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Lunas de enero por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

Hola~

Ahora si depues de esperar tanto, las cosas avanzan entre este par. 

Rowan detiene la camioneta poco después de salir de la ciudad, dando vuelta con cuidado por un camino que yo no distinguí en la oscuridad. Da la impresión de que estamos regresando. Hace un rato que anocheció y no hubo ninguna emergencia que me retuviera en la clínica. Casi rogué para que alguien llegara, pero al final no llego nadie.


— ¿A dónde vamos? El bosque no es por aquí.


— no vamos al bosque.


— creí que iríamos a un bar.


— no quiero embargarme, mañana tengo turno.


— ah, entonces si te embriagas. Dijiste que no te embriagabas y que no eras como los humanos, bla, bla, bla—Rowan se ríe.


— tal vez exagere un poco. Es verdad que el alcohol no me afecta igual, pero si bebo demasiado a veces despierto con malestar, y tener que hacer rondas y trabajo al otro día…de cualquier modo traje alcohol— señala hacia los asientos de atrás. Me desabrocho el cinturón y me giro en el asiento, hay una bolsa de papel con una botella pero no distingo que alcohol es— llegamos— el motor se apaga, y yo regreso al asiento con la botella. Estamos en medio de la nada, aparentemente. Hay un par de árboles solamente.


— ¿Dónde estamos?— Rowan no me responde, se baja de la camioneta— ¿tanto te cuesta responder?— refunfuño, abriendo la puerta y bajándome también para alcanzarlo. 


— ¿no reconoces el lugar?


— nunca he venido antes, y no soy experto en reconocer el terreno— le escucho reír otra vez. Me detiene, estirando su brazo.


— si dejas de pelear por un momento, y miras hacia allá— sigo la dirección que señala, frente a nosotros. Estamos en una colina, no muy alta, a lo lejos puedo distinguir el otro extremo del bosque que medio rodea a la ciudad, y la propia ciudad, un poco más abajo, como cientos de luces amarillas y blancas en una mancha sin forma entre la oscuridad.


— oh…


— ¿Qué te parece?


— es… bonito— a lo lejos, en el cielo veo una serie de relámpagos.


— es parte del recorrido, por las noches especialmente porque no imaginas cuantos adolescentes vienen a drogarse.


— es peligroso…— el camino tiene un par de curvas peligrosas y además si sigo caminando encontrare la caída de la colina, que en condiciones normales no sería muy peligrosa. Rowan camina hacia un lado, y noto por primera vez una serie de bancas ¿entonces esto es como un mirador? Y no hay nadie más…


— Eddie ¿algún problema?— maldición… ¡Me asusto!


— no, estaba viendo la ciudad. Lloverá.


— no pronto, tenemos tiempo— no puedo creer… ah, no debí venir, esto es demasiado intimo ¿o le estoy dando demasiadas vueltas? Él ya está sentando en una de las bancas— además no creo que nos vayan a dejar solos por mucho tiempo, escape de los demás.


— siempre dices eso— pero es verdad que todos parecen estar pendientes de donde esta Rowan, llegan a donde este rápidamente— pero me parece algo… bueno, que se preocupen por ti.


— no lo es cuando quieres tener un poco de privacidad— me siento a su lado pero dejando un buen espacio entre nosotros poniendo la botella allí— entonces… mi familia…— se reclina y mira al cielo. Está tan nublado que no se ve nada más que oscuridad— ¿sabías que tengo dos hermanos?


— no, pero asumo que no eres el mayor.


— ¿Cómo lo sabes?


— eres demasiado consentido— me burlo. No parece ser el ejemplo de nadie y más bien da la impresión ser alguien a quien siempre le dieron todo lo que pedía— entonces, dos hermanos.


— soy el menor— lo sabía— ¿recuerdas que te hemos hablado sobre las manadas que viven lejos de los humanos?


— sí.


— mi antiguo hogar era algo como eso, éramos un pequeño poblado en medio de la carretera. Una ruta antigua y larga para llegar a las ciudades así que no teníamos muchos visitantes. De vez en cuando salían a conseguir las cosas que necesitábamos. Digo pequeño pero es una manada muy grande en realidad, más de mil miembros.


—  vaya… no imagino algo así. Las manadas son pequeñas…


— no necesariamente. Pero si, era un lugar bastante bueno para vivir si te gusta seguir reglas. Son una manada muy tradicionalista, hasta que rompieron las reglas conmigo. O algo así, normalmente el primer hijo es el que asume el mando cuando el alfa se retira.


