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Cosecha de cerezas, tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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¿Por qué su hyung apareció en su sueño?

Después de tener una imaginación tan extraña justo en medio de la noche, Hee-seo estuvo preocupado por su hermano todo el día. Su corazón se aceleraba demasiado ante las miradas y los toques que eran agradables en su piel y además, no importaba cuanto lo pensara, era imposible no prestar atención al hecho de que no había sido orina lo que había mojado completamente sus calzoncillos.

No sabía lo que significaba soñar con eso, pero había oído que todos los hombres lo pasaban en algún momento de su vida. Eran sueños agradable y había escuchado un montón de historias de sus amigos sobre eso. Todos dijeron que en su mente salía la cantante o la actriz que les gustaba, pero él había tenido a su hermano. Y sabía que esto no era un caso normal y también entendía que no podía odiar a su subconsciente, que había vinculado a su hermano mayor con algo sexual simplemente por un par de caricias. ¡Y era sorprendente descubrir que a Hee-seo le gustaba su hyung lo suficiente como para salir en un sueño erótico!

Hee-seo, que estaba recordando el sentimiento de su sueño, de repente sintió cosquillas en el estómago de un modo tal que pareció encoger de inmediato todos los dedos de sus pies. Era tan agradable que lo mimara todo lo que quisiera y también le gustaba poder aceptar sus atenciones. Entonces, pensó que era natural tener ese sueño. Es decir, ahora era un hermano mayor infinitamente cariñoso, pero solía ser un hermano terriblemente estricto. Hee-seo a menudo se enojaba porque parecía como si quisiera llenar la vacante que habían dejado sus padres. Lo golpeaba cuando hacía algo mal y decía sermones que parecían interminables. Existieron muchas ocasiones en las que tuvo miedo de él pero, cuando lo pensaba un poco más fríamente, podía decir que, en general, lo quería lo suficiente como para temer perderlo. Comenzó a entregarle su corazón de un modo tan adorable que cuando se permitió sentarse en su regazo para que lo pudiera consolar, se sintió como si toda la tristeza que había guardado dentro de su cuerpo simplemente desapareciera hasta perderse. Y como era el centro de su mundo, enamorarse de él era un fenómeno natural y una consecuencia. Igual a sentirse atraído por la gravedad. Todavía tenía miedo de sangrar todos los meses pero, era evidente que pensaba que era muy afortunado por tener un hermano que además se había vuelto su mejor amigo. Los momentos en los que Gyeom, que siempre estaba ocupado, se preocupaba por él, eran tan preciosos que quería llevarlos siempre presentes en su cabeza. Era absurdo mantenerse alejado de su hyung solo por un sueño extraño.

Heeseo se paró frente a la puerta de su hermano mayor y, después de dudar un rato, llamó y abrió para asomar la cabeza. Gyeom pareció estarlo esperando desde hace mucho tiempo por lo que sus preocupaciones y sus miedos se desvanecieron en un instante como si fuera algodón de azúcar arrojado al agua.

"Hermano, ¿Podemos dormir juntos?"

"Sí. Sube."

El hermano mayor levantó la manta e hizo un lugar para su hermano menor en el colchón. Heeseo hurgó en la colcha que le había proporcionado y se acomodó bajo de ella sin decir ninguna otra palabra. Lo había estado evitando todo el día y la verdad era que no podía hacerlo por más tiempo. Su hermano lo abrazó de ese modo que siempre lograba ponerlo nervioso:

"¿Qué haces?"

"Es algo para que no se te ocurra escapar de mí."

"No voy a escaparme".

"Um, ¿En serio?"

"Me gustas, así que ¿Por qué me escaparía? Es solo que últimamente... Me he sentido muy avergonzado a tu alrededor."

"Jajaja ¿Sí?"

"Sí".

Heeseo asintió y se movió entre los brazos de su hermano. Como en el sueño, la temperatura de su cuerpo fluyó a través del suyo y su olor corporal comenzó a llenarle completamente los pulmones. Su aliento le rozaba los lóbulos de las orejas junto con el cuello y las manos que se sentían suaves lo sujetaron entonces del estómago hasta un punto en que comenzó a sentirse extraño de nuevo. Fue tan bueno que todo estalló. Y era extraño que siempre comenzara a sentirse así de bien con solo estar con su hyung y hasta podía decir que se sentía avergonzado de que le gustara a morir. Heeseo suspiró de nuevo. Todo dentro de él se sentía como si se estuviera calentando. Pensaba que quería que su hyung tocara su cuerpo un poco más y que le hiciera tener las mismas cosquillas de la última vez.

