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Todo por Riki por Arwen Diosa

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El tiempo transcurrió, todas las fichas que estaban girando en el aire cayeron en su lugar. A algunas les tomó más tiempo que a otras, pero como con todo lo que sube sin importar lo alto que llegó, bajaron guiadas por una ley universal. 
 
Raoul sabía que cada intento de proteger a Katze había desatado horribles consecuencias, pero no se dejó convencer por esa regla. Tomó el cuidado y la recuperación de Katze en sus manos y arregló lo necesario para que su cuerpo estuviera cómodo y sano, lejos de la sombra del dolor que un día lo atrapó en la oscuridad.
 
En la cápsula médica ordenada por Júpiter se trataron todas las heridas y enfermedades que surgieron cómo consecuencia del encierro y las agresiones que instruía Iason. Cómo la desnutrición extrema, las lesiones cerebrales y las micro fracturas de su cráneo, incluidos sus tímpanos perforados. También reconstruir el último tramo de su sistema digestivo y alinear su tobillo mal curado. Fue acelerado e intenso, además de los medicamentos que aún se le administraban para poner su salud física en buenas condiciones. Katze demostraba mucho cansancio a causa del estrés a su sistema y dormía largas jornadas. Era el único momento donde Raoul se permitía tocarlo, le acariciaba el rostro y los cabellos.  
 
En éste momento estaban en una etapa de observación, para entender y conocer mejor el trastorno mental que tenía Katze. 
 
Por supuesto que posteriores análisis demostraron que el problema no era orgánico. Todo en su cuerpo estaba correctamente compuesto y eso era aún peor, porque cerraba los caminos a Raoul. Y los reducía a una sola alternativa.
 
Sin nada patológico que someter a un tratamiento pero con un daño evidente en el exterior de su conducta… Sólo dejaba el triste camino más incierto… curar lo que no se puede ver. 
 
Conectar la realidad con su estado de ánimo, encaminar sus pensamientos y por supuesto que presentara un comportamiento normal.
 
Raoul identificó su trastorno mental como el Síndrome de Negación, que en el caso específico de Katze se caracterizaba porque el paciente estaba convencido de la inexistencia o disfuncionalidad de sus propios órganos o algunas partes de su cuerpo. Desarrollada eventualmente por sufrir periodos largos de estrés, depresión y esquizofrenia. De igual forma, el mismo síndrome explicaba que no reconociera a Raoul, ya que los pacientes con esa enfermedad creían que algunos de sus seres queridos estaban muertos. 
 
Raoul asumía que el prematuro acercamiento de Orphe y Gideon a Katze en el hospital tenía algo de responsabilidad para que no lo identificara correctamente.
 
La lectura realizada por Júpiter al encontrarlo, fue una ventana para Raoul, que le proporcionó el margen real de las cosas. Si reunía todos sus datos podía tener el verdadero alcance de la enfermedad de Katze. Porque para él, la parte pensante y consciente de su yo interno, asumía que estaba sordo, no intentaba hablar a causa de su lengua cortada y no podía ver al creer que Iason le reventó los ojos.
 
Aunque estuviera completamente intacto… las abolladuras que padecieron los rasgos característicos y cualidades únicas que lo diferenciaban de los demás, sumando las constantes humillaciones y el encierro, deformaron su personalidad. 
 
En Amoi las instituciones de tratamiento para enfermedades mentales no existían, pero Raoul tenía el conocimiento y la voluntad para guiar la recuperación de su amor. 
 
Porque hasta ahora…
 
Katze se acurrucaba en la cama y no intentaba hacer nada, a veces lloraba, otras simplemente pasaba las horas mirando la pared. Todavía cojeaba sin tener razón física para hacerlo. Caminaba guiado por su tacto agarrando las paredes buscando lo que conocía, como beber el agua del grifo y cumplir con sus necesidades. Su cuerpo presentaba temperaturas descendentes a pesar de vestir ropa abrigada y tenía ataques de pánico según la textura de la comida, despreciaba en especial la suavidad húmeda o jugosa de la carne, o cualquiera que se le pareciera. Con seguridad era un trauma asociado al destino final de Cal.  
 
Con Den ayudando, lograban que Katze se alimentara por sí mismo. Sin dejar de instar una conversación e invitándolo a hacer conexión visual le presentaban los alimentos usando el sentido que mejor respondía. Su tacto.
 
