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Cosecha de cerezas, tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Un tinte rojizo había aparecido en su rostro dormido. Le dio de beber agua y le ofreció de comer en la boca porque estaba preocupado de lo agotado que podía estar después de todo lo que había pasado. Su hermano menor pareció tener mucho miedo así que no lo soltó por nada del mundo. Incluso cuando sus párpados comenzaron a caerse. "Hermano ¿Qué debo hacer?" "Hermano ¿No soy un hombre?" Al final, Hee-gyeom tuvo que meterse bajo la colcha del niño, que tenía personajes de conejo, y acariciar su estómago hasta que finalmente se durmió. Al parecer, habían comenzado a aparecer los cólicos.

Estiró el brazo y acarició suavemente su cara:

"Todavía es un bebé".

Hee-gyeom miró a su hermanito por un segundo más antes de levantarse con cuidado de la cama para que no lo fuera a notar. Se soltó de la mano que sostenía el dobladillo de su ropa y luego le echó otro vistazo para asegurarse de que estuviera todavía durmiendo. Después, Hee-gyeom, quien lo cubrió con la manta hasta la nariz, se dirigió a la terraza del primer piso casi en puntitas. La luz del sol del mediodía entraba a raudales desde la puerta que daba al jardín así que, en el camino que estaba junto a los escalones, pudo ver un macizo de flores hermosas que Heeseo había estado cuidando desde hace algunos meses. El nombre de las plantas estaba escrito en letras rectas sobre unos pequeños cartelitos y por supuesto, todo estaba acompañado por el dibujo de una carita feliz. Era un poco triste para el momento actual recordar la naturaleza amable de su pequeño hermanito mientras cuidaba las flores y las plantas.

Hee-gyeom sacó un cigarrillo de su bolsillo, encendió el fuego e inhaló profundamente. Se estaba sintiendo como si apenas y pudiera respirar. El humo blanco del cigarro salió de sus labios y un profundo suspiro fue seguido por un profundo lamento. Cuanto más corto era el cigarrillo, más preocupado volvía a sentirse y evidentemente, el objeto de todos estos males seguía siendo su hermano menor.

"¿Debería llevarlo al ginecólogo?

Hee-gyeom volvió a fumar. En su mente, quería ir al hospital de inmediato y averiguar si había algo malo en el cuerpo de su hermano o si tal vez, esto había ocasionado algún efecto negativo en su salud. También le preocupaba que el descubrimiento fuera demasiado tardío. El útero y los testículos no podían crecer juntos así que debía ser una mala señal que comenzara a menstruar.

"No sé si Hee-seo se deba operar".

Sus padres probablemente querían que su hermano menor decidiera su propio género después de haber crecido hasta cierto punto pero, desafortunadamente, el descubrimiento llegó de una manera completamente inesperada. También tuvo la mala suerte de tener una terrible educación sexual. Su hermano menor obedeció el consejo de sus padres de no mostrar su cuerpo imprudentemente a los demás así que, como era obvio, se volvió un niño que tenía la costumbre de bañarse alejado de los otros y en el último cubículo. Y Hee-gyeom no tuvo la oportunidad de mirar entre las piernas de su hermano gracias a esto en primer lugar. Por supuesto, no se podía culpar a los que ya habían fallecido por lo que Hee-gyeom trató de calmar su confusión mientras pensaba en su hermano, que estaba muy sorprendido y completamente destrozado como para que lo pudiera remediar. Era posible que tuviera que trasladarlo al hospital a fin de cuentas.

Después de unos breves suspiros, Hee-gyeom frotó el cigarrillo contra el cenicero y lo apagó. Regresó a la sala de estar, revisó su teléfono celular y se ocupó de las tareas de último momento. En este instante se estaba lamentando profundamente de haber elegido un trabajo en el que tuviera que viajar tan seguido. Es decir, de verdad se le rompía el corazón de imaginar lo mucho que lloraría mientras lo esperaba en una casa desolada y sin nadie que cuidara de él. Sangrando y muy posiblemente temblando. Por un tiempo, era evidente que tenía que estar pendiente de la confusión de su hermano menor más que de su oficina por lo que Hee-gyeom decidió posponer todo lo que tuviera que hacer por el mayor tiempo posible.

