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Todo por Riki por Arwen Diosa

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Aprendió lo necesario y suficiente de Ceres mientras estaba con Katze. Que lo recogieran sus hombres y activar protocolos de seguridad no fue algo para acostumbrarse, él era un Blondie que conocía y confiaba en su capacidad para manejarse solo.

Servía para conducirse con sus propios recursos hasta la guarida de su mestizo y ahora… para buscar la ayuda que necesitaba. 

Raoul tuvo que ser precavido examinando la situación al milímetro. Iason temía por su vida y por eso iban tras él, ésos androides todo el tiempo; el plan a trazar debía ser eligiendo el camino donde Iason sienta comodidad.

Una situación íntima de vulnerabilidad para distraer su raciocinio. Un Iason seguro de sí mismo y del poder que ejerce sobre sus víctimas debía tener el descuido suficiente para salir al balcón después de dar rienda suelta a su lujuria, cuando crea que dejó clara su superioridad. 

Tranzar la propiedad de Katze fue otra distracción, dándole a creer que no había más planes qué seguir sus instrucciones. Una falsa sensación de seguridad.

Con Iason de acuerdo, Katze también pudo beneficiarse estando al tanto que él no sería más su Maestro. Así pondría empeño en su recuperación y despejaría sus fundados miedos; sin la preocupación del estado de salud y mental de su pelirrojo, Raoul llevaría toda su concentración a su plan.

Con Iason en la red, no podía fallar.

Tenía un aliado en esto, la única persona que conocía que no antepondría beneficios económicos, políticos o mediría su propia seguridad. Conocía el riesgo y las consecuencias del fracaso…  pero la recompensa del éxito era insuperable.

¿Por qué Iason no mató a Guy? Raoul no iba a empezar a adivinar, sólo tomar la oportunidad ¿Por qué lo buscó a él? Necesitaba a alguien con los mismos intereses y para asegurar su participación leal le mostró que tenía en su poder algo que este hombre deseaba.

Sin Iason en el camino, podría ser suyo.

Cómo ninguno de los dos estaba pidiendo confianza ciega y ésta situación era parecida a un negocio, Raoul puso sobre la mesa desde el inicio toda la información que se necesitaba para tener éxito. La sospecha de esos ojos fueron su respuesta, ojos que conocieron la traición y el dolor, él no abrazó la oportunidad con sed desesperada de venganza, midió ángulos y calculó... Hubo lapsos de silencio, preguntas exactas del quién y porqué, pero Raoul no iba a exponerse, su motivación no era primordial para que este hombre creyera en él, bastó poner su recompensa en la mesa y fueron un equipo. 

Tenía en mente otro perfil para este hombre, pues los acontecimientos hicieron que lo despreciara en el pasado, pero hubo algo que dijo que aseguró a Raoul que estaba eligiendo bien a su aliado.

-No lo hago para tener a Riki conmigo, sólo asegúrate que sin importar si me atrapan o no, que el eterno prisionero de Iason Mink sea libre. 

Raoul no iba a engañarlo, le dio su palabra y todo siguió marchando.

Su búsqueda del arma adecuada empezó desde que Iason privó a Katze de todo alimento durante diez días; la salud de Riki era una variante que no se podía confiar y los planes alternativos surgieron. La  localizó aquella noche que fracasó su rescate por el balcón.  

Guy tenía que disparar desde otro departamento de un edificio aledaño al lugar indicado. Era una propiedad de Raoul con una localización insuperable, la distancia era perfecta. No estaba demasiado lejos y no existía forma que Iason lo viera. 

Fue con anticipación que dejó a Guy viviendo en su departamento con instrucciones de no salir incluso días después de perpetrar el crimen. Raoul sabía que el arma era imposible de rastrear y con Iason muerto, nadie señalaría una de sus propiedades como el lugar del crimen. Además, era mejor que Guy se mantenga hasta una semana después en el cómodo lugar mientras la conmoción reducía y él mismo volvería para entregarle su premio.   

