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Insomnia por RLangdon

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Ninjas...

Itachi los había visto luchar con todas sus fuerzas, blandiendo sus armas con audacia pero sin chispa alguna de compasion. Las cuchillas de los kunais impactando ágilemente contra las armas de sus adversarios.

Kunais, shurikens, katanas, sellos, jutsus. Los ninjas empleaban toda clase de recursos para no morir en combate, luchaban hasta el último aliento, perecían cuando el chakra se les agotaba o simplemente sucumbían a la gravedad de las heridas.

De entre las pilas de cuerpos que ahora cubrían el campo de batalla, solo un color había sido absorbido por la mente infantil de Itachi Uchiha, quien, a sus escasos cuatro años de edad, había contemplado el horror más funesto y sanguinario de todos...la guerra.

Rojo. El color de la sangre, del odio y la ira que las naciones se habían profesado antes y durante la trágica batalla. Un mar carmesí de sangre cubría ahora los cuerpos inertes de enemigos y camaradas que habían entregado hasta el último exhalido en pos de defender sus ideales.

El pequeño Itachi buscó entre su confundida mente alguna razon mas comprensible para aquel horror que había presenciado. Su curiosidad estaba avida por saber, pero su consciencia le exigía cerrarse a la ignorancia. Quería que el "rojo" tuviera otro significado. Uno sensato y necesario, uno que justificara de manera convincente la pérdida de todas esas vidas frente a sus ojos.

-No olvides esta escena, Itachi.

Itachi pestañeó una sola vez cuando su padre colocó su mano sobre su hombro en señal de falso consuelo. Como si aquel gesto fuera capaz de erradicar las pesadillas postumas que se presentarían a lo largo de la vida de un niño que apenas poseía la edad para indagar al respecto.

Tonto, tonto ingenuo.

El pequeño Uchiha apartó la mirada del perpetuo rojo, se miró las manos y, desde ese instante, supo que en algun momento se mancharían de ese sucio tono rojo. Y deseó con todas sus fuerzas...que no fuera muy pronto.

Desde ese día, Itachi se prometió a sí mismo volverse mas fuerte, no comprendía las razones exactas pero sabía que era su deber como Shinobi.

Constantemente, durante sus arduos entrenamientos, se preguntaba ¿Qué era la vida? ¿servía acaso disponer de ella cuando todos estaban destinados a perderla? Itachi creía que no, que la vida no tenía sentido si solamente se vivía para ello. Asi que pensó en suicidarse.

Quiso hacerlo rápido y, ni siquiera a su corta edad, se reeplanteó los frágiles argumentos que lo llevaron a saltar de aquel acantilado. Había cerrado los ojos y se había impulsado con la esperanza de no volver a abrirlos. Pero el irónico graznido de un cuervo le había hecho recapacitar. Fue cuando el pequeño Uchiha reaccionó a sus vanas acciones.

Aun en caída libre, desenfundó el par de kunais que llevaba consigo y buscó frenar el impacto al hincarlos sobre la sólida pared de roca que se erigía a sus espaldas.

De algún modo, pudo evitar su fatidíco destino.

Itachi alzó la mirada para divisar la altitud por la que se había lanzado. Se preguntó en dónde estarían sus padres en ese momento, despues se dijo a si mismo que no importaba. Tenía que cumplir su designio como ninja porque se esperaba mucho de él y no pensaba defraudar a su familia, a su clan, ni a su aldea...
**

-¿Que opinas, Minato?- la voz grave y ronca del anciano, lo atrajo de vuelta de sus cavilaciones. Minato dejó de andar por la oficina y trató de no sonar ansioso al hablar.

-Pienso que el golpe de estado se puede detener, pero no quisiera recurrir a la violencia. Los Uchiha son aliados nuestros y por ende, el problema se generaliza- los ojos azules de Minato se abrieron un poco más, sus hombros dejaron de tensarse y su capa ondeó cuando decidió abrir la ventana de su oficina para refrescar un poco el ambiente. Vio que Hiruzen lo observaba expectante desde el extremo lateral del escritorio. Tomó una bocanada de aire y continuó. -Con el paso de los años, los Uchiha se han ido aislando cada vez mas de la aldea. Se desenvuelven bien dentro del distrito pero...

