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Cosecha de cerezas, tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Para Heeseo transcurrió un día como cualquier otro. Escuchó la clase con atención y pasó el tiempo restante con sus amigos durante el descanso. Obviamente le preocupaba que Hyun-soo volviera a decir algo en contra suya pero, por alguna razón, tanto él como Si-woo estaban pretendiendo que no existía en el salón. Ambos eran oponentes terriblemente duros así que, ya que era preferible estar lo más lejos posible de su vista, lo único que comenzaba a preocuparle ahora era la visita al hospital que ya estaba a un día de distancia.

"¿Qué debería hacer? Tengo miedo."

¿Qué tipo de pruebas le tomarían? ¿Cómo se las realizarían y qué tipo de indicaciones recibiría después de eso? Su hermano dijo que era simplemente un chequeo médico para controlar su salud pero, como Hee-seo sabía que su cuerpo no era completamente normal, comenzó a preocuparse muchísimo por su futuro. Pareció terrible ser un macho y una hembra al mismo tiempo así que sus miedos solo se volvieron considerablemente más intensos. Hee-seo se sentó frente a una de esas computadora que no solía utilizar con frecuencia y comenzó a buscar datos sobre todo lo que le ocurría. Por supuesto, rápidamente descubrió que casos como el suyo se llamaban "Disgenesia", y que ninguna página le daba información realmente útil al respecto. La pregunta que había comenzado a leer en serio resultó ser parte de una novela extraña y no había un hilo organizado que pudiera conseguir. Sin embargo, la historia que más se repetía era que podía determinarse el género mediante una cirugía. Hee-seo, que se había deprimido con solo pensar en ir al hospital y hacerse la prueba, de repente se asustó muchísimo.

"¿Debería operarme? No quiero hacerlo. Será muy doloroso."

Hee-seo rápidamente negó con la cabeza. El niño era muy joven y desde que podía recordarlo había estado temiendo incluso de pisar el umbral de un hospital. Después de todo, sus padres habían muerto en uno. Una cirugía era completamente imposible. La cara blanca de Hee-seo se volvió casi azul después de pensar en la escena de estar postrado en una camilla por horas o semanas. No podría ser sencillo tener un cuchillo en la entrepierna.

Hee-seo apretó las rodillas y presionó la parte inferior de su abdomen hacia abajo utilizando su puño. Estaba sintiendo que su entrepierna estaba completamente adolorida pero, tal vez solo se debía al hecho de tener una imaginación bastante extensa. Tenía miedo y era evidente que la parte baja de su estómago estaba tirando y palpitando con ganas. También sintió una extraña incomodidad entre las piernas. Se estaba sintiendo como una muñeca rota que había perdido peso en un instante. Al fin y al cabo, el pene que siempre había estado con él podría solo... Desaparecer.
Todo tipo de ansiedad y confusión fluyó por todo el cuerpo de Hee-seo, que estaba sentado en medio de otros estudiantes varones.

Desde que había estado con Hyun-soo en el baño, había estado tratando de reducir la cantidad de veces que verificaba su pene y también la cantidad de veces que veía si tenía o no sangre en su ropa interior. Pero pensó... Que tal vez sería reconfortante mirarlo una última vez solo para estar seguros.

"Iré al baño un rato".

"Vale, te esperamos."

Hee-seo se dirigió apresuradamente al baño. Luego, fue al compartimiento más interno del lugar y cerró la puerta con un fuerte golpe. El sonido de los otros niños, riendo y hablando en grupo, se extendió por cada parte de las paredes y los cubículos por lo que se necesitó de mucho valor de su parte para bajarse los pantalones y comprobar si todo estaba en orden.

Hee-seo, quien vaciló por un momento dentro del cubículo, miró cuidadosamente sus calzoncillos. La entrepierna, que no había estado nunca expuesta al sol, seguía inmaculada y su pene y sus testículos estaban bien intactos. Estas eran las cosas que siempre habían estado a su vista cada vez que se bajaba los pantalones para ir al baño. Fue así durante toda su vida y pensó que definitivamente siempre sería así. Hee-seo extendió su mano y frotó su pene y sus testículos para confirmar que su cuerpo no se estaba comportando de manera extraña. Habían cambiado un poco de tamaño y apariencia, pero seguían en este lugar prácticamente desde que era un niño. La sensación de alivio que había surgido desapareció repentinamente al mismo tiempo en que recordó el día en que la sangre bajó por entre sus piernas. Desafortunadamente, no podía solo confiar en su sentido común.

