Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Querido B. tomo 1 (Traducción finalizada) por yuniwalker

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

El sol salió al terminar su ciclo de calor.

Isaac, que miró a su alrededor con los ojos borrosos, dejó de respirar por un momento... Se encontraba en un lugar repleto de maquinaria agrícola, el piso estaba lleno de paja y de tierra y la luz borrosa que se escapaba de la ventana agrietada y nublada, apenas era visible. El almacén se sentía húmedo, repleto del olor pegajoso del sudor y del semen. Había feromonas Alfa y feromonas Omega que aparentemente fluían de sí mismo. Un completo, y terrible desastre.

Estaba abrumado, así que terminó por pellizcarse la nariz. No era solo eso. Los zapatos y su pantalón estaban todos dispersos. Su camisa, su placa, su cinturón... Se movió, y entonces sintió un dolor terriblemente poderoso en su abdomen. Dolía debajo de su cadera, en sus muslos, entre sus nalgas. El semen que brotaba de su ano todavía estaba pegajoso y había terminado por empaparlo todo. Isaac intentó mirar hacia atrás para entender lo que había pasado. Era una situación difícil de creer y necesitaba encontrar explicaciones tan rápido como le fuera posible.

Podía... Recordar algunas cosas. Los gemidos que habían salido de su garganta, la manera en la que gritó, como se sintió.

Y entonces, aparece un sonido a la distancia. Un suspiro largo...

Isaac se sorprendió y se giró. No lo había notado al inicio porque se sentía como si su alma estuviera fuera de su cuerpo... Pero allí estaba. El hombre aún permanecía detrás de su espalda, durmiendo y abrazándole de la cintura.

Isaac se sacudió entonces como si ya no pudiera sentir nada de dolor. Cubrió un grito con las manos y se apartó tanto como le fue posible... Simplemente hay terribles y persistentes sentimientos de desesperación subiendo por su pecho ¡Terribles y persistentes sentimientos de desesperación que solo aumentan!

Durmiendo profundamente, el hombre a su lado tenía la misma cara que la imagen que había visto millones de veces en sus informes. Un rubio brillante, incluso en la oscuridad de un almacén roto. Los músculos bien organizados, como una escultura que recuerdas perfectamente incluso cuando cierras los ojos. Los labios entreabiertos, perfectos y pequeños... El dueño de esta isla y del arsenal ilegal. El hombre al que Cole le había ordenado asesinar a cambio de su propia vida. ¡Él era la persona en el archivo que arrojó frente a él! Félix Felice.

Dios mío.

El ciclo de calor que se produjo durante la noche fue tan violento que sintió que definitivamente se iba a morir. Tan diferente a los ciclos de los que había oído hablar que... Si ese Alfa no lo hubiera calmado, si ese Alfa no lo hubiese sostenido tan dulcemente durante todo el proceso...

Sin él... Entonces...

Isaac se levantó y rápidamente comenzó a ponerse la ropa. ¡No era hora de actuar como un adolescente sentimental, por todos los dioses! Primero tenía que salir de allí y analizar la situación del campo de batalla ¿Cómo estaba todo afuera? ¿Qué tanto había empeorado? Ni siquiera lo sabía. La situación de los miembros del equipo también era desconocida para él ¿Y si todos estaban muertos ya? ¿Y Cole?

Isaac, vestido a medias, empacó todo lo que pudo y luego... Miró hacia abajo otra vez. El hombre realmente estaba durmiendo bastante bien incluso en un ambiente como ese. Con la mano extendida, como si creyera que todavía lo estaba sosteniendo a su lado.

Isaac chasqueó la lengua, se rascó la mejilla y pensó... Que prefería hacerlo así de todas maneras. Matar a su oponente, sin quitarle aquella aura tan pacífica que todavía sacaba por los poros.

Una muerte rápida, como agradecimiento por bajarle el calor.

Sacó la cuerda de su bolsa y le amarró las muñecas y las piernas contra el poste que ayudaba a sostener el segundo piso... El hombre abrió los ojos, solo un poquito. Las pestañas largas y rubias temblaron y pronto sus ojos se fijaron en él. ¿Estaba despierto? No lo parecía. En realidad, daba la ilusión de estar muerto de cansancio. Agotadisimo...

Isaac entonces detuvo su mano y lo miró una vez más. Parecía, como sacado de una película romántica. Una princesa dormida, justo entre sus manos. Se le vino a la mente la idea de que podría ser como una representación extraña de "La bella durmiente" El hombre que esperaba por él, completamente inmóvil... Entonces, ¿Eso lo volvía el príncipe? Y el príncipe, ¿El príncipe le da un beso en la historia? Lo hace ¿Verdad?

Ni siquiera sabía que decir ante lo estúpidos que se estaban volviendo sus pensamientos... Pero su corazón lo anhelaba tanto que cuando lo besó, sonó con una infinita furia.

"... No sabía que tenías pensamientos tan pervertidos, cariño. Lo tomaré en cuenta para nuestra próxima vez."

Una voz suave sonó en su oído así que, solo entonces y como si su tacto lo hubiese quemado en la boca, Isaac levantó los ojos y se apartó de allí.

Lo dejó tirado en el suelo, con los miembros atados y una mirada azul prusiana impresionante. Su tono pudo haber sido relajado, pero en realidad su mirada era tan aguda que no daba la impresión de acabar de despertarse. Si tuviera que poner un ejemplo, diría que se sentía como si fuera una pantera esperando el momento apropiado para correr y hundirle los colmillos en el cuello... Pero ya está atado, e incluso ha amarrado el extremo más largo de la cuerda al tractor para que no pueda moverse en mucho, mucho tiempo.

