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Sun and moon por shiki1221

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Notas del fanfic:

El año pasado escribí un pequeño drabble con una de las escenas incluidas en este One shot. La artista Marlene Acosta/ Sylveob la dibujó y publicó. Así que pueden ir a ver su trabajo a sus cuentas :3

Facebook para seguir su arte: https://www.facebook.com/marlene.acosta.5059...

Twitter: https://twitter.com/sylveonb?lang=es

Notas del capitulo:

Disclaimer: Los personajes son propiedad de Masashi Kishimoto, sólo la historia es de mi autoría

One shot. Sun and moon

El sonido de un millar de aves hizo eco en el Valle del Fin seguido de una fuerte explosión. Retumbaron también dos aullidos de dolor, tan profundos que parecieron desagarrarse las gargantas de sus propietarios. El impacto del rasengan y el chidori había mandado a volar a ambos shinobis en direcciones contrarias. Tras el golpe en la cabeza que se dio Uchiha contra la estatua de Madara tras suyo, quedó inconsciente de inmediato. El jinchuriki no se desmayó al instante. Sin embargo, estaba al borde de hacerlo. Al caer al suelo tras el impacto, lo primero que intentó hacer fue levantarse, pero al intentar apoyar ambas manos en el suelo, abrió los ojos con horror al descubrir la parte faltante. Soltó un gran grito de terror y dolor al ver la hemorragia abundante proveniente de ese muñón que quedaba de su brazo.

―Sasuke, Sasuke ―repitió preocupado de haberlo asesinado por error.

El blondo lo distinguió a lo lejos con los ojos cerrados y su brazo en iguales condiciones al suyo. El moreno también tenía una extremidad faltante y un pequeño charco de sangre formado por el brazo amputado. Cada vez crecía más y más de tamaño la mancha carmesí preocupándolo de sobremanera. No necesitaba ser un médico ninja para darse cuenta que si no lo atendían o se paraba esa hemorragia moriría en minutos. Volvió a intentar ponerse de pie, pero no lo consiguió. Por ello, recurrió a arrastrarse. Usando su único brazo disponible y mentón se daba impulso para moverse hacia el otro. En su mente su mayor preocupación era evitar que el otro muriera. Con sumo esfuerzo llegó hasta dejarse caer a su lado.

―Kurama, ¿puedes darnos más chakra? ―preguntó Naruto agitado por el esfuerzo.

―No tengo, cachorro ―negó con pesadez el zorro demonio―. Me costó mucho reunir suficiente para la batalla y lo has empleado por completo.

―Por favor ―pidió el rubio mientras su única mano sana acariciaba la mejilla del chico más pálido―. Aún tengo mucho que hablar con él, no podemos morir todavía.

―Si lo que quieres es hablar con el niño Uchiha… ―dijo Kurama meditando sus opciones―. Él aún tiene algo del chakra que le diste y que me robó, gracias a él puedes transmitirle tus sentimientos como sucedió con la alianza shinobi ―explicó su solución provisoria.

―Lo que sea para poder hablar con él ttebayo ―celebró Naruto con una sonrisa.

Aquellos ojos azules se cerraron con lentitud para poder conectarse de manera más profunda con quien hasta el momento seguía siendo su mejor amigo. Ajeno a todo ello, el portador del sharingan estaba dentro de un recuerdo de cuando iba a la academia. Su mente vagó hasta los inicios de sus encuentros con Naruto. Iban a la misma clase, por lo cual se conocían de nombre y de vista. En su gran mayoría, las veces que cruzaban palabra eran insultos mutuos y el recuerdo frente suyo lo atestiguaba. Allí estaban Naruto y Sasuke de siete años en una de las clases de Iruka. Los habían elegido para un enfrentamiento de práctica en taijutsu. El cual obviamente no le fue difícil superar.

―El ganador es Sasuke ―anunció Umino tras la caída al suelo del jinchuriki.

Se les había ordenado hacer la señal de la reconciliación, pero los gestos de ambos infantes demostraban que no deseaban eso. Seguían las miradas hostiles y los ánimos de una nueva lucha.

―¿Quieres pelear, fracasado? ―cuestionó el azabache al ver la actitud retadora del niño de ojos claros.

Naruto había estado recorriendo un sitio completamente oscuro. No habían caminos, ni señales a seguir. Todo era absoluta obscuridad. Temió no ser capaz de encontrar a Sasuke entre toda esa penumbra, pero notó un pequeño hilo rojo. Probablemente era la conexión de la cual le había hablado el segundo Hokage. No había entendido del todo aquella explicación sobre como el chakra del Kyubi lo unía a todos aquellos con quienes lo compartió. Empero, si su instinto tenía razón, eso quería decir que el otro estaría al final de esa línea. Corrió con esa esperanza en mente y lo halló parado observando el recuerdo.

