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Hiperventilación. Volumen 1, 2 y 3 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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El maestro Lim Joo-hyuk llegó al frente del apartamento en poco menos de una hora. Cuando llamó al primer piso, el sonido de un vals antiguo crujiendo en sus oídos desapareció cuando Myung presionó el botón de acceso y poco después, escuchó el sonido de un timbre que decía: "Ding-dong".

"Hola."

Lee Myung abrió la puerta e inclinó la cabeza educadamente. La casa estaba hecha un desastre, pero eso no era un motivo real de preocupación. El maestro Lim colocó una bolsa de plástico con comida sobre la mesa y encendió todas las luces de la sala principal. La madre de Myung le había pedido que se lo entregara personalmente así que solo estaba siguiendo órdenes. Myung, que se había acostumbrado a la oscuridad, simplemente frunció el ceño y se comenzó a quejar.

El maestro Lim se sentó frente al tablero y frunció el ceño ante la aparición de un montón de piedras blancas y negras esparcidas en un desastre. Lee Myung solo estaba viendo al maestro, limpiando todo bastante lentamente.
Después de separar las piedras blancas y negras, el maestro empujó la ficha negra frente a Lee Myung y le insistió que la tomara.

Lim naturalmente había asumido el papel que tomó su contrincante. Aunque la presión y la emoción del día de la competencia no estaban presentes esta vez, Lee Myung sintió una sensación de tensión y una irritación impresionantes.

El maestro Lim no se apresuró ni criticó a Lee Myung en ninguna de sus acciones, pero constantemente lo empujaba para que realizara su siguiente movimiento sin detenerse a descansar.

"Parece un problema simple ante mis ojos...." Dijo el maestro Lim, colocando la ficha número 102 en el tablero. "Desafortunadamente, parece que tú todavía no entiendes nada".

Lee Myung ignoró las enigmáticas palabras del maestro y colocó la ficha número 103 en posición vertical. El maestro Lim dejó de inmediato una piedra blanca y entonces lo miró:

"¿Recuerdas las palabras que te dije cuando viniste por primera vez a mi salón?"

El maestro Lim cerró la tapa del estuche de las piedritas y dejó que Myung respondiera. Aunque no lo estaba mirando a los ojos:

"Hay dos caminos a tomar en el tablero, y dijiste que solo puedes saber cual es el correcto si trabajas realmente duro".

"Vaya... La verdad tiendo a enseñar primero la manera adecuada de rendirse. Me siento aliviado de que recuerdes las cosas buenas".

La esencia del Baduk radicaba en la "elección". Ahora era un concepto embarazoso así que Lee Myung se preguntaba por qué el maestro Lim de repente mencionaba un principio así de básico. Sin embargo, permaneció en silencio.

"Fuiste el niño más problemático e incontrolable al que le enseñé, Myung-ah".

"Sí."

"Pensé que estaba acostumbrado a cambiar tu energía a voluntad, como una goma elástica que dependía de factores externos. Pero esta vez parece que la situación es realmente mala".

El maestro Lim suspiró y negó con la cabeza un montón de veces. Un pesado silencio cayó entre los dos.

"La vida no es muy diferente del Go, en el sentido de que no puedes tener todo lo que deseas. No sé lo que te está pasando, pero..."

"..."

"Si es algo que te sacude así, hasta el punto de hacerte perder la cabeza, es mejor dejarlo. No importa lo fascinante que sea, piensa si vale la pena sacrificarte tanto por ello".

Myung levantó la cabeza.

"Es un consejo honesto, Lee Myung".

Sus ojos penetrantes, más allá de sus lentes redondos, inspeccionaron fijamente a Myung.

Siempre que Myung caía en depresión, el maestro le daba los consejos adecuados sobre Go. Concéntrate en el Go, piensa en tu madre que está apoyándote, etc. Palabras comunes. Y probablemente esto era lo mismo en esencia pero, extrañamente, sonaba diferente y hasta aterrador.
El maestro Lim miró a Lee Myung y se levantó de su asiento, caminando hacia la puerta como si ya hubiera dicho todo lo que quería decir.

"Toma lo que te envío tu madre y come."

Pero Lee Myung se sentó frente a la mesa sin tocar el arroz que le habían mandado.

El punto muerto continuó después de eso. 

