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Home is where the heart is por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

Día 10: Drunk Confession/ Confesión estando borracho. 

Saludo a Oliver desde el otro lado de la calle. Llega un poco tarde, ya había recibido un mensaje donde me explicaba porque está llegando tarde.


— Hola— le sonrió cuando al fin llega a mi lado— la casa de Evelyn esta por aquí.


— lamento mucho haber hecho que esperaras— le tomo la mano. Oliver se tensa,  puedo notarlo y eso que solo le miro de reojo. Llevamos unos meses saliendo y aun hace lo mismo cuando le tomo la mano o le beso.


— tenías una entrevista, creo que es comprensible y más importante ¿Cómo fue? ¿Te darán tu primer trabajo?


— estuve trabajando para esa empresa como pasante, creo que no fue mal. La encargada de recursos humanos fue amable y fue como volver a mostrar todo mi trabajo a los encargados de las otras áreas.


— ¿Y?


— no me dieron una respuesta inmediata, nunca lo hacen pero los conozco y lo vi interesados— no suena desanimado por la posibilidad de que no le llamen— tengo otras opciones en mente si no me llaman.  Como los conozco, espero que al menos no me hagan perder el tiempo esperando.


— uh, suenas como si necesitaras un trabajo.


— quiero comprarme un auto.


— ¿en serio? nunca me lo habías dicho— se encoje de hombros y murmura algo tan bajo que no lo entiendo. Lo dejo pasar porque entramos en la calle donde está la casa de mi amiga, y vaya que no necesitamos nada para saber cuál casa es: la música suena tan alto que la escuchamos desde aquí, hay un montón de gente en el patio y me parece ver luces también— Wow, no se contuvo ¿eh?


— es una gran fiesta.


— se supone que solo era algo pequeño para reunirnos después de la universidad.


— no imagino como hará una fiesta grande— hay humor en su tono. Sonriendo nos hago caminar hacia la casa. Mientras entramos reconozco a algunos de mis ex compañeros de clases y algunas caras conocidas de la universidad.  Oliver se inclina para hablarme— ¿seguro que no está intentando hacer una fiesta universitaria? Se parece mucho.


— Wow ¿has ido a fiestas universitarias?— no pretendo que mi tono sea ofensivo, me suena así, así que me giro rápidamente hacia él para intentar disculparme aunque no sé qué palabras usar. Oliver me está mirando y no parece molesto u ofendido.


— a algunas.


— no pareces el tipo de chico que va a fiestas— aunque nos conocimos en un bar, Oliver fue con un grupo en general. No fue por su cuenta. Sobre la música escucho un grito agudo y Evelyn sale corriendo de la casa y salta sobre mí. Apenas entiendo el parloteo que me da, nos lleva a los dos dentro de la casa, que no esta tan llena como esperaba después de verla de afuera— una gran fiesta ¿eh?


 — no fue mi intención, estuve enviando invitaciones. Las personas tienen parejas, y las invitaron. Se corrió la voz y se hizo esto ¿no es magnífico?— alguien pasa con bebidas, que ella le quita y nos las da a nosotros— pero yo sigo esperando a mis amigos.


—  Aww me alegra que me consideres tu amigo. Si querías vernos solo nos hubieras llamado a nosotros.


— ¿y perderme de una gran fiesta? Ni loca— nos reímos, entre bebidas. Nuestro grupito de amigos se reúne de nuevo y el tiempo pasa sin que me dé cuenta. Me levanto al baño, y tengo que esperar a que alguien salga para poder usarlo. Cuando regreso, nuestro grupo se ha dispersado: distingo a algunos en la cocina en busca de más bebidas, otros están bailando en la sala. No veo a Evelyn por ningún lado pero Oliver esta reclinando en el sofá ¿está durmiendo?


— parece que tu chico no tolera bien el alcohol—Evelyn me empuja, bailando. Me tambaleo, y es cuando noto que no estoy tan sobrio como pensé. Frente a Oliver hay un montón de vasos ¿Qué fue lo que nos dieron? tequila y cervezas, recuerdo que rechace otros vasos pero no puedo recordar si Oliver lo hizo.


— mejor nos vamos.


— ¿tan pronto?— miro la hora en mi teléfono. Las dos veintitrés de la madrugada. No es pronto.


— nos vemos otro día— no creo que ella me escuchara. Me quedo de pie frente a Oliver ¿Cómo voy a moverlo? Estar medio ebrio no ayuda a pensar— Oliver… Hey, Oliver— le sacudo el hombro. No se mueve— Oliver— le toco la cara. Oliver abre los ojos, aunque no parece despierto— nos vamos— ¿puede oírme con la música? me rio, y le jalo del brazo, esperando que entienda que tiene que levantarse.  No sé cuántos intentos me toma hacer que se levante, pero al final lo hace.


