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Cosecha de cerezas, tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Después de que se bañara y de permitirle desayunar, llegó el momento de tener una cita en el hospital.

Tras lavar los platos, Hee-gyeom se secó el agua de las manos y colgó el delantal en la silla que estaba junto a la mesa. Como un niño que huía de un castigo aterrador, el hermano menor estaba casi vuelto una bolita en el sofá de la sala. Por supuesto, era tan obediente que cuando Hee-gyeom hizo un gesto con las manos, corrió hacia él mostrando una cara particularmente "indiferente".
Gyeom tiró a su hermano, que quería huir de nuevo, entre sus brazos, e hizo que sus mejillas se frotaran de un modo suave contra su pecho:

"¿Por qué no estás listo todavía? Tenemos que irnos ahora."

"Tengo miedo de ir."

"¿Quieres que tu hermano te cargue hasta allí?"

"..."

Heeseo, cuyas mejillas estaban sonrojadas, negó con la cabeza una y otra vez hasta que comenzó a verse muy gracioso. Pero aunque estaba avergonzado, los brazos que tenía alrededor de la espalda de su hermano parecieron estar entrelazados con fuerza porque definitivamente separarse de él era más aterrador.

"Si quieres que sigamos siendo cariñosos, entonces tienes que ir al hospital."

Al contrario de su tono de voz decidido, sus ojos, mirando a su hermano menor, eran increíblemente amables. Acarició al niño, que se abrazó a él, y lo mantuvo firmemente sujeto contra su pecho en todo momento. Su hermano naturalmente comenzó a colgar de su cuello y rodeó incluso su cintura con dos de sus piernas. Pareció no darse cuenta de que de esa manera era mucho más fácil para Hee-gyeom cargarlo hasta el baño.

Heeseo, que no quería caerse, colgaba de su cuello y lloriqueaba aunque apenas y habían dado dos pequeños pasos.

"¿Puedes lavarte solo?"

"Puedo hacerlo. ¡Lo que no quiero es ir al hospital! No tengo dolor en ninguna parte".

"Woohee-seo, ya no eres un niño.  ¿Qué pasaría si yo te dijera que no quiero ir al hospital? ¿No sería un poco ridículo?"

Cuando le frotó las mejilla con la palma de la mano, su expresión hosca cambió a una un tanto divertida. No era que no supiera el motivo por el que su hermano menor era tan terco, así que Hee-gyeom terminó por intentar hablarle con una voz ligeramente más suavizada:

"¿O es porque no quieres lavarte solo? ¿Me baño contigo?"

Heeseo no respondió. Aún así, pareció no poder renunciar a su terquedad de siempre ni tampoco dejar de aferrarse a él con cada una las yemas de sus dedos. Cuando Hee-gyeom trató de quitarle la ropa, el pequeño hermano menor se sorprendió y se echó hacia atrás en un segundo. Debió haber sido un shock mayor que chuparle los senos por la mañana. Se cubrió el pecho con ambas manos y gritó:

"¡No quiero hacer eso!"

"¡Lávate y sal! Cuando hyung regrese, si no te has preparado voy a enojarme mucho contigo ¿Entendido?"

"Ah..."

"¿Entendido?"

"¡Ya escuché!"

El hermano menor, que estaba ansioso por su inevitable visita al hospital, salió y se escondió detrás de las cortinas del baño. Y después de comprobar que había abierto la llave de la ducha, Hee-gyeom finalmente salió de allí...

El frescor del otoño se convirtió en un frío agudo de invierno. Gyeom, quien fue primero al garaje, encendió el auto y ajustó la temperatura para su hermano menor, que era propenso a resfriarse. Después de eso, subió a la habitación y eligió la ropa que utilizaría su hermano para la visita. Y tras elegir un abrigo grueso, bufanda y guantes, fue a su propio cuarto, se dio una ducha rápida, se colocó su ropa para salir y luego esperó a que su hermanito apareciera. El niño salió a los pocos minutos, con una toalla puesta.

"¿Te lavaste todo?"

"Sí."

"Entonces vamos."

