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Inefable por Menma Lightwood-Uzumaki

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Notas del capitulo:

Advertencia: Este capítulo es extremadamente largo y puede contener la conversación más jodidamente dolorosa que leerán en su vida. Se recomienda discreción.

Recomendación extra: Pongan una música que les llegue al alma cuando lo sientan prudente.

Y pues bueno, feliz cumpleaños a mi UwU Este es un pequeño regalito de parte de mi para ustedes y también para mí misma ya que es de mis capitulos favoritos. Ojalá lo disfruten.

 XXVI

Can't replace you with a million rings

I should have told you what you meant to me

'Cause now I pay the price

In another life, i would be your love

We'd keep all our promises, be us against the world

In another life, i would make you stay

So i don't have to say you were the one that got away

The one that got away

"Esa cara..." Uchiha Sasuke ladeó sutilmente la cabeza en lo que analizaba el rostro del ninja que tenía en frente. La capucha le cubría un poco, pero la coloración de sus rasgos y la crudeza de su mirada le hicieron reconocerlo casi de inmediato.

– Tú perteneces a Akatsuki.

– ...Ya no – Deidara se mantuvo estoico aún si por dentro algo frío ya se estaba deslizando por su columna, provocandole escalofríos de mal augurio; Evarandose a modo de ocultar mejor la curva de su abdomen, sus ojos azules le observaron con fingido desagrado – ¿Que quieres?

La respuesta de Sasuke fue rápida, casi automática, y muy concisa.

– ¿Donde está Uchiha Itachi?

– No lo sé – Acostumbrado a vivir bajo el ojo crítico de los Uchiha, Deidara no formó ni un solo gesto que pudiera delatar su mentira – Búscalo en Akatsuki.

El adolescente aseveró su mirada.

– Él no está allá.

– Ni yo tampoco – Su voz rebosada de sarcasmo. No había tenido interés en saber cómo maniobraban los clones de Itachi a la distancia, pero suponiendo que no hubiera cometido algún error en cuanto a ello, entonces se debería estar refiriendo a que no estaba en la cede principal de Akatsuki – No me interesan los asuntos de los demás, menos de ustedes los Uchiha. Si tanto quieres encontrar a tu hermano entonces busca a su compañero.

Dificultaba muchísimo que aquel joven pudiera sacarle información a un personaje tan particular como lo era Hoshigaki Kisame, pero aquello era mucho mejor que tenerlo frente a él exigiendo respuestas que no pensaba darle.

El Sharingan de Sasuke estaba activado y lo usaba para escanearle con minuciosidad, pasando a entrecerrar los ojos cuando captó aquella curiosa entremezcla de chakra que corría por el sistema del artista. La sensación extrañamente no le era del todo ajena, como si estuviera percibiendo un pequeño fragmento perdido de la persona que buscaba, y sus dudas no hicieron más que acrecentarse cuando la sangre de sus ojos se desvío al cuervo que, cansado de revoltear, bajó para posarse a su lado.

Deidara se abstuvo de maldecir,los cuervos de Itachi estaban demasiado acostumbrados a estar cerca de Sasuke, por lo que el animal se mostraba tranquilo, completamente inconsciente del pésimo aporte que acaba a de agregar a la situación.

Al no recibir respuesta, el artista se giró en si mismo para retomar su camino, regresando al mismo lugar con el ceño fruncido cuando captó el sonido de una katana siendo desenvainada.

– ¿Que mierda quieres, mocoso?

– ¿En donde está Itachi? – Exigió fríamente mientras el filo mortífero de la Kusanagi brillaba ante el sol de la tarde de manera hermosa y letal.

– ¿Acaso estás sordo? Te he dicho que no lo sé – Los escépticos ojos de Sasuke miraron de reojo al cuervo y él soltó un bufido – ¿Qué? ¿Acaso crees que ustedes son los únicos que pueden hacer contratos con criaturas de invocación? No me fastidies.