Hee-seo, que había estado dando vueltas y vueltas tímidamente y con las piernas presionadas una contra la otra, de repente sintió una sensación de incongruencia en las grietas bajo sus testículos. Incluso la noche que tuvo ese sueño, esa parte estaba tan húmeda que lo confundió con pipí. No solo hoy o ese día, pasaba siempre que su hermano lo tocaba.

Después de dudar un rato y frotarse las piernas, Hee-seo le contó sus preocupaciones al hermano mayor en quien tanto podía confiar:

"Lo que pasa es que, a veces tengo sueños extraños."

"¿Cómo que?"

"Sueño... Cosas que me hacen sentir bien. Sale moco de debajo de mi y se siente todo muy resbaladizo. Yo... No sé si es normal."

A pesar de que le había explicado todos los síntomas que estaba experimentando, solo un suave suspiro fluyó de la boca de su hyung. Gyeom sostuvo a su hermano menor de mejor manera entre sus brazos y se acomodó de tal forma que dejó de mostrar su rostro. Preguntó con la voz apagada:

"¿Cuándo?"

"No lo sé."

Hee-gyeom sonrió.

"Cuéntame todo ¿De qué te avergüenzas tanto? No me burlaré de ti así que, solo dímelo".

"Solo... Me pasa cuando..."

"¿Si?"

"Cuando hyung me abraza así."

"¿Si te abrazo?"

Hee-gyeom sonrió un poco más y juntó a Hee-seo nuevamente contra su pecho. Al igual que cuando había comenzado a jugar con él, sus labios cayeron sobre sus hombros y sobre su cuello así que Hee-seo, un tanto confundido, comenzó a emocionarse lo suficiente como para terminar por reír.

"Jajaja, me haces cosquillas."

Pareció que estaba bromeando, pero la sonrisa no regresó jamás a la cara de su hermano. Hee-seo, que se había vuelto sensible al punto de erizarse incluso por el aliento que fluía por los labios de su hyung, apenas y podía calmar su extraña risa. Estaba sintiéndose un poco tímido cuando lo dijo pero, ahora pensaba muy honestamente que había hecho un buen trabajo preguntándole sobre lo que estaba mal con él. Gyeom sabía sobre todo, así que pareció que iba a informarle y ayudarle tan bien como el día en que comenzó a menstruar. Hee-seo abrazó a su hermano y esperó a que le dijera el motivo y lo resolviera. El hermano mayor detuvo la mano que le hacía cosquillas y abrazó a Hee-seo otro poquito más. Luego preguntó, con una voz lo suficientemente baja como para despertarlo:

"¿Ya no quieres que te abrace así?"

Era un sonido pesado y caliente. Hee-seo no se estaba sintiendo familiarizado con el tono que estaba colocando su hermano, por lo que ni siquiera logró responder de manera adecuada. Con ambas manos cuidadosamente colocadas en los antebrazos que lo envolvían, sus dedos de los pies apenas y podían moverse mientras enredaba sus piernas un poco más sobre las suyas. Le dolió el corazón, la cara le ardió y llegó nuevamente esa picazón que a menudo surgía cuando se cubría con una manta y se frotaba la piel con la de su hermano.

"¿Por qué te estás poniendo tímido de nuevo?"

Un susurro amistoso recorrió su oreja. El inocente hermano pequeño se sintió aliviado por eso y soltó la tensión que había estado acumulando todo el tiempo dentro de su estómago. Pero igual no pudo dar una respuesta adecuada a la pregunta. Era un hyung dulce y maravilloso, y por eso mismo era frustrante que no pudiera entender por qué estaba tan asustado con lo que ocurría en el momento. No podía descifrar lo que decía su corazón.

"Lo que me pasa ¿No es esto extraño?"

"Es natural. Todo el mundo sufre de eso".

"Pero mi hermano... Cuando me abrazas y me acaricias, cada vez que haces eso sigo goteando ¿Cómo voy a saber si está realmente bien?"

