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Lunas de enero por Silence Tsepesh de Lenfet

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El sol me despierta. La pantalla está encendida, pasando los créditos de alguna película que no recuerdo. Mi teléfono, a mi lado, apagado con la batería completamente muerta. Estoy seguro de que Eddie se durmió antes que yo. Tendré que volver a casa para volver a cargar este aparato. Dios, aunque el sofá no esta tan mal me duele todo. Tengo que irme antes de que alguien llegue, será muy extraño explicar porque estaba aquí.


La clínica tiene un aspecto tranquilo, casi acogedor. Junto a la puerta veo el sistema de alarma, Eddie dejo de usarlo cuando comencé a venir, no lo usaba mucho antes de cualquier modo y es una ventaja porque no tengo que preocuparme por eso. Liam está esperándome fuera, con una expresión más malhumora que de costumbre.


— creí que tendría que entrar a sacarte.


— ¿Por qué no lo hiciste?


— Porque es ilegal entrar en propiedad ajena— su voz es como un gruñido ¿Cuánto tiempo tiene esperando?


— ¿Paso algo?— pregunto, sin saber si es mejor preguntar eso o intentar ponerle de mejor humor.


— se fueron. 


— ¿Quién?


— ¿Quién más? la otra manada, se marchó apenas amaneció. Los vi irse. No se quedó nadie ni dejaron algún mensaje.


— oh…


— no te alegra ¿tan mal salió la conversación?


— No salió bien. Vayamos a hablar con los demás que no tengo ánimos para repetir lo que sucedió— Liam no tiene auto, y yo no traje mi camioneta así que otra vez a caminar. La ventaja es que puedo comprar el desayuno de camino a casa.


Una de las desventajas de que en tu casa se reúna la manada es la gran cantidad de comida que requiere. Comprar el desayuno para mí es hacerlo también para ellos. Y por eso demoramos más en venir.


— ¿En verdad se fueron?— Ver de nuevo a Jennifer con todos y no encerrada ya debe ser una buena señal.


—  sí, se fueron— suspiro y dejo las cosas en la mesa. Solo Kalila y Baruch se mantienen lejos de la mesa— Iré al punto, la conversación fue mal— ninguno se escandaliza o queja ¿ya lo esperaban? No sé cómo sentirme al respecto— No pude preguntarle exactamente como saben de nuestros problemas, pero eso la hace sospechosa. Menciono a Donelly— nadie pregunta, hasta parece que nadie respira, debieron contarle a los nuevos sobre Donelly mientras no estaba— Leyre ofreció recibir a quien quisiera ir a su manada, si alguno quiere ir con ellos no hay problema.


— Rowan…


— Yo le dije que prefería volverme un solitario a unirme a su manada— Baruch se lleva la mano a la cara— dejo claro que cree que tener hijos conmigo le ayudara con su posición. Pero claro, yo no puedo obligarles a quedarse, si quieren unirse a su manada está bien.


— Idiota— Kalila suspira.


— Pensé que ella sería diferente— Baruch se levanta y toma un sándwich de la mesa— que se mantenga alejada de aquí será lo mejor. No creo que nadie quiera irse.


— eso no es todo. Ella dijo que estaba convirtiendo humanos para quitarle su lugar, que iba a crear suficientes para atacarla. Estaba muy molesto y le dije que sí, no sé qué pasara ahora así que si quieren irse a un están a tiempo porque quizá tendremos un conflicto más.


— Realmente eres un idiota— Repite Kalila— Pudiste contenerte un poco y pensar antes de hablar pero ella se lo merecía. 


— Será más estúpida si cree lo que dijo— Liam refunfuña, ganándose un golpe en el brazo por parte de Kevin.


— no seas grosero. Aunque tiene razón, no pueden tomarte en serio, Rowan. Sin ofender— no me ofende. Me encojo de hombros.


— ¿alguien quiere irse? ¿Lon?


— ¿Qué? yo no he dicho nada— me entrecierra los ojos— si toma en serio tus palabras, te harán falta aliados.


— Lon tiene razón. Y yo no quiero irme de aquí. Es extraño…— Murray se mira las manos— quiero quedarme ¿es normal que sienta que ellos invadieron? Estuve muy consiente de todos estos días. La meditación fue más profunda pero aún no logro entenderlo.


