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Percepción por rmone77

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Notas del capitulo:

—Je te laisserai des mots—

Aún con un suéter puesto se encogía dentro de un abrigo, envuelto en una gruesa bufanda gris. Calmado como siempre, esperaba. La recepcionista había marchado hace unas horas mientras ellos se quedaron afinando detalles. Do siempre recibía el reiterativo agradecimiento de su mentor por participar en ese alocado proyecto que le podía costar la carrera a ambos, porque se estaba jugando su último año de estudios en una teoría de su maestro predilecto. Algo demasiado arriesgado y revolucionario también.

— Has progresado también, KyungSoo.

Y porque no todo se trataba de ayudar a otros, porque la parte secreta era ayudarse a sí mismo.

Su mentor insistía en que había progresos importantes. Pero él seguía preguntándose si habría algún día en que sintiera algo por alguien más que no fuese él mismo. Porque creía firmemente que, si el mundo llegase a su fin y sobreviviera como único ser humano en la faz de la tierra, seguiría con su vida normal. Porque Do creía que nació sin sentimientos para los demás, que sus emociones provenían de sí y para sí mismo, y que todo lo que vivenciaba no tenía ninguna finalidad. Pero no es como si aquello lo acongojara, no, estaba bien con eso, lo aceptaba, porque así había vivido sus veintidós años, esperando, sin esperar realmente, si es que la vida era algo más que respirar y pensar.

— Pero ten cuidado. Esta vez lo he dejado pasar porque lo has consentido. El beso, me refiero. No quiero que alguien vuelva a obsesionarse contigo. Es peligroso llegar a ese nivel de involucramiento.

Do asiente. Entiende que el peligro no es para él, sino para los demás. Porque él no podrá enamorarse nunca, porque no lo necesita, no lo busca. Le basta con estar. No es como lo demás, y no lo lamenta. Sólo es diferente y ya. El mundo sigue, con o sin él, con o sin los demás.

— Próxima semana, puntual. Vamos a finalizar el ciclo con Kim, se lo debo a SooJung.

 


Kim no se acercó a la consulta en un buen tiempo. SooJung, quien trató sus desconsuelos, dulcemente lo alentó a terminar el proceso. Kim no terminaba de entender en qué momento específico despertó las ideas dormidas en su subconsciente. Miedo e inseguridad. Pero seguía recordando el discurso, la gravedad en el tono empleado.

Sí, quizá tenía que terminar las sesiones.

— Señor Kim JongIn, pase, por favor.

Estaba acostumbrado a la voz reprogramada de la recepcionista, escucharla cada vez la acercaba más a una contestadora robótica.

La imagen de la oficina y el escritorio, desechada desde el inicio, golpeó el rostro de Kim al ingresar al cuarto, afectándole la vista y una serie de funciones motoras. Una esfera de metal subió y bajó por su garganta, estrellándose en sus pies. Menudo viaje a la luna que había realizado en menos de un segundo. Pero, al menos, la ansiedad menguó.

Kim estaba cohibido por la manera en que el especialista y amigo de SooJung lo miraba en cada frase que pronunciaba. Tuvo que explicarle cada respuesta de las hojitas que le dio Rouge (así nombró a la recepcionista). Y a medida que su lengua formulaba palabras complejas, se daba cuenta de pequeños detalles en sus recuerdos con él. Le seguía pareciendo corriente, de lo más normal que había conocido, y lo seguía pensando, autoconvenciéndose de su apreciación.

Aun así, Kim tuvo que preguntar cuál era la fórmula secreta detrás del experimento.

— Todo lo que percibiste fue parte de ti, nació en ti. Si no hubieses tenido interés desde un inicio, al término de la primera sesión no habrías vuelto. Esto fue probado antes, un experimento piloto, si quieres llamarlo así, con personas que aseguraron ser heterosexuales. De los diez voluntarios, sólo uno reaccionó distinto y con el tiempo él nos dijo que había descubierto su verdadera identidad. La prueba consistía en percibir aspectos propios de un hombre o mujer, aspectos físicos e intelectuales simples. ¿Por qué nos enfocamos en eso? Pues porque la orientación sexual parte de la premisa de que algo se convierte en objeto de deseo. Y sí, estas sesiones tenían la intención de que el sujeto sometido identificara y descubriera la orientación a través de la percepción sexual de distintos escenarios preparados.