―Esto es... ―murmuró Sasuke antes de que en un parpadeo aparecieran en el campo de entrenamiento donde Kakashi hizo la prueba de los cascabeles―. ¿Muertos? ―cuestionó el chico del rinnegan encontrando lógico que sólo eso pudiese significar.

El escenario volvió a cambiar mostrándole aquella ocasión en la cual casi mueren peleando contra Haku. Se veían los espejos cristal de hielo rodeándolo a él y al rubio. No entendía qué estaba haciendo ahí ni cómo llegó. Si su vida había llegado a su fin, ¿por qué seguía viendo a Naruto?

―Está sensación tiene que ser eso, ¿verdad? ―preguntó el jinchuriki viendo lo que parecía ser el pasillo de aquel hotel donde vio por primera vez a Itachi.

Aun podía apreciar la marca del chidori con el cual Sasuke intentó protegerlo y a la vez vengarse de su hermano mayor. En esa ocasión, no pudo hacer nada mientras el Uchiha mayor le daba una paliza y dejaba en coma al chico de ojos oscuros. Nuevamente el escenario cambió y su mejor amigo volvía a quedar lejos de él. Por ello, Naruto caminó hasta darle alcance al otro, topándose con un escenario que conocía demasiado bien.

―Qué tenebroso ―dijo Sasuke observando delante suyo a su versión infantil junto a la de Naruto siendo rodeados e ignorados por los habitantes de la aldea de Konoha―. Todos en la aldea nos rechazaban a ti por el Kyubi y a mí por el apellido Uchiha, ¿o no? ―interrogó girando la cabeza para ver de frente al otro―. Seguro te refieres a eso cuando dices que somos hermanos.

Eran dos niños dejados a su suerte en una aldea que sólo los veía como herramientas. El jinchuriki quien mantenía el equilibrio y el Uchiha poseedor del kekkei genkai capaz de dominar a los bijus. Ellos eran eso. Su papel en la aldea y la única razón por la cual no fueron exiliados o ejecutados era sencillamente porque sólo tenían uno. A pesar de las vidas sacrificadas; los padres de Naruto y el clan Uchiha, los altos mandos no fueron capaces de cumplir una única petición. Nadie veló por ellos. Sólo un poco de dinero y un techo para vivir. Ni siquiera les asignaron un tutor o alguien que los cuidara genuinamente. ¿Y así se atrevían a jugar el papel de víctimas? Konoha era veloz para justificarse hablando de sus “inocentes” quienes no merecían morir; ancianos que los despreciaron y ordenaron ejecuciones con sangre fría, mujeres que no paraban de murmurar respecto a los dos huérfanos y otros niños imitadores de las actitudes de sus padres. ¿Esos eran los inocentes por los cuales debía detener su revolución?

―No entiendes nada, idiota ―gritó Uzumaki con molestia viendo como el escenario volvió a cambiar.

Ahora se encontraba sentado en aquel columpio de siempre. Ese que tantas veces fue testigo de su soledad y del rechazo de todos hacia él. Sasuke se mantuvo parado a su lado viéndolo con preocupación. No era secreto para nadie la costumbre de Naruto sobre sentarse en ese columpio. Sin embargo, no entendía por qué estaban allí. El rubio ahora era un héroe, era querido y reconocido por todos. No tenía motivos para encontrarse así.

―Lo lamento, abuela Tsunade sé que prometí no morir hasta convertirme en Hokage ―se lamentó el rubio observando hacia el monumento de los Hokage antes de que un dolor en el pecho lo hiciera doblarse.

―¡Naruto! ―gritó Uchiha preocupado.

Los ojos negros se abrieron repentinamente viéndose malherido al igual que Naruto. Sin embargo, tenía los ojos abiertos. Un suspiro de alivio pugnó por salir de los labios del vengador al saberlo con vida aún. Mas se contuvo para no hacerle saber al otro cuanto lo alegraba que siguiera respirando. Había temido que estuviera muerto. Si bien tenía la intención de liquidarlo para destruir a la única persona cuyos sentimientos seguían atándolo a su propia humanidad. Aquel chico poseía una presencia que iluminaba su vida y le hacía creer que no estaba solo, pues sus palabras, su sonrisa y sus sentimientos sinceros, alejaban las penumbras de su corazón. Eso hacía peligroso al rubio. Demasiado para alguien en busca de cargar con el odio del mundo.