"¿Cómo puedo hacer que Heeseo crea en su hermano?" El hermano mayor apoyó la cabeza en el hombro de Heeseo y pensó seriamente en esto. "¿Quieres ir con el doctor de nuevo?"

"Estaría bien si miraras."

"¿Dónde?"

"En la parte que sigue mojándose".

"..."

Hee-seo se quitó los pantalones del pijama, los calzoncillos y abrió de inmediato las piernas para su hermano. Había recordado vívidamente el latido de su corazón en el momento en que esperaba con los muslos bien abiertos para que Gyeom pudiera mirar por primera vez hacia un lugar que ni siquiera quería decirle a los demás que existía. Su rostro se calentó rápidamente y empeoró cuando la pierna de su hermano quedó atrapada en su entrepierna.

"Ahora me siento nervioso."

"¿Estás avergonzado?"

Hee-seo asintió con la cabeza. Era vergonzoso ver a su hermano desde esa posición pero no tenía la confianza suficiente como para explicarle todo eso de una buena manera. Simplemente continuaba teniendo pensamientos extraños e imaginaciones que ocasionaban que su cara estuviera infinitamente roja. Su hermano se rió, tal vez sin saber como se sentía.

"¿Qué pasa si te pido que me digas todo lo que sientes?"

"Voy a avergonzarme todavía más..."

"Entonces, ¿Puedo tocarte para estar más seguro?"

"¿No sabes lo que tengo solo viendo?"

"Me gustaría apoyarme de los dedos."

¿Qué tenía que hacer? ¿Realmente lo tocaría su hermano? ¿Podía saber que pasaba con él, tocando? Hee-seo dudó sobre que debería responder mientras era todavía sostenido por su hermano mayor. Obviamente, se avergonzaba de decir que con solo imaginar que Gyeom lo tocara, ya se estaba emocionado hasta el punto de temblar. Incluso se avergonzaba de admitir que siempre era así cuando estaba a su lado.
Creció con un temperamento demasiado ingenuo debido a la sobreprotección de su hermano, pero al menos tenía la percepción de que no debía permitirle tocar sus genitales tan imprudentemente. Entendía lo que significaba y hasta donde podían llegar. Heeseo luchó entre el impulso de darle algo a su hermano mayor y su vago sentido común que gritaba que no era algo que deberían de hacer tan como si nada. Y cuando más lo hacía, más hervía por debajo. Estaba seguro de que esta extraña congestión podía aliviarse de inmediato si su hermano mayor tanteaba los huecos donde el calor y la humedad se acumulaban.

Heeseo abrió la boca y luego la cerró.  En lugar de la voz tensa de siempre, terminó por decir que sí con un movimiento de su cabeza.

"Eres fabuloso, mi lindo hermanito".

Hee-gyeom le dio un beso en el cabello que le olía a champú, y luego deslizó lentamente la mano que le acariciaba el estómago, un poco para abajo... Sus manos fluyeron lentamente dentro de sus calzoncillos sin apresurarse, cuidando en todo momento que su hermanito menor no se pusiera nervioso. Su piel suave y flexible se endureció ante la tensión y luego escucho que las fosas nasales del niño comenzaron a sonar por la falta de oxígeno.
Hee-seo era tan adorable que la tensión sexual comenzó a ser insoportable para él. Quería dejar una marca dondequiera que sus labios se tocaran, quería morderlo y comerlo tal y como estaba. Sin embargo, dado que su hermanito menor era ingenuo y muy, muy tímido, antes que nada debía dejarle la impresión de que entregar su cuerpo a su hermano mayor era un acto agradable. Algo para mostrar sus sentimientos.

Lentamente, sus manos recorrieron el pene debajo de una ingle cubierta de pelo. Cuando rodeó con la mano a su hermano menor, que daba vueltas y vueltas como si se sintiera incómodo, el sonido de su respiración se detuvo e inmediatamente pensó que estaba a punto de perder la calma. Si lo frotaba con fuerza, escuchaba un chirrido. Era como un gatito que se ponía arisco cuando le tomaban de la cola.

"Ah... Ah, hermano..."

"Woo Hee Seo ¿Por qué tu pene está duro?"

