-Shion, ¿De verdad has hecho esto por mi?- La voz de cierto castaño suena de una enorme emoción, sus ojos verdes se iluminan, casi brillando como las mismas estrellas, sonriente ante tal espectáculo.
-No es la gran cosa…- Una voz tímida hace presencia, una cabellera verde algo corta, con unos ojos como los más preciosos cuarzos rosados –Solo… Es un pastel…- Baja la mirada, con sus manos algo temblorosas por hacer esto.
-¡¡¡¿QUÉ NO ES NADA?!!!- Se acerca sin mas el contrario joven de quince años -¡¡¡SHION!!! ¡¡¡ES EL REGALO MÁS HERMOSO DEL MUNDO!!!- No cabe de su felicidad, puede parecer poca cosa para unos.
Pues es solo un simple pastel de pan de chocolate, cubierto con betún blanco y una sola fresa sobre puesta.
Pero para alguien que no tiene nada, que vive en un orfanato, sin padres, sin amigos, sin nada a su nombre, tener algo así es simplemente maravilloso.
-Dohko…- Niega con la cabeza, con los nervios de punta, sosteniendo el pastel entre sus manos, ayudado por una base sencilla para no mancharse –No digas eso… Solo quise hacer algo así para ti, pero… No soy muy bueno en la repostería y…- Buscando detalles negativos en el postre, pues lo cree como lo más sencillo posible, pero es lo inicio que podía darle a su amigo en este día.
-Es… Asombroso- Sonríe, para acercarse hasta el peliverde y sujetar el pastel entre sus manos también, rozando las del de piel clara, más unas lágrimas opacan la genuina felicidad del castaño, pero no es por sentirse mal, si no que el sentimiento que presenta es enorme.
-¡¡¡¿QUÉ?!!! ¡¡¡¿QUÉ TE OCURRE?!!! ¡¡¡¿TE SIENTES MAL?!!!- Los cuarzos se asustan, pensando que había hecho mal. Angustiándolo tanto que había pensado que su regalo fue lo peor del mundo.
Niega, con el labio tembloroso, aun sonriente y las esmeraldas brillan por las gotas saladas, sin dejar de tocar esas delicadas manos que se tomaron las molestias de prepararle algo sumamente espectacular… Que no sabe que decir.
Mucho menos sentirse digno de algo así de maravilloso poseer.
-Gracias… Gracias…- Susurra, con la mirada baja.
-¿Eh?- Abre sus ojos como platos, ver cómo se encuentra el otro es algo que no creía jamás contemplar.
Desde que lo conoce, siempre le ha mostrado una hermosa sonrisa, una donde la alegría nunca se va, siempre ocurrente, buscando mil maneras para hacer de un día normal algo sumamente espectacular.
Cómo ese día que se conocieron…
En un barrio algo concurrido de China, Shion teniendo trece años, ayudando a sus padres en el puesto de vegetales que tienen.
Puede que no tengan tantos recuerdos, pero son los tres muy trabajadores, y los padres han logrado que su único hijo, pudiera estar estudiando, que en esa época… Ya era algo más posible a las personas de una clase media baja, sin embargo es algo que agradecen haber hecho.
Su hijo demostraba ser tan inteligente y hermoso, que solo piensan que él logrará tener un futuro muy prometedor.
Fue en uno de esos días, en donde Shion, cargando algunas cajas de rendijas, para llevarlas hasta donde sus padres se encuentran.
Unos chicos mayores que él lo interceptaron en su andar, para molestarlo.
Por su condición de Doncel y delicadeza, además de ser un verdadero chico estudioso, prefiriendo leer a jugar con ellos… Visto como alguien raro por este hecho.
-¿Te has de creer mejor que nosotros?- Un chico de cabellos blancos largos, intimida al de cabellos verdes que en ese momento lo llevaba un poco más largo a como lo tiene en la actualidad.
-No me molestes, Lune- La mirada furiosa del de cuarzos rosas, pues no permitirá que lo ofendan, lástima que llevara esa caja, si no ya estaría por atacarlos si es necesario.
-Ja, ¿Tú crees que por ir a esa escuela, lograrás algo en tu vida?- Sonríe algo fastidiado, pues no logra bajarle la prepotencia al Doncel, pues deseaba este chico de dos años mayor, que no tuviera sueños o expectativas, pues lo quería solo para él.
-Eso no es asunto tuyo, yo haré lo que quiera, mis padres me dan esta oportunidad- Se abre paso por el grupo de tres supuestos matones, que solo se dedican a molestar a quienes trabajan y hacer destrozos -No la voy a desaprovechar como ustedes-
Palabras fuertes, pues han hecho enfadar a los otros, ya que estos abandonaron dicha institución por ser unos flojos, sin metas o deseos que no sean repetir una pésima vida de miseria.
-Creo que deberías aprender tu lugar- Uno de cabellos azulados se acerca para empezar el maltrato.
Pará acto seguido, y con ayuda del tercero, empujarlo para hacerlo caer, y que la caja caiga, con lo cual.
Proseguir a destruir aquellos tomates que llevaba con tanto esmero hacia sus padres y ese puesto que los mantenía.
