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Maldita Pubertad por senyu

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Notas del fanfic:

Léanlo bajo su propio riesgo, se hace la salvedad que se usa lenguaje soez, palabras subidas de tono y sexualmente explícito

Se intenta apegarse tanto al South Park original tanto cómo es posible, pero sigue siendo una imitación y los derechos de autor le pertenecen al programa al ser sus personajes, pero la historia aquí contenida es de mi cabeza por lo cual eviten incurrir en plagio.

Gracias por leer.

<SECUNDARIA DE SOUTH PARK>

La secundaria, un paso más a la independencia, la adultez y la llegada de nuevas responsabilidades. Stan miró a su alrededor mientras caminaba por los pasillos, las vacaciones habían terminado y con ellas la primaria se había quedado atrás.

Sus compañeros también habían cambiado, todos habían cambiado de una u otra manera; ahora que ya era un adolescente, pasar tiempo con ellos ya no era tan sencillo, su padre ya le exigía trabajar más en la granja de mariguana y su vida social estaba muriendo con el incremento en las ventas, sobre todo desde que el consumo se había vuelto legal en el condado Park. Claro que el hecho de que se legalizara no significaba que el aumento del dinero fuera exponencial, se habían triplicado las ventas y aumentado la producción, pero el precio se había desplomado, lo típico... cuando no es prohibido se le igualaba al precio del cigarrillo y así, el estúpido negocio de su padre era solo una granja más entre muchas.

Llegó hasta su casillero y abrió la puerta, metiendo sus libros y soportando el olor a metal húmedo y oxidado, le costaría acostumbrarse a ese olor después de casi dos meses de vacaciones, y claro no era un olor ni remotamente parecido al de los casilleros de la primaria, pero nada que no se volviera una rutina. 

—¡Hola Stan! — llegó la sonora voz de uno de sus amigos quien se recostó sobre su espalda feliz de verle. Era Kenny, se volvió a ver al chico de saco naranja sorprendido, era extraño no oír su voz ahogada por el abrigo corroído que solía usar, le costaba incluso reconocerle la voz, pero más se sorprendió cuando al volverse a mirarle se encontró con algo completamente diferente a lo que esperaba y por ello su quijada casi se le cae al suelo.

—¡¿Kenny?!—cuestionó incrédulo Stan, mirándole de arriba abajo. —¿Qué carajos te paso?

El niño de saco naranja se había quedado atrás junto con la primaria, ahora era un adolescente confiado de sí mismo, de mirada y sonrisa pícara, acentuadas por su algo largo cabello rubio, cayendo desordenado sobre su rostro casi rosándole los hombros, y sus ojos azules penetrantes. Ahora su ropa era negra, de chamarra de cuero y su pinta punketa confirmaba lo que le había contado Tweek, Kenny había abandonado su antiguo yo tras su última estancia en rehabilitación.

—¿Esto? — cuestiono moviéndose mirándose a sí mismo desinteresado. —pendejadas, simples y llanas estupideces.

—Creo que no te entiendo. —dijo Stan sin dejar de mirarle.

—Yo tampoco me entiendo, bienvenido a la adolescencia Stanley —le sonrió con picardía entrelazando las manos tras su cabeza.

—¿Y es verdad? — preguntó Stan ahora curioso. —¿Estuviste tres meses en rehabilitación? 

Kenny le miró ahora fijamente, no le sorprendía que ese chisme se hubiera regado por el pueblo. La alcaldesa Había tenido que enviarlo allí, por qué al menos por sus padres se hubiera muerto, claro, ya era tan común que muriera que se sentía invencible, aunque el sacerdote del pueblo aseguraba que eso era producto a algún pacto con el diablo, pero él consideraba que era más cosa de un dios que estaba ensañado por hacerle daño, por ello, ya no se preocupaba por cuidarse y también se había dedicado a probar de todo, desde crack hasta ralladura de ladrillo, lo que le ayudará a lidiar con su mierda de existencia y claro probar los límites de su propia inmortalidad.

Pero la alcaldesa había comenzado a culparle por el aumento en el consumo de drogas entre adolescentes, ¡claro! como si él tuviera la mente maestra para promocionar la mierda que se metía, y por supuesto haberse cogido a la asistente de la alcaldesa no había ayudado a su imagen; maldita bruja lesbiana atrapada en su closet político, como si él no supiera que hacía esa pendeja en su despacho. Sacudió su cabeza divertido y finalmente respondió. 

—Aquí todos son unos putos, no tienen más que hacer que hablar de mí y mis cosas, que se metan en sus mierdas, me tienen harto. 

—¿Eso es un sí o un no Kenny? —le increpó Stan, quería respuestas más concretas.

—Sí, hombre, sí. La puta de la alcaldesa tenía que ganarse a los votantes un par de años más promocionando su maldita clínica de rehabilitación, me la paso por los huevos a esa estúpida, todo fue por qué me levanté a su puta, es todo. 

—¿Hablas de su asistente? Pensé que se la montaba con sus guardaespaldas, o… eso dicen todos. -- exclamó Stan sorprendido de las declaraciones del rubio.

—¿Esa vagina insaciable?, no le falta sino tirarse a los perros del pueblo, no tiene nada que envidiarle a la mamá de Cartman. 

—Pero... ¿Te sirvió de algo? —cuestionó Stan aún más curioso.