Su sharingan pareció repasarlo una vez más, con la oscuridad de sus pupilas agravándose al captar de nuevo aquella esencia tan asquerosamente familiar.

– Llevas su chakra.

– Una desafortunada coincidencia – Habia honestidad en lo torcido de su sonrisa y Sasuke podía verlo, aunque no por ello estaba convencido de saber todos los hechos; Era una de dos, o estaba diciendo la verdad o era lo suficientemente bueno mintiendo como para evadir el alcance de su Sharingan – Ahora déjame en paz, no tengo idea de dónde está ese Uchiha y si no lo crees tampoco perderé mi tiempo intentando convencerte de lo contrario.

Deidara encontraba más que fastidioso el escrutinio al que le estaban sometiendo aquellos ojos malditos, pudiendo mantener la calma solo porque un despreocupado y ligero toquecito bajo la piel le recordó que debía ser prudente; No se caracterizaba en lo absoluto por ser alguien paciente, de modo que incluso se sorprendió a si mismo cuando se giró de nuevo, dando por finalizado un encuentro que, para empezar, nunca debió suceder.

Esa había sido su primera intensión, la segunda, por otra parte, era más personal. Deseaba volver a casa, quitarse los zapatos y caminar descalzo hasta los brazos que seguramente le habrían estado esperando desde su partida, ahnelaba enterrar la nariz en un costado de su cuello, sentir el beso que siempre le daba a un costado de la cabeza y luego maravillarse con el experimento culinario que habría hecho solo para ellos. La casa oleria sabroso, el ambiente emanaria un aire hogareño y las sábanas estarían suaves cuando, al finalizar el día, se enrollasen entre ellas para compartir los sueños; Deidara sentía que era un deseo simple, apenas una pequeña esperanza a la cual aferrarse...

Y por lo mismo quedó decepcionado cuando no se le cumplió.

Sasuke arremetió contra él a una velocidad tan impresionante que le hizo ampliar los ojos,"¡Es rápido!" Apenas tuvo tiempo de caer unos cuantos metros hacia atrás, aterrizando con brusquedad – y un leve tambaleo – en lo que chasqueaba la lengua. Tenía años anhelando una pelea justa contra un Uchiha que estuviera a su nivel, y tenía que ser una coincidencia de lo más jodida que tuviera que ser justo ahora, lejos de cualquier civilización que le proporcionara una distracción para evadir la batalla y, para rematar, cargando un peso extra cuya vitalidad podía pender de un hilo por un mal movimiento suyo o del otro ninja.

Deidara sabía que luchar contra Sasuke no era el problema, lo era el hacerlo con ocho meses de embarazo.

No importaba si había estado entrenando la mayor parte del tiempo o si sus reservas de energía fuesen más altas que las de su enemigo, seguía siendo una decisión altamente peligrosa por mucho que pudiera defenderse sin tocar apenas la energía que recubria al pequeño monstruo. La conexión que compartían gracias al chakra sobrepasaba por mucho los límites habituales, y se habría criticado duramente a si mismo por el curso de los acontecimientos de no ser porque no parecía haber otra salida.

El cuervo graznó a su lado y casi pierde la vida cuando el Uchiha le arrojó un Shuriken, fallando su objetivo gracias a una escultura de arcilla que se atravesó en medio justo a tiempo; Aquello pareció ser motivo suficiente para que se alejara volando, dejando entonces a un Deidara que, aunque aliviado de verle fuera del peligro, debió prepararse para el siguiente contraataque.

Usar clones para escapar no era una opción debido al desgaste de chakra, de modo que su mejor estrategia sería agotarlo hasta que su Sharingan desapareciera y así poder huir, procurando, por supuesto, no perder la misma cantidad de energías en el proceso.

Deidara vió a Sasuke tomar posición de pelea e inspiró hondo.