"¡Ah! No lo sé..."

Por primera vez en su vida, su hermano menor estaba retorciendo todo su cuerpo mientras chillaba. Y cuanto más sentía la emoción de su hermano, menos Hee-gyeom podía soportarlo. Un pequeño niño pequeño, que había dicho que le gustaba su hermano, no solo con la boca sino con todo su cuerpo, era precioso cuando se derretía contra la cama. Tal vez porque había sido criado pasivamente en un ambiente cerrado, incluso su sexualidad estaba dirigida hacia la única persona en la que podía confiar. Tal vez prefería a hombres con una gran diferencia de edad o quizá era mera curiosidad. Sin embargo, las preocupaciones que debería tener como hermano mayor estaban bloqueadas por su apego a controlar incluso los deseos más secretos del niño. Quería masticar y tragar todos los deseos que tuviera así que, Hee-gyeom, pareció no tener más remedio que admitir dócilmente la lujuria anormal que tenía por su propia sangre. Había una sed ciega dentro de él que no le dejaba sentir ningún remordimiento.

Hee-gyeom abrazó profundamente a su atrevido hermano pequeño y movió sus manos hacia arriba y para abajo otra vez. Su pene sin circuncidar, era claramente hermoso. Pero tal vez porque tenía genitales femeninos, los masculinos no habían crecido bien.

Hee-gyeom continuó con sus cariñosas caricias mientras cerraba los ojos y besaba a un hermano menor que parecía no parar de luchar:

"Ah, ah... Deja de tocar. Está sucio..."

"¿Qué está sucio?"

"Mi pene... Es para hacer pipí."

"Entonces, ¿Por qué no lo hago lento para que veas que todo es normal?"

Hee-seo rápidamente asintió con la cabeza. Hee-gyeom no pudo ocultar su sonrisa y, haciendo cosquillas cerca de su ombligo, el hermano mayor dijo muy amablemente: "Pero tienes que abrir las piernas para que pueda tocarte bien, bebé".

Sus muslos, que se habían encogido por la tensión, se abrieron lentamente ante su orden. El sonido del agua fluyó superficialmente cuando las piernas se separaron para que pudiera ver los espesos hilos de moco que estaban colgando de sus labios. Hee-seo estaba demasiado excitado como para notar con atención el motivo de sus caricias.

"Yo..."

"Tranquilo."

Hee-gyeom movió su mano hacia el interior del muslo de su hermano.  Debajo de los diminutos testículos, del tamaño de una nuez, tocó un pequeño órgano femenino que estaba completamente lubricado para ese momento. Sus labios mayores, que no tenían pelo, eran regordetes e hinchados así que no dudó en poner un dedo allí para comenzar a frotar. La humedad goteaba sobre las yemas de los dedos que subieron a lo largo de las curvas de la abertura vaginal y también, sintió un pequeño bultito que parecía ser más pequeño que las uñas de sus dedos meñiques. A Hee-gyeom le sorprendió que un clítoris tan bien formado estuviera escondido entre las piernas de su hermano y bajo un pene real.

"¿Mi cuerpo está bien?" Heeseo pareció querer que su hermano terminara la prueba rápidamente. "Me siento tan extraño..."

"No lo sé todavía ".

"¿No?"

"Creo que necesito tocarte más para saberlo, Heeseo".

"..."

"¿No quieres?"

"No me desagrada, pero..."

"¿Entonces puedo hacerlo?"

A Hee-seo le gustó, así que realmente no sabía qué decirle. El niño, quien torció su cuerpo ante el movimiento natural de su antebrazo entre sus piernas, finalmente asintió con la cabeza y dijo:

"Bueno, pero..."

"¿Tienes miedo?"

"No, no da miedo... Estoy avergonzado."

"Entiendo. Creo que me siento igual."

Unos dedos largos y suaves comenzaron a moverse entre sus piernas. Extrañamente, a pesar de que era una mano que lo tocaba todos los días, pareció ser inusualmente grande en ese momento. Heeseo luchó contra su vergüenza y terminó por cerrar los ojos. Su cuerpo seguía temblando y el cosquilleo de su estómago estaba subiendo cada vez más.
El hermano mayor estaba frotando suavemente su hendidura con uno de sus dedos. Aunque había estado acariciando solo la superficie la primera vez, se deslizó dentro del moco y fluyó a la perfección a través de sus grietas húmedas. Cuando tocó cierta área, el niño se encogió tanto que pareció como si Gyeom tampoco lo pudiera soportar.

