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Inefable por Menma Lightwood-Uzumaki

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Notas del capitulo:

Gente lamento la tardanza, mi teléfono estuvo un tiempo en reparación y el táctil no funciona muy bien, si a eso le sumamos que he sido diagnosticada con problemas en la vesícula pues se me hizo difícil actualizar antes. Pero weno al final pagué por el teléfono y me compré como siete frascos de pastillas para entrar en tratamiento y aquí ando señores, lista para la lucha y para hacerlos sufrir bella y dolorosamente UwU

Espero que les guste.

                       XIV

   The world is ours if you want it

We can take it, if you just take my hand

      There's no turning back now

         Baby, try to understand

    Don't wanna break your heart

  Wanna give your heart a break

      

A Deidara le tomó cuatro días enteros volver a estar como nuevo.

Las heridas físicas resultaron siendo las más sencillas de sanar, algo de descanso y un par de vendas fueron suficientes para curar los resquicios de la persecución que había tenido, aparte de ello era resistente y estaba acostumbrado a recibir heridas similares. De haber sido solo por eso habría estado listo en menos de unas cuantas horas, sin embargo, lo que realmente era preocupante en él era la escasa cantidad de chakra que tenía. Lo poco que lograba recuperar se le iba en cicatrizar heridas, sustentar sus órganos sufrientes o era absorbido por una no-bomba que andaba en muchísimo mejor estado de salud que él. Cosa que le ofendia, por supuesto. Se había quedado con aproximadamente el ochenta por ciento de toda la energía que le había pasado Itachi cuando casi moría, entre eso y la suya propia, literalmente Deidara era el único que necesitaba recuperación.

"Estúpidos Uchihas egoístas..." Gruñó de mal humor antes de volverse a dormir, estaba cansado.

No había abandonado su residencia temporal por el mero hecho de que estuvo en una posición en donde quedarse recostado era lo mejor si deseaba recuperarse más rápido, el que la habitación le perteneciera a Itachi no era un factor que le incomodaba ya que estaba seguro de que no lo vería, y lo sabía porque él mismo se lo había pedido, aunque no directamente.

Había caído la noche aquél día en el que Deidara supo de su pasado trágico, manteniéndolo en un estado algo ensimismado del cual solo salió cuando escuchó la puerta abrirse con cuidado.

Estaba de espaldas, pero no necesitaba girarse para saber quién era.

Le escuchó acercase un poco con cierta vacilación, apenas deteniéndose cuando llegó al extremo de la cama.

– Deidara.

– No. – Quizás lo había dicho demasiado rápido para su gusto, pero el control no era algo que hubiera recuperado aún.

Itachi habló en un tono de voz sosegado, careciendo de la fuerza que normalmente tenía.

– ¿No?

Sabiendo de antemano que le entendía sin necesidad de decir mucho, Deidara solo negó con la cabeza.

No tenía la certeza necesaria para decir que la presencia de Itachi sería mala, pero tampoco buena. Entre ambos a veces encontraban la manera de apoyarse mutuamente aún si el otro no se lo pedía, como cuando Deidara le ayudaba a sobrellevar los ataques por su enfermedad o Itachi le explicaba a detalle conceptos de batallas que podían servir en sus esculturas, esos terminaban siendo momentos que por lo general llevaban consigo una connotación muy positiva, pero Deidara no podía imaginarse que fuera igual en este caso. Acaba de descubrir que casi todo lo que sabía de él era una fachada bien construida, que tenía unos sentimientos indefinidos pero también considerablemente fuertes hacia él, y que además parte de su corazón nadaba cariñosamente junto al chakra de un Kinjutsu que él deseaba desaparecer de su vida, no podía simplemente hacer como que nada de eso le afectaba de alguna forma, y sintiéndose tan débil y demacrado por todo lo que había pasado sentía que estaba en su derecho de hacer lo que le diera más tranquilidad. Justo ahora, eso era estar solo.

A pesar de que no era la opción que el Uchiha hubiera preferido emplear para disolver la tensión en el ambiente, aceptó hacerlo solo porque comprendía la naturaleza solitaria que poseía el artista; Salió de esa habitación casi tan silenciosamente como había entrado, apenas haciendo un mínimo de ruido al colocar algo en el escritorio junto a la puerta. Cuando Deidara se giró a ver, notó que le había dejado una bandeja de comida.

Odiaba aquello. Odiaba que a pesar de haberle dejado suponer cosas erróneas de él no pudiera recriminarle pues no lo había hecho por capricho, odiaba que a pesar de todo lo que le afectaba aún quisiera estar presente para dar su apoyo porque eso le hacía sentir como si no fuese muy diferente al consejo de Konoha, orillandolo a una situación que le dolía solo porque otra persona creía que era lo mejor. La situación era muy diferente, por supuesto, pero cualquiera que fuesen las razones en general, Deidara sentía que lo mejor en este caso era mantenerse lejos el uno del otro.

Itachi aceptó su decisión pero no por ello se alejó completamente, dándose una vuelta cada vez que dormía para seguir pasándole la energía que aún le hacía falta y de paso dejarle más comida, el como se las arregló para hacer aquello sin que un ninja como Deidara lo notase resultó todo un misterio, pero hasta el día que salió de esa habitación Itachi no paró de hacer todo lo que estuviera a su alcance para ayudarlo.

Una vez finalizado el cuarto día Deidara abandonó ese lugar llevándose consigo una cierta sensación de desasosiego en el pecho.

– Deidara – Konan no parecía haberle estado esperando, pero se levantó con cierta prisa al verle llegar.

– ¿Si?

– ¿Como estás? – La pregunta fue más que sorprendente viniendo de ella. No es que Konan fuese malvada, es simplemente que sus expresiones de afecto jamás eran demostradas a alguien que no fuese su líder.

Algo extrañado, Deidara hizo un gesto dudoso en lo que se llevaba una mano a la nuca.

– Bien, supongo. Tal vez algo moribundo, pero nada nuevo.

– Entonces, ¿Todo está en orden? – Más que la pregunta fue el tono lo que terminó captando su atención. La mujer se había escuchado inusualmente reservada de una forma extraña, y si a eso le juntaba la evidente cara de curiosidad que le estaba dando, a Deidara no se le hizo muy difícil averiguar porqué.

– ¿Quién te dijo? – Su rudeza sorprendentemente pareció avergonzarla un poco.

– El Uchiha que vino contigo convocó un reunión privada con Pain y yo estuve presente – Explicó entonces, procediendo a sacudir un poco la cabeza de forma casi inconsciente – Fue una conversación bastante... increíble.

Deidara exhaló con algo de fuerza pero no podía decir que estaba completamente sorprendido, poner a su líder al tanto de la situación resultaba una buena estrategia ya que le proporcionaba una excusa para justificar todo lo que había hecho, o por lo menos le daba un motivo que resultaba entendible; Lo único que logró satisfacerlo un poco fue que aún si no logró romper sus conexiones al menos pudo hacer que le quitaran a Obito el título del gran Uchiha Madara, rebajandolo a ser un Uchiha desconocido cualquiera.

Tras una breve pero satisfactoria imagen de Obito revolcandose en su ira, Deidara frunció el ceño.

– ¿Alguien más lo sabe?

– No sabría decirte exactamente.

– ¿Eso que significa? – Él se cruzó de brazos, pero Konan se limitó a mirarlo con algo de pesar a la vez que gracia.

– Kisame andaba por ahí.

"No te creo esa mierda...." Se llevó una mano a la frente sin poder creerse la pésima suerte que tenía. Kisame era casi como un radio ambulante que no paraba de darle información a todo aquel que tuviera un apice de curiosidad por algo, y si él lo sabía vendía el alma a que todo el mundo ninja también lo hacía.

¿Traducción? Todo Akatsuki estaba enterado.

– Estoy bien – Respondió con acidez, procediendo a dudar un poco cuando notó que seguía en Akatsuki y no encadenado como tan fervientemente había prometido su perseguidor – Hablando de eso, ¿Que pasó con ese otro Uchiha?