-Su orgullo los hace sentirse esclavos- completó Hiruzen la frase. Minato sonrió afablemente

-Exacto- respondió. -La cuestión es integrarlos de nueva cuenta sin que sientan que tenemos dobles intenciones de por medio...aunque- suspiró pesadamente y miró a través del ventanal. -Ya lo he intentado y no funcionó.

-¿Por qué no hacerlo a la inversa?- sugirió Hiruzen al tiempo que se aproximaba al ventanal. Minato parpadeó, algo desconcertado. -En lugar de integrar algun Uchiha esporadicamente a los miembros activos de la hoja, ¿Por que no introducir algun Shinobi capacitado en sus filas?

-Es una buena idea, Sarutobi San- sonrió Minato con efusividad, sopesando a fondo lo que tenía en mente. -De ese modo estrecharemos los lazos de confianza. Integraré a uno de la aldea en uno de los equipos del clan y, de ese modo, también estaremos informados de sus actividades para evitar que la situacion se salga de control.

Hiruzen asintió lentamente a lo dicho.

-Deberas elegir con mucho cuidado, Minato. No queremos cometer equivocaciones a estas alturas.

-No se preocupe- contestó el Hokage con una sonrisa tan radiante como el sol. -Se quién es el indicado para ello.
**

-¡¿Ehhh?!- con los ojos entrecerrados y los labios torcidos, Naruto miró inquisitivamente a su padre. -¿Cómo es eso de que me quieres cambiar de equipo, viejo?

Minato revisaba los papeles rezagados en su escritorio. Tenía mucho trabajo, reportes por revisar, misiones por asignar, y ademas, la cuestión con los Uchiha.

-En realidad ya te he asignado a un equipo- vociferó, estresado. Naruto alzó ambas cejas y abrió mucho los labios.

-Pero no me lo consultaste antes. -se quejó con un mohín de disgusto. -Y ademas estoy muy bien con el rarito de Sai y con Sakura chan.

-Será temporal- mintió Minato, procurando ser cauteloso con el tema. Confiaba muchisimo en Naruto y sabía que su pequeño poseía un corazon de oro, asi que los Uchiha lo aceptarían facilmente. Y en dado caso de que se equivocara, disponía de la excusa de ser el hijo del Hokage. -Ve el lado positivo, podrás entrenar con ellos. Recuerda que el clan Uchiha es muy conocido por...

-Ser unos amargados y presumidos- tajó Naruto a la par que se cruzaba de brazos. Minato entornó la mirada y volvió a sonreir con amabilidad.

-Puede ser, pero son fuertes. Nunca subestimes el poder de un Uchiha.

-Bueno, ¿y que gano a cambio?- Naruto no quería dar su brazo a torcer. No era tan ingenuo para desconocer el hecho de que Minato tenía otros propositos en mente para su reinsercion en otro equipo, asi que aprovecharía un poco.

-Fortaleza, sabiduria, perseverancia, empatia- numeró Minato, terminando de poner los últimos sellos en los reportes restantes. Suspiró con pesadez ante el silencio. -Y una misión rango B para la próxima semana.

-Ha- ironizó Naruto con los ojos cerrados. -Quiero cupones para ramen...muchos cupones para ramen de Ichiraku.

-¿Solo eso?- preguntó esceptico el Hokage. Naruto pensó detenidamente que agregar. La bondad de su padre era infinita, pero tampoco abusaría de ella. No por el momento.

-Si- sonrió y corrió a abrazarlo. Minato se tensó momentaneamente, pero cada fibra de su ser se relajó con el abrazo. A veces se olvidaba que Naruto ya no era un niño. Tenía quince años y aspiraba la misma meta que él. -¿Y en que equipo estoy?

Minato tomó la papeleta a su costado y la sostuvo en alto para que su hijo la viera.

Naruto dejó de sonreir al mirar la nitida fotografia de cierto Shinobi estoico de largas pestañas y mirada intimidante.

-¿Itachi?

-Y Shisui- añadió Minato con una resplandeciente sonrisa a la que Naruto solo pudo corresponder.
**

Caminaba resueltamente y con las manos dentro de los bolsillos de la chamarra. El sol de la tarde era poco menos que abrasador, pero Naruto sabía que no podía evadirse de la labor que le había sido asignada. Cuando llegó a la entrada del distrito, un sentimiento extraño lo sedujo, una mezcla de melancolía y desconcierto ¿cuantas veces había entrado alli? Solo algunas. Tenía vagos recuerdos de acudir, pero solamente para entregar los pergaminos que su padre le encargaba llevar al comandante de la policía militar.