Y sucedió. 

Cuestión de segundos.

Raoul corrió al cuerpo tendido en el amplio balcón. Iason había caído de espaldas, piernas separadas y brazos ligeramente extendidos. 

Apenas un hilo de sangre Élite se le escurría por la nariz, pero no era necesaria otra señal. Raoul proporcionó a Guy un arma especial que dañaría irremediablemente el cerebro orgánico de cualquier Élite, con el impacto de un choque de sonido que afectaba sólo los órganos, no era necesario traspasar sus duros huesos. Sin un impacto real con un orificio de entrada y salida, era aún más difícil rastrear la trayectoria del disparo.

Ahora mismo su cerebro debía ser solo puré. 

Dos dedos sobre el cuello para sentir el pulso de su corazón artificial.

Muy leve. Agonizante.

Que su corazón diera los últimos brincos erráticos contra su pecho no significaba que siguiera con vida. Su cerebro estaba frito.  

La puerta se abrió de golpe y los Guardias de Júpiter ingresaron. 

Raoul estaba preparado para fingir su conmoción, tenía que hacerlo. Júpiter seguramente  estaba al tanto de todo, al sentir a través de su enlace cómo Iason era atacado.

-¡Rápido! Una ambulancia – exclamó Raoul alejando su mano del cuello de Iason.

-¡Lord Am! Aléjese del balcón. Es peligroso.

En menos de nada trasladaron el cuerpo de Iason dentro de una ambulancia, Raoul lo acompañó de cerca en la misma cabina junto a dos guardias que los escoltaban desde adentro. Muchos se habían quedado para rastrear al que disparó y otro séquito los acompañaba por fuera. Iban a toda velocidad, surcaban las venas de tránsito de Amoi, desde Aphaty hasta la Torre Júpiter. Por su orden, todo estaba despejado, la ciudad paralizada, para no desperdiciar ni un segundo valioso en su largo y angustiante recorrido.

Júpiter sintió con marcado horror como la vida de su hijo favorito era atacada, otra vez ¡Cómo sucedió esto! Era un alivio que Raoul Am estuviera con él para darle alguna asistencia pronta que seguramente sería de vitalidad.


Ante la presencia de los Guardias de Júpiter en la misma cabina, Raoul no podía actuar como quería, debía demostrarse preocupado, ansioso y desesperado por prestar atención al favorito de Júpiter. Su creadora, estaba ahí. Estaba observando todo a través de la conexión con los androides que custodiaban su rápida movilización a la Torre Júpiter.

¡Un poco más!

Gritaba en su mente Raoul. Sólo un par de horas  para que se declare la muerte de Iason Mink y por fin pueda abrir la puerta de esa maldita casa. 

Su Katze.

“Raoul”.

El Blondie apretó los dientes ante la inesperada intrusión a su mente por parte de Júpiter. Se apresuró a controlar los pensamientos caóticos que involuntariamente se escapaban, era demasiada agitación ver a Iason Mink postrado en el suelo y luego siendo subido a una ambulancia. 

“Estás tan alterado, Raoul. Concéntrate para ayudar a tu hermano. Siento que aún está vivo. No pierdas la calma”.

Cerrando los ojos, soltó el aire de sus pulmones artificiales. Era cierto,  Júpiter estaba sintiendo los últimos latidos antes que todo su organismo empezara a apagarse irremediablemente, era el momento que Raoul esperaba con nerviosismo frenético.

“Es por Iason”.

No era del todo una mentira. Pero Júpiter no podía, bajo ninguna circunstancia, sospechar de su júbilo ante la noticia de Iason muerto. Todas sus emociones debían estar empapadas de preocupación. 

“Debes concentrarte. Por su bien… ¡Ayúdalo Raoul! Pronto llegarán a mi!”.

Apretando los dientes, Raoul tomó algunos artículos dispuestos y comenzó con un escáner de cuerpo completo. No proporcionaría ninguna ayuda, solo un cuadro general de sus condiciones y tal vez una buena forma de perder el tiempo. 