— se llama instinto. Y es normal sentirlo, ayuda a formar vínculos y fortalecer la manada.


— Los vínculos pueden romperse— comenta, distraído.


— sí.


— Aun así quiero quedarme. Me gusta aquí, aunque preferiría estar en mi casa.


— divagamos, regresemos al punto ¿alguien se va?— Kalila, tan ruda como siempre. Nadie dice nada. Aunque no lo admito en voz alta, estoy aliviado de que se queden. Ah, me quejo tanto de ellos pero a la vez son importantes para mí. Kalila sonríe— Bien, ese punto quedo atrás. Rowan, Lon dijo una verdad, no podemos ser pocos si se nos viene encima una pelea con otra manada. Los nuevos tendrán que salir.


— Y entrenar— añade Jane— serán inútiles si no saben pelear— me duele la cabeza solo de pensarlo.


— Rita y Murray pueden salir, irán acompañados primero para comprobar si no hay problemas. Comenzaran con recorridos. Lo siento por ustedes dos pero tú te convertiste hace poco, y tu hasta hace unos días no salías de la habitación— Kalila me gruñe— pero pueden entrenar.


— Kevin y Lon pueden ayudar con los entrenamientos.


— Rowan, si van a entrenar deberían hacerlo con todos.


— tomaremos turnos en la semana, y estaremos juntos una vez por semana.


— ¿Por qué tenemos que hacerlo? No es seguro que vayan a hacer algo, no es que vayamos a tener una guerra.


— chico, tú mismo lo dijiste, no es seguro.


— pero no quiero entrenar, Kevin y tú se ponen pesado con eso— se queja, mirándome— y Baruch no nos da ni un descanso.  Me gusta entrenar con Lon— y así comienzan las quejas de siempre.  Nadie nota cuando me voy a mi habitación a buscar el cargador de mi teléfono.  


 


 


Los días han estado con un clima increíble, el cielo despejado y de un azul intenso. Es como una burla a como me siento. Mis “Vacaciones” terminaron y tuve que volver a mi puesto de trabajo. Ya son casi tres semanas desde que Eddie se fue, y aunque hablamos a diario es más difícil de lo que pensé.


— Rowan, tu mal humor está esparciéndose— se queja Kalila.


— entonces no se acerquen.


— Eddie regresa mañana ¿Por qué no eres normal y te alegras por eso?— porque son demasiados días ¿y tengo que esperar más?— es mejor que regrese ya, esta todo tranquilo.


— Vivo aquí, lo sé— alguien se ríe, no distingo quien. Mi teléfono suena, una videollamada de Eddie. No me muevo del sofá de mi casa— Hey, ¿no tienes que estar empacando?


— No traje mucho— niega con la cabeza— solo estoy llamando porque más tarde no podré, saldré al atardecer.


— ¿Por qué no vienes en avión?


— Perdona por ser pobre— pone los ojos en blanco, aunque hay diversión en su voz— no hay vuelos cercanos,  tendría que esperar una semana más. El autobús hace más horas pero estaré llegando mañana.


— me alegra oír eso, Rowan esta insoportable— interviene Kalila. Eddie se ríe— pero si necesitas quedarte más tiempo ignóralo, es importante que cuides a tu padre.


— él está bien, conseguí un centro médico que se hará cargo, tendrán alguien que supervisara regularmente su salud.


— eso es bueno.


—Saldré más tarde pero hay muchas zonas boscosas que no tienen cobertura así que no creo poder llamar— ¿para qué sirven estos aparatos entonces?— ¿Cómo está mi clínica? ¿Beau no le ha dado problemas a Fabien?


— ¿no has hablado con él?


— sí, pero no creo que me diga si se siente incómodo o no.


— Entonces no confías en Beau— le digo, conteniendo la risa.


— no confió en que no acosen a Fabien para que les diga dónde estoy. Y sé cómo pueden ser cuando intentan convencer a alguien.


