-Es fascinante como el tiempo ha transcurrido…- Una voz masculina, algo ronca se deja apreciar… La mirada hacia el horizonte, desde un punto que se podría decir prohibido para aquellos que no fueron patriarcas del santuario.
Pero al haberlo sido, eso le ha dado la oportunidad de sentirse cómodo, pero aun así, no es capaz de romper las reglas por completo, solo quedándose en el perímetro, sin entrar a Star Hill.
Prefiere solo mirar como el santuario ha cambiado… A pesar de tener ya algunos años estando en este nuevo mundo, en donde se le dio la oportunidad de vivir en paz y tranquilidad.
No puede evitar querer estar solo, ya que al igual que todos los de su edad, guardan secretos…
Algunos si se podrían hablar, pero otros… No puede hacerlo, sin sentir un nudo en la garganta, y eso lo hace sentir algo patético, pues, como un ex caballero de oro y patriarca, debería tener sus emociones controladas, pero… No lo ha podido lograr, sobre todo en este día.
Y eso es otra cosa que lo hace sentir peor, pues… Su único hijo… Que aunque posee una personalidad bastante desafiante y a veces maleducada, no puede negar, ni evitar que sea cariñoso a su manera con él.
Si bien, el tema de saber la verdad fue un caos, pues exigió tantas explicaciones con bastante enfado, pero incapaz de levantar su puño contra el hombre que había pensado que no era solo su maestro, y si, lo quiso como su padre, pero el saber que si lo es.
No fue algo que pudiera tomarlo tranquilamente, sin embargo… Lo lograron, al grado de que las disculpas comenzaron y un perdón se dio.
Logro hacer que su hijo entendiera las razones de sus acciones, y conocer también quien fue la persona que le dio la vida, aunque solo lo hizo por una foto que había visto en su adolescencia entre las cosas de ese hombre, que ahora luce muy jovial.
Pero, ¿Los buenos momento del presenté, pueden opacar los que vivió en el pasado?
Preguntas que se hace, sin encontrar una respuesta, cosa rara, tener que intentar meditar en soledad, y no encontrar algo que lo haga sentir bien, cuando en un tiempo atrás, era un hombre sabio, lo sigue siendo, pero…
Aun con cientos de años, el poder traerse a uno mismo calma por lo que piensa y oculta, no es nada fácil…
Tal vez por eso… Necesitaría acudir a alguien para conversar de sus miedos y confusiones… Pero con nadie le gustaría hacerlo… No por falta de confianza, sino, el creer que es un asunto que nadie entendería.
Aunque, su hijo tal vez si… pero, ¿Podría hacerlo? Sin embargo, sus propias dudas, serian casi una falta de respeto para exponérselas a su ver.
Se encuentra atrapado por lo que cree correcto y no.
Y siendo alguien con una moral muy alta, es más difícil lograr una resolución sin sentirse culpable o afectado.
-Vaya, al fin te encuentro- Otra voz se hace presente de la nada, siendo ambos similares, solo con la diferencia de un tono más alegre en esta ocasión.
Niega con la cabeza, lanzando un suspiro -¿Necesitas algo?-
-No, pero la pregunta aquí es…- Sin pedir permiso, se sienta a lado del Lemuriano de cabellos lilas, sueltos en el aire, de mirada algo triste y melancólica, como serena a la vez, portando ahora ropas de su cultura, un tanto modernas, ya que su apariencia lo amerita por este nuevo mundo -¿Qué tienes? Algo te ha estado atormentado últimamente-
-¿De dónde sacas eso?- Una réplica rápidamente se hace presente, no por el enojo, sino… Por qué le causa curiosidad de que sea evidente su malestar.
-Manigoldo, me pido que viniera a buscarte- Cruzado de brazos, cierra sus ojos, con cierta despreocupación –Por qué te había visto algo ausente, angustiado, pensativo en cosas que no dices- Un cierto reclamo se escucha, mientras espera que el contrario comienza a hablar.
-No quise preocuparlos- Contesta con seriedad en su voz.
-Pues no debiste desaparecer en este día- Le señala con el dedico índice de inmediato, sin abrir sus ojos -¿Recuerdas que es nuestro cumpleaños?-
-Si- Una repuesta simple, con un sentimiento en ella.