"Muy bien, mocoso, vamos a probar esa indestructibilidad tuya"  Habiéndose dado una última mirada de reojo a si mismo – y de recordarse que matar al futuro guardián de su pequeño monstruo no estaba en discusión – el artista metió sus manos en las bolsas de arcilla que siempre llevaba consigo y dejó que sus bocas comenzaran a masticar.

Lo primero que hizo fue atacarlo con sus títeres de arcilla, aunque no le impresionó que Sasuke resultara ágil y habilidoso al momento de esquivarlos, usando su katana para partir las esculturas aún si estas eventualmente volvían a unirse. Deidara apenas le tomó importancia al caos, aquella técnica de evasión solo servía para multiplicarlas y eso era justo lo que estaba buscando, logrando rodear al Uchiha en un perímetro altamente volátil que terminó por estallar a su orden.

"Ojala fuera tan sencillo" Para él no fue sorpresa alguna que saliera a través del humo sin un rasguño, más eso no le abstuvo de cambiar su primera estrategia. Quería alejarlo, necesitaba hacerlo, que sus esculturas le hicieran vagar lo suficientemente lejos por el bosque como para permitirle tomar una ruta alterna que él no pudiera seguir; El espeso follaje le ayudó a poner distancia mientras Sasuke huía de sus explosivos, deteniéndose solo cuando uno de ellos logró darle alcance y adherirse a su tobillo, envolviendo su cuerpo en un cúmulo de arcilla que explotó al segundo siguiente.

Apenas hubo escuchado la explosión, Deidara se dió la vuelta y corrió en dirección contraria, avanzando unos cuantos metros hasta que el tronco grueso que cayó de pronto a sus pies le detuvo el paso.

– Jutsu de sustitución... – Movió los ojos con fastidio – Estúpido mocoso.

A su espalda, Sasuke se veía imperturbable, pero su conocimiento del carácter Uchiha era lo bastante amplio como para saber que se hallaba algo enervado por su actitud, posiblemente porque le veía como le obstáculo que le impedía cumplir su ansiada venganza. El artista no le discutía sus conflictos personales, pero su terquedad estaba comenzando a frustrarle tanto que no pudo abstenerse de mirarlo con molestia.

– No sé en dónde está tu maldito hermano.

– No lo creo.

– Me da igual si no lo haces.

Por mucho que no pudiera negar su altanería consideraba que su rastreo era casi ejemplar, y había podido detectar la presencia de Itachi justo en el sitio que encontró a Deidara. Tal vez puede que realmente no sepa su ubicación actual aún si son compañeros, pero alguien que irradiaba una cantidad tan concentrada de su energía debía saber al menos su última locación, ya que de algún lado la habría obtenido.

Aún si no tuviera una explicación lógica al respecto, algo había y no estaba dispuesto a perder esa oportunidad.

– Dime en dónde está Itachi – Reiteró en un tono autoritario y frío que destruyó sus nervios, haciéndole apretar los puños mientras le embargaba la furibunda sensación de la ira.

– No te diré una mierda.

Que se arrojase para atacarle fue una táctica que había esperado con la suficiente antelación para moldear su inmenso dragón de arcilla, formando a su vez un clon que, tomando el rol que antiguamente le perteneció a Tobi, escondió unas minas bajo tierra mientras él se encargaba de distraer a su oponente remontando vuelo; La ventaja de aquello fue que podía lanzar sus esculturas como misiles teledirigidos al mismo tiempo que se protegía a la distancia, intentando no recibir un golpe directo. La estrategia era buena, pero la agilidad de Sasuke le complicaba las cosas. Sus explosivos le llegaban cerca, solo que no lo suficiente para dejarlo fuera de combate, lo único que estaba consiguiendo era que diera un montón de saltos por todo el lugar, con el fuego de los explosivos quemando la hierba en lo que un aroma picoso inundaba el aire.

Tuvo que elevarse aún más cuando aquella línea eléctrica que salió de su puño intentó cortarlo a la mitad, y aunque sacudido por el ajetreo, aquello le ayudo a conocer su rango de ataque.

