Timor vio una silueta familiar saliendo del edificio. Fue exactamente una hora después, como dijo Jesaja.
Timor, que asomó la cabeza por la ventana, se apoyó en la puerta y empezó a fumar. Miró sus manos, no tenía la hielera. Era lo que se esperaba pero tenía curiosidad por saber lo que había pasado allá adentro. Además, su expresión era inusualmente brillante. Como si algo interesante hubiera ocurrido.
Los ojos de Timor se abrieron de par en par cuando notó que una de las mejillas de Jesaja estaba hinchada y roja.
"¿Qué te pasó?"
Jesaja, que fumaba y miraba atentamente en dirección a la iglesia, barrió su mejilla con la punta de los dedos y susurró:
"Larga historia."
"¿Duele?"
"No es nada. Creo que se desvanecerá pronto".
El lindo Dennis todavía no sabía pelear correctamente, así que era obvio decir que tenía mucho que enseñarle.
Jesaja recordó la palma gruesa que lo golpeó, esos ojos llenos de fuego, y entonces le vino a la mente la imagen completa de Dennis. Recordó todo su cuerpo y pensó que las toscas fotografías en los folletos de la catedral no le hacían ni la mitad de la justicia a lo perfecto que era ese hombre.
El tiempo que estuvo lejos de él no quitó el hecho de que fuera una persona abrumada y distorsionada. Arruinado y sin la recompensa de poder huir de si mismo como lo había hecho de él. Las personas debían usar ropa que combinara con lo que realmente eran. Y Dennis creía que encajaba en el blanco puro cuando tenía una correa de cuero áspero y negro en el cuello.
"¿Quién te golpeó?"
"Dennis".
"Woow. ¿Y lo mataste?"
"No."
"¿Vas a matarlo?"
"No."
Timor, que estaba haciendo un montón de preguntas sin parar, de pronto confirmó la hora.
"¿Cuánto más vas a presionar?"
"Está hecho, ya no te preocupes."
Jesaja, que aventó el cigarrillo al suelo, avanzó mientras Timor solamente silbaba. ¿Ese que lo estaba siguiendo, era Dennis? ¿Pero qué mierda...?
"No tardaste."
Jesaja habló con Dennis, quien tenía solamente una hielera en las manos y la respiración increíblemente entrecortada por la carrera desde la iglesia. No hubo respuesta.
"Dennis".
Jesaja barrió suavemente el hombro de Dennis, envuelto en un uniforme de sacerdote todo negro. Las manos que se movían suavemente hacía arriba le sostuvieron ahora de la nuca.
"Abandona estas cosas inútiles".
Dennis tenía una mirada de desprecio impresionante, pero lo dejó moverse como quisiera. Pronto, Jesaja le quitó el cuello blanco que todavía tenía prendido al uniforme y lo arrojó al suelo.
"Mucho mejor." Sonrió satisfecho. "¿Nos vamos?"
Jesaja se volvió y abrió la puerta trasera del auto.
"Dennis, sube. "
Dennis dudó de sus órdenes, pero de todas maneras lo hizo. Se agachó, entró en la parte de atrás y cerró la puerta con un fuerte impulso. Jesaja volvió al frente del auto, al lado del asiento del conductor.
"Hola, Dennis." Timor, que le saludó demasiado alegremente, se acomodó y se reflejó en el espejo delantero mientras le lanzaba una mirada curiosa. "Soy yo, Timor".
Dennis no respondió a pesar del contacto visual prolongado que había tenido con Timor a través del espejo. Su mirada se volvió hacia la ventana hasta que el coche estuvo en la carretera. Fue cuando estuvieron andando por más de dos horas, que los labios de Dennis, que estaban completamente cerrados, se abrieron.
"¿A dónde vamos?
Asimismo, Jesaja, quien también estuvo callado todo el tiempo, respondió. "Berlín".
"¿Berlín?"
"Ajá."
"¿Está mi padre en Berlín?"
Dennis apretó aún más la hielera y, mirándolo a través del espejo, Jesaja comenzó a reírse de inmediato.
"Dennis, tira eso. Ya debe estarse pudriendo."
"Responde la pregunta".
"¡Jaja!" Timor se rió de repente también. "Esto es muy interesante."
"Timmy, al hombre le gustará mucho ver a Dennis ¿Verdad?" Después de que Timor se riera de nuevo, sin vacilar, Jesaja preguntó. "¿Lo llevamos con él?"
Timor miró y señaló la parte de atrás del coche a través del espejo.
"Por supuesto, un reencuentro adorable."
"Aunque nunca he visto a un Abby ponerse sentimental."
¿Abby?
Dennis escuchó la conversación y se preguntó si se trataba de un apodo para su padre. E incluso durante todo este tiempo, había notado que Jesaja se había quedado mirando el espejo solamente para verlo a él...
La risa seguía estallando cuando lo veía sostener la caja con las orejas de su padre, como si pensara que tenía solución. ¡Dennis era tan lindo! Quería instalar un asiento para bebés y sentarlo justo allí para que no fuera a lastimarse.
"¿Qué es un Abby?"
Dennis, impaciente, hizo esta pregunta.
"¿Le puedo decir?"
Timor, cuyos ojos se sorprendieron, preguntó primero con Jesaja antes de hablarle directamente a Dennis.
"No." Murmuró Jesaja. Era un poco brusco contarle al hijo sobre lo que era y hacía un Abby. "Cuando regrese de Italia y pueda conocer al padre."
"Dijiste que íbamos a Berlín"
"El "padre" del que estoy hablando no es tu padre".
"¡Jesaja! ¡Ya deja de jugar conmigo!"
Cuando la fuerte voz de Dennis llenó el auto, Jesaja se dio la vuelta. Había ira en ambos ojos así que se quedó mirando a Dennis como si esta fuera la manera en la que amenazaba.
"Dennis, cállate. De nada te sirve enojarte así de rápido".
"¡Tú eres...!"
"Si te enojas fácilmente, mueres rápidamente también".
"¡Jesaja!"
Dennis volvió a gritar, pero Jesaja sacó un cigarrillo y lo mordió mientras Timor abría la ventana. Había un agradable viento de principios de verano así que el cabello de los tres hombres ondeaba de forma simultánea. Nadie abrió la boca después de eso.