-Ja, ja, ja, ja, pobrecito, los tomates no los pudiste llevar- Las burlas se presentan. Riéndose del pelo verde.
-¡¡¡NO!!! ¡¡¡¿PERO QUE ESTÁN HACIENDO?!!!- Sus ojos demuestran su enfado, pero el empujón lo hizo caer en un charco de lodo, ensuciándose y mojando su ropa, además de ver el esfuerzo de su familia siendo destrozado.
-Ja, ja, ja, eres un idiota, por creer que saldrás de este mundo- Se acerca para bajarse hasta el nivel del doncel, tomar un mechón de esos cabellos verdes, y olerlo -Será mejor que aprendas hacer los quehaceres y saber que tu lugar, solo será de un mero adorno en alguna de estas casas en el futuro- Burlas de esa época, que los Donceles como las mujeres sólo debían servir a los esposo que tengan y no aspirar a nada más -Se listo Shion, a muchos no les gustan los Donceles educados, si quieres yo puedo quedarme contigo y… -
No termino para cuando un buen puñetazo por parte del de cuarzos rosas se hace presente, enfurecido, pues se había cansado de esas tonterías que escuchaba a diario con algunos compañeros de su aula escolar, pero no hacía caso.
Él haría lo que sea para obtener una mejor vida y ayudar a que sus padres no sigan agarrándose en todo los trabajos a realizar para una buena cosecha, no dejaría que nadie le quite sus sueños… aunque deba quedarse solo de por vida, logrará sus deseos.
-¡¡¡YO NO SERÉ LA PROPIEDAD DE NADIE!!!- Frunce el ceño, apretando sus puños -¡¡¡YO NO NECESITO A NADIE PARA QUE ME HAGA FELIZ O ME DÉ DE COMER, YO…!!! ¡¡¡LO HARÉ POR MI CUENTA!!! ¡¡¡ASÍ QUE DÉJAME EN PAZ!!!- Como odia que lo minimicen, que lo hagan menos solo por ser Doncel, si aun así ha logrado superar en calificaciones a varios compañeros que son varones y no tienen esta condición… Es orgulloso y debe estarlo.
Pero claro que Lune no se quedaría así, sintiendo como del interior de su mejilla brota la sangre y enfurecido por esas palabras, dedica una peor mirada al peliverde, levantándose, para que sus amigos le hagan caso a lo siguiente en la lista.
-¡¡¡NO SABES CUANDO RENDIRTE!!!- Los tres jóvenes, sonríen, amenazado con sus puños al otro, denotando que van a darle una golpiza -Veremos si sigues diciendo lo mismo-
Podrá ser un poco más fuerte de lo normal, pero aún así es una pelea muy injusta, sabe que recibiría unos buenos golpes, lo van a herir tanto con esto, pero se intentará defender…
Frunciendo el ceño para verse lo más amenazador posible, aunque eso de poco le va a servir… habrá mucha desventaja.
Sin embargó, a nada de querer golpear al de cabellos verdes, unas piedras comienzan a salir, conectando varias con el principal líder…
Dándole en la cara y lastimándolo de repente.
Y con la misma, los otros dos que lo acompañan, lastimándolos de buenas a primeras.
Shion confundido, sin saber que esta pasando, ni sabiendo de dónde salen esas piedras que por suerte no le han dado.
Justo allí, de la nada…. Una voz y un chico castaño, con ropas remendadas y riendo se acerca con un montón de rocas miniatura.
-Que idiotas, tres contra uno, malditos cobardes-
-¡¡¡¿QUIÉN ERES TÚ?!!! Y ¡¡¡¿QUÉ TE METES?!!!- Lune rápidamente contesta, mirando con profundo odio a ese chico.
-Quién los hará llorar- Sonríe y lanza un montón de piedras, dándoles en el estómago, rostro, haciéndolos sangrar… Tal vez eso no los mate, pero si los hace que se larguen, casi lloriqueando por lo que ha pasado… Sin embargo el peliblanco, sólo se retira pues se ha quedado solo, con la promesa que volverá para acabar con lo que ha comenzado aquí mismo.
Dejando a un sorprendido peliverde por esta acción, más que sorprendido.
Admirando a quien ha venido a su auxilio.
Y de repente lo mira, encontrándose con las esmeraldas más lindas que ha podido presenciar y una sonrisa que lo hace sentir muy raro.
-¿Estas bien?- Le sonríe, extendiéndole su mano para ayudarlo a levantarse.
Fue el primer momento en que se vieron de frente, asombrado por su forma de ser, valentía y aun así sonreír como si nada.
Dudoso, levanta su mano, pensando si era buena idea hacerlo… Pero, si que necesitaba algo de ayuda, pues al parecer se lastimo algo su tobillo, necesitaría auxilio en volver, además se siente terrible por que los tomates de ese día que se perdieron.
Sin embargo, en el instante que tomó esa mano que se muestra sucia y con algunos caños aún a esa temprana edad, es cálida.
Un sentimiento raro invade el joven corazón del peli verde, pues era la primera vez que lo sentía y sin embargo no fue la última.