– No creo que esa sea una pregunta que deba responderte, pero me parece que deberías saberlo – Ella miró un poco a su alrededor para luego proceder a suspirar – Luego de que Pain enviase a Itachi para que te atendiera nosotros nos quedamos hablando con el Uchiha. Él no dejaba de insistir en que debías ir con él, pero ninguno de los dos estuvo de acuerdo en seguir colaborando a menos que nos informaran de todos los detalles que había estado ocultando. Fue una conversación difícil que tuvimos que mudar a otro sitio para evitar más problemas, incluso estuvimos a punto de disolver Akatsuki, pero finalmente el Uchiha aceptó contarnos todos los hechos, al menos los más relevantes.

Por relevante Deidara estaba seguro de que se refería a todo lo referente a su persona.

– ¿Y luego que pasó?

– Nada realmente, los dos llegaron a un consenso con la condición de entregarte y recibir el resto de los detalles una vez que se hubiera calmado el revuelo en el equipo.

Deidara se quedó unos segundos en silencio como esperando a que le dijese la siguiente parte, pero al no hacerlo hizo un gesto de extrañeza.

– ¿Y como es que sigo aquí entonces?

Konan sonrió un poco.

– Itachi también andaba por ahí.

– ... ¿Y que dijo él de la idea? – Mostrándose algo cauteloso al preguntar, aunque ella solo se vio elocuente.

– ¿Sigues aquí, no?

Mas que alegrarse por evitar otro secuestro o sorprenderse de su intervención, Deidara lo único que pudo sentir fue vergüenza, pues en su cabeza no paraba de repetirse la escena de un Pain indignado por las mentiras de un Obito que solo insistía en llevarselo, mientras de fondo Kisame escuchaba todos los detalles del asunto. Todo para que cuando la situación estuviera aparentemente solucionada hiciera acto de presencia un Itachi que se oponía totalmente a que se lo llevaran.

"Dios mío, que escándalo" Era hilarante como aquello le estaba pasando justamente a él por hacer algo tan simple como tener unas cuantas noches de pasión sin compromiso. Parecía el inicio de un mal chiste, y lo peor es que ni siquiera sabía que tan mal acabaría.

Resopló algo fuerte, había sido una semana dura.

– ¿Eso fue todo?

– Más o menos, el otro Uchiha aclaró que continuaría vigilandote así que se ha dado un par de vueltas en los últimos días, aunque me parece que aún no ha podido verte.

– ¿Por qué...? Ah, olvídalo – Teniendo en cuenta donde había dormido la respuesta a ello era muy fácil – ¿Algo más?

– Nada con respecto a ese tema, aunque personalmente quería pedirte un favor.

Acostumbrado tras años enteros de servicio en Akatsuki, Deidara se irguió un poco antes de asentir. No era inusual que le pidiesen favores extras aparte de las misiones correspondientes, lo verdaderamente raro es que Konan se viera de pronto tan particularmente insegura en vez de actuar como la fría regente a la que estaba acostumbrado.

– ¿De que se trata?

– ... ¿Podría...? – Ella dejó la frase sin terminar, estirando la palma hacia él con cierto aire de vacilación que le confundió unos segundos, volviéndose inevitablemente a la defensiva una vez entendió el trasfondo de la petición.

– ¿Como para qué?

– No por nada que estés imaginando – Respondió ella con paciencia al advertir su ceño fruncido – Es simplemente que poseo algunas habilidades para sentir energías, y cuando el Uchiha nos explicó sobre la teoría y el funcionamiento de tu técnica me sorprendió bastante no haberme dado cuenta antes. O puede que sí, pero al no estar muy cerca debí haberte confundido con Itachi. Ahora puedo percibirla un poco, pero quería terminar de comprobarlo... – Hizo una pausa entonces, escuchandose curiosamente amable – Si no te molesta, claro.

Existía una pequeña tensión en el ambiente que Deidara encontraba justificada, a fin de cuentas no era una pregunta fácil, mucho menos cuando su primer pensamiento fue que solo buscaba burlarse de alguna manera. No hubiera podido culparla de haber sido el caso, ya que de no haber sido el involucrado perfectamente se pudo haber burlado del pobre desgraciado que le tocase pasar por lo mismo.

De modo que Konan solamente tenía curiosidad, la misma que probablemente habría sentido él o cualquier otro al escuchar algo similar, y como en vez de sacarle algún impertinente comentario amoroso ultra familiar se mostró bastante colaboradora en satisfacer su interés, se dijo que podía permitirse no ser tan inaccesible en esta ocasión.

Deidara tenía en el rostro una mueca algo incómoda, pero terminó exhalando de toda formas.

– Supongo...

Konan se acercó entonces con una cautela para nada exagerada si tomaba en cuenta la volatilidad de su mal carácter, pasando a poner con algo de incertidumbre ambas manos en su estómago por encima de la capa. Que lo hiciera resultó demasiado extraño, en especial cuando al abrir los ojos que por un segundo había cerrado, aquél tono ambarino se vió fascinado.

– Si que es impresionante...

Deidara se vio algo distante cuando se encogió de hombros.

– Eso dicen.

Konan le echó una ojeada significativa antes de volver la mirada a sus manos, soltando un suspiro que parecía cargar con demasiados recuerdos.

– Pain y yo crecimos en medio de una guerra muy violenta que apenas nos permitió ser niños, estuvimos muy cerca de morir demasiadas veces y nunca tuvimos padres que nos protegieran como debieron hacerlo... – Deidara le alzó una ceja, pero ella solo le regresó la mirada con nostalgia – Esa, Deidara, es la verdadera razón de porqué Pain decidió ponerse de parte de Itachi cuando se opuso a que te llevasen. Creo que, en el fondo, vió en él todo aquello que hubiera querido para nosotros.

El artista no comentó nada, pues sencillamente no tenía nada que decir ante aquello; En silencio, Konan se separó de él, otorgándole una breve inclinación de cabeza como reconocimiento antes de marcharse.

– Maldita sea – Soltó sin ganas en lo que dejaba caer los hombros.

Ya había sido considerablemente difícil tener que lidiar con el secuestro, descubrir las consecuencias del Kinjutsu, el hecho de que a Itachi le importaba la no-bomba, el casi morir y que todo Akatsuki estuviera al tanto de su vida sexual como para también agregarle que aparte de héroe solitario, ninja experto, Dios del Genjutsu y salvador de Konoha, Itachi también cumplía de sobra con los requisitos para llevarse el premio al papá del año.

Como si no fuera suficiente complicación emocional.

No obstante, Deidara a pesar de todo seguía manteniendo un carácter incorregible, digno de alguien que además de escandaloso, dramático y hablador, también podía ser muy determinado y fiel a sus convicciones hasta el final; Por lo que aunque todo lo que había pasado le afectó en cierta manera como a cualquier ser humano normal, también seguía teniendo muy en cuenta que era lo que el quería.

Con eso en mente, sabía exactamente a donde ir.




              OoOoOoOoOoOoO




– Considerando que llegaste hasta aquí me imagino que decir felicidades no es lo ideal.

La antipatía del rubio no podía ser más grande.

– ¿Me vas a dejar pasar o no?

– Siempre que pagues mis honorarios no hay problema.

Deidara rodó los ojos, no es como si Kakuzu fuese lo que se podía llamar el mejor apoyo moral en momentos de necesidad, por lo que era una suerte que no fuera eso lo que andaba buscando. Al contrario, a pesar de lo viejo y avaricioso, el ninja frente a él tenía un montón de conocimiento acumulado tras largos años de existencia, misma que siempre estaba más que dispuesto a compartir. Por un buen precio, claro está; Más que agradecido no se pudo sentir el rubio de haber sido prevenido y tener intactos sus ahorros, porque de haber estado en escasez su última alternativa habría sido vender algún órgano vital.

– ¿Y? – Inquirió el mercenario tomando asiento encima de su escritorio – ¿Que necesitas?

Tomándose la libertad de sentarse en una silla, el rubio procedió a cruzar los brazos.

– Tengo entendido que me revisaste cuando llegué.

– Algo parecido – Comentó él, su voz ligera.

– No sabía que tenías conocimientos de Ninjutsu médico.

– Más o menos. Solo digamos que de todos en general soy el único que se ha tomado la molestia de investigar un poco más sobre técnicas prohibidas y órganos humanos, a fin de cuentas trabajo con ambos.

