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Inefable por Menma Lightwood-Uzumaki

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Notas del capitulo:

 

El día que repartieron el gusto por la sangre, el drama, la puteria y el zorrismo a la gente que estaba en frente mío le dió chancro y por eso a mí me dieron ración extra UwU
 
No sé emocionen, pecadores, que hoy no habrá material que satisfaga sus mentes lujuriosas y cochinas, pero les dejo lo demás para que vayan bien :3
 

                         XV

             
              It's so hard to say

 But I gotta do what's best for me

                You'll be okay

 I've got to move on and be who I am

       I just don't belong here

      I hope you understand

We might find our place in this world someday

         But at least for now

   I gotta go on my own way


Balanceaba con inquietud su tobillo de un lado a otro, procurando hacer cualquier cosa para no desesperarse por la intriga del momento. La punta de sus dedos tocaba el piso mientras su talón, reacio a hacerlo también, se mantenía alzado y se movía de un lado a otro en una especie de tic repetitivo, producto de la expectativa a la que era sometido justo ahora.

Detuvo el movimiento y suspiró, sabía que aquello no iba a ser algo fácil, es decir, buscar personalmente al Uchiha con la intención de negociar algo que técnicamente también era suyo resultaba bastante complicado, pero había sido algo de último minuto que no pudo evitar intentar; Se había esperado algo como una charla emocional o un regaño por considerar tal cosa como una negociación en ese punto, pero nada de eso había pasado. En cambio Itachi le había hecho pasar, y luego de que Deidara se sentase en esa cama que en cierto modo también le pertenecía, observó cómo la alta silueta se perdía rumbo al baño privado que tenía, desapareciendo detrás de la puerta.

De eso unos diez minutos.

En sus intenciones no había estado el someter al Uchiha a una situación como aquella, menos cuando ya había decidido llevar a cabo el apuñalamiento, pero ese nuevo plan tenía ciertas ventajas con respecto al anterior, y es que si lograba salir con vida sus únicas posibilidades eran terminar muriendo eventualmente en manos de Madara cuando supiera de su osadía. Su vida terminaría con él siendo un esclavo, y eso era algo que no podía soportar. Esta otra estrategia, por su parte, le traería muchas más complicaciones a nivel personal pero con el beneficio único de obtener lo que tanto quería... Eso solo si Itachi aceptaba, por supuesto.

Mentalmente cansado, se dejó caer hacia atrás para descansar un poco la espalda. En su cabeza revoloteaban varias imágenes de posibles futuros que podían hacerse realidad si todo resultaba como lo tenía planeado, la mayoría de ellos resultaban prometedores para sus intereses pero también había un alto grado de riesgo en cada uno de ellos. Siempre tuvo en mente, incluso desde antes de tener conocimiento de la absorción de energía, que algo que involucrase a dos Uchiha no podía ser bueno si se trataba de él. Había un implícito nivel de dificultad para ganar esa batalla, pero estaba dispuesto a intentar todo lo que pudiera.

Algo húmedo y fresco le rozó justo al lado del ombligo, y al abrir los ojos que Deidara había cerrado por estar reflexionando, vio como una mano en cuyos dedos tenian lo que identificó como un grueso pañuelo humedecido, le quitaba los resquicios de sangre que ya se estaban secando.

Algo apaciguado por ese hecho, el artista miró hacia un lado.

– Está bien, no logré perforar nada. Además el chakra cicatriza rápido la piel.

– Eso veo – No pidió detalles pero tampoco detuvo su tarea, continuó haciéndolo hasta que logró dejar todo su abdomen limpio, mostrando como en su piel solo quedaba una fina línea ligeramente más oscura que encajaba más con una herida de años y no de minutos. Necesito sentarse para verla con más detenimiento, pasando a mirarle a él una vez hubo terminado de aceptar que tendría que acostumbrarse a esas rarezas.

– ¿Entonces...?

– Aún no – Comentó gravemente en lo que pasaba a tomar una de sus manos, aún habían gotas rodando por sus dedos gracias a las salpicaduras que le habían caído al lastimarse, e Itachi se tomó la tarea de secar cada una de ellas.

Deidara notó que estaba más silencioso de lo usual, al menos estando en su presencia. Pudo creer que estaba de mal humor de no ser por la ligera arruga en medio de sus cejas, lo cual era signo inequívoco de que estaba pensando profundamente en algo. Adivinó entonces que debías estar considerando su oferta, porque no podía concebir otra cosa que le tuviera tan ensimismado.

Ya con las manos limpias, lo último que faltaba hacer era limpiar una mancha carmesí que tenía en el cuello. Se había pasado la mano por allí mientras salía de su habitación y sus dedos habían dejado resquicios de sangre en la base de su garganta.

Itachi se había sentado a su lado entonces, y cuando la frescura del pañuelo le tocó le piel, Deidara alzó sutilmente la cabeza para facilitarle las cosas; Aquella acción inevitablemente le trajo algunos recuerdos, enfocándose en esos en donde aquellas manos le instaban a hacer algo similar, algunas veces con la intención de hacerle alguna maldad y otras solo para depositarle un pequeño beso en un costado del cuello. Veía sus ojos oscuros luego de eso, sintiendo como a pesar de que no brillaban más que las estrellas que les iluminaban, los encontraba mucho más vistosos. Lo era porque podía encontrar en ellos algo que le hacía sentirse conectado, como si a pesar de sus diferencias pudiera darse cuenta que entre ellos habían más similitudes de las que quisiera aceptar, y eso, aún si pudiera alejarle, también le hacía sentir menos solo.

Deidara frunció un poco las cejas, pensando en lo amarga podía ser la vida a veces. En lo curioso que era el como un recuerdo podía hacerle subir hasta la nube más alta al mismo tiempo que golpearle tan fuerte como para aterrizar de golpe en el suelo.

Unos pulgares rozaron la piel de su garganta, causándole un leve estremecimiento. El pañuelo le cayó en el regazo, y al volver a reparar en su rostro, encontró que solo estaba a un pequeño empujón de distancia.

Eso le exaltó de muchas maneras, no solamente porque abría la posibilidad a un último encuentro, también por el implícito recordatorio de que aún seguía existiendo algo ahí. Tal vez cubierto por muchos problemas, inseguridades e ideales totalmente opuestos, pero seguía allí, justo donde lo habían dejado, esperando pacientemente a que decidieran dejar todas esas cosas que les separaban de lado; Y Deidara tenía la tentación de al menos intentarlo, de renunciar a todo y dejar sus anhelos de rebeldía para permitirse tener la oportunidad de una vida como en algún momento la había querido. Pero eso no podía ser, porque incluso alguien tan poco experimentando en las relaciones como él, sabía perfectamente que lo sustancial y hermoso de un romance no era abandonar sus sueños, no era olvidarse de lo que quería ni tampoco convertirse en algo que no era y nunca deseó ser. Lo bonito estaba en compartir, en juntar las metas y luchar juntos para que ambos cumplieran sus sueños.

Y eso jamás sería posible para ellos.

Porque el sueño de Itachi era proteger a su hermano por encima de todo y morir en el proceso, mientras que él quería vivir sin ningún tipo de responsabilidades o ataduras. Habían funcionado hasta ahora porque estaban en un punto en el que ninguna de sus metas era posible por el momento, pero cuando ese día llegara todo acabaría. Y aunque odiaba la idea de escaparse cuando tuviera oportunidad sin llegar a despedirse de él, tanto como odiaba el saber que un día despertaría solo en su cama descubriendo que se había ido a pelear con su hermano, sabía que eso era justo lo que iba a pasar.

Sencillamente no tenían futuro juntos.

Y no por cuestiones del destino, no porque la vida fuera cruel. Ellos habían escogido como querían vivir, y en sus planes, les afectara o no, no circulaba nadie más.

