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Cosecha de cerezas, tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Hee-gyeom, que organizó los documentos que había utilizado durante la última reunión en un maletín pequeño, consultó su reloj de muñeca para ver qué tanto le faltaba y lo mucho que había avanzado en ese día.

Ya estaba entrando la noche para ese momento.

Su trabajo había ido disminuyendo gradualmente desde que Hee-seo sufrió ese accidente en la escuela, pero igual esta era una reunión a la que no podía darse el lujo de faltar.
Después de saludar al personal, Hee-gyeom se encontró con uno de esos muchos representantes que acababan de regresar a la oficina. Sostenía un porta café en ambas manos.

"¿Sigues trabajando, jefe? Mira, tengo uno de estos así que... ¿Por qué no lo tomas mientras tanto? En lo que descansas."

"Gracias. Nuestro Lee también trabajó duro para la reunión de hoy. Vete a casa si quieres. Si tienes algún informe pendiente, mándalo por correo electrónico".

"Está bien. ¡Tenga buena noche!"

"Ten buena noche."

Su presencia no le parecía particularmente agradable, pero no sé trataba del tipo de hombre que se negara a los buenos actos de la gente.

Hee-gyeom, que tomó el Americano, se subió al ascensor que siempre llegaba retrasado hasta su piso. Después de tomar un solo sorbo, vació el contenido en la coladera, tiró el empaque al basurero y se sentó en el asiento del conductor para revisar su teléfono celular. Era un hábito que se formó gracias a su lindo hermanito, que le enviaba mensajes de texto para preguntar cuándo vendría y si tardaría demasiado. Claro, ahora ya no hacía eso. Estaba sintiendo pena por el vacío que le estaba ocasionando no tener sus mensajes cada día, pero aunque pensó que tenía que devolverle su teléfono celular, también era un poco preocupante dado todo lo ocurrido.

En lugar de al teléfono celular de su hermano, Hee-gyeom llamó directamente a casa. Esperó con paciencia, escuchó el pitido e imaginó todo lo que estaría haciendo para llegar hasta la sala de estar. Poco después, escuchó una alegre voz que gritaba:

"¡Hermano!"

"Sí, Hee-seo, soy yo. Llamé para decirte que ya voy a casa ¿Hay algo que quieras comer? Lo compraré de camino."

Solo después de que el hermano menor contestara el teléfono, Hee-gyeom se abrochó el cinturón de seguridad y movió el teléfono para que tuviera un altavoz abierto. De esta manera, podía colocarlo en la base sin tener mayor problema u ocasionar un accidente.

El hermano menor, que estaba emocionado por la llamada telefónica de su hermano mayor, estaba haciendo ruidos de "ummm", "um", "veamos", mientras pensaba en lo que deseaba para comer. Hee-gyeom, quien encendió el motor y sacó el auto del estacionamiento, finalmente se echó a reír:

"Dime lo que sea. Si son muchas cosas, entonces los compraré todos".

"¿De verdad? ¡Un postre entonces!"

El sonido de su hermano menor, tarareando, levantó el estado de ánimo de Hee Gyeom de una sola vez. No podía ocultar su risa cuando imaginaba al niño, moviéndose de aquí para allá y exudando una atmósfera suave y tremendamente cálida. Aunque lo cierto era que esto solo lo hacía sentir como si se tratara de un mal adulto que solo quería seducir y comerse a su hermano después de atraerlo con dulces y bebidas.

Hee-gyeom salió del auto, sosteniendo una pequeña caja de pastel en una de sus manos y su maletín en la otra. Hee-seo, que estaba sentado en el sofá de la sala de estar mientras leía uno de esos libros de historietas, escuchó el leve sonido del motor del automóvil y se dirigió a las escaleras que conducían al garaje. Incluso sin ponerse los zapatos. Una pequeña sonrisa apareció en su carita cuando vio a su hermano mayor, saliendo del garaje y acomodando los dedos para no dejar caer ni el maletín ni la caja. Hee-seo abrazó con fuerza la cintura de su hermano.