Myung se había quedado dormido a una hora inusual y se despertó un rato más tarde. No sabía si era de día o de noche o que día de la semana era, y la verdad no le interesaba mucho. Mientras estaba sentado en el suelo frío de su apartamento, el exterior de la ventana se volvió negro y luego blanco de nuevo. Se durmió, se despertó, se durmió y volvió a abrir los ojos. Pareció que esto se repitió varias veces hasta que el sol se volvió demasiado evidente como para ignorarlo. Lee Myung abrió los ojos y trató de mirar directamente al cielo, pero pronto tuvo que cerrar las cortinas para que no fuera tan molesto para él.

Y con este simple acto, se dio cuenta de algo importante: Si la luz era demasiado fuerte, ¿No bastaría con ponerle una cortina?

Lee Myung corrió frente al tablero y recogió la piedra negra que estaba en el suelo. Mirando el tablero en blanco y negro con una expresión increíblemente rígida, dejó la piedra en un lugar en el que nunca había pensado detenerse antes. Esa casilla no parecía una ganadora, sin embargo, era una oportunidad para hacer algo diferente que le diera una oportunidad.
Sus manos estaban ocupadas. Había colocado piedras blancas y negras una tras otra para cubrir rápida y densamente las vacantes. Hubo un sonido de golpes irregulares en una habitación que se había llenado solo con el tak, tak, tak, tak y su respiración entrecortada. Un tallo de sudor le bajó por las pálidas mejillas para humedecerle los labios y sin embargo, Lee Myung puso la piedra sin siquiera pensar en secarse.

Después de soltar la última ficha negra para decidir el destino del juego, cayó de un lado y se quedó tendido. Su cabello estaba todo esparcido por el suelo y había comenzado a respirar como si hubiese corrido largos kilómetros aunque sus ojos vacíos estaban llenos de interrogantes y respuestas que nunca se había formulado. Lee Myung había entendido tardíamente lo que había querido decir el maestro Lim Joo-hyuk hace unas horas. La encrucijada en la que se encontraba le obligababa a tomar una decisión final. Era el principio del Baduk que uno renunciara a uno de los dos caminos para elegir la ruta ganadora. Myung se sintió como si hubiera dado un paso adelante. Es decir, ahora podía entender completamente cual había sido su error y por qué le era tan difícil de detectar a simple vista. Sintió una sensación de placer intelectual cuando se alivió el frustrante núcleo de su corazón pero, contrario a lo que esperaba, no sintió ningún orgullo en absoluto. Simplemente estaba allí, miserable y pensando que su decisión de hace tres semanas realmente había resultado patética.

"La vida y el Go no son muy diferentes en el sentido de que no puedes tener todas las cosas que deseas".

Myung dejó caer la piedra negra que sostenía entre los dedos. Su pensamiento se extendió desde el tablero de ajedrez al mundo real, siguiendo las palabras del maestro Lim línea por línea. Esa vez, Lim vio a través de Lee Myung y descubrió que estaba preocupado por algo más que por el Baduk así que inconscientemente, pareció descubrir que tenía un amante. Porque, todavía lo tenía ¿Cierto? A la persona con la quería estar más cerca que nadie en el mundo. El hombre que fascinó sus sentidos y lo hizo estar dispuesto a darlo todo. Y no importaba cuanto intentara defenderse, Han Seon-ho pareció ignorar cada una de sus barricadas para entrar a zancadas hacía él.

Pensar en Han Seon-ho, aunque fuera solo por un segundo, aplastó el corazón de Myung hasta el punto en que cerró los ojos e hizo caso omiso al consejo del maestro Lim.

"No importa lo fascinante que sea, piensa si vale la pena sacrificarte tanto."

Sabía que era mejor no tomar un camino que pudiera destruirlo en primer lugar. Sin embargo, si ya estaba en la carretera, detenerse y regresar sería todavía más estúpido.
Tal vez no era lo suficientemente valiente como para soportar todo el daño y caminar hasta el final. Sin embargo, a veces era necesario colocarse en otra casilla del tablero para ver otro escenario...

Lo que era y el amor que sentía por alguien más, chocaban bruscamente la mayor parte del tiempo. Tener ambos a la vez, dentro de él, para una persona de un cuerpo tan pequeño y herido era un movimiento excesivo y casi imposible. Lee Myung tomó su teléfono celular de todas maneras y reveló la pantalla principal. Ignoró las notificaciones de que había recibido varios mensajes y llamadas y miró la fecha.

El sábado era el día en que Seon-ho Han regresaba a casa de su viaje de negocios.


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