disfrutado mucho, y era hora de descansar.


Mokuba se estiró, desestresando los músculos. Noah tan solo lo observaba.


 


-Bien, creo que será mejor que nos preparemos para dormir- dijo el pelinegro mientras sobaba sus ojos.


 


-¿Dormiremos aquí?- el peliverde volteó a su alrededor, le daba la impresión de que el sofá se podía hacer cama, y estaba calculando espacios.


 


-No, iremos a mi habitación. Tendría que pedir que prepararan este lugar, y estoy cansado. Tengo un colchón inflable en mi clóset, así que dormiremos agusto ahí- el chico se levantó y fue a la puerta, mientras Noah se levantaba viendo el desastre que estaban dejando.


 


-¿Estás seguro de que no debemos recoger lo que está aquí? No me gusta dejar desorden- Mokuba sonrió, le pareció muy tierno.


 


-La verdad es que la mayoría de las veces recojo y dejo todo en orden, pero en esta ocasión estoy demasiado cansado, así que pediré que lo recojan en la mañana. No te preocupes, está bien- el pelinegro no parecía un niño mimado, pero se daba cuenta de que tenía todas las comodidades a la orden.


-¿No quieres que yo lo haga?- Mokuba pensó por un momento.


 


-Bueno, no quiero que te sientas incómodo. Si quieres que recojamos para que te sientas más agusto, lo hacemos. Aunque te digo, en verdad no es necesario- Noah se sentía mal por dejar un desastre, esa era la realidad.


 


-Entiendo que no sea necesario, es solo que a Yugi y a mí siempre nos enseñaron a hacernos responsables y por eso me cuesta trabajo dejar todo así. Me siento mal por no ayudar- el peliverde se sonrojó un poco, generando así una sonrisa de parte del Kaiba.


 


-En verdad, no te preocupes. No estoy acostumbrado a dormir tan tarde. Vayamos a la cocina por un poco de agua, y en la mañana estará todo bien- Noah decidió ceder. A fin de cuentas, no era su casa y no eran sus reglas. Con gusto hubiera ayudado, pero entendía que Mokuba estuviera cansado, solo tenía 13 años y su rutina diaria se había visto rota por la actividad que tuvieron juntos.


 


-Bien, vamos- el peliverde sonrió, y juntos fueron a la cocina. Al pasar por la puerta de la entrada, pues tenían que atravesar el vestíbulo para llegar a la cocina, Mokuba se quedó viendo hacía la puerta de entrada, como pensando en algo.


 


-¿Todo bien?- cuestionó Noah.


 


-Sí, es solo que parece que Seto no ha llegado- la voz de Mokuba era bajita.


 


-¿Eso es normal?- Noah se acercó al menor.


 


-Pues antes lo era, pero desde mi accidente Seto había estado llegando temprano todos los días. Incluso hemos cenado varias veces juntos, cosa que antes era rara- al peliverde le dio gusto escuchar eso, quería decir que sus palabras hicieron eco en el CEO de Kaiba Corp.


 


-¿Sabía él que vendríamos Yugi y yo? ¿No podría ser una razón para que no se ocupara en llegar temprano, saber que tú ibas a estar acompañado?- Mokuba pensó por un momento.


 


-Podría ser, pero no deja de ser extraño. Tengo ganas de hablarle por teléfono, me preocupa- Noah se acercó más al pelinegro y lo abrazó por detrás, quedando su barbilla sobre la cabeza del menor, haciendo que este se sonrojara con fuerza.


 


-Tranquilo, ya verás que todo se resolverá de alguna manera. Márcale a tu hermano para confirmar que todo está bien, y para que puedas descansar. Y si es necesario ir a algún lugar, yo te llevo- Mokuba no pudo decir nada, estaba sobrepasado sintiendo los fuertes brazos de Noah rodeándolo, haciéndolo sentirse protegido.


Cerró los ojos y disfrutó esa sensación.


 


Le gustó tanto.


Le encantó sentirse así, quería seguir sintiéndose así.


Por eso mismo, le pesó un poco tener que moverse, pero lo hizo y Noah lo soltó. Mokuba lo volteó a ver a los ojos y solo asintió, muy sonrojado, recibiendo una sonrisa como respuesta.


 


Caminó hasta la cocina, en donde encontró el teléfono. Marcó al celular de Seto, y esperó con incertidumbre hasta que escuchó la voz de su hermano.


 


-Kaiba- ni aunque era tarde contestaba de otra manera.


 


-Hermano, soy yo- Mokuba supo que reconocería su voz sin problemas.