"Voy a ir al hospital."

La idea de ir al hospital era tan aterradora que las lágrimas brotaron de sus ojos. Suspirando, Hee-seo se sonó la nariz una vez, luego se subió los calzones y los pantalones y se cerró el cinturón para acomodarse todo. Los pasos que dio en dirección al aula, eran excepcionalmente pesados.

Pero incluso en medio de los problemas, el mañana siempre llegaba sin problemas.

Hee-seo, que había desperdiciado varias lecciones pensando en otra cosa, estaba aturdido incluso cuando llegó la hora del almuerzo. Sus amigos conversaban y contaban historias divertidas. Y aunque entendía que todos ellos estarían preocupados si seguía pareciendo tan infinitamente sombrío, la verdad era que no se sentía con mucha energía como para aparentar que todo estaba bien. Todo lo que hacía, era preocuparse por el hospital y la cirugía. Sintió que quería gritar y rogarle a su hermano mayor para ver si podían ir al hospital dentro de un mes o algo así. Por supuesto, hyung no escucharía.
Luego, alguien golpeó la mesita frente a él. Cuando giró la cabeza para ver de que se trataba, se encontró con su viejo amigo, quien lo estaba viendo con una expresión increíblemente preocupada en su rostro. La conversación que habían estado manteniendo se detuvo y en su lugar, todos comenzaron a mirarlo como para ver si de verdad estaba bien. Hee-seo estaba tan avergonzado que solo parpadeó.

"¿Qué estás pensando? No nos respondiste."

"¿Sí? Oh ¿Qué preguntaste? Lo siento."

"¿Te duele algo?"

"No, no es así... Mañana es fin de semana así que estoy deseando irme a casa pronto."

¿Estás planeando flojear? Pero si tienes que ir a la escuela de todos modos".

Las lecciones de piano a las que iba todos los sábados, era algo a lo que lo había inscrito su hermano mayor. Por supuesto, tenía que ir al hospital en lugar de eso. Hee-seo, que estaba deprimido de nuevo, sonrió para él. "Es verdad" Dijo. Pero estaba pensando que sería genial tener un día en el que se quedara durmiendo junto con su hermano todo el tiempo.

"En fin, la clase de educación física ya va a comenzar. Vámonos."

Como ciertamente la siguiente clase se trataba de deportes, el salón ya estaba casi completamente vacío para ese momento. Hee-seo, que estaba mirando alrededor, hizo contacto visual con una persona no deseada así que rápidamente se alejó de allí a toda prisa. Estaba sorprendido por lo que había hecho y avergonzado de que hubiera sido precisamente él. Se sentía como si los ojos de Hyeon-soo estuvieran constantemente apuñalando la parte posterior de su cabeza, por lo que sacó su uniforme de educación física y luego se fue a esconder detrás de su mejor amigo. Sin embargo, cuando se movió, de repente comenzó a sentir una extraña sensación de incongruencia. Era un malestar que se extendía desde la parte inferior del abdomen hasta debajo de sus testículos. El interior de su estómago palpitaba y sus calzones, que tocaban su piel, estaban húmedos. ¡Fue lo mismo que sintió la primera vez que la sangre fluyó de su entrepierna!

"Ah..."

Tan pronto como fue consciente de ello, incluso pareció poder sentir como si las gotas de sangre estuvieran saliendo de un espacio increíblemente estrecho. Heeseo apretó su espalda y se quedó muy, muy quieto. Tenía miedo de darse la vuelta y descubrir que la sangre se había filtrado en sus pantalones. La fecha que dijo su hermano, no era hoy. ¡No debería comenzar a menstruar! Estaba aterrorizado y asustado y no sabía qué hacer. Otro amigo le preguntó a Hee-seo, que tenía la cara palida: "¿No te vas a cambiar de ropa?"

"Uh, yo... De repente me duele el estómago. ¿Puedes decirle al maestro que fuí a la enfermería? "

"¿De verdad? Bueno, no te preocupes por eso."

"Sí... Gracias."

Hee-seo se dirigió apresuradamente al inodoro. El baño estaba vacío porque la clase estaba en el pasillo contrario. Al igual que hace unas horas, entró en el último compartimento, se aflojó el cinturón y se miró los pantalones. Aunque había tenido la sensación de algo goteando, sus calzones seguían siendo de un blanco puro.

"Gracias a Dios..."

