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Encrucijada. por NNK

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Capitulo XVII: Maximiliano y Guillermo.

 

Maximiliano abrió sus ojos, mientras levantaba su mano en busca de su celular, vio la hora viendo que eran las diez de la mañana, Renato y Felipe se habian marchado hace dos horas y tenía exactamente el mismo tiempo libre, antes de que llegara Alejandro a hacer el almuerzo. Movió la almohada, sonrió, le encantaba ver la primera foto que se sacó con Alejandro, cuando le llevó a comer helado, giró su cabeza viendo la foto familiar de su familia adoptiva.

Se preocupó, desde que Alejandro había entrado nuevamente a su vida, sus sentimientos hacia él habían regresado, realmente hoy quería ir a trabajar para evitar verlo y ser descubierto por la suspicacia de Renato o las preguntas incómodas de Felipe, que a fin de cuentas siempre le sacaban algunas verdades, que lo ponían más nervioso de lo habitual. También, se encontraba así, porque hace un mes que Guillermo no se comunicaba con él, para saber sobre Renato y Felipe ¿Le habrá pasado algo?

Quería comunicarse con él, pero una de las condiciones para que los chicos estuvieran con él, era  que jamás volviera a comunicarse con él, a menos que Guillermo lo hiciera, ¿Estaría en una investigación peligrosa? Suspiro, mientras negaba con la cabeza, tenía que disfrutar su día libre en vez de llenarse de preocupaciones que seguramente cada una tiene su explicación.

Terminó de ducharse, sintiéndose extrañamente melancólico, amaba tener días libres, pero odiaba tener que quedarse en casa, porque siempre su pensamiento iba dirigido a Alejandro, todo su hogar le recordaba a él. Había sido la primera persona que había conocido en esta ciudad y su primer novio del cual se enamoró. Siempre fue sincero y honesto con sus propios sentimientos.

Por ello, siempre lo respetó, por ello se alejó de él, cuando sintió que su pasado podía dañarlo y tampoco insistió cuando Alejandro se aburrió de él y de esa relación que mantenían. Bebió del café que se había servido pensando en él. Se distrajo cuando escucho el tono del celular que tenía para su padre, al fin podría relajarse un poco.

—Memo ¿Cómo va tu vida?— preguntó con una sonrisa, mientras bebía su café.

—Cuándo va a ser el día en que me recibas con un ¿Papito como va tu hermoso día? —comentó irónico desde el otro lado de la línea.

—En un mundo utópico, te lo aseguro—hablo con burla. Había extrañado la voz de Guillermo.

— ¿Cómo están Renato y Felipe?—preguntó Guillermo con una sonrisa alegre. Extrañaba a su hijo.

—En el colegio, Renato haciendo amigos y sigue ganando en Karate, Felipe se está aplicando en el colegio, creo que realmente quiere esa bicicleta de montaña, pero se pelea mucho con las niñas—comentó, lavando la taza de café.

— ¡Ese niño! ¿Cuándo va a respetar a las niñas como es debido?—exclamó con tono molesto—Espero que esa época sea corta, porque si no.

—Si no nada. Es un chico de diez años que odia a las niñas y tiene poco interés en ellas. Deberías agradecer que no es un niño precoz—comentó burlón.

—Lo agradezco mucho, créeme ¿Renato tiene novio? No me gustan las fotos con sus nuevos compañeros de clase, ¿Qué tipo de relación tiene con ellos?—preguntó celoso.

—El primer chico se llama Ricardo, es el presidente de la clase a ayudado mucho a Renato a adaptarse a esta ciudad, pero eso no quita que esté interesado en él—hablo celoso y molesto—El otro es Gabriel, es un chico que entrena con Renato para entrar a las fuerzas armadas, es un verdadero amigo, aunque un poco tonto—confeso con una sonrisa.

—Pues, no me gusta ninguno de los dos—expresó celoso.