Por ello y porque el pensamiento le encogió un poco el corazón, Deidara giró la cabeza para evadir los labios que superficialmente rozaron los suyos; Era perfectamente capaz de hacer cosas sin sentir nada, pero no quería que esa fuera una de ellas.

De haberle estado mirando, el artista hubiera podido notar como una tristeza dolorosa cruzó por esos ojos negros, pero como lo hizo un segundo más tarde solo vió la típica fachada de seriedad que cargaba normalmente, solo que algo más agotada.

– ¿Por qué me ofreces este acuerdo? – Aparentemente el momento íntimo había terminado, ahora solo quedaba lo único que tenían actualmente: Distancia y negocios.

Deidara imitó su gesto al sentarse más derecho en su sitio.

– Me parece una opción en la que ambos ganamos algo.

– Tal vez.

– Lo es – Puede que no lo hubiera pensado el tiempo que debería, pero estaba seguro en cuanto a ese punto – Cada uno obtiene lo que quiere al final, es bastante justo y simple.

– Cierto – Muy a pesar del reconocimiento interno que le daba por esa idea, no se sentia del todo conforme – Sin embargo, he visto en tus memorias que Madara te ofreció el mismo acuerdo y no aceptaste, ¿Que es diferente ahora?

– Que es mi decisión – Se encontró bastante sorprendido de sentirse algo más liviano al decirlo, como si hubiera retenido ese pensamiento por demasiado tiempo y decirlo en voz alta le hiciera bien – Madara lo hizo ver como si nos estuviera haciendo un favor a ambos, pero no es cierto, porque mis únicas dos opciones siempre fueron las que esos dos idiotas escogieron. En lo único que yo podía decidir era si me mataban antes o después, y no tengo intención de hacerlo pronto – Se detuvo un momento para apartar el resentimiento y reorganizar sus ideas – Ahora es diferente, y lo es porque yo soy quien pone las condiciones.

El Uchiha arrugó un poco las cejas, observándole con cierto cuidado.

– ¿Y cuáles son esas condiciones?

– Primero que nada me quiero largar de esta mierda, la reputación intachable me importa poco ya que de todas formas no tenía pienso de dejar la vida criminal. Lo único que realmente necesito es salirme del grupo y se que es algo que tú puedes conseguir – Itachi se mostró algo cauteloso con la petición, pero Deidara se limitó a suspirar – Yo también he visto tus memorias ¿Recuerdas? en algún momento tendrías que eludir a Akatsuki para encontrarte con tu hermano. Bien, quiero lo mismo, solo que yo no pienso morir.

El Uchiha se tomó su tiempo para pensar en ello, es cierto que en sus planes no estaba quedarse en Akatsuki para siempre, sin embargo, existía el problema de que su escape no resultaría tan problemático ya que no pensaba terminar con vida. Al estar muerto no es como si Pain pudiera hacer algo al respecto, no obstante, Deidara estaba empeñado en huir para vivir muy lejos, y eso por obvias razones resultaba un gran problema si se tiene en cuenta que el mismo Sasori le proporciono a Akatsuki un montón de informantes alrededor del mundo; Esconderle algo al ojo vigilante de Pain resultaba muy difícil, él más que nadie lo tenía en cuenta.

Pero este era un caso especial.

¿Valía la pena arriesgarse por esto?

– Muy bien – Tomar esa decisión no fue tan difícil cómo le hubiera gustado que fuera, por lo que Deidara pensó que el resto sería sencillo, salvo que Itachi aún no había terminado –: Con una condición.

Mirarlo con escepticismo fue casi imposible de evitar.

– ¿También vas a poner condiciones?

– Si es un trato tan justo como lo haces ver entonces si – Se ganó una cara algo inconforme, pero aceptó en silencio escucharlo ya que no podía decir que estaba equivocado; Itachi se vió increíblemente elocuente – En vista de que fuiste tú quien dejó claro que la confianza no forma parte de esto, me supongo que entenderas que lo más conveniente será que te quedes en un solo lugar por un tiempo.

– Puedo hacer eso – Intervino él con mucha seguridad, no contando con lo siguiente que diría.

– Uno que yo escoja.

– ¿Que? – Frunció el ceño casi de inmediato – ¿Y que tiene de malo uno que yo conozca?

– No tendría nada si fuera algún templo como el que usabas el día de tu reclutamiento, pero esos han sido allanados con los años. Las opciones que te quedan son cuevas o cabañas abandonadas, y no me parecen viables ninguna de las dos.

– ¿Que? ¿Acaso te preocupa el nivel de humedad en el aire? – Lo había comentado solamente para tomarle el pelo, pero el sorprendido terminó siendo él al verle tan increíblemente serio. Era algo comprensible si se tomaba en cuenta que mientras Deidara estaba totalmente despreocupado, Itachi ya había pensado en todas las posibilidades existentes, y entre ellas definitivamente que no estaba el hacer Deidara transitara un embarazo en una cueva húmeda y maloliente sin contar siquiera con los recursos básicos;Bufó un poco – Bien, ¿Entonces en donde?

– Debo pensarlo – Comentó unos segundos después, reparando en él con su acostumbrada cortesía – ¿Tienes alguna petición?

Deidara lo pensó un poco.

– Siempre que esté lejos de Akatsuki no hay problema, el resto puedes escogerlo como mejor te parezca – No era muy exigente al momento de escoger en donde vivir, así que no perdió mucho tiempo pensandolo. Itachi pareció estar de acuerdo con un asentimiento – Lo siguiente que pido es discreción, no quiero tener que lidiar con idiotas intolerantes.

– Bien.

– Tampoco que me hostigues – Aun recordaba las fastidiosas voces de aquellos Uchihas reiterándole todo lo que podía o no hacer, generándole unas ganas terribles de destrozarlos a ambos por atreverse a querer controlar casa aspecto de su existencia – Te acepto recomendaciones porque no tengo ni la menor idea de cómo funciona esto, pero eso es todo.

– Solamente – Especificó él – Si te abstienes de hacer cosas tan drásticas.

– Siempre voy a hacer cosas drásticas – Rodar los ojos fue justo y necesario, en especial porque ya le conocía de antemano – Pero puedo prometer que ninguna va a terminar conmigo muerto.

– Puedo conformarme con eso – Aún le seguía pareciendo increíble como a pesar de verse tan serio para algunas cosas podía ser tan comprensivo para otras. Todavía le agradaba eso de él, pero debía dejarlo a un lado si quería dejar de complicar las cosas.

– También voy a necesitar algunas cosas, quizás...

– Tendrás todo – A Deidara le hubiera gustado que no, pero ese casi indetectable tono de compromiso le resultó conmovedor, tanto o más como el hecho de que no dudaba que así sería.

– ... Otra cosa – Una vez dicho todo lo anterior, solo faltaba aclarar un pequeño pero importante detalle – A pesar de lo raro que es ésto estoy dispuesto a hacerlo, obviamente no es lo que hubiera querido pero puedo prometerte que cumpliré con mi parte siempre y cuando tú cumplas con la tuya. Así que hasta que ésto termine puedes asegurar que voy a quedarme, pero una vez que lo haga... – Itachi contrajo un poco el rostro como expresandole en silencio que no hacía falta decirlo, pero Deidara sentía que era necesario – Me voy. Iré a donde tenga que ir y ni tú ni nadie puede meterse en ello. A partir de ese día lo que quieras hacer con tu familia es tu problema, pero yo no voy incluído en esos planes. ¿Queda claro?

El Uchiha tuvo muy presente como había asociado el tema familiar a algo solamente suyo. Y eso, a pesar de ya tener un precedente, le terminó de confirmar que lo único que iba a existir después de esto para ellos era la inevitable despedida.

Y odiaba la idea.

Detestaba siquiera el tener que pensar en decirle adiós.

