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Cosecha de cerezas, tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Para Gyeom, su hermano menor seguía siendo ese pequeño bebé que envolvió fuertemente su dedo índice con una mano pequeña cuando se lo mostró la enfermera del hospital. Cuando la cabeza del niño apenas y le tocaba la cintura, ambos sufrieron una perdida que pareció terriblemente traumante. Hee-gyeom, quien miró con tristeza como sus ojos inocentes estaban llenos de lágrimas, como un ternero a punto de morir, todavía no tenía bien claro lo que se suponía que debería hacer para su futuro. Aún era un estudiante en ese momento y era difícil tener que pensar en como hacer que su hermanito pudiera tener una buena vida, incluso sin importar que eso significara no tener tiempo para si mismo. El enorme legado que dejaron sus padres no fue una barrera de protección, sino una enorme amenaza. El mundo entero pareció no quererles darle el tiempo necesario para llorar porque, en medio de leyes y documentos desconocidos, Hee-gyeom y Hee-seo se ocuparon lo suficiente como para terminar completamente secos de lágrimas. A veces, tener a su hermano menor a su cargo era como una carga y, en ocasiones, siendo tan mimado como de costumbre, terminaba por ser irónicamente reconfortante.

"Hermano, ¿Vas a dormir ya?"

"No, dormiré más tarde".

"¿No podemos acostarnos juntos?"

El hermano menor, que sufrió la pérdida de sus padres, mostró signos poderosos de ansiedad por separación. No quería alejarse de su lado ni por un momento así que, dondequiera que iba, agarraba las yemas de los dedos de su hermano y lo seguía como si fuera un pequeño perrito. Después de enterarse de que Gyeom solo lo ponía a dormir para desaparecer nuevamente en su oficina, utilizó un montón de palabrotas para decirle que entonces definitivamente ya no iba a acostarse jamás, que era mentiroso y que ya no iba a confiar más en él. Luego, como todo un chantajista profesional, lograba ser abrazado por su hermano para meterse en la cama.

"Vamos juntos a la escuela, después al trabajo y luego venimos a comer. Estamos juntos todo el tiempo, es suficiente. Deja de ser terco y vete a dormir."

La rutina de Hee-gyeom era levantarse de su asiento para dormir a su hermano menor, cubrirlo con la manta que le había hecho su mamá y palmear su espaldita hasta que se durmiera. Un día sin eso no lo iba a matar.

"¡No! ¡Quiero dormir contigo!"

"Luego."

"No puedo estar sin ti a mi lado".

"Heeseo..."

"¡No quiero!"

"... De acuerdo. Iré pronto, ¿Está bien?"

"¿Es en serio? ¡No puedes mentir!"

Su hermano menor tenía una pronunciación muy torpe en ese momento. Sus párpados revolotearon hacia abajo y el sonido de un aliento entrecortado se filtró por entre sus labios hasta parecer algo así como un zumbido. Incluso después de poner a dormir al niño, Hee-gyeom se quedaba a su lado y lo miraba a la cara durante mucho tiempo. Sentía una infinita pena por él, que había perdido a sus padres a una edad tan temprana y en un accidente así de "explícito". Pero aunque el hermano menor, que solo lo seguía para arriba y para abajo sin parar, era molesto la mayor parte del tiempo, también era lindo y encantador y en cierto sentido, podía decir que se trataba del legado más precioso que le habían dejado sus padres. Fue una responsabilidad que se sintió pesada, pero que al mismo tiempo le hacía olvidar los momentos más difíciles. Es decir, incluso cuando quería rendirse, recordaba a su hermano menor parado a sus espaldas y esperando a que le diera la mano. Era el único que quedaba en su vida. La única personas de la que podía depender en el mundo.

¿En dónde se estropeó este amor? ¿Cómo es que sus sentimientos se distorsionaron hasta volverse en deseo? Hee-gyeom, que había estado recordando los últimos meses, dejó de buscar un cigarrillo y simplemente cerró el pequeño paquetito que tenía entre las manos. No pasó mucho tiempo antes de que decidiera dejarlos, por el bien de su hermano menor. Tiró todos los ceniceros y cartones de cigarros que había dejado en la terraza, llenó sus pulmones vacíos con aire frío y exhaló muy lentamente.

