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Mafia por nofynoky

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La situación era tensa, el chico sabía que tendría pocas oportunidades. ¿Realmente lograría zafar de la muerte? Por primera vez en su vida comprendió el verdadero significado de esa pregunta, la vida no siempre resultaba ser comprensiva, incluso con las almas buenas.

Su propio pulso le retumbaba en los oídos, la adrenalina lo estaba haciendo temblar como si fuese a desplomarse en cualquier segundo y podía sentir las gotas de sudor frío recorrer su espina.

Su tránsito al más allá se veía eminentemente real, algo que anteriormente se le habría hecho difícil de asimilar, siempre tenía aquella sensación de seguridad de que al final del día todo se resolvería. Su abuelo Jiraiya le había inculcado el valor del camino recto y hasta hace poco, ello siempre lo había llevado a buenos términos.

Pero esta vez no. 

Desde el momento en que el zorro se vio libre, un enorme demonio fue lo siguiente que vio. No era el mismo zorrito lastimado y atrapado, de ojos desolados y suplicantes. Apenas liberó la trampilla, una energía enorme sumergió, llena de dolor y odio. Algo incontrolable.

Lo siguiente que podía recordar era ese horrible momento en que el zorro de nueve colas lo había lanzado lejos de un manotazo, el golpe seco y el líquido caliente. Era tan vívido que no podía entender de dónde había salido, inconscientemente se llevó la mano al estómago, nada, no había herida. 

Buscó la calma, su mente iba a mil por segundo, necesitaba recobrar la concentración respecto a una solución. Una en un millón, pero iría por esa única posibilidad remota. 

Todo era espeluznante en aquél lugar, no porque fuera feo o ruinoso, todo lo contrario, sino porque estaban aquellas personas ahí. 

– Estoy dispuesto a lo que sea, a cambio de mi vida y la del zorro. 

Itachi, el más aterrador de ellos, enarcó una ceja y no movió un solo músculo más. La escena parecía haberse pausado, le daba un toque aún más surreal.

Una carcajada grave y profunda surgió desde las sombras, un estremecimiento general invadió al chico.

- ¿De verdad crees que eso es una oferta? Me haces reír, eso sí te lo concedo. ¿Realmente crees tener algo que me interese? ¿Dinero? tengo más del que podrías ganar en toda tu vida y honestamente no creo que haya algo más que puedas ofrecer.

Hubo un silencio interrumpido sólo por la lluvia que golpeteaba en la lejanía.

Naruto sintió otra gota de sudor helado recorrer su espina, era absolutamente cierto, no tenía nada para ofrecer y aún así quería seguir insistiendo en encontrar una salida. Sin embargo, huir no era una opción. Le hubiera gustado decir que un Uzumaki nunca se rinde y siempre lucha, pero la verdad es que eso ni siquiera importaba, la posibilidad fáctica de realmente dar dos pasos más allá de esa habitación asfixiante, era quimérico.

De pronto, el sujeto a quien no podía verle la cara con claridad volvió a hablar. 

- Me intriga saber la siguiente tontería que dirás, por sacarme del hastío regular, te daré una oportunidad.

Bien, su cerebro iba a mil por hora y aún así no comprendió. Aparentemente su rostro ostensiblemente confuso le ahorró hacer una pregunta idiota.

- Quiere decir que por hacernos reír, tendrás sólo una oportunidad de ofrecer algo interesante, rubio idiota. - Para su alivio, el chicho de dientes tan afilados como sus palabras, intervino. Si las circunstancias hubieran sido más normales, probablemente le habría agradecido la aclaración, pasando por alto el insulto. Se limitó a asentir.

Lo que dijera a siguiente, sería decisivo en lo que respecto a la vida del zorro concernía, y aún con más certeza, sería dilapidatorio en la suya misma. 

- Quiero decir - ¡Mierda! dos palabras y ya había comenzado titubeando. Se aclaró la garganta y reordenó las ideas.