Pero también estaba consiente de que era lo máximo que iba a obtener. Nunca se le había pasado por la cabeza pedirle a Deidara más de lo que ya tenían, aunque ciertamente por un segundo se había imaginado el como sería si ambos hubieran estado dispuestos a soltarlo todo. Resultaba una inalcanzable fantasía si ambos no estaban en la misma página, y obviamente ninguno de lo dos lo estaba, además era lo suficientemente realista como para saber que eso no iba a pasar jamás, mucho menos con sus propias limitaciones.

– Está bien – Si pensarlo se sintió pesado, decirlo fue muchísimo peor, y aunque para Deidara resultaba difícil a su manera, necesitaba tener todo seguro.

– ¿Tengo tu palabra, Itachi?

– Tienes mi palabra, Deidara. No pienso detenerte.

Viendo que realmente eso era todo lo que tenía que decir, existió un momento de silencio extraño entre ellos. No era incómodo, más bien vacío. El estar acostumbrados a hablar de cualquier cosa y pasar a no tener absolutamente nada que decir era un cambio raro, sobretodo teniendo en cuenta que se trataba de ellos dos. La discreción y el pudor eran cosas que hace tiempo habían dejado de lado, que volviesen a surgir ahora era bastante extraño.

Comenzando a sentirse algo fuera de lugar, Deidara se removió un poco.

– Entonces, ¿Cuando me voy?

– Necesito planearlo – Dejó salir un suspiro pesado – Hay muchas cosas que debo considerar primero, hasta entonces lo mejor sería que trates de quedarte dentro de la base el mayor tiempo posible.

– ¿Por qué? – No es que cada cosa que hiciera Itachi le resultará sospechosa, es solo que era raro adaptarse a la idea de ayudarse mutuamente sin sexo de por medio.

Itachi, sin embargo, no compartía sus inquietudes.

– Porque Obito sabe que no es conveniente venir – Al parecer ya se había actualizado sobre el tema de su identidad en sus memorias – Está bastante alejado de la base gracias a sus problemas con Pain, pero no durará así demasiado.

"Ciertamente no" Honestamente no sabía cómo es que el verdadero Uchiha Madara no había venido a buscarlo el mismo, pero se sentía afortunado de tener algo más de tiempo mientras eso ocurría.

– Además, ustedes parecen tener cierto interés mutuo por hacerse molestar – El Uchiha le miró de forma algo significativa – Y pedirte que no caigas en provocaciones es perder el tiempo.

– Buen punto – Chasqueo la lengua. Era un alborotador de primera y no se podía quedar callado por más que quisiera, así que quedarse en la base era una opcion más viable. Al menos de esa forma no sufría tentaciones – Sin embargo, también supe que se dió algunas vueltas por aquí mientras estaba moribundo, y si lo hizo antes no dudo que lo vaya a hacer de nuevo.

– Antes no te vió y esta vez no será diferente.

– Antes estaba aquí, inconsciente – Alzó una ceja, su ironía era palpable.

– No va a verte – Su voz muy calmada pero resuelta – Pero puedes quedarte aquí si lo prefieres.

Antes de que su boca pudiera formar una negativa, Deidara se lo pensó mejor. La idea de seguir dándose unos buenos puñetazos con Obito no era tan mala, pero tenía que ser consiente de que ahora la situación era diferente, en especial con Itachi formando parte de la ecuación. Puesto que aunque tuviera la certeza de que un par de golpes no harían la diferencia, también estaba seguro de que unas cuantas hipótesis formuladas por un mercenario no eran suficientes como para conseguir que el Uchiha se creyese eso de que la no-bomba aguantaría unas buenas explosiones, y lo que menos necesitaba es que se formase una guerra dentro de Akatsuki, ya tenía suficientes problemas con tratar de dejarlos. Aparte también requería de algo de espacio, y eso de que le iba a mantener vigilado todo el tiempo era un plan que disfrutaría enormemente poder fastidiarle.

Además, la cama de Itachi era bastante cómoda.

– ¿Tu dónde te quedarías?

– Yo veré qué hacer – No parecía en lo absoluto preocupado, y no lo estaba, ver dónde dormir era una minucia en comparación a todo lo demás – También te recomendaría no toparte demasiado con Pain, sigue siendo su informante directo a pesar de todo y tenerlo lejos es lo más conveniente por ahora.

– De acuerdo – Se encogió un poco, a fin de cuentas su líder no le agradaba y si verlo era equivalente a ver a Obito entonces mejor no hacerlo.

Una vez listo y garantizado su boleto de oro directo a la libertad, el artista se levantó de allí. Obviamente volvería después con sus cosas para dormir, pero se figuraba que Itachi no estaría ahí cuando lo hiciera.

Sin embargo, antes de que sus dedos tocase la puerta logró escuchar su voz.

– ¿Realmente estás dispuesto a pasar por esto para conseguir lo que quieres?

Y se lo había dicho con verdadera duda, como si realmente para él existieran límites cuando se trataba de aquello por lo cual lucharia con uñas y dientes. Aquello que injustamente le habían quitado y que se merecía tanto como cualquier otra persona, eso que anhelaba casi tanto como su próximo respiro; Deidara permitió que su mano girase la cerradura, pero sus incorregibles ojos se desviaron para verlo. Había fuego en ese azul, y no tenía pienso de apagarse pronto.

– Por mi libertad, Itachi, yo haría lo que fuera.

Entonces se fue, se fue sin escuchar su respuesta, intentando escapar de aquel atisbo de sensibilidad que tenía su rostro cada vez que decía su nombre en ese tono, abandonando esa habitación sencillamente porque no había nada más que decir.

El plan estaba en marcha, ahora solo debía esperar.


            OoOoOoOoOoOoO


Mucha veces Deidara había bromeado con Sasori sobre querer una vacaciones de Akatsuki, nada muy lujoso, tal vez solo unas cuantas semanas para destruir cosas y hacer algo de vandalismo sano en algunas aldeas. Todo muy ligero según su criterio. Por supuesto su maestro se había burlado de él, comentándole que si ni el propio Pain se tomaba vacaciones siendo el líder, mucho menos ellos que eran apenas superiores a una pieza de ajedrez; Ahora, sin embargo, Deidara bien que podía decir que estaba de "Vacaciones".

Para empezar no tenía misiones, el arribo del Sanbi fue un asunto del cual al parecer se encargó el mismo Itachi. El como había sucedido ese intercambio de tareas era algo que no sabía y la verdad tampoco tenía mucho interés en saber, simplemente se supuso que era obra de la persuasión del Uchiha y lo dejó hasta allí porque tampoco es que quería enredarse más la vida; Por otra parte, llevaba una existencia considerablemente más tranquila, principalmente porque Hidan había dejado de ofrecerle puñaladas gratis después de que, en un momento de aparente fastidio personal, Kakuzu le reventó en cientos de partes con sus mortíferas líneas negras.

Hidan había maldecido con dolor en lo que su compañero, valiéndose de su altura, le miraba desde arriba con un sarcasmo cruel.

– Agradece que he sido yo y no uno de esos Uchiha – Tomó la guadaña caída y se la echó al hombro para agarrar la cabeza del religioso con la otra mano – Ahora cállate y deja de meterte en asuntos que no te importan.

El rubio había visto la escena con cierto grado de gracia. Un Hidan destruido siempre era divertido a fin de cuentas, y ahora que no tenía pienso de desechar a la no-bomba resultaba mejor si no tenía al de cabellos plateados instandole a la masacre.

Aparte también era lo mejor ya que si de Hidan buscando acuchillarlo se trataba, Itachi simplemente no lo soportaba. Deidara se daba cuenta, ya que cada vez que aquel inmortal se le acercaba parloteando de diversos métodos sangrientos de extracción que podían resultan retorcidamente divertidos para ambos, el Uchiha parecía como necesitar respirar más profundo para mantener el porte indiferente; Hidan le ofrecía en pocas palabras algo así como un curso para ser un sádico, solo que además de ser el aprendiz también sería el sujeto de pruebas, y era justo allí en medio de ese alardeo de detalles horrorificos cuando casi se podía palpar el mal humor del Uchiha. Itachi no era alguien muy expresivo, pero como él le conocía bien, sabía con solo la manera de mirar como algo le molestaba infinitamente, y vaya que Hidan y sus juegos de sangre le tentaban la vena pacifista.

