ESE HOMBRE NO SE TOCA
Ese día casi no había dormido, se sentía bastante incómodo desde hace días, aunque todos en el santuario sabían de su vida amorosa, se le ocurrió pedir consejo al mayor de los caballeros dorados al que se consideraba el más sabio y guía de los más jóvenes, más después de ser perdonados y revividos por su diosa.
_ Noto tu preocupación _ dijo el antiguo anciano ahora rejuvenecido _ Pero si consideras que amas a ese hombre, pelea con uñas y dientes, aunque si estas completamente seguro de pelear, tengo un buen plan que dejará a tu oponente fuera.
_ Me interesa _ dijo esbozando una sonrisa en aquellos labios perfectamente lubricados con bálsamo de rosas para que no se resecasen, acto seguido tomó asiento y escuchó al caballero.
Caía la noche y como era viernes, acostumbraban a ir al pueblo a la única taberna que encontrarían cerca, por lo general salían en grupos, compartían unas cervezas y regresaban de madrugada, algunos más aventureros les gustaba llegar al amanecer o amanecían en algún cuarto desconocido…
Ese día decidió evadir a su novio por completo, pero le aseguró que en la noche llegaría a la taberna, ante eso, Saga aprovechó para irse con otros compañeros de orden y reírse un rato de las anécdotas que contaban por el camino.
Al llegar a la taberna, por lo general apartaban un par de mesas para ellos, ya que eran buenos clientes, mientras esperaban la llegada de sus otros compañeros.
Ya entrada la noche, se armó un improvisado karaoke entre gritos, aplausos y silbidos aunado al licor que ya calentaba los ánimos, por lo que decidió ir al improvisado escenario para dedicarle una canción a ese ser que andaba tras su novio, además de tener la osadía de estar junto a su amado en la misma mesa.
Ahí estaba de pie en medio escenario, las luces se habían vuelto su cómplice para que así detallaran mejor su anatomía y su atuendo…
Lucía su cabellera en hondas, casi por la cintura, una camiseta negra ajustada cubría su torso, mientras sus piernas se encontraban apretadas en un pantalón de cuero que apenas le permitía respirar, aunado al vestuario, usaba una botas de tacón muy alto y plataforma, una manera para no pasar desapercibido y atraer a su presa, afinó su garganta, tomó el micrófono y caminó hacia la mesa donde los caballeros ya llevaban unas cuantas rondas de cerveza, frente a ellos levantó su mano señalando a su rival y a quien le dedicaba la canción…
Aunque digas lo que digas
Aunque llores, es igual
A pesar de ser amigas
No te creo, no
Aunque jures de rodillas
Que la culpa es del azar
No te creo, amiga mía
No te creo, no….
Repetidamente le señalaba y a través de la canción le reclamaba a quien consideraba amigo y le estaba fallando, ante tales gestos Misty volvía a ver hacia los lados tratando de disimular lo que le decía la canción.
Coqueta, siempre tras él, siempre tras él
Noche y día
Gata en celo tras él, siempre tras él
Igual que una sombra
Vas por él, vas por él
Se te nota
Tu descaro es total, ¿qué más te da
Lo que yo le amo?
Shura y Milo abrían considerablemente los ojos, sin embargo, el único que estaba relajado mirando el espectáculo era Saga, que más bien se sentía alagado de cada verso que esa noche se cantaba y saber que dos hombres disputaban su amor.
Este hombre no se toca
Basta ya de tonterías
Entérate de una vez por todas
Este hombre no se toca
Te lo juro, amiga mía
Defenderé su amor como una loca
Decía desafiando a Misty, colocándose al frente suyo y ante cada frase continuaba señalándole e increpándole su falta.
Faldas cortas, piernas largas
Maquillada para él
Maniquí de porcelana
Provocándole
No te va a servir de nada
Ni el perfume ni el carmín
Maniquí de porcelana
Me das lástima
Al decir cada palabra, imitaba a su rival con sus modos tan conocidos y hasta cursis, más que en la última frase recargó más la voz y le dio la espalda para esta vez dirigirse a Saga que le esperaba, ya bastante sorprendido en ese punto, porque no creía que Dita fuera capaz de montar todo ese espectáculo para demostrar sus celos.
Coqueta siempre tras él, siempre tras él
Noche y día
Gata en celo tras él, siempre tras él
Igual que una sombra
Sueñas con él, sueñas con él
Se te nota
Tu descaro es total, ¿qué más te da
Lo que yo le amo?
A ese punto, en la otra mesa comenzaron a corear la canción, Dhoko les había pedido a Mü, Aldebarán y Aioria que fueran el coro de la canción de Afrodita, por lo que Misty los volvía a ver furioso ante tal espectáculo y echando el cabello hacia atrás para ignorarlos, mientras que a viva voz cantaban…
Este hombre no se toca
Basta ya de tonterías
Entérate de una vez por todas
Este hombre no se toca
Te lo juro, amiga mía
Defenderé su amor como una loca
En este punto y harto de que Dita le estuviera haciendo reclamos en medio de la música, fue Misty el que se abalanzó como fiera hacia el doceavo dorado que para entonces ya rodaba por el suelo mientras los demás miraban atónitos aquel espectáculo que se estaba dando en pleno bar.
Mü quiso separarlos, pero Aldebarán no se lo permitió, dejando que rodaran un rato por el suelo entre golpes, arañazos, tirones de cabello y rosas clavadas, cuando ya los dos se apartaron para limpiarse la boca o la nariz que les chorreaba sangre, fue Dhoko el que sonriendo volteó a decirles…
_ ¡Par de gatas en celo, por quien peleaban ya se fue…!
_ ¿Pero si veníamos juntos? _ Dijo Misty desanimado.
_ ¿No has entendido que es mi hombre? _ le seguía reprochado Dita.
_ Pues de ninguno de los dos, fue el carnero el que se llevó el premio _ les decía Aldebarán viéndoles de arriba abajo desaprobando sus actitudes
Tuvieron que volver al Santuario con la ropa hecha girones y escuchando los regaños de Dhoko quien se refería a ellos como “gatas en celo” y eso que Aioria no se había inmiscuido en el asunto.
Al llegar al inicio de las gradas de la primera casa, Dhoko volviendo a ver a los revoltosos les dijo:
_ Cada quien, por su camino, espero que esta noche hayan aprendido a que no se deben pelear el ganado sin dueño, ya ven, puede venir un mejor prospecto que los deje viendo para el cielo _ acto seguido levantó los hombros y entró a la casa de Aries, riéndose de la buena táctica del carnero quien había sabido aprovechar el momento.
FIN