―Ya despertaste ―comentó el rubio alegremente al verlo abrir los ojos.

―Ouch ―se quejó Sasuke por el dolor en todo su cuerpo. Especialmente en su brazo amputado.

―Es tal y como lo ves ―señaló Uzumaki moviendo un poco su única mano aun útil para señalarlos―. Si nos movemos mucho moriremos desangrados.

―Mírate, ¿por qué insistes tanto en entrometerte? ―interrogó con fastidio.

Sasuke estaba cansado de aquella respuesta tan vaga. No era posible que por un amigo pasara por tantos problemas. Incluso Sakura, quien dijo amarlo desde que eran unos simples gennins, empuñó un kunai contra él. No importaba si en el pasado afirmaron admirarlo o amarlo, todos en el mundo habían coincidido en que él debía morir. Era parte de su destino después de todo. Desde Ashura hasta Hashirama, aquellos con la marca del Sol estaban destinados a destruir a su luna. Quienes nacían con la marca de la Luna y portaban el alma de Indra no eran capaces de brillar por sí mismos, necesitaban de su Sol para no caer en la oscuridad. No obstante, el Sol podía sobrevivir sin la Luna. Era parte de sus respectivas naturalezas. Naruto podía prescindir de él. ¡Incluso podría brillar más que nadie si tan sólo renunciaba a él!

―Caí en la obscuridad ―continuo hablando Sasuke con pesadez y dificultad por su estado―. No me importaba quien fuera, traté de cortar los lazos que tenía con todos, pero tú nunca pensaste en cortar lazos conmigo.

“Pudiste haber llegado tan lejos sin mí. Avanzar en tu carrera ninja y ser feliz. Cualquier persona cuerda habría renunciado a mí, pero tú nunca lo has hecho pese a las presiones de tantos ni por el riesgo de perder a tus amigos. Incluso ibas a renunciar a tu sueño de ser Hokage. Aun con todo el mundo en tu contra, repetiste una y otra vez que no me abandonarías”.

―¿Por qué te preocupas tanto por mí? ―preguntó con insistencia por el silencio del otro.

En todo ese tiempo en el cual estuvo hablando y exigiendo una respuesta, el otro sólo lo miraba sonriente sin decir nada. De poder moverse lo estaría golpeando con el único fin de sacarle la información solicitada.

―Je, je, je mírate hablando tanto sólo porque no te puedes mover ―bromeó Naruto con aquella típica sonrisa suya.

―Cállate ―ordenó con impaciencia.

―¿No lo sabes aún? ―cuestionó con cierto aire de diversión y burla.

―¡Te digo que te calles y respon…! ―gritó con furia.

Aquella frase no logró ser completada por la repentina acción de Naruto. Quien besó a Sasuke. Aquel “ataque” a sus labios había sido tan inesperado que Uchiha se quedó en silencio unos cuantos momentos. Aquellos labios rotos por su propia culpa tenían un sabor metálico típico de la sangre. Su propia boca estaba adolorida por los golpes anteriores. Y aun así, sin importar lo quebrados de sus labios, los doloroso de ese roce y la sangre mezclándose en sus bocas, se sentían plenos. Les costaba un poco respirar y no sabían si era por las costillas rotas de ambos o por la emoción adueñándose de ellos. Cerraron los ojos para gozar de cada segundo unidos. Sus agrietados y resecos labios apenas estaban posándose sobre los contrarios, mas el sentimiento transmitido con ese acto decía más que mil palabras.

―Te haría más cosas si pudiera moverme ―bromeó el blondo con una sonrisa divertida cuando se separaron―, pero si aún quieres que te lo expliqué en palabras sería algo tipo: ¿cómo le llamarías a la persona más valiosa de tu vida? ―interrogó con su mirada desviándose hacia el cielo―. Yo creo que sólo puede significar que te amo más que a nada ttebayo ―confesó con un leve sonrojo.

La sonrisa de Naruto se amplió cuando finalmente soltó aquellas palabras. Se quedó un rato embelesado por aquel cielo transparente de color carmesí. Esas nubes tiñéndose de anaranjado y un suave violáceo anunciando la noche, le recordaba a ellos. Sí, eran colores similares a los de su modo chakra Kyubi y al susanno de Sasuke. Ellos eran iguales y opuestos. Complementarios y necesarios el uno para el otro. Sin dudas la única forma de definirlos era como almas gemelas. Nadie jamás podría negar su unión más fuerte que el destino. Cuando ellos estaban juntos ni siquiera los dioses podían con ellos. ¡Sí hasta derrotaron a la diosa conejo! Se sentía profundamente agradecido de haber conocido a su Teme. Tuvieron momentos muy duros, no lo negaba, pero estar a su lado, así fuera con una hemorragia valía la pena. Era un precio bajo con tal de recuperar aquel corazón que se creyó perdido.