— ¿aunque sea mujer?


— Si, hay alfas que son mujeres. Mi hermano mayor debió ser el alfa, incluso mi segundo hermano si es que Rusher no podía. Pero no— suspira. Me sobresalta el ruido de la botella cuando la destapa y le da un largo trago— ¿Qué sabes sobre los que nacemos como hombres lobo?


— nada. Solo que nacieron siendo hombres lobo— me encojo de hombros.


— eso es solo por decirlo. Bien podemos pasar por humanos hasta que nos transformamos por primera vez. No nacemos con la habilidad de transformarnos, lo hacemos hasta que cumplimos diez o doce años— tiene sentido, los huesos de los bebés son difíciles de romper y no terminan de unirse en los primeros años de vida— bueno, mi familia ya tenía dos niños que podían tomar el lugar de alfa, hasta que nací yo…


— ¿Por qué?


— me has visto— el gran lobo negro— eres veterinario, así que conoces que tan poco usual es que pase.


— lo que es poco usual es que un humano pueda convertirse en animal. Pero me refería a porque desde que naciste si acabas de decir que no se convierten hasta los diez años.


— se siente— responde simplemente— tú también notas algo diferente en mi ¿no? algo que no está en los demás— miro a la ciudad, recordando. Si, lo note desde la primera vez que entro a la veterinaria— entre nosotros es más fácil de notarlo, así que sabían que había algo. Aun así lo pase bien esos años, hasta que me transforme. Tenía casi trece años cuando lo hice, y todos supieron lo que era diferente en mí.


— no puedo imaginar eso.


— es agradable, para un niño que crece viendo y escuchando como es convertirse, lo esperamos mucho. Yo estaba demasiado feliz por hacerlo que me tomo algunos años entender lo que se había organizado para mí— hay un tono amargo en su voz, y vuelve a darle un trago a la botella— para empezar le quitaron el puesto a mi hermano y comenzaron a enseñarme a mí lo necesario para ser el alfa. Eso gustó tanto a mis hermanos…


— pero no fue tu culpa. O sea tu no… ¡No es que tú elegiste ser así! Tampoco pediste ser alfa— Rowan sonríe, y yo me doy cuenta que estoy agitado, es que es tan injusto.


— no podían culpar a mis padres, así que yo fui el culpable para ellos. En todas esas reuniones, esas visitas y entrenamientos fue que note por primera vez como las chicas me seguían, chicas a las que conocía y chicas con las que nunca había hablado de pronto me seguían y hacían insinuaciones… demasiado directas. Mi familia vio en eso otro modo de aprovecharme, podían elegir a chica que quisieran, más de una quizá, la verdad eso me horrorizo.


— me horroriza a mí ¿Cómo…? Dios, no tengo palabras— le quito la botella y le doy un trago.


— escucharlos hablar de eso, como decidían mi vida… lo peor fue cuando se extendió la noticia de que era yo, y las visitas de otras manadas comenzaron. Fue más de lo mismo, escuchar como intentaban negociar conmigo como si fuera un producto.


— fue cuando te interesaste en los chicos.


— al menos ellos eran sinceros en lo que querían. Y no hablaban de descendencia— eso es más triste que gracioso— a mi familia no le gusto, pero yo ya tenía dieciséis, aún era idiota pero entendía que no quería eso, e hice de todo para rebelarme. Lo tomaron como una etapa— resopla.


— entonces ¿Cuántos años tenías cuando te fuiste?


—  diecinueve.


— ¿Cómo soportaste tanto tiempo?


— tomando todo como un juego, aunque aprendí todo, dejé de ponerle la atención necesaria. Sabía que mi padre y mis hermanos harían todo si yo hacía algo mal o no lo hacía, básicamente me dejaban hacer todo lo que quería porque era yo, su carta de la fortuna. Cuando noté que las cosas iban en serio, que ya no había vuelta atrás y que estaba a punto de ser atrapado, me fui.


— no puedo creerlo… eso es tan… ¡Anticuado! Y hacerte eso solo por…— le doy otro trago, Rowan extiende la mano para pedirme la botella, y el trago que le da es más largo que el mío— ¿te arrepientes de irte?