-Espere un momento Lord Am, revisaremos el perímetro.

La ambulancia se detuvo y los dos guardias bajaron. Y con ellos el ojo atento de Júpiter.

Raoul e Iason se quedaron solos.

Era su oportunidad.

¡La única que tendría!

Tenía lista en la mano una jeringa llena de nada. Sólo aire para disparar directamente sobre su corazón para acabar él mismo con esos latidos. Con una mano palpó el espacio entre las costillas para llegar directamente sobre el músculo sintético.  

Bajó con velocidad la otra mano con la jeringa sin pensarlo dos veces y…

La aguja traspasó la piel, no de las costillas de Iason. 

El Primer Rubio de Amoi, sujetó con las suyas, la mano de Raoul para detener el ataque, la aguja filosa hirió la dermis superficial de algunos dedos pero el daño era mínimo. 

Raoul vio los ojos como hielo seco mirándolo desde su posición sobre la camilla. No era una mirada confundida ni aletargada, era como si Iason Mink hubiera predicho sus movimientos al milímetro ¡Maldición! Pero no se rindió, Raoul no dejó su poderoso agarre sobre el instrumento y forcejeó. Iason uso sus dos manos para detener el desesperado ataque, un enfrentamiento frente a frente. 

Un renovado hilo de sangre se le escurrió por la nariz por la intensa descarga de sus fuerzas, Iason usó sin reparos su anatomía superior y sacó a Raoul de su encima con un empujón.

La jeringa cayó al suelo rebotando sin sentido. El sonido metálico de la aguja y el tubo fue lo único que sonó mientras esos segundos, que parecieron infinitos, se marcaban entre ellos. Los guardias al entrar interrumpieron cualquier intercambio de palabras. Iason se incorporaba y Raoul, visiblemente agitado se componía la ropa desordenada. 

Poniéndose de pie con elegancia, se ajustó la fina seda que cubría su cuerpo preparándose para salir del vehículo. Al pasar al lado de Raoul le dio una mirada intensa.

-Jugaste esta vez con las cartas muy cerca a tu pecho – una sonrisa sin gracia apareció en su boca – pero la última jugada la tengo yo. Subirás conmigo ante Júpiter por tu propia voluntad o te llevarán a la fuerza.

Se tragó la réplica, le dolieron los hombros por detener los golpes que querían salir sin remedio. Estaba temblando por la acumulación de emociones  ¡Iba a explotar! Este no era el lugar ¡Mierda! Iason tenía que estar muerto ¡Mierda!

“¿Raoul? Sube… Iason está bien, tranquilízate”.

Iason estaba vivo… y sabía que el ataque vino patrocinado por él ¡Maldición! 

Antes de liderar el camino, Iason sacó del bolsillo del pecho de Raoul su infaltable pañuelo, sabía que siempre lo tenía ahí, y se limpió la sangre de la cara sin dejar de mirar a Raoul. Luego arrojó la prenda sucia a sus pies.

 

Iason no tomó asiento, tampoco sostuvo la elegante copa con la fría bebida que Júpiter disponía en esa mesa baja. Se mantuvo de pie permitiendo que su creadora se acercara y lo tocara con su extraño afecto acompañado de expresiones faciales con cuencas metálicas por ojos.

“Tu solicitud ha sido precavida” reconoció Júpiter comunicándose mentalmente con Iason “Si no fuera por eso, te habría perdido, hijo”.

“Fuiste tú, Júpiter. Sin tu colaboración mi estructura ósea no sería más resistente ahora”.

Cuando Guy fracasó en su plan de destruirlo en Dana Bahn, Iason previno un nuevo ataque. No se equivocó. Fue una decisión prudente mejorar la resistencia de su esqueleto superior y convencer a Júpiter de mantener la información en reserva de las demás Élites. Solo ese detalle lo había salvado de morir ante aquél disparo. Contrario a eso, era la aguja de Raoul, que sí podía atravesar su piel y descargar su sentencia de muerte. Estuvo tan cerca de morir… dos veces en menos de unos pocos minutos. 