-Entonces, dime…- Abre sus ojos, cual cuarzos para mirar hacia el frente, justamente contemplando la estatua de Atena a la distancia, como el reloj de llamas que ahora mis están apagadas -¿Por qué el día de nuestro cumpleaños, debo estar buscando a mi hermano menor por todo los lugares que se me ocurren, y te encuentro en uno de los que usas para pensar en lamentos?- Sí que se conocen bien esos dos gemelos Lemurianos.
Entre ellos ese momento es exactamente igual a cuando eran unos jóvenes, y uno tenía algún problema, el otro hacía de todo para que le confesara sus inquietudes, para lograr ayudarlo.
No responde, solo un suspiro sale de sus labios, mientras cierra sus ojos con pesadez y los abre en un parpadeo.
-Tu hijo esta preocupado, tu nieto también, tu bisnieto, mi familia lo está y yo igual- Le confiesa de inmediato la situación, para que empiece a explicarse.
Cada uno tiene sus métodos para hacer que el otro hable.
-No quise preocupároslo, solo necesito tiempo…- Sus brazos cruzados delante de su pecho, sentado sobre sus piernas, en una postura recta y bastante ceremonial –Iré en un momento-
Con esto entiende que ya son cosas mayores, por lo cual empezará atacar con el único tema que provoca que su hermano desee callarse, aunque realmente es algo que igual le causaría dolor si estuviera en su lugar.
-Ese “Necesito Tiempo” ¿Tiene un nombre Italiano que empieza con “B”?- Cuestiona rápidamente, sabe dónde tocar para acorralarlo, pero no lastimarlo.
El gesto pacifico que intenta demostrar se contrae, denotando que había dado exactamente en el clavo, y claramente no es algo que puede enfrentar del todo bien.
Un suspiro sale de los labios del Lemuriano de coleta lila alta, para mirar al contrario y ponerle una mano en el hombre izquierdo –Sage, sé que debe ser difícil, de que… Tú estés aquí, y ella no… Lo esté…- Baja su rostro con cierta pesadez, sabe muy bien que ella fue una persona muy importante para su hermano, le dio muchas alegrías y tantas sonrisas nuevas, que por un tiempo parecía volver a ser feliz.
Y eso claro que alegro al mayor, pues sabía que su hermanito había encontró el amor, el verdadero.
-¿Por qué no pudo volver?- Una duda que claramente necesita respuestas –Me lo pregunto día y noche…- La mirada abajo se nota, como el hecho de que la mandíbula se contrae, y sus manos en puño se forman –Ella merece al igual que yo, volver a ver a nuestro hijo, pero… Solo yo… Tuve esta oportunidad…-
-Fue el regalo de nuestra Diosa, solo los caballeros tuvimos esta oportunidad…- Le explica los hechos con calma, para que no alterarlo de alguna forma que pudiera ponerlos en aprietos.
Sobre todo, porque ahora con un cuerpo joven y la experiencia de siglos, si iniciarán una batalla… No sería algo fácil de detener para nadie.
-Gracias a eso… Manigoldo solo conoce parte de su pasado… Lo que yo le he contado por mi propia voz, Beatrice, no podrá… Decirle nada más… Y Creo que él debería también saber las historias que ella quería contarle y yo no sé- Comenta esto con un pesar obvio en su ser, suspirando, abriendo y elevando su mirada cristalizada al horizonte.
Asiente, con un cierto pesar, pues vivió algo así… Ambos lo vivieron, en una etapa de sus vidas, cuando ocultaron la verdad a sus hijos, pero… Hakurei ya tuvo la oportunidad de cambiar eso y la esta disfrutando…
¿Por qué el destino no le pudo dar la misma oportunidad a Sage?
