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Cosecha de cerezas, tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Podía sentir el calor desde el sitio a su lado. Heeseo lo buscó entre sueños, entrelazó sus piernas desnudas (sin importarle la toalla) y hundió la cabeza en sus cálidos brazos. Le gustaba la sensación de que su flequillo se deslizara con el toque de su mano y de sus labios bajando por toda su piel, así que cerró los ojos por un momento y luego, jadeó. La débil conciencia se le fue aclarando gradualmente hasta volverse brillante. Hee-seo parpadeó y finalmente abrió los ojos: Hee-gyeom, que ya estaba despierto, lo miraba fijamente junto a él. Al parecer, acababa de llegar de una ducha matutina porque estaba usando una bata de baño.


"¿Despertaste ya?"


"Sí…"


Hee-seo comenzó a pegarse contra su pecho. Opinaba que su cuerpo recién lavado olía delicioso, pero Hee-gyeom simplemente comenzó a pensar en lo lindo que era su hermanito cuando actuaba justo como un bebé.


"Yo te veo todavía muy cansado".


Hee-gyeom pareció querer esperar pacientemente a que el niño se despertara. Escaneó la suave y esponjosa curva de su cuello con las yemas de los dedos y comenzó a decir todo el tiempo que no podía amarlo más de lo que ya lo hacía. Su hermanito, que estaba tratando de aguantar las cosquillas, terminó por ponerse a reír:


"Jajajaja, no. Basta ¡Ya te dije que hace cosquillas!"


Cuando Hee-gyeom finalmente lo soltó, Heeseo, que había estado comportándose perezosamente entre sus brazos, se levantó como si de pronto se hubiese cargado de muchísima energía. Incluso su rostro pareció iluminarse de una vez al decir:


"Buenos días, hermano."


"Buenos días. Ya es hora del almuerzo. ¿No quieres que comamos algo rico?"


"Pues... Sí. Creo que si tengo un poco de hambre".


"Pidamos el servicio a la habitación entonces. Las críticas parecen ser buenas".


"¡Sí!"


Pareció estar dando respuestas brillantes... Pero de repente su espíritu murió.


"Hyung, ¿Fue por mí que no has logrado comer nada hasta ahora? Me desperté muy tarde así que..."


"No, yo acabo de despertar también".


"¡Por eso te digo que me despiertes la próxima vez! Cuando tengo mi período, siento que duermo mucho más que de costumbre así que, si hyung no me despierta, voy a continuar hasta navidad."


"De acuerdo. Te despertaré la próxima vez".


Hee-gyeom soltó una carcajada.  Hee-seo sonrió tímidamente en respuesta y se acomodó una vez más entre los brazos de su hermano mayor. El cabello, que se lavó con champú antes de irse a la cama, ahora se le había convertido en un enorme nido de urracas que Hee-gyeom intentó desenredar con todas sus fuerzas. El niño murmuraba pequeñas cosas y sacaba ruiditos por la nariz, como un gato que estaba de buen humor. Pareció que tenía cosquillas incluso con el toque más pequeño al lóbulo de su oreja así que no pudo evitar reírse de nuevo:


"Jajaja... Hermano."


Hee-seo, que estaba a punto de decir unas palabras más, se detuvo abruptamente. Fue solo después de sentir los labios y las caricias de su hermano mayor que recordó todo lo que había sucedido anoche. ¡Era extraño que se hubiera olvidado por completo de eso! Estaba enojado con Gyeom un momento y al siguiente ya no era así por lo que sus mejillas se pusieron rojas. No había sido culpa de su hyung que hubiese comenzado a menstruar, pero no sabía por qué se había sentido tan triste y resentido con él. También le avergonzaba estar siendo tan mimado por su hermano mayor cuando había tenido tantas dificultades para apaciguarlo ayer.  Hee-seo, que hablaba menos que antes, acarició suavemente los dedos de Gyeom. Era como su forma de pedir disculpas.


"Yo..."


"Solo elige el menú que más te guste y hyung lo pedirá para ti. ¿Quieres bañarte en lo que esperas?"


Hee-gyeom cambió de tema, como si no hubiera pasado nada desde un principio. Hee-seo, que había estado decidido a disculparse por ser tan infantil, decidió que era mejor cerrar la boca. Sin embargo, incluso si no tenía nada que decir, podía ver lo que había dentro de su cabeza con su simple mirada. Hee-gyeom preguntó con ternura:


"¿Está bien, amor?"


Heeseo apenas asintió. Las puntas de sus orejas se pusieron rojas ante el suave sonido que le estaba haciendo cosquillas en la nuca.


La comida del servicio a la habitación era muy sabrosa. Como se había saltado el desayuno, sus papilas gustativas se volvieron aún más sensibles que al inicio a un punto en que hasta pareció olvidar lo deprimido que se sentía. Los pies, que había colocado debajo de la mesita, temblaban suavemente así que Hee-gyeom no pudo apartar los ojos de su lindo hermanito en todo ese tiempo.