¿Fue solo un sentimiento? Por si acaso, frotó suavemente sus dedos a través de las grietas que estaban debajo de los testículos en un intento por atrapar toda la humedad que se había acumulado en su carne. Pensó que tal vez era el moco de la última vez pero, cuando revisó, la sangre salió impresa en las yemas de sus dedos. Esta vez, realmente sintió como si su corazón se hubiera hundido. Experimentó una vaga ansiedad y un terrible miedo, como si lo hubieran arrojado al mundo solo. ¿Qué iba a hacer si ni siquiera tenía una toalla sanitaria? ¿Que iba a pasar si tenía una fuga y luego alguien se enteraba? Sería su fin. De verdad acabaría con todo. Hee-seo se secó rápidamente las lágrimas y colocó un pañuelo de papel grueso entre sus piernas. El lado blando encajó perfectamente con su pubis.

"Hermano..."

Quería llamar a su hermano de inmediato y pedirle que viniera a buscarle, pero los teléfonos celulares los guardaban los profesores siempre que llegaban a la escuela. ¡Ni siquiera podía tomar prestadas toallas sanitarias como las otras chicas lo hacían porque él era un hombre! Además Hee-seo, que nunca había entrado al baño de mujeres, ni siquiera sabía como utilizar la máquina expendedora de toallas sanitarias. Y aunque supiera, era vergonzoso. ¿Qué debería hacer? Vacilante, Hee-seo bajó a la sala de salud cuando le vino a la mente la historia de que las niñas de su clase podían tomar prestadas toallas sanitarias de allí.

Bajó a la enfermería, pero cuando pensó en qué excusa usaría para conseguir la toalla sanitaria de manos de la maestra, volvió a confundirse. No podía contarle su secreto y tendría suerte si no lo trataban como un pervertido.

Hee-seo, que estaba confundido porque no podía hacer esto o aquello, sintió algo caliente en su interior y se quedó nuevamente en estado de shock. Si continuaba así, sus pantalones realmente se mancharían de sangre y los rumores se esparcirían por toda la escuela. Era todo un dilema. A regañadientes, Hee-seo abrió levemente la puerta de la sala de salud y asomó la cabeza. No había ningún maestro en el escritorio. Reunió el coraje suficiente para abrir y reveló completamente una sala que no tenía estudiantes ni maestros. Heeseo dudó:

"¿Puedo tomarlo sin decir nada?"

Pero, ¿Por qué razón un estudiante varón agarraría una toalla sanitaria? Heeseo inmediatamente cambió de opinión y miró el gabinete. Resultó que tenía que llevárselo antes de que llegara el maestro.

Hee-seo, que había estado mirando a través de varios cajones al azar, encontró finalmente un paquetito de toallas sanitarias. Respiró profundo, sacó una y se la metió rápidamente en el bolsillo antes de salir corriendo otra vez. El destino, por supuesto, era el baño. Cualquier baño. De alguna manera, estaba tan ansioso que subió al que estaba casi en el último piso. Los alumnos de primer grado se habían ido de excursión ayer y todo el piso, que era su área, estaba completamente vacío. Corrió por el pasillo extrañamente silencioso y entró al baño de hombres.

"Ah, ah..."

Entró en el último compartimiento, se bajó los pantalones y revisó sus calzoncillos. Afortunadamente, recién estaba comenzando a menstruar por lo que no había tanta sangre. Se sintió aliviado cuando desdobló la compresa sanitaria y la acomodó con cuidado entre sus calzones. Luego, Hee-seo se sentó en el inodoro, con los pantalones y los boxers sobre las rodillas, y después de que liberó completamente la presión del momento, le vino la terrible urgencia por comenzó a orinar. El sonido de la orina goteando se extendió completamente en un baño donde no había nadie. Hee-seo estaba agotado después de correr de arriba para abajo así que evidentemente cerró los ojos.

Pero luego, en medio del silencio donde solo se escuchaba el sonido de la orina, de repente unos pasos comenzaron a resonar en el piso del baño. Fue un sonido fuerte así que Heeseo abrió los ojos en un completo estado de shock. Ni siquiera se había dado cuenta de cuándo o como era que alguien había entrado en el baño. Su corazón comenzó a latir con fuerza y sus piernas quedaron increíblemente tensas, pero la orina que había estado reteniendo durante mucho tiempo continuaba fluyendo. Se veían unos pies en tenis deportivos debajo de la puerta del baño así que Hee-seo apenas y soportó la terrible sensación de gritar.

Entonces se dio cuenta de que había un ojo entre la puerta y la bisagra.

¡Bang!