 


-Mokuba, ¿estás bien? ¿Pasó algo?- la voz del ojiazul se escuchaba cansada.


 


-Estoy bien, no ha pasado nada. Pero acabo de notar que no has llegado y me preocupé. Hace mucho que no te quedas hasta tarde en KC- de repente, el pelinegro se sintió un poco tonto. Tal vez se había preocupado por nada, y solo estaba molestando a su hermano.


 


-Estoy bien Moki. Surgió algo y estoy aquí resolviéndolo, pero estoy bien. No te preocupes. Ve a descansar- bueno, Seto no estaba mintiendo, solo ocultaba información que estaba seguro que si le decía a su hermano, causaría estragos y preocupaciones.


 


-Esta bien. Iré a descansar, pero ¿tú tardarás mucho?- escuchó como el castaño suspiró.


 


-No lo sé, quizás no regrese hasta mañana, esto se está complicando- Mokuba se preguntó qué podría ser tan importante como para no poder esperar hasta mañana, pero no pudo responderse, y no quería importunar a su hermano.


 


-Bien. Pero por favor, cualquier cosa avísame. Noah está conmigo y estamos por acostarnos, pero tendré mi celular encendido y el suyo también lo estará por si necesitas comunicarte para acá- hubo un pequeño silencio.


 


-¿Yugi no está con ustedes?-


 


-No, no pudo venir, así que estamos solos Noah y yo- el pelinegro escuchó como su hermano se aclaraba la garganta antes de seguir hablando.


 


-Bien. Descansen entonces. Yo me comunicaré mañana si pasa cualquier cosa. Y traigo mi celular conmigo, por si necesitas hablarme- Mokuba sonrió.


 


-Buenas noches hermano- y casi pudo sentir la sonrisa de su hermano también.


 


-Buenas noches, Moki- y colgaron la llamada.


 


-¿Todo bien con tu hermano?- el pelinegro estaba sentado en una silla de la barra de la cocina, solo observando al menor, que parecía dudar de su respuesta.


 


-No lo sé. Seto dijo que estaba bien, pero se escuchaba muy cansado y al parecer no vendrá a dormir, cosa que sí se me hace rara. Por que aunque sea tarde, pero siempre viene- el pelinegro se acercó al refrigerador y sacó una botella de leche y dos vasos, y comenzó a servir.


 


-De seguro es algo que no puede aplazar- dijo Noah mientras recibía su vaso, agradeciendo con la cabeza.


 


-Exacto, y eso es lo que me preocupa. Es la empresa de mi hermano, ¿qué podría ser tan importante que no pueda esperar? Si él se encarga de todo- Mokuba tomó todo el contenido de su vaso de un solo trago.


 


-Bueno, no te puedo responder eso. Tan solo confía en tu hermano. Si tiene algún problema, sabrá como resolverlo. Y si no te dijo nada, es porque cree que no es necesario. Así que tómalo con calma- Noah terminó su leche, recogió ambos vasos y los lavó. Y eso llamó la atención del pelinegro.


 


-¿Sabes algo? Nunca había tenido una visita que se preocupara por ordenar o lavar algo. Cuando han venido compañeros por algún trabajo, siempre tomaban un actitud de «yo no hago nada, no es mi casa», y y con la servidumbre que tenemos, pues peor- Mokuba estaba entre asombrado y divertido. Noah tan solo le sonrió.


 


-Yugi y yo fuimos adoptados desde pequeños. Nuestros padres siempre nos dijeron que teníamos que ser responsables de lo que hiciéramos, y que si decidíamos no hacer nada, entonces responsabilizarnos por eso. Es la razón por la que él y yo siempre hemos procurado no causar molestias. Además, soy una visita aquí, no es como que puedo hacer lo que quiera. Tú me invitaste y yo soy amable por eso- Mokuba se sonrojó, y se sintió muy feliz.


 


-Noah, muchas gracias por todo. Es la primera vez que alguien viene a visitarme y siento que en verdad quería venir a verme, no solo por algún interés oculto- Mokuba aún estaba al lado de la barra, así que Noah se acercó y se puso frente a él.


 


-No me importaría si vivieras en otro tipo de casa, o si no fueras Kaiba o si no tuvieras dinero. Yo vengo a verte a ti y eso me basta- los ojos de Noah denotaban un remolino de sentimientos y emociones. El peliverde levantó su mano y acarició la mejilla del pelinegro, quien se sonrojó aún más, cerrando los ojos mientras disfrutaba el contacto.