Deidara tuvo que aplaudirle la paciencia, y a pesar de que verlo fastidiado era algo que satisfacía su lado desgraciado, se sintió mejor cuando Kakuzu finalmente logró convencer al Inmortal de dejar sus persuasiones; El ambiente se había vuelto más respirable desde entonces, y aunque era alguien de naturaleza destructiva, últimamente se sentía más cómodo en un entorno tranquilo, como si también pudiera apreciar las ventajas de unos momentos de paz y tranquilidad. Se lo atribuyó al constante estrés al que era sometido en los últimos días, por lo que no le dió muchas vueltas y lo dejó estar.

Efectivamente como había previsto Itachi no estaba en su habitación cuando volvió para quedarse en ella, pero no pensó mucho en ello. Se conformó con tener algo estable donde poder pensar sin interrupciones, ¿Y que mejor un sitio en donde hasta ese sutil aroma personal impregnado en las almohadas le recordaba esas largas noches de pasión clandestina?

Eludió a Pain y también a Konan, básicamente porque sin importar la buena caridad ella era demasiado apegada a él, aparte de que le incomodaban las miradas que le daba cuando lo veía pasar, como si tuviera de pronto la cura de todas las enfermedades. Se figuro que si Konan había anhelado una familia en su juventud resultaba normal que estuviera interesada en cierta manera, pero por mucho que hubiera aceptado el acuerdo con Itachi, no quería que le volvieran a manosear el estómago. Una vez estuvo bien, pero no más que eso.

Dos semanas transcurrieron a paso lento, haciendo que Deidara se preguntase si realmente iba a poder escapar o era un sueño imposible. Itachi se había perdido hace como cinco días y aunque podía sentir su presencia a veces, nunca lo suficiente cerca como para toparselo de frente.

Y estaba completamente seguro de que andaba cerca, pues se había dado cuenta que literalmente podía sentir cuando se encontraba a cierta distancia.

La primera vez que lo había sentido fué unos cuantos días antes de su primer encuentro con Madara en el bosque. Cuando Itachi solía estar cerca había comenzado a sentir algo, como un suave cosquilleo equivalente al roce de una pluma en los huesos de su columna. Había resultado algo agradable, y como entre los dos existía una implícita conexión, le había atribuido la sensación a algo más emocional. Lo mismo le había pasado con su compañero cuando aún no sabía que era un Uchiha, pero como siempre le andaba fastidiando supuso que era solo producto de su desagrado personal; En el bosque, sin embargo, si que había sentido algo diferente. La sensación había sido más fuerte, como si además de un cosquilleo también fuera un desequilibrio desagradable, casi llegando al vértigo; Terminó siendo difícil sacar las cuentas ya que en ese momento le echó la culpa al sedante, pero ahora lo veía con claridad. Este nuevo sexto sentido solamente aplicaba para los pertenecientes al clan Uchiha, supuso que se debía a que la no-bomba también era uno, y que por eso podía sentir cuando alguno de ellos estaba considerablemente cerca. Y aunque cuando llegó a Akatsuki huyendo de Obito no sintió nada al ver a Itachi, se figuró que podía deberse a que estaba tan débil que pasarlo por alto fue fácil.

Ahora que estaba mejor, incluso había descubierto que era diferente para cada uno.

Con Madara era justamente así, solo que tal vez podía agregar que le hacía sentir una breve experiencia de inquietud, algo similar a cuando se encontraba frente a una situación difícil de superar. "Tiene sentido" A pesar de lo que pudiera sentir, aceptaba que Uchiha Madara era un rival difícil para cualquiera, y a él le hubiera hecho polvo hace rato de haber podido.

Itachi ya era un tema más sencillo, la comodidad de captar su energía resultaba una experiencia de lo más agradable, casi al punto de que al sentirle pasar a la distancia debía abstenerse de acercarse un poco más; su reacción tampoco le sorprendía, a fin de cuentas compartían parte del mismo chakra junto a otro que estaba hecho con un poco de ambos, la familiaridad era algo que no se podía evitar.

Ahora, Obito...

"Ugh..." Se le arrugó el entrecejo al acordarse. Ese Uchiha le hacía sentir un pinchazo junto al cosquilleo, casi como el preámbulo a un golpe a la mandíbula. Enfermo era poco en comparación a la de cosas desagradables que experimentaba su chakra al tener el suyo cerca; No estaba seguro si era por la mala experiencia o simplemente era por él, pero todo resultaba demasiado insoportable, por lo que podía entender mejor porque en su presencia siempre se le hacía difícil concentrarse.

No era una habilidad sobrenatural ni fuera de este mundo, pero aceptaba que le había resultado de utilidad durante su persecución contra Obito, de modo que solo debía aprender a usarla.

Faltaba una semana exacta para que se cumpliera el plazo que el enmascarado había determinado como el lapso mínimo que Madara iba a esperar, y no podía estar más ansioso por ello. No tenía ni la más remota idea de que iba a pasar continuación, y aunque aún le quedase tiempo nada era seguro cuando se trataba de ese par de Uchihas desquiciados.

– Hasta que al fin se te ve el pelo, rubio.

Deidara bufó.

– Y que lo digas.

Había decidido salir un rato ya que aquello de andarse quedando en un solo lugar por tanto tiempo no era lo suyo, y por mucho que intentaba hacerse a la idea de que esos serían los últimos días que estaría ahí, no le dejaba tranquilo la parte de su personalidad que le exigía algo de aire libre y emoción.

– ¿Y? – El inmortal le dió vuelta a su guadaña para poder picarlo en el estómago con la punta que no tenía filo – ¿Que tal todo ahí dentro?

El artista le dió una súbita y fuerte patada al mango de metal, logrando elevarlo un par de metros en lo que su dueño ahogaba una furica exclamación.

Observando el arma clavarse a la distancia, Deidara le miró con la misma entretenida crueldad que su compañero cuando le hacía alguna bajeza.

– Para que aprendas a meterte en tus propios asuntos.

– Maldito rubio estúpido – Rezongo en lo que se iba a buscar su arma, y se le entrecerraron los ojos al ver que Deidara se burlaba de él por costarle desenterrarla del suelo – ¡Esta me las pagas! – Exclamó mientras le alzaba el puño cerrado en alto – ¡Le rezaré a mi Dios que te haga sufrir una muerte dolorosa!

– Si, como digas – Había perdido la cuenta de las veces que Hidan le amenazó con maldecirlo, y hasta el sol de hoy no le había dado ni un solo resfriado.

Pasando de su drama usual, el sol ya se había escondido para darle paso a lo que serían las últimas horas antes de que cayera la noche, quería aprovechar el momento para calentar un poco y tal vez entrenar. Su cuerpo estaba demasiado acostumbrado a estar activo y volverse un blanco fácil no estaba en sus planes, mucho menos si los que le convirtieron en eso fue un dúo de Uchihas de un nivel superior al suyo; Alzó entonces los brazos y comenzó a estirarse.

Desgraciadamente la tranquilidad no le duró ni cinco minutos.

– ¿Que haces, enano? – Hidan le echó un vistazo con cierta incredulidad.

Deidara detuvo un segundo su estiramiento para mirarlo fijamente.

– No me digas que aparte de estúpido también eres ciego.

– ¡No es eso, rubio imbécil! – Se agitó en lo que meneaba su guadaña al son de su exaltación – ¿Que coño haces entrenando? Pensé que todos los Uchiha te tenían metido en una de sus burbujas ilusorias.

– Más o menos – Reconoció de mala gana, aunque eso no le detuvo. Pasando a dejar de lado el calentamiento para echarse al piso – Pero no se me da eso de darle el gusto a nadie.

