Me encontraba en el patio de la preparatoria junto a Watanuki, cuando un recuerdo llegó a mi mente.
- Oye, ¿recuerdas cuando nos íbamos a besar? – Le digo sin pudor alguno. Esas cosas no me causan ninguna vergüenza. Muy por el contrario, Watanuki casi escupe toda su comida.
- ¿Qué? - Grita como es su costumbre. - ¡No digas esas cosas, Doumeki! - Me mira molesto mientras me señala con su dedo. - Tú eres un mentiroso de lo peor. Además, ¡ya te dije que no soy oye!
- No soy un mentiroso. - Suspiro cansado. - No te acuerdas de nada porque estabas demasiado ebrio.
- ¿Qué?, ¿Cuándo? - Me mira confundido.
- Aquella vez que fuimos con la linterna espiritual. - Lo miré directamente a los ojos. - Cuando regresamos y nos sentamos con Yuuko a beber el néctar sagrado, tú tomaste de más.
- Pues no lo recuerdo. - Me dice molesto. Aunque parezca que no, me gusta mucho ver las muecas que hace al enojarse. Se ve muy adorable... Y muy torpe. - No recuerdo haber tomado ni mucho menos que nos fuéramos a besar.
- ¿Cómo lo vas a hacer si te embriagaste con solo dos vasos? - Su rostro se sonroja por la ira.
- ¡Yo siempre me acuerdo de lo importante, aún estando ebrio! - Me grita molesto. Pienso en sus constantes lagunas mentales que ha tenido últimamente.
- ¿De verdad? - Le digo irónico, haciendo que se moleste aún más.
- Es que eso sería muy diferente... - Musita débilmente. - Algo contigo... así...
- ¿Qué? – Le pregunto interesado.
- Nada. – Me dice cortante. – Termina de comer y deja de molestar.
- Entonces... - Me acerco a su lado. Ambos estamos sentados en el jardín de la preparatoria, comiendo el bento preparado por él. - ¿Sería importante para ti que nos besáramos?
- ¡Cla... Claro que no! - Grita muy avergonzado. Se nota perfectamente cuando su rostro se sonroja por esta razón. - Solo sería diferente. ¡Eres un gran tonto! - Estoy a punto de decir algo cuando suena la campana. Nos ponemos de pie para marcharnos, pero yo aún tengo algo pendiente.
- ¡Vámonos! - Me dice molesto justo un momento antes de que lo tome entre mis brazos y acerque mi rostro a su cuello. - ¿Dou... Doumeki?
- ¿No quieres averiguar si un beso entre nosotros no lo olvidarías? - Noto su cuello de un tono rojo tan exótico, que me gustaría comerlo en este mismo momento.
- No... - Se escucha el titubeo en su voz. Acerco mis labios a su piel y siento como se estremece al instante. Lo empujo lentamente hacía el enorme arbusto que nos sirve de sombra para que nadie pueda vernos. Y por extraño que parezca, Watanuki no opone resistencia.
- Date la vuelta, Watanuki. - Le pido con una amabilidad poco natural en mi pero obedientemente me hace caso.
- Es una tontería y lo sabes... - Me dice tratando de aparentar indiferencia. Pero no puede ocultar que él también tiene curiosidad. Tomo su rostro con ambas manos y lo acerco hacía mí. Estoy a escasos centímetros de sus labios y entonces...
- ¡Watanuki! - Escucho su melosa voz. - ¡Doumeki! - Los gritos de Kunogi se escuchan cerca. Watanuki regresa de la nube nueve.
- ¡Ah, Himawari! - Dice asustado. Mueve su rostro tratando de zafarse de mis manos. - ¡Vamos, ya suéltame o Himawari va a pensar lo que no es!
- ¿Y qué no es? - Le pregunto molesto. Odio cuando esa chica aparece porque Watanuki se vuelve loco por ella. Pero no voy a perder mi oportunidad. - Íbamos a hacer un experimento, ¿recuerdas? - Desvía su mirada hacía un lado. Estoy a punto de decir algo para obligarlo cuando sorpresivamente regresa su mirada hacia mí. Mi corazón se acelera, y cuando veo que cierra sus ojos, mucho más. Acerco mis labios hacia él y entonces lo beso delicadamente. Sé que es su primer beso, así que no lo forzaré a nada para no asustarlo. Me corresponde con un poco de torpeza, pero es un rasgo más que amar de él. Nos separamos después de un momento.
- Te quiero. – Le digo simplemente.
- Yo también. – Me responde con sinceridad.
- ¿Y bien? - Le pregunto mientras suelto su rostro.
- ¿Y bien qué? - Me dice avergonzado.
- ¿Todavía lo recuerdas? - Le digo con una sonrisa burlona.
- ¿Recordar que, chicos? - Kunogi aparece detrás de nosotros con su cálida sonrisa.
- Que él y yo... -Estoy a punto de decirlo cuando siento la mano de Watanuki en mi boca.
- ¡Qué hoy nos iremos juntos, Himawari! - Le dice sonriendo como un tonto. - Para celebrar algo especial. Puedes acompañarnos si quieres.
- Gracias, pero ya tengo planes. - Nos sonríe nuevamente. - Será mejor que entremos a clases. - Comienza a caminar mientras Watanuki va detrás de ella. Para mi sorpresa, no va saltando y bailando como un tonto. Solo camina a su lado.
- ¡Date prisa, Doumeki! - Watanuki me grita desde una distancia segura como si nada hubiera pasado. Siento dolor en pensar que pudo haberlo olvidado. - Recuerda que tenemos un experimento que repetir. - Asiento con una discreta sonrisa y los alcanzo rápidamente.
Desearía que nunca pierda ese recuerdo.