"Sí. Entonces terminaré mis asuntos e intentaré volver al trabajo a tiempo. Entiendo..."

Después de terminar la última llamada, miró la hora y vio que ya se estaba acercando la noche. Su hermano menor, que lloraba como si estuviera exprimiendo toda la humedad de su cuerpo, no se había despertado ni una sola vez en lo que iba de la tarde así que pensó que estaba intentando recuperar sus energías. Se rascó la cabeza y después fue directo a la cocina, pensando que tenía que despertarle y darle algo más para comer. Colocó la sopa de algas hecha por la criada en la lumbre y vertió cinco huevos en un bol. Mezcló zanahorias picadas y cebollas, luego las echó lentamente en un sartén engrasado y movió hasta crear un sonido chisporroteante y apetitoso. Hee-gyeom rodó el huevo con una capa de queso para crear sus "famosos rollitos de huevo" amarillos y deliciosamente cocidos y luego, los colocó en un platito estampado de flores. Era el gran rollo de huevo con queso que le gustaba mucho a Heeseo. Abrió el refrigerador, sacó las guarniciones con anticipación para que el frío desapareciera y después comenzó a cortar algunas salchichas en forma transversal. La sopa de algas estaba hirviendo mientras las salchichas se asaban a la parrilla en forma de un lindo pulpo. Había carne de res y algas servidas en un bol así que Hee-gyeom miró hacia las escaleras al sentir que ya todo estaba listo. No había señales de que su hermano bajara. En su trabajo, escuchó muchas veces que las mujeres se quedaban sin energía cuando comenzaban a sangrar pero, igual le preocupaba que en realidad el niño estuviera peor de lo que aparentaba.

Hee-gyeom se quitó el delantal y subió al segundo piso.

Hee-seo, que tenía el hábito de dormir de un modo increíblemente tranquilo, abrió los ojos y descubrió que se había quedado en la misma posición que tenía cuando abrazó a su hermano. Sintió los párpados pesados, como si aún estuvieran húmedos de lágrimas, se frotó la cara y se acurrucó igual a si intentara hundirse en el pecho de Gyeom de nuevo. Luego, se dio cuenta del sitio vacío junto a él. Sus ojos se levantaron de inmediato por el miedo a que su hermano mayor, quien envolvió sus brazos alrededor de sus hombros y lo calentó por horas, desapareciera sin decirle nada.

"Hermano… ¿Dónde estás?"

En la habitación, con la cortina electrica hacía abajo, solo la luz de la lámpara ambiental ocasionaba sombras. Heeseo buscó a tientas en la mesa, tomó el control remoto y presionó el botón que hacía que la cortina comenzara a abrirse por si misma. La luz del sol comenzó a entrar a raudales en la habitación así que, la lámpara ambiental, que detectaba los cambios en la iluminación, se apagó automáticamente con un pequeño sonido de "click".

Hee-seo, que estaba despierto hasta cierto punto, se levantó para poder sentarse en la cama... Y en ese momento notó una increíble molestia debajo de las nalgas. Sus calzones se adhirieron con fuerza a su piel así que, Hee-seo, sorprendido, enrolló la manta y la levantó hasta descubrirse completamente las piernas: En el lugar donde había estado durmiendo, con el cuerpo todo acurrucado, se veía claramente una mancha de sangre del tamaño de la palma de su mano.

"Sangre."

Cuando se acomodó para que sus nalgas no tocaran el edredón, descubrió que la toalla sanitaria dentro de sus calzoncillos se había salido un poco de su lugar... Y entonces recordó que había comenzado a menstruar precisamente el día de hoy. Su hermano le dijo que era debido a las grietas debajo de sus testículos pero, igual fue injusto empezar a sangrar incluso mientras intentaba poner en blanco su cabeza.