– Creí que solo te importaba el dinero – El rubio le arqueó una ceja con sospecha, a lo que Kakuzu alzó un poco los hombros.

– Creo que el dinero es lo único confiable que existe en este mundo, sin embargo, se reconocer la importancia de una buena documentación.

– Y me imagino que te habrás documentado sobre esto – Sus ojos azules de lo más elocuentes.

– Habría sido un crimen no sentir curiosidad – Se desentendió tranquilamente el mercenario – Siempre imaginamos que terminarías metido en un lío de una forma u otra. He de admitir que esto no es algo que se me hubiera pasado por la cabeza, pero considerando que hablamos de ti y de tu famosa pero desafortunada habilidad para meterte en desastres, la posibilidad de que terminases en un enredo parecido tampoco es que era tan remota. Pero ve al grano, mocoso ¿Que es lo que quieres que haga?

– Que me expliques, anciano, que opciones tengo – A pesar de que lo había lo dicho lo más seriamente posible, Kakuzu se mostró más cansado que otra cosa.

– Eso está algo complicado de explicar.

– No me digas – Su sarcasmo fue inmenso, pero no estaba de humor para enfocarse en ello – Solo dime lo que sabes y yo me las arreglaré para entender.

– Bien. Hasta donde tengo entendido tu situación es bastante particular, sobretodo porque eres casi como una supernova de chakra andante. Apagarla es un problema bastante grande si tomamos en cuenta el proceso que se tomó para formarse y la cantidad de energía que estás manejando – Hizo una pausa pensativa – De hecho, no sé cómo es que aún no te has incinerado...

Deidara echó la cabeza atrás y soltó una exclamación frustrada. Estaba increíblemente harto de escuchar sobre su bendita anatomía milagrosa.

– Porque soy joven, fuerte y tengo una salud estable gracias a que no voy por la vida reemplazandome los órganos cada fin de semana. Ahora por el amor al arte Kakuzu, solo explícame cómo demonios salgo de esta sin morirme.

– No es tan sencillo, Deidara – Ahora era el inmortal el que se veía algo frustrado – Estoy bastante seguro de que te han comparado con un Jinchuriki, pero eso no es del todo correcto, más bien es tu engendro el que se asemeja mejor a la descripción. El chakra que lo rodea es similar al que cubre a los contenedores cuando fusionan su fuerza con la de su demonio, como entenderás, este refuerzo no solamente los hace más letales, también les provee de una defensa casi perfecta que les evita sufrir de heridas que normalmente si les afectarían en su estado original.

– ¿Dices entonces que es indestructible? – Por fuera estaba enojado como de costumbre, pero por dentro había palidecido. Solamente eso le faltaba escuchar.

– No exactamente – Hasta el mercenario notó como Deidara pareció respirar de nuevo con esa respuesta – Sigues teniendo debilidades como cualquier otra persona, pero a diferencia de un caso normal si recibieras un golpe, una caída... me arriesgo a decir incluso una explosión, las posibilidades de que el Kinjutsu se disperse serían casi nulas si estás en un estado óptimo.

– A ver... – Intentando utilizar todo el ingenio que podía, alzó una mano en la que se sujetaba el puente de la nariz con la otra – ¿Me debo estar muriendo para que algo le afecte?

– No, si estuvieras débil te pasaría lo mismo que te paso la última vez, se van a quitar energías mutuamente hasta que alguno de los dos ceda primero, y dificulto mucho que te salves una segunda vez.

– ¿Entonces que carajo hago? – Cuestionó cada segundo más iracundo al verse dar vueltas en círculos.

– Hay varios escenarios posibles – Kakuzu procedió a levantar un dedo de forma profesional – El primero es que decidas intentar de nuevo el gastar energías y recuperarte a tiempo para que al menos tu sobrevivas, para eso necesitarías de una persona presente que pudiera traspasarte energía. De preferencia alguien compatible contigo y que tenga el estómago para sacar lo que quede adentro antes de que trasmute en una bomba y termines explotando.

"Ironías de la vida" Pensó sin un apice de humor. No tenía ni un solo familiar con vida y la única persona existente en este mundo cuya energía ya se había ligado a la suya antes, por mucho que respetase la decisión que fuera a tomar, no tenía la capacidad emocional para ayudarle con eso personalmente "Lo dije antes y lo digo ahora, los Uchiha son unos grandísimos hijos de puta"

– La segunda – Otro dedo se unió al ya existente – Es que dejes pasar el tiempo que tenga pasar, una vez sea el momento me figuro que así como un Jinchuriki sabrá apartar la energía lo suficiente para que puedan sacarlo de ahí sin problemas.

Deidara lo miró fijamente.

– Siguiente.

– La tercera opción es algo más drástica y de mi opinión personal – Se detuvo un segundo para organizar la última idea que se le había ocurrido – Creo que si pudieras herirte múltiples veces en un lapso corto de tiempo el intervalo de recuperación que tendría la técnica sería demasiado corto como para que pudiera absorber toda tu energía, dejándote incluso algo extra para que puedas sanar tus heridas.

– ... En pocas palabras me estás diciendo que me apuñale una y otra vez hasta que tenga suerte.

– Bueno, no habrá de ser lo más doloroso que has aguantado – Lo dijo con indiferencia, pero la verdad es que tenía razón.

– ¿Que acaso no hay métodos menos drásticos?

– Ciertamente, pero ese chakra que te cargas es como un arma de doble filo. Defiende de forma casi perfecta pero también te priva de muchos beneficios, por ejemplo, si intentases envenenarte la energía neutralizaria el veneno más rápido que cualquier antídoto, pero también suprime fórmulas que no son dañinas. El analgésico te hubiera funcionado bien hace unos días, pero por más que Konan intento administrartelo el chakra terminó por consumirlo también. Simplemente no deja pasar nada.

– Pero antes Madara logró sedarme con algo – Frunció el ceño ya que podía recordar ese detalle a la perfección.

Kakuzu se permitió unos segundos para pensarlo a profundidad.

– Es probable entonces que no haya utilizado un medicamento común, quizás sea una combinación prohibida o una técnica antigua que puede afectar tu sistema nervioso más no tú flujo de chakra. O puede que sea lo contrario, a lo mejor es una fórmula experimental que puede estacionar el chakra en tu cerebro como para hacerte dormir, pero que no es lo suficientemente fuerte como para disipar el que rodea Kinjutsu. Algo suave pero efectivo, y descifrar que es resulta difícil ya que siendo Uchiha Madara podría ser una cosa de cualquier época.

– Maldición... – El artista chasqueo la lengua, de haber sabido que aquella fórmula podría haberle sido de ayuda habría encontrado la manera de robarse aunque sea un poco. Ahora esa ya no era una posibilidad a menos que quisiera ser raptado en el intento – ¿Y entonces qué?

– Bueno, si quitamos las opciones de recibir un golpe crítico o consumir medicamentos te vienen quedando sobre la mesa las últimas tres probabilidades que ya te dije – Se detuvo un poco para poder estirarse – Si me pides mi opinión la última podría funcionar bastante bien, el único problema radica en que hay altas probabilidades de que tú también colapses antes de poder abrirte la piel por completo.

– ¿Que tan altas?

– Las suficientes como para que intentarlo sea un suicidio casi seguro.

El artista procedió a mirar al mercenario con una mezcla de ira e impaciencia que clamaba asfixiarlo hasta morir.

– Entonces no es ni por asomo una buena opción.

– No del todo, me refiero a que si una persona fuera la encargada de apuñalarte y aprovechase el tiempo en el que ya estés débil para terminar de abrirte y luego curarte tendrías altas probabilidades de sobrevivir – Deidara puso los ojos en blanco en respuesta a su sugerencia de necesitar ayuda de alguien más, pero Kakuzu se llevó una mano a la espalda con aire despectivo – Mira, Deidara, ya sea que lo hagas solo o no, solo hay dos formas de que salgas vivo de ésta, y en las dos vas a necesitar esto – Sacó su mano para estrellarla sobre la madera, enseñando en su puño cerrado un filoso Kunai.

