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A mis espaldas por yaoiana

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Notas del capitulo:

Muchas gracias a las personas que se tomaron el tiempo de leer y comentar.  Son muestras de aprecio muy amenas.

Esperamos que el segundo capítulo también les agrade mucho.

 

CAPÍTULO 2: El beso de Judas

 

-        Kaiba…. Kaiba!!

 

-        Lo siento, estaba con otra cosa en la mente - se excusó el mayor por su falta de respeto.

 

-        Uff… - suspiró molesto- ¿desde dónde me toca repetirte?

 

-        Desde el inicio…

 

-        Sabes que si tienes cosas del trabajo, puedo ayudar, me explicas e intento hacerlas para que estés algo más libre - dijo Jonouchi preocupado.

 

-        No es sobre el trabajo…

 

-        ¿Entonces?, ¿estás enfermo? - preguntó preocupado mientras le tocaba la frente.

 

-        No, no lo estoy - dijo mientras tomaba la mano del menor y la retiraba de su rostro- continúa con lo que me explicabas.

 

-        Mmm está bien - no muy convencido- te decía que podríamos hacer “Juego de Monstruos Baby”, el juego de monstruos convencional es para público algo mayor, pero he visto como los más niños quieren participar.  Obviamente no puede ser violento, lo pensaba más lúdico y educativo.  Si la idea funciona, también se pueden vender peluches o figuras de acción para ese público.

 

-        No me parece descabellada la idea- expresó con sensatez el castaño.

 

-        ¡¡¿ Cierto?!! - dijo con entusiasmo el blondo- espera traigo uno de los diseños.

 

Vio al rubio pararse con prontitud y correr al cuarto, con la misma velocidad y descuido que un niño puede tener, se tropezó con la mesa y fue a dar en el pecho del CEO.  Desde su altura vio a Katsuya sonrojado por el descuido y la pena; aquello fue el detonante para perderse.

Lo tomó del mentón y con un hambre voraz, comenzó a comerle los labios en besos.  En aquel momento no le importó la reacción de Jonouchi, pero cuando sintió que el otro se aferraba a sus hombros y correspondía el beso, supo que pasaría una línea de no retorno.

 

El beso se profundizó inevitablemente, notando como el cuerpo sobre él se estremecía, ciertamente el castaño nunca había tenido un acercamiento tan íntimo con nadie, el rubio jamás había pensado en eso, con los problemas en casa, su hermana y el duelo de monstruos, era algo que había pasado a segundo plano. Sin embargo, ambos se estremecieron por aquel beso, Jonouchi trató de alejarse pues la respiración le hacía falta, pero el castaño lo tomó por la cintura evitando se alejara.

 

-        No te será fácil huir, hazte responsable de lo que ya iniciaste.

 

-        ¿Yo lo inicie? - inevitablemente el rubio se sonrojo tratando de alejarse

 

-        Tú caíste sobre mí- volviendo a tomar sus labios notando como la entrepierna del rubio se abultaba chocando con la propia.

 

Jadeos salieron de ambas bocas, sin más, Kaiba recostó en el sofá al rubio comenzando a acariciar la tersa piel de su perro fiel.

 

-        E... espera Kaiba, no podemos hacer esto-

 

-        ¿Por qué no? ¿Te avergüenza acaso?

 

-        No seas imbécil, no me avergüenza, es que ambos… somos hombres y hasta hace no mucho eras mi peor enemigo y ahora eres mi tutor, no se supone hagamos esto.

 

-         ¿Y quién determina qué podemos o no hacer? Solo cállate, tú dices que no pero esta parte dice lo contrario - acarició el miembro del rubio sobre la ropa, inevitablemente el rubio se estremeció.

 

-        Mng...ah k...Kaiba no…

 

-        Mi nombre no suena nada mal,  vuelve a decirlo- el escuchar su nombre con la voz temblorosa y excitada de Jonouchi le excitó aún más, provocándolo y haciéndole perder la cordura.

 

-        Mmm..Ka...Kaiba de...détente

 

Esta vez el castaño metió su mano bajo la ropa estimulando su miembro directamente, el rubio se negaba pero su cuerpo lo contradecía pues de a poco comenzó a mover las caderas siendo estimulado por la mano de Seto.

 

 

-        Amng...aaahh-

 

El rubio se aferró al castaño mientras su cabeza se inclinaba hacia atrás dejando ver su terso y níveo cuello, inevitablemente ante tal tentación, el castaño se acercó y lamió lentamente dejando unas cuantas marcas.