"¿Está sabroso?"


"¡Sí, es delicioso!"


Hee-gyeom limpió las comisuras de los labios de su hermano, que hablaba incluso aunque tenía crema en todos lados.


"¿Comemos esto y nos vamos a nadar juntos?"


"¿Qué? Pero yo..."


"Oye, le pregunté a mi amigo. Dice que puedes ocupar un tampón".


"¿Un tampón?"


Era obvio que no lo podía entender. Bueno, su hermano ni siquiera sabía que tenía un agujero en su entrepierna para empezar. Hee-gyeom iba a ser honesto con el y contarle todo, pero decidió guardar sus palabras porque no quería que tuviera miedo.


"Hablamos después de comer. ¿De acuerdo?"


"Sí."


Heeseo mordió un tomate cherry con una expresión de desconcierto impresionante en su cara. Y conociendo que Hee-seo no comía mucho, Hee-gyeom decidió servir su propia porción de su plato al de su hermano.


"Oye, no puedo con todo esto."


"Come lo más que puedas. No tienes que acabarlo, solo probar."


Heeseo asintió, llevando ahora su tenedor a la boca. No valía la pena ni siquiera pensar en los disturbios de la noche. Fue tan triste y lamentable que comenzó a opinar que sería mejor si simplemente... Lo olvidara.


Hee-gyeom movió el tenedor y el cuchillo según la velocidad a la que comía su hermano menor. Y finalmente, después de mucho tiempo, pudo quitar los platos y darle una servilleta para que limpiara su boca.


El paisaje fuera de la ventana estaba despejado y era lo suficientemente hermoso como para adivinar la razón por la que su hermanito menor estaba muy desanimado de no poder jugar en el agua. De hecho, esa noche también fue impactante para él. Nunca había visto a su hermano, que siempre era amable, tan avergonzado y molesto con él. Llorando y gritando con rabia. Y eso se sintió peor cuando cayó en cuenta de que no podía hacer nada al respecto. Incluso había comprado un tampón para aliviar su estado de ánimo. Pero hoy, finalmente el pequeño niño estaba actuando tan tolerante como de costumbre. 


Hee-gyeom fue al baño y sacó la envoltura del tampón.


"Hee-seo, deberías venir aquí con tu hermano".


"Ujum."


Hee-seo, que había estado dudando en la puerta, se acercó lentamente y asomó la cabeza. Hee-gyeom golpeó ligeramente la bañera de mármol con la punta de sus dedos para que fuera junto a él. El mueble fue diseñado lo suficientemente ancho como para que entraran dos personas en su interior, por lo que no tendría que haber ningún problema para que Heeseo, que tenía una cadera pequeñita, se sentara.


Hee-seo se acomodó, con las piernas cubiertas solo por la tela de sus boxers. Luego, comenzó a tirar del dobladillo de su pijama como para cubrirse:


"No seas tímido, tienes que mostrárselo a hyung para que te ayude".


"Pero, está saliendo mucha sangre."


"Quieres jugar en el agua ¿No es cierto? Lloraste mucho ayer."


"Sí pero... Ahora es diferente."


Hee-seo sonrió, tirando de su pijama un poquito más para adelante. Era un lugar que ya le había mostrado a su hyung, incluso en lo más profundo. Pero ahora era más como... Una enorme vergüenza por mostrarle la forma en que la sangre comenzaba a bajar desde dentro de él. Es decir, incluso no quería que viera las manchas de sangre en la manta.


"Hee-seo".


Hee-gyeom colocó su mano sobre las rodillas que estaban una al lado de la otra y segundos más tarde, comenzó a deslizarse lentamente desde ese punto hasta sus muslos regordetes. Hee-seo tembló y juntó nuevamente las rodillas. Cuando Gyeom llegó a la línea de sus bóxers, el niño ya lo estaba mirando con una cara que le decía que estaba a punto de llorar:


"No, espera... No lo hagas. Yo... Seré paciente ¿Está bien? Me meteré al agua cuando termine de menstruar. No es necesario."


"¿Eres tímido con esto?"


"Sí… Me da vergüenza."


"Esta parte ya me la mostraste la última vez ¿Por qué tienes vergüenza entonces?"


Hee-gyeom besó suavemente el rostro que ya se le había puesto rojo brillante, pero Hee-seo todavía comenzó a quejarse de lo avergonzado que se sentía al respecto. La mano de Gyeom llevó sus boxers al frente y luego tocó un pene pequeño que ya estaba comenzando a ponerse muy duro. Hee-gyeom, quien apenas y soportó las ganas de molestarlo, susurró suavemente:


"Hagamos esto... Y luego juguemos en el agua todo el día. ¿Sí? También es mi sueño estar en una piscina con mi Heeseo. No creo que pueda resistir tres días sin ti."