– Cinco metros entonces, ¿Eh? – Él alzó una ceja de tal forma que hizo a Sasuke chasquear la lengua, repentinamente molesto al ver que había calculado su límite.

"Necesito que baje" Ahora que conocía sus limitaciones era más urgente que volviera al suelo, pero lograrlo y dejarle lo suficientemente vivo como para usar su sharingan en él no era una tarea que Deidara le estuviera dejando muy sencilla.

Sin darle tiempo alguno de pensar, una escultura más gruesa se lanzó directo a su posición, y cuando el Uchiha retrocedió para esquivarla, su pie izquierdo se hundió en una de las minas escondidas que explotó automáticamente con un fuerte estruendo.

– Dime que al menos te desmayaste o algo.... – Bufó él por lo bajo, esperando con ansias que se disipase el humo y experimentando una profunda irritación al ver como unas grisáceas y monstruosas alas brotaban de su espalda – Estúpido Orochimaru y sus sellos malditos – Gruñó al ver que aquellas protuberancias le habían protegido de la colisión.

"Mierda, el colmo sería que también pudiera volar"  La altura era la mayor ventaja que tenía por el momento, perderla significaría que sus opiniones se reducian al combate físico y no se quería imaginar lo mal que terminaría aquello si eso pasaba.

– A tu alrededor hay cientos de minas terrestres. Si pisas una, te mueres – Anunció en voz alta, esperando que no fuera tan necio como para dudarlo – Ahora rindete de una buena vez.

Deidara siempre se había visto a si mismo como la persona más terca en el mundo, pero al ver que aquellos músculos deformes en sus alas se erizaban, preparándose para alzar vuelo, supo con seguridad quien ocupaba el segundo lugar; Viendo que no tenía alternativa, el artista torció la boca y – esperando de antemano que Itachi no lo tomase muy en cuenta – arrojó una de sus esculturas más potentes para que le cayesen encima.

Aún acostumbrado al ruido, sus oídos resintieron con dolor la fuerza de aquel impacto, con sus ojos picando ante la nube de polvo que, al disiparse, le permitió ver la figura de un Sasuke quien ya no tenía una de sus alas.

"Pues al menos ahora no podrá volar..." En su oído derecho aún percibía el pitido que solía escuchar algunas veces luego de entrenar demasiado, pero eso no impidió que escuchara el sonido característico de los hilos que se usan en las batallas, los había escuchado por tantos años en las manos artísticas de Sasori que evadir los inmensos Shuriken que volaron en su dirección no se le hizo muy difícil; Perdió a su objetivo de vista por segundo, y sus ojos se abrieron al verle de nuevo "¡Este maldito cabezón!" En una acción que solo podía categorizar como estúpida, Deidara  observó como Sasuke se arrojaba directo hacia las minas en lo que algo en su abdomen se contraía de pronto, ligeramente inquieto ante la posibilidad de que también perdiese una pierna.

No obstante, le sorprendió.

Sasuke aterrizó justo encima de su Katana, esa que no le había visto arrojar gracias al alboroto, utilizándola como punto de apoyo para así sacar nuevamente el Chidori Eisō, pudiendo atizarle en esta ocasión. Había bajado accidentalmente la altura al esquivar los shurikens, entrando lo suficiente en su rango de alcance como para que, de un salto, el Uchiha pudiera partir a la mitad su dragón de arcilla.

Deidara se sintió caer junto a su creación, no teniendo ni un segundo para pensar antes de que los mismos shurikens volvieran a atacarle, más rápidos y silenciosos esta vez. Uno le atravesó el brazo derecho, y el otro le hubiera traspasado el abdomen de no ser porque logró girarse, apenas recibiendo una herida superficial en las costillas; El dolor en su brazo era horroroso, casi surrealista,  tenía abierta la piel y no pudo moverse a tiempo para evitar caer en el suelo, activando todas las minas que había escondido y viéndose en medio de una secuencia letal de explosiones que le hicieron tragar humo y tierra.