―¡¿Y si sentías eso por qué cuando te lo pregunté tras asesinar a Danzou me dijiste “porque eres mi amigo”?! ―reclamó Uchiha forzando a su cuerpo a moverse hacia el para golpearlo un poco.

―¡¿Cómo iba a confesarme en ese momento, Teme?! ―gritó poniendo los ojos en blanco por lo idiota que era el otro―. Si sólo hubieran sido los akatsuki y Kakashi o algo así, te habría gritado que era porque te amo, pero estaba Sakura-chan. Es mi amiga y está enamorada de ti, no podía hacerlo eso ttebayo ―confesó apenado.

Viendo las intenciones de Sasuke de matarla e incluso deshacerse de Kakashi, estaba seguro que una confesión de su parte terminaría de quebrar a su amiga. Después de todo no era secreto para nadie que la kunoichi de cabellos rosados incluso terminó su amistad con Ino tras enterarse de que ambas estaban enamoradas de Sasuke. Hubiera destruido por completo su mente, si el mismo día en que el chico del cual estaba enamorada intentaba matarla y para colmo su mejor amigo se revelaba como un rival amoroso. Uno que tenía mejores probabilidades de llegar al huraño moreno. No es que quisiera ser presumido, pero él fue su primer beso, lo único valioso en el equipo siete en palabras de Sasuke y el único al que le dijo que mataría por el mangekyo sharingan. Un poco retorcido siendo sincero, pero ni siquiera por sus ansías de poder se deshizo de él. Esas pequeñas acciones se sumaban una tras otra a demostrarle que el moreno no era indiferente a él. Al resto del mundo quizás, pero no a él.

―A nadie le importa Sakura ―soltó el dueño del sharingan con frialdad.

―A mí sí ―reclamó Uzumaki ofendido de ser excluido.

―No te importó que intentara matarla y la matara en el genjutsu ―le recordó el azabache con cierta burla.

―¡Eres un idiota, Teme! Sakura-chan me importa porque es mi amiga, pero cuando se trata de ti… bueno… ―dudó un poco acerca de lo siguiente que iba a decir―. A ver si así entiendes: Te amo. ¿Así o te lo deletreo? ―preguntó por lo denso que era el azabache para entenderle.

No es que no quisiera a Sakura, era su mejor amiga, pero cuando tenía que escoger entre ella o Sasuke, siempre se decantaba por el segundo. Era algo inconsciente. Le sucedía incluso de niños cuando hacía un enorme esfuerzo por demostrar sus sentimientos hacia Haruno. Sin embargo, siempre fallaba. Aquella vez en la que intentó defenderla de las palabras hirientes de Sasuke durante la previa a los combates individuales en el examen chunnin, sólo bastó verlo sonreírle mientras le decía que lo consideraba alguien poderoso para dejarlo sin habla. Discretamente había sonreído por sus palabras. Lo estaba reconociendo. Sus esfuerzos habían dado frutos y no podía hacer nada más que sentirse pleno y regodearse en el momento.

―¿Al menos sabes deletrear? ―preguntó Sasuke con intención de seguir molestándolo.

―Eres un... ―quiso insultarlo el jinchuriki. Si no fuera porque estaba intentando ser romántico, lo estaría golpeando por bastardo―. Al menos responde mi confesión ―exigió con firmeza.

―¿Tengo que decirlo? ―cuestionó el portador del sharingan con un poco de vergüenza.

―Teme...

―Yo también ―habló finalmente haciendo un gran esfuerzo por demostrar su sinceridad sin verse cursi―, ¿feliz?

―Más o menos ―respondió Naruto con cierto gesto dubitativo mientras meditaba sobre sus palabras―. ¿Y bien?

―¿Bien qué?

―¿Volverás a la aldea?

―Yo no considero ese lugar mi hogar ―le recordó Uchiha con pesar. Cerró los ojos unos momentos sabiendo que ese sitio estaba manchado de la sangre de su gente―. Además aunque te ame, eres el único en el que confío. Podría destruir esa aldea o atacar a cualquiera que intente traicionarte. Soy peligroso.

―Todo estará bien ―aseguró Uzumaki con una gran sonrisa llena de amor y cariño. Le enternecía la forma tan peculiar del otro para demostrar sus sentimientos―. Nosotros juntos vamos a crear un nuevo mundo libre de odio. Eres la única persona que podría entender mis sueños y ayudarme a lograrlos, sin ti nada tendría sentido. ¿Qué dices?