-Sé que la extrañas mucho… Fue tu primer amor…- Intentando ponerse en los zapatos del menor, comprende que estaría igual o peor, si su Avenir no hubiera estado a su lado en esta nueva vida –Tú fuiste muy feliz a su lado y creo que… Deberías quedarte con eso, y pensar…-
-¡¡¡¿CÓMO PUEDES DECIRME QUE ME QUEDE CON LOS RECUERDOS, CUANDO YO QUISIERA QUE ELLA ESTE AQUÍ?!!! ¡¡¡CONMIGO!!! ¡¡¡CON MANIGOLDO!!! ¡¡¡CON…!!! Con… Toda nuestra familia…- Ya perdió los estribos, dejando escapar lágrimas, mientras con sus rápidos reflejos, toma las ropas del Lemuriano contrario, para mirarlo a los ojos y dejar expresar su dolor en grito.
No reacciona de ninguna forma, solo deja que se exprese el contrario, que lo sujete con fuerza, realmente no le importa, entiende perfectamente ese sentir de completo enfado y desesperación, cuando sientes que todo se ha acabado, que… Te gustaría tener de nuevo una sola oportunidad, pero sabes que no puedes tenerla.
Es dolor, desesperación, tristeza y angustia, con el hecho de saber que aquella persona que amaste con todo tu corazón, jamás volverá, pero… Tú si lo lograste.
-Bien, me equivoque…- Solo contesta esto, mirando la imagen de su hermano tan desgarradora y perturbada, que le impresiona que no actúa con sensatez como siempre –Tienes razón, es imposible hacerlo…-
La respiración agitada, intentando contener sus lágrimas que se escapan, como ese temblor por su enfado consigo mismo, por no haber sido capaz de hacer más por ella… Porque la perdió y él no logro saberlo por el pacto que hicieron…
-¡¡¡NO LOGRE PROTEGERLA!!! ¡¡¡NO PUDE HACER NADA POR ELLA!!! ¡¡¡Y AHORA…!!! ¡¡¡¿POR QUÉ ELLA NO PUDO VOLVER?!!! ¡¡¡SOLO PIDO...!!! Solo quiero que ella este conmigo una última vez y… Pueda decirle que… Aun la sigo amando tanto y… No quisiera perderla de nuevo…- Ya no soporta mas, se quiebra por completo, aflojando el agarre que tiene por la camiseta al mayor, bajando la mirada, para que su llanto siga, mientras los gritos desgarradores siguen con lamentos incluidos.
Se da cuenta de lo que su hermano había estado ocultando estos últimos cinco años, en donde revivieron y pudieron convivir con sus familias, con sus seres queridos y todos aquellos que también son parte de ellos.
¿Por qué jamás se lo dijo?
Fácil se lo respondió en cuanto sabe que la soledad, y ocultar sus emociones era algo que antes se les enseñaba a los más jóvenes para ser más fuertes, pero no era algo que deseaban para las futuras generaciones.
Lanza un suspiro, y con rapidez abraza al menor, para que llore en su hombro y si lo desea le de algunos golpes, no sería algo que le afecte mucho, después de todo, en su estado sus reacciones serán un poco más predecibles y logara apoyarse con su cosmos.
-¡¡¡ELLA QUERRÍA VERLO CRECER!!! ¡¡¡YO NO QUERÍA QUE FUERA UN CABALLERO DORADO, PERO SABÍA QUE ESO NO LO PODÍA EVITAR!!! ¡¡¡SI HUBIERA SIDO TODO DIFERENTE!!! ¡¡¡SI YO HUBIERA RENUNCIADO A ESE DEBER QUE AHORA ME PARECE TAN ABSURDO!!! ¡¡¡VIVIR UNA VIDA A LADO DE ELLA CON NUESTRO HIJO, NO ME HUBIERA IMPORTADO NADA MÁS!!! ¡¡¡SOLO ELLOS!!! ¡¡¡¿PORQUE TUVO QUE PENSAR EN ESA ESTUPIDEZ QUE ME IMPUSIERON ANTES QUE EN MI PROPIA FAMILIA?!!!- El arrepentidito que vive ahora mismo es exactamente por el dolor de lo que no pudo hacer.
Lo sufrió igual cuando su hijo era un chiquillo, que pudo volver a encontrar… Pero verlo crecer y hacerse fuerte, fue lo que mantuvo su mente en calma, sin embargo todo tiene un límite, y ese ya ha llegado.