Que ira tenía…

Júpiter cerró los ojos color cobre y se acercó a su hijo un poco más. Juntó frente con frente, apoyándose en una señal de cariño. Iason también cerró los ojos y permitió, como era de esperar, que su creadora ingresara a sus pensamientos.

“Hay muchas murallas en tu mente”.

Observó con preocupación Júpiter. Su intención no era interferir en la vida privada de su favorito, pero conocer el estado de sus emociones era importante para ella. El bienestar de sus hijos era muy importante. Aún más si estaba pasando por circunstancias complicadas y exigentes desde su retorno de Dana Bahn.

“No tienes que preocuparte por mí, madre” Explicó sin abrir los ojos “Sólo estoy angustiado por Riki”.

Júpiter rompió contacto comprendiendo su terrible dolor. Quería entender el sentimiento que había motivado a su hijo para correr el riesgo de morir por el mestizo. Amor, una palabra tan inusual para describir la relación entre un Élite de alto rango y un simple humano, considerado basura de Ceres.

“Raoul, tu hermano, está trabajando arduamente por él, por ti”. Intentó reconfortarlo diciendo la verdad.
“Sobre Raoul…”.

Iason no continuó. La puerta de la cúpula de Júpiter se abrió y el Blondie de ojos verdes ingresó. Júpiter lo mantuvo detrás de las puertas al inicio, para conversar a solas con Iason.  

Unieron miradas con su igual Blondie. Ilegibles. La sostuvieron mientras Raoul se acercaba. 

Raoul desconocía que palabras estaban intercambiando Júpiter e Iason, pero sabía que su posición y lugar no podía ser alterado. En otras palabras, Iason no iba a delatarlo ante Júpiter, sabía que si Iason decía la verdad, él también sacaría a relucir todo. Ante Júpiter, el chantaje de Katze no significaría nada, pero los actos sexuales entre ellos de hace unas horas atrás, sí. Además de su hijo favorito involucrando su carne sintética y perfecta con un ex mueble era un acto reprochable. Seguramente éste conjunto de hechos provocaría que  la calmada Inteligencia Artificial arqueara una ceja metálica. Iason sería examinando mentalmente sin posponerlo y revelaría todas sus desviaciones, sin otra alternativa, él también. Inevitablemente sería perder para ambos. 

Iason jamás aceptaría perder.

Júpiter le acarició el rostro cuando terminó de acercarse, notando lo tenso que se encontraba. 

“Ha sido muy bueno, hijo, que tú estuvieras ahí” Júpiter retrocedió y apreció a sus dos perfectas creaciones. Los dos Blondies principales de Amoi. Inexpresivos y de belleza fría “Tengo información que los guardias han capturado a tu atacante, Iason” la súper computadora desplegó una pantalla próxima a ella y mostró el vídeo de un hombre siendo arrestado en plena calle de Apathy por los guardias, reducido en el suelo era atado de manos, luego por tirones de la ropa negra lo ponían de pie.

Guy.

Ninguno de sus hijos reaccionó visiblemente. 

“Es el mismo mestizo responsable de Dana Bahn” señaló Júpiter más conmocionada por la información que ambos Blondies “Fue detenido en inmediaciones de Apathy, conduciendo un vehículo no registrado, levantó sospechas al no llevar el PAM y al ser escaneado demostró llevar en él, partículas de residuos químicos propias de un disparo reciente. Permanecerá detenido en las celdas hasta su interrogatorio y decidir cómo será su ejecución. En todo caso, cuando concluya no será exonerado por sus delitos como lo fue en Dana Bahn y decidiste no perseguirlo. Pero como eres parte afectada directamente otra vez, dejaré que te involucres en su ejecución, si es lo que prefieres y puedas decidir sobre él. Preferiría que Raoul hurgara en su mente también”.