— ¿Bromeas? ¿No me escuchaste? Fue la mejor decisión que pude tomar. No extraño mi hogar. Y aprendí más viajando que si me hubiera quedado como maquina reproductora en ese lugar.  


— ¿las otras manadas saben quién eres?


— No, pero al menos la de Leyre sabe cómo soy como lobo.


— y te siguen buscando para lo mismo.


— eso parece.


— que mierda— Rowan suelta una carcajada— no esperaba que fuera algo tan serio, ya me habías hablado un poco de lo que querían de ti, pero todo esto… es injusto.


— ya me acostumbré.


— no deberías.


— no todo ha sido malo, me divertí mucho viajando con Baruch y Kalila, y gracias a ti me di cuenta de que hemos hecho cosas buenas a pesar de ser un poco inconsistentes.  


— yo no dije esa última parte ¿entonces? ¿Qué harás con esto que tienes aquí?


— Aun no lo sé.


— No eres tu padre, no creo que hagas lo mismo que te paso pero sin presiones. Tus amigos van a aceptar lo que decidas.


— se quedarán rondando a mi alrededor aunque les diga que voy a disolver esta manada— intento no reír, pero no lo logro, el alcohol está actuando bien, pronto las risas de Rowan se unen a las mías— es en serio, los nuevos no sé si lo harían pero los demás…


— ¿Qué te sorprende de eso? yo quisiera tener amigos así…— la botella ya está a menos de la mitad del contenido, y le doy otro trago.


— ¿bromeas? Tu amigo es muy leal a ti— casi derramo el alcohol sobre mí.


— no le digas que dije esto. Va molestarse si sabe que me olvide de él… ¿Por qué dices eso? tú no has… ¡¿Hablaste con él?!


— él hablo conmigo.


— dime que no te dijo algo ridículo como amenaza. Él siempre tiende a sobreproteger lo que cree correcto y…


— no lo hizo, de hecho dijo que eras muy capaz de defenderte por mí mismo— ah…— y los demás también te aprecian. Incluso Liam.


— ¿Qué es esto?— agito la botella. Me siento un poco mareado y demasiado alegre.


— no lo sé, pedí lo que tenía más alcohol cuando lo compré. Dame— se me escapa otra risa.


— dijiste que no ibas a emborracharte— me quedo viendo cómo se toma casi todo lo que queda de la botella.


— no estoy ebrio— suspiro y me reclino en la banca. El viento se siente bien.


— estoy ebrio. Creo. Un poco— cierro los ojos, respirando el viento frio. Siento el peso de algo en mis piernas: Rowan se ha acostado en la banca y está usando mis piernas de almohada— ¿no vas a convertirte esta noche?


— no.


— ¿te das cuenta que vinimos a hacer lo mismo que esos adolescentes de los que te quejabas?   


— pero no somos adolescentes—me da otro ataque de risitas— creo que también estoy un poco ebrio ¿no tienes miedo de estar a solas conmigo? Podría atacarte, no hay nadie más aquí— le miro, mi mano acariciando su cabello sin darme cuenta de que lo estaba haciendo… 


— no. hubieras preguntado eso hace meses. Ahora me da igual— Rowan se ríe— sé que no harán daño, al menos no ustedes— alcanzo la botella y termino el último trago que le queda casi al mismo tiempo que se escucha el retumbar del cielo— deberíamos irnos pronto… aunque no es buena idea conducir ahora mismo.


— no— miro al cielo de nuevo.


— ¿tu familia sabe que estas aquí?


— lo dudo, hemos mantenido un perfil bajo. Si lo supieran creo que vendrían aquí…


—… eso no suena bien.


— no te preocupes, ya no soy un niño y no les debo nada. No pueden obligarme a nada— parece un niño diciendo que ya es grande. Suspiro.


— te ayudare si lo necesitas. No dejare que te obliguen a hacer algo que no quieres— siento un golpecito en la nariz.


— gracias, aunque ¿Qué es lo que harás, dulce humano?— un calor que nada tiene que ver con el alcohol sube a mi cara.


— n-no lo sé… yo…— la mano de Rowan, aun alzada, acaricia mi mejilla— ah…—una gota golpea un brazo, ya comienza a llover. Yo aún estoy intentando pensar cuando Rowan hace que me levante y correr hasta su camioneta. Estoy riéndome cuando al fin subo, estoy muy empapado, al igual que él— tu camioneta va a mojarse.