— Bah, tu amigo es más duro de lo que parece. No soltó ni una pista— La expresión escandalizada de Eddie llega con algo de retraso— así que lo dejamos en paz— y porque siempre ponía una expresión divertida cuando lo intentamos, como si supiera exactamente que estábamos haciendo.


— Se acerca la luna llena— comenta, sin hacer referencia a la anterior conversación— ¿crees que sea peor esta vez? Desafiaste a esa mujer, quizá si es la culpable…


— no lo sé… odio tener que volver a hablar con ella, pero tendré que hablar con calma para preguntarle sobre cómo se enteró.


— también… no, olvídalo. Hablaremos cuando llegue allá. Tengo que colgar, voy a comer— la pantalla se pone negra, solo veo mi propia imagen.


— ¿estaba actuando sospechoso o fue mi imaginación?


— Tu imaginación— responden tres voces.


— No puedes tenerlo al teléfono todo el tiempo— Kalila bosteza— mi respeto a Eddie aumento cuando vi cómo te soporta— le hago una mueca que la hace reír. No tengo nada más que hacer, está atardeciendo y como siempre, todos entran y salen a su gusto. Hasta que solo quedamos Kalila y yo, Lon vino por los nuevos y Beau, Baruch tenía una cita para no perder la costumbre y Kevin y Jane tienen trabajo— ¿Por qué estás viendo dibujitos?


—  estoy aburrido y no tengo excusas para ir a la cada de Eddie. Sus amigos no me dejaran pasar o pensaran que es muy extraño.


—eres terrible ¿Cómo es que eres nuestro alfa y porque te seguimos?


—Me pregunto lo mismo desde que nos conocimos.


— era divertido viajar y hacer tonterías. Aunque establecerse y tener esto tampoco está mal, me gusta mucho.


— a mí también.


— Rowan…— ella me mira, me obligo a ponerle atención— lo que no te dijimos antes, sobre Eddie. No es algo serio— añade cuando me ve— cuando te fuiste, nosotros… fue extraño. Notamos que no estabas, que te habías ido y el territorio estaba vulnerable. Soy la que tiene más poder en esta manada después de ti, Baruch y yo tenemos el mismo estatus aquí y nos quedaríamos a cargo… o así era. 


— ay, no me digas que ahora Lon esta con ustedes— Kalila gruñe y me mira mal.


— ¿te estas volviendo retrasado o qué? te estoy hablando de Eddie ¿Por qué mencionas a Lon? Sea lo que sea que haya pasado entre ustedes, ahora él es ¿segundo al mando? No tengo idea. Pero al otro día tuvimos que estar con él, esperar alguna orden… fue extraño.


— ¿Por qué me lo dices ahora?


— porque ibas a ponerte más idiota si te lo decíamos. Supongo que… eh ¿ustedes ahora si están juntos, juntos? Lo que paso fue ¿reconocimiento? Soy horrible con estas palabras.


— claro que iba a preocuparme por eso, ustedes fueron con él, reconociéndolo como quien tenía más poder en ese momento en la manada, le dieron una posición seria— un cojín me pega con fuerza en la cara.


— ¿Cómo te atreves? Tu eres el único culpable de eso— ella está riendo— eres el único que se pasa persiguiéndolo y besuqueándolo— Me rio.


— Lo hago—  no esperaba que pasara eso, nunca pensé que al estar con él sería considerado por los demás— ¿lo sabe? Menciono algo cuando hablamos la primera vez.


— no creo, no pudimos decírselo. Estábamos pensando en cómo decirlo sin que sonara como novela juvenil cuando se marchó. Aunque si se lo hubiéramos dicho también hubiera salido corriendo de aquí.


— no lo creo, Eddie es más rudo de lo que parece. Aunque va a reclamarme por no decírselo… ni siquiera sabía que era posible.


— Si esta es tu defensa entonces te tienes merecido más que un reclamo— se burla.


— ¿le dijeron a los que vinieron conmigo? ¿Cómo lo tomaron los demás?


— no les hemos dicho, y a nosotros solo nos sorprendió pero no tenemos problemas con eso. No los tuvimos antes y no los tenemos ahora, aunque debemos explicarle porque de pronto todos estábamos siguiéndolo e intentando acapararlo todo el tiempo.