Deidara bufó en frustración, no podía creer que ni siquiera aquello podía resultar sencillo, pues aparentemente sin importar lo que hiciera terminaría perjudicado de una forma u otra.

Entonces se le vino una pequeña idea.

– Kakuzu, ¿Te gusta el dinero, no?

El mercenario dejo el arma a un lado para levantarse y observarlo con creciente interés.

– ¿Si?

– ¿Cuánto tengo que pagarte para que me apuñales? – Lo había dicho muy serio, pero a pesar de la oferta el de cabellos oscuros se vio casi divertido.

– Deidara, sabes que nunca desprecio una buena oferta cuando la veo, pero tampoco soy tan ingenuo como para poner mi existencia en peligro.

– Me estás perdiendo – Avisó él con su rostro fruncido, a lo que el inmortal le apuntó con el dedo.

– Aún si no hubiera escuchado todo el desastre que se formó entre tú y aquellos sujetos, hasta aquí puedo percibir el chakra Uchiha. Y lamento tener que informarte que luego de tantos años viviendo bajo el mismo techo junto a uno de ellos me quedó claro que no me conviene meterme en su camino.

El rubio rodó los ojos.

– Itachi no te va a hacer nada.

– Puede que no, pero si no es él será el otro que supuestamente es Madara y a saber si hay más de su clase escondidos por ahí – Podría escucharse algo paranoico pero no estaba del todo equivocado, sobretodo cuando el verdadero fantasma de los Uchiha seguía oculto en algún lado – Eliminar a otro de los suyos habiendo tan pocos no es algo en lo que quiera involucrarme a menos que esté pidiendo a gritos que me corten la cabeza.

– ¿O sea...?

Kakuzu se inclinó un poco entonces, procurando sonar lo más serio posible.

– Que ni todo el dinero del mundo puede equivaler lo que me costó conseguir estos corazones.

Basta decir que Deidara salió de allí con un pésimo humor, arrojándole su preciado fajo de billetes al avaricioso inmortal y azotando la puerta con rabia; Se sentía casi igual a como estuvo antes de entrar, salvo por la significativa diferencia de que antes había tenido la esperanza de poder volver a recuperar su vida sin mayor complicación, y ahora que sabía a detalle el índice de mortalidad que tenian cada una de sus opciones no podía evitar sentirse triste y decepcionado.

Su pecho se desinfló al compás de su amargura, quedándose recostado contra la pared en lo que intentaba sopesar lo que podía hacer a continuación. Necesitaba calmarse para poder pensar con claridad, pero le fue imposible lograrlo cuando de pronto le sobrecogió un cosquilleo conocido.

Al identificarlo, no le sorprendió ver aquella sombra parada al final del pasillo. Posiblemente solo fuese a entrenar, pero la coincidencia no erradicó lo intenso que les resultó verse de frente luego de aquella conversación, pues una cosa era hablar de espaldas y otra muy distinta lo era el verse directamente a los ojos, con aquel transfondo doloroso que no hizo mas que empeorar cuando aquellos ojos rojos se desviaron unos segundos hacia la puerta por la que acababa de salir; Deidara notó que al Uchiha no le costó adivinar los motivos por los cuales había ido, y a pesar de ello, aún contra ese breve resquicio de humanidad desgarrada que seguía viva tras sus ojos, se vio muy calmado, aunque no de la manera usual. Era casi como si se estuviera conteniendo de decir o hacer algo, pero como Deidara habia sido muy claro con sus límites, solo continuó silenciosamente con su camino.

Aunque no movió la cabeza, si desvió la mirada al sentirlo pasar por su lado. No se habían dicho absolutamente nada y sin embargo estaban seguros de que ambos pensaban en lo mismo, en aquel sentimiento nostálgico que les generaba recordar como antes podían aprovechar momentos similares para retarse con los ojos y compartir la respiración, mientras que ahora pareciera que no tenían nada que decirse. Al menos Deidara no, pues aparte de los motivos referentes al trauma del clan y el suyo propio, parte del motivo por el cual no deseaba tenerlo cerca era para no terminar de matar el poco cariño mutuo que habían llegado a construir con tanto esfuerzo.

Esos eran buenos recuerdos, ¿Para que arruinarlos?

Los siguientes dos días se la pasó haciendo prácticamente lo mismo que en sus días de convivencia con el dúo Uchiha, salvo que en vez de fugarse pensaba más en que decisión le resultaba más factible, ya que aunque la cuestión del apuñalamiento era de las más peligrosas seguía siendo la única que tenía la posibilidad de hacer. "Si tan solo Sasori siguiera vivo..." Hace mucho que no pensaba en su maestro, pero debía aceptar que si había alguien que le pudo haber echado una mano con ese asunto era él. Sasori siempre fue alguien práctico y nada sentimental, si Deidara le hubiera pedido ayuda, aparte de darle un sermón sobre lo estúpido que había sido por meterse con un Uchiha, le habría ayudado sin problemas.

Optó por salir un rato afuera ya que la mayoría del grupo estaba comiendo. Había estado envitandolos a propósito, no por incomodidad, pues lo cierto es que su opinión al respecto no podía importarle menos, el detalle es que igualmente necesitaba mantenerse tranquilo y teniendo a Hidan haciéndole chistes sobre bebés rubios que explotan, Konan echándole miradas indiscretas y Kisame queriendo saber como se las arregló para comerse al Uchiha a escondidas, sería imposible tener algo cercano a la tranquilidad.

Fue sentado en el césped moldeando arcilla que experimentó esa sensación extraña de nuevo, solo que en vez de encontrarse con Itachi, una mano enguantada le apretó con fuerza los hombros. La cabeza de Deidara cayó hacia atrás justo para captar el brillo de un Sharingan furioso.

– ¿Tienes alguna idea...? – Comenzó con una lentitud preocupante – ¿Del infierno que me has hecho pasar?

Recuperándose de esa súbita aparición, el artista le profirió un codazo en el costado que aunque solo le traspasó le dió la oportunidad de apartarse y erguirse.

– No lo sé y tampoco me interesa – Contestó él muy serio – Pero te aseguro que no fue ni la mitad de lo malo que yo tuve que soportar viviendo contigo de garrapata.

Obito chasqueó la lengua en lo que retenía el sentimiento de extinguir su vida de la manera más dolorosa posible.

– Venir a Akatsuki fue inteligente, lo admito. Pero no creas que puedes hacer lo que te de gana.

– Amigo mío, ya estoy haciendo lo que me da la gana – Sonrió de aquella forma burlona que sabía que le crispaba los nervios – ¿Ahora por qué no dejas de molestarme y te vas a matar algo por ahí?

– No te regodees tanto, Deidara. Akatsuki es importante pero no lo suficientemente fuerte como para resguardarte toda la vida. En algún momento se van a agotar tus ventajas, y aún si no lo hacen, puedes estar seguro de que Madara no se detendrá aún si insistes en poner a todo el equipo de por medio.

A pesar de lo serio que eso había sonado, Deidara no se permitió verse menos que confiado.

– Tú y Madara pueden hacer con Akatsuki lo que les de la maldita gana, yo no me pienso mover de aquí ni mucho menos ser su conejillo de indias.

– ¿Y puedo saber en qué te beneficia ese plan? – Cuestionó con un tono de mofa que él no pasó por alto – Porque el estar aquí no cambia el hecho de que sigues acorralado, a menos claro de que te creas con la suficiente inteligencia para escaparte de aquí también.

– Lo que haga o no, Obito, no es tu problema – Su crudeza logrando que ladeara un poco la cabeza.

– Ambos sabemos que te equivocas, así como también sabemos que lo que no pudiste hacer en tres años no lo vas a conseguir en tres semanas, que es el lapso máximo de tiempo que le doy a Madara antes de que pierda la paciencia y decida venir a buscarte.

– Piensa lo que quieras – Verse despectivo no fue un problema aún si tener de nuevo el tiempo encima no se lo facilitaba – A fin de cuentas no se me hizo difícil hacerte quedar como idiota una vez. Y hablando de eso, ¿Como se lo tomó tu jefe? – Preguntó con alegre satisfacción al ver sus puños apretarse – Me imagino que el sermón habrá sido buenísimo.

