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Querido B. tomo 1 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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La calle fuera de la ventana estaba oscura y silenciosa. Era ya muy tarde por la noche...

Las diez en punto era el momento en que se iba.

Isaac estaba listo para cerrar la tienda, que había sido aseada hasta cierto punto. Los locales en el centro de San Diego cierran todas juntas a las nueve. Los fines de semana, a las ocho y media, se apagan las luces, se cierran las puertas y entonces los suburbios quedan absolutamente solos. 
Por supuesto, Isaac, como todos los demás, generalmente cierra alrededor de las nueve en punto y regresa casa...

Pero hoy está aquí ya que hubo bastantes contratiempos.

Tenía un sistema exacto, porque su trabajo no parece algo que encaje con su personalidad o sus manías... Y cuando finalmente revisó las cestas y las macetas que eran para una entrega de la mañana siguiente y vio que todo estaba en orden, finalmente consiguió su mochila. Se quitó el mandil y se estiró, haciendo los brazos todos para atrás y luego, lentamente hacia arriba...

El sonido del timbre en la puerta sonó excepcionalmente fuerte de inmediato.

Isaac levantó los ojos al mismo tiempo que decía: "¡Hemos cerrado!" Pero los tres tipos fuertes de la entrada igual se apresuraron a llegar hasta él...

La voz tranquila del tendero fue enterrada por los sonidos de estos hombres tan ruidosos:

"Mira esto. ¿Quién diría que había un lugar abierto todavía?"

El hombre que se acercó al mostrador, se estaba riendo de un modo bastante escandaloso. Isaac trató de decirle otra vez, amablemente, que había cerrado la tienda y que ya era hora de que se marcharan... Pero esta vez fue enterrado en una conversación todavía más potente.

"¡Una maravilla de tienda! Pero seguro que no van a querer atenderte"

"No puede ser".

"Si que puede ser..."

El hombre que entró primero, le había tendido la mano a los dos que le seguían. Metió los dedos en los bolsillos de sus pantalones y luego, los volvió a extender para enseñarle a Isaac lo que había conseguido. El olor a alcohol se profundiza todavía más porque, obviamente, están más que borrachos.

Isaac se rascó la mejilla, curioso por lo que estaba pasando frente a él... El borracho principal, que había robado billetes de $100 de cada uno de sus acompañantes, luego los agitó frente a su cara y dijo:

"Tengo dinero ¿Ves? Así que quiero un ramo de flores porque había pensado que era una linda noche para darle esto a una linda chica". El borracho sonrió y se acercó todavía más al mostrador de Isaac. Tenía ambas manos recargadas. "Por favor, y muchas gracias."

Las caras de todos estos borrachos, que decidieron pararse bajo las luces brillantes de la tienda, se pueden ver de un solo vistazo: El cabello de este hombre está enredado pero es sorprendentemente de un rubio intenso. Sus ojos de un azul prusiano. Nariz alta, labios gruesos y sensuales. Era un tipo guapo que podría bien ser un actor de Hollywood... Y además, está esa altura abrumadora. Unos hombros fuertemente anchos y los músculos del antebrazo, que aparecen debajo de las mangas plegables, también son inusuales. Apelmazados y duros.

"Un ramo..."

"Lo siento, pero el horario comercial ya pasó".

Isaac, que estuvo observando su hermosa cara por un tiempo, informó claramente el horario de apertura y el de salida. Incluso les señaló su pequeño letrerito, justo a la derecha. El borracho inclina la cabeza como si estuviera intentando pensar...

Y entonces, uno de sus acompañantes solamente grita:

"Eres un niño un poco tonto ¿Verdad? No atiendes, pero tienes la puerta abierta y la luz prendida... ¿Estás tratando de burlarte de nosotros?"

Isaac pensó que estaba realmente en problemas. Era un ambiente extraño desde la primera vez que se les ocurrió entrar. Pesado...

"Jack".

Inesperadamente, sin embargo, el borracho que era demasiado guapo, habló con una voz tan poderosa que el otro tuvo que retroceder, apretando la gran masa dura que era su pecho. El borracho sonrió hacia Isaac. Como las flores que colgaban a sus espaldas, era una sonrisa brillante y encantadora.

"Mira, florista. ¿Qué te parece esto? Haz un ramo para mí, uno sencillo... Y duplicame el precio. Tómalo como una especie de subsidio por tus trabajos nocturnos"

"..."

"¿No me estoy explicando? Haz un ramo de $100, y yo te daré entonces $200".

El borracho dejó caer $200 en el mostrador, los que habían sido proporcionados por los dos sujetos inmensos que tenía detrás... De esa misma dirección, fluyeron suspiros y palabras groseras como si fuera el sonido de fondo de la noche.