“Gracias, madre". Respondió Iason con calma, antes que el otro Blondie llegara a contestar. Bajó un poco el mentón y cerró los ojos, luciendo visiblemente afectado “Lo que menos deseo es darte preocupaciones. Sin embargo, los problemas nunca parecen terminar”.

Raoul desvió la mirada de Júpiter a Iason. Sentía que la medida y modulada voz no era más que un cebo, usado sin remordimientos para conducir a un engaño. Como una competencia de mantener la calma Iason iba a poner esa cara preocupada. 

“Madre, lo mejor es volver a Eos. Debo continuar con mis obligaciones”. Raoul bajó un poco la cabeza en muestra de respeto. Esperaba lograr algo de ventaja e ir a su laboratorio y usar la última opción que tenía para detener la consecuencia que seguramente estaba planeando Iason. Raoul estaba en una batalla interna. Controlando todas sus emociones ante Júpiter, para hacerse ilegible. Ella no debía darse por enterada de las emociones que tenía, todas tan negativas y concentradas en su hijo dorado.

Maldita sea, quería estallar de impotencia. Si Júpiter decidía leer la mente de Guy no habría salida, se daría por enterada que estaba involucrado en el intento de asesinato ¡Maldición! ¡Cómo se hizo atrapar Guy! 

Además, su creciente ansiedad por evitar que Iason llegara donde Katze… lo estaba haciendo temblar de la punta de los dedos… ¡Debía hacer algo!

Aún si tenía que sacar al inconsciente mestizo de su cónico envase y amenazar que iba a destrozarlo si Iason no se detenía en su venganza. Júpiter interferiría, sin duda alguna, pero no había más que hacer. Raoul se negaba a continuar fallando y sólo presenciar el sufrimiento de Katze… 

Esto había llegado demasiado lejos.

Estaba acorralado.

“Raoul, lamento también arrojar sobre ti, tanta angustia. Temo que ha sido mi culpa”. Comenzó Iason,  con su mirada tranquila, pero camuflada en sus verdaderas intenciones. Detuvo a  Raoul en la acción de girar e irse, el único signo que demostró de su malestar fue el leve ceño arrugado entre las cejas “Sería prudente que te quedaras con Júpiter y calmes tus emociones”.

“No, no lo veo prudente" contradijo Raoul, de inmediato.

“Júpiter” Iason sólo movió los ojos, de su hermano a la Inteligencia Artificial que se mantenía expectante de las palabras de sus hijos “Estoy preocupado por Raoul, ¿Sientes toda esa energía que viene de su interior? Sobre él recaen muchas responsabilidades. Ha sido culpa mía, las circunstancias quisieron que sufriera las dos veces que intentaron asesinarme. Sería prudente que se quedara aquí y establezca comunión contigo, por unos días”.

Raoul sintió que la sangre artificial que circulaba por su cuerpo abandonaba su rostro. Un fuerte escalofrío recorrió su espalda al entender las intenciones de Iason. 

“No puedo dejar mis funciones ¡¿Qué hay de Riki?!” lamentablemente su voz sonó más alterada de lo que debería “¡¿Acaso tu mestizo no te interesa más?! Me hago cargo de sus avances diarios”. 

Jamás previno que Iason preferiría sacarlo del camino y descuidar así la salud de Riki. Sería prolongar su recuperación demasiado tiempo ¿Acaso no debía sanarlo sin retrasos? ¡Esa era la razón de su locura!

“Prefiero que recuperes tu tranquilidad mientras estás con Júpiter. Al regresar, podrás concentrarte en Riki sin toda esa angustia que palpita en tu cabeza. No eres el mismo Raoul y todos en Eos lo han notado”.

“También he sentido que estás en un  estado de intranquilidad o inquietud muy intensa. Como si fuera causado especialmente, por algo desagradable o por la amenaza de una desgracia o un peligro. Ninguna de mis Élites debe padecer en silencio, no después de Dana Bahn… Iason eligió ese camino y conoces el resultado. Te encuentras tan afligido. Déjame ayudarte con tus emociones”.