Con renovado brío, Naruto entró a la sección destinada para los Uchiha. Era un barrio un tanto desolador y tranquilo, en comparacion con las calles de Konoha.

Se dirigió rápidamente a una residencia en especifico. Era grande y tenía un jardin en la parte trasera de la vivienda. No era la primera vez que Naruto visitaba ese lugar en particular. Pasó de largo por el caminillo de piedras, dando saltos esporadicos sobre los bloques.

La puerta corrediza se abrió al tercer llamado. Una bella mujer de largos cabellos negros y mirada carismarica atendió los conocidos golpes.

-Buen día, ttebayo. ¿Esta Itachi?- preguntó Naruto tratando de contener su ansiedad. Sabía muy poco sobre el estilo de vida de los Uchiha. Y a Itachi solo lo había visto unas cuantas veces en el despacho de su padre. Era un ninja bastante serio, altivo y recatado. Su semblante solía ser inexpresivo la mayor parte del tiempo y tenía unas ojeras muy marcadas bajo sus sombríos ojos negros.

-Adelante, Naruto kun- afortunadamente Mikoto era buena amiga de su madre. Ambas solían salir a cotillear de vez en cuando, y no había inconvenientes entre ningun otro miembro de la familia.

Naruto entró con la mirada puesta al frente, su espalda erguida y un fingido porte que evidenciaba todo menos elegancia.

Se ajustó la mochila al hombro y sacó del costado el pergamino con el sello de Minato, en donde solicitaba su reagrupacion en el distrito.

-Uchiha San- se acercó vacilante hacia la mesa del comedor. Fugaku se encontraba bebiendo una taza de cafe, su semblante adusto e imperterrito no denotó mas que un leve asomo de sorpresa por la inesperada visita de parte del hijo del Hokage. Cuando Naruto le extendió el pergamino, Fugaku no tardó en leer lo primordial de aquella misiva. Frunció el entrecejo y estrujo el papel.

Naruto, que hasta el momento no se daba por enterado de nada, se hallaba balanceandose sobre sus talones, husmeando aquí y allá con la mirada, y obsequiandole una sonrisa zorruna a Mikoto cuando esta se encaminó a la cocina.

-Asi que ahora esto- Fugaku musitó para sí mismo, no pudiendo contener el enojo al saber nuevamente su clan en la mira. Primero había sido el traslado forzado por ordenes de Danzo a aquella zona aislada de la villa, posteriormente el reacomodo de infraestructuras en torno al distrito para mantenerles vigilados, y esta vez enviaban un espía encubierto con el falso proposito de estrechar lazos afines. Era una deshonra para todo el clan ser humillados de esa forma tan baja y ridicula.

-¿Itachi no esta en casa?- indagó Naruto mientras se servía unas porciones de oniguiri que Mikoto había preparado y dispuesto sobre la mesa.

-Me temo que la aprobacion no podrá hacerse hasta no haberse discutido con el consejo- Fugaku ignoró el cuestionamiento para rechazar momentaneamente la petición escrita. Necesitaba hacer algo de tiempo para pensar apropiadamente como proceder a continuacion. Si daba la pauta en ese mismo momento, se estaría precipitando, y de ser un ninja en uno de los equipos, pasarían a ser varios. Los grupos se desintegrarían, y pronto estarían rodeados y sometidos por Shinobis de baja categoria y escaso talento.

-Pero...mi papá dijo...- Naruto parpadeó confundido por la reciente negativa, alargó el brazo hacia los panecillos de nuez que había junto a Fugaku y se llevo un puñado a la boca. Mikoto cocinaba delicioso.

-El tema en cuestión nos concierne a nosotros- lo interrumpió Fugaku a la par que se cruzaba contundentemente de brazos. -Si vas a buscar a mi hijo, te advierto que el no dara la autorización que estas esperando. Actualmente esta llevando a cabo un exahustivo entrenamiento.

-¿Entrenamiento?- los ojos de Naruto tintinearon con entusiasmo. Era justo lo que quería, entrenar con alguien mas. Ultimamente Minato estaba muy ocupado con temas relacionados a la aldea, y Jiraiya había partido a otro de sus viajes temporales. Sin embargo el no quería estancarse en su entrenamiento, tenía que mejorar muchisimo si queria convertirse en Hokage algun día. -En ese caso no le quitare mas tiempo- tomó otro puñado de panecillos. Fugaku exhaló prolongadamente al ver su plato vacio. Se sujetó el puente de la nariz y realizó un gesto con la mano para que se marchara.