– No te espera algo muy diferente cuando vuelvas, puedes asegurarlo.

– Es ahí donde tú te equivocas, porque aparte de que tampoco soy un perro inútil, la otra diferencia entre tú y yo es que yo no tengo que venderle mi alma a nadie para conseguir lo que quiero. Se llama trabajo duro, inténtalo algún día en vez de lamer botas y puede que entiendas de lo que hablo.

– Muy suspicaz – Felicitó el enmascarado aún si por dentro estuviera ardiendo en rabia – Sin embargo, eso no cambia nada.

– Lo hace porque no tengo intención alguna de regresar, no me importa lo que tenga que hacer para conseguirlo.

Como habiendo escuchado algo de su especial interés, Obito se enderezó para cruzarse de brazos con un aire de súbito entretenimiento.

– ¿No estarás pensando en hacer una estupidez, o si?

– Es mi asunto – Se desentendió él con un fastidio que solo aumentó la gracia del otro.

– Yo que tú lo pienso mejor. No me malentiendas, no está entre mi lista de preocupaciones el si vives o no, pero no creo que esté de más advertirte que el que hayas conocido el lado menos maniático de Madara no quita que te va a destruir si le arruinas los planes.

El escuchar aquello, el como sin ningún tipo de descaro le recordaba que aquel ninja ya se consideraba dueño absoluto de sus decisiones porque así lo había decidido, le hizo enfurecer.

– Escúchame muy bien, pedazo de imbécil – Le señaló directamente con el dedo – Me importa muy poco lo que un don nadie como tú y el cadáver andante aquel quieran hacer, bastante tiempo les he servido en esta mierda de grupo como para que ahora también quieran meterse en mi vida personal. Haré lo que quiera hacer, y si también tengo que explotar esta base con todo y equipo para deshacerme de ustedes dos, justo eso voy a hacer.

– Como quieras – Obito pareció dejar salir una apagada y corta risa de expectativa, sintiéndose lo suficientemente ameno para agregar –: Te deseo suerte entonces. Como ya te he dicho, no es de mi interés si mueres, pero si me ordenaran hacerlo es un hecho que sería algo bastante disfrutable.

– ¿Tú disfrutando seguir órdenes como la mascota obediente que eres? Que novedad – Dejó a un lado el sarcasmo cruel para sacudirle la mano – ¿Por qué no mejor vas a lamentarte en silencio o a hacer cualquiera de esas cosas que hace la gente traumada? Que vine aquí para ya no tener que soportarte.

– Lamentablemente para tí eso no se va a poder – El desdén fue increíblemente insultante – Voy a seguir vigilandote estés donde estés, venir a Akatsuki no hizo ninguna diferencia.

– Considerando que ésta es la primera vez que me ves en más de una semana yo diría que si.

El más alto chasqueo la lengua con molestia.

– No se que habrás hecho para convencer a Itachi de involucrarse en una situación como esta, pero acepto que pedir su ayuda también fue una buena estrategia.

– Yo no necesito ayuda de nadie y muchísimo menos de un Uchiha – El tema con Itachi seguía siendo tan reciente que no podía reconocer si su actitud desafiante era por orgullo o dolor personal – Si vine a Akatsuki fue para destruir tus relaciones políticas, nada más, y eso solo porque me frustraste los planes de huir del país, de lo contrario te garantizo que no hubiera venido aquí por el apoyo de nadie.

– Como tú digas – Con su evidente sarcasmo sacándole al rubio mala cara – De igual forma te pienso seguir vigilando.

– Intenta seguirme tan solo un poco y verás como te rompo el resto de la máscara – Enfrentándolo sin un apice de duda, permitiendose mirarlo unos segundos más antes de darse la vuelta; El problema vino cuando trató de devolverse a la base y escuchó su voz de nuevo, esta vez cargada con algo más venenoso.

– Saluda a Itachi de mi parte.

Deidara sintió su cuerpo ponerse rígido, volteandose apenas lo suficiente para mirarlo con los ojos entrecerrados.

– ¿Eso a que viene?

– Nada que no sepamos realmente, pues a pesar de lo orgulloso y altanero que puedas actuar, últimamente dependes de Itachi más de lo que te gustaría admitir. Si hasta sigues aquí por él – Su ojo visible era de un rojo carmesí que irradiaba una burla poderosa – Puede que desprecies su apoyo pero sigues recurriendo a él cada vez que puedes, escudándote una y otra vez en los ojos que tanto dices repudiar. Patético.

– Más patético que un tipo fabricando un apocalipsis por una mocosa muerta no creo.

Fue como si de pronto todo vestigio de buen humor se esfumase de su sistema, dejando a un Obito momentáneamente tieso ante la mención de su antigua compañera. Su Sharingan dió un giro violento para cambiar a su segunda fase más peligrosa, la misma que desarrolló el mismo día que la perdió a ella. Aquel era de los recuerdos más dolorosos que tenía, y escuchar como Deidara habia tocado el tema de manera tan burda le hizo casi enloquecer de ira; Dió un lento paso al frente.

– ¿Quién te dijo eso?

– ¿Tú quien crees? – Su sarcasmo era inmenso – Deberías hablar seriamente con tu jefe la próxima vez que lo veas, porque no le importó en lo absoluto hablarme sobre tus amores frustrados de adolescente – Hizo una pausa, deteniéndose para escanearle con crueldad – Si tanto tienes ganas de estar con ella hazle un favor al mundo y desaparece, resulta más fácil a que nos involucres a todos con una falsa primicia de paz como excusa para justificar lo inútil que fuiste para salvar a una sola persona.

– Es suficiente.

– ¿Como era que se llamaba? – Fingió pensarlo un segundo, casi en el mismo que aquel puño enguantado le tomó violentamente de la capa.

Deidara supo de inmediato que una pelea sería inevitable, pero cuando ya había planeado alejarse y atacar con su mejor arsenal de explosivos, el mismo Obito terminó soltandolo. No fue como si hubiera cambiado de opinión o su estrategia de defensa implicase soltarlo, más bien fue como si de pronto sus manos hubieran perdido fuerza para sujetarle. El rubio le observó desequilibrarse unos segundos, siendo víctima de una extraña falta de concentración que al de la máscara no se le dificultó averiguar que lo había provocado, por lo que en vez de recuperarse y volver a atacarlo, se detuvo y miró hacia la derecha, a un punto tan alto que parecía estar mirando el cielo.

Deidara hizo lo mismo, sus ojos abriéndose un poco al ver la silueta de Itachi sentado pacíficamente en la cornisa del último piso, en el mismo lugar de siempre. No podía distinguir bien su rostro pero su Sharingan era visible a kilómetros, también a quien estaba mirando.

"¿Qué está...?" Le miró a él, luego volvió al Uchiha que tenía en frente y se fijó como ambos se estaban mirando tan fijamente que era perturbador; Obito apretó los puños con los hombros tensos e Itachi, sin perder un apice de tranquilidad, se limitó a ladear ligeramente la cabeza sin dejar de mirarlo.

No podía adivinar que tipo de conversación estarían teniendo, pero eventualmente el enmascarado perdió su pose de desafío, mirando una última vez más a Deidara con frialdad antes de desaparecer.

Tras terminar de procesar su partida, los ojos azules se concentraron en aquel Sharingan hasta que consiguió que lo mirase.

"Eso no era necesario" Se encontró recriminandole apenas le sintió conectado a su cabeza.

"Quizás no..." Hasta a esa distancia fue perceptible el suspiro, guardando unos segundos de silencio antes de volver a hablar de forma algo compungida "No me acerqué"

Ese tono casi herido le hizo fruncir los labios en una actitud parecida.

"Pero querías hacerlo, ¿Verdad?" No obtuvo más respuesta que ese reflejo de resignación que viajó a través de la conexión entre ellos."¿Sabes? Yo también te entiendo... Al menos creo que puedo entenderlo un poco" Se dignó a soltar finalmente aquello que no le había dicho en su momento, consiguiendo que Itachi posara toda su atención en él con algo de sorpresa "Y no digo que eso lo haga más fácil, tampoco creo que evitarte haga mucha diferencia, pero de lo único que puedo estar seguro es que si no dejas de involucrarte lograrás que termine enloqueciendo, y creo que sabes que estando en crisis no tomo las mejores decisiones"

Tras un momento de silencio, el Uchiha dejó caer levemente su cabeza hacia adelante, sus párpados algo caídos.