El éxtasis comenzaba a invadirlos y de a poco los prejuicios de un pobre y un rico enredándose desaparecieron, la ropa estorbó y terminó en el suelo, sus pieles cálidas se rozaban aumentando la estimulación.

 

Seto tomó ambos miembros entre sus manos comenzando a masturbarlos, llenando sus cuerpos de placer.

 

-        Amngh...ahh e...espera

 

-        Di mi nombre… vamos - le susurró al oído

 

-        Tienes...ahmm...un lado muy lascivo

 

-        Solo dilo- presionó aún más sus manos haciendo que el rubio temblara.

 

-        Se...Seto aaahmng…- unas pequeñas lágrimas se acumularon en sus ojos resultado del inmenso placer.

 

Tras unas caricias más el rubio inevitablemente se vino en la mano de su compañero.

 

-        Ah...eso...fue demasiado-

 

-        Que perro tan egoísta, te viniste antes que yo.

 

-        E...es normal soy un hombre sano y es la primera vez que… alguien me toca así.

 

-        ¿Hasta en estos momentos piensas en darme excusas?

 

-        No son excusas

 

Sin más el castaño abrió las piernas del rubio posándose entre ellas comenzando a rosar su miembro contra las nalgas de su compañero.

 

-        Bueno, no importa, no creerás que esto acaba aquí.

 

La cara de sorpresa que Jonouchi puso enterneció el corazón de Seto, queriendo hacerlo suyo ahí mismo.

 

-        ¿Cómo que no acaba aquí?

 

Lo único que recibió por respuesta fue una altiva sonrisa por parte de Seto. Él acarició su miembro, llenando con el semen del rubio su mano para después acariciar la entrada del menor.  Este saltó tratando de alejarse, sin embargo, esto fue evitado por el castaño.

 

-        Tranquilízate, te aseguro que lo disfrutarás, esto será algo que nunca olvidarás- le susurró al oído con una ronca voz llena de excitación.

 

-        No...espera yo… no puedes…

 

-        Ya que es tu primera vez seré muy cuidadoso, solo cállate y sé obediente, ¿No es eso lo que los perros hacen? ¿Obedecer incondicionalmente a sus amos?

 

-        No… no eres mi amo...mnh...aahh-

 

No dejo que terminara de quejarse pues ingresó el primer dígito en su estrecho interior, comenzando a moverlo lentamente, al inicio notó una pequeña resistencia por parte del rubio, pero inevitablemente este cedió dejándose hacer, señal de que podía continuar, por lo que ingresó un segundo digito.

 

-        Aaah...e... espera me...duele

 

-        Relájate, poco a poco te acostumbras, puedes decirme donde te gusta que toque más…

 

-        Que demo….amnghhh-

 

-        Es aquí- dijo con orgullo el CEO.

 

Continuó estimulando ese punto que hacía que se estremeciera, notando como el rubio abría aún más sus piernas, indicando que quería que continuará.

Sin más, sacó sus dedos posando su miembro en la entrada del menor, el cual tras sentir la hombría del castaño a punto de abrirse camino, entró en pánico.

 

-        E...espera eso no me va a entrar… además ¿por qué debo ser el de abajo?

 

-        Porqué eres mi pequeño cachorro y debes obedecerme, solo trato de cuidarte como es debido.

 

Sin más empujó su cadera entrando de una estocada en el interior del rubio, el cual arqueo la espalda al sentirse invadido.

 

 

-        Am….ghhaaaaah-

 

Unas pequeñas lágrimas salieron de sus ojos miel. Mientras que Seto se quedó inmóvil sintiendo como lo apretaba.

 

-        Re...relájate me estas lastimando.

 

-        Te...dije que no, esto duele imbécil- se quejó el blondo.

 

Buscando tranquilizarlo comenzó a besarlo mientras tomaba su miembro masturbándolo. Poco a poco se relajó acostumbrándose al intruso que se había abierto paso sin previo aviso.

Lentamente Seto comenzó a embestir y aumentar el ritmo, haciendo de ese encuentro algo cada vez más placentero.

 

-        Aaaah...amng...aaah..e...espera e...es muy profundo- con sus manos detuvo las caderas de Kaiba, buscando detenerlo. Esto solo impacientó al castaño el cual tomó ambos brazos y los presionó sobre la cabeza del rubio.

 

-        Te dije que solo te calles y hagas lo que te digo- se inclinó besándolo mientras retoma sus movimientos.

 

La habitación se llenó de los sonidos obscenos que hacían sus cuerpos al chocar, al besarse, sumándose sus agitadas respiraciones.