El Uzumaki pronto emprendió la caminata hacia los campos de entrenamiento asignados para los Uchiha, y los cuales, quedaban relativamente cerca del distrito. Naruto no tardó en llegar, pero al ser una enorme zona boscosa, no sabía exactamente por donde empezar.

Dado que no quería desperdiciar su chakra, decidió caminar por el perimetro. Luego de media hora de busqueda, optó por subir a un árbol e inspeccionar los alrededores. Si usaba sus clones, podría encontrarlo en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo ya no dispondría de tanto chakra para el entrenamiento y entonces su busqueda sería en vano.

Hasta donde el sabía, Itachi era un Anbu. Significaba que estaba por encima de muchos, Fugaku lo catalogaba como un prodigio. Minato rara vez hablaba de Itachi, salvo para hacer alusión a su experticia y pacifismo.

¿Un Uchiha que era pacifista? A Naruto le resultaba extraño creer algo asi. Usualmente las rencillas que se armaban en la aldea, correspondían a altercados iniciados por algun Uchiha desperdigado o a punto de ser procesado.

Itachi...Itachi ¿por qué el nombre sonaba mas familiar de lo que debería?

Naruto detuvo sus pasos al divisar dos siluetas a la lejanía. Se aproximó con sigilo hacia ellos y tuvo un extraño "deja vu" al contemplar mas de cerca a los ninjas que yacían de pie en el terreno de combate, uno frente al otro. No se movían, no hablaban ni hacían otra cosa, salvo mirarse a los ojos.

-Que extraño- susurró Naruto, intercalando su mirada entre ellos. A Itachi lo reconoció de inmediato por su coleta y el uniforme de Anbu que portaba. El otro debía ser Shisui. Tenía el cabello mas corto y en puntas, poseía una mirada mas vivaz, y era mas alto que Itachi.

Queriendo ver mas de cerca lo que hacían, Naruto dio otro paso hacia ellos. Podía percibir dos flujos inmensos de chakra.

-Claro- apremió al recordar aquel detalle tan importante. Los ojos carmesí daban cuenta del sharingan de ambos. -Ellos usan Genjutsu- Naruto se emocionó mucho mas que antes. El ninjutsu se le daba bastante bien, en Taijutsu no era un experto pero sabía usar varias defensas y contraataques gracias a Kakashi. Lo unico que le hacia falta era aprender acerca del Genjutsu, quizá no pudiera utilizarlo, pero le serviría saber de que iban ciertas tecnicas y como librarse de ellas en caso de ser necesario.

Dio un paso mas, pero se quedo quieto al ver como uno de los Uchiha caía de bruces en el suelo mientras que el otro apenas se doblaba un poco.

-Itachi- susurró angustiado. Una opresión en su pecho se hizo presente al cabo de unos segundos.

"No pienses que hice esto por ayudarte"

¿Que?

Naruto se sostuvo fuertemente la cabeza, sin comprender el recuerdo efímero de la voz de Itachi.

"Mis fines al traerte a este lugar, son meramente egoistas"

-¿Qué esta pasando?- ese recuerdo no le pertenecía, simplemente no debería estar ahi. Sacudiendo energicamente la cabeza, Naruto corrió hasta la cancha y vio atentamente como Shisui ayudaba a Itachi a incorporarse. -Ah...- no sabía cómo ni por donde empezar. Había dejado el pergamino en la casa de Itachi y sus palabras no tenían mucha congruencia teniendo en cuenta la advertencia de Fugaku.

-¿Eres...?- Shisui se giró para ver a aquel chico extraviado, le tomó poco tiempo reconocerlo.

-Naruto- murmuró Itachi, recuperando la compostura. Naruto asintió reiterativamente y se forzó a olvidar la anterior imagen mental, adjuntandola a algun simple sueño pasado.

-El hijo del Hokage- recordó Shisui, escrutandolo con atencion. Naruto se sintió incomodo bajo aquellas inquisitivas miradas puestas en su persona. Decidió no andarse con rodeos.

-Papá dijo que seré su nuevo compañero de equipo pero Fugaku aun no lo aprueba- las miradas complices que se dirigieron los Uchiha, bastaron para inquietar aun mas a Naruto.