Cuando regresó a su habitación, se encontró con que su hermano aún estaba durmiendo. El sonido de su respiración era cosquilleante y, mientras miraba el rostro pacífico de su querido niño, que se quejaba y bostezaba algunas veces, una sonrisa brillante apareció de pronto en los labios de Hee-gyeom. La pereza de Heeseo, que se podía quedar dormido para siempre si no lo despertaba, era particularmente linda. Frotó sus mejillas con las yemas de los dedos y trató de tocar un poquito sus labios. No pudo resistir el impulso sin escrúpulos por besarlo justo como lo había hecho la noche anterior así que, cuando juntó su boca con la suya, sonó un gemido que se escuchó particularmente alto. Deseaba más. Mucho más de lo que había obtenido la última vez que estuvo a su lado. Gyeom tomó mucha de su valentía, metió la mano en su pijama y acarició suavemente cada parte de su pecho. Su pequeño pezoncito, atrapado en la palma de su mano, era tan adorable como lo era cada parte de él. Y lo fue mucho más cuando mordió y chupó una y otra vez como si fuera un caramelo. Quería ocasionar la presión y el dolor suficiente para que su hermano dormido se despertara. Y para su fortuna, pronto sus pequeños ojos cerrados comenzaron a parpadear.

"Hermano..."

"Sí, aquí estoy."

"Me quedé dormido..."

Una voz llena de somnolencia comenzó a salir de entre sus labios. Mientras estaba durmiendo, la sensación erógena que le había provocado su hermano mayor se había encendido hasta las alturas así que Heeseo no tuvo más remedio que torcer su cintura sin saber si hacer esto o aquello o simplemente, tragarse esa sensación de placer que le hacía cosquillas en el pecho. Respiraron profundamente, se besaron, separaron los labios por un momento y luego volvieron a hacer todo eso otra vez. Era evidente que iba a comenzar a sentir calor entre sus piernas.

"Umm... Ah."

El hermano menor, que no sabía manejar la excitación, trató de evitarlo a como diera lugar. Su cara estaba completamente roja, estaba jadeando con fuerza y había comenzando a mojarse sin darse cuenta. Cuando le frotó el labio inferior con el pulgar, su mirada se alejó tanto de la suya que no pudo evitar sonreir con ganas. Amaba demasiado al niño que pareció no poder acostumbrarse al placer, por mucho que ya lo hubiera experimentado antes.

"¿No te gusta?"

Podía ver claramente cada parte de su cuerpo y era gracioso que él pareciera pensar que si bajaba la barbilla y cerraba los párpados podría simplemente... Desaparecer. Hee-gyeom bajó lentamente la mano de su hermano cuando comenzó a cubrirse la cara, le dejó tomar aliento y lo tranquilizó tan perfectamente como pudo. Su cuerpo acababa de despertarse de una buena noche de sueño así que estaba cálido, suave, pero rígido por la tensión que le había hecho sentir. Hee-gyeom retiró un poco la manta y preguntó:

"¿Qué ocurre?"

"Mi pecho, lo estabas tocando así que... Siento muchas cosquillas".

"Hee-seo, ¿Te hice cosquillas en los pezones?"

"Sí, tengo bastantes..."

Cuando hizo rodar su pezón con las yemas de los dedos, emitió un gemido que se escuchó un tanto aterrador. Hee-gyeom le arremangó el pijama hasta el pecho y le frotó la piel que estaba abultándose en los lados. Sus pezones se levantaron hasta mostrarle un bello color rosado.

"¿Qué estás haciendo?"

"Quería verte un poco mejor, porque eres hermoso Heeseo".

"..."

"¿Se lo enseñas a tu hyung, bebé?"

Heeseo, cuyo rostro estaba sonrojado, dijo que con un pequeño movimiento de su cabeza y luego volvió a subirse el dobladillo de la bata para revelar una areola hermosamente hinchada. El color era tierno y la textura bastante fina, por lo que la envolvió alrededor de su mano como para comenzar a jugar con él:

"Mi hermanito es precioso de verdad".