Pensando que su hermano lo estaba sintiendo todo, sus mejillas ardieron hasta estar a punto de explotar: "Hermano, sigue... Sigue saliendo moco".

"¿Sí?"

"Sí. Lo estoy sintiendo. Si la manta se moja, ah... Yo no quiero...."

"Si. Tendré que detenerlo de inmediato para que no se moje".

Su dedo, el que solo había frotado suavemente, se deslizó repentinamente hacia adentro. Hee-seo se sobresaltó en un segundo y se puso rígido sin darse cuenta. No pasó mucho tiempo antes de pensar que si había un agujero entre sus piernas que permitía que la sangre fluyera, entonces eso también significaba que podía poner algo a través de él. El calor se elevó en su cuerpo y se sintió como si todos sus sentidos estuvieran concentrados en un solo lugar. Hee-gyeom empujó suavemente sus dedos hacia adentro mientras sostenía a su sorprendido hermanito menor. Moviéndose como sumergiendo su dedo en un manantial lleno de agua caliente.

"Hermano, ah, hermano... Esto es raro. Se siente raro."

"¿Te lastimo?"

"No lo haces pero.... ¡Aah!"

El sonido del moco fluyó entre sus piernas hasta llegar a sus oídos. Cuando estaba con su hermano mayor, a menudo sentía que estaba muy resbaladizo entre sus piernas. Pero así como era la primera vez en todo este tiempo que se mojaba de una manera tan extrema, también le resultaba anormal sentir el calor que subía sobre la tierna piel de su ingle.
Cada vez que lo tocaba, la sensación de cosquilleo se extendía por todos lados, no solo en su pecho sino también en la parte inferior de su abdomen y en los muslos que su hermano estaba tocando sin parar. Hee-gyeom besó el lóbulo de su oreja y le tocó los genitales como si estuviera intentando apaciguar un dolor. Sus dedos entraron profundamente en su abertura vaginal: "¡Ah!" Y de repente, su espalda tembló muy intensamente. Era como si hubiera caído un rayo dentro de él.

"¡Ahhh!"

Se quedó sin aliento y luego gritó de nuevo. La cintura de Hee-seo, que había estado empujando la colcha con fuerza hacia afuera al mismo tiempo en que movía los dedos de sus pies, saltó para adelante sin que lo pudiera evitar. Aunque era su cuerpo, no podía manejarlo como quería y aunque no era aterrador, igual comenzó a llenarse de un montón de lágrimitas salvajes.

Heeseo sintió que su pene se levantaba y que sus testículos estaban calientes.

Cada vez que metía sus dedos había un sonido de salpicadura, como si su interior estuviera lleno de agua. Y era igual a si tuviera un interruptor en alguna parte porque en el instante mismo en que lo tocaba, sus ojos se volvían blancos y un escalofrío golpeaba su estómago desde todas direcciones hasta llegar al centro. Heeseo le gritó a su hermano: "¡Hermano! ¡Hermano!"

"Todo está bien, Hee-seo. Tu hermano está aquí."

"Ah, ah, ah, ah... ¡Ah!"

Cuando la voz del gentil hermano resonó en sus oídos, Hee-seo alcanzó el primer clímax.

Atrapado en los brazos de su hermano, su cuerpo convulsionó y se quejó con el resplandor del orgasmo. Cuando sacó el dedo que le había metido, el moco y el agua que se había acumulado en su interior, fluyeron a través del pequeño espacio hasta hacer que Hee-gyeom cerrara los ojos con fuerza y ​​besara las esquinas del rostro desencajado de su hermanito como para decirle que lo había hecho maravillosamente bien. Y mientras llevaba a su hermano menor al clímax, el pene atrapado en su ropa interior comenzaba a ponerse tan erecto como para poder insertarlo de inmediato dentro de él.

Sin saber nada, el hermano menor frotó su trasero en la mano de su hermano mientras lloraba:

"Hermano, hermano ¿Me estoy orinando?"