Tanto Itachi como Shisui estaban enterados del golpe de estado que se suscitaría dentro de poco. Habían acordado detener aquello juntos y sus entrenamientos derivababan la mayoria de las veces en conversaciones mentales que les permitían explayarse en la situacion sin temor a ser oídos por terceros.

-Si mi padre no lo aprobó, ¿Por que...?- Itachi no pudo seguir cuestionando cuando Naruto negó en ademan.

-Vine porque quiero hacerme mas fuerte y nadie puede entrenarme.

-Wo, wo, wo...momento- Shisui comprendió rapidamente el asunto. Y no le agradaba del todo. -Nosotros no tenemos tiempo para entrenar a alguien mas ¿Cierto, Itachi?- el aludido asintió con franqueza.

-Estamos ocupados. Tenemos demasiadas responsabilidades para supervisar tu entrenamiento.

Los ánimos de Naruto flaquearon un poco ante la evasiva. Se mordió los labios con frustracion y rebuscó en los bolsillos de la mochila.

-¿Y si les pago?

La mirada desiciva de Shisui se suavizó ligeramente. El chico era agradable pero tenían que encargarse de algo mas relevante.

-¿Y si mejor te hago una prueba de resistencia?

Itachi negó suavemente ante la jugarreta de Shisui. Sabía que era una forma de deshacerse del chico sin sentirse culpable al respecto.

-Acepto el desafio, dattebayo- Naruto dejo de buscar su monedero para adoptar una pose defensiva. Afortunadamente había reservado su chakra para ese momento.

-Muy bien, necesitaré medir tus habilidades, velocidad y destreza- fanfarroneó Shisui, caminando alrededor de Naruto e inspeccionando a detalle su fisico. -¿Crees tener lo que se necesita para estar en nuestro bando?

Naruto se irguió mucho mas.

-Absolutamente.

Itachi esbozó una tenue sonrisa por la actitud incipiente del Uzumaki. Le parecía mas bien adorable, pero por un infimo segundo, creyó que lo conocía desde hacia tiempo. Un imposible, desechó la idea tan pronto acudió a sus pensamientos.

-Bueno chico, muestrame tu mejor tecnica.

Naruto pestañeó, desconcertado.

-¿Quieres decir...la mas sorprendente de todas?- Shisui asintió. -Con la que derribo a todos mis adversarios en un segundo y me piden clemencia de rodillas- aunque Shisui pensó que Naruto trataba de lucirse a base de mentiras, no dudó en responder.

-Esa misma, te reto a que la uses en mi.

-Esta bien- Naruto se preparó para hacer los sellos correspondientes, sus manos se movieron con destreza y velocidad. -¡Sexy no jutsu!- Una densa capa de neblina cubrió su cuerpo y segundos mas tarde, se desvaneció, dejando su femenino cuerpo semidesnudo al descubierto.

Itachi experimentó un tic de nerviosismo y se vio forzado a desviar la mirada hacia otro lado, pese a que sus mejillas -antes palidas-, ahora evidenciaban un ligero rubor.

-¡Gane!- Naruto exclamó al ver a Shisui inclinado, sosteniendose la nariz con los dedos. Ni siquiera los Uchiha se resistían a su poderoso jutsu atrapa pervertidos.
**

Después de que Naruto recibiera una contundente negativa de parte de los Uchiha para ser entrenado, el enérgico Shinobi rubio se vio forzado a volver a su casa y meditar seriamente, mientras aferraba su peluche de sapo. En algún punto de sus cavilaciones, terminó por ceder al sueño.

Cuando despertó, lo primero que Naruto pensó fue en la injusticia de haber sido rechazado por ese par, solo porque "supuestamente" había hecho trampa al emplear un jutsu tan depravado y poco útil para las misiones.

¡Já! Ya verían esos dos. Naruto podía apostar su protector a que ninguno sabía que esa técnica era de las más beneficiosas con determinados Shinobis de categoria de la aldea, Kakashi Sensei incluido. Además, el mismisimo sabio pervertido lo había reconocido como la técnica más guay de todo su repertorio.

-No...pienso...rendirme...dattebayo- Naruto detuvo sus golpes sobre uno de los muñecos de trapo que pendía del techo al reparar en la hora. La noche anterior había reemplazado la fotografia de Kakashi por una de Itachi y otra de Shisui. Ambas imágenes las había tomado de sus respectivos expedientes y actualmente enmarcaban el rostro de su muñeco destinado para su entrenamiento.