Haciendo uso de las tácticas que había aprendido con Orochimaru, Sasuke utilizó las serpientes que salieron de su piel para aferrarse a un tronco. El sello ya regresaba nuevamente a su lugar, y a pesar de haber salido ileso se encontraba frustrado. Era capaz de sentir como poco a poco le embargaba el cansancio y eso era algo que no creyó experimentar con ningún otro enemigo que no fuese su hermano, había entrenado día y noche para poder vencerle y darse cuenta que quizás su esfuerzo no era suficiente empeoró su humor.

Un súbito aleteo llamó su atención, haciéndole girar la cabeza para ver a un Deidara montado sobre otra de sus aves.

Su brazo estaba cubierto de sangre pero la herida ya se había curado gracias al chakra Uchiha que debió tomar prestado de su monstruo, el cual también utilizó en menor medida para cicatrizar el dañó en sus costillas. En su sien palpitaba un golpe por la caída, pero no pudo hacer mucho por él, así como tampoco había solución para el dolor en su cuerpo o el letargo que amenazaba con marearlo. Si se dedicaba a tratar todas sus heridas solo perdería sus reservas, y estar comenzando a sentir aquel resquicio de frío que normalmente le indicaba que debía bajar la intensidad, solo sirvió para reafirmar su idea.

Había perdido la capa en la explosión y parte de su camisa estaba rasgada, de modo que si Sasuke notó el curioso abultamiento en su abdomen aparentemente decidió ignorarlo. Su venganza le tenía consumido, y lo irracional que resultaba pensar en un embarazo le impidió tomar en cuenta la posibilidad.

Entonces se lanzó hacia adelante, siendo demasiado rápido para un Deidara cuya velocidad no pudo impedir que le atravesara el pecho con su puño cerrado.

– Te moviste demasiado lento – Situado a su espalda, Sasuke retorció su brazo hasta que sintió como gruesos caminos de sangre bajaban por el pecho de su enemigo.

Parte de esa misma sangre se acumuló en su boca, y Deidara tosió una vez antes de esbozar una media sonrisa, con gruesos hilos rojos cayendo por su mentón.

– Te hacía más lejos.

El Uchiha apenas parpadeó.

– Ese fue mi genjutsu.

– Por supuesto que sí, no esperaría menos – A pesar de verse roto, maltrecho y sangrante, el ex miembro de Akatsuki lo miró con cierta gracia – Y sin embargo, estás agotado.

Ningún gesto en su rostro lo evidenció, pero Deidara supo reconocer esa chispa de molestia en sus ojos negros. Era casi idéntica a la de Itachi, solo que más notoria, signo inequívoco de que a Sasuke no se le daba muy bien esconder su ira como a su hermano.

– No te he atravesado ningún punto vital – Podía pasar por indiferente, pero su voz tenía un grado de urgencia que era innegable – Ahora responde mi pregunta.

– No me da la gana.

Las cejas de Sasuke se fruncieron con ligereza, olvidando cualquier protesta en el segundo que una mano le sujetó con fuerza el tobillo; El Uchiha se impresionó al ver a su oponente salir del interior del ave, dándose cuenta entonces que aquello que su puño había atravesado solo fue un clon de arcilla.

"Que ni se crea que voy a volver a caer en el mismo truco de mierda" Había entrenado su ojo lo suficiente como para anticipar las técnicas ilusorias, procurando así evadir su ataque y de paso redimirse a si mismo al vencer finalmente al Sharingan; Sasuke no lo sabía, pero si aquel genjutsu realmente hubiera funcionado, el chakra de su técnica se habría desequilibrado y quién sabe lo que le hubiera pasado al pequeño monstruo. Estaba seguro que no habría sido nada bueno, e intentando escapar de ese final fue que decidió envolver al adolescente en aquella réplica de si mismo llena de bombas microscópicas. Deidara se desprendió del ave apenas le hubo cubierto, procurando activar su creación en un intervalo de tiempo que garantizaba su escape más no la estabilidad de su salud, por lo que seguramente terminaría algo herido.

