Amigo diario:
No sé qué rayos le pasa a Mordecai. Entiendo que le guste Margarita, pero ¿por qué tiene que traerla a todas partes que salimos juntos? Y lo peor de todo con Eileen, que lo único que hace es molestarme diciéndome que yo le gusto. Realmente me enfurece. Las chicas no son malas personas (bueno, solo Eileen), pero aun así solo quiero un momento a solas entre Mordecai y yo. A pesar de que dormimos en la misma habitación, últimamente no hablamos de otra cosa que no sea el trabajo o mujeres. Eso obviamente es muy aburrido y problemático. Quiero hacer algo más, quiero que ocurran otras cosas diferentes… Incluso ese caos producido a causa de nuestras tonterías. Como la vez que hicimos girar a Papaleta; jajaja, fue tan gracioso. Lo mejor fue que Mordecai y yo tuvimos que tomarnos de las manos y girar para rescatarlo como si fuéramos… ¡No, espera! No quise escribir que lo mejor fue tomar de la mano a mi amigo. ¡De verdad! Lo mejor… Lo mejor fue… ¡Ah, sí! Rescatar a Papaleta, claro. Mejor recordaré otra cosa, como cuando nos fusionamos en el concurso de videojuegos, convirtiéndonos en uno solo gracias a nuestra gran amistad, cariño y… ¡No! Debo dejar de pensar en Mordecai. Ni que valiera tanto la pena pensar en él.
Además, es solo mi amigo ¡sí, sí! Él me ve solo como su hermano, así que no hay razón para que yo lo vea de otra forma. Aunque, últimamente no puedo dejar de pensar en él. Me encanta su dulce sonrisa y esa manera en que nos sincronizamos para decir nuestras tontas frases. Me gusta su mirada, su voz, su forma de ser, como se preocupa por mí. Pensándolo bien, solo es por Margarita que se aleja, de no ser así, estaría a mi lado para siempre. Aunque lo intente, no puedo dejar de recordarlo ni un instante. Es magnífico, maravilloso, y mi mejor amigo. Quisiera no verlo con otros ojos, pero realmente no puedo. Me he dado cuenta de que me gusta de una forma completamente diferente al pasado. Podíamos pasar horas riendo y conversando de cualquier cosa: videojuegos, luchas, gorras, comida, o de lo que fuera. Pero ahora si Benson nos da algún trabajo juntos, me pongo tan nervioso y mi corazón comienza a latir tan rápido que no puedo decir nada.
Él ya se ha dado cuenta de que algo me preocupa, claro no es ningún tonto. Pero al preguntarme que me sucede solo atino a gritarle “¡Déjame en paz!”, mientras una mueca de dolor atraviesa su rostro y sus ojos reflejan una tristeza infinita cada vez que me responde “Esta bien, amigo”. En esos momentos desearía poder abrazarlo y pedirle perdón, pero no puedo tenerlo cerca de mí. Cuando veo sus delicadas alas azules, recuerdo esa sensación de calidez que tuve al tomarlo de la mano. No quiero admitirlo directamente, pero creo que... ¡me gusta mi mejor amigo! Sé que está mal pero no puedo dejar de sentir esto. No puedo evitar sentir celos y coraje cuando Margarita está cerca de él y por lo mismo siento dolor al ayudar a Mordecai para que pueda convertirse en su novio. Sé que ellos dos se llevan muy bien, y que posiblemente pronto se volverán pareja. Pero el día en que eso pase, a pesar de que mostrare una sonrisa de alegría y orgullo a mi amigo, por dentro mi corazón se romperá y lágrimas de tristeza correrán por todo mi pecho.
Tan solo deseo que Mordecai jamás se entere de lo que siento, pues no creo soportar que me dejé de hablar al no corresponder mis sentimientos. Yo, realmente no quiero perderlo… es lo más valioso que tengo en mi vida… Lo más importante para mí… Por eso, querido diario, jamás debe saber que yo lo amo...