- Han sido muy comprensivos contigo muchacho, no tenemos todo el día. - Era ese tal Suigetsu otra vez, aparentemente le gustaba molestar, pensó el rubio. Se mordió el labio con fuerza, tenía un potente déficit atencional, pero no podía permitir que eso lo derrotara ahora. No podía fallar en su siguiente intento. Un sabor metálico lo espabiló.

Era momento de jugar el todo por el todo.

Una vez armado de valor, clavó sus ojos azules con intensidad sobre la figura que lo observaba desde las sombras. Ya no le importaba nada, con decisión buscó los ojos de éste aunque no los pudiera divisar.

Si los ojos son la ventana del alma, Naruto buscó atravesarla de una mirada. ¿Su objetivo? Torcer su espíritu hacia una decisión favorable. Pretendió transmitir su convicción ante el significado de sus palabras con increíble solemnidad.

Todos estaban atentos a aquél cambio tan radical de atmósfera, incluso Itachi era incapaz de quitarle el ojo de encima. ¿Qué había sucedido con aquél muchacho endeble? 

Sasuke no movió un músculo, no había forma de descifrarle. 

- Todo lo que dices es cierto. - hizo una pausa, todo atisbo de miedo e inseguridad habían desaparecido en un santiamén. - No tengo nada material para ofrecerte. 

Amparándose de la privacidad que le daba la penumbra, enarcó una ceja intrigado. Era más de lo que se esperaba de aquél idiota. 

- ¿Te doy una oportunidad y la desperdicias así? - presionó con una voz seria. Naruto no pestañeó siquiera, le mantenía la mirada sin asomo de duda. cualquiera habría dicho que la densidad en la habitación podría haberse cortado con un cuchillo. Sasuke decidió agregar algo a su intervención. - Aunque admito que tu sabia elección de palabras me intriga. 

El silencio mordaz comenzaba a llenarle de ansiedad. ¿Cuál era el as bajo la manga? Había mordido el anzuelo y lo sabía, pero no le importó. Quería más, quería saber más como un gato que no resiste la curiosidad, quería jugar más con aquella presa tan divertida. Un ratón diferente a otros que hubiera masacrado antes.

- Por la vida del zorro, te doy mi vida. A ti y sólo a ti, te cedo todo derecho sobre mi alma. 

La carcajada explosiva de Suigetsu atravesó el aire. Itachi le lanzó una mirada asesina que lo llevó a taparse la boca.

- Lo siento, no pretendía quitarle la seriedad al chico, pero ¿es en serio? 

Todos esperaban que Sasuke perdiera la paciencia y lo hiciera callar como se debe. Sin embargo, Sasuke se echó a reír sorprendiendo a todos.

- Realmente eres divertido ¿no? - La figura se levantó de su asiento y caminó hacia el chico. - Debes ser un total canalla para dirigirte a mí como si fuera el diablo tan descaradamente. Sé que me confunden con él muy amenudo, pero nadie se había sentido tan audaz como tú hoy. ¿Quieres venderme tu alma a cambio de la del zorro y tu miserable vida mundana?

Naruto escuchó con atención, la verdad es que tenía mucho sentido, encajaba a la perfección con Satanás, una versión estúpidamente bella de Lucifer.

Su expresión impasible ante el avance del jefe, fue inevitablemente interrumpida por su sorpresa al finalmente poder ver su rostro. La persona que había aparecido nítidamente ante sus ojos, no tenía la edad que esperaba y por sobre todo, parecía una visión. Pestañeó un par de veces antes de reaccionar. Es que, hostia, el jefe de aquella mafia era tallado en mármol. Tenía un parecido irreverente con el más temible de sus subalternos, Itachi, pero de alguna manera, se veía más joven y perfecto. 

Sí, perfecto.

Cabello negro azabache a juego con unos brillantes ojos penetrantes. Postura impecable, imponente y confiada. Simplemente letal.

Ahora entendía porqué su voz, grave y segura, sonaba tan atractiva. 