Hee-gyeom secó a fondo el cabello que su hermano menor acababa de lavarse. Después de su ducha con agua caliente, la nuca del niño estaba completamente roja. Y como era de esperar, su cálida temperatura corporal y el dulce aroma que emanaba de su cuerpo, estimularon una imaginación completamente inapropiada. Hee-gyeom abrazó a su hermano menor y besó el pabellón redondo de su pequeña oreja. Tenía una enorme necesidad de revisar cada parte del cuerpo que había envuelto suavemente entre sus brazos y pensó que, si no hubiera sido por la cita que ya habían agendado en el hospital, entonces le hubiera encantado tomarlo por completo y desnudarlo sobre la mesa. Ya no negaba su obsceno deseo de atracción por su pequeño hermano. En la medida en que le pareció inevitable ser distorsionado de esta manera, sintió una extraña sensación de seguridad ahora que se había transformado a merced de sus deseos.

Después de disfrutar de la sensación del cabello deslizándose sobre sus dedos y de haber absorbido el olor de su hermano menor durante un buen rato, se levantó y preparó su mochila con todo lo que necesitaban para una salida de un par de horas. Era momento de ir, y tal vez ya habían tardado demasiado.

"Bueno, andando. Ponte la ropa y ven".

"De acuerdo."

Hee-seo, que temblaba de ansiedad en los brazos de su hermano mayor, apenas y pudo recuperar el aliento. No quería ir al hospital, incluso si se trataba de una forma completamente igual a la de la vez anterior. Hee-gyeom le entregó la ropa preseleccionada a su hermano menor y, una vez que estuvo completamente listo, puso guantes en las manos del niño y lo envolvió con una bufanda bastante gruesa. Hee-seo, que parecía un muñeco de nieve, agarró la mano de Gyeom y finalmente se subió a su vehículo. Como lo esperaba, el calor era muy agradable dentro. Pero antes de que pudiera acomodarse el cinturón de seguridad por su cuenta, el hermano mayor se acercó al asiento de Heeseo y lo abrochó hasta ajustarlo correctamente sobre su cintura. El olor del perfume de su hermano se extendió fuertemente hasta dejar una sutil reverberación en su nariz.

Hee-seo enrojeció sus mejillas y bajó de inmediato la mirada: "¿Qué van a hacerme en el hospital?"

"Solo van a comprobar que todo esté en orden".

"¿Se va a acabar pronto?"

"No te preocupes, tu hermano mayor siempre va a estar aquí contigo".

Hee-gyeom respondió gentilmente a cada una de sus preguntas mientras lo miraba jugar con la hebilla de su cinturón. El coche arrancó, y luego finalmente salió del garaje:

"Te han hecho pruebas antes. No dolió y se acabó rápidamente, ¿No es verdad? No tengas miedo."

"No tengo miedo."

"Tu hermano está muy orgulloso de ti por lo fuerte que eres".

Una voz, mezclada con una risa traviesa, salió de inmediato de entre los labios de Hee-seo. El niño estaba jugueteando con sus manos, mirando a su hermano mayor mientras conducía y moviendo los pies como si no pudiera mantenerlos quietos ni un segundo. Si bien, el niño se había estado quejando de que era una lástima que lo tratara como a un bebé, en realidad estaba recibiendo consuelo justo como si fuera uno. Y eso lo estaba haciendo sentir muy, muy avergonzado.

El hospital no estaba lejos de su casa. Después de unos 20 minutos conduciendo, llegó el "fatídico" momento de llegar a la puerta de la entrada. Hee-seo tomó la mano de su hermano y caminaron juntos hasta llegar al ascensor que estaba en el estacionamiento. Aunque sabía que no era un examen importante y que ya lo había experimentado una vez, estaba tan nervioso que no quería que llegara el momento. Por supuesto, a los pocos segundos de entrar, su hermano tiró de él en su dirección para susurrar que todo estaba completamente bien y después, lograr que la ansiedad disminuyera de un modo muy rápido.

"¿Tengo que beber más agua?"

"Toma un vaso más".

Tan pronto como llegaron al consultorio, Hee-seo tuvo que beber agua una y otra vez para que la prueba pudiera salir perfecta. Originalmente, la ecografía, que se utilizaba para poder ver el útero, consistía en insertar un instrumento en la vagina o directamente a través del ano. Pero no podían hacer una ecografía vaginal porque no tenía experiencia sexual y no podían hacer una ecografía anal porque tenía miedo de como se sentiría. Hee-seo, se había puesto completamente pálido ante la explicación que le habían ofrecido sobre la varilla muy larga que pondrían adentro de él para lograr ver su útero por lo que ahora le estaban haciendo una ecografía abdominal. Un método para revisar el útero a través de la parte inferior de su abdomen, bebiendo mucha agua para llenar la vejiga de manera que pudiera retenerse la orina y expandirse. Las niñas solían ser evaluadas de esta manera.