— Isaac…— espero a que diga algo más, pero o no lo dice o lo dice tan bajo que no lo escucho. No estoy seguro de cómo llegamos a la calle sin caernos. No se tampoco cómo es que de pronto vamos en un taxi ¿alguien lo pidió para nosotros? si recuerdo haberle dado mi dirección porque no conozco la de Oliver. Sé dónde queda su casa pero no para decírsela a un taxista. Bajo el cristal de la ventana, el viento frio y seco me despeja la mente. Oliver se ha vuelto a dormir. La fiesta fue una mala idea al final. Cuando llegamos a mi casa ya me siento mejor, le pago al taxista y tengo otra lucha intentando bajar a Oliver. Logro que se ponga de pie mientras cierro la puerta.


— debemos poner una regla. Si uno va a emborrachase entonces el otro también— no parece que Oliver este muy estable. Le paso el brazo por la espalda, apoyándolo para que no se caiga— ¿si te caes entonces me caeré también?—me rio. Sí, me voy a caer si dejo que Oliver se caiga. Finalmente llegamos a mi departamento.  Solo puedo llegar hasta el sofá y dejarnos allí.


— me siento mal.


— si vas a vomitar, usa el baño.


— no… creo que no.


— Hola. Bienvenido de nuevo— Oliver se lleva la mano a la cabeza— tendrás una resaca para morirse mañana.


— la tengo ahora. Todo está… dando vueltas— me rio.


— no debiste mezclar el alcohol— él solo gruñe.


— ¿Dónde estamos?


— mi casa— cierro los ojos y suspiro. Ahora que todo paso, me siento cansado y con demasiado sueño.


— Isaac.


— ¿mmm?


— he querido… siempre he querido decirte que te quiero— ¿Qué? Me siento rápido, mirándolo. Esta aun reclinado en mi sofá, con los ojos cerrados. A mí se me ha evaporado el alcohol. Su voz esta algo ronca y arrastra las palabras como borracho, pero se entienden.


— ¿Oliver? ¿Qué dijiste?


— te quiero. Estamos… somos novios ¿verdad? pero no puedo decírtelo…quiero decirte que me gustas mucho pero eso si te lo dije ¿sabes? ¿Lo dije? Creo que si… tienes que saber…— Oliver hipa, y se queja— no sé, pero te quiero.


— es… la primera vez que me lo dices.


— ¿sí? Debería decirlo más. Vas a dejarme si no te lo digo ¿es eso?— me mira. Ya no tengo sueño, y me siento… feliz. Nada que ver con el alcohol. Me pregunto si Oliver ha estado pensando eso realmente, porque le cuesta expresarse con palabras. 


—  no voy a dejarte por eso.


— gracias.


— gran tonto— murmuro. Si, le cuesta decirme cosas como esas mas no significa que no demuestre que me quiere— pero puedes decirlo otra vez.


— ¿decir qué?


— que me quieres.


— ah… te quiero— me rio. Bien, tal vez aún estoy un poquito ebrio— te quiero— me siento de nuevo, usando el cuerpo de Oliver como almohada. Su mano me acaricia el cabello— creo que no solo te quiero, también te amo.


— oh…— suspiro, la calidez que siento es indescriptible. Estoy flotando en una nube rosa con arcoíris. O tal vez es el alcohol, no me importa.


— pero no puedo decírtelo.


— me gustaría que lo hicieras. Algún día.


— algún día.


— si mañana… si mañana no lo recuerdas, yo lo recordare por los dos ¿bien?— Oliver ya no me responde. Yo tampoco siento muchas fuerzas para seguir despierto. Y estoy tan cómodo aquí, que solo cierro los ojos.


Me despierta un quejido. Mi cuerpo comienza a punzar por todos lados, como si me hubiera caído rodando por las escaleras. La luz que entra por las ventanas de la sala es brillante y me deja cegado unos momentos. Otro quejido. Me siento, mi espalda punza: me quede dormido en el sofá. Muevo el cuello para quitarme lo entumecido. Oliver está gimiendo de dolor, medio sentando en el sofá.


— que mierda…— me rio al escucharle. El mueve su mano de su cara para verme— ¿Qué…? ¿Dónde estoy?


— en mi casa.


— dios… me siento fatal.


— lo imagino, anoche mezclaste bebidas— yo siento un leve dolor de cabeza, nada que un analgésico no arregle. Oliver vuelve a gemir. Me levanto, quiero agua y de paso traerle a Oliver agua y analgésicos también— ¿tienes estomago para comer algo?


— No.


— bien.


— ¿Cómo llegamos aquí? no… no recuerdo nada desde la fiesta— me giro para que no vea mi sonrisa. Lejos de decepcionarme porque no lo recuerde, me parece divertido.


— tomamos un taxi. Yo no estaba tan borracho.


— dime que no cause problemas o hice algo vergonzoso— suena mortificado, aunque no sé si es por el malestar que siente o por pensar en lo que hizo ¿las dos? Me acerco y le paso el vaso de agua. Sus ojos me miran, preocupados. A mí no se me ha olvidado la parte más importante de la noche, así que le sonrió, intentando parecer inocente, mientras respondo:


— Nada, no hiciste nada vergonzoso. 


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