— solo es agua— cierro los ojos y me reclino en el asiento, ahora que me moje tengo frio.


— no se te ocurra conducir si estás ebrio— escucho su acostumbrada risa.


— se supone que si estás borracho tienes que hacer cosas estúpidas y temerarias, tú sigues siendo tan tú— la camioneta enciende, y solo noto la primera parte del camino, debí dormirme porque lo próximo que veo es la calle de mi clínica, aún llueve y ya no nos movemos. La radio está encendida.


— dime que no condujiste hasta aquí con esta tormenta.


— tengo buena vista ¿estas mejor? Apenas dormiste unos diez minutos.


— creo que sigo algo ebrio ¿Qué me diste?— Rowan sigue riéndose, y así como comenzó, la tormenta termina. Ni siquiera lo pienso cuando abro la puerta e intento bajar. Escucho a Rowan decir algo, pero no entiendo que.


— Eddie.


— ¿Qué hago en el suelo?


— buena pregunta. Estás empapado— me extiende la mano.


— tu estúpida camioneta es muy alta— al menos logro abrir la puerta de la clínica.


— ¿te lastimaste?


— no… no lo sé— creo que no. no me duele nada— debe haber toallas aquí, en algún lugar— me inclino al escritorio de Gabriela, pero no veo nada con que secarme. Tendré que subir, pero no estoy seguro de poder hacerlo sin caerme más de una vez. Quizá en los consultorios ¿no usamos toallas para algo?


— no camines tan rápido, te resbalaras.


— ¿Cómo es que tú no estás ebrio? Todo se siente… se mueve. Es tu culpa ¿Por qué tenías que llevar esa cosa?


— cuidado— todo se mueve bruscamente, de un lado a otro y luego termina. Rowan me sujeta, estamos tan cerca. Le miro a los ojos, esta oscuro y sus ojos si están brillando. Es tan intrigante… me acerco para verle, es hipnótico, hermoso— demonios, Eddie…


— ¿Umm?


— no soy… no tengo tanto autocontrol— apenas le escucho, estiro mis manos para sujetarle la cara— estas tan indefenso frente a mi…— hay otro movimiento rápido ¿un abrazo? Siento que Rowan me presiona más contra él y antes de que pueda hablar, su boca cubre la mía con un beso. Me aparto e intento respirar, escucho mis jadeos al mismo tiempo que pego con la pared. Siento la respiración de Rowan en mi cuello, sus labios dejan varios besos, su lengua se siente caliente en mi piel.


— Rowan…— se endereza, solo puedo ver con claridad sus ojos, antes de que me bese de nuevo. El roce de nuestras lenguas me causa escalofríos, y es como si el alcohol se hubiera evaporado de mi cuerpo. Hundo mis dedos en su cabello, atrayéndolo más a mí. Rowan se presiona más contra mí, y el beso se siente más intenso ahora. De nuevo rompo el beso en busca de aire, él junta nuestras frentes, respirando igual de agitado que yo.


— estás ebrio.


— un poco— me da un beso, solo un choque de nuestras bocas.


— y vas a darme mucho drama por esto mañana— ahora soy yo quien acorta la distancia entre nosotros y le beso. Ya no siento el frio de la lluvia, me siento bien ahora. Sus manos son calientes sobre la piel de mi abdomen, me hace dar un par de suspiros temblorosos. Por más que intento alargar el beso termino separándome cuando mis pulmones no pueden más. Rowan no se detiene, me besa el cuello, a veces siento el roce de sus dientes pero no llega a morderme. Me besa de nuevo, roza sus labios con los míos…


El timbre es como una alarma estruendosa en el silencio. Parpadeo, intentando descifrar que es lo que está pasando con el timbre.


— hay alguien…tengo que…— Rowan gruñe, me besa otra vez. El timbre suena de nuevo. Una y otra vez. Una emergencia. La veterinaria. Empujo a Rowan, o al menos lo intento. Se aparta un poco, con un suspiro de decepción. Me toma por sorpresa cuando me besa de nuevo, un beso demasiado rudo, deja mi labio entre sus dientes y me muerde con fuerza. Le empujo— ¿Qué te pasa? ¡Me dolió!


— solo abre la puerta— le escucho suspirar y pasarse la mano por la cara. Enciendo la luz, ya no me siento mareado. Veo la silueta de alguien esperando.