Mirando los dos billetes en el mostrador, Isaac chasqueó su lengua. Pensó "No puedo evitarlo" y aceptó:

"Elige las flores que quieras".

Cuando Isaac dijo esto a regañadientes, el hombre borracho le contestó con una sonrisa satisfactoria.

"Hazlo tú, cariño".

"...¿Es para invitar a alguien a salir?"

"Si. Para alguien de un bar. Tiene el cabello castaño y rizado. Es una linda dama. Oh, ¿Sabes qué? Toda ella me recuerda al color rojo... A esas rosas".

Al ver a Isaac caminar hacia la rosa, el borracho golpeó la mano contra el mueble una única vez, pero fue suficiente para que los dedos que intentaban tirar de la rosa se endurecieran...

"Ya cambié de opinión... Recordé que las rosas no me gustan."

Pero aunque sabía que se estaba burlando de él, Isaac, que había comenzado a elegir cuidadosamente lirios, lisisias, claveles de colores y algunas flores amarillas, se volvió hacia el hombre con una expresión serena y unas hermosas ramas brillantes acomodadas cuidadosamente en una cubeta. En ese momento, el borracho, que miraba las flores que Isaac le quería entregar, se acercó a la puerta y se sentó en la silla que estaba justo a un lado de ella. El mastodonte que aparentemente se llamaba "Jack", lo siguió muy de cerca y se quedó parado a su lado. Cómo un perro de guardia.

Isaac recortaba las flores en silencio. Una inmensa concentración danzando en sus pupilas. Los labios rectos.
Como administra una pequeña florería por su cuenta, a menudo se encuentra con muchas situaciones en las que nunca pensó... A últimas fechas, ni siquiera puede decir que el borracho que entró justo antes de cerrar la puerta sea un caso inusual.

Para Isaac, era inevitable. El costo de ser independiente.

"¿Llevas tiempo siendo florista?"

Estaba a punto de cortar los últimos tallos, tratando de no preocuparse tanto por los borrachos y la hora... Pero el borracho guapo lanzó la pregunta de la nada e irremediablemente Isaac tuvo que volver los ojos hacia él. No sabía cuál era su punto.

"¿Sabes que ser un florista es también un servicio a la comunidad? Deberías ser agradable y hablar con los clientes."

El borracho miró a Isaac, recargando los codos sobre los reposabrazos de su silla... Los profundos ojos azules como el mar agitado, son terriblemente agudos.

Una mirada que lo puso nervioso.

"Bueno... No me siento bien hablando con los clientes, supongo".

Isaac se giró para quitar el papel de regalo rosa y púrpura de unos conos de cartón realmente inmensos. El hombre volvió a hablar, mirando muy atento la manera en la que envolvía el ramo.

"¿Cómo atraes a los clientes entonces?"

"Porque solo con las flores es imposible".

Incluso antes de que Isaac respondiera, el mismo tipo, Jack, gruñó a su lado como si le costara horrores estar en silencio. El borracho le dedicó una mirada furiosa y dijo algo así como "Eres muy ruidoso".

Pero lo que sea que dijeron entre ellos e incluso lo que fuera que pensaran de él, definitivamente no era algo que le importara a Isaac.

Mientras el sonido de envolver se escuchaba y su delicada mano terminaba de acomodar el ramo, la verdad es que los papeles rosa, púrpura y ese hilo de encaje con cintas de color rosados, había terminado por ser algo demasiado aburrido y soso. El empaquetado de un ramo siempre ha sido difícil para él, pero la realidad de esto se volvió especialmente cierta cuando lo miró entre sus manos. Apenas brillando.

"Ya está hecho". Isaac pone el gran ramo en el mostrador después de un tiempo intentando convencerse a si mismo de que estaba bien "¿Necesitas una tarjeta?"

Esta era una pregunta mecánica. La mayoría de las personas que compran ramos de flores en este local, le piden que escriba un mensaje simple o que solamente ponga una tarjeta de presentación enterrada entre las hojas del ramo. Por lo tanto, y otra vez como de costumbre, le mostró varios tipos de tarjetas que acomodó en el mostrador. Pero el borracho niega con la cabeza:

"Las flores son muy bonitas..." Luego baja la mano y mira a Isaac otra vez. Frente a él, su expresión se vuelve bastante agria por un momento. "Pero la envoltura es terrible".

"¿No te gustó?"

"Nada... Dime, florista ¿Cómo es que vendes estás cosas? ¿Te alcanza para comer?"

Es contundente y cruel... Pero los borrachos por lo general son contundentes, crueles y estúpidos. Sin embargo, no podía enojarse porque era un hecho que entendía que las habilidades que tenía con la decoración no eran del todo buenas. Pensó que definitivamente iba a pedirle que le devolviera su dinero. Ya lo había aceptado.
Era lamentable que hubiera perdido el tiempo con los hombres que repentinamente lo abordaron por no cerrar la puerta, pero estas cosas no se pueden evitar.