Era el comienzo para llegar al centro de él. Poco a poco, debían conectar su cerebro con la realidad. 
 
Hubo momentos que Raoul se preguntaba cuánto quedaba de Katze realmente. El amor de su vida estaba en total depresión, tanto que no era capaz de notar que físicamente estaba fuera de esa habitación. Raoul se respaldó en algunos medicamentos y a diario observaba los avances. Den era de gran ayuda, porque se dedicaba exclusivamente a Katze y asistir en su rehabilitación, estaba comprometido con verlo recuperado. Raoul deseaba ser capaz de invertir más tiempo en el tratamiento de su amor, pero debía mantener satisfecha a Júpiter al cumplir sus compromisos.
 
Pero cuando ese momento del día llegaba y tenía a Katze con él…
 
Había mudado la residencia de Katze y Den a Aphaty, dónde los espacios amplios predominaban y estaban lejos de los inevitables encuentros.
 
Cuando Júpiter reincorporó a Iason Mink como el Primero de los trece una vez más, fue necesario mudarse. Era el exterior y el mismo nombre, pero sus recuerdos estaban cortados en el periodo anterior a conocer a Riki,  y no recordaba a su mascota mestiza. Su creadora consideraba que fue en ese lapso de sus años conviviendo con él que desviaron su comportamiento ideal. 
 
En el tema relacionado a Katze, Iason lo recordaba como su mueble y el nuevo representante que escogió para el Mercado Negro. Sin embargo, ahora esa institución era responsabilidad de Raoul y Katze no estaba en su papel… 
 
Claro que el nuevo Iason sabía todo lo sucedido con su predecesor, visto desde su perfección Élite, esos actos correspondían a otro y no a él.
 
No tenían nada que ver con él.
 
Para Raoul era un poco más difícil ya que el interés por la economía de Amoi era natural en Iason, y el Mercado Negro un sustento importante. Pero Raoul ya no era el Segundo Blondie contento en desempeñar su papel de consejero, impuso sus prioridades y no tenía tiempo para conversar con Iason en las veladas o alguna otra parte.
 
Iason reconocía que Raoul había cambiado, ya no era su amigo y su leal apoyo. Había una fuerza desarrollada que lo mantenía alejado de los temas sensibles. Katze no era su propiedad y no podía mínimamente preguntar por él… las cavilaciones de Iason en el asunto correspondían a una continuación. No estaba contento con los resultados del mundo donde se despertó.
 
Sin embargo, a causa de sus responsabilidades a Raoul le faltaban las oportunidades para ir a Apathy y reunirse con Katze, disfrutaba conversando con él aún si recibía sólo un asentimiento de cabeza como respuesta o compartiendo una merienda juntos. 
 
También leía en voz alta mientras su pelirrojo escuchaba atentamente, escogía adrede información de problemas sobre el Mercado Negro, documentos y contratos que antes fueron de Katze. A veces, Katze no hacía nada, solo escuchaba, pero lo mejor era verlo acceder a la computadora que le proporcionaba Raoul y la manejaba, no eran las mismas manos con destreza del pasado, aunque no estaba perdido del todo. Su ingenio y habilidad se conservaban ahí.
 
Raoul reducía las horas de trabajo con una computadora de por medio, ya que no le daba oportunidad a Katze para interactuar con su entorno. Era fácil que el tiempo transcurriera sentado frente a una pantalla en medio de la oscuridad y aislarse, en éste punto no era algo beneficioso para él. Su terapia consistía en crear y brindarle situaciones donde pudiera desarrollar y fortalecer sus carencias como la falta de contacto visual y el mutismo impuesto.
 
Claro que existían progresos, los suficientes cómo para que Katze saliera de la cama y de la habitación por sí mismo, buscara la luz detrás de las cortinas en la sala de estar y tomara el sol por las mañanas. De sólo mirar por las ventanas, había llegado a buscar una y acompañar su tiempo cerca con algo de alimento. Era en esos momentos donde Raoul veía todos sus avances y  nutría su esperanza de ellos… 
 
Den programaba actividades basadas en su rehabilitación y tratamiento donde incluía varios aspectos, fue donde descubrió que Katze también disfrutaba cumpliendo pequeños retos.
 
El corazón de Raoul latió en demasía cuando Katze sonrió al completar un complejo rompecabezas. 
 
Todo los esfuerzos valían la pena en esos momentos donde los pequeños logros brillaban por sí mismos.
 