"Yo también quiero estar con hyung..."


"Entonces, ¿Hacemos esto y vamos juntos a nadar?"


"..."


Hee-seo asintió con la cabeza. 


Hee-gyeom comenzó a acariciar las nalgas gordas y redondas de su hermano con las puntas de sus dedos y después, le levantó lentamente las caderas, tranquilizándole en todo momento con palabras muy suaves para que no fuera a echarse a correr:


"Hee-seo, ¿Puedes sostener tus piernas?"


"Um..."


Cuando Hee-seo colocó sus manos en sus muslos para poder hacerle caso, las lágrimas comenzaron a escurrir como si estuviera llevando toda su vergüenza hasta el límite. Él tampoco era tan inescrupuloso como para mirar fijamente la entrepierna de su hermano menor y en realidad, solo quería que lo viera igual a una "especie de ayuda inocente."


Como había practicado de antemano, Hee-gyeom agarró el tampón y se lo fue metiendo lentamente a su hermano. Había elegido un producto con un tubo de plástico ya que era lo más fácil para un principiante, pero pareció que de todos modos algo desconocido era doloroso para él. Hee-seo cerró los ojos con fuerza y ​​comenzó a gemir. Hee-gyeom detuvo lo que estaba haciendo y preguntó:


"¿Duele, Heeseo?"


"No. No es doloroso... Pero se siente tan raro."


"Terminará pronto, solo ten paciencia. ¿De acuerdo?"


"De acuerdo…"


El niño respondió de una manera bastante amable, pero igual tenía una expresión temblorosa en el rostro. Era como un bebé que se preparaba mentalmente para recibir una inyección. Hee-gyeom, conteniendo la risa, notó que incluso su pene ya se había vuelto flojo.


Comenzó a acariciarlo.


"Ahh, hermano..."


"¿Qué?"


"Oye, ¿Por qué estás tocando mi pene?"


"Shh... Solo estoy intentando que te sientas bien."


"Uf, de acuerdo. De acuerdo, sigue tocando. Ah, ah..."


La respiración de su hermanito menor comenzó a suavizarse gradualmente. Cuando el niño se concentró en el placer que sentía en los genitales en lugar de en la vaga ansiedad que le daba lo que sea que le estuviera haciendo, sus músculos se relajaron y Hee-gyeom finalmente empujó el tampón hasta el fondo. El plástico se retiró con cuidado y se ocultó rápidamente en un papel de envoltorio. Sus piernas blancas descansaron sobre sus hombros así que Hee-seo comenzó a mirarlo con una cara bastante caliente. Ahora su ansiedad no tenía nada que ver con su entrepierna ensangrentada.


"¿Qué pasa, Heeseo?"


"Más… Quiero que lo hagas más".


"¿Qué? ¿Quieres que meta todo el tampón ya?"


"No, no eso..."


El rostro de Heeseo comenzó a parecer increíblemente triste. Si comenzaba burlándose de él, seguramente iba a ponerse a llorar.


"Ya, lo entiendo."


Hee-gyeom agarró ligeramente su pene. Cuando miró hacia arriba, sus ojos se encontraron hasta que comenzaron a parecer increíblemente deslumbrantes. Moviendo su mano y girando las partes que estaban humedecidas, su bonito rostro comenzó a desvanecerse de placer hasta un punto en que cerró los ojos y sacó un poco más la lengua. Pareció lo suficientemente lascivo como para poder dejarlo así. 


"Ah..."


"¿Te gustó cuando te toqué aquí?"


"Sí, demasiado..."


Cada vez que tocaba la punta de su pene, Hee-seo comenzaba a sollozar. Y cuanto más hablaba, más tiraba de la parte inferior de su cuerpo hasta hacer que su piel desarrollará sensaciones todavía MÁS erógenas que al inicio. Quizás, simplemente podía tratarse de que su hermano menor era particularmente sensible.


"Sí, ah... Sí..."


Hee-gyeom acarició a su lindo hermano menor, quien incluso tenía un pene bastante bonito. El color de su cuerpo era claro, por lo que cuando estaba emocionado podía verse un vivido color rosado en la punta. Era como un melocotón empapado en agua. Aunque sabía que no era posible, la saliva que fluía debajo de su lengua después de besarlo o chuparlo sabía dulce, como si realmente pudiera sentir la fruta en la boca.


Frotó la punta de su pene con los labios. No había necesidad de resistir el impulso ahora que ambos habían dicho que se amaban. Y justo después de eso, Hee-gyeom se tragó la verga de su hermano de un solo bocado.


"Ah, ah, ah, hermano. Hermano..."