Para cualquiera, aquello representaría un simple y llano acto infantil, pero a Naruto le ayudaba a centrarse mejor en su objetivo. Su lema era no rendirse nunca y estaba dispuesto a todo con tal de hacerselos notar a ese par de injustos.

Tras un desayuno ligero, Naruto se precipitó hacia el distrito de los Uchiha. Su mente empezó a obnubilarse a medida que se acercaba a la entrada.

Lentamente redujo la velocidad de sus pasos y se quedo mirando por tiempo indefinido el lugar. Era como si algo no encajara de repente. Naruto ya había experimentado antes esa misma sensación, pero, por más que lo intentaba, no podía relacionarlo con nada en especifico. Le parecía estar envuelto en una bruma mental que le impedía dilucidar más allá de lo que sus ojos azules veían.

Luego de darse un par de golpes suaves en la frente, Naruto ingresó al distrito, dirigiendose inmediatamente al complejo del líder y deteniendose poco antes de llegar al visualizar una curiosa silueta peluda corriendo en su dirección.

-Shiro- olvidándose de la confusión inicial, Naruto se puso de cuclillas para acariciar el suave pelaje del akita, recibiendo múltiples lamidas a cambio. -Quisiera tener una mascota como tú, dattebayo. Itachi tiene mucha suerte de ser tu dueño- pronunció lo último torciendo ligeramente los labios en una mueca aprehensiva. Sabía que la frase debía ser al revés pero teniendo en consideración el ultraje, no podía darle mucho crédito a Itachi.

Naruto suspiró y abrazó cuidadosamente al cachorro. Realmente le gustaría tener algún animal de mascota, sin embargo, Kushina era alergica. Y si había algo peor que ver la personificación del habanero sangriento, era ver la personificación del habanero sangriento sufriendo un ataque de alergia. Ya había sucedido cuando Naruto llevo un conejo a su casa, y no tenía intención de repetirlo.

Frunció el ceño al filtrarse discretamente en el jardin trasero. Itachi estaba barriendo la hojarasca y aparentemente no se había percatado de la presencia del Uzumaki, parecía más bien dubitativo, preocupado. Naruto no recordaba haber visto esa expresión tan angustiada en Itachi anteriormente, e incluso pensó en irse y regresar otro día. Pero sus planes cambiaron cuando bajo a Shiro y este corrió velozmente hacia su amo soltando ladridos esporádicos, aunciando al intruso dentro de la propiedad.

"Traidor" pensó Naruto con las cejas ligeramente contraídas en señal de disgusto.

-Naruto kun...

Itachi dedicó un par de caricias a su mascota antes de volverse hacia los matorrales. Sus labios tensos esbozaron una carismática sonrisa, y la mirada fría se transformó a una de comprensión que Naruto interpretó por lástima. Era increíble la cantidad de facetas que podía albergar un Uchiha. Hacía unos segundos Itachi parecía abrumado por alguna cuestión en particular y ahora simplemente sonreía como si nada en el universo ninja le afectara.

"Es tan raro" Naruto infló los mofletes y levantó un dedo acusador.

-Gané y lo sabes- farfulló, tratando de modular su voz para evitar despertar a los padres de Itachi. Este se rascó la nuca, le había dicho a Shisui que era una mala idea pero no lo escuchó. Las consecuencias se hacían presentes ahora. Aunque, ciertamente no se les ocurrió que Naruto fuera a usar una maniobra tan evasiva y...extraña.

-Lo lamento- se disculpó y dejó la escoba a un lado. Naruto imaginó justamente lo contrario, claro que no lo sentía. Hipócrita manipulador y mentiroso...

"No eres más que un asesino despiadado...y por eso es que voy a matarte"

Ante lo último, Naruto vaciló. Se sujetó fuertemente la cabeza y por unos instantes, perdió el equilibrio, yendo a tropezar directamente en el estanque situado junto a los matorrales.

Anticipando la inevitable y torpe caída, Naruto cerró los ojos y trató de meter las manos, pero la sujeción en sus muñecas le devolvió la estabilidad en una fracción de segundos. Inmediatamente después sintió el rostro arder en verguenza. La estruendosa risa interna hizo que Naruto se apenara aun más.