— lo hare cuando regrese, después de asegurarme que todo esté bien. Supongo que tendremos que hacer una reunión, pero no hay prisa ¿Qué es lo peor que podría pasar? Seguimos como hasta ahora.


— Bien— no sé cómo sentirme sobre lo que acaba de decirme. Me encanta que pasara, claro que sí, pero a la vez me preocupa, con la reciente visita de Leyre ¿no pone eso a Eddie más indefenso? Él no es un hombre lobo, no podrá defenderse si llega a… no, no tiene por qué llegar a este punto, le he dicho muchas veces que los conflictos entre nosotros no llegan a un punto tan serio, así que no tengo porque preocuparme demasiado por eso. Ahora tendré que volver a hablar con Leyre y disculparme, por más que odie la idea e intentar tener la conversación en mejores condiciones.


 


No sé a qué hora regresa Eddie, así que no puedo pedir un descanso. Estoy mirando mi teléfono cada poco tiempo, esperando algún mensaje o llamada de él. Finalmente recibo un mensaje, a veinte minutos de que termine mi turno. Una buena coincidencia y aun así me voy cinco minutos antes de la hora. Rita y Beau están esperándome en la clínica de Eddie, Gabriela nos saluda desde dentro. 


— Vamos, vamos— no ocupa decirlo, ambos insistieron para venir.


— Eddie debe estar llegando— Rita mira el reloj. Esta vez trae un pañuelo cubriéndole la nariz— Kalila quería venir pero ha dejado su trabajo mucho tiempo— no fue la única, Lon nos esperara en la bajada de autobuses, y Jennifer aún no se controla lo suficiente para traerla a un lugar tan concurrido. No encuentro donde estacionar y comienzo a desesperarme. Finalmente encuentro donde, algo lejos de la entrada.


Eddie está en la entrada, mirando al frente, con una mochila a sus pies. 


— ¡Eddie!— Beau camina a empujones entre un grupo de personas que están saliendo— ¡Eddie!— no hay tantas personas como para gritar tanto, pero el chico sigue gritando. Eddie solo sonríe y levanta una mano, no hace el intento por caminar o levantar sus cosas.


— ¿Está esperando algo?— murmura Rita. Al fin logramos pasar entre el grupo de personas. El viento lleva hasta nosotros el olor de la ciudad, algunos más desagradables que otros, y en ese viento otro olor, conocido y desconocido. Es el olor de otro como nosotros. Me detengo, mirando alrededor. El grupo de personas se está alejando, y solo hay un par de personas bajando maletas de un auto, una chica paseando a un perro por la calle de enfrente. No se ve nada extraño, pero aun así me apresuro hasta Eddie— ¿Rowan?


—  Mejor nos vamos, deje el auto por allá— señalo la calle, y luego me inclino a recoger su mochila— creo que hay alguien como nosotros cerca— bajo la voz. Beau y Rita se ponen alerta ¿Dónde se metió Lon? Iba a estar aquí. No voy a esperarlo. Tomo a Eddie del brazo y camino.


— Espera…— me detengo cuando Eddie se pone firme, no camina— puedo explicar eso.


— ¿Explicar qué?— pregunta Rita. Eddie se suelta, su expresión cambia a una incómoda, avergonzada, y algo de desesperación. Estando tan cerca ahora, puedo percibir su olor: aun huele a café, ya no huelo la sangre ni el pelo de animal, ahora huele a naranjas y pasto. Y sobre todo, tiene el olor de ese alguien. Él me mira, y suspira.


— Solo llego ¿sí? Estaba saliendo del hospital un día y de pronto no paraba de hablar, hacer preguntas y preguntas. Fingí no saber de qué hablaba pero yo tenía que seguir visitando el hospital y ya no sabía cómo evitarlo. Después vino a casa y seguía hablando y hablando, tuve que decirle para que se callara y me dejara en paz, funciono un poco, pero…


— ¡Lo siento, los baños estaban en mantenimiento y tuve que ir a los que estaban más lejos!— noto el jadeo del chico y Rita, dándose cuenta de lo que está pasando— ¿es muy tarde?— estaba con Eddie, venía con él ¿desde cuándo? ¿Quién es? ¿Por qué viene con él?— ¿Quiénes son ellos?