 

El éxtasis y una inmensa excitación que jamás había sentido, inundó sus cuerpos,

 

 

-        Mira como me devoras y pensar que no querías- le susurró al oído notando como sus orejas se tornaban de un rojo intenso.

 

-        ¡Eres un idiota!

 

-        Jum...un idiota que te está haciendo gemir y gritar- dio una estocada más profunda y fuerte que ocasionó que el rubio se estremeciera y se viniera.

 

-        ¡¡¡¡Aaaah!!!!

 

El castaño sonrió siniestramente tomó su cadera y embistió en ese punto tan placentero para el rubio numerosas veces.

 

 

-        Aaam...aaah...S...Seto aah…

 

-        Solo un poco más – gemía guturalmente, sin reconocer su voz cargada de placer.

 

Tras unas cuantas embestidas más, ambos se vinieron, el rubio manchando su abdomen y el castaño llenando el interior del menor. Ambos se quedaron abrazados en el sofá mientras sus pechos subían y bajaban con sus respiraciones agitadas.

 

-        Estoy cansado- expresó el rubio quién se estaba quedando dormido.

 

-        También yo, bañémonos y luego descansamos.

 

Ambos se levantaron con parsimonia y se metieron en la ducha. Al rubio el dolía la cintura y el castaño, con algo de culpa, lo masajeaba con el agua caliente.

En ningún momento dijeron algo más, en la mente de cada uno rondaba la pregunta " ¿por qué lo hice?".

Salieron de la ducha en un silencio sepulcral, tomaron la ropa del sillón y se la pusieron. El mutismo era tan incómodo que tenía al límite al rubio.

 

-        Kaiba...no entiendo que sucedió…

 

-        Si es una pregunta, tampoco tengo respuesta. Solo pasó y lo lógico es porque nos atraemos - dijo con tranquilidad el oji azul

 

-        Su...supongo que tienes razón- susurró.

 

-        Mira perro, solo fue un revolcón y ya, por esto no seremos novios ni cambiarán las cosas entre los dos, ¿entendido?

 

El oji ámbar lo miró entre molesto e indignado, pero comprendía que no debía hacer mucho meollo del asunto. Aunque le tocase tragarse el orgullo y el sueño de que su primera vez fuese con la persona que amara.

 

-        Me iré a dormir, cierra la puerta al salir- fue lo único que dijo para entrar a su cuarto y tirar la puerta con frustración.

 

La noche era tranquila y muy silenciosa, tanto como para sentirse incomodo pues no podía acallar sus pensamientos.

Ambos estaban recostados cada uno en una habitación diferente pensando en lo sucedido, el castaño aunque sabía que solo había sido un polvo,  no podía evitar pensar en cada una de las reacciones de Jonouchi. Mientras tanto el rubio con tan solo moverse, inevitablemente su cintura le recordaba lo sucedido.

 

La noche continuó y ambos conciliaron el sueño con lo sucedido en menté. La mañana siguiente fue complicado, el rubio se levantó temprano y se dispuso a hacer el desayuno, planeando salir antes de lo previsto para no toparse con Seto, sin embargo, esto no sucedió, al escuchar el ruido el castaño salió encontrándose, ambos guardaron silencio.

 

Esto le molesto a Jonouchi pues aunque apenas anoche habían estado tan apasionados, ahora apenas y lo miraba, no se inmutaba.

 

-        ¿Estás intentando matarme con la mirada o alimentarme? No entiendo

 

-        Ten come- dijo tajante sin seguirle el juego, no entendía como un momento podía sostener entre sus brazos cálidamente a alguien y al otro tratarlo lo más frío posible.

 

-        ¿Te sientes mal? - no recibió respuesta por parte del rubio - oh… ya entiendo ¿Estas molesto por que no soportas sentarte sin recordarme?

 

-        ¡Idiota, no es así, solo come y lárgate!

 

Ciertamente lo único que había entre ellos era atracción, no había sentimientos, al menos no de amor, lo más cercano a los sentimientos  que tenían uno por el otro era una especie de odio y rivalidad.

A pesar de todo, Kaiba se ofreció a llevarlo en el auto a la escuela.  El  rubio se bajó unas cuadras antes para evitar ser descubiertos.

Ambos estuvieron incómodos en clase, divagando en lo acontecido. Por su parte, Katsuya decidió ignorarlo. El empresario había hecho mucho por él y no ameritaba llevarse  a muerte solo por tener sexo.

 

-"Recuerda mi propuesta para almorzar, SOLO PARA ALMORZAR"- enfatizó en el mensaje de texto.