Decidiendo dejar el tema de los Uchiha de lado, Deidara comenzó a hacer algunos abdominales para iniciar lo que normalmente era su rutina de entrenamiento habitual. Eso le relajó un poco, seguía teniendo demasiada energía acumulada y gastarla se sintió bien, aunque claro, se hubiera sentido mejor de no haber tenido la estridente risa del inmortal de fondo.

– Hombre, estás buscando tu muerte.

– Me lo dice el tipo que ofreció apuñalarme gratis – Le rodó los ojos en lo que continuaba con su tarea.

– Eh, que soy inmortal, hacer cosas suicidas no es algo inusual para mi. Hasta llega a ser divertido una vez que te acostumbras – Usó su arma para recostar su peso en ella, con sus ojos chispeando maliciosamente – ¿Pero que me dices de ti? Eres mortal como cualquier otro, podrían descuartizarte en menos de un segundo y aún así aquí estás, buscando que te asesine un grupo de sádicos, ¿Cuál es tu excusa?

Aquí finalmente hizo una pausa, dando un pequeño salto para quedar sentado en el suelo. Sus piernas estaban cruzadas pero sus ojos azules eran filosos.

– Mira, tengo más de dos semanas merodeando como un anima en pena dentro de la base, a un montón de imbéciles arrogantes fastidiandome la existencia y para rematar el mayor aburrimiento que he sentido en toda mi maldita vida – Gruñó claramente malhumorado, señalándole entonces con el dedo – Excusas me sobran, así que entrenaré si me da la gana.

– Vale, como quieras – Alzó ambas manos antes de sonreír – Aunque si lo piensas bien te iría mejor si fueras inmortal.

Deidara ahogó una breve carcajada de burla.

– Prefiero mil veces ser despedazado y morir que quedar vivo para ver como mis restos se esparcen por la tierra.

– Piénsalo, rubio. Con la de problemas que tienes encima, la seguridad de que al menos no vas a morir no resulta tan mala.

– Ya oíste a tu compañero – Resopló fuerte, volcandose de nuevo a su misión con más esmero – La muerte no es de lo único que tienes que preocuparte si hablamos de esos sujetos, y considerando que también hablamos de mi lo más probable es que me vaya aún peor.

– Eso también – Cedió con buen ánimo, procediendo a sentarse en su lugar con una postura relajada – ¿Entonces rechazas también esta oferta?

– Esta y todas las demás propuestas retorcidas y desagradables que pienses ofrecerme – Apenas mirándole con seriedad unos segundos para después seguir con lo suyo.

– Bah, tú te lo pierdes.

La hora continuó pasando y ya estaba de mejor ánimo, sentir ese ligero cansancio junto al fuerte latido de su corazon trabajando era relajante, casi terapéutico. Algunos de sus músculos estaban algo tensos, pero irónicamente eso también le hizo estar más calmado, tanto que realmente no le hizo falta hacer explosiones, aunque si se quedó otro rato más para moldear algo de arcilla. Había soñado con un animal raro y tenía ganas de esculpirlo para ver qué tal se verían los matices del animal plasmados en su arte, por lo que ocupó el resto del tiempo terminando ese modelo hasta que cayó la noche.

Se puso finalmente de pie cuando el cielo se oscureció suavemente. Hidan se había alejado hace como media hora para hacerle un altar a su Dios, así que de seguro si caminaba un poco podría encontrarlo rezando bajo algún tronco en lo que un cuerpo se desangraba a sus pies.

"De vuelta al presidio" Suspiró con abatimiento. Antes por lo menos Akatsuki era más pasable, con Sasori y los demás para distraerlo de vez en cuando, pero ahora su antiguo compañero estaba muerto, el nuevo lo quería ver muerto a él, Itachi andaba desaparecido haciendo cosas que desconocía y de los demás tenía que andarse cuidando a menos que quisiera sufrir un ataque de rabia. Las lealtades estaban pendiendo de un hilo con esto de que nadie sabía a quien servían ahora, y considerando que Pain seguía furioso por el engaño y que ni siquiera Konan podía apaciguarle el carácter, el ambiente en la base se había comenzado a volver cada segundo más insoportable, al punto de que hasta Kakuzu quien era uno de los más razonables se perdía un buen rato para poner algo de distancia entre sus negocios y el drama.

– ¿Acabaste ya? – Le preguntó el inmortal al verle pasar por un lado.

– Se podría decir – Cabeceó hacia el cuerpo que ya parecía más una pálida muñeca de trapo – ¿Tu qué?

Hidan le dió una alegre palmadita al pentagrama bajo sus pies antes de asentir.

– Mi Dios está más que complacido.

– Por lo menos alguien lo está – Murmuró por lo bajo, continuando con su camino de regreso a la base... O al menos esa había sido la idea.

Pero lo cierto es que cuando estuvo a punto de llegar a los terrenos que circulaban la entrada, su nueva habilidad sensorial le hizo detenerse; Deidara jamás había sido alguien de naturaleza pesimista, mucho menos de esos que pueden intimidarse ante una situación difícil al punto de hacerle decir que estaba derrotado antes de empezar, pero cuando la inconfundible sensación de vértigo le hizo cosquillas en su cuerpo a la vez que una sombra aterrizaba con fuerza unos metros adelante, supo con seguridad que ya estaba más que jodido.

– Fabuloso – Se quejó en voz alta, casi escupiendo cada letra en lo que el otro hombre se erguia por completo.

No se veía tan falsamente simpático como la última vez, sus párpados estaban ligeramente cerrados y sus brazos se cruzaban sobre la armadura en su pecho, aunque ciertamente no parecía estar de mal humor, al contrario, seguía manteniendo esa autoritaria confianza teñida con cierta apatía. La otra característica que conservaba también era ese aire crítico que no presagiaba nada bueno, y el que tuviera activado el Sharingan lo volvía peor todavía. No importaba si no podía usarlo.

– ¿Disfrutas de tus vacaciones, Deidara? – Se escuchaba inusualmente tranquilo, incluso entretenido en cierta medida.

– Si es que a esto se le puede llamar así – Él también se evaró, decidido a no dejarse ver en desventaja por mucha que tuviera.

– Oh – Ladeó ligeramente la cabeza y el Sharingan brilló – Uno pensaría que estarías feliz después de haberte salido con la tuya.

Deidara rodó los ojos antes de dejarlos fijos en los contrarios.

– De haberme salido con la mía no estaría en Akatsuki.

– ¿Y en donde estarías? – Era algo interesante el como tan tranquilamente podía hacerle conversación, pero tomando en cuenta que contaba con la mayoría de las ventajas su actitud no resultaba tan ilógica.

– En cualquier otro lugar – Espetó entonces – Muy lejos de ti y ese perro inútil que te pisa los talones.

Debía estar de excelente humor ese día, pues una ronca risita escapó de sus los labios con diversión. La larga y alborotada melena negra se sacudió un poco por su gracia, más se quedó quieta cuando se detuvo para mirarlo de nuevo.

– Veo que sigues sin llevarte bien con Obito.

– Tampoco es como si yo le cayese muy bien que digamos – Comentó sarcásticamente. Podía estarle siguiendo el hilo de la conversación, pero lo cierto es que también se encontraba calculando que tan lejos podría llegar a escapar si explotaba todo el terreno o por lo menos parte de el.

– Ciertamente – Cedió sin problemas – No tengo demasiadas quejas de su colaboración, pero he de admitir que desde tu huida se ha vuelto bastante hablador. Podría culparlo, pero terminaste siendo más escurridizo de lo que incluso yo había previsto. Resultó interesante, por supuesto, pero ya no tengo tiempo para andar ofreciendo benevolencia. Estoy a medias de concretar el plan del Tsukuyomi infinito y lo que menos me conviene es tenerte a ti escabullendote por todo el mundo ninja.