"... Cuando hayas visto todo mi cuerpo, ¿Puedo bajar de nuevo mi ropa?"

"¿Te hago sentir muy incómodo?"

"Como mi hermano sigue actuando así, es algo embarazoso."

"¿No te gusta?"

"Me gusta..."

Si había un momento en el que su pequeño hermano parlanchín estuviera particularmente callado, era durante el contacto sexual. Como para intentar que se relajara, Hee-gyeom lo besó con más ternura que antes. Superponiendo sus labios lentamente para que el hermano menor, que apenas estaba acostumbrándose a besar, pudiera seguirlo incluso si era muy torpe.
El niño cerró los ojos con fuerza y ​​se permitió mezclar la punta de su lengua con la del hermano mayor. La mano, que se había acomodado en la parte superior de su pecho, se encogió de pronto y luego Hee-gyeom terminó el momento dejando un suave besito en su barbilla.

Heeseo, que se había relajado considerablemente mientras era besado por el hombre que tanto le gustaba, parpadeó con los ojos humedecidos y la boca bien abierta. Después del primer beso, incluso después de cada día de besos, pareció como si su reacción siempre fuera la misma dulce y derretida de costumbre. Hee-gyeom bajó la cabeza y le mordió levemente el labio inferior:

"¿Se siente bien cuando te beso?"

"Sí... Muchísimo."

"¿Puedo probar hacer lo mismo con tu pecho? Tengo curiosidad de como va a sentirse"

"... Hazlo. Puedes hacerlo ".

Cuando lo besó en la frente, el buen hermano menor se arremangó un poco más la pijama para que a su hermano mayor le resultara un poco más fácil tocarlo. Sus pechos pálidos quedaron bien expuestos así que Hee-gyeom solo tuvo que sostenerlo con ambos brazos, colocarlo en su regazo y enterrar la cara en su suave abdomen. Era una piel suave que parecía hecha de leche. Infinitamente hermosa. Hee-seo soltó una pequeña pero rugiente risa, probablemente porque le había hecho cosquillas el toque del aliento de su hermano mayor.

"Hace cosquillas..."

Hee-gyeom, que estaba casi completamente hipnotizado con el olor corporal de su hermano menor, besó una areola antes de pasar con la otra. Le lamió el pecho y comenzó a morderlo únicamente con los labios antes de hacerlo con todo el ancho de su lengua. La sonrisa de su hermano se detuvo de repente.

"¡Aaah!"

El cuerpo de Heeseo, que estaba sentado tranquilamente en su regazo, saltó. El niño no sabía qué hacer o cómo acomodarse porque se sentía exactamente como el día en que Gyeom había decidido meter los dedos justo dentro de él. Por supuesto, aunque ahora no le estaba haciendo nada de eso, Hee-seo no podía evitar sentir como si ambos escenarios fueran completamente iguales.

"Dijiste besos... Ah, era una mentira".

"Te estoy besando".

"No, ah... Solo estás actuando como un bebé. Estás chupando como loco."

"Pero descubrí que a Hee-seo también le gusta mucho chuparme la lengua mientras me besa. ¿No es verdad? Es lo mismo."

"¡No! Eso y esto es diferente. Ah, ¡Tu lengua me está haciendo cosquillas!"

Hee-gyeom le mordió suavemente el pezón que le había chupado segundos atrás así que el silbido de su respiración se hizo considerablemente más fuerte. Le gustaba mucho molestar los pezones que se le habían endurecido, enrollarlos con la lengua y succionarlos como si realmente fuera un bebé. En lugar de sostener su pijama con ambas manos, Heeseo abrazó la cabeza de Hee-gyeom y le sacó el pecho como si pidiera por más. El dobladillo holgado de su ropa cubría la cabeza del mayor así que, para cualquiera que lo viera, era evidente que parecería una escena muy lujuriosa de algún vídeo de porno.

"Hermano, ay hermano. Muérdeme más... ¡Muérdeme!"