Escucharlo hablar sobre su sentir, como el sufrimiento lo fue envolviendo desde hace tiempo…
Pensar que de seguro ver a los demás con sus familias, pasando momentos hermosos, que en sí él vivió, pero no en compañía de la persona con la que inicio lo que hora contempla…
Oculto por mucho tiempo que se encontraba así de mal, para que nadie se preocupará o sufriera por él, claro… Eso es lo que los gemelos aprendieron hacer, cuando se volvieron los responsables del santuario en su generación, para que todo estuviera en calma…
No puede culparlo, ni regañarlo, cuando sabe que entiende ese malestar, pero… Si podía sentir la injusticia de ese hecho, aunque en realidad nada se puede hacer ahora…
¿Las palabras podrían servir?
¿Los concejos ayudarían?
¿Decirle cualquier coso para animarlo, haría algún cambio?
Realmente en este momento Hakurei, es el único que lo comprendía casi a la perfección…
Tal vez es el lazo de ser gemelos que logra sentir un poco de ese malestar que el otro tiene, para ponerse en su lugar, y ser por completo empático…
-Ella siempre será la mujer más maravillosa y perfecta de este mundo para mí… No quiero a nadie más que no sea Beatrice… Sé que… Estaría tan orgullosa de Manigoldo, se sentiría feliz de conocer a Afrodita y a Egil… Beatrice haría a todos mucho más felices… Yo… Sé que si…- Se aferra al abrazo de su hermano.
Igual a cuando eran solo unos niños que se consolaban mutuamente por la muerte de sus padres, teniéndose solo ellos como su única familia
Al parecer aun necesita ese momento para lograr calmar su pesar y dolor…
No puede presentarse así con su familia, no quiere preocuparlos, y sabe muy bien que Hakurei jamás abriría la boca…
Por eso, al fin se da el permiso por un breve momento para hablar con fuerza, dejar expresar su dolor, pues nadie lo interrumpiera, no haría sufrir a nadie, no mostrara que tiene un dolor inmenso que nada, ni nadie podrá llenar.
En ese instante, deja salir su pesar por no estar con ella, por no volver a verla, cuando la busco por casi todo el mundo, gracias a su telequinesis, pero nada le dio resultados, y fue allí que la verdad se le dijo para que entendiera…
Pero, ¿Un corazón enamorado aun a pesar del tiempo transcurrido puede aceptar que esa persona no volverá?
Que solo él no podría estar al lado de la persona que ama con esa intensidad…
No aborrece el estar vivo pues ahora puede estar con su enorme familia, y es feliz por eso, pero no se puede borrar el corazón roto por la pérdida del ser amado.
Es temprano, estará bien si se quedan ambos en soledad, mientras uno consuela el menor y el otro solo se dedica a decir su terrible dolor a sonoros gritos, y a veces a palabras tranquilas, entre lágrimas que no parecen cesar.
Ambos Lemurianos, siempre se tendrá esa confianza y lazo, que es fuerte y diferente a los demás que poseen…
Claro que puede existir el día en que Sage hable esto con su hijo, decirle más de lo que le comento para no angustiarlo… Ni preocuparlo, suficiente debió tener al saber la verdad y sentirse dolido…
Pero por ahora, es mejor que los dos Lemurianos se queden en las faldas de Star Hill, mientras el corazón de Sage deja salir su terrible dolor y añoranza…
Y puede que así logre empezar a sanar de a poco, pues… No se lo ha permitido.
Aunque en su mente, sabe perfectamente que Beatrice no le gustaría verlo sufrir de esa manera por tantos años, al contrario, querría verlo sonreír, porque siempre se lo dijo.
“-Sage, tu sonrisa es muy adorable, te hace lucir muy tierno-“
Unas palabras que se vieron a su mente, provocan que su llanto se eleve, para ahogar contra su mano, mientras solo en su cabeza tiene miles de imágenes preciosas de ese tiempo en donde ella lo hizo inmensamente feliz…
Y que, gracias a que su amor dio frutos, sigue siendo feliz hasta cierto punto a lado de la familia que tiene por su amada Beatrice.
Sage, puede que jamás la olvidé, pero si entiende que debe empezar a sanar, y esté es el primer paso para hacerlo.