 


Noah lo acarició con los dedos y Mokuba ladeó su cabeza hacia la mano del más alto, compartiendo ambos un momento tan íntimo como especial que estaban seguros de que atesorarían toda su vida, sin importar lo que pasara después.


 


Momentos pasaron, y ninguno quería romper tan hermosa atmósfera.


Y entonces Mokuba decidió abrir los ojos, para encontrarse con la mirada penetrante del peliazul que lo veía directo a los ojos.


 


-Noah... yo...- en realidad no sabía ni que decir. Es más, no sabía siquiera si quería decir algo. Fue más un impulso el querer hablar, pero fue silenciado por su acompañante.


 


-Shh, no te preocupes. No espero nada de ti, solo quiero estar contigo- las voces de los muchachos eran suaves, tanto que si hubiera alguien cerca, no los podría escuchar.


 


Mokuba asintió a las palabras del peliverde, y en un impulso que no quiso detener se lanzó y lo abrazó. Noah lo rodeó con sus brazos mientras el pelinegro pegaba su rostro a su pecho.


 


Duraron así un par de minutos, sintiendo la calidez del otro y solo disfrutando de ella. Mokuba empezó a separarse, cuando sintió como la mano de Noah le levantó la barbilla, y lo hizo que volteara a enfrentar su mirada.


 


-Disculpa el atrevimiento- a esas palabras le siguió un movimiento en el que Noah juntó sus labios con los de Mokuba en un tierno beso. El pelinegro estaba sorprendido, pero no lo estaba a la vez. En la atmósfera que estaban compartiendo se sentía que ese beso estaba destinado a pasar, y la verdad era que Mokuba no tenía intenciones de detenerlo.


 


No hubo nada más que un contacto tierno y amoroso. Ni siquiera profundizaron el beso, porque ese leve contacto era todo lo que necesitaban y deseaban en ese momento.


 


Se separaron sin romper el contacto entre sus miradas. Los ojos de ambos brillaban más que nunca, y Mokuba sentía que su corazón iba a salir corriendo por su garganta. Noah le volvió a sonreír y lo volvió a abrazar.


 


-Vamos, será mejor descansar- Mokuba tomó de la mano a Noah y lo guió hasta su habitación. Ya en ella, Noah buscó su pijama en la mochila.


 


-Rayos, no está el colchón que pensé que estaba aquí- fue un pensamiento en voz alta que el mayor alcanzó a escuchar.


 


-No te preocupes, el suelo esta bien para mí- Mokuba lo volteó a ver algo apenado.


 


-No, para nada. En todo caso, ten tú la cama y yo en el suelo. Eres mi invitado y no dejaré que uses el suelo- Mokuba tenía su lado terco, como buen Kaiba que era.


 


-Y tú eres mi anfitrión, no me parece correcto permitirte dormir en el suelo y yo quitarte tu cama- el peliverde se puso de pie con su pijama en mano. Mokuba se sentó en la cama y pensó por un momento sin decir nada.


 


-Podríamos... compartir... la cama- la cara de Mokuba estaba toda roja. Porque a pesar de su corta edad y ser tan solo un adolescente, no era tan inocente como uno podría pensar.


Y ese gesto le pareció tan tierno a Noah.


 


-Puede ser- fue todo lo que dijo, logrando que la mirada de Mokuba se posara en él.


 


-¿Estás... seguro?- bueno, Noah no podía saber con exactitud en que pensaba Mokuba, pero por las reacciones del menor se daba una idea. Aún así, era consciente de la edad, y de seguro inexperiencia del pelinegro, además de ser bastante responsable, por lo que sus intenciones no iban en la misma dirección que la mente del menor.


 


-Claro. Tu cama parece ser suficiente para que ambos quepamos sin problemas. Por mí esta bien- la cara de Mokuba seguía toda roja. No estaba seguro de que pensar.


 


-Bien, entonces...- Noah nunca había visto a Mokuba tan nervioso. Se acercó a él y lo abrazó, sorprendiéndolo con su acto.


 


-Mokuba, no estés así. No va a pasar nada. Solo vamos a dormir y ya- Mokuba escuchó esas palabras, y de inmediato soltó un aire que ni él mismo sabía que estaba reteniendo. Se separaron y Mokuba estaba más tranquilo, y más sonrojado, si es que eso era posible.


 


-Lo siento, Noah, yo... no quise insinuar...- pero sus palabras fueron detenidas por un dedo del mayor que se posó en sus labios.