— Dame un momento para explicar— no me gusta esto. Que se conozcan, que Eddie tenga su olor y no el mío…


— ¿son tus amigos, conejito?— ¿Cómo se atreve?


— no me…— me muevo, sujetando de nuevo a Eddie y pegándolo a mí. No fui el único, Beau se adelanta, interponiéndose entre él y nosotros— Escuchen, basta. Todo está bien.


— oh, pronto lo estará— como si lo pensáramos al mismo tiempo, Rita extiende sus brazos cuando le empujo a Eddie.


— ¡Rowan!— algo me sujeta de la parte de atrás de la ropa, pero sigo avanzando hasta que Eddie vuelve a ponerse frente a mí.


— Eddie, quédate atrás.


— solo escúchame un momento, Tarik no va a hacer ningún daño.


— No me importa, no puede venir aquí y hablarte y tocarte de esa forma— sus manos me empujan, impidiéndome caminar.


— dime que no acabas de decir eso.


— Después hablare contigo— solo quiero golpear al tipo que llego aquí— ¿Nunca te enseñaron a no jugar con lo que no es tuyo?— le miro directamente. Él no me responde, pero antes de que diga algo más un golpe más fuerte en mi pecho me distrae. Las manos de Eddie bajan. Su cara esta enrojecida, solo hay furia en sus ojos verdes.


— No hables más— no grita, pero su tono es tenso.


— Eddie…


— cállate. Solo cierra la boca, Rowan. No puedo creer…— inhala profundo, pero no para calmarse. Está enojado…— no soy una cosa, y no soy algo de tu propiedad para que me trates de ese modo. Voy a hablar con quién yo quiera, y si quiero le voy a tener de invitado el tiempo que a mí me plazca ¿entendido?


— pero Eddie…


— ustedes dos no son mejor que él— se da la vuelta.


— No puedes irte— doy solo un paso, pero Eddie no se detiene.


— oh, solo mírame. Y deja de dar un espectáculo, la gente está mirando. Vamos— jala a ese sujeto de una bufanda que trae, haciéndole perder el equilibrio un momento.


— ¡Eddie!


— ven a hablarme cuando dejes de portarte como un neandertal.


— espera, ellos…


— dije que nos vamos.  Tampoco estoy contento contigo, te dije que no abrieras la boca hasta que yo…— sus palabras se pierden cuando entra a un taxi. Ni siquiera alcanzo a reaccionar cuando el taxi se mueve y se aleja. Ninguno de nosotros dice algo. 


— ¿acaso escuche bien? ¿Qué demonios acaba de pasar?— Lon cruza la calle, mirando el auto que se acaba de ir— ese era Eddie ¿no? 


— Maldición— gruño. Lo único que quiero hacer ahora es correr tras ese auto, no lo hago. Me froto la cara con una mano— hay que movernos— Lon es lo bastante inteligente para no mencionar nada más, y el chico y Rita parecen estar aún conmocionados. Eddie tenía razón, las personas nos están mirando, algunos salieron de las tiendas del otro lado de la calle para mirar.  Todos me siguen a la camioneta, aun sin hablar. Me apresuro, pasándome algunos semáforos en rojo, hasta que llego a la clínica. Aún estoy respirando profundamente. No es lo que esperaba, después de tanto tiempo sin verlo en persona no se suponía que solo lo viera como tres minutos y él se fuera. Solo yo me bajo de la camioneta cuando llegamos, pero Gabriela está saliendo. Y cerrando.


— Oh… lo siento, hoy cerramos.


— No cierran— le respondo. Ella se encoje de hombros.


— Eddie llamo a Fabien y le dijo que lo necesitaba urgentemente. Que cerrara— cerro… él no está aquí. No hay rastros de su olor, ni sonidos que indiquen que hay alguien dentro. Ella pone un cartel que anuncia que estará cerrado— creo que el asunto es algo serio, pero no dijo más, y Fabien solo se fue.


— ya veo… ¿sabes dónde...? no, olvídalo. Vendré después— ella vuelve a encoger los hombros y se despide. Ya lo arruiné antes, no quiero arruinarlo más.


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