Recapacitó, aquél ángel no venía a salvarlo, era un ángel de la muerte. En seguida, recuperó la compostura, se mantuvo inalterable incluso hasta el punto en que Sasuke se le había acercado tanto que casi podía sentir su respiración.

Temía que aquél sujeto pudiera notar cualquier tartamudeo en su respiración, que oliera su miedo y lo matara sin chistar. Era evidente que podría matar a alguien sin que la persona se enterara siquiera. 

De cerca pudo admirar con detalle su presencia. Rostro simétrico y proporcionado, piel perfecta y su estructura tenía los ángulos precisos. No obstante, su mirada era el punto gravitacional. Naruto tragó saliva, por primera vez creía haber entendido el dicho de Nietzsche "cuando miras al abismo fijamente, el abismo te mira de vuelta".

Justo cuando iba a romper el silencio con una reafirmación de lo que había ofrecido, la mano fuerte de Sasuke tomó su cuello con violencia y le empujó hasta la pared más cercana, chocó con un ruido sordo y un dolor palpitante. Ni aún con sus dos brazos logró frenar al despiadado chico. En su desesperación buscando ayuda, notó que en la habitación no había nadie más que ellos dos solos. 

Lo estaba ahorcando, pero rehusó defenderse, miseriordia seguía siendo su única opción para salvarse. Luchar contra él sólo lo volvería un mentiroso, si estaba dispuesto a darle su alma a aquél desalmado, valga la redundancia, permitirle usar y abusar estaba, lamentablemente, incluído en el contrato. Y pretendía mantener su palabra.

Sus ojos ónix no presentaban ni un asomo de empatía, ni emoción alguna cuando comenzó a darle puñetazos en el estómago y costillas, mientras con la otra mano mantenía sus vías respiratorias obstruídas. Si era cosa de dar una buena golpiza sin perder la compostura, sin duda Sasuke se llevaba el premio. Solo se detuvo para esquivar la sangre que vomitó. Pero, aunque sus costillas sin duda se habían roto porque no le entraba aire a los pulmones y había claro sangramiento interno de nivel 3, o como se diga cuando es nivel MUY GRAVE, se logró mantener erguido. Entre confesiones, le había servido tener de apoyo la pared para lograrlo. 

De pronto, un pitido infernal lo desorientó, se tapó los oídos con fuerza y cayó al piso de puro dolor. Cuando creyó que los tímpanos le reventarían, como si le hubieran chasqueado los dedos, volvió al mismo instante en que Sasuke se le estaba acercando, la única diferencia es que sus ojos negros se habían transformado en un deslumbrante rojo que parecía resplandecer. 

Es decir, ¡¿había vuelto antes de que sucediera lo de los últimos 40 minutos?! 

Se sintió tambalear, pero no movió un músculo. ¿Qué había sido todo eso? Tan real que aún sentía la mano sobre su garganta.

El pelinegro, aunque no lo demostrara, estaba sorprendido. Era realmente admirable que hubiera resistido a su genjutsu y más aún que pudiera disimularlo.

- Bien, te has ganado cierto respeto y eso, de mi parte, es mucho decir. Y al parecer aprendiste a quedarte callado. - Una atractiva sonrisa de medio lado se enmarcó en su tersa piel pálida.

Naruto sólo lo miró anonadado, sus grandes ojos azules volvieron a mostrar un vestigio de inocente asombro y esperanza que, extrañamente, le generaron algo similar a la ternura. Su sonrisa se desvaneció al instante. ¿Ternura? Me tienes que estar jodiendo. Pensó para sus adentros.

- Entonces ¿Me estás proponiendo un contrato de una vida por otra, como si fueran equivalentes? - Esta vez el sarcasmo y el desprecio fueron la nota. - ¿Te crees tanto como para imaginar que tu vida puede compensar el valor de la del zorro de nueve colas? - Al decir aquellas palabras, su presión arterial aumentó considerablemente. 

- Pido perdón y misericordia por mi agravio, sé que mi vida no le significa nada, pero juro que honraré mis palabras si me concede este trato.

