-Oye -susurró Jongsuk moviendo el sartén para evitar que la comida se pegara-, sé que dijiste que tenías algo que hablar conmigo pero siento que vas a decir algo como “me debes dinero” o “me voy a mudar”.
-No… en realidad es otra cosa -susurró Leeteuk abrazando sus piernas en el sofá-, pero no quiero hablar de eso ahora. Discúlpame.
-¿Es algo que me tenga que preocupar? ¿Qué día es hoy?
-Estoy bien -contestó-, sólo pedí días en la empresa para aclarar unas cosas.
-¿Te vas a mudar? -preguntó- Sólo quiero saber eso.
-Tú sabes que eres mi… mejor amigo -susurró- y no sé cómo abordar esa conversación porque...
-¿Crees…? -afinó su garganta-¿Que te voy a decir que no?
-De hecho -se rió nervioso-, sé que dirías que sí por eso no te lo pregunto.
-Oh.
-Yo no quería hablar de eso pero… sabes que te quiero y que aprecio todo lo que hacemos juntos pero no estoy listo para una relación contigo.
-Y yo haciéndote de comer -bromeó apagando la estufa-. Te voy a demandar por “pérdida de tiempo”.
-Por eso no quería tener esta conversación -susurró hundiendo su cara entre sus rodillas-. No quería ofenderte ni mucho menos, no sé si tú buscabas una relación conmigo y ahora te digo que no puedo así que no sé qué pasará con nosotros… sólo no me odies.
-Sé brutalmente honesto conmigo -sirvió la comida en el plato que le acercaría a Leeteuk -¿Soy yo? ¿o eres tú o alguien más? Quisiera saber “por qué no”.
-No me hagas esto -susurró entre divertido y frustrado-, porque no sé cuál es la repuesta pero no eres tú. Tú eres tan buen amigo que cocinaste para mí.
-Yo creo que la mejor manera de demostrar tu amor es cocinando para otro -despeinó el cabello de Leeteuk e incluso se animó para inclinarse hasta darle un beso en la frente - y no puedes estar comiendo solo avena. Lo que sea que tengas te tiene mal, tampoco te haz lavado el pelo.
-Y yo pensando que me besaste porque me quieres y era para comprobar tu teoría sobre mi higiene personal.
-Pocas cosas te deprimen así.
-Yo solo quiero ser feliz -sorbió su nariz- y no sé si contigo o con él o solo.
-¿Él?
-Tú escribiste sobre un soulmate en dónde uno es fuego y otro dinamita… él hace que explote, ja, já, solo mírame, él sólo aparece dos segundos al día y me pone mal toda la semana… no es justo.
-Cuéntame sobre él -Jongsuk le tendió también los palillos para que comenzara a comer -, cuando pensé en mi soulmate me pareció muy poético pero si te has identificado me siento algo preocupado.
-Él -susurró Leeteuk riéndose por lo bajo- hacía lo que acabas de hacer, el rimaba cuando hablaba.
-¿Rimé?
-No quiero decir que fue mi primer amor porque sonaré muy tonto pero. Pero sí.
-¿Y qué pasó?
-Todo -contestó en medio de un ataque de recuerdos-, viví en su casa por unos meses antes de terminar.
Jongsuk silbó sorprendido.
-Suena a que sí fue serio.
-Me consiguió varios trabajos como programador y nunca se lo diré pero me apradrinó con varios empresarios que me permitieron estar aquí ahora, así que no puedo odiarlo. Pese a todas las malas decisiones… tampoco puedo sacarlo de mí.
-Lo conocí, ¿cierto? ¿El tipo de la nevería? Si no es él, tiene que ser alguien de tu pasado.
-Sí es él -confesó-, lo vi también el día que te llevé al médico, fue a recoger exámenes clínicos, le pregunté de qué eran y dijo “estaré bien, ¿okey?” y nada más. No quiero preocuparme pero mírame, sin duchar, haciéndote venir a cocinarme arroz y escuchándome hablar de él.
-Somos amigos, ¿no es así? -le sonrió hasta que Leeteuk lo miró-, es lo que hacemos.
-Es que me parece injusto que…
-Oye tranquilo -le interrumpió-, tal vez necesitabas esto, decirlo, sacarlo de tu cabeza, dejarlo ir. Así que cuéntame todo.
-Me da miedo porque eres escritor y no quiero que ventiles todo esto en forma de novela ligera.
La risa estruendosa de Jongsuk resonó por todo el lugar al tiempo que las mejillas de Leeteuk se teñían de rosa y su ceño se fruncía.
-¡Estoy hablando en serio!
-Okey, okey -se secó una falsa lagrimita del ojo-, no se vaya a dar cuenta que ahora también lo sé.
-Es que él lee mucho -recordaba su biblioteca y todos los libros con notas y marcas de haber sido disfrutados-, no quiero que luego me atrape para decirme que leyó un libro sobre nosotros.
-Me acabas de decir que tienes la dinámica de los personajes que escribí y te había dicho que no tenía inspiración, no me pidas imposibles.
-¿Aunque te lo pida por favor? -suplicó.
-Míralo desde esta perspectiva: si yo puedo darte un final tal vez los días sin ducha y en ayuno terminen.
-Darme un final… supongo que tienes un punto.
-Uno bueno -afirmó-, así que te escucho.