 

-"Allí estaré".

 

Otros meses pasaron. Ambos tenían una relación cordial, laboral y a veces íntima. Desde la primera vez que habían cruzado aquella línea, no se habían detenido. Habían ingresado juntos al mundo carnal y juntos querían experimentar los placeres de la carne.

Habían experimentado varias posiciones, en distintos lugares y descubrieron fetiches. Para el CEO, el rubio era más como una obsesión, pero para Jonouchi era más complejo. Cada vez que se entregaba al mayor, ofrecía un fragmento de su corazón. Se había enamorado y tenía miedo de decírselo a Seto.

 

No pudo contener su frustración y su ira, cuando en uno de los noticieros apareció un chisme de farándula vinculando al castaño con una modelo.

Ese día al escuchar aquello,  supo que estaba perdidamente enamorado de Kaiba, por eso cuando estaban en el almuerzo, no se contuvo.

 

-        ¿Estás saliendo con esa modelo?

 

-        No sé de qué hablas- siguió almorzando el oji turquesa.

 

-        En las noticias andan diciendo eso, que sales con alguien.

 

-        ¿Y si es así, cuál es el problema?

 

-        ¿Entonces para qué estamos juntos si ya tienes a alguien? No juegues conmigo - mencionó  molesto.

 

-        No estoy jugando contigo, ya te dije que no tengo nada con nadie.  Y si lo tuviera, no tendría que decírtelo, sabes que debo cuidar mi imagen y salir con alguien de clase es como debo hacerlo.

 

Esas palabras habían calado muy profundo en el corazón del rubio, dejándole claro que todo era un juego para el castaño, un simple objeto para su satisfacción, que aunque su corazón le perteneciera al mayor, este jamás le correspondería, por el simple hecho de ser de una familia humilde.

 

-        Ya veo, yo solo doy vergüenza

 

Dijo molesto el rubio antes de ponerse de pie, habiendo apenas tocado su comida.

 

-        Tienes razón nosotros solo somos tutor y benefactor, nada más, ni a mí me incumbe tu vida, ni a ti la mía- comenta el rubio.

 

-        Qué bueno que lo comprendas, sería un fastidio de no ser así.

 

Jonouchi no podía creer lo seco y frío que podía llegar a ser Seto, viendo a los demás como un simple objeto, sirvientes que deben estar a su servicio por el simple hecho de tener un alto estatus social.

 

-        Bueno dado que nada me obliga a estar aquí, iré con mis amigos.

 

-        Ya te dije que esa bola de inadaptados no te dejarán nada bueno, elige mejor a tus amistades.

 

-        Esa bola de inadaptados son mis amigos, mi familia y al lugar que pertenezco, nosotros solo convivimos por conveniencia, no me meteré en tu vida, pero no te metas en la mía.

 

Sin más se fue dejando sin palabras a Seto, el cual no esperaba esa respuesta, pues últimamente había estado muy obediente con él, era un perro fiel y ahora mismo había mordido la mano que lo alimentaba.

 

-        Jum… estúpido perro.

 

Kaiba tuvo que tragarse sus palabras cuando su hermano entró en rebeldía y solo el perro pudo calmarlo.  Su hermano le había manifestado que no quería hablar con él, que se había vuelto como una máquina y no entendería sus problemas.

El único recurso que se le había ocurrido, era proponerle a Mokuba hablar con Katsuya y por eso ahora ambos estaban encerrados en el cuarto del menor.

 

Estaba afuera intentando escuchar de qué hablaban, pero todo era silencioso. Solo tiempo después, escuchó a ambos reírse a carcajadas y eso lo tranquilizó. Cuando el rubio salió, lo miró con demasiada seriedad y casi frialdad, aquello le erizó la piel, pues ver un semblante tan radical en el menor, jamás lo había contemplado.

Atrás, estaba su hermano bastante animado y sonriendo.

 

-        ¡ Seto¡ hermano, ¿Jonouchi puede quedarse hoy en la mansión? - dijo el peli negro con entusiasmo.

 

Kaiba miró a Katsuya, este con su mirada le dio una confirmación y hasta que era obligatorio su estancia. 

Se sorprendió a sí mismo, al notar con cuánta familiaridad y confianza lograba entender el lenguaje no verbal del rubio.

 

-        Si Katsuya está de acuerdo, puede quedarse.  Además aprovecha que es fin de semana y deja tus tareas resueltas.

 

-        Si hermano, ¡muchas gracias! - dijo el menor abrazándolo-.