 


-Tranquilo, no me debes ninguna explicación. Todo esta bien. Iré a cambiarme al baño- Noah le infundó tranquilidad con su mirada y su toque, y Mokuba sonrió y se sintió más tranquilo. Se preparó para dormir y cuando Noah regresó él ya estaba en su ropa de dormir.


 


Sin decir más, se acostaron, y Noah abrazó al menor para tratar de que se sintiera protegido. Lo logró. Habían sido tantas emociones, y era tan tarde, que casi de inmediato percibió la respiración acompasada del menor de los hermanos Kaiba. Se dio cuenta de que se había dormido con mucha facilidad. Dio un suave beso en sus cabellos, y se durmió con él en brazos.


 


 


 


Por ahí de las 6 de la mañana, el CEO de KC seguía esperando noticias de Joey y la niña que había llevado al hospital. Estaba al borde de la desesperación. No era normal para él tener que esperar tanto, y eso lo ponía de mal humor. Estaba de pie en la recepción esperando con un café en las manos, carcomiéndose sus intestinos por la incertidumbre e impotencia que sentía. Estaba muy cansado y de seguro tenía una pinta terrible, pues no había dormido nada.


 


-¿Es usted el señor Kaiba?- seto asintió a la enfermera que le hablaba -Sígame por favor, el doctor lo está esperando en su oficina- el castaño la siguió en silencio, y pronto se vio entrando a la conocida oficina del doctor Sakaguchi.


 


-Buen día Señor Kaiba, que gusto y que pena verlo por aquí de nuevo- el doctor lo saludó con semblante serio, sin dejar de ser amable.


 


-¿Qué ha pasado doctor?- al grano, como siempre.


 


-Bien, hace unas horas usted llegó aquí con dos pacientes, uno de ellos en estado grave y el otro estable- Seto asintió, sintiendo un escalofrío recorrerle toda la espalda.


 


-¿Cuál de los dos está grave?- el ojiazul quería y necesitaba más información. Estaba bastante harto de no saber nada.


 


-Primero lo primero. La niña, aún sin nombre porque no ha despertado y no la hemos podido identificar, llegó con una fuerte contusión, es decir un golpe, en la cabeza. Aparte de eso, moretones por todo el cuerpo que no pasan a mayores. Los estudios rutinarios nos muestran un fuerte grado de desnutrición. En este momento se encuentra medicada y dormida, y estamos esperando más estudios que se supone nos entregarán en unas horas- el CEO se sorprendió por el estado de la niña. No pensó que fuera grave, pues a simple vista no tenía nada.


 


-¿Qué hay de Joey?- el castaño habría dicho «el perro», pero se contuvo al saber que era un asunto serio.


 


-Él es el paciente grave. Presente más costillas rotas que hace unas semanas, una de las cuales estuvo a punto de perforarle el pulmón, y que con ayuda de una pequeña intervención pudimos evitar. Las costillas previamente rotas no están del todo curadas, y una muestra una fisura severa. Además de eso, tiene muchos golpes y cortes en todo el cuerpo, unos recientes y otros que es evidente que los tiene desde hace mucho. Tiene un esguince de segundo grado en el tobillo izquierdo, y un golpe tan fuerte en la cabeza que generó una cortada considerable. No sé como es que estaba consciente al llegar, semejante golpe debió de haberlo noqueado al instante. En este momento está en terapia intensiva- Seto estaba casi horrorizado con el diagnóstico que le estaban dando.


 


-Es un diagnóstico nada alentador- fue todo lo que el frío CEO pudo articular con su voz. La situación lo estaba sobre pasando, y si bien no se iba a permitir quebrarse por algo así, se sentía afectado, y las nulas horas de sueño le estaban pasando factura.


 


-Es un diagnóstico crudo y muy duro, pero pues de aquí podemos partir. Lo primero que debe saber, señor Kaiba, es que este muchacho no saldrá de aquí en semanas, lo que hace que el costo del hospital sea muy elevado. Eso sin contar los múltiples estudios y tratamientos a los que tendrá que ser sometido para quedar bien, o lo más bien posible- Seto sabía que lo que el doctor quería decir es que salvar al muchacho costaría una pequeña fortuna, y si estaba dispuesto a pagarla.


 


-El dinero no es un obstáculo. Haga todo lo que tenga que hacer, quiero a Joey fuera de este hospital y con una salud aceptable en el menor tiempo posible. Mejor dígame cuales son los pasos a seguir para su recuperación- la voz del castaño no reflejaba su sentir. Estaba preocupado.