Podían más que las noches de insomnio a causa de un ataque de pánico por las pesadillas; que las recaídas con la alimentación y su inesperado rechazo a una determinada textura o color; podían más que la desesperación cuando se dañaba al golpearse la cabeza contra la pared repetidas veces.
 
Todavía no hablaba, no hacía contacto visual con las demás personas, pero relacionaba los objetos y sonidos con las situaciones de su realidad, es decir, que Katze, ya respondía a su nombre y entendía instrucciones. Significaba que poco a poco, con la terapia su cerebro empezaba a percatarse que no estaba privado de sus sentidos y a conectarse con su entorno… 
 
Raoul siempre sería positivo, porque conocía la magnitud del daño provocado por Iason y sentía la gran decepción hacia él mismo de no haberlo salvado antes. 
 
Hubo una situación en particular cuando Katze se bañaba con la ayuda de Den. El miedo a ser tocado había sido superado así que Den a veces intervenía o sólo vigilaba mientras Katze lo hacía.  
 
Pero al salir de la bañera, Katze cayó estrepitosamente. Era demasiado pesado para ser levantando por Den; al parecer, tenía lastimada la muñeca porque se veía torcida. 
 
Den corrió al estudio de Raoul para pedir su presencia inmediata.
 
El pelirrojo intentó ponerse de pie pero fue interrumpido.
 
-¡Katze! – la desesperación en la voz del Blondie era nítida cuando se acercó, lo ayudó arropándolo con toallas – ¿Te duele mucho?
 
Con un asentimiento como respuesta lo condujo a la cama. 
 
Quizá fue ser dejado sobre el colchón, sentir que estaba desnudo, o la similitud de la fuerza física de Raoul con la de Iason al percibir su proximidad y la presencia de dolor en su cuerpo. Además, Raoul procedió a revisar su mano lastimada maximizando todas las demás sensaciones.
 
Eso, todo o puede que nada de lo anterior, pero desató una crisis histérica qué terminó con Katze siendo sedado. 
 
Cuando Katze tuvo su primer intento de suicidio, Raoul lo vio como algo bueno, era una retorcida señal que indicaba que Katze sabía y estaba consciente que su vida fue miserable y pasó por un infierno. Si buscaba morir era porque dentro de él aún existía alguien a quien los recuerdos lo lastimaban y, entonces, todo lo contrario también podía traer a su mente los recuerdos correctos, alimentar sus deseos de seguir con vida, y que encontrara un propósito para hacerlo. Además, Katze había tenido tiempo y dedicó esfuerzo en los actos preparatorios para llegar a su finalidad, tuvo la iniciativa de estudiar su entorno y verificar el horario de las personas que lo rodeaban para que llegado el momento pudiera consumar sus planes.
 
Pero nunca era dejado solo aún si Katze creyera eso. 
 
-Él volvió a Ceres y está bien, Katze – respondió Raoul con tranquilidad cuando una mañana Katze dobló la manga de su suéter y mostró que tenía escrito con rotulador el nombre “¿Guy?” en el antebrazo. Tal y como lo repetía delante de Iason – Cómo tú, Guy resultó herido pero también se recuperó y volvió a su hogar ¿Estabas preocupado por él? – cómo regla, Raoul intentaba lograr alguna respuesta verbal más allá de los movimientos de cabeza, pero Katze sólo afirmó – Tú estás recuperado también, mírame amor, soy Raoul. 
 
Ignorando lo último, Katze abrazó su brazo con el opuesto, ciñéndolo a su cuerpo. Lloró con una sonrisa en la cara por algunos minutos apoyado contra las almohadas de la cama, cuando se calmó y permitió que Raoul secara sus lágrimas, fueron al salón a desayunar. Claro, había heridas que únicamente Katze las entendía al llevarlas en silencio. 
 
 
Con el paso del tiempo, sintiendo su peso o no. Solo dejando que la agradable corriente de saber que hizo lo que tenía que hacer, llevó a Guy a mantener a Riki en su casa. Lo cuidaba y no permitía que nadie más conociera su paradero, si alguna vez venía un mestizo, incluso otro miembro de Bison, Guy lo cubría con una sábana. No era por ahorrarse explicaciones, al contrario quería cuidar el orgullo de Riki. 
 
Cualquier cosa que Guy hiciera, desde que lo conoció, siempre fue por Riki.
 