Los pacientes que acudían al Gineco obstetra eran, por supuesto, mujeres.  Hee-gyeom pidió comprensión ya que no podía poner a su hermano menor en una sala de espera como esa sin provocar que se sintiera ansioso.

Después de estar en la habitación vacía del hospital, lo llamaron y lo dirigieron a la sala de tratamiento:

"¿Estás muy incómodo? Solo estoy revisando el estado del útero, así que terminará pronto. Sé paciente."

El médico se acercó amistosamente a Hee-seo, que estaba sentado en la silla de tratamiento, y comenzó a hablar con él sobre todo lo que harían. El niño negó con la cabeza mientras pensaba que más que "incómodo" se sentía terriblemente necesitado por ir a orinar, aunque eso no significaba que fuera insoportable.

El hermano mayor, que estaba sentado a su lado, cepilló su flequillo y tomó su mano mientras un dispositivo frío y resbaladizo frotaba suavemente la parte inferior de la piel de su abdomen. En el monitor, comenzaron a aparecer un montón de imágenes que no podía entender pero que el médico no dudó en explicar:

"Bueno, afortunadamente está limpioNecesito hacer una ecografía anal para comprobarlo en detalle... Pero, los resultados de las pruebas hormonales también fueron estables por lo que no debe haber ningún problema".

"¿Entonces no hay nada de lo que preocuparse?"

"Sí. Creo que puedes descansar tu mente unos segundos..."

Se trataba de su cuerpo, pero Hee-seo solo puso los ojos en blanco y no dijo una sola palabra. Mientras posponía las cosas para no tener miedo, su hermano mayor, que estaba mirando el monitor, bajó la cabeza y lo besó en la frente un montón de veces para que no volviera a tener pánico "Lo estás haciendo muy bien", "ten paciencia" decía, con esa voz tan peculiar que derretía por completo el corazón de Heeseo. Tenía un impulso terrible de mimarlo porque ahora estaba luchando y sufriendo a pesar de que todavía era "soportable".

Después de la ecografía, recibió una breve consulta en la clínica. Su abdomen inferior estaba en un estado de opresión insoportable porque era un hecho que había llenado su vejiga con pura agua y llevaba casi una hora resistiendo la necesidad de orinar. Y la urgencia había llegado a su límite. Tan pronto como Hee-seo salió de detrás de la cortina, se subió la ropa y agarró la mano de su hermano para que le pusiera atención. Había olvidado por completo que estaba avergonzado más temprano:

"Hermano, hermano. Quiero ir al baño."

"¿Puedes ir solo?"

"¿Vamos juntos?"

Hee-gyeom le estaba prestando mucha atención a su hermano menor, quien había dicho que no podía ir al baño solo ni siquiera estando en un hospital. Había algo que le molestaba de todo eso y era porque, el lugar donde su hermano había tenido esa "pelea" en la escuela, fue precisamente en un cubículo del baño. Y que esta fuera una secuela repentina de lo que le había pasado con ese niño, lo lastimaba. Su corazón temblaba, se ponía triste y gritaba lleno de una ira que no se podía apagar.

"Sí, voy contigo".

Hee-gyeom sonrió y le tomó de la mano.

La consulta había tomado más tiempo de lo esperado porque llegó el momento de comparar los resultados de la prueba de la última visita con los resultados de la prueba de hoy. Aunque ciertamente el contenido no había cambiado mucho que digamos. Solo enfatizó un poco más en que no había ninguna anomalía, tanto visual como por inspección, y luego comenzó a darles una charla extensa sobre los cuidados que debían tener de ahora en adelante. Hee-seo, que se sentó junto a su hermano y lo escuchó a él y al médico, se sintió un tanto aliviado por dentro. Aunque no importaba lo pésima que fuera su educación sexual, sabía que su cuerpo no era el de un niño normal. Había una razón por la que tenía tanto miedo.

"Oh, pero..."

El médico, que estaba explicando la condición de Hee-seo, repentinamente cambió de tema.

"¿Ha tomado una decisión cómo su tutor? Ambos órganos sexuales tienen una forma limpia y estable así que creo que cualquiera de los dos dará buenos resultados. Por supuesto, con la atención necesaria y hormonas por un breve periodo de tiempo. Si el niño y usted nos autorizan, entonces nosotros procederemos a extirpar lo que sobra y a darle una buena forma a su cuerpo."