 


-Lo primero que haremos es tenerlo en reposo absoluto durante unas 2 o 3 semanas, depende de su respuesta. Como una de sus costillas estuvo a punto de perforar el pulmón, necesitamos que no su mueva casi nada. Aprovecharemos este tiempo para tratar la desnutrición que de seguro aún tiene. Una vez que veamos que va evolucionando de manera positiva, podremos aplicar un tratamiento de rehabilitación para que poco a poco recupere bien la movilidad de todo el cuerpo, ya que al estar tan lastimado y como estará inmóvil, lo mejor será aplicar sesiones para que pueda recuperar su vida normal. Y a la par de todo esto, me gustaría sugerir algún tipo de apoyo psicológico. Es evidente que el muchacho tiene una vida complicada, quizás siendo víctima de maltrato, y al detenerlo de esta manera puede colapsar emocionalmente. Debemos estar preparados para el peor escenario- Kaiba suspiró, dejando salir todo el aire que tenía guardado.


 


-¿Qué hay de la niña?- aún no sabía quien era, pero tenía la certeza de que era importante para Joey.


 


-Ella despertará en el transcurso del día. Espero que ella nos pueda proporcionar más información. Lo que me preocupa es a donde irá cuando sea dada de alta. No podemos mantenerla aquí durante el tratamiento de Joey. Quizás tenga que llamar a servicios sociales para que vengan a atender el caso- el doctor se recargó en su silla, esperando a reacción del CEO.


 


-¿Qué pasaría si no hay nadie que pueda venir por ella?- el doctor suspiró.


 


-Servicios sociales se la llevarían a una casa hogar en lo que se define su caso- eso no le gustó nadita al ojiazul.


 


-Entonces no le hable a servicios sociales todavía. No estoy seguro de quien es esa niña, pero es importante para Joey, y él confió en mí para que los ayudara. En determinado momento, ¿podría ir conmigo la niña?- no supo con exactitud por que estaba haciendo eso, pero se la debía al rubio.


 


-Solo permitirían eso si es usted un pariente de ellos- frustración era una de las tantas emociones que sentía el ojiazul.


 


-¿Algo que se pueda hacer al respecto?- el doctor pareció meditar por un momento lo que iba a decir.


-Mire señor Kaiba, no sé ni entiendo por que ayuda a Joey, pero veo que es genuina su preocupación. Yo podría ayudarle, pero necesitaría algo a cambio- a Seto no le gustaba el chantaje, y por un momento le dio la impresión de que se trataba de algo así.


 


-¿Como qué?-


 


-Necesitaría protección. Podría yo firmar que algún conocido suyo es algún tío lejano, pero si de alguna manera sale a la luz, podría perder mi licencia médica, y no es un riesgo que pueda yo correr. Si usted, siendo quien es y con el poder que tiene, me proporciona seguridad de alguna manera, yo le ayudaré- al castaño le sorprendió la postura del médico, pero la agradeció con sinceridad.


 


-Si llegara el caso de ser necesario el llevarme a la niña conmigo, tenga por seguro que mantendrá su licencia. Si en determinado caso la perdiera y no pudiera yo hacer nada para evitarlo, entonces tenga por seguro que tendrá una buena paga de manera vitalicia- bueno, el doctor sí que fue sorprendido. No esperaba algo así de Seto Kaiba.


 


-No me vaya a malentender, no es mi intención sobornarlo ni nada por el estilo-


 


-Y no me vaya a malentender usted a mí. No me gusta brincarme las reglas, pero a Joey le debo mucho y haré cualquier cosa por ayudarlo- el doctor asintió.


 


-Esperemos entonces que no sea necesario- el castaño asintió, y se dirigió a la salida.


 


-Confío en sus capacidades, doctor Sakaguchi. Por favor, manténgame informado del estado de Joey- no dio tiempo de réplica. Seto salió y se fue a su vehículo.


Estaba tan cansado.


 


No estaba del todo seguro de poder manejar hasta la mansión en su estado, así que decidió ir a la empresa. Ahí tomaría un descanso y hablaría con Atemu. También le debía una llamada a su hermano, con el que tarde o temprano tendría que hablar acerca de Joey. Por la tarde regresaría, para ver como se encuentra la niña


 


Todo este asunto le daba dolor de cabeza tremendo.


Arrancó en su moto y se fue a el único lugar donde se sentía seguro ante el mundo, Kaiba Corporation.


 


 

Notas finales:

Hermoso día!

Linda noche!

 

Amor para todos!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).