La puerta que no estaba cerrada correctamente, se abrió de par en par con una sola patada. Hee-seo se sobresaltó y comenzó a temblar debido a la imagen terrible de Hyeon-soo, mirando de arriba para abajo la manera en que
orinaba. Un calor feroz estaba pintado en sus ojos.

"Vaya ¿Pero qué tenemos aquí? Te ví sacando una toalla sanitaria de la enfermería. ¿Será que eres un pervertido?"

"¡Oh no! Yo... Yo solo..."

Estaba tan asustado, avergonzado y triste que no pudo contener las lágrimas La orina, que había estado goteando sin parar incluso aunque era vergonzoso, se detuvo en ese momento y luego, Hee-seo trató de levantar sus pantalones y calzones para cubrirse correctamente entre las piernas. Pero su ropa fue pisada por el enorme pie de Hyeon-soo. El chico colocó su zapato sobre la ropa interior que estaba colgando de sus rodillas y la bajó con fuerza hasta que llegó a frotarse por completo contra el piso. Su ropa interior y los pantalones de Heeseo cayeron hasta sus tobillos en un instante así que Hee-seo finalmente rompió a llorar, asustado y más aterrorizado que nunca antes. Sus piernas blancas y desnudas temblaban y se arrugaban pero se abrieron ante los pasos de Hyeon.

"¿De verdad estás orinando de esa manera? ¿Qué clase de chico eres? Oye, quita las manos. ¡Vamos!"

"Oye, no. No... ¿Por qué estás haciendo esto?"

Heeseo se paró desesperadamente, bajando el dobladillo de su camiseta para poderse cubrir. Luego tartamudeó: "Por favor, no me hagas esto, ¿Por qué me haces daño?" Pero de inmediato, ¡Pas! Vio un destello de luz y luego, un dolor profundo comenzó a llenarle la parte posterior de la oreja a la vez en que su mejilla izquierda y su sien empezaban a arder terriblemente. Había sido golpeado, y ahora parecía incapaz de decir nada. Las lágrimas eran tan grandes como monedas y estaban goteando en dirección al suelo. Hyeonsoo lo miró con ojos increíblemente brillantes porque resultó que todo esto era muy emocionante para su propio bien.

Hyeon-soo intentó abrir las piernas de Heeseo con un pie. La verdad era, que con solo mirar la suave piel de la parte interna de su muslo había comenzado a imaginarse su textura. Su saliva estaba goteando. Siempre pensó que se veía como una mariquita, pero ahora que estaba haciendo esto, se sentía más estimulante que el video pornográfico que había visto en su habitación la última vez. El cuerpo del niño era tan increíblemente dulce que incluso el deseo de molestarlo fue erosionado por el turbulento deseo sexual hirviendo en su estómago. Había un montón de aulas vacías a su alrededor así que, incluso si gritaba, su voz quedaría encerrada en la puerta del baño y no podría llegar a los pisos inferiores. No había freno para detenerlo. Hyeonsoo estiró su mano audazmente y agarró su cabello.

"¡Ah!"

"Si no quieres que te golpee, guarda silencio."

Hee-seo intentó quitar la mano que sostenía su cabello extendiendo todos los dedos y apoyando su peso en ambas piernas, pero no tuvo éxito. Al final, lo sacó a rastras y lo arrojó fácilmente junto al lavabo debido a la gran diferencia de fuerza entre los dos. El niño ya no tenía el coraje de suplicarle a Hyeon-soo. Estaba aterrorizado y asustado y su cuerpo temblaba como una ramita. Alguien que no era su hermano mayor estaba tratando de mirar dentro de algo que nunca le había mostrado a nadie. Recordó la mano de su hermano que acariciaba suavemente su cuerpo, y recordó también sus brazos cálidos y seguros. Estalló en llanto al sentirlo tan diferente y luego llegó el hipo. Hee-seo retorció sus miembros, tratando de escapar de la violencia del chico que intentaba forzarle, pero como las veces anteriores, fue todo en vano. Fue arrastrado y cuando gritó, fue abofeteado nuevamente en la mejilla. Hyeon-soo aprendió instintivamente que la violencia era la mejor manera de someter a Hee-seo. Su cuerpo, sostenido por su enorme mano, temblaba como un animalito al borde de la muerte.

Hyeonsoo sujetó sus tobillos con fuerza, como si estuviera a punto de romperlos y luego los extendió a ambos lados. Su vello púbico estaba expuesto entre sus piernas estiradas, también su pequeño pene y sus testículos más pequeños que el puño de un bebé. Y debajo de ellos... De repente, la violencia terrible de Hyeon-soo pareció parar. Hee-seo, conociendo el motivo, lloró con fuerza y se tocó los genitales que todavía tenían pegado un trozo de papel.