"Kyuubi" ese maldito zorro demonio. Ya se encargaría de ponerlo en su lugar más tarde.

-¿Te encuentras bien?

La voz aterciopelada lo sacó bruscamente de su ensimismamiento. Naruto asintió pese a que se sintió tentado a decir algo más.

No. Definitivamente no estaba bien. Primero estaban esas sensaciones extrañas y ahora oía voces -ajenas a Kyuubi- en su cabeza. Seguramente se estaba volviendo loco.

-No cambies de tema- sabía que irse por la tangente era algo estupido, pero no le quedo más remedio que aparentar frente al rostro sereno y apuesto.

¡¿Apuesto?!

"Ya decía yo que tirabas para el otro lado, cachorro"

Naruto se mordió el interior de las mejillas al oír nuevamente la voz de Kurama. Ojalá ese zorro volviera a dormirse pronto.

- No tienes fiebre- Itachi retiró el dorso de su mano de la frente de Naruto. Y este retrocedió por inercia para alejarse pronto de su -incomoda- cercanía. Los tobillos se le hundieron en el estanque, pero no le importó.

-Quiero aprender a liberarme de un genjutsu- dijo sin apenas pestañear. Tenía las mejillas encendidas y seguía escuchando la risa del diabólico zorro que se burlaba de él por haber descubierto sus preferencias sexuales. No es que Naruto fuera un "desviado" ni nada por el estilo. Solo le gustaban las chicas, y quizá Itachi un poquito...

Elevando una ceja, Itachi dudó en si volver a negarse o tratar de dialogar con el Uzumaki. Esa noche se reuniría la asamblea del clan para discutir los puntos débiles de la aldea, y por consiguiente, Itachi tenía que infiltrarse para cumplir su rol de doble espía e informar de ello al Hokage. Tanto Shisui como él estarían ocupados hasta tarde, y revelar información estaba fuera de discusión. Así que...

-¿Qué tan rápido eres?

Desconfiando de la pregunta, Naruto entrecerró los ojos y escudriñó con gesto zorruno al Uchiha.

-Mi papá me está enseñando su técnica Hiraishin...

Itachi sonrió a medias por el dato. No le gustaba en lo absoluto recurrir a las estratagemas de Shisui, pero Naruto era demasiado persistente y no aceptaría un no por respuesta.

-Entonces no te importará realizar una segunda prueba- ni bien terminó de decir aquello cuando Naruto juntó las manos para dar inicio a la secuencia de sellos. Itachi no le dio tiempo a ejecutar el sexy no jutsu, en cuanto dedujo las intenciones del Uzumaki, le sujetó firmemente las manos. -No me refería a esa...

Naruto se ruborizó al reparar en la fuerte descarga que sintió ante el suave tacto de las manos de Itachi. En su subconsciente llegó a dos conclusiones:

Numero uno, se estaba volviendo loco.

Numero dos...

"No me jodas" gruñó Kurama desde el interior de su celda. Naruto se estremeció al oírlo. "Mi jinchuriki un amanerado. Me has decepcionado, cachorro, siempre pensé que te quedarías con esa frentona"

El párpado de Naruto vibró ligeramente.

-¡Que no soy gay, dattebayo!- se exasperó.

Itachi enarcó ambas cejas en genuina confusión.

-No he dicho tal cosa- musitó consternado. Los colores volvieron a subir por el semblante zorruno ¿cuántas veces pensaba humillarse en un mismo día?

-Esto- se rascó la mejilla con nerviosismo. -¿De qué prueba estabas hablando?
***

Shisui tuvo que usar todo su autocontrol para no reír, soltó un sonoro suspiro y uso su expresión más neutral al ver a Naruto salir del vestuario usando la diademilla de orejas de gato. Por un lado, Shisui lo encontró adorable. El chico inclusive tenía los tipicos bigotes grabados en sus mejillas, aunque este había asegurado que eran marcas de nacimiento. Sin embargo eso no quitaba lo gracioso del asunto. ¡Y pensar que todo fue idea del condescendiente de Itachi!

Sentada sobre sus tobillos, la anciana Tanaki hizo un gesto con los dedos. No pasarón cinco segundos cuando un par de gatos ninja se situarón frente a ella, agitando sus esponjosas colas en perfecta sincronía.

-¿Son estos?- Naruto se puso de cuclillas e inspeccionó de cerca al par de mininos que debía atrapar. Al principio creyó que solo era una broma, pero ahora que corroboraba la situación, supuso que sería pan comido.