Júpiter tomó a Raoul por los hombros, fue un toque ligero, era lo que hacía en cuanto al contacto físico con sus creaciones; fue imposible no notar la reacción de su hijo, todas esas vibraciones negativas.

“¡No!” Raoul retrocedió, logrando que Júpiter lo soltara. 

“Raoul… lo he sentido desde el momento en que Iason se ha unido a nosotros. Es particularmente importante despejar tu cerebro de esas emociones alejadas de tu educación Blondie. Te ayudaré…”.

“No quiero una limpieza mental, Júpiter”.

“Déjame decidir a mí”.

“¡Te diré todo lo que está pasando!”.

Fue Iason el que hizo la reverencia con la cabeza y dio a su hermano el mismo tipo de mirada que compartieron en el balcón antes del disparo.

Intensa y cargada de emociones. 

Ahora sabía que esa mirada estaba diciéndole “adiós”, era su turno de hacerlo. Él no fallaría.

Mientras Raoul era acogido en un aura azulada y perdía la voluntad de su cuerpo, su mente se negó a hundirse por completo… 

Katze…

Katze…

Sus pensamientos se dispararon en horribles pesadillas, al ver que Iason se alejaba hacia la salida. Sus párpados se cerraron con pesar mientras dejaba caer un par de lágrimas.

 

Lo último que vio en la pantalla era a Raoul siendo desatado, cuando compartían la copa de vino la transmisión se terminó y el proyector se perdió en la rendija de la pared. Dejando la habitación silenciosa, como lo fue siempre. 

A pesar de haber transcurrido una considerable cantidad de tiempo, Katze no se había movido y continuaba mirando obstinadamente en dirección a la pared. Todos los hechos que presenció dejaron un desagradable lío en su estómago, apretado e incómodo. Estaba luchando con toda su voluntad para no perder la entereza y ser consumido por todos los sentimientos reprimidos. 

Se aferraba a las palabras de su rubio, repitiéndolas con su voz llena de afecto y esperanza: saldría de aquí, podrían continuar juntos y remontar con sus vidas, para que pareciera que éste infierno nunca sucedió… Katze estaba mintiéndose para engañar a su cínica naturaleza que le decía que ésta pesadilla era el fin de su existencia. Iason no lo dejaría libre después de todo esto ¿Raoul sabía eso? Si, y aún así continuaba luchando solo por sus propias esperanzas. 

Su Raoul… soportando a Iason… soportando la intromisión a su cuerpo. 

Sí la solución era más sencilla que una ecuación…

Sin Katze, Raoul sería libre. 

Pasando las manos por su rostro cansado, se frotó los ojos y la frente. Le dolía la cabeza el solo pensar en el terrible dolor que provocaría a Raoul, pero ahora mismo no era diferente.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, su corazón se dio la vuelta. Hubiera sido mejor para su Rubio nunca haberse enamorado; no era su estado depresivo, o el dolor hablando. Katze, completamente racional en ese momento, no recordaba haberle hecho ningún bien a Raoul. Incluso pensó que fue tan estúpido como para dejarse envolver por sus traumas y no permitirle a Raoul la consumación del acto sexual… si ambos hubieran imaginado que de todas formas, Katze experimentaría el sexo un par de veces más… 

Se enjuagó los rastros de lágrimas y se negó a llorar, mientras pensaba en alguna forma posible, sea cual sea, de terminar con su existencia. Lo más pronto, para que su Rubio no sea torturado por más tiempo. ¡Maldición! Ni siquiera podía asegurar que fue la primera vez. 

Por algunos minutos solo se quedó mirando a la pared.

Desvió la mirada del par de puntos relativamente cercanos entre ellos, parecidos al precario dibujo de un niño, simulando unos ojos.  En su delirio febril  pintó algunos trazos con su sangre y ahora, que estaba más saludable y consiente  de su situación, era incómodo el haberlo hecho. 