– Entonces déjame en paz – Su voz agravándose por el rencor en lo que sus puños se apretaban – Tienes suficientes recursos para tu absurdo apocalipsis, lo que yo pueda darte no hace ninguna diferencia.

– Lo hace más de lo que pudieras imaginar, puedes estar seguro de ello – Sonando más altivo y arrogante de lo que usualmente hacia – Podría explicarte de nuevo los detalles, pero por ahora lo mejor es volver a la base. Esto es demasiado expuesto.

– Si tan en peligro pone tu existencia el subir a la superficie no entiendo porque no enviaste a tu mascota.

Madara desligó sus extremidades con cierta pereza para estirarse, y algo en su interior le dijo que el momento de la charla se estaba acabando.

– No es tan difícil de entender – Entonces avanzó un poco con una casual y peligrosa lentitud – Esa mascota como tú le llamas está ocupada con otros asuntos que si puede manejar. Yo, por otra parte, soy el encargado de arreglar el desastre que hizo la última vez.

– Te hice salir de tu cueva entonces, que honor – Abrió los ojos para enfatizar su burla en lo que se deslizaba hacia un lado. Buscaba mantener una distancia que le favoreciera, la cual era literalmente toda la que pudiera poner de por medio.

El problema radicaba en que Madara no dejaba de hacer lo mismo, casi sentía que le estaba incitando a hacer el primer movimiento.

– Ciertamente lo es, mantener mi resurrección en secreto sigue siendo una prioridad si quiero que todo salga según lo planeado. Todo está casi listo... – Finalmente se detuvo, pero tenía una curiosa pose de asalto, como estuviera a punto de tirarsele encima – Lo único que falta en su lugar eres tú.

Deidara le entrecerró los ojos.

– No pienso ir a ninguna parte.

– No pensabas muy diferente la última vez y los dos sabemos cómo terminó eso – El sarcasmo fue tan indiscutible y cruel que le hizo apretar los puños.

– Vete a la mierda.

El suelo bajo sus pies colisionó con un estallido brutal, obligándoles a ambos separarse en direcciones diferentes. Deidara se subió a un búho justo a tiempo, había sido algo difícil ordenar la explosión de las minas que había enterrado bajo tierra apenas sintió a Madara acercarse, pero resultó mucho más difícil el explotarlas sin poder exclamar su palabra de concentración o hacer los sellos de manera visible, pero al menos había conseguido poner más distancia; Sin el Sharingan de por medio, lo más seguro era tenerlo lejos.

El Uchiha aterrizó sin problemas unos metros más atrás. No estaba sorprendido como a él le hubiera gustado, tal vez algo fastidiado.

– Deberias considerar el no hacer esto más difícil – Tenía el tono típico del jefe autoritario mezclado con el del abuelo huraño que solo vive para regañarte. Su objetivo era claro y directo, quería que se bajase por su cuenta en vez de tener que gastar chakra y hacerlo él.

Elevado desde su altura, Deidara le miró con tanto odio que la negativa ante su propuesta fue más que obvia.

En lo absoluto sorprendido por su terquedad, el Uchiha dió un paso al frente antes de que esos ojos girasen para tomar un particular diseño de gruesas líneas negras; Deidara sabía que no podía usar Genjutsu, pero aún así la visión de ese cambio le puso alerta, pues eso no podía vaticinar nada bueno.

Y estuvo en lo correcto.

Primero el Uchiha se había visto más brillante, con su cuerpo comenzado a expedir una extraña luminiscencia que le descolocó unos segundos, creyó por un momento que tal vez el jaleo le había mareado, pero ese momento pasó, y así como la certificación de que no estaba alucinando de ninguna manera, apareció también en su campo de visión algo que no se le pasó por la cabeza que fuera remotamente posible; De las profundidades de la tierra se alzó una transparentosa estructura que parecía estar ardiendo en fuego, pero no uno cualquiera, llamas de un insólito color azul metálico relucieron en la oscuridad, y solamente cuando alcanzó un tamaño considerable es que Deidara pudo notar que aquello tenía una forma de lo más definida.

Era una mano.

"¿¡Que mierda...!?"

Esa misma mano se movió de forma rápida y sorpresiva hacia el ave. Le esquivó por poco la primera vez, pero otra mano gigante surgió desde un costado, apachurrandole entre ambas con todo y transporte antes de bajar y estrellarse fuertemente contra el piso. No sintió el golpe más allá de una brusca sacudida, pero la experiencia distaba mucho de ser agradable. Estaba literalmente metido en una enorme estrutura translúcida, brillante pero increíblemente sólida; El material de la arcilla terminó por deshacerse hasta deslizarse entre la separación de los dedos, dejándolo solo a él justo en medio de aquel fuego azul incandescente. No era excesivamente caliente, pero el revuelo de energía era tan alto que estaba desequilibrando el chakra Uchiha ya tenía, haciéndole sentir desenfocado y con mucho calor.

Era como estar aprisionado, preso en una cárcel de fuego.

"¡No me jodas!" Le dió una dura patada a una esquina, más solo consiguió que se cerrase un poco más a su alrededor, reduciendo el espacio de su celda.

Un Madara que seguía brillando dió unos cuantos pasos en su dirección, deteniéndose con admirable parsimonia.

– Creo haberte dicho que siempre hay formas de reducir a alguien sin utilizar las opciones obvias.

"¿A esto no lo considera obvio?" Le asestó un puñetazo en donde creía que las manos eran menos resistentes, pero no consiguió nada. La composición de aquello era mas sólido de lo que alguna vez había sentido; Se redujo otro poco, ahora apenas tenía espacio para separar los codos del torso; Aun tenía arcilla con él, pero gruñó en descontento al reparar la pésima idea que sería el usarla,"Si exploto una bomba aquí adentro estaré jodido"  No sabía que tan susceptible era aquello ante las explosiones cercanas, pero con lo limitado del espacio resultaba imposible comprobarlo y no salir herido en el proceso.

– ¿Te rendiste ya? – Se escuchó algo aburrido posicionándose a su lado.

El rubio giró su rostro para verlo con el mayor desprecio que podía llegar a proferir.

– ¡Sácame de esta mierda!

– Te advertí que no me lo pusieras mas difícil – Pasando por alto su mal carácter, el Uchiha suspiró – Créeme, utilizar esta técnica no me complace más que a tí, es demasiado vistosa y gastar tanto chakra antes de tiempo no es lo ideal. Pero en vista de que posees una predisposición increíble para llevarme la contraria, deberás quedarte ahí hasta que volvamos a la nueva base, ya que alguien convenientemente destruyó la otra – El Sharingan le traspasó con reproche, pero Deidara apenas y le prestó atención. Tenía años conviviendo con ojos satánicos, se necesitaba de algo más que una mirada fija para intimidarlo.

A Madara le pasaba igual, era un ninja experimentando que la mayor parte del tiempo estaba listo para afrontar lo que fuese. No obstante, ninguno de los dos podría negar la inmensa sorpresa que se llevaron al escuchar el estruendo.

"¿Y ahora?"

Había sonado exactamente igual a una de sus explosiones, tanto que incluso el Uchiha le echó una ojeada sospechosa. Estaba equivocado, por supuesto, de ello se dió cuenta justo un segundo después, cuando desde su posición posicion pudo ver cómo parte de la base de Akatsuki salía volando en pedazos, esparciendo escombro a todas las direcciones; Aún no se habían recuperado de la primera cuando surgió otra explosión... y otra, justo antes de que aparecieran en las lejanías un grupo considerablemente grande de ninjas. Las máscaras en los rostros de algunos determinaban sus rangos, pero no todos eran ANBU, muchos solamente eran reconocidos por ser fuertes, y ahora formaban parte de un batallón que se dirigía directo hacia la base.