"Hyung..."

Se estaba sintiendo como un niño que había orinado mientras dormía. Heeseo comenzó a hipear y sacó el grueso edredón con un impulso casi violento. Su manta, que era mucho más grande que su cuerpo, se sintió tan pesada que hasta se quedó sin aliento simplemente con el puro hecho de sostenerla un par de pasos. Sin embargo, incluso después de sacarla, era difícil saber como lavar algo como eso porque siempre lo había hecho Gyeom en su lugar. Mientras tanto, podía sentir la sangre saliendo de su cuerpo nuevamente. Más rápido. Era extraño sentir que la sangre se filtraba por la compresa higiénica. ¿Y eso significaba que siempre iba a salir sangre? ¿Esa sería su vida? Pensó que mejoraría después de dormir pero...

Hee-seo, enrolló la manta, la escondió, y se dirigió apresuradamente hacía el inodoro. Su hermano mayor había colocado las toallas sanitarias, que compró, en el baño de su habitación así que, cuando abrió el armario que estaba sobre el lavabo, las toallas sanitarias aparecieron justo al lado de la pasta de dientes, los cepillos adicionales y el champú. Por fortuna, había visto como su hermano manejó el paquete la última vez así que hizo exactamente lo mismo. Al oír el crujido del vinilo, Hee-seo se sorprendió como si lo hubieran encontrado cometiendo un delito.

"Demonios."

Cuando observó sus calzones, vio que realmente había una enorme fuga debajo de la toalla sanitaria que había colocado su hermano. Hee-seo arrancó la toalla y la tiró a la basura mientras derramaba lágrimas de pura vergüenza. La parte que seguía manchada de adhesivo se dobló de modo que la zona con sangre dejó de ser visible y luego, puso sus boxers en el lavabo y los extendió completamente para poderlos limpiar. Cuando abrió el grifo, el agua empapó la tela e hizo danzar la sangre sin siquiera hacer un gran esfuerzo. Hee-seo, que era dócil hasta el extremo en que nunca se había lastimado al caer, no podía creer que hubiese salido tanta sangre de entre sus piernas. Estaba aterrorizado, en serio muerto de miedo.

"Realmente voy a morir. Voy a morir."

Era como un sangrado excesivo, así que estaba convencido de que definitivamente se iba a morir en algún momento.

Hee-seo se limpió la nariz mientras todavía estaba tratando de lavar sus calzones y quitar las costras que se pegaban a la tela. Todo era confuso porque después de todo, se había convertido en un niño que menstruaba de la noche a la mañana. ¡Hasta la sangre que goteaba por el suelo había comenzado a darle mucho miedo!
Hee-seo arrojó jabón en sus calzones y los frotó varias veces antes de dejarlos escurrir en la bañera que estaba en la esquina del baño. Sería bueno secarlos al sol, pero no sabía cómo excusarse con su hermano a la hora en que viera eso. El niño volvió a su habitación, deprimido, y colocó la manta nuevamente entre sus brazos. Había decidido lavarla en la bañera pero, de repente, comenzó a escuchar pasos afuera de la puerta. Era, sin lugar a dudas, su hermano mayor. Heeseo saltó, sorprendido por el encuentro que iban a tener. Quería esconderse en algún lugar pero no tenía donde. Luego, la madera se abrió de golpe:

"¡Ay!"

Sin calzoncillos y con una camiseta suelta, pareció un niño patético abrazado a una manta manchada de sangre. Incluso tenía hipo. La verdad era que frente a su hermano siempre parecía increíblemente patético así que, recordando esto, sus mejillas blancas se pusieron de un rojo casi brillante.

"¿Estás despierto? ¿Pero qué estás haciendo? ¿Por qué tienes esa manta?"

"¿Esto?"