"Lo entiendo..."

"... Gracias" No lo había dicho con la cortesía o el sentimiento suficiente, pero era un agradecimiento que abarcaba muchos de los acontecimientos en los últimos días. Habría sido bueno poder decírselo de frente, pero seguía existiendo demasiada lejanía entre ellos y no tenía nada que ver con los metros que los separaban "¿Tú...?" Comenzó algo dudoso, arrepintiendose de preguntar casi al instante "No importa"

Su pregunta se debía a que había vuelto a recordar aquella charla en donde muy claramente le dijo que su vida le importaba. Sin embargo, Itachi también le había mostrado recuerdos en donde la forma de pensar de algunas personas había hecho que perdiera la fé en ellos, al punto de llegar a repudiar a algunos, y aún si su respuesta no influenciaria sus decisiones, una parte suya anhelaba saber si el no compartir sus pensamientos sobre el Kinjutsu había hecho que se perdiera ese aprecio.

A pesar de no preguntarlo, la conexión mental le ayudó al criminal proveniente de Konoha saber en que estaba pensando, procediendo a levantarse para luego darle la espalda. Deidara no pudo ver su expresión, pero habían sentimientos sólidos en su mente cuando le oyó hablar de nuevo.

"No he cambiado de idea"

Se fue después de ello, tal vez para cumplir con su palabra de darle más espacio, pero aunque ahora Itachi pudiera estar algo afectado, Deidara no pudo abtenerse de sonreír un poco, sintiéndose bien al tener la certeza de que a pesar de todo, no habían sido desperdiciados todos los meses que habían compartido juntos como algo más que compañeros de equipo.

Los siguientes días no lo vio casi, apenas una vez y solo de reojo cuando su silueta y la de Kisame partieron a una inspección rápida, del resto por más que estuvieran en el mismo edificio no se encontraban ni de por casualidad. Y por más deprimente que pudiera sonar, resultaba mejor para él en varios sentidos; Había terminado de documentarse con Kakuzu, y una vez hubo terminado de asimilar sus opciones, las del apuñalamiento terminaron siendo las ganadoras. El único detalle es que Deidara estaba seguro de que con su mala suerte hacerlo el mismo sería una muerte segura.

– ¡Arriba, rubio!

Deidara se había despertado al escuchar esa voz ingresar de forma tan grosera a su habitación, frotándose un ojo con la mano que no tenía la bomba que quería explotarle y tratando de ver mejor a su visitante inesperado.

– ¿Que quieres ahora, imbécil? – Refunfuño al reconocer a Hidan parado frente a la puerta.

El inmortal se detuvo y recargó su guadaña en su hombro derecho, su sonrisa era ancha.

– ¡Vengo a ofrecerte mi ayuda y la de mi Dios para resolver tus problemas!

– Mira, Hidan, no estoy de humor para tus estupideces tan temprano – Apenas estaba amaneciendo y su mente seguía más allá que acá, por lo que volvió a caer sobre el colchón, murmurando contra la almohada – Lárgate antes de que te vuele la cabeza.

– ¡Joder, pero qué genio te cargas! – Se quejó como solo él podía hacerlo, poniendo ambas manos en sus caderas con indignación – ¡Y yo que de verdad quería colaborarte!

Renunciando a lo que pudo haber sido un buen sueño, Deidara se sentó en la cama con pereza. Tenía el rostro hinchado y el animo por los suelos, pero entrecerró los ojos con una duda más que justificada.

– ¿Por qué un idiota como tú me ofrecería ayuda para algo?

– ¿Acaso tengo que tener algún...?

– Hidan... – Le advirtió él sin un apice de paciencia. Conocía de antemano el carácter de Hidan, era casi tan mezquino como Kakuzu para los favores pues literalmente nunca hacian ninguno. Siempre pedían algo a cambio.

El de cabello plateado soltó una risita culposa.

– Está bien, la verdad es que me caes mal y sería divertido apuñalarte un rato – Plantó la guadaña en el suelo con emoción – ¡Además, mi Dios quedaría extasiado si le ofrezco sangre Uchiha en un sacrificio!

Deidara bufó.

– Ni te creas que voy a dejar que me utilices como cebo para ese Dios de pacotilla tuyo.

– Ya, está bien – Rodó los ojos antes de extender la mano en son de paz – Me conformo con poder apuñalarte a mi antojo.

– ¿Si sabes que no deseo morir, verdad? – Arqueó una ceja – Así como tampoco tengo ganas de que me maldigas en uno de tus rituales satánicos.

– ¡Ya te dije que me conformo con apuñalarte! Causarte algo de dolor es mejor que nada, aparte ya escuché de Kakuzu lo que tendría que hacer luego. No es la gran cosa en comparación a los sacrificios que suelo hacer para mi Dios – Hidan se permitió poner una expresión de fanática veneración antes de pasar a verle con impaciencia – ¿Aceptas o no? Tengo muchas más personas en mi lista que puedo torturar sin quejas.

El artista no había ni terminado de abrir la boca para establecer un par de condiciones cuando una melena negra algo larga entró de forma brusca, haciéndole cruzar de brazos. "¿Que ahora todo el mundo entra cuando le da la gana o que?" Cierto, en Akatsuki la privacidad era relativa, pero por supuesto que nadie le hacía esa gracia a Pain, muchísimo menos a Konan. Pero tampoco podía decir que era cuestión de liderazgo ya que a Itachi tampoco le interrumpian de esa forma, quizás porque a nadie le gustaría morir empalado en una cruz satánica. Su reputación era peligrosa y él lo sabía, pero a pesar de ello y se que aparentemente todo el mundo supiera de sus aventuras clandestinas, nadie le trataba de manera diferente. Eso posiblemente se debía a que todos en Akatsuki sabían que cada quien estaba por su cuenta, y por la forma tan grosera en la que Kakuzu acaba de entrar a su cuarto, le quedaba más que claro que todo el mundo se suponía que lo suyo con Itachi solamente había sido una aventura con un desafortunado resultado.

"Que lo es" Resopló internamente con apatía, es decir, ¿Para que negarlo?

No obstante, a su mente llegó la imagen de un Obito mareado y siendo obligado a soltarlo. Y aunque tal vez resultase raro imaginarlo, Deidara tuvo el irónico pensamiento fugaz de que tal vez los demás integrantes de Akatsuki deberían replantearse esa idea.

Obligándose a no darle más vueltas a ese tema, centró su atención en la cara de malas pulgas que el recién llegado se cargaba.

– ¿Que crees que estás haciendo, Hidan?

– ¿Que mierda te importa a tí, anciano avaro? – Exclamó con una cara de molestia al verse interrumpido. Solo su Dios sabía desde hace cuánto tiempo había querido apuñalar a ese rubio como para que su compañero viniera a arruinarle los planes.

Kakuzu paso de él y se fijó en Deidara, sus opacos ojos verdes buscando una explicación. El rubio suspiró y se recostó contra la cabecera de la cama con despreocupación.

– Él no tiene corazones que le preocupe perder – Comentó entonces, sacándole una cara fruncida al tesorero de Akatsuki quien se giró a su compañero con frialdad.

– Olvídalo.

Hidan abrió los ojos.

- ¿¡Ah!? ¿¡Y por qué debería hacerte caso!?

– Si ¿Por qué? – Añadió Deidara con una genuina curiosidad en lo que se ubicaba más cómodamente en su sitio. Al menos si la estaba pasando mal se permitiría disfrutar de un drama que no fuera suyo.

Kakuzu no dejó de mirar a Hidan en ningún momento mientras su rostro se volvía más serio.

– Solamente un estúpido como tú consideraría la idea de meterse en ese lío. Estamos hablando de un grupo élite de Uchiha, acabarán contigo apenas noten que le ayudaste a él – Apuntó con su pulgar a un Deidara que se mostró más que fastidiado al recordar como el maldito apellido Uchiha le fastidiaba los planes de nuevo; Hidan, por su parte, agitó los brazos con exaltación.