Kim asintió a cada palabra, con muchas interrogantes y sin llegar a comprender verdaderamente cómo terminaba relacionándose todo.

— En lo que participaste tú, ahora, es la versión mejorada de la prueba. Solicité a mis colegas que ofrecieran esto a personas que estuvieran bajo su tratamiento, aunque me sorprendió la petición de SooJung. A pesar de ello, todo esto sigue siendo en un contexto profesional, así que no debes preocuparte.

Kim descubrió lo fuerte que se sentía que un igual le dijera a él que otro hombre había despertado interés sexual real en él. Pero siguió asintiendo.

Luego de los recuerdos y las percepciones sexuales su mente divagó a otros universos, queriendo comprender la realidad detrás de esas palabras. Qué increíble le parecía haber estado tan seguro de sí mismo hace un par de semanas atrás y que por, simples situaciones, ahora estuviera reconstruyendo quién era.

Lejos del escritorio en el que ambos compartían tazas de café a medio terminar, la puerta de la habitación se abrió lentamente y una coronilla poblada de cabellos azabaches, discretamente, se escabulló junto a ellos.

— Oh, KyungSoo, justo a tiempo.

KyungSoo.

Si Kim ya había vagado hasta la séptima galaxia, ahora su cerebro había sido lanzado a la octava en un perfecto home run. El muchacho, porque con los tenis y el morral se le antojaba de quince años, ingresó callado y educado. Se acercó al escritorio esperando alguna reacción por parte de los presentes, tal vez una presentación del invitado, pero por la forma en que sus párpados se elevaron al verlo comprendió rápidamente lo que sucedía.

Kim presenció una reverencia completa y los cabellos azabaches moverse hacia abajo y arriba, despeinados. Por alguna razón el chico le estaba agradeciendo a la vez que se presentaba. Entonces Kim recordó el beso y acercó la taza de café a la boca, para tragarse el recuerdo también.

— KyungSoo es uno de los actores principales y también un pilar fundamental de este proyecto. Escogió una parte como su tesis para licenciarse.

Kim se ahogó.

— Se ve muy joven, ¿no? Nuestro estudiante está a punto de egresar, tiene veintidós años.

Do vistió una sonrisa confundida. No entendía por qué estaban hablando sobre él, ni de su aspecto. Y le dio la importancia que merecía: ninguna. Agradeció a Kim y a su maestro y desapareció tan rápido como llegó.

Era común y corriente, un chico de lo más tedioso e invisible. Eso se repitió Kim tantas veces como pudo y la sesión concluyó. Dio su consentimiento para usar los datos en el estudio y se despidió con familiaridad; sin embargo afuera les esperaba un espectáculo de lo más curioso.

— KyungSoo, hey, KyungSoo, no me ignores.

El mismo muchachito casi torpe y exasperante, mantenía una mirada increíblemente dura. Estaba hastiado, era un volcán previo por explotar. El hombre que le hablaba era el mismo que acompañó a Kim en la sala de espera un par de veces antes. A Rouge se la comían las ansias, porque parecía haber intentado evitar la escena que todos presenciaban.

Do afiló la mirada y arregló el morral sobre la chaqueta negra. Escuchó paciente que el otro terminase de hablar y, siendo la persona más despectiva que había visto Kim en su vida, respondió, con ese tono grave del discurso, con la voz pesada e imposible de rebatir.

— Fuiste tú, pero pudo ser cualquier otro. En realidad, estaría bien con cualquiera, incluso con él.

Todos quedaron confundidos con la respuesta, aunque comprendían a qué se refería el chico. El índice de la mano diestra de Do apuntaba a Kim. Al hombre se le deterioró el rostro y Kim observó como huía con la vergüenza bajo los pómulos.

¿Con cualquiera? ¿Eso significaba que él estaba dentro de esa ecuación? Un momento. ¿Por qué pensaba que quería estar dentro de esa ecuación? ¿Y por qué parecía que "KyungSoo" le estaba faltando el respeto como si fuese cualquier persona?

El suspiro de Rouge despertó a los presentes, uno de los cuales se disculpó con otra perfecta reverencia, volviendo al estado insípido anterior. Kim vio que alguien acariciaba el cabello de Do agregando un “no es tu culpa, KyungSoo, yo debería disculparme por involucrarte en esto”. Era el profesor Guk quien hablaba, dedicándole una sonrisa de disculpa a él también.

 


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