Sintió a Sasuke respirar profundo, el veredicto final se avecinaba. Poco sabía de la batalla interna que estaba teniendo el Uchiha. No era un trato que le favoreciera, pero había una gravedad irresistible en torno a ese chico. Odiaba esa nueva sensación, nunca antes la había experimentado, odiaba sentirse así, como hechizado. Nada que le significara algún tipo de control, sobre su mente y su vida, le parecería aceptable. 

Sin embargo, la curiosidad mató al gato. Las preguntas y las posibilidades se arrumaban su mente como una gran pila de documentos a punto de colapsar. ¿Hasta qué punto estaba dispuesto a llevar a cabo sus palabras? ¿Estaba demente? ¿Se había golpeado la cabeza cayéndose de la cuna? Tenía buenas razones para creer que la última opción era la más factible de ellas y que en verdad no entendía lo que estaba solicitando. Pero su cambio había sido tan drástico que incluso pensó en una doble personalidad. En el remoto caso de que entendiera y fuera su intención cumplir con el significado de sus palabras, ¿sería capaz de desempeñarlo? Las posibilidades eran infinitas y cada una de ellas sólo sumaba preguntas.

Seducido por el enigma, le envió una mirada rápida a Itachi, quien asintió y sin perder más tiempo los envolvió en un genjutsu compartido.

Los había llevado al mismo infierno, rodeados de paredes incendiándose, apareció un enorme grillete al cuello, que le hizo inclinarse ante el sorpresivo peso extra. Acto seguido, una cadena imposible de romper comenzó a forjarse sola en dirección a Sasuke y mientras ello sucedía, el calor del metal comenzó a calentarse rápidamente. 

- Deberás firmar este documento con las bases de nuestro contrato, por supuesto puedes leermo con detenimiento, pero recuerda que esas cadenas continuarán subiendo de temperatura hasta quedar al rojo vivo, recomiendo que te apresures y sólo porque hoy me siento de un extraño buen humor. 

Naruto, a quien ya le había comenzado a picar e incluso arder el cuello, no lo pensó y firmó sin leer. Hecho esto, la cadena terminó por sellarse, pero de una manera inesperada, el grillete se abrió y cayó pesadamente. Con suerte alcanzó a esquivar los pies. 

No obstante esta temporal libertad, terminó de sellarse el trato cuando una cadena que unía a Sasuke con una punta de miedo, cobró vida propia y se lanzó contra el corazón de Naruto, atravesándolo inexorablente y asegurándolo con un enganche.

- Ahora me perteneces, si incumples a tu palabra o intentas herirme de cualquier manera, esa punta se abrirá y tu corazón explotará.

Salieron del genjutsu y Suiguetsu aplaudió efusivamente.

- ¡Tenemos una nueva mascota! 

- Tenemos suena a mucha gente - ladró Sasuke.

Suiguetsu sonrió abiertamente.

Naruto sólo se sentía más desorientado que antes y ello ya era mucho decir, ¿Estaba vivo? ¿Lo habían aceptado y perdonado la vida? ¿Su corazón estaba...?

Se llevó una mano al corazón, no había signos de herida, en cambio, un tatuaje intrincado había aparecido ahí donde una lanza de se había clavado recientemente. El alivio que lo invadió fue tan potente que sus niveles de adrenalina disminuyeron drásticamente, le estaba dando un shock. Intentó disumularlo, las voces distorsionadas sonaban lejanas, la vista se le puso borrosa y tardó en darse cuenta que había iniciado un ataque de asma incontrolable. Tuvo la sensación de desmayarse mientras se le cerraba el campo de visión, pero algo lo sostuvo, aunque fue tan duro que bien pudo ser el piso.

Las voces se sopalaban unas arriba de otras arrastrando las letras, lo úncio que alcanzó a distinguir fue la voz que se sobreponía a las otras:

"Acabamos de firmar tu entrega completa y decides morir, dijiste que cumplirías tu palabra así que no permitiré que me dejes impago".


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