– ¿¡Acabar conmigo!? – Repitió más que furioso – ¡Soy inmortal!

– Hay destinos peores que la muerte – Dijo solemne el mercenario – Y te puedo asegurar que los conocerás todos si te metes en su camino. Eres un total inútil y apenas puedes hacer tu trabajo, pero he soportado a demasiados prospectos de compañeros como para aguantar otro más. Por lo menos a ti te puedo despedazar si te metes en mi camino y luego dejarte como nuevo – Sus particulares ojos giraron de nuevo al rubio con gravedad – La respuesta es no. Lo necesito vivo, de preferencia sin trauma por Genjutsu. Ya está lo suficientemente idiota.

– ¿¡Quién mierda te crees tú para decidir por...!? – Hidan alzó su arma en contra de su compañero, pero una explosión controlada le voló la mano del brazo – ¡Maldito hijo de puta! – Chilló hacia Deidara en lo que se agarraba su extremidad amputada – ¡Eso duele!

– En mi habitación el único que puede amenazar de muerte soy yo – Y hacer drama, por supuesto; Resopló – Si eso es todo lo que iban a hacer ya pueden irse.

– Tsk... – El religioso chasqueo la lengua en lo que recogía su mano del suelo – Estúpido rubio malagradecido, yo solo te estaba ofreciendo una mano...

– Y ahora yo te ofrezco la oportunidad de que conserves ambas – Maliciosamente alzó en su mano una araña de arcilla de tamaño considerable – Fuera.

– ¿Reunión de equipo?

Tanto el dúo inmortal como el artista giraron las cabezas para ver otra diferente asomarse por la puerta; Los dientes filosos del hombre tiburón relucían en una sonrisa malintencionada.

– No – Respondió Kakuzu con los brazos cruzados – Solo aclararabamos un asunto.

– Si, el rubio aún necesita alguien que le saque el estómago – Agregó Hidan con gracia, e ignorando el hecho de que Deidara sentía ganas de asesinarlos a todos lentamente, Kisame entró mejor para poder recostarse en el marco de la puerta.

– Suena a una tarea divertida – Confesó él como un niño ansioso por hacer una travesura.

– ¿La vas a tomar? – Inquirió el mercenario con interés, a lo que el bijuu sin cola hizo un gesto de inconformidad.

– Podría, pero mi lealtad está con Akatsuki, y sea Uchiha Madara o no, aquel sujeto es nuestro líder – Le echó un vistazo al de ojos claros y sonrió breve – Lo siento, rubio.

– Lo mismo va para mi – Nadie le quitaría nunca el susto tremendo que se llevó Deidara al escuchar la voz de Zetsu justo al lado suyo cuando atravesó la pared – No podemos hacer nada – Comentó la parte blanca antes de que la negra hablase con cinismo – Salvo tal vez hacernos con los desechos, eso no sería problema.

A Deidara se le desencajo la cara por lo increíblemente turbio que había sonado eso, hasta Hidan quién era un sádico adicto a la sangre hizo una mueca de desagrado.

– Que puto asco – Soltó sacudiéndose como si tuviera un escalofrío, verbalizando eso que Deidara no pudo decir por aún estarlo procesando.

El Zetsu no se lo tomó para nada mal, solo se encogió de hombros.

– Mejor eso que nada.

– Hombre, experimentar está bien – A fin de cuentas él era experto en eso de usar cuerpos para cosas raras, sobretodo en sus sacrificios – ¿Pero comer?

– Comer es normal.

– ¿Eso lo consideras normal? – Cuestionó entonces con una ceja alzada.

El hombre planta lo miró sin parpadear.

– ¿Algún problema?

– Pues la verdad...

– Ya basta – Deidara estaba haciendo acoplo de su escasa tolerancia para no explotar o hacer alguna estupidez, pero vaya que era difícil cuando tanta gente se sincronizaba para estropear lo que pudo haber sido un buen día; Alzo una tensa mano con firmeza – Todo el mundo fuera.

Pero como si fuera poco el hecho de que casi todo Akatsuki estuviera en una misma habitación, otro miembro hizo acto de presencia. El viento se agitó cuando Konan apareció suspendida entre hojas de papel, sus alas de ángel le otorgaban magnificencia a su título de superior y su ceño fruncido advertía inconformidad.

– ¿Que están haciendo todos ustedes aquí?

– Solo conversábamos un poco con Deidara – Aunque el bijuu sin cola lo hiciera sonar como algo casual, a ella no se le pasó por alto la sonrisa maliciosa de Hidan, el entretenimiento de Zetsu y la aura de mal humor que el propio Deidara se cargaba.

Aquello le olía demasiado a conflicto, y teniendo en cuenta que estaba en un grupo de criminales la respuesta era obvia.

Aseveró su gesto a uno más frío.

– ¿Que acaso ninguno escuchó cuando Pain dijo que no lo molestasen?

– ¿Que? – Ese había sido el mismo Deidara, sorprendido que de entre tantas cosas que Pain podía exigirle a su equipo se había tomado un tiempo para pedir por algo de su tranquilidad.

Evidentemente ninguno le hizo caso, pero la intención era lo que contaba. Sin embargo, habían otros que no lo tomaron de la misma forma que él.

– ¡Oh, mira nada más, rubio! Cualquier cosa si nada te resulta ya tienes a alguien para que te cuide al engendro – Se burló Hidan con toda la intención de hacerlo molestar... por lo menos hasta que vio con horror como el artista había enredado un cienpies a su pierna derecha – ¡Que ni se te ocurra!

No lo escuchó. El resto de Akatsuki retrocedió un poco por precaución y una explosión moderada más tarde se podía ver a un Hidan sosteniéndose su pierna amputada mientras no dejaba de maldecirlo; Deidara miró a Kakuzu con ira.

– O te lo llevas ahora o me aseguraré de destrozarlo de una manera que no podrás volver a coser.

– Que carácter – La mofa del Zetsu blanco fue recibida por su lado negro quien susurro para si mismo un –: Ya le debe estar afectando...

Y por supuesto que Deidara escuchó eso.

– ¡Largo! – Terminó por gritar, no explotandolos a todos porque Konan tomó a Kisame del brazo y a Hidan por los pelos para sacarlos de alli. Zetsu por su parte se enterró de nuevo en el concreto sin ganas de buscarse más problemas mientras que Kakuzu salió obedientemente por donde vivo, había cumplido con su tarea y tampoco deseaba quedarse.

Deidara por su parte se quedó hecho una furia en su habitación. Se sentía demasiado molesto ahora, tanto que ni siquiera la idea de explotar algo era suficiente para calmarse; Se sentó bruscamente en el suelo con los nudillos apretados mientras deseaba golpear a sus compañeros y también a si mismo, maldiciendo su propia mala suerte, al tercer Tsuchikage por no haberle advertido de las consecuencias del Kinjutsu, a Sasori por haberse muerto, a Madara haber revivido, a Obito por ser un imbécil, a él mismo por haber aceptado estar con un Uchiha, al propio Itachi por haberle seguido la corriente, a la no-bomba por existir, a Pain por haberlo reclutado en primer lugar...; Habían tantas personas que deseaba destrozar de formas tan dolorosas que no podía describirlo, era como si necesitara con tanta desesperación echarle la culpa a alguien que el sentimiento se volvía asfixiante. Siempre se describió como alguien exagerado, pero jamás había tenido tal ataque de rabia. Estaba frustrado, se sentía ahogado por no poder salir de su situación, por el hecho de que todo el mundo pareciera querer elegir por él al mismo tiempo que se burlaban como si fuera un chiste. Odiaba el sinsentido en el que se había transformado su vida, que ni siquiera Itachi con toda su buena voluntad pudiera entender un apice de lo que se sentía estar en su lugar, con la situación obligándolo a permanecer en un punto en donde el universo no paraba de comprimirle el cerebro, buscando que se moviera como creían que debería y no como él quería hacerlo.

Y era injusto.

"A la mierda" Al final parece que no hizo falta tener cerca la presencia de algún Uchiha para perder la cordura, pues su decisión fue casi tan firme como apresurada "Lo haré yo mismo"

De cualquier forma si no sobrevivía al menos se iría al infierno con el consuelo de que su explosión repentina había exterminado a un par de molestias, lo cual era más de lo que podía esperar a estas alturas.