Se sentía particularmente molesto con los dibujos, era extraño ya que tampoco quería empapar en agua el papel y pasarlo por encima dejando un borrón rojizo en la pared. La habitación se percibía menos deshabitada con “ellos” aquí. No iba a aceptarlo… pero le hacían algún  tipo de compañía. Incluso si los ignoraba, sabía que estaba ignorando intencionalmente a alguien o algo.

Sonidos afuera… 

Pasó la lengua por sus labios secos como muestra de su nerviosismo. Su cuerpo reaccionaba a su propia forma cuando escuchaba el inconfundible sonido de las pisadas de Iason por el pasillo. 

Tensión muscular, respiración forzada, sus latidos se disparaban y la habitación a veces daba vueltas por el inesperado vértigo. 

Cuando ingresaba para dejar la comida procuraba no mirarlo y se quedaba muy quieto controlando su respiración. Convenciéndose en su mente que Raoul le dijo que no volvería a hacerle daño… que solo dejaba la comida y nada más… 

¡Ahora conocía el precio! ¡ Maldición!

La puerta se abrió.

Katze clavó la mirada en la pared, sin decidirse a moverla y enfrentarse al monstruo Rubio. Vacilando aún si iba a gritarle las verdades que se merecía o solo fulminarlo con la mirada. Hizo pasar saliva por su garganta apretada y…  No logró hacer nada más.

El mundo se movió debajo de él. Literalmente.

Iason no lo agarró por ningún lado, pero sujetó el colchón y con violencia lo estrelló contra la pared. Su ocupante completamente desprevenido alcanzó a soltar un grito mientras su cuerpo se estrellaba con el concreto provocando un sonido sordo y luego caía como un bulto contra el suelo, el colchón cayó sobre él, tambaleándose sin sentido. 

Los quejidos lastimeros salieron involuntariamente de la garganta de Katze, que temblaba por todo el dolor renaciendo en cada centímetro de su cuerpo, haciendo que apretara con las manos la tela que usaba para cubrirse. La grande y mullida toalla.

Alzó la mirada aún estando debajo del colchón, desde esa posición solo alcanzaba a ver a Iason de la cintura para abajo. El Blondie hacía algo en la base cuadrada de la cama.

Katze negó con la cabeza, era lo único que podía hacer. Veía a Iason tomar los trozos de pan que estaba guardando de su desayuno, creyó ilusamente que los estaba ocultando bien debajo del colchón; sólo comía la mitad cada vez para reservar la otra mitad. Temía que Iason no cumpliera su palabra tanto cómo temía pasar hambre de nuevo…
 
Intentando controlar sus alterados nervios vio a Iason llevarse el pan y arrojarlo hacia el pasillo, la puerta se abría y cerraba solo al tener cerca su presencia. Luego regresó sobre sus pasos en dirección a él. 

Con fuerza reducida e inútil de sus dedos no logró sujetar la toalla tanto como quería, mientras se le escapaba de una sola vez.

-No… no…

Quería gritar porqué hacía esto, quería reunir su famélico valor y escupir al hombre por hacer daño a Raoul, provocar al menos la décima parte de dolor que lo estaba consumiendo… pero sólo tuvo tiempo para sentir que era jalado por el brazo, unos micro segundos en un vuelo en el aire y su estrepitosa colisión contra la pared opuesta. 

Con otro sonido seco cayó al suelo, como un saco de huesos y carne sin sentido. Una vez más los sonidos tintineantes de la cadena se mezclaron con su sufrimiento. Katze, con ojos aturdidos, se percató que rápidamente gota tras gota de color carmín empezaba a caer al suelo debajo de él. Podía ser de sus labios partidos o cualquier parte del rostro. Agitó la cabeza para detener el mareo, pero la habitación empezó a dar vueltas mas rápidas.

El encierro de Katze acababa de tomar otro significado. Con Raoul en posesión de Júpiter, sólo era cuestión de tiempo para que a través de su enlace la súper computadora tomara conocimiento de ser el perpetrador de su intento de asesinato, sería encontrado culpable y nada lo salvaría de ser corregido.