 

Mokuba volvió a arrastrar al ojimiel al cuarto y allí jugaron videojuegos hasta muy tarde en la madrugada.  El adolescente se quedó dormido y Jonouchi lo acomodó en la cama. Todo bajo la mirada turquesa del CEO.

 

-        Descansa pequeño - dijo el rubio mientras le sacudía los cabellos azabaches.  Apagó la luz y al salir se asustó al ver a Kaiba al frente suyo.

 

-        Mierda, casi me matas del susto.

 

-        Ni que me pareciera a ti - dijo con altivez-

 

-        Aja… - dijo el rubio haciéndose el desentendido- ¿sabes en qué cuarto me voy a quedar?

 

-        Si, sígueme - dijo con simpleza al ver que el perro no andaba con humor.  Tenía curiosidad de saber que habían hablado, le estaba dando un tiempo prudente al blondo, sino, le sacaría la información.

 

Finalmente llegaron a la habitación del CEO la cual era enorme y muy tecnológica, sabía que era su habitación pues había muchas cosas de Seto en ella.

 

-        ¿Dormiré contigo? ¿No hay otras 20 habitaciones vacías en esta casa?

 

-        Sí, pero me gusta que mis mascotas se mantengan cerca.

 

-        Deja de llamarme así, no eres mi amo ni yo tu mascota, solo eres mi tutor y nada más.

 

El castaño lo fulminó con la mirada pues no podía creer que el rubio llegase a ser tan estúpido, con tan solo guiarlo a su habitación debía entender que era lo que deseaba de él.

 

-        Bueno no importa, dormiremos juntos esta noche. Ve a tomar un baño, no puedo dejar que entres así a mi cama.

 

-        ¿insinúas que estoy sucio?

 

-        No lo insinúo, lo creo, así que ve y dúchate si no quieres dormir en el tapete.

 

Molesto el rubio tomó las cosas que le había preparado y se metió algo molesto a la ducha.

 

-        Se cree  mucho por ser  rico y tener un rostro atractivo…

 

Al pensar en que Seto tenía un rostro atractivo no pudo evitar sonrojarse. - No entiendo como pude caer por alguien así de pretencioso y completamente opuesto a mí.

 

Término de bañarse y organizarse. No negaba que los jabones aromáticos y shampoo que estaban en ese baño, olían espléndidamente bien.

Cuando salió del lugar, divisó como Kaiba lo esperaba acostado en la cama y con una lasciva sonrisa.  Lo quería, quería demasiado aquel hombre frívolo y le dolía saber que siempre sería inalcanzable.

 

Se acomodó en la cama intentando ignorar al mayor, pero fue imposible cuando éste, lo abrazó por la cintura y comenzó a besar su cuello.

La respiración en su oreja, el olor salvaje y cítrico le inundaba sus fosas nasales; el miembro duro de Seto contra sus glúteos… le era inevitable no caer ante esas tentaciones.

Sintió leves mordiscos en su cuello y antes de que perdiera su conciencia ante el placer, optó por detenerlo.

 

-        Espera Kaiba…

 

-        Creo que ya esperé suficiente…

 

-        Vine aquí por tu hermano, así que hablaremos de él.

 

El ojiazul se quedó mudo por un momento, el rubio lo intoxicaba tanto que había olvidado por completo el asunto con Mokuba.

 

-        Sé que prometimos no meternos en la vida del otro, pero me preocupa Mokuba y tú desentendimiento con él.

 

-        ¿ A qué te refieres con desentendimiento?- indagó molestó.

 

-        Que no le estás prestando la suficiente atención para su edad, Kaiba.

 

-        Lo hago a mi modo.

 

-        Ese es el problema, que a tu modo no está bien, debe ser como Mokuba lo requiera- lo retó.

 

-        ¿Tú qué vas a saber de tratar a los hermanos si ni siquiera ves a  la tuya? - respondió con enojo. Cuando vio el rostro herido del ojimiel, supo que se había pasado.

 

-        No la veo porque no puedo ni tengo el dinero para verla, no porque no quiera. No cómo tú que tienes la forma y no lo haces- mencionó entre afligido y molesto. Se levantó de la cama y comenzó a buscar sus cosas para irse. Por otro lado, el CEO sabía que Jonouchi tenía razón y cuando vio que el otro quería marcharse, lo tomó por la cintura y lo abrazó.

 

-        Yo... No debí haberte dicho eso…

 

-        ¿Tú crees?- dijo con ironía el blondo.

Notas finales:

Estamos pendientes de sus mensajes y su respuesta.  Mil gracias. 


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