La saliva bajó por la garganta seca de Isaac...

"¿Esto es lo que haces con el hombre que te ayudó a calmar tu celo?"

Félix parecía enojado, pero Isaac simplemente lo ignoró. Miró su reloj... Adiós a la muerte tranquila y pacífica que había planeado para él. Ya no había más tiempo que perder.

Tenía que eliminar rápidamente a ese tipo y luego, encontrar el modo de salir de allí en una sola pieza.

"Lo siento, en serio".

Isaac, que tocó la daga en su cintura con la punta de los dedos, agarró el mango y lo apretó para comenzar a resbalarlo fuera de su cinturón. La mitad de la daga sale y la delgada hoja de furano brilla tenuemente incluso con tan poca luz. Pero... ¿Por qué se sentía como si el almacén se estuviera extendiendo y aumentando de tamaño cada vez?

Félix miró las yemas de los dedos de Isaac... Las miró atentamente hasta que comenzó a reír:

"¿Qué es esto? ¿Por qué comenzaste a esparcir tantas feromonas?"

Isaac detuvo el movimiento de su mano.

"Si la idea de hacerme daño te pone así de inquieto, entonces quita la mano de la daga y déjame ir".

"¿No es una actitud demasiado arrogante para un hombre que está atado?"

Incluso así, Félix solo alcanzó a reírse de nuevo... Y extrañamente el aire comenzó a ponerse más y más denso a su alrededor, como si hubieran arrojado contra ellos una especie de perfume. Hay feromonas Alfa derramándose de su cabeza a los pies. Feromonas Omega. Algo impresionantemente fuerte, como un ataque planeado. Isaac levantó la mano y apretó su cuello.

Ya no tiene aliento.

"Eres un Omega y yo soy un Alfa... ¿Cómo puedes querer  rebelarte  contra mi?"

Las densas feromonas son aún peores que las que sintió hace unas horas.

Se derraman....

Chocan contra cada parte de él.

Siente que su estómago está al revés, como si fuera a vomitar o a temblar o a terminar por tirarse al suelo rogando por algo...

Isaac, un omega que había estado tomando inhibidores durante mucho tiempo, estaba pisando un terreno terriblemente desconocido para él. ¡¡Maldita sea!! ¡Que feromonas tan poderosas eran esas!

"Tienes que saber... Que ahora eres todo mío".

Incluso mientras está acostado, desnudo y en el piso sucio de un almacén... Félix parece tan intimidante como si estuviera caminando frente a él con el mejor de sus trajes... Se sacudió ¿Qué está pasando con él? ¿Acaso es un Alfa una persona que puede suprimir la mente de los otros solo arrojando feromonas? ¿¡¡Cómo puede explicar el hecho de que no se pueda mover!!? Tenía miedo y como resultado, ahora no podía estirar ni un solo dedo.

Solo con tenerlo allí, de frente, lo hacía sentir terriblemente loco. Sus ojos ya estaban borrosos y comenzó a respirar intermitentemente.... En su boca, la saliva corría tan rápido que había terminado por caerse por su piel hasta mancharle la camiseta y, finalmente, Isaac, cuyas rodillas estaban dobladas, cayó al suelo y comenzó a intentar controlar sus pensamientos.

Eran tantos y tantos...

Los ojos azules de Félix se encontraron con los suyos... Y cuando le sonrió y le mostró un brillo de dientes blancos y perfectos, entonces caminó hacia él con toda la furia del mundo, levantó la daga que sostenía en la mano y la posó completamente contra su nuca: La piel de Félix se rompió al instante y comenzó a caer un montón de sangre oscura en su espalda. El espacio estaba lleno de feromonas y el tenue olor a sangre terminó por quedarse en su nariz.

"Ah, ah..."

Isaac respiró hondo. Las feromonas que se vierten como cascada contra sus dedos finalmente se cortan cuando entierra la daga todavía más y más... Y luego un poquito más...

La mano de Isaac, agarrando el mango tan fuerte como podía, en realidad temblaba.

"¿Entonces es así...? Entiendo." Félix preguntó cómo si se hubiera quedado completamente en blanco. Seguro ya había sentido el ardor en el cuello y seguro que también le dolía bastante, pero no parecía querer hacer nada para evitarlo... Estaba tal vez, tan mareado como se encontraba Isaac. "Si eso es lo que iba a pasar de todos modos... Entonces mátame."

¿Cómo puede una palabra hacer que todos los músculos de su cuerpo se contraigan? Fue instantáneo, el sentir que su cuerpo se ponía en su contra de un momento para otro.

Sí, es por eso que los omegas tienen miedo de encontrar a su Alfa y los Alfa se ponen nerviosos de encontrar a su Omega. Ya no sabes quién afecta a quien, o qué hacer o a qué parte de tu cerebro seguir... Y todos los sentimientos de frustración se juntaron en ambas cabezas hasta que fue insoportable.

Frente a una situación que no podía manejar, Isaac quitó la daga y la arrojó por el aire hasta que terminó por chocar junto a la puerta de salida. Había mucha sangre, la daga era filosa así que definitivamente habría perforado el cuello de Félix en una arteria correcta, o hasta su hueso o incluso más profundo que eso... Si hubiera querido.

Pero no quería.

Carajo, incluso se había sentido mal por lastimarlo así.

Cuando Félix se burló otra vez y comenzó a reírse de su poca capacidad, Isaac soltó:

"La razón por la que no te doblé el cuello antes, fue porque quería saber hasta dónde llegarías..."

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).