Deidara se reincorporó como pudo y aplastó las palmas en la estructura, sus ojos abriéndose "¿Van a invadir Akatsuki?" El pensamiento le hizo desvariar, la ubicación de la base que más utilizaban solamente era conocida por ellos, y de haber sido de dominio público dificultaba bastante que hubieran querido invadirlos estando todos juntos. Era literalmente una de las peores estrategias que alguien se le podría haber ocurrido, pero aparentemente así era, porque hasta donde él podía observar, cada ninja se veía bastante dispuesto a acabar con Akatsuki.

Y a ellos, al parecer.

El otro lado de su cárcel transparente recibió un Kunai con explosivo. De nuevo, nada de la colisión logró transpasarla, más eso no quitó que tanta sacudida le estuviera afectando el cerebro. "Terminaré peor de lo que ya estoy si no salgo de esta porquería" Bufó en lo que el puño cerrado volvía a removerse con violencia.

Habían muchas personas alrededor, y aunque le dió la impresión de que Madara estaba usando sus ojos para modificar su apariencia, la cosa se estaba poniendo cada vez más agitada, principalmente porque no paraba de llegar gente y el seguía encerrado en esa cápsula azul. No podían alcanzarlo pero tampoco podía salirse, aquello le tenía retenido de una manera que hasta hacer un clon resultaba prácticamente imposible por la manera tan brutal que ese chakra reprimía el suyo.

"¡Carajo!" Tenso la mandíbula cuando una sacudida le estrelló la parte posterior de la cabeza con fuerza, haciéndole entrecerrar un ojo con dolor y frustración "¿Y ahora que se supone que haga?"

"Piensa..."

Más allá del rápido pensamiento de que su conciencia había finalmente decidido hacer acto de presencia luego de diecinueve años, Deidara se llevó una mano a la frente, allí en donde una energía bastante conocida se coló en lo más profundo de su cerebro. Primero sintió algo de alivio al identificar quién era, pero se le esfumó al ver el campo de batalla en el que estaba metido.

"Ah, mierda, no me digas que este desastre es obra tuya..." No recibió más respuesta que una breve sensación de obviedad que le rozó la cabeza "Fantástico ¿Y cuál es la segunda parte de esta estrategia?"

"Debes salir de dónde estás"

"Por supuesto, ¿Como no lo pensé antes?" Una creciente irritación le hizo apretar los dientes "¿Que crees que he estado tratando de hacer? Esto no se abre por mucho que lo intente"

"Y no vas a poder, está diseñado para obedecer al usuario a través del Mangekyo, solamente Madara puede abrirlo"

"Pues a buena hora me lo dices" Se abstuvo de insultarlo solo porque la situación ameritaba seriedad, aunque su tono evidenciaba las ganas que tenía de ahorcarlo "¿Entonces que hago?"

"Tienes que conseguir que lo haga por su cuenta"

"¿Me estás jodiendo, verdad?" No tenía la más remota idea de dónde andaba ese Uchiha escondido, y aunque se figuraba que debía estar haciendo algo importante como para no hacer acto de presencia, le estaba resultando excesivo que le pidiese algo de esa índole, mucho más en la precaria situación que estaba.

Nada de eso pareció hacerle cambiar de opinión, sin embargo. Lo único que hizo fue poner más peso en su voz, logrando oírse serio a la vez que podía jurar que estaba sonriendo.

"Deidara, ¿En qué eres bueno?"

Su presencia desapareció entonces de su cabeza, y aunque se figuró que era momentáneo, le dejo seriamente pensativo. Es cierto que había tenido algunas ideas que no eran las ideales para escapar de allí, por lo menos no si quería terminar intacto. Ahora, convencer a Madara no era algo que hubiera pensado puesto que básicamente era imposible, ese hombre no le dejaría salir de allí sin importar lo que pudiera decirle, primero porque sabía que trataría de huir, y en segundo porque estaba lidiando una batalla con un montón de ninjas que no le tomarían las mismas consideraciones que él u Obito, y así como a Itachi, se figuraba que tampoco le convencería esa teoría de poder recibir puñetazos a placer y salir de lo más victorioso.

Pero debía existir una forma, puesto que Itachi no le dejaría una tarea que le fue imposible cumplir.

Sus palabras habían sido claras ¿En qué era realmente bueno? Aparte de explotar cosas, claro está; Era impulsivo, terco, algo dramático a veces y también determinado, podía decir que era bueno en todas las opciones anteriores, pero ninguna parecia la correcta.

De reojo vio a Madara repartiendo golpes con una facilidad increíble y derrotando guerreros sin apenas parpadear. Ciertamente era un oponente duro, uno capaz de traerle graves problemas a cualquiera, y él no era la excepción. La única diferencia en su caso es que la cosa había sido más equilibrada, por lo cual le había podido dar varios dolores de cabeza a ese Uchiha que, aún con su reputación de poder pelear contra dioses, fue obligado a cambiar de estrategia por el mero hecho de que Deidara se le había presentado bajo una serie de reglas que debía seguir si no quería terminar saboteandose. Y es que hasta de base le obligó a cambiar luego de destruir la última.

Entonces recordó justo eso, la estrategia de plantar los explosivos y detonarlos aún con ellos dos adentro a riesgo de perder un miembro vital. Lo había hecho así porque era arriesgado, porque sabía como funcionaban sus explosiones y por supuesto también era listo, pero el principal motivo de ello es que era excelente para improvisar planes bizarros en muy poco tiempo.

¿De modo que, excesivamente bueno en algo?

La respuesta era fácil.

"Soy excelente para ser drástico"  Reconocerlo le hizo sonreír un poco, dándose cuenta que esas tendencias suicidas finalmente le iban a servir para algo más que comprometer su existencia.

Itachi no escuchó por estar haciendo lo que sea que le tenía ocupado, pero no hacia falta, él ya había comenzado a sacar sus propias conclusiones en silencio; La única ventaja de mayor peso que tenía sobre el temible Uchiha Madara es que poseía algo que él quería, y al hacerlo eso le impedía tomar cualquier acción que le hiciera el daño que posiblemente deseaba hacerle, pero no lo haría. Lo daba por sentado ya que por mucho que no le agradase, su estado físico tenía que ser óptimo

"¿Y que pasaría si ya no lo fuera?"  Era apenas una teoría que no tenía mucho tiempo para comprobar, pero al ser lo único que se le había ocurrido solo le quedó esperar a que funcionase.

Primero esperó un poco, reteniendose hasta un momento en el que los ninjas se cordinasen para atacar al Uchiha al mismo tiempo, al menos lo suficiente como para distraerlo. Una vez hecho eso lo siguiente era algo que ya había intentado antes. Comenzó a darle un montón de golpes al alzar a su prisión de fuego, intentando colarse hasta por el más mínimo espacio para forzarla a reducir su tamaño, cosa que hizo, obligándolo a estar casi estático, sin apenas tener espacio para mover la cabeza. Pero no sé detuvo ahí, continuó con su trabajo hasta que la mano se apretó hasta un punto en el que hasta el más mínimo movimiento era imposible, dejándole bien ajustado y haciéndole presión en casi todas partes. La sensación era claustrofobica, y aunque podía respirar con algo de esfuerzo, Madara no tenía porque saberlo, lo que es más, con tanto estrés al rededor y aquel Susanoo apretándole de esa forma, estaría justificado que le ahogase e incluso le hiciera sufrir un poco... Que era justo la idea.

Deidara tenía bastante conocimiento de su cuerpo, en especial de sus pulmones. Había practicado por muchos años el cómo y cuándo respirar para que el humo de sus propios explosivos no le causara heridas internas, por lo mismo sabía cómo aguantar la respiración, así como también el fingir que se estaba asfixiando gracias a que era una broma usual que solía hacerle a su equipo del cuerpo explosivo en Iwa; Hizo justo eso, haciendo que su cara cambiase levemente de color, recibiendo a su vez una pequeña ayuda indirecta por la tonalidad azul del Susanoo, y de entre lo poco que se permitió ver entre sus párpados caídos vió a Madara poner una cara de inconformidad, haciendo casi de inmediato que la extremidad a su alrededor se aflojase lo suficiente para permitirle moverse, solo que eso no hizo la diferencia. Deidara se dejó deslizar hacia abajo, actuando un desvanecimiento por falta de aire. Debió salirle lo bastante creíble, porque tan solo unos cuantos minutos de inmovilidad después, la mano azulina le transportó por el campo de batalla hasta soltarlo justo encima de su portador, el cual le sostuvo en el aire por la tela de la capa antes de echarselo al hombro.

