No es que lo obligaran a asistir a aquella fiesta, en realidad, sus padres le habían dicho que si prefería no hacerlo no se opondrían pues sabían que no estaba del todo interesado en asistir.
Y aun así, Rin prefirió ir de todos modos. No estaba particularmente interesado en la celebración para esa ocasión, pero no tenía ánimos para quedarse en casa. Quizá presentarse sería más divertido de lo que esperaba y su decisión valdría la pena.
Por otra parte, Haru no tenía el mínimo interés por estar ahí, pero dado que su hogar era la cede y sus padres quienes la organizaban, no podía negarse a estar presente incluso si el personaje a celebrar no era de su agrado.
Intentaba huir de ahí a cualquier costo, ya había logrado librarse de situaciones así en el pasado y no había razón para que esa fuera diferente. Ya encontraría la forma de salvarse del regaño por hacer algo como eso en su situación.
Claro que se sentía un poco culpable por escabullirse en un momento tan importante para su familia y más considerando que en las ocasiones anteriores sus padres lo dejaron escapar inmune, pero simplemente no quería estar ahí.
Además, tenía a su favor que nadie lo reconocería gracias al antifaz cubierto de plumas azules que cubría sus ojos y la mitad de su rostro. Podría escapar de ahí como si nada hubiera pasado con la tranquilidad de que nadie se enteraría.
Había logrado escabullirse lentamente hasta la entrada mientras fingía que sus movimientos eran parte del baile que se había organizado. Nadie parecía sospechar y faltaban solo un par de metros para llegar a la salida cuando de pronto chocó con alguien.
—Lo lamento mucho, no te vi... —solo logró ver un par de ojos rojos a través del antifaz dorado con pequeñas piedras rojas que cubría la parte superior de su rostro.
No pudo responder ni moverse más, aquella mirada llamó su atención y solo pudo quedarse contemplándola olvidando por completo lo que estaba a punto de hacer.
Rin se quedó en silencio también, aquellos ojos profundos como el océano también lo habían cautivado y no pudo pensar en nada más mientras sus miradas permanecían clavadas sobre la contraria.
La pieza musical había terminado y con ella quienes bailaban comenzaron a alejarse de la pista y un nuevo grupo comenzó a formarse al tiempo que los músicos anunciaban la siguiente.
Repentinamente, Haru hizo una reverencia frente a él extendiendo su mano. Era evidente lo que ese gesto significaba y Rin solo pudo tomar su mano mientras correspondía a su reverencia.
Él no acostumbraba participar en los bailes aunque había asistido a varias fiestas como esa, pero en el momento que recibió esa invitación no hubo manera de rechazarla. Algo había en ese chico que quería descubrir y actuaba sin pensar mucho en ello.
Una vez que el baile terminó ambos se alejaron para darle espacio al nuevo grupo que se integraría a la pista. Se mantenían en silencio sin que sus manos se soltaran o sus miradas se apartaran de la otra.
Ninguno sabía que decir o hacer, sentían que ese encuentro debía prolongarse y no podían dejarlo así, pero tampoco tenían claro cual era la mejor manera de lograrlo sin que resultara extraño para el otro.
—Y... ¿Te gustaría dar un paseo? —Rin por fin había tomado el valor para hablar, aun no soltaba su mano y seguía mirándolo fijamente—. Hay un lugar cerca de aquí, y la vista es maravillosa. Creo que podría gustarte...
Estaba expectante, la respuesta que recibiera definiría el rumbo que su encuentro tomaría y de recibir una negativa quizá no sería capaz de seguir ahí un minuto más; incluso podría pasar un tiempo antes de volver a asistir a una fiesta por el temor a encontrarlo de nuevo.
Pero Haru no pensaba rechazar su propuesta, su idea desde el principio era salir de ahí, y si además de eso podía ganar un poco más de tiempo en compañía de ese chico extraño que tanto había llamado su atención al punto de cometer una locura tan grande como invitarlo a bailar, no podía negarse a aquella oportunidad.
—De acuerdo —no dijo más, pero su mirada reflejaba lo mucho que deseaba salir pronto para descubrir lo que sea que quisiera mostrarle.
Rin mostró sus dientes en una amplia sonrisa mientras su mirada reflejaba lo satisfecho que estaba con la respuesta recibida pese a que la expresión que tenía el otro no decía mucho sobre como se sentía.
Una disimulada risa escapó de los labios de Rin mientras salía delante de él sin soltar su mano para mostrarle el camino sin ocultar un poco cuanto estaba disfrutando ese momento.
Salieron rápidamente del lugar sin prestar atención a las miradas curiosas de quienes los vieron camino a la salida. Ambos sonreían sin poderlo evitar mientras corrían de manera despreocupada por las calles de la ciudad.
—Por cierto, mi nombre es Rin —sin dejar de reír giró su rostro lo suficiente para mirarlo y asegurarse de que lo escuchara antes de seguir el camino.
—Haruka —respondió mientras su sonrisa se ampliaba sin detenerse.
Ninguno sabía sus motivos para hacer algo como eso, pero se sentían tan libres y llenos de felicidad en ese momento que no había tiempo para lamentarse o cuestionarse lo que estaban haciendo.
Disfrutarían el paseo y quizá en otro momento asistirían a otra fiesta con la esperanza de encontrarse de nuevo y volver a escapar solo para tener un poco más de tiempo a solas.