"Esto va a ser jodidamente doloroso..." Suspiró sin ganas, tenía el arma entre los dedos y lo cierto es que no le preocupaba sufrir, de hecho apenas le importaba sobrevivir, simplemente necesitaba volver a sentir un poco de tranquilidad así sea con la muerte, por lo que continuar viviendo resultaba más como una opción que no le preocupaba mucho si no se daba.

Enterró un poco el filo y comprobó que estaba perfecto, una gota gruesa de sangre le cayó por el hueso de la cadera pero se cerró casi un segundo después, certificando que esto definitivamente que no iba a ser fácil.

A pesar de todo sonrió internamente por la cara de furia que pondría Madara cuando supiera lo que había hecho, se lo imaginaba completamente furioso, desquitandose con Obito por su incompetencia y pagando con el mundo ninja algo que él había hecho, pero poco le interesaba. No tenía nadie allá afuera que se preocupase verdaderamente por él, a nadie le importaban sus deseos, sus esperanzas, sus pensamientos, sus expectativas...

Y entonces fue que se le ocurrió.

Se quedó muy quieto, apenas resintiendo el horrible dolor punzante de las cuatro rápidas y certeras puñaladas que se había encajado en la piel, dejando introducido tres centímetros de aquel Kunai en lo que su mente se concentraba en algo, siendo víctima de la llegada de una idea bizarra pero quizás efectiva. Había sangre empañando sus manos, manchando la tela de sus pantalones y cayendo al suelo. La piel luchaba por sanar con el metal de por medio y el dolor era picoso y agudo.

Sin embargo...

"No somos la clase de persona que cambia sus metas por el amor o esos sentimientos débiles que utilizan las personas para manipular a otros. Nuestros ideales son y siempre estarán primero"

Deidara tenía muchos de esos ideales que quería cumplir, por lo que morir era casi como demostrarle que estaba equivocado en que era tan determinado como lo había previsto, solo que eso no significaba que le daría el gusto de hacer lo que él quisiera.

"Tu no eres un hombre como cualquier otro, Deidara. Eres arrogante, orgulloso..."

Pero no ingenuo, Madara había tenido razón en ser precavido con él, porque a pesar de todo Deidara era una persona perseverante, alguien que hacía lo que estuviera a su alcance para conseguir lo que deseaba; Anhelaba libertad más que nada en este mundo, más que comodidad o amor, lo necesitaba con tanta fuerza que era capaz de hacer hasta lo imposible para conseguirlo.

"¿Acaso tu relación con Itachi Uchiha te quitó las ganas de escapar?"

"Nunca"  Debía aceptarlo si quería avanzar. Le importaba lo que le pasara a ese Uchiha mas de lo que jamás pensó que lo haría, pero de la misma forma que ese Sharingan le habían mostrado que en su vida lo más importante siempre sería ese adolescente vengativo, Deidara también comprendió que ninguna de las ilusiones de Itachi se harían realidad porque él también tenía algo que le importaba tanto como para dar la vida.

Tres toques determinados en la madera y la puerta se abrió. Primero lento y a medias, pero cuando el Uchiha reparó en el rojo que le cubria, la abrió por completo.

– Deidara ¿Que...?

– ¿Lo quieres? – Interrumpió él, pasando por completo su interés bañado en una suave preocupación.

Itachi frunció el ceño con remarcada confusión, dándose un momento para analizar lo que le decía.

Pero Deidara no contaba con paciencia de sobra, por lo que avanzando un paso le miró directamente a los ojos, pronunciandolo está vez con más seriedad y significado.

– ¿Lo quieres?

El Uchiha relajo el gesto entonces, captando a que se refería más no a que importancia tendría su respuesta de todas maneras. Casi sintió la necesidad de mentir, darle una respuesta que aunque no fuera sincera era más sencilla de manejar... solo que así no es como funcionaban las cosas en este caso. Y quién sabe, a lo mejor era porque sentía hacia él un apego bastante sincero, pero mentir sobre aquello resultaba tan fuera de lugar como el considerar una respuesta que era fácil.

Entonces, muy lentamente, asintió.

"Voy a ser libre" Para Deidara siempre sería eso, aquello por lo que sentía que valía la pena sacrificar todo "Sin importar lo que me cueste"

Quizás Uchiha Madara no se había equivocado con él al final, quizás era más cruel y calculador de lo que había pensado, pero por cumplir al menos con ese sueño podía cargar con cualquier otra cosa.

Absolutamente cualquiera.

Inclinándose un poco, Deidara le miró con absoluta confianza y determinación.

– Te lo cambio.







Continuará...

Notas finales:

Aclaraciones:

1_ Konan si tiene habilidades de tipo sensor, aunque tengo entendido que solo se mencionó en el anime, no estoy del todo segura al respecto ya que la información varía mucho y hace tiempo que no veo el anime. En base a esto decidí tomarlo como que si tiene cierta habilidades sensoriales pero no tan altas como otros ninjas especializados en el área, de ahí aunque estuviera más capacitada que los demás para detectar el Kinjutsu, se confundiera pensando que era Itachi o que quizás lo percibía de esa manera porque estaban juntos en ese momento (Recuerden que el chakra está entremezclado, así que resulta confuso para cualquiera)

2_ El que ahora Kakuzu y Konan pudieran percibir un poco del chakra Uchiha no significa que sea obvio, es simplemente que Deidara acaba de tener un subidon de energías demasiado grande (Esto por los días en los que recibió continuamente energía) por lo que resulta normal que durante un breve periodo de tiempo el chakra de Itachi se sienta más predominante que el suyo.

3_ Lo anterior en lo absoluto es permanente, hay que recordar que el Kinjutsu es interno y por lo mismo está hecho para pasar desapercibido. Una vez Deidara se recupere lo suficiente todo lo referente al enredo de energías volverá a ser difícil de identificar, ya que su propio chakra sabrá disimularlo.

4_ Konan solo pudo percibir ligeramente alguna que otra vez el Kinjutsu porque si Deidara estaba con Itachi eso significa que le estaba absorbiendo energía de forma inconsciente, y como ya explique previamente, al subir la cantidad de chakra Uchiha por encima del suyo resulta más fácil que ese cambio se note, pero al separarse y obtener el equilibrio en su sistema todo vuelve a camuflarse.

Ajá, ahora sí xD

¿Tremendo final, eh?

Sigo sin tener mucho que decir al respecto, salvo que estoy eufórica por subir los siguientes capítulos y reír malévolamente con sus comentarios.

Pequeña uva OwO Aún no podemos afirmar o negar si la cría se llamará cielo, ya eso depende del Itachi y si está lo suficientemente loco como para aceptar el intercambio, pero tú eres bien inteligente así que probablemente tus teorías sean correctas :3 Espero que la larga espera hay válido la pena

Por cierto, para el que se pregunte porque a cada rato le dedico capitulos a una fruta que aparentemente no se ve por ningún lado, es porque esa bicha sucia y preciosa me envía personalmente sus quejas por Whatsapp, y créanme cuando les digo que se le cortocircuiteo el cerebro al igual que ustedes con lo del embarazo, su negación estaba a la par que la del Deidara xD

NO ME ARREPIENTO DE NADA UwU

AnWaters: Sentí como que me estuviste esperando, porque joder que comentaste rapidísimo! ¿Minato, eres tú? XD Gracias por seguir aquí :3

Edmary: Lamento mucho tu dolor, chama, pero te prometo que sabré mantenerte al borde de tu asiento sin tener que poner tanto drama. Aún falta que jode por ver, así que respira y sigamos con esta locura UwU

Zidian: Es adorable que te emociones con los saludos! Lo hago con gusto, gracias por leer y de nuevo te repito que lamento haberte hecho llorar :c

Aparentemente logré esa reacción en más de uno, pero sigo sin arrepentirme de nada xD

Nos vemos en la próxima actualizacion (Si, Drey, muy pronto jaja)

En el siguiente capítulo este berengenal finalmente empieza a tomar forma! Así que les quedan sorpresas de sobra.

Un saludo!

Los quiere, Menma.


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