"No puede quedar peor que yo" Tocó el suelo con pesadez, escuchando a su alrededor el estruendo de la bomba que había detonado en el aire.

Del cielo caían pequeñas chispas ardientes que quemaban a su paso las hojas secas de los árboles, pero él estaba más preocupado en tocar superficialmente un costado de su abdomen.

– Maldición... – Gracias al descenso de chakra, el pequeño Uchiha estaba cada vez más inquieto, removiendose de un lado a otro como si estuviera incómodo en su sitio, y para la de sacudidas que se había llevado, Deidara podía comprender su sentir.

El Kinjutsu estaba increíblemente débil, y aún así mantuvo la fuerza necesaria para avisarle de la presencia que apareció a un costado, pudiendo esquivar aquel puño por muy poco. Sasuke se veía tan magullado cómo él, pero como sabía que no le daría tregua a menos que lo venciera, Deidara agarró impulso y le devolvió el golpe, conectando su puño contra su cara.

Sasuke se echó hacia atrás con la mandíbula adolorida, jadeaba ruidosamente y había perdido parte de su ropa, sin embargo, su odio era tan inmenso que no dudo en conectar una fuerte patada en su muslo, respirando a medias hasta que un codazo en su estómago le sacó el aire. Literalmente estaban golpeándose el uno al otro y ninguno parecía tener intenciones de echarse atrás; En un ataque especialmente fuerte, el Uchiha se quedó quieto los segundos suficientes para que Deidara le golpeara un costado de la cabeza, su intención era que quedase inconsciente y aunque su logró marearlo, eso no le abstuvo de asestarle otro golpe en respuesta, justo encima de su corazón.

El impulso les echó a ambos en direcciones contrarias y Deidara se vió prontamente de rodillas, respirando con agitación y siendo incapaz de utilizar cualquier otra técnica que no comprometiera la vida de alguien, su único consuelo era que Sasuke parecía en tan mala condición como él, con sus propias rodillas cediendo en el segundo que intentó levantarse de nuevo. Ninguno estaba en la capacidad de seguir peleando, y aún así parecía que el reconocimiento de aquello no era suficiente para el terco y vengativo Uchiha.

Sus ojos negros le observaron fijamente, como si estuviera decidiendo si valía la pena levantarse y continuar;"Sólo rindete, maldito mocoso..." le susurraron los suyos en respuesta, comprendiendo que era una causa perdida en el momento que le vió tensar los músculos para levantarse de nuevo.

Apareció entonces como una sombra, deslizándose tan silenciosamente que ni siquiera el Kinjutsu pudo detectarlo. Quizás fuera porque estaba demasiado débil y concentrado en su oponente, pero su llegada le sorprendió tanto como a un Sasuke cuyos ojos se ampliaron al ver materializarse a la persona que tanto había buscado con desesperación; Deidara entonces alzó su cabeza, viendo que había aterrizado justo frente a él, interponiendose entre ambos de una manera que ya no podía ver a Sasuke, solo aquella capa negra con nubes rojas y al cuervo revoloteando a su alrededor.

Debió suponer que el animal iría buscarlo tarde o temprano, aunque había tenido esperanza de que la pelea ya habría acabado cuando él llegase, buscando evitar que se formase una escena tan crítica como la que estaban atravesando ahora; El Sharingan de Itachi se mantuvo completamente inexpresivo al observar a su hermano menor, pero cuando se giró levemente para verle a él, un cúmulo de sentimientos rotos desgarró su propia alma mientras le comunicaba un único y silencioso mensaje.