Una mucosa húmeda y suave comenzó a envolver las zonas más sensibles de su cuerpo. Fue un placer vertiginoso que nunca había sentido en su pene así que Heeseo literalmente se atragantó y comenzó a llorar.


"¡Oh, por Dios! Ah, ah, ah, ah... Ah."


La mano que agarró el cabello de Hee-gyeom se aflojó debido al placer y luego se apretó repetidamente. Los muslos le sostuvieron la cabeza con fuerza y el clímax del placer hizo que su espalda se curvara y que sus ojos brillaran hasta el punto de gritar. Hee-se estaba atrapado en la sensación de querer que le chupara con la boca y el miedo a que orinara en la lengua de su hyung. Con la parte inferior del vientre apretada, bajó la cintura y volvió a levantarla casi como si hubiese tenido un calambre.


Sintió que realmente iba a orinar


Por supuesto, no sabía si esto era un sentimiento de eyaculación o una necesidad real. Hee-seo le dio una palmada en el hombro a Hee-gyeom con ambos brazos y luego comenzó a gritar: "Oh, Dios mío, hermano. Yo... ¡¡Aaaaah!!! Ah, ah. Espera. Espera un minuto. No más... ¡No! Quiero parar!"


Le dijo claramente que necesitaba un descanso, pero su hermano no escupió su pene aún así. Más bien, hizo que los ojos de Hee-seo se volvieran blancos mientras chupaba con fuerza y ​​le frotaba los testículos utilizando toda la palma. Su espalda temblaba y su estómago comenzaba a apretarse hasta que finalmente todo explotó en un clímax intenso.


"Aaaah..."


Su cuerpo temblaba y temblaba por el largo orgasmo. Hee-seo ya no tenía energía, así que solo pudo mirar a Hee-gyeom entre sus piernas y abrir la boca. Se sintió tan bien que la sensación de su lengua aún persistía en su pene ¿Cómo es que ese hombre sabía sobre tantas formas de hacerle sentir bien? Sintió un poco de celos por una razón desconocida.


Heeseo miró a Gyeom cuando finalmente le soltó el pene. Luego, el hermano mayor, que sonrió amablemente, abrió la boca... Había un montón de semen en su lengua:


"¡No, escúpelo! ¡No hagas eso!"


Extendió la mano para que pudiera escupirlo, pero se lo tragó. Después de ver que la úvula de su hermano se había movido, Hee-seo finalmente rompió a llorar:


"Ah, hermano. ¡Hermano eres un idiota! ¡No! ¡Yo te dije que lo escupieras! ¡Te lo dije! Ah..."


"¿Por qué no puedo hacerlo? ¿Qué tiene de malo?"


"Es que... Es que está sucio."


"No está sucio en absoluto, mi amor ¿Qué cosa sucia podría salir de mi Heeseo cuando es tan bonito?"


Era una voz muy amistosa para ser de una persona que se había atrevido a chupar su pene. Hee-gyeom trató de besar a su hermano, que sollozaba, pero Hee-seo, que tenía los labios apretados, volvió la cabeza y le dijo que no. Hee-gyeom preguntó, fingiendo estar muy triste: "¿Ahora ni siquiera me vas a dejar besarte porque piensas que estoy sucio?"


"Oh, no… ¡Tú no estás nada sucio!"


"Entonces deberías darle un beso a tu hermano ¿Qué dices?"


"..."


Hee-seo, que volvió la cabeza para evitarlo, miró a Hee-gyeom en secreto. Su rostro estaba completamente enrojecido y tenía lágrimas aún acumulándose en las mejillas. Hee-seo besó a Hee-gyeom y esta vez, le chupó la lengua. Hee-gyeom le tragó los labios porque era tan lindo que no podía ocultar su buena apariencia incluso cuando estaba fingiendo estar tan enojado con él. Frotó sus labios repetidamente y lo mordió como si fuera un caramelo. Al final, con la mano apoyada en la bañera, Hee-gyeom aceptó en silencio todos los sentimientos que su hermano menor tenía por él:


"Ah..."


Hee-seo lamió a Hee-gyeom como si fuera un cachorrito. Las pestañas mojadas le dejaron agua en el pulgar cuando lo limpió y sus ojos parecieron estar fijos en el flujo de su pecho, subiendo y bajando, para ver si el llanto finalmente se había calmado o tenía que consolarlo un poco más...


"¿Te sientes bien?"


"No... Así que promete que no te burlarás de mí en el futuro y que vas a tratarme con más amabilidad."


Hee-gyeom soltó una carcajada. Con sus frentes pegadas entre sí, susurró como un buen hermano mayor: "Te lo prometo."


"... Muy bien."


"Entonces, ¿Jugamos en el agua hasta que te canses?"


"Sí. Quiero hacer eso."


Ante la risa de Hee-gyeom, las mejillas de Hee-seo se pusieron rojas y sus labios parecieron hacer otro puchero.


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