Heeseo movió los dedos, todavía abrazando una manta que era muchísimo más grande que todo su cuerpo. Su rostro se puso rojo y no pudo hacer contacto visual con él durante algunos segundos que se sintieron como horas. Fue ciertamente, una actitud bastante sospechosa
Hee-gyeom se acercó a su hermano menor para tratar de verificar su estado pero él se sorprendió lo suficiente como para dar un paso para atrás. Gyeom se estaba sintiendo incómodo con tanta negativa:

"Woohee-seo, ven aquí".

Hee-seo, al darse cuenta de que estaba actuando de un modo incorrecto frente a su hermano, comenzó a moverse bastante lentamente en su dirección. Y mientras Hee-gyeom observaba como su pequeño hermanito estaba vacilando, también se dio cuenta de que las piernas que estaban expuestas debajo de la manta se encontraban particularmente vacías. Heeseo tenía hipo otra vez.

"¡Espera! No te acerques."

"Está bien... Solo soy yo."

Hee-gyeom se inclinó, buscó debajo de la camiseta de su hermano y luego, su mano tocó sus nalgas solo para percatarse de que no tenía calzones. Fue un toque seco, por supuesto. Como para comprobar si un niño se había orinado o no. Hee-seo estaba avergonzado de que lo tratara como a un niño pequeño y aún así, Hee-gyeom miró a su tímido hermanito con toda la amabilidad del mundo:

"¿Por qué no llevas boxers? ¿Te orinaste mientras dormías?"

"¡No me oriné!"

"Entonces, ¿Por qué llevas...?"

Hee-gyeom se dio cuenta de la razón incluso antes de que terminara de hablar. La sangre menstrual se había derramado sobre la manta. Fue entonces cuando comprendió por qué estaba tan tímido y a la defensiva. Al darse cuenta de su enorme falta de consideración, lamentó haber puesto a su hermano menor en una situación tan embarazosa. Más cuando sintió que Hee-seo estaba a punto de llorar.

"De verdad no me oriné..."

"Hee-seo, está bien. No dije nada."

Sabía que era tímido, así que estaba fingiendo que no sabía sobre lo ocurrido. A Hee-gyeom le faltaba delicadeza y a Heeseo dejar de llorar.

"No te burles de mí."

"No lo hago ¿Lavaste tus boxers?"

Asintió con la cabeza. Su carita pareció estar enterrada en el edredón así que era obvio que estaba completamente aterrado. Su voz se volvió muy suave de nuevo:

"¿Intentaste lavar la manta tú solo? ¿Cómo lo ibas a hacer siendo tan pequeñito? Hasta parece que esa cosa te va a comer".

"Te dije que no bromearas."

"Tu hermano pondrá las mantas en la lavadora, así que baja y come mientras tanto. Te has estado muriendo de hambre todo el día".

"¡Yo lo haré!"

Heeseo insistió en hacerlo por su cuenta así que abrazó la manta con muchísima más fuerza. Hee-gyeom sonrió para él, pero era evidente que sus ojos estaban tristes:

"Entonces bajemos juntos ¿De acuerdo?"

"Sí."

Hee-gyeom sacó un par de calzones del armario de su hermano y una de las toallas sanitarias que naturalmente se encontraban en el cajón del baño. Los bóxers que había lavado Heeseo colgaban en la bañera así que podía imaginar como su hermano menor se había encargado del problema mientras se quejaba y se ponía a llorar. Hee-gyeom recogió la ropa, exprimió la humedad y la colgó en el toallero.

"¿Ya?"

Hee-seo estaba esperando a su hermano fuera del baño. Pareció estar muy preocupado de que hubiera visto sus calzones colgando así que Gyeom imaginó que si decía que había exprimido el agua por su cuenta, seguramente se pondría a llorar otra vez. Hee-gyeom no quería nada de esto así que solo envolvió su brazo alrededor de los hombros pequeños y redondos de su hermano menor y luego, lo condujo escaleras abajo:

"Cuida donde pisas".