De vuelta a este presente, al cumpleaños de ese chico, que le enseñó el concepto de amistad…
Bueno ambos se los enseñaron de forma mutua… Y siempre se apoyaban… Por eso, Shion no podía, no permitía que el cumpleaños de Dohko fuera solo un día más.
-Shion… Eres genial, asombroso… Y… Te quiero tanto- Le dedica estas palabras con todo su corazón, siendo solo la palabra “Quiero”, pero puede que lleve más.
-Dohko…- Susurra el nombre de quien se ha vuelto muy importante a su corta edad, los nervios aún están, pero sería fuerte, para darle un poco de su calidez ahora -No llores, y no agradezcas- Le sonríe, quería abrazarlo, pero… El pastel esta aun de por medio.
-Si, si tengo…- Llora de alegría, de emoción y de tristeza a la vez -Jamás… Jamás había tenido algo así… Yo…- Es difícil contenerse, sonríe, pero… Su vida no ha sido fácil, pero fue mejor cunado conoció a este chico tan hermoso que le dedica un detalle tan precioso.
-Por favor…- Le ruega, encarándolo con un semblante Serio – No quiero que llores hoy, es tu día especial y debes mantenerlo así-
-Pero…- Susurra, mirando los cuarzos en ese instante, y su corazón comenzó a latir más fuerte, apresurado, asustándolo, pero se ha acostumbrado a que eso suceda por esa dulce carita.
-Nada de peros que valga- Ya no se muestra nervioso, si no firme y decidido como es su actitud normal –Vamos a comer este pastel ¿Si?- Sentencia sin más, dando algunos pasos para delante -Podemos partirlo en mi casa, mis padres me dieron permiso para que vayas, y nos divertíamos un rato- Declara sin más… No es capaz de decir o hacer más, es feliz con darle algo que lo hace feliz.
Conoce la historia de ese castaño.
Un huérfano, donde sus ambos padres murieron… Su papá al darle a luz, y su padre en un terrible accidente, quedando solo a los dos años y yendo a ese orfanato que no es de los mejores ni nada por el estilo, pero al menos tenía una cama fría donde dormir, una hogaza de pan para comer y andrajos como ropas.
Era mejor que nada.
Un chico que antes no tenía nada, pero ahora… Tiene a alguien muy especial que le ha enseñado tantas cosas, que se han compartido de forma igualitaria.
Sabía que en ese momento no podría ganarle, jamás ha podido hacerlo cuando el peli verde usa ese tono de mando, le parece maravillosa su fuerza y pureza.
Sus lágrimas las limpia, sonríe, intentando sentirse mejor, para hacerle caso, pero con una acción que no espero nada Shion.
Un abrazo por detrás, rodeándolo por completo, al ser ambos delgados es normal que puedan esos brazos del castaño protegerlo bien.
-Gracias, mi lindo borreguito- Usa ese sobrenombre que le dedica ya que una vez vieron esos animales de un pastor y desde entonces compara la lana de ellos con el cabello verde.
Además sirve mucho que el papá del Doncel sea muy similar en cabellos esponjosos y que el padre de Shion le diga a su esposo borreguito y corderito al peliverde.
-Dohko… ¿Qué… Que… Haces?- De nuevo lo pone nervioso como ninguno, sintiéndose avergonzado por este hecho.
Ahora de nueva cuenta esta sonriendo, montando su meuca de alegría genuina, mirando al contrario.
-Yo llevaré el pastel- Rápidamente lo toma entre sus manos, cuidando de no embarrarse, para que el peliverde no se canse -Vamos-
De nuevo el latir acelerado de su corazón, el rubor en esas mejillas pálidas, combinando perfectamente con sus cuarzos y el sonrojo en el rostro del de piel más tostadas.
¿Qué están sintiendo sus corazones?
-Si...- De nuevo los nervios van apoderándose de ese cuerpo, bajando la mirada un poco, pero ahora sonriente, van ambos a la par…
Dirigiéndose a la casa del peliverde, para que ese pastel sea comido, no será muy grande, pero al menos será suficiente para quienes estén en esa mesa y claro que el del cumpleaños comerá doble ración.
Ambos niños tienen solo quince años, se conocieron de una forma bastante curiosa, siendo uno el salvador del otro.
Se volvieron amigos rápidamente, algo que se puede ver cuando van juntos, hablando un rato.
En los momentos en que Shion le enseñaba a leer y escribir al castaño, o cuando él peliverde se quedaba a cargo del puesto, Dohko lo acompañaba y le ayudaba a vender, mientras hacían bromas
Se defienden de cualquiera que los moleste.
Los padres del Doncel aprobaban sin duda esta amistad, ya que el niño siempre se mostraba amable y sincero en sus acciones, aunque… Sin duda los adultos pueden ver que algo más surgiría de esa amistad, pero están tranquilos.
Aún es muy pronto, pero… Tal vez en algún futuro, Dohko y Shion logren darse cuenta que sus corazones y mentes se relacionan de esta forma, porque algo hermoso se ha instalado en su ser...
Un sentimiento, una emoción, una sola palabra…
Amor.