— ah, gracias, gracias, encontré esto…— me pierdo en el parloteo de la mujer. Trae una caja de cartón algo mojada, y en ella algunos gatitos empapados. Entiendo que los encontró y que no puede llevarlos pero vendrá por ellos en la mañana para encontrarles un hogar, que puede dejar pagado un adelanto. Cuando menos lo espero estoy solo, sosteniendo la caja en la entrada.


— ¿Eddie?


— creo que hay al menos uno herido— murmuro al ver manchas de sangre. Camino hasta el consultorio, solo para dejar la caja en la mesa. Por fin recuerdo que aquí hay toallas, abajo del mueble— necesito toallas.


— aquí— Rowan me las pasa y me ayuda a secar a los gatitos. Son siete.


— no puedo hacer esto— murmuro.


— ¿Qué?


— no estoy sobrio aun y… debo llamar a Fabien— ni siquiera encuentro mi teléfono. Rowan lo alza frente a mí, pero no me lo da. No uso contraseñas o bloqueos, lo tiene fácil cuando lo enciende y mueve un poco todo antes de llevárselo a la oreja.


— no soy Eddie— es lo primero que dice, me mira y señala una silla. Si, sentarme es una buena idea— él está bien, pero trajeron unos gatos que estuvieron en la lluvia, Eddie dice que hay al menos uno herido pero no está en condiciones de trabajar… no, está ebrio— cierro los ojos, Rowan ya no dice nada hasta que pone el teléfono en la mesa frente a mi— viene en camino.


— me alegro— se sienta a mi lado, su mano comienza a acariciar mi cabello y por consecuencia a adormilarme— me besaste de nuevo.


— intento no hacerlo ahora.


— yo no estoy… pensando.


— lo sé. Pero no me arrepiento— ¿Qué es lo que estoy haciendo? claramente no era una cita, así que nosotros no debimos… este beso… no puede ser. Ya me estoy arrepintiendo de haber aceptado salir hoy. Escucho la puerta abrirse y los pasos apresurados de Fabien, ha llegado en tiempo récord ¿o no? ¿Qué hora es? No nos movemos.


— ¿Dónde están los gatos?— señalo la maquina incubadora. Fabien nos ignora mientras saca a los gatos otra vez, uno por uno. Los revisa con cuidado y despacio. Lo veo separarlos— parece que están bien, están deshidratados y hambrientos, debo revisar a estos pequeños de aquí, pero…— se gira a nosotros— tu estas empapado. Vas a ir a darte un baño, ponerte ropa seca y te iras a la cama. Si te queda fuerza puedes tomarte una taza de café.


— ¿Qué?


— ya lo escuchaste. 


— no puedes…—balbuceo. Fabien pone sus brazos en la cintura— no puedes ordenarme.


— mírame. Sube ahora mismo— intento hablar, pero no sé qué decir y Fabien aprovecha para girarse a Rowan— vas a ayudarlo a subir, y luego te iras a casa. Si no bajas en cinco minutos, subiré— ¡eso es una exageración!


— chaperón— masculla Rowan— ¿Qué pasa si se cae en el baño?


— no estoy tan mal— me levanto, pero pierdo el equilibrio y me tengo que sujetar de la mesa— esto no es…


— Bien, te quedas, pero esperaras aquí abajo, conmigo. Necesitare ayuda— Rowan suspira, pero me señala la puerta. Me rio tontamente cuando salgo. No tengo problemas en el baño, ni vistiéndome. La cama se siente bien, tibia. Escucho que la puerta se abre, no abro los ojos.


— ¿todo está bien?


— sí, me escape un momento del chaperón— me retira el cabello de la cara y me besa. siento un escalofrió— los gatos están bien— no puedo responder, así que solo muevo la cabeza. Me alegra mucho escuchar eso, son tan pequeños— me voy a quedar, es tarde para ir a casa, creo que tu amigo también va a quedarse.


— supongo…. Rowan... ¿hablabas en serio? si le quiero decir a Fabien la verdad…


— bajo ahora mismo, le cuento todo y me transformo frente a él— alcanzo su muñeca.


— solo preguntaba… no lo hagas— estoy muy agradecido de que ni siquiera cuestione eso, sé que él hará eso si le dejo, si le pido que vaya y le explique a Fabien, Rowan lo hará sin dudar— Gracias— cierro los ojos, y dejo que el calor y el cansancio me hagan dormir.   

Notas finales:

Gracias por leer.


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