"Vete"

Obedecerle no era algo que hubiera querido, más eso tampoco significaba que quisiera quedarse, al contrario, ahnelaba que ambos pudieran regresar juntos a casa, pero desafortunadamente sabía que esa no era opción, así como también tenía muy presente que esa no era su batalla, nunca lo había sido, su única misión era entregar a salvo aquello que nerviosamente se removía debajo de su piel, y solo lo haría alejándose de ahí.

Sintiendo una punzada de dolor en lo más profundo de su pecho que no tenía nada que ver con el golpe que había recibido, Deidara se incorporó con los dedos temblorosos, echó una última mirada al par de hermanos que ahora se veían fijamente y luego se adentró en el bosque, sintiendo como sus ojos escocian por la inquietud. Debió rodearse el abdomen para que su peso no le hiciera tambalear, empujandose a si mismo con todo el esfuerzo que le quedaba e intentando ignorar el inmenso vacío que no paró de crecer en su pecho a medida que se fue alejando del lugar.



 OoOoOoOoOoOoOoO



Tras recorrer unos cuantos kilómetros, a Deidara le fallaron las piernas.

Una vez acabada la adrenalina que había acumulado por el ajetreo de la batalla y el espanto de haber visto aparecer a Itachi, Deidara supo debia sentarse antes de que sufriera un colapso, no podía decir que la intervención del Uchiha había sido inoportuna puesto que gracias a ella el daño en su sistema no era irreversible, pero tampoco podía negar el inmenso pesar que le generaba el imaginar las posibilidades de aquel enfrentamiento, en especial aquellas que terminaban con la muerte de su compañero.

Quizás pensar en el final no había sido tan difícil cuando les sobraba tiempo, pero ahora, estando cara a cara con el destino, Deidara podía sentir como aquella chispa de temor le estremecía profundamente.

Se tomó entonces un segundo para examinar sus heridas, tenía algunos moretones que seguramente tardarían más de la cuenta en desaparecer gracias a la perdida de chakra, no tenía grandes heridas abiertas – salvo algunos rasguños en la espalda y en los nudillos –, la piel de su abdomen se veía tan tensa e hinchada como de costumbre y el golpe en su sien aún palpitaba de a ratos, pero consideraba que no era un resultado tan grave en comparación al de su contrincante. Al menos él tenía la ropa puesta en su lugar; El único cambio que pudo tomar como relevante fue la quietud que existía dentro de su cuerpo. No le preocupó demasiado puesto que al agitarse lo usual era que se mantuviera tranquilo, la diferencia en este caso había radicado en la perdida de chakra y sin embargo ahora que estaba en reposo, imaginó que por ello había vuelto a su estado armónico.

Escaso de fuerzas para llegar a su hogar, el artista apeló a la misma estrategia que había usado alguna vez, utilizando el resguardo de un pequeño árbol hueco para descansar en lo que el Kinjutsu se estabilizaba. Debió reducir su chakra hasta lo más mínimo para que el proceso fuera más efectivo, y aún si eso le dejó algo más desorientado, le era imposible no pensar en lo que estaría sucediendo en el campo de batalla.

"Aún no deberían pelear" Esperaba que el odio de Sasuke no fuese tan cegador como para impedirle ver que luchar contra Itachi en esas condiciones era una decisión estúpida. Sus reservas de chakra hace tiempo que se habían agotado, y aunque de darse una batalla el resultado debía ser más que obvio, conocía tan bien a Itachi que le creía perfectamente capaz de apañarselas para perder si con eso conseguía proteger a su hermano; Deidara estaba apoyado sobre la corteza de su refugio, pero sentía por dentro mucha agitación, y odiaba que fuese por su culpa."Aún no puedes morir..." Pensó en la última imagen que había tenido de él, en cómo sus ojos negros dejaron de verse cariñosos para opacarse por la culpabilidad, como si se estuviera disculpando por algo de lo que ninguno tenía la culpa "Me lo habías prometido, imbécil"

Tal vez no era la mejor de