-Se llaman Denka y Hina- le aclaró Itachi a sus espaldas. Los aludidos caminaron en circulos, rodeando a Naruto para estudiarlo mejor.

-Asi que el hijo del Hokage- masculló Denka, aun incrédulo por la información. Hina restregó su pelaje en la pierna del Uzumaki y se encrespó al sentir el oscuro chakra del Kyuubi.

-Es peligroso- mostró sus colmillos en advertencia.

Itachi negó con la cabeza cuando Naruto se giró a mirarlo.

-No les hará daño, solo va a atraparlos para medir su velocidad.

-Pretencioso- maulló Denka. Naruto infló las mejillas y se cruzó de brazos. De pronto ya no le gustaban tanto los gatos. -Aceptamos el desafío si el chico limpia nuestras cajas de arena.

Shusui tosió contra su puño para reprimir la risa al ver el rostro desencajado del Uzumaki.

-Ni hablar- se negó este con rotundidad.

-Entonces no hay trato, miau...

-Denka, Hina- nombró seriamente la anciana para hacerlos entrar en razón. Después de todo Itachi les había sido de mucha ayuda en el pasado.

-De acuerdo- accedierón al unísono los gatos. -Pero será en el almacen, donde nosotros tengamos ventaja...

**

Naruto saltaba velozmente sobre las cajas, persiguiendo con insistencia al par de gatos escurridizos. Sudaba copiosamente y tras más de una hora de persecusión, todavía no podía ni rozarles las patas. Eran demasiado rápidos, pero no se rendiría.

Shisui, que hasta el momento observaba la escena con diversión, se volvió hacia Itachi.

-No va a lograrlo.

Pero contrario a lo que creyó escuchar, Itachi respondió a lo opuesto.

-Podría...solo tiene que antiparse a sus movimientos.

-¿Te refieres a pensar y actuar como un gato?- Shisui se giró de nueva cuenta para contemplar al Uzumaki invocando una serie de clones. -A este ritmo agotará su chakra muy rápido.

Itachi asintió, sin embargo estaba ligeramente ensimismado. Seguía experimentando la misma sensación de conocer a Naruto más de lo que debería.

-Ahora si, gato sucio- Naruto aterrizó sobre una de las cajas inferiores y enroscó los brazos en el cuerpo del felino.

-Miau...¿A quien llamas sucio, niño zorro?- pero Denka se defendió lanzando un zarpazo a la cara del Uzumaki.

Con un grito de dolor, Naruto se llevo las manos al rostro. La piel lacerada le ardió horrores.

"¿Vas a dejar que esos sacos de pulgas se burlen de nosotros?" Kurama rezongó en su subconsciente. -Si pierdes me encargaré personalmente de vengarme de ti, cachorro inútil.

Con un par de lágrimillas surcandole el rostro, Naruto trató de enfocar su entorno.

-Callate de una vez y prestame tu chakra para hacer más clones, dattebayo. Recuerda que tienes que pagar el alquiler, zorro entrometido...
**

Media hora más tarde, Naruto regresó con otro de sus clones, ambos llevando a un gato consigo.

La anciana se mostró escéptica cuando vio a sus gatos.

-Los atrapaste.

Sintiendose mareado, Naruto hizo una leve reverencia. Las piernas le flaquearón pero consiguió mantenerse en pie.

-¿Eh?- miró hacia los lados. -¿Itachi y Shisui se fuerón?- más les valía que no...

-Me temo que si- afirmó la anciana mientras acariciaba la cabeza de los gatos. -Dijerón que tenían cosas más importantes que hacer. Creyerón que no los atraparías.

Naruto cerró fuertemente los puños.

"Cretinos"

-Será mejor que tambien me vaya- comentó algo avergonzado. La anciana se volvió para tomar un objeto de otro de los cojines y lo extendió hacia Naruto.

-Te lo has ganado, muchacho.

Confundido, Naruto observó el broche platinado de una garra de gato.

-No es tan lento como parece, miau- ronroneó Hina, lamiéndose una de sus patas delanteras.

-Muchas gracias, dattebayo- Naruto se colocó el broche en la chamarra y se encaminó hacia el distrito. Era su turno de cobrarse todas las humillaciones. Ese par de engreídos iban a desear no haberse metido con Naruto Uzumaki.


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