Júpiter vería todo, incluidos sus sentimientos por un mueble, y llegando a la conclusión de lo indigno que significaba eso, iba a borrar todos los recuerdos y conductas que lo relacionaban a su vergüenza.

En todo caso, Katze no le servía más. 

¡Pero Iason no podía olvidar que Raoul había intentado matarlo dos veces por culpa de ésta basura! ¡Además de buscar a  Guy para hacerlo! ¿Desde cuándo esos dos tenían contacto? Dejando momentáneamente el tema de Guy a un lado, iba a desquitar toda su rabia en Katze hasta sentirse satisfecho. Había sacrificado tiempo importante en la recuperación de Riki y eso también lo enfurecía. Que en esta jugada él también salía perdiendo.

Iason se acercó para descargar una patada en el estómago, pero se detuvo antes de desdoblar la pierna. Katze estaba boca abajo y por la posición de sus piernas había marcado la curvatura elegante y prominente de su espalda baja, dándole una apariencia bastante sugerente. 

Había una verdad en todo esto.

A Iason Mink le gustaba el sexo.

Claro que le gustaba el sexo con su amado Riki, pero Riki no estaba ahora por culpa de Raoul y Katze. Tomando en cuenta que se liberó en explosiones contundentes y cegadoras de placer  con estos dos no había razón para no seguir haciéndolo. 

No había intentado tomar a Katze de nuevo porque el Riki de esta habitación se mostró, la última vez, triste y ajeno. No quería verlo así… 

Pero también se trataba de liberar toda su frustración. 

Se despojó de lo necesario y se acercó dos pasos. Katze absorto en su propio dolor intentaba mantener erguidos los brazos con los que se apoyaba, para no caer completamente.

Iason se detuvo en su camino y sonrió… sonrió genuinamente.

Riki estaba delante de él. 

Desnudo y con una sonrisa en sus perfectos labios, sus ojos negros brillaban de picardía. Levantó las manos e hizo un gesto entendible, decía “espera”. 

Riki se inclinó hacia Katze y tomó con un dedo un poco de la sangre que goteaba en el suelo. Sopó la punta, como si se tratara de tinta.

Sin abandonar su expresión contenta y traviesa, empezó a escribir algo en la espalda de Katze. 

Sólo tres letras que se dibujaron de extremo a extremo de su cadera. 

Iason leyó y alzó una ceja definida. Considerando las posibilidades no encontró obstáculos que no se pudieran atravesar para cumplir de manera rápida. Sabía cómo hacer la solicitud a Júpiter para que incluso, aplauda su decisión.

Bien… 

Iba a traerlo.

-Lo haré – dijo, ganándose como respuesta una sonrisa amplia – Vendrá aquí. 

Terminó de acercarse y al mismo tiempo calculó sus nuevos planes a seguir; tomó a Katze desprevenido, pero eso no detuvo a Iason en su proceder. Con un agarre sobre la nuca bajó su cabeza al suelo; con la otra rompió ambas mallas parecidas a vendajes, la que cubría su tobillo y la otra que protegía toda la zona de la ingle. 

-¡Maldición… I… Iason! B… Bastardo… ¡Qué mierda! – protestó Katze rechinando los dientes, incapaz de moverse, aunque sea para dañarse el mismo y escapar como sea. 

Otro agarre en su cadera lo mantuvo quieto para que sus intentos de forcejar no retrasaran lo inevitable; como no quería matarlo previno un desgarre usando saliva y sus dedos con torpeza para simular una decente preparación; al poco tiempo la habitación se llenó de gritos contenidos, pero Iason no quitó su mirada de Riki, que besaba su cuello y hombros y acariciaba la extensión de su cuerpo mientras él ganaba impulso al enterrarse en el cuerpo debajo de él. 

Iba a ser tan interesante saber qué quería Riki de Guy en ésta habitación.

 

Notas finales:

Título alternativo: Sin Raoul.


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