—Para nada, me levanté a un par de putillas asistentes de enfermería, solo aprendí a controlarlo más, es un fracaso como todo lo demás en este mísero pueblo. — le sonrió acercándose más a Stan ahora siendo más privado lo que le diría. —de hecho, amigo necesitaba pedirte un favor. 

Las últimas palabras de Kenny le causaron curiosidad, aunque por alguna razón sabía más o menos de que se trataba lo que le diría el rubio ahora, más no dijo nada y le dejó continuar.

—¿No tienes de tu cultivo por ahí? Si quiero aguantar el maldito día en esta prisión al menos que sea entre unicornios y tetas voladoras. 

—¿Pero qué mierdas dices? ¿tengo cara de proveedor? No me jodas Kenny. 

—No me jodas tú, que somos amigos, ¿ahora te pondrás en tu posición de San Stan y me vas a sermonear?... Yo sé lo que hiciste... Por eso el judío no te habla. 

Los ojos azules de Stan se clavaron en los de Kenny y apretó los dientes conteniendo la molestia; para nadie era un secreto que el último día de clases la había cagado con Kyle, le había dejado metido mientras él estaba drogándose con mariguana con Cartman en los baños, y así Kyle se había ido a San Diego a una reunión familiar que duraría todas las vacaciones y Stan había tenido que permanecer atrapado en la estúpida granja de su padre. 

—Vamos, no me mires así, sé que consumes, hueles a hierba quemada... Así que sé buen amigo y dame de tu mierda.

Stan continuó mirándolo unos segundos antes de suspirar. Entendía la adicción de Kenny, su vida era difícil, su actitud había empeorado, y no parecía que su suerte mejorará, estaba tan atrapado como él mismo, en una vida que parecía que no cambiaría por más que huyera de ella, por lo que se desmontó la mochila del hombro y sacó una pequeña bolsa de uno de los bolsillos. Pero justo antes de poder entregársela, un tercero se acercó a hacerles compañía. 

—¡Chicos, chicos! — la voz carrasposa de Eric Cartman les hizo enderezarse. —al fin los veo par de pendejos... —las palabras de Cartman murieron en su garganta en el momento en que sus ojos marrones se colocaron sobre Kenny. —no puede ser...

—¿Que? — cuestionaron Kenny y Stan no muy interesados en las pendejadas que salían de la boca de Cartman, aunque eso tampoco evitaba que Stan sintiera expectación de la próxima babosada que diría. De pronto las carcajadas de Eric salieron, estrepitosas y molestas como siempre.

—Pero mírate Kenny, la clínica de rehabilitación te ha sentado bien, no solo eres pobre sino además marica... No podías caer más bajo. 

—¿Qué dijiste vagina gorda? —gritó Kenny, al parecer después de tantos años los comentarios de Cartman seguían molestándole. 

—Vamos, vamos cálmate pobre maricon, no tiene nada de malo ¿Qué? ¿te unirás a los emogay de la escuela? ¿se reúnen a chupársela en el basurero...? 

—Te mataré culo gordo. —gruñó Kenny empuñando su mano derecha, pero el gesto pareció divertir más a Cartman quien volvió a reírse.

Esos comentarios o más bien críticas para Eric Cartman aún dolían, a pesar de que ya no era gordo. Con la idea clara en su cabeza de que los gordos no eran exitosos, Eric había destinado el último año a bajar de peso a costa de sacrificar muchas de las cosas que amaba, tenía una meta fija, se apoderaría de ese pueblo y eventualmente de Estados Unidos y para ello claro, debía dejar de ser gordo. Pero a pesar de sus esfuerzos la gente solo continuaba viendo al mismo niño gordo, ni siquiera su jugada al asesinar y convertir a los padres de Scott Ternoman en Chile había borrado su reputación de ser el cerdo del pueblo. Aun así, controló su molestia e intentó calmar esto junto con su risa. 

—Cálmate Kenny, que puedes morir de una rabieta.... ¿O te ahogan tus apretadas cadenas? ¿que tus padres no tienen para comprarte un cinturón para sostener tus pantalones de gay? 

—No, esos ya me los compra la puta de tu madre cuando me la cojo, aún a pesar de los años no se le quita lo zorra.

El comentario de Kenny le hizo callar de golpe y su yo de siempre no pudo evitar salir.

—¡Cállate Kenny! No te metas con mi mamá.

Stan se sonrió, había cosas que no cambiaban, Cartman físicamente había cambiado, pero seguía siendo el mismo gordo mimado, ególatra, psicópata y narcisista de siempre, Kenny había abandonado su suéter naranja, pero seguía siendo un desastre... Y ¿él...? ¿Había cambiado? y ¿Kyle...? 

Miro Cartman seguía discutiendo con Kenny y se dio cuenta entonces que Eric los había buscado para decirles algo, que evidentemente había pasado a segundo plano. 

—Ya cállense los dos. -- les reprendió Stan ahora captando la atención de sus amigos. —¿Qué nos ibas a decir saco de manteca?

—Cuida tus palabras granjero... Venía a decirles que acabo de ver a Kyle... No sé qué hicieron en San Diego, pero... Se ve muy diferente... Aunque eso no le quita lo judío. 

—A mí no se me quita lo judío como a ti no se te quita lo gordo, Culón.

—¿Pero qué mierdas?...  ¿Kyle? — la voz de Stan y Kenny había salido como un exabrupto.

 

***Continuará***

Notas finales:

Corto, pero creo que es un buen inicio. He vuelto y está vez no planeo irme otra vez. Retomaré proyectos viejos antes de que los borren... Y estoy feliz de volver 


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