"No pienso que una operación sea lo que necesita en este momento. Digo, sé que es lo mejor pero, no es un procedimiento simple, ¿No es cierto? Y la verdad es que estoy un poco preocupado de que..."

"¿Operación?" Hee-seo, que había estado escuchando en silencio, levantó la cabeza casi de inmediato. "Hermano, ¿Me van a operar?"

"No. Lo malinterpretaste. Hee-seo no va a operarse".

"..."

Hee-seo se puso tan pálido como cuando escuchó por primera vez que tenían que insertar un instrumento en su ano para una ecografía. Hee-gyeom sintió lástima por el hermano pequeño, asustado y tembloroso que estaba en sus brazos, y comenzó a consolarlo de nuevo hasta que incluso el médico, que estaba mirando a los dos, participó con una palabra:

"Bueno, no tienes que hacerlo si no quieres. Los resultados de las pruebas son buenos y, supongo que tu condición mental también es importante."

"¿De verdad?"

"Sí. Si cambia de opinión, yo estaré aquí. Nunca es tarde".

"Gracias a Dios "

La sensación de traición hacia su hermano, que Gyeom había sentido por un momento, fue lentamente lavada por las manos del doctor, dándole unas ligeras palmaditas en el hombro para darle ánimo.

Después de la consulta, Hee-seo se subió al auto de nuevo. Hee-gyeom, que estaba sentado en el asiento del conductor, se inclinó hacia el asiento del pasajero y le abrochó el cinturón de seguridad como lo había hecho en un inicio. Luego, Hee-gyeom felicitó al niño en un tono sencillo que decía:

"Trabajaste muy duro hoy".

Una mano grande le acarició la cabeza y luego cayó de nuevo contra el volante. Hee-seo sintió que sus mejillas se habían puesto excepcionalmente calientes y también, pensó que lo único que merecía su reconocimiento era el hecho de que había mantenido al margen sus ganas de orinar. El sonido de la risa de su hermano calentó aún más las mejillas de Heeseo.

"¿Tienes hambre? Vamos a comer algo delicioso hoy."

"¿Qué tan delicioso?"

"Pues... ¿Te gustaría comer tu pizza favorita? ¿O sushi?

"... Claro que sí."

Hee-gyeom observó a su hermano menor, considerando seriamente el menú de la cena con unos ojos muy ilusionados.

"Hermano yo…"

Pero Hee-seo, que se había vuelto hacia su hermano mayor, cerró la boca con desconcierto después de pronunciar esa pequeña frase. Estaba sintiendo como si su cabeza se pusiera en blanco cada vez que se miraban a los ojos. Se ponía avergonzado, incluso cuando lo trataba como de costumbre, y notaba que no podía detener que su pecho cosquilleara con fuerza. Hee-gyeom le pasó el pelo a su hermano por encima de la oreja y esperó a que volviera a hablar.

"Yo..."

Heeseo, que había estado tonteando con las mismas palabras, finalmente terminó su discurso.

"Quiero comer pizza de peperoní".

"Entonces vamos a comer pizza".

Después de hablar, Hee-seo volvió a quedarse muy callado. Como un niño tímido. Hee-gyeom pellizcó las suaves mejillas de su hermano menor y tomó el volante de nuevo al poco rato. A pesar de que había fingido ser tan fuerte, entendía lo difícil que debió haber sido todo ese proceso así que quería compensarlo por eso como lo merecía.
El médico lo había llamado, y le dejó un mensaje para que lo visitara cuando Hee-seo cambiara de opinión y decidiera operarse. Tal vez, porque sabía que no podía vivir en la sociedad en un estado en el que tuviera los órganos reproductores tanto de hombre como de mujer. Y Hee-gyeom de verdad que lo entendía. Era solo que ya se había prometido a si mismo que lo apreciaría y lo cuidaría en sus brazos por el resto de su vida. Hee-seo solo tenía que preocuparse por vivir a salvo dentro de su casa, sin dolor ni ninguna otra preocupación extra.

El vehículo se detuvo en una señal de alto. La gente pasó por el cruce peatonal así que Hee-gyeom aprovechó este momento para agarrar la mano de Hee-seo mientras esperaban que cambiara la luz roja. Solo estaban allí, compartiendo su temperatura corporal durante todo ese tiempo.


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