Del pasado a un nuevo amanecer
Lo que enlaza el presente del pasado es el frío, todo había comenzado en un mes de invierno, el chico esclavo, que desnudo estaba siendo exhibido frente a hombres y mujeres que buscaban obtener una nueva adquisición que fuera para deleite de ellos y el que presumir ante sus grandes amigos de sociedad.
Bastante desagradable, pero esas circunstancias suelen pasar y fui parte de ello cuando me compraron por muy poca cantidad, supongo que por el estado en el que me encontraba cualquier billete era suficiente para deshacerse de mí y ser ahora la carga para aquel iluso que había pagado por una mercancía poco satisfactorio; era ganancia para el vendedor.
La incertidumbre se había acentuado en el estómago adolorido por el hambre formando un nudo así como temblores constantes, agudizando la torpeza de mi ser en cada paso. Mismo miedo que sentí cuando fui arrancado de mi amado hogar.
El infierno lo llevo en mi cuerpo, desfigurado por los constantes golpes, un autoestima tan baja por las constantes palabras de desprecio, el amargo aprendizaje de las reglas que debía de seguir, días largos de hambre y frío, hacen de una celda oscura mi hogar.
Azotado, violado, humillado, todo aquello fueron cosas de un pasado que marcó mi presente, no de la manera como creen, tenía siempre esperanza y sueños en aquella oscuridad, así como era torturado, también recibí el calor de personas que trabajaban para el Señor y que me ayudaron. Eso es algo que no se puede olvidar o dejar de lado, cada uno de ellos padecieron por mi culpa, pero aún así continuaron velando por aquella bestia encerrada.
El tiempo es tan lento cuando se mira atrás, porque hay tanto para decir de ello, sentimientos, ahora que estoy en un presente puedo decir que no me duele recordar esa época tan oscura de mi vida, por el contrario puedo hablar de ello sin temer ser encerrado y azotado hasta el punto de casi morir.
Ya no duelen las cicatrices, por mucho tiempo escondía mi cuerpo de mi mismo, no quería ver el monstruo que era en ese entonces cuando conseguí escapar con la ayuda de los que fueron amigos y del hombre que sería una parte importante en mi vida. Él fue quien cuidó la mayoría de mis heridas y conservé ese acto como caricias de amor.
No puedo decir que todo fue malo, muchas cosas buenas adquirí en ese encierro, comprendo que no puedan entender porque veo cosas buenas en un lugar donde padecía tanto dolor. Para alguien que ha perdido padres, hermanos, que fue sometido por un hombre a extenuantes horas de trabajo por migas de arroz rancio antes de ser vendido, obtuve en ese infierno, regalos para un cumpleaños, para una navidad, pude conocer a Santa aunque ahora sé que no existe, pero independientemente de todo eso obtuve lo mejor de todo, grandes amigos y dos amores que serían una parte muy importante de un presente.
Viví escondido por tantos años en una cabaña en las montañas, lejos de todo aquel turbulento pasado en el que estuve por varios años. Aprendí gracias a un hombre ya mayor el arte de reparar automóviles, el decía que mis manos pequeñas ayudaban mucho a llegar a esos lugares incómodos y fue así como inicié una nueva vida junto con mi hijo Reed, él había reemplazado a mis hijos que me arrebataron cuando los parí en esa montaña, diciendo que los que me atendieron que habían nacido muertos. Nunca vi sus cuerpos, nunca supe de ellos, pero me enteré después de tantos años que los dos estaban vivos.
Reed llegó a mis brazos en tiempo de verano, venía de trabajar todo el día en el taller, logrando conseguir un par de billetes y con eso compré lo necesario para comer, con ese pequeño aprendí ser madre y padre, momentos tan hermosos como angustiantes cuando este se enfermaba, quién me lo había entregado no dio razones de tal hecho, yo solo podía darle una buena vida.
Fue un regalo que nunca me arrepentiré de haber obtenido.
Son tantos recuerdos los que conservo del pasado, muchas cosas que fueron cerradas y ahora en el presente se van forjando nuevos ciclos que se van cerrando conforme pasa el tiempo, no tengo miedo por lo que pueda suceder, no siento tristeza albergando en mi corazón, si estuviera varios años atrás estaría aterrado de perder a los hombres que amo, pero en este presente no es así.
Me enamoré del hombre que marcó el infierno en mi cuerpo cuando me compró, mismo que me dio su años de completa felicidad y que gracias a ese amor nacieron cada uno de nuestros hijos.
Estoy tan cansado de las constantes dudas que muchos poseen sobre ese amor tan disfuncional, aprendí a entender lo que significaba el síndrome de estocolmo, por los constantes comentarios. No soy un rehén que se enamora de su captor.
Me enamoré de su corazón, aquel que ocultaba tras ese disfraz de hombre duro, vi su corazón llorar en el silencio, la carga que llevaba sin decir palabra, me enamoré de aquel que se escondía tras el látigo y palabras horribles, aquel que muchos odian.
Siempre hay quien juzga, siempre hablarán, pero eso no importa, porque fui alguien pleno y amado por dos hombres a los que ambos les di hijos, les amo y que han tomado caminos distintos.
No estoy triste por ello, porque aprendí que el amor no se puede retener, que el miedo no te deja volar, que estar con alguien muchas veces es destrucción y soledad, es mejor conservar los buenos momentos que destruir todo aquello tan hermoso y volver a un infierno.
He llorado tantas veces que ya no tengo una lágrima más que derramar, porque en ese entonces no sabía que yo mismo se estaba dañando, ahora que todo es distinto solo puedo avanzar porque del ayer no podré vivir y solo me queda el hoy para continuar.