Decía que iba a desconectar a su amigo, pero no era cualquier amigo. Era Riki. Cuando sus dedos apuntaban el botón indicado se quedaba sin aire, no podía respirar. Sería todo. Se suponía que él debió morir y no al revés. 
 
Incapaz de terminar la acción se prometía que lo haría mañana o después. De todas formas, Riki se veía bien y parecía que no le importaba quedarse un par de horas más dentro de su cómoda cabina. 
 
Un poco mas o un poco menos. 
 
Pero fue bueno que no lo hiciera, y aguardara por algún tipo de creencia o esperanza. Sólo bastaba que el tiempo pusiera las cosas en su lugar, hasta las más imposibles y posibles de ser. 
 
Riki agitó sus largas pestañas como abanico negro y despertó. Se unió al mundo en un mar de confusión. Lo primero que quiso hacer fue rascarse el cuerpo ya que le picaba mucho, pero se quedó mirando a través del cristal a… sí, era Guy. De rodillas en el suelo, con grasa en la mano y reparando una motocicleta. 
 
Era Guy, aunque se veía ligeramente diferente.
 
Sintiendo algo, como un impulso, Guy levantó la mirada para luego alejarse algunos pasos… ¡Que susto! Pero, no… en verdad, Riki lo estaba mirando desde ahí adentro. 
 
Tardó más que unos segundos en armar un pensamiento mientras lo miraba estupefacto. 
 
Ante esa cara de mueca estúpida, Riki sonrió más y golpeó con calma el cristal para que lo ayudara a salir. 
 
-¡Por todo lo imposible! Riki… despertaste…
 
Guy corrió con lágrimas en los ojos a sacarlo de ahí, pero Riki no tenía respuesta para esa efusividad, ¿qué respondería? “Sí, desperté” No sabía cómo llegó ahí en primer lugar. 
 
Mientras Guy lo abrazaba y decía algunas cosas mezcladas y rápidas, se convenció que quería saber todo lo que sucedió con lujo de detalles. 
 
Sentía en su cuerpo aletargado que transcurrió un largo tiempo durmiendo en plácida calma de sueños quietos sin deseos de correr,  y al despertar estaba en Ceres… Él sonrió. 
 
 
A veces sucedía, suele ser que dentro de una habitación o fuera de ella, en completa libertad, las cosas pasaban. Simplemente se daban. 
 
Cómo con todo.
 
La fuerza del amor luchó contra la benevolente figura de Iason Mink y luego contra la espesa oscuridad que tenía sembrado en el centro de cada uno. Y el amor ganó. 
 
Riki ganó.
 
Guy ganó.
 
Raoul y Katze ganaron. 
 
 
Es un día soleado, perfecto para salir al jardín. Raoul lleva a Katze con él, después de sentarlo en una silla deslizante. La anterior noche fue de insomnio y llanto así que tomar la luz del sol y el aire fresco le caería bien.
 
Raoul se aleja un poco para acomodar las viandas sobre una mesa cercana. 
 
A lo lejos algunas aves cantan y el sol le llega en los ojos. Katze parpadea molesto notando la incomodidad sobre sus pupilas.
 
Las aves levantan vuelo y surcan el cielo, Katze las nota cruzando hacía lo lejos mientras se alejan por las nubes.
 
Realmente las puede ver.
 
Baja la mirada y está frente a un jardín de rosas rojas, el corazón le palpita al reconocer que tuvo un recuerdo… las rosas son como ellos… ellos dos, juntos.
 
-Toma amor, traje dátiles, tus favoritos.
 
La fruta cae de las manos de Raoul cuando nota su mirada, los ojos dorados sobre los suyos… y poco a poco se colman de lágrimas… Katze sonríe y se acerca a Raoul. Camina seguro, erguido y sin cojear. 
 
Evita respirar para no acabar con el momento, Raoul siente como la mano pálida de Katze acaricia su rostro mientras lo mira.
 
-Es verde.
 
Son las primeras palabras que escucha en todo éste largo tiempo. 
 
-¿Qué…? ¿Qué es verde, amor? 
 
Una sonrisa de lado mientras se miran a los ojos. 
 
-El verde es bueno.
 
Katze lo abraza y Raoul siente que revive, que puede, que existe. 
 
-Raoul me encontraste.
 
Es abrazado también, y lloran. Porque Katze estaba recuperándose.
 
 
Fin.
 
Notas finales:

Por favor déjame saber si la historia te gustó.

Es importante para mí.


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