Hee-seo no podía ver la planta de sus pies mientras abrazaba su gran manta así que Hee-gyeom tenía todo el trabajo de guiarlo. El niño pareció honestamente encantado con las fuertes manos que envolvían suavemente sus hombros y con el aroma de "adulto" que fluía hasta golpearle por completo la nariz. En realidad, cada respiración que daba en su dirección le hacía sentir como si tuviera plumas en su pecho, girando y girando hasta hacerle cosquillas en el interior.

Hee-seo, que estaba tan absorto como para conocer la manera en la que había llegado a la lavandería, solo recuperó el sentido cuando su hermano le dio una palmada en la cabeza. Pareció que ahora era su turno de ponerse a trabajar en la manta por lo que corrió hacía la esquina de la habitación y puso la ropa dentro de la lavadora. 

"¿Sabes cuánto detergente poner?"

"Sí, ya he utilizado una lavadora antes".

Con la esperanza de que las manchas de sangre desaparecieran sin dejar rastro, Heeseo llenó la cuchara con detergente tres veces. Después de eso, lógicamente ya no quedaba nada que pudiera cubrirlo así que el pequeño trasero del niño quedó completamente expuesto frente a él. Era tan pequeño que no pareció que existiera una buena solución para poderlo manejar. Necesitaba algo mediano o pequeño que pudiera protegerlo bien durante la noche así que Hee-gyeom, que estaba reflexionando sobre los tipos de toallas sanitarias que existían en el mercado, de repente murmuró:

"Tal vez sea mejor usar un pañal".

"¿Qué?"

"Nada. Ponte los boxers y vamos a comer. ¿Tienes hambre, no?"

"Sí."

Heeseo puso sus piernas en los agujeros de los calzones que le dio su hermano. Había pasado apenas unas horas desde que Gyeom le quitó la ropa y le puso una toalla sanitaria que pudiera protegerlo pero, esta vez, estaba tan extrañamente avergonzado con sus movimientos que prefirió no voltear a ver. Pero incluso si quería que su hyung se fuera, también había una parte en él que deseaba que se quedara a su lado.

Al final, Hee-seo, que estaba dudando, simplemente se quedó jugando con la toalla sanitaria entre las yemas de sus dedos.

"¿No puedes?"

"Si puedo."

"A ver, te ayudo. Tienes que quitar esta parte y pegarla. No es difícil, así que no tengas miedo".

El hermano mayor, de rodillas, colocó con cuidado la toalla sanitaria en los calzones de su pequeño hermano. Esta vez, había traído una lo suficientemente grande como para cubrirle las nalgas por lo que pensó que podría durar hasta pasada la media noche. Hee-seo, por otro lado, deseó cruzar las piernas de inmediato cuando su aliento caliente comenzó a tocarle la piel. Incluso sus pies, dentro de las pantuflas, se estremecieron.

"Es más fácil que atarse los cordones de los zapatos".

"Sí."

"Uy, pero mi hermano ni siquiera puede atarse los cordones de los zapatos correctamente ¿No es verdad? Estamos en problemas."

"... Sigue jugando y ya no te hablaré."

Hee-seo, que toda la vida había tenido problemas para aprender a atar sus cordones, comenzó a quejarse de sus bromas. Hee-gyeom, por el contrario, sonrió y pellizcó la mejilla de su pálido hermanito. Luego, naturalmente, lo tomó de la mano.

"Ahora, comamos. Tu hermano hizo rollos de huevo. Y además les agregué queso".

"¿De verdad?"

"Sí. Vamos a comer ahora".

"¡Sí!"

Cuando escuchó que había hecho su comida favorita, lo inundó una sensación de hambre que había olvidado desde la mañana. Hee-seo tomó la mano de su hermano mayor y dejó que lo llevara hacia donde quisiera.

La sensación de estar deprimido desapareció de una vez.

 


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