—A mi tampoco, pero mientras Renato sea feliz con ellos dos y para que no me lance del octavo piso, los aceptare—murmuró con una sonrisa forzada.

— ¿Y Maximiliano cómo se encuentra?—consulto con una sonrisa alegre. — Eres mi hijo ¿lo sabes? Y eso me hace responsable de tu bienestar y en este momento estoy preocupado de ese hijo que era más consciente de su pasado y el más afectado ¿Cómo te encuentras?—preguntó con una sonrisa.

—Estoy en uno de mis días libres, estoy descansando y estaba un poco preocupado, por no saber nada de ti, duermo más tranquilo y mi vida social va bien—sintetizó con tono resignado.

—Ese tono resignado, indica problemas del corazón—comunicó interesado—Dime, no tengas miedo.

—Contrate a mí una chico que hace dos años fue mi novio, para que los chicos pudieran comer de mejor manera, pero me di cuenta que le sigo amando, pero Alejandro cree que soy un completo desconocido, porque jamás le he contado mi pasado—confesó, quitándose un peso de encima—La quiero mucho, pero me aterra alejarla aún más.

—Nada va a alejarla más de ti, que tú mismo—comentó con compresión—Maximiliano, no te contradigas, si la contrataste para cuidar a los chicos, es porque sabes en tu corazón que eres capaz de dejarle tu vida en tus manos y jamás correrías peligro. Tu pasado es algo irrelevante para él, porque gracias a él, te transformaste en la persona que eres ahora—aconsejo con una sonrisa alegre—Ahora déjate de excusarte y actúa con naturalidad.

— ¿Cómo se logra eso?—preguntó, totalmente frustrado.

—Podrías invitarla a salir, como agradecimiento que les haga el almuerzo, idea algo bonito—dijo con una sonrisa, escuchando un timbre de fondo—Buena suerte, me cuentas cuando te llame nuevamente.

— ¡Espera Papá! ¿Cuándo llamas de nuevo?—exclamó, abriendo la puerta viendo a Alejandro—Volvió a cortar—susurró frustrado.

— ¿Interrumpí algo?—preguntó, preocupado, dejando las bolsas en la mesa.

—No te preocupes, era mi padre, preguntando por los tres—dijo con una sonrisa, mientras guardaba su celular en el bolsillo. — Alejandro ¿Tienes algo que hacer esta noche?—preguntó, comenzando a guardar las cosas que él había comprado, en el refrigerador.

—Creo que lo mismo de siempre, ver series ¿Por qué?—consultó, interesado.

—Quiero invitarte al cine ¿Te animas? Hay una película que me interesa — comentó sonriendo, mientras lo miraba.

Alejandro se sorprendió al verle sonreír, su corazón se aceleró repentinamente y tuvo que concentrarse unos segundos en lavar las verduras para ocultar su nerviosismo y el sonrojo que calentó sus mejillas. Era la primera vez que Maximiliano le sonreía, mirándole directamente a la cara y eso la puso nerviosa en segundos.

—Suena entretenido, me apunto—dijo con una sonrisa.

—Genial, entonces para que tengas tiempo para acompañarme, te ayudaré con el almuerzo hoy—dijo con una sonrisa, mientras se colocaba a su lado para ayudarlo—No te molesta ¿Verdad?

—Claro que no, además te servirá para aprender a cocinar—comento burlón.

Maximiliano sonrió, había extrañado reír junto a él, la observo en silencio, mientras la ayudaba, no quería interrumpir el ambiente cálido que se formó entre ellos, quería disfrutarlo lo máximo posible antes que Felipe y Renato llegaran, quería tenerlo para él solo unos segundos más para verlo sonreír nuevamente y ganarse su confianza sin ninguna mentira, ni secreto que los distanciara otra vez.

Notas finales:

Gracias a todos por llegar hasta aqui. Nos vemos en la siguiente publicación.


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