Muchas veces he hablado incansablemente mi historia, muchos no han escuchado, otros solo señalaron, muchos verán las fallas, pocos verán los sentimientos, porque lo malo es tan vicioso y grande que eclipsa lo que hay tras toda una historia, pero no se lucha con el pensar de los demás, se lucha por el valor de continuar al final de cada ciclo.
Del ayer conservo la enseñanza de continuar amando, del mañana solo me espera un nuevo amanecer, podría contar una historia llena de oscuridad que despertará la morbosidad de muchos, hay tanto de eso que podía escribir varios libros y aún así no sería suficiente, pero estas letras que hoy escribo no son para deleitar el placer de más de uno.
Comprendo bien que la curiosidad por saber cómo fueron hechas cada una de mis cicatrices, pero referente a ello puedo decir que todos merecemos tener el respeto a la privacidad, no me lastiman los murmullos que dejan de ser cuando uno los escucha. No los odio por escuchar burlas y esas cosas, porque es un sentimiento que desgasta el alma.
Esta es la primera vez que leo frente a personas que no son las dos personas que han estado a mi lado enseñándome, a Yuu y Leroy les doy las gracias por cada momento que están a mi lado, porque gracias a ellos estoy aquí en este salón buscando una oportunidad más para ser yo. La primeras palabras que aprendí fue el escribir los nombres de mis hijos, antes creía que hacer rayas o garabatos era escribir, pero fue un sentimiento tan hermoso ver los nombres de ellos escritos en una libreta que conservo guardada porque es un logro grande para mí.
Se preguntarán ¿porqué escribí cosas de mi vida?, bueno lo hago porque cada uno de ellos son importantes, porque no me avergüenzo de lo que soy, no siento vergüenza de aquellos que amo.
Lo bueno de aprender es descubrir que no existen los zombies, lo malo de aprender es que te roban otras cosas, pero es parte de la misma vida, pero aún me falta mucho por aprender, aunque es notorio que hay cosas que no cambiarán, como es el caminar y tropezar con mis propios pies o chocar con todo lo que esté a mi alrededor.
Por mucho tiempo creí que no merecía nada, que todo lo que hacía era malo; cometí muchos errores en los que unos pesan más que otros, pero si algo entendí de eso, es que busqué siempre justificar lo que no se debía, por estar ciego por un sentimiento que se había vuelto nocivo.
Mi hogar dejó de serlo hace ya un tiempo atrás cuando mis dos parejas habían cambiado, cuando yo me perdí en mi propio ser, ya los ruiseñores no cantan por los jardines, las risas ya no se escuchan, todo dejó de brillar porque dejamos algo importante atrás y es ser nosotros mismos.
Lo bueno de todo lo que suele pasar en nuestras vidas es que hay sentimientos que no mueren, que la vida misma nos da oportunidades, que disfrutamos en todo momento el poder decir aquellos que nos rodean un te amo, aunque muchos digan que es una palabra sobrevalorada, no es así, porque con esa palabra se han acompañado momentos de gran maravilla.
No puedo decir que he sido una persona infeliz, porque sería cruel y una mentira, lo que estoy leyendo es lo que yo siento, contando fragmentos muy cortos de mi vida, pero con ello quiero decir que pese a todo se puede seguir amando.
No tengo que fingir un sentimiento, seguiré siendo Sandy Vinter, es increíble poder escribir mi propio nombre, no tienen idea de lo feliz que me hizo aprender algo tan pequeño, solo quiero decir que no cambien por nadie, no dejen de soñar y tener esperanza.
Yo la tuve en una celda y le di color a esta no solo con mi sangre si no con el amor que recibí, gracias esa venta de esclavos conocí dos corazones, que con los años nos volvimos a reencontrar, formamos una familia que no es perfecta, pero es hermosa.
Puedo ahora preguntar y responder ¿por qué te enamoraste de quien te hizo daño?, yo no me enamoré de un corazón que estaba tan perdido y solo como yo antes de llegar a esa celda.
No sé qué será de ellos, lo que piensan o sienten, si volverán o no, todos tenemos nuestra verdad, pero si de algo estoy seguro es que mi corazón siempre estará con ambos, sin importar si volverán o no. Yo siempre los voy amar.
El ayer es parte de nuestras vidas en donde aprendimos de los errores, donde aprendimos a ver lo bueno y lo malo de cada persona o circunstancia, depende de uno cargar con las cadenas como un peso que destruye el alma, yo prefiero abrazar del ayer el comienzo de un nuevo amanecer, porque gracias a él he descubierto que puedo amar, que puedo ver a quienes amo alzar el vuelo en busca de ese sueño, porque en ese nuevo despertar sigo aquí de pie.
Estas palabras no significan una simple tarea, para una calificación para ganar puntos en un examen, estas palabras que hoy estoy leyendo son un gran orgullo para mi porque con ello estoy mostrando a mi mismo, que si una vez construí una vida al salir de esa celda, también puedo volver a construir un mejor presente que sin importar que pase en el mañana estaré de pie aunque a veces me sienta cansado de todo.
Siempre estaré en el mismo lugar, no puedo cerrar las puertas de mi corazón, porque sería olvidarme de quien soy en realidad. Esto es lo que soy, un simple hombre con defectos y virtudes, que será perfecto en la imperfección, que caerá y se levantará, que tomará su tiempo para hacer las cosas, pero que nunca olvidará el amor que guardo para aquellos que son parte importante de mi vida.
Soy solo un hombre al que pueden odiar o querer, que conserva sueños y esperanzas de un mejor amanecer.
Fin
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