"¡Hermano!"

"No vengas afuera, hace mucho frío."

"Estoy bien… Pero tú debes estarte congelando. Sube de una vez."

Hee-seo frotó su mejilla entre sus brazos, sonrió y tomó la mano de Hee-gyeom para llevarlo hasta la casa. Aunque era cierto que el clima estaba por debajo del punto de congelación, la energía fría se había derretido rápidamente de su abrigo debido a ese largo viaje en automóvil. Además, Hee-gyeom era puras sonrisas mientras lo veía acariciarlo con esas manos que eran mucho más pequeñas que las suyas. Verificó que estuviera bien e incluso le sacudió la nieve. Era una lástima que no pudiera seguir comportándose como un buen hermano mayor para un hermano menor tan lindo.

Hee-seo, que llegó a la sala de estar sosteniendo a su hermano de la mano, abrió la boca enormemente cuando vio la caja que había llevado solamente para él. Sus hoyuelos comenzaron a dibujarse de manera natural arriba de sus comisuras.

"¡Guau! ¿De verdad lo compraste?

"¿Por qué iba a mentir sobre algo como esto?"

"Es que una vez me dijiste que comer dulces me estropearía, por lo que no debería comerlos ya nunca. También me dijiste que el pollo, la pizza y el tteokbokki eran malos para el cuerpo. Comida chatarra. Y ahora me lo traes seguido."

El rostro del niño se veía feliz. Hee-gyeom pellizcó sus mejillas:

"Fue porque en ese tiempo mi hermano menor no era tan grande. Ahora, ya creciste. Aunque para alcanzarme tienes que comer mucho más que solo un pollo."

"No puedo hacer eso ¡Tú eres muchísimo más alto que yo!"

A diferencia de Hee-gyeom, que ya media uno ochenta a la edad que ahora tenía su hermanito menor, Hee-seo todavía era bastante pequeño. Solía ​​estar muy preocupado por eso, por supuesto, pero ahora conocía más o menos la causa de todos esos cambios.
Cuando abrazó al niño, besó su frente y le dijo que era completamente perfecto justo como estaba, él se retorció en sus brazos y se comenzó a quejar. Era tan lindo, que Hee-gyeom presionó sus labios todavía más por todo el rostro de su hermano. Olía, justo como al pastel.

"Oh, no hagas eso".

Con la cara roja, Hee-seo fingió estar muy enojado. La angustia que le causó su hermano mayor al burlarse de él por no haber crecido ya se había olvidado, pero todavía no podía acostumbrarse del todo a esos ataques que le daba con sus labios. Pero, mientras fingía estar enojado, sus ojos entrecerrados pronto se volvieron hacía el porque era incapaz de ocultar su afecto.

"Pero me hace muy feliz que hyung haya comprado muchas cosas deliciosas estos días".

"Siempre compro cosas deliciosas."

"Pero ahora se siente diferente."

Heeseo se mordió los labios y vaciló. Ahora, incluso las pequeñas cosas que hacía por él, le gustaban. Y se sentían tan románticas que lo confesó de una manera un tanto indirecta.
Los ojos que miraban a su hermano menor se profundizaron con un amor que no se podía expresar con palabras comunes así que, Hee-gyeom, tímido y todo, terminó por susurrar suavemente una palabra más. Como para intentar romper un poco esa burbuja:

"Lávate las manos y ven a comer".

Hee-seo asintió con la cabeza y corrió al baño. Después de lavarse durante mucho tiempo y enfriar sus mejillas ardientes con bastante agua fría, regresó a la sala de estar y preparó todos los cubiertos. Mientras tanto, el hermano mayor estaba sentado en el sofá con un atuendo bastante más prolijo después de cambiarse el traje que utilizaba de costumbre. Y cuando sus miradas se encontraron y Gyeom palmeó sus rodillas, Heeseo se sentó en el regazo de su su hermano tan naturalmente que incluso dio algo de miedo.


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