"No me mires, por favor no me mires."

La pequeña vulva debajo de sus testículos era claramente visible desde su posición. ¡No importaba que tanto quisiera cerrar las piernas! Hyunsoo seguía murmurando en un lenguaje terrible:

"Puta madre ¿De verdad es real esto? ¿De verdad eras una maldita chica?"

"No, no ¡Basta! No hagas esto, no hagas esto, Hyunsoo. Por favor, te lo ruego... Por favor."

Pero incluso si trataba de mover sus tobillos con fuerza, ni siquiera podía liberarse un solo centímetro del agarre de Hyeon-soo. La rudeza de una bofetada en su mejilla y la imagen de su cara observando dentro de sus calzoncillos fue la primera muestra de violencia sexual que Hee-seo experimentó en toda su vida. Era diferente de los chistes habituales o de los pequeños toques. Quería ver a su hermano. Quería llorar y decirle a su hermano mayor que castigara al niño que lo atormentaba.

"Por favor, por favor..."

Al final, Heeseo comenzó a llorar y a hundirse todavía más en el suelo. Con sus mejillas enrojecidas y gimiendo como un niño, solo hizo que Hyeon-soo sintiera un deseo todavía más incómodo de apoderarse de él. También hizo que estuviera lleno de una lúgubre sensación de logro. Como cuando derrotaba a un oponente en un juego de mesa.

Hyeonsoo, que le había quitado los pantalones que le colgaban de los tobillos, ahora estaba completamente sentado entre sus piernas. Su ingle abultada y su cara se encontraron a centímetros de distancia así que, incluso aunque fuera un niño ingenuo, pareció evidente suponer lo que esto significaba. Hee-seo gritó con todas sus fuerzas "¡Auxilio!" Pero la resistencia disminuyó después de algunas bofetadas más.

"¡Cállate antes de que me hagas ponerte la toalla sanitaria en la maldita boca!"

"..."

Hee-seo mantuvo los labios cerrados para contener las lágrimas. Hyeon-soo miró su ropa interior, sacudiendo su cuerpo como un niño que había desvestido a una muñeca. Fue una cruel curiosidad y un mal deseo sexual que pareció estallar de pronto. Y después de observar durante mucho tiempo la entrepierna del chico con dos genitales unidos, extendió la mano para poderlo tocar. ¡Era la primera vez que veía una vulva en la vida real! Y un calor insalubre aumentó de inmediato dentro de su cuerpo.

"Mierda... ¿Quieres ir al baño de hombres incluso cuando tienes una vagina pegada al cuerpo? ¿Te excita hacer pipí mientras estás sentado en medio de un montón de hombres?"

Hee-seo, que no notó el hosco deseo sexual que estaba fluyendo de él, solo negó con la cabeza de un lado para otro. Estaba disgustado por el calor, pero no había forma de que pudiera escapar de eso. El cuerpo con hipo tembló pero Hyeon-soo pareció estar completamente perdido en el momento. La carne fina, húmeda y de color rosa pálido pareció estar llamando por su verga. Era demasiado provocativo para él, que era virgen, y que estaba completamente dispuesto a llenarle el agujero.

"Si te mostraras como realmente eres, serías muy popular. Ni siquiera tendrías que preocuparte por conseguir un trabajo teniendo este cuerpo."

Cada palabra que decía, dolía tanto que las lágrimas parecieron fluir sin parar. Hee-seo volvió la cabeza y cerró los ojos con fuerza. Hubiera sido mejor si no pudiera ver ni escuchar nada. Si se hubiera muerto.

"Ni siquiera necesitas a una mujer, porque puedes tocar tu propia vagina. Y oye, incluso puedes tener un bebé. Eso es interesante ¿No lo crees? Hasta dan ganas de probarlo."

Se escuchó un chasquido metálico. También se escuchó el sonido de la cremallera bajando.

"¿Quieres que veamos si funciona tu vagina?"

Hee-seo, incapaz de entender una sola de sus palabras, de repente se despertó con la desagradable sensación de una masa de carne que tocaba sus muslos. Los pantalones de Hyeon-soo estaban a la mitad entre sus piernas... Y un repugnante pene de carne roja sobresalía de esa parte. Se sorprendió tanto que no salieron gritos, pero se arrastró y trató de retroceder tanto como pudo. El calor no escapó de su cuerpo tan fácil.


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