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Hobby por IchirinNoHana

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Desde que Hijikata y su hermana tuvieron algo, siempre estuvo celoso. Varios meses después de su llegada a Edo siguió pensando que eran celos porque le estaban quitando a su mayor tesoro, y sí, claramente en eso no se equivocaba, se equivocaba en quién de los dos era su mayor tesoro.

Iba con él a todas partes, peleaban codo a codo y se decían palabras cordiales cuando era necesario, Sougo no era tonto, lo amenazaba de muerte tantas veces quisiera, pero también sabía reconocer cosas buenas en Hijikata, de lo contrario nunca lograría estar junto a él. Se cuestionaba un poco si esa era la idea, ya que el era un sádico y nunca había tenido una relación, porque no se veía a sí mismo en pareja hasta los 80 años y menos aún con alguien tan volátil como el Vice Comandante. 

Al formar el Shinsengumi dejó de verlo con tanta frecuencia, Hijikata fue nombrado Vice Comandante pero no tenían suficiente gente para dividir la policía en escuadrones, y sobretodo porque competían directamente con el Mimawarigumi. Sin embargo, Sougo se las ingeniaba para aparecer por su habitación, fingiendo que estaba perdiendo el tiempo para hacerle enojar e instarlo a pelear, perseguirlo e incluso tomarlo por el cuello. Porque si había un detalle que nadie tomaba en cuenta era que Sougo era un sádico, y le encantaba que lo tomaran por el cuello. 

Dentro del Shinsengumi se instauró la creencia de que el castaño se saltaba los deberes, y claro, que su prioridad era estar cerca de Hijikata y hacía lo que podía para mantenerse junto a él. No pasó mucho tiempo cuando lo nombraron capitán del primer escuadrón de la policía, por lo tanto, nuevamente peleaba codo a codo con su preciado Hijikata. Y planeaba seguir así por mucho tiempo más, hasta que las cosas tomaran rumbo entre los dos. No contaba con que alguien se adelantara.

Todo cambió cuando la Yorozuya apareció en la vida de todos, no había momento en donde ellos no estuviesen involucrados cada vez que investigaban algo. Gintoki lo miraba diferente, y sabía que él sabía eso, por lo que cada vez que podía lo provocaba. Más se pegaba Sougo a Hijikata, más aparecía Gintoki en su vida diaria. Creyó que esposarlos sería suficiente para que el Vice Comandante terminara odiando al líder de la Yorozuya, pero no sabía que había provocado el efecto contrario.

Cada vez que tenía un día libre se encontraba con él y siempre, siempre terminaban involucrados en algo. Hasta que Gintoki le confesó sus sentimientos. Le dijo que admiraba esa fortaleza que habitaba en él y era eso, principalmente, lo que lo había enamorado, su fuerza y su coraje. Hijikata, sin palabras, no quería admitir exactamente las mismas palabras que sentía por él, y sólo atinó a darle un beso pequeño en la mejilla. 

Sougo se dio cuenta inmediatamente, lo perdía de vista con facilidad, salía de noche y volvía tarde, tomaba días libres cada vez que podía, cosa que no sucedía antes, menos con esa frecuencia. 

Tenía que hacer una visita. 

Lo siguió sigilosamente una vez Hijikata abandonó el Shinsengumi. Sabía que se dirigía a la Yorozuya así que prácticamente no tenía ni que seguirlo, lo encontraría de todas formas. Vestía su yukata azul habitual, aunque ya esyaba empezando a bajar las temperaturas, él se mantenía impávido ante el frío. Lo vio subir las escaleras y una sombra se dejó ver a contraluz. Gintoki, Gintoki... Cómo te atreves a robarle lo más preciado a un sádico demente. 

Pasó por el callejón aledaño y se subió a unos botes de basura, y asomó la cabeza en la pequeña terraza que tenía una de las habitaciones. Sólo se le veía la cabeza y parte de los ojos. Gintoki estaba encima de Hijikata, en la mesa que tienen justo en medio de dos sillones. Lo besaba con impaciencia, y el Vice Comandante trataba de devolver esa pasión con la cual era besado, tenía las mejillas rojas y la boca abierta. Sougo se sorprendió, nunca había visto a Hijikata poner esa cara, tan...vulnerable.

Su pene empezó a ponerse duro, su visión se cerró en Hijikata y por un momento, imaginó que Gintoki era él, encima de él. Nunca había tenido esa clase de pensamientos, y no podía evitar llevar la mano a su entrepierna, apretándose por encima del pantalón. Imaginaba que era él quien le quitaba esa yukata tan distintiva, que besaba su cuello y lo mordía con fiereza, que mientras besaba su vientre, con su mano derecha lo tomaba por el cuello y le quitaba el aire. Alcanzó a escuchar un gemido que resonó en la habitación, y vio que se llevaba sus dos manos a la boca, mientras Gintoki terminaba por lanzar la prenda que tenía a un rincón de la habitación. No podía ver el pene de Hijikata pero sabía que debía verse duro igual que él. 

Tragó saliva y se bajó del lugar donde estaba. Sougo era un sádico pero no se veía a sí mismo teniendo una pareja estable hasta los 80 años. Y a pesar de que odiaba a Gintoki y lo que le estaba quitando, había encontrado un nuevo hobby, deleitarse con la imagen desnuda de su comandante cada vez que pudiese. Parecía que después de todo, no sólo era sádico sino que también masoquista. 

 

 

 

Notas finales:

Hoola, acabo de terminar de escribir esto desde mi celular así que me disculpo por las faltas de ortografía.

Si quieren algún otro ff con estos dos dejen comentarios! Tal vez me lo piense. 

Os amo

Jaa Ne!

IchirinNoHana


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