―Usuratonkachi ―susurró antes de voltear el rostro al sentir las lágrimas agolpándose en sus ojos hasta deslizarse por sus mejillas.

―Está bien llorar de felicidad, tonto ttebayo ―dijo el joven de ojos azules sorprendido por aquella reacción, pero no comentó nada al respecto.

Yo cargaré con todo tu odio, Sasuke, así que por favor tú carga con todo mi amor. Quiero que recibas todos los sentimientos que te mereces. Aquellos que alguna vez dibujaron una sonrisa en tus labios. Tú mismo lo sientes, ¿verdad? La luna sólo puede brillar con su Sol”.

―Ya no hay nada que hacer, Sakura ―habló Hatake con un tono sombrío.

La kunoichi se encontraba de rodillas frente a Naruto y Sasuke aplicando su jutsu curativo mientras las lágrimas no dejaban de caer de sus verdes ojos. Apenas se había despertado había preguntado por sus amigos a su maestro. Éste le había dicho que se fueron a resolver sus problemas anteriores, a lo cual ella respondió dándole un fuerte golpe. Ambos estuvieron presentes cuando Naruto declaró que su solución sería morir juntos, sabiendo eso, ¿cómo era posible que su maestro estuviera tan tranquilo? No había motivo lógico para dejarlos matarse. Si querían resolver sus asuntos pendientes habían mejores formas. Por ese motivo corrió lo más rápido posible donde sus compañeros. Los encontró a ambos sin pulso. No fue difícil imaginar la causa viendo los enormes charcos de sangre y el brazo amputado. Esos dos debieron de estarse desangrando quien sabía cuánto tiempo.

―¡No puedo dejarlos morir! ―gritó Haruno con desesperación sin dejar de aplicar el tratamiento a ambos―. ¡Son mis mejores amigos, no pueden acabar así! ―exclamó forzando al máximo su chakra.

―Entiendo cómo te sientes, pero es posible que murieran al instante durante la pelea ―hipotetizó intentando consolarla―. Aunque hubiéramos llegado antes no habríamos podido hacer nada por ellos.

―¿Seguro que no estás buscando lavarte las manos por no hacer nada mientras se mataban? ―interrogó con rabia―. Yo estaba inconsciente, ¿cuál es tu excusa? ―preguntó apretando los dientes con tanta fuerza que los había hecho crujir.

Hatake suspiró sabiendo lo difícil que sería para ella aceptar la pérdida de aquellos dos, pero era inevitable. Era su destino después de todo. No por nada eran las reencarnaciones de Ashura e Indra. Ya debería saber que el destino era inaudible, quienes tenían suerte nacían bajo una buena estrella y vivían mucho tiempo. Tal era su propio caso. Mientras otros más desafortunados perdían sus vidas en pocos años. Sin llegar a experimentar lo mejor de la vida, tal y como le sucedió a Haku. Sólo por su barrera de sangre tuvo un destino fatal. Nada bueno podía esperarles a sus dos alumnos. Esos niños nacidos en una aldea que los odiaba, criados como herramientas útiles a futuro y manipulados en pos de los beneficios de quien los tuviera en sus manos. La única verdadera libertad para ellos fue morir en su propia ley.

―Parece que al fin han encontrado el descanso que tanto anhelaban ―comentó el sensei mientras se acercaba a Sakura.

Sujetó la muñeca de Haruno para separarla de ellos. Estaba desperdiciando su chakra y ya nada cambiaría el estado de los otros dos. Ella intentó forcejear para impedirlo, pero estaba muy debilitada. Los vio una última vez y sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas al darse cuenta que sus habilidades como ninja médico eran inútiles cuando ya habían perdido tanta sangre. Además no sabía hacía cuanto sus corazones se habían detenido. Había un límite para la respiración artificial o el masaje cardiovascular. Seguro ni siquiera su maestra sería capaz de salvarlos y tampoco podía intentar pedirle ayuda, pues todos seguían presos del genjutsu creado por el tsukyomi infinito.

―Ya sea en el cielo o en el infierno, al fin tendrán un sitio para ellos dos ―consoló Hatake abrazando a su desconsolada alumna―. Ambos tienen una sonrisa apacible en sus rostros, a pesar de lo maltrechos que se encuentran sus cuerpos.

Si llevamos esto hasta el final y ambos morimos, ya no será cuestión de Uchihas ni jinchurikis o yo qué sé, ya no tendremos cargas sobre nosotros y podremos entendernos en la otra vida”.

 

OWARI

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado mi aporte al Narusasu Day hispano :3


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