A petición de su hermano menor, Hee-gyeom mordió su pezón y lo tiró un poco más hacia su lado. Y mientras una mano sostenía firmemente su cintura y tocaba su entrepierna, la punta de los dedos de la otra recorría su espalda hasta sacarle un gemido muy parecido a un chillido de dolor:

"¡Oh, por Dios! Se siente... ¡Ah!"

En lugar de una respuesta, llegaron palabras extrañas. No podía soportar la sensación erógena que le hacía cosquillas en los pezones erizados y en el área de su pene así que, incluso aunque el hermano mayor lo chupó y tocó tanto como pudo, la excitación no culminó, sino que lo hizo sentir muchísimo más loco. Fue extraño y desesperante porque cuanto más lo tocaba, más le hacía cosquillas y más deseaba de su estimulación. Su espalda se balanceó incontrolablemente y su cuerpo se retorció y giró:

"Ah, ah, ah..."

Su hermano mayor lo acarició detalladamente para poder hacerle sentir bien por todos lados. En particular, el lugar que Heeseo estaba sintiendo insoportable era el pene que tenía atrapado en sus pantalones de pijama. El hermano mayor, notándolo, agarró su pilar endurecido y acarició su sensible punta con el pulgar y el índice. Pero aún así, a primera vista era evidente que Heeseo sentía que le faltaba algo. ¡Era una sensación similar a la del momento en que soñó que su hermano lo tocaba tanto como para hacerle querer orinar! Cuanto más lo tocaba, más se daba cuenta de que algo estaba a punto de filtrarse de dentro de él. No sabía si saldría orina o semen cuando lo soltara así que Hee-seo tenía demasiado miedo.

"Oye, espera. Espera por favor. Detente, hermano".

Heeseo se estremeció y le dio una buena palmada en el hombro a su hermano mayor. Hee Gyeom levantó la cabeza para poderlo inspeccionar. Si lloraba, estaba seguro de que su hyung prometería no volver a hacerlo jamás porque lo último que deseaba era lastimarlo, pero ese fue solo un pensamiento sin sentido. Rápidamente, palabras que se habrían mantenido en secreto en otras circunstancias, salieron a raudales como si fueran un gruñido:

"Quiero que tengamos sexo, hyung."

"¿Pero?"

"Siento que... Necesito un tiempo fuera."

En el momento en que exhaló, las mejillas de Heeseo se pusieron terriblemente rojas. Y cuando Hee-gyeom sonrió, su rostro ya enrojecido se calentó como si estuviera a punto de explotar.

"¿Descansamos un momento, bebé?"

"¡No te burles de mí!"

"¿Quién se está burlando de ti? Tranquilo".

Hee-gyeom realmente había perdido el deseo de burlarse de él después de todo lo que había ocurrido entre los dos. Es decir, su hermanito a veces se parecía más a un niño de lo que pensaba. Y era evidente en su falta de "carácter" y en el vocabulario tan pobre que utilizaba frecuentemente, que no podía llegar hasta el final sin ocasionar un daño en él. Lo deseaba, pero también quería hacerle bien.
Dejó su pijama en su lugar y comenzó a sacudirse la pasión que estaba adherida a la parte inferior de su abdomen. Se había vuelto salvaje en un instante así que no pudo notar lo nervioso y asustado que se había sentido Heeseo gracias al encuentro.

Gyeom consoló tiernamente a Hee-seo:

"¿Qué tal si vamos al baño para que puedas relajarte?"

"¡Voy solo!"

El hermanito, enojado, se bajó de su regazo y fue inmediatamente al baño. Incluso la forma en la que se molestaba era tan linda que Hee-gyeom no pudo contener la risa. Parecía haber un leve sonido de orina desde el interior de la puerta cerrada, y pronto el sonido del agua corriendo en el fregadero lo cubrió para que no se pudiera escuchar. El niño era tan sensible que no quería ni oír el sonido de la orina, y eso le producía muchas cosquillas en el estómago a Hee-gyeom. No había ni un solo rincón de él o de su comportamiento que no amara.


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