"¿Quieres un reembolso?"

Isaac preguntó rápidamente. Sin explicar nada, tampoco había intentado convencerlo de que era un buen ramo porque era pésimo para mentir... Es mejor si pide un reembolso. Después de todo, sería todavía más difícil si le dijera que lo hiciera todo otra vez.

Los dos billetes de $100 todavía estaban en el mostrador.

El borracho puso su dedo sobre el billete... Y cuando pensó que estaba recuperando su dinero, descubrió que lo había empujado hacia adelante. Los dos billetes, juntos.

"Me voy a llevar el ramo, así que si no quieres que me convierta en un ladrón, preferiría que guardaras esto."

"Gracias."

Cuando el florista tomó el dinero para guardarlo dentro de un libro de ahorros, una extraña tarjetita blanca se deslizó a través de las notas que parecían haber sido arrumbadas descuidadamente en el mostrador. Los ojos del borracho cayeron naturalmente sobre la perfecta caligrafía:

"Querido Benjamin".

Un suave sonido salió de las puntas de sus labios. "Es una letra ordenada"

Isaac, que se había congelado en su lugar, finalmente se aproximó y agarró la tarjeta que había leído el cliente. La sostuvo contra su pecho y entonces, incluso se sonrojo.

La mirada del borracho sigue naturalmente las puntas de los dedos de Isaac, se da cuenta de que está temblando...

Cuando el tendero respiró hondo, el cliente, que no sabía por que se sentía como si hubiera cometido un crimen, sonríe y después, se ríe: "¿Es para tu amante? La primera frase suena bastante dulce. Decirle querido a un hombre..."

"Es algo personal". La voz tenue del florista se levantó ligeramente.

"Sí, claro que lo es". El borracho se encogió de hombros, pero parecía extremadamente enojado... También estaba el hecho de que sus dedos estaban estrangulando el ramo hasta hacer crujir las hojas.

Isaac fingió no verlo y se apartó para empujar la tarjeta en su cajón.

"Pero ¿Sabes qué? De repente me siento curioso". El hombre borracho dio un paso atrás e inclinó la cabeza, con una de sus manos perdida bajo su bolsillo. Después, solo torció los labios e hizo una pregunta en voz baja. "¿Eres igual en la floristería que cuando tienes sexo?"

Esta fue, por supuesto, una pregunta más que inesperada.

"Me pregunto, qué tipo de sonido haces en la cama. Que aspecto tienes. Si te ves aburrido como ahora o los ojos se te ponen blancos..."

Pero Isaac, quien parecía estarse enfrentando valientemente al borracho, todavía tenía una expresión calmada y más que serena... Los hombres a sus espaldas se preguntan si es que acaso había escuchado que le preguntó sobre su apariencia en el sexo. Algo que incluso podía considerarse un acoso.

Después de ver la cara ordenada de Isaac, el hombre borracho se encogió de hombros nuevamente y enderezó la cintura después de un largo tiempo de estar casi agazapado. No era divertido si preguntaba honestamente y de todos modos no mostraba la más mínima reacción.

Volvió para dejar la tarjeta en el mostrador, la que se había llevado a escondidas cuando le estaba enseñando todas... Una sonrisa oscura se extendió por su rostro mientras leía otra vez, como si no recordara su nombre cuando la realidad era que lo había repasado un sinfín de veces.

"Bueno, florista Isaac, trabajaste duro hasta tarde. Felicidades". El hombre borracho, que pareció mirarle gentilmente una última vez, se dio la vuelta... Se escuchó el sonido de las campanas en la puerta, sonando tan alegre como cuando entró por primera vez.

Su espalda desaparece en un instante, igual que si la oscuridad de la calle se lo hubiera tragado. Un espejismo hermoso que ya había llegado a su fin...

Frente al mostrador donde se encontraba Isaac, había otro billete de cien dólares doblado cuidadosamente en un pequeño cuadrado perfecto. En resumen: Vendió un ramo feo de flores por $300 cuando en realidad, solamente costaba $100. Esto puede ser bueno y considerarse una venta exitosa, pero Isaac, que estaba avergonzado y nervioso, pareció perder todas sus fuerzas cuando se sujetó de la madera y trató de meter tanto aire en sus pulmones como le fuera posible.

Literalmente debería pensar en lo que dijo y hacer algo así como una tarifa para trabajos nocturnos. Estaba más cansado de lo habitual. Más triste de lo habitual.

Miró el reloj, eran casi las once en punto. Cómo sus dedos estaban temblando, sintió que debía dormir tan pronto como llegara a casa.


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