"No, pero es verdad que nuestro Heeseo tiene mucha agua guardada. Mis manos también están mojadas".

"¿Es orina?"

Hee-gyeom se echó a reír antes de limpiarle las lágrimas con los labios. El afecto incondicional por su hermano menor se elevó hasta las alturas. Y eso mismo hacía que quisiera consolarlo todavía más.

"No, shhh. Tranquilo, bebé. No es orina ¿Estás muy asustado?"

"No…"

"Entonces, ¿Estás llorando porque te sientes mal?"

Hee-seo negó suavemente con la cabeza. Al principio, no estaba familiarizado con la sensación de hormigueo en su estómago o la sensación de un calor que iba en aumento, pero ahora sabía que este no era un mal sentimiento. En realidad, cuando su hermano lo frotó y lo presionó, finalmente alivió la extraña sensación y lo volvió en alguien tan feliz que incluso sintió una nueva vergüenza.

Hee-gyeom frotó suavemente el pequeño bulto con sus dedos empapados en el jugo de su hermano. 

"Dime, Hee-seo."

"No sabía que sentir al principio pero, fue mejorando cada vez más y... Llegó un momento en que quería que mi hermano siguiera tocándome."

"Eres tan honesto".

Hee-gyeom sonrió como si el niño fuera demasiado lindo. Mientras tanto, Heeseo agitó y giró las caderas, sintiendo el agua goteando por sus nalgas hasta caer en el colchón. Gyeom frunció el ceño porque, cuando hacía eso, su propio cuerpo parecía comenzar a estimularse por su cuenta.

"Ah... ¿Sabes qué es lo que ocurre con tu cuerpo? Cuando te sientes bien, tu vagina se moja. Es algo que ocurre de manera natural".

"¿Por qué?"

Hee-gyeom no tenía una respuesta sensata para una pregunta tan inocente. Incluso se preguntó si tal vez este pequeño y peculiar hermano pequeño lo sabía todo y solo lo estaba poniendo a prueba. Era la excusa típica de un adulto travieso que quería jugar con la lujuria del momento.

"Te diré después."

"¿Entonces no soy extraño?"

"Sí. No eres para nada extraño".

"De acuerdo."

Su hermano mayor estaba hablando seriamente, pero todavía lo estaba tocando entre las piernas. Fue un sentimiento extraño. La parte que se había vuelto blanda pareció hormigueaer bajó los dedos de su hermano y los sentimientos erógenos que se habían extinguido al llegar al clímax, volvieron a acumularse de nuevo en todas partes de su piel. Era terrible y sorprendente que hubiera un lugar en su cuerpo que se sintiera tan bien con tan solo tocar.

"¿Qué pasa?"

"Tengo otra vez... Ese sentimiento de cosquillas."

"¿Te toco de nuevo?"

"Sí... No tiene que ser demasiado. Solo, una vez más."

Hee-gyeom pareció no poder contener la risa, porque amaba a su hermano menor cuando parecía tan romántico, pegajoso e ignorante. Abrazó al niño, le mordió el sonrojado lóbulo de su oreja y susurró como un hermano mayor sumamente dulce y generoso: "Entonces, hagámoslo una vez más. Después nos bañaremos."

El segundo clímax del hermano menor ocurrió cara a cara con Gyeom. El hermano mayor movió su mano mientras miraba sus adorables ojos completamente fijos en él. Lo acarició y presionó suavemente la protuberancia del tamaño de una canica con el dedo que ya estaba lo suficientemente mojado con sus secreciones. Un destello de calor llenó su cuello y sus pestañas húmedas comenzaron a moverse un montón de veces.

"Ah, ah..."

Heeseo ni siquiera sabía que algo como esto podía ser posible, ni que un lugar del que nunca había sido realmente consciente podía aumentar tanto de tamaño o provocarle calor. Era como si todos sus nervios estuvieran concentrados en la parte baja de su cuerpo así que solo podía sentir su mano y el lugar que estaba tocando con tanta atención. Existía una sensación de ardor que no se podía aliviar fácilmente. El agua seguía saliendo de su vagina y cada vez que retiraba los dedos, hacía un sonido de verdad vergonzoso y un tanto aterrador. Hee-seo apenas y podía tolerar que su cintura se levantara sola.

"Ah, hermano... ¿Por qué no mejora como antes? ¿Por qué no me siento mejor?"

Lo había tocado justo como al inicio, pero no estaba llegando al clímax. El pequeño hermanito estaba desesperado y realmente pareció no saber qué hacer con tanto calor. Heeseo terminó por aferrarse al pecho de Gyeom mientras lloraba:

"Hermano".

"Aquí estoy."

"No lo soporto, ayúdame. Ayúdame como hace un momento."

El hermano pequeño e ignorante, pareció ya no tener nada de que avergonzarse para ese momento. Hee-gyeom estaba preocupado por su hermano menor, que se comportaba justo como lo sentía. Si era tan ingenuo, lo devorarían rápidamente donde sea que se encontrara por lo que era evidente que no tenía más remedio que hacerlo vivir entre sus brazos eternamente.
Hee-gyeom besó a su hermano menor, que estaba empapado en lágrimas, y luego lo miró con unos ojos increíblemente centelleantes.

"¿Hubiera sido mejor hacerlo más lento?"

"No... Me gusta mucho así."

"Bueno, pero no llores. Abre las piernas para que hyung pueda darte algo mucho mejor".

Los muslos se le aflojaron. Hee-seo, que no sabía qué hacer más que buscar ayuda, miró a su hermano mayor todavía con un montón de lágrimas fluyendo por su cara.

Hee-gyeom le estaba sonriendo muy dulcemente mientras le bajaba un poquito más los calzoncillos y los pantalones. Casi hasta llegar a sus tobillos. Hee-gyeom deslizó su mano hacia abajo, como quería su hermanito. Y entonces la pequeña vagina del niño comenzó a empaparse y a hacer un sonido impresionante de chapoteo.

"¡Uuumm!"

El hermano menor entrecerró los ojos y comenzó a gemir. Hee-gyeom, que estaba frotando la pared interior con el dedo medio, insertó ahora su índice para darle una larga y muy extensa caricia. Estaba emocionado de que sostuviera sus dos dedos sin mayor dificultad.

"Hermano, ah... Es demasiado. Creo que estoy lleno..."

"Está bien, bebé. Estuviste de maravilla".

"Ah, hermano ¿Lo hice bien?"

"Encajaría algo más grande que esto en ti, pero mi hermano pequeño todavía necesita acostumbrarse."

"Ah, ah..."

Hee-gyeom no se movió mientras lo masajeaba por dentro, esperando a que su hermano menor se acostumbrara lo suficiente como para que dejara de sufrir. Era una imagen encantadora. Y después de esperar pacientemente, el hermano menor abrió los ojos que había cerrado y miró a Hee-gyeom como si le dijera que ya estaba listo:

"¿Estás bien?"

"Sí. Ah, hermano... Muévete."

Hee-gyeom obedeció y movió sus manos lentamente para no llegar a sorprenderlo. La pared interior se apretó con fuerza y ​​se hizo nuevamente ese sonido de chapoteo de la vez anterior. Cuanto más se movía para adelante y para atrás, más dulces eran los sollozos de su hermano y más fuerte comenzaba a gritar. Y cada vez que Hee-gyeom encontraba la manera de estimular sexualmente al niño, más pareció llenarse de nuevas y más fuertes emociones. Se había sorprendido de que todo ese asunto del agujero en la entrepierna de su hermano menor fuera real y al mismo tiempo, imaginaba muy claramente como sería el empujar su pene dentro de esa vagina tan cálida y suave por toda una noche. Era una imaginación que no debería de haber tenido nunca y un deseo que no tendría que haber sacado a la luz. Quería abrazar a su hermano pequeño, quería amarlo y codiciarlo tanto como lo hacían ahora sus dedos entre sus genitales.

"Ah, ah, ah, ah..."

El sonido de su mucosidad vaginal comenzó a ser más fuerte. El hermano menor, ahora concentrado en el placer que estaba sintiendo por primera vez en su vida, se había puesto tan rojo como una fruta madura. Abrió los ojos, los entrecerró, separó los labios y dejó escapar un sonido suave desde el fondo de su estómago. Hee-gyeom besó la mejilla de su hermano, resistiendo la tentación de enrollar su lengua roja y suave con la suya, chuparlo y consolarlo como si fuera un amante de verdad. Luego, llevó al máximo aquella sensación erógena al frotar en el lugar que sabía era el favorito de su hermano menor. 