Deidara sonrió internamente, sabía que de haber solo fingido el ahogo el Uchiha se limitaría a darle más espacio para respirar; La única razón de porqué le había encerrado era para evitar que escapase, y una vez comprobado que no podía ya no fue necesario mantenerlo cautivo. Además, el mismo Madara lo había dicho, él no quería gastar tanta energía innecesariamente.

"¿Y ahora que?" Sospechaba que Itachi no debía estar demasiado lejos, ya que restableció la conexión justo en el momento ideal.

Esperaba que su plan fuera bueno, porque se estaba empezando a marear con todo el jaleo que estaba haciendo Madara peleando con él supuestamente desmayado.

"Necesito que se quede quieto"

Aun con los párpados cerrados, Deidara rodó los ojos.

"Estoy colgando como un cadáver en pleno campo de batalla, ¿Como supones que voy a conseguir que se quede quieto sin perder la coartada?"

"Tu sabes cómo" Usando de nuevo ese tono que daba a entender lo bien que le conocía. Tenía razón, para variar, tener abierta la conexión le hacía compartir sus ideas más recientes, y al parecer la única que se le había ocurrido era la correcta.

A Deidara casi se le escapó sonreír.

"¿No sé supone que debía dejar de hacer cosas tan drásticas?"

"Solamente si no sales vivo de ellas" Clarificó él, compartiendo un poco su humor.

Aquel intercambio de palabras le dió algo de motivación extra, no consiguiendo apagarla incluso cuando a un costado de su cadera la mano del Uchiha aplicó una breve cantidad de aquella fórmula que conocía bien. No le sorprendía, la batalla perfectamente podía tomar mucho tiempo y Madara no iba a arriesgarse a que pudiera despertar. Tenía un límite aproximado de diez minutos antes de perder conocimiento, por lo que se apresuró a explotar disimuladamente una bomba cerca de su posición en el mismo segundo que Madara planificó marcharse, haciéndole perder algo de equilibrio. Apenas se había recuperado cuando surgió otra más grande que la anterior, siendo prontamente bombardeado sin poder calcular muy bien de dónde provenían ya que las pequeñas arañas del artista se mezclaban entre las que el resto de ninjas arrojaban en su dirección; Deidara utilizó la sacudida de un estruendo considerablemente grande para soltarse de Madara, llevándose un buen porrazo puesto que aún necesitaba fingir inconsciencia. Se quedó entonces con la mejilla contra el suelo, esperando a que volviera a acercarse.

Su impaciencia aumentaba a medida que el mareo lo hacía, casi celebrando en el segundo que el fantasma de los Uchiha apareció a su lado queriendo levantarlo. Lo habría logrado de no ser por el clon de arcilla que el mismo Deidara escondió bajo tierra para que le sujetase las piernas, haciendo alusión a que se había quedado atorado entre los escombros de la batalla.

El resucitado se arrodilló entonces, y fue el momento de quietud que Itachi necesitaba.

Algo redondo y enmarcado en letras rojas voló en dirección al Uchiha con tal rapidez que logró su objetivo, haciéndole explotar al contacto. Deidara conocía esa clase de explosivos porque eran nativos de su aldea, se veían pequeños pero eran potentes, de hecho, entre más pequeños eran más fuerte detonaban. El que golpeó el pecho de Madara había sido del tamaño de una pelota de tenis, logrando descuartizarle gran parte de la armadura y el pecho, obligándolo a armarse lentamente de nuevo.

El rubio se había levantado algo desorientado en ese momento, y si la visión de su atacante en sus tres segundos de debilidad no le convenció de correr, el que le cayese a menos de un metro otra bomba aún más pequeña que la anterior si que lo hizo. Y podría haberlo hecho de no ser por la cosa invisible que le sostuvo del tobillo, fijandolo al piso; A Deidara dió un breve infarto al ver que era el esqueleto de otra mano, solo que no era de color azul metálico.

Era roja.

"¿¡Acaso quieres matarme, imbécil!?" La bomba se agitó un poco, por lo general si no estallaban a la primera tenía un límite de dos minutos antes de que lo hiciera por su cuenta.

"Quédate quieto, Deidara" Fue su única contestación, haciéndole abrir los ojos con incredulidad ante el hecho de que estaba a punto de volar en pedazos.

"¡Suéltame la maldita pierna!"

"¿No confías en mí?"

"No"  Le espetó con furia, no entendiendo cuántas veces debía repetirselo.

Itachi, sin embargo, se oyó exasperadamente tranquilo.

"Te toca empezar desde hoy"

Madara terminó por reconstruirse, enderezandose justo a tiempo para ver a un Deidara quedarse atrapado justo frente a uno de los explosivos más potentes jamás fabricados. Se impulsó hacia adelante, pero ni siquiera su velocidad fue suficiente para llegar a tiempo. La bomba explotó con una fuerza descomunal, llevándose todo lo que tenía de por medio incluso al mismo Madara quien se salvó de terminar despedazado gracias a su propio Susanoo.

Eso a pesar de todo no le dió ni un solo gramo de conformidad, más aún al ver el panorama que había quedado tras el destrozo. Los árboles se habían quemado, la hierba salió arrancada de sus raíces y del ninja perteneciente a Akatsuki que alguna vez respondió al nombre de Deidara, solamente quedó un trozo de su banda con el símbolo perteneciente a la aldea de la roca, destruido en pedazos como aparentemente también lo estaba resto de su cuerpo.

A unos pasos de dónde un trozo desgarrado de la capa negra con nubes rojas terminaba que quemarse, Uchiha Madara removió la tierra con cólera.








Continuará...

Notas finales:

Aclaraciones hoy no hay porque no hacen falta, saben de sobra que el Deidara está más que vivo y que definitivamente Itachi es uno de los mejores estrategas que pudo parir esta tierra y la mente del Kishimoto en medio de tanta droga y perico que se mete.
 
Y bueno señores ya pueden celebrarlo ¡Oficialmente la cría no se va a llamar cielo! 
 
Dice uno, vedah? 
 
Es decir porque aún pueden pasar muchas cosas, un coñazo, un derrumbe, un tenedor a medio esófago... Todo es posible xD
 
Aún no he respondido sus comentarios porque literalmente no tengo mucho saldo, y entre responderles y actualizar me supuse que preferirían la actualización (Eso va contigo, pequeña uva mañosa. Te amo) pero igual le agradezco mucho a Zidian por haber pedido por mi salud, muchas gracias, aún estoy en tratamiento y de hecho sigo algo enferma, pero aquí ando bien dispuesta para el drama :3
 
A ti Edmary solo te diré que efectivamente conoces bien a Deidara, obviamente que iba a aprovechar para salirse con la suya, no en vano es un loquito trastocado.
 
AnWaters mija, estás igualita a mí, yo tampoco he terminado mis tareas! XD Así que me identifico al cien por ciento contigo! Muchas gracias por comentar.
 
Y finalmente a ti, mi pequeña uva preciosa solo quiero decirte que la siguiente actualización será en menos de cuatro días, pa que te emociones y me ames (^^)
 
Díganme qué esperan con respecto a la cría Uchiha, por ahí leí que se preguntan a quien se va a parecer, así que les pregunto lo mismo a ustedes. Saquenme todas las teorías que tengas que aquí no toda la lírica labiosa es mía xD
 
Nos vemos esta semana! Pronto responderé lo demás sí consigo robarle más wifi a mí vecino el chavista, deseenme suerte!
 
Los quiere, Menma.


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