El sonido del chapoteo era más fuerte que los sollozos de su hermano. Sus piernas, que se habían extendido hace un momento, se crisparon y se encogieron otra vez:

"Ay, ah... Hermano. Hermano, se siente muy bien."

"Hee-seo. ¿Crees que cuanto más grande sea lo que tienes en tu interior la sensación sea mejor?"

"¡Sí! Ah... Definitivamente es mejor cuando es más grande."

El lindo hermanito menor ni siquiera sabía sobre los pensamientos de su hermano o sobre las ideas obscenas que tenía en la cabeza. Simplemente le gustaba el hyung que sonreía hermosamente para él cada vez que respondía a sus preguntas. Hee-seo envolvió sus brazos alrededor de los hombros de su hermano y enterró su rostro contra su pecho. Los cuerpos de Hee-gyeom y Hee-seo estaban enredados en un lío pegajoso y húmedo. Los genitales de Hee-seo se frotaron contra sus muslos regordetes mientras se acercaba el clímax y luego, solo pareció exhalar como si le estuviera costando la vida entera. Un destello de pasión comenzó a brotar de los ojos de Gyeom y, paradójicamente, la razón por la que pareció no sucumbir a sus deseos era porque en definitiva no deseaba hacerle sentir mal.

"Ah... ¡Ah! Creo que... Creo que voy... ¡Ah, por Dios!"

El tercer clímax de su hermano menor fue largo e intenso. En el pico de sus sollozos, su cintura se agitó y sus muslos abiertos temblaron con bastante fuerza. Hee-gyeom sacó un dedo de su vagina y dejó que cada una de sus secreciones goteara casi hasta anegar el suelo.

"Um, um... Ah."

Hee-gyeom abrazó tiernamente a su hermanito menor, que lo veía incluso aunque tenía los ojos empapados y nublados. Y a pesar de que la parte inferior de su cuerpo todavía estaba llena de una evidente emoción, no dudó en fingir que nunca había tenido un deseo inmoral por el niño. Acarició a su hermano menor y le quitó los pantalones y los calzoncillos hasta dejarlo bien desnudo. Luego, le susurró en voz baja, como lo haría con un bebé que estaba a punto de dormir:

"Necesito lavarte ¿De acuerdo? ¿Recuerdas que prometimos que lo haríamos?"

"Sí…"

"Si es difícil, puedes abrazarte de mi."

Hee-gyeom abrió los brazos, tomó a su hermano menor contra su pecho y se dirigió al baño en un instante. Al sentarlo en la bañera, comenzaron a destacar sus pálidos pezones que se habían levantado debido a la excitación sobre su cuerpo blanco y también un pequeño pene rojo y suave que estaba lleno de algo que seguramente era semen. Todavía no podía salir del resplandor del clímax y mientras tomaba una respiración profunda, su rostro se llenó de amor mientras miraba únicamente a su hermano.

A Hee-gyeom le resultó más difícil de soportar ahora que cuando abrió el cuerpo del niño con ambas manos. Su rostro juvenil, todavía excitado, le hizo cosquillas en la raíz del estómago hasta despertar un deseo que todavía estaba clavado justo allí.

Hee-gyeom, ignorando sus impulsos, fue al fregadero y se lavó las manos empapadas en el líquido de su hermano menor. El niño, que notó lo que estaba haciendo, miró hacia abajo con un nuevo toque de vergüenza dentro de él.

"Lávate bien. Te espero afuera."

"¿Y tú?"

"Dijiste que te daba vergüenza ¿O crees poder hacerlo conmigo aquí?"

Hee-seo rápidamente negó con la cabeza. Luego, cerró rápidamente sus piernas y miró solo las partes que salían del agua.

Hee-gyeom abrió el grifo del agua para ajustar la temperatura y le dijo que ya podía entrar. Luego sostuvo el cabezal de la ducha con ambas manos y lo llevó hasta empapar con él el cabello de su hermanito. Besó su frente hasta que la cara de Hee-seo se puso bien roja:

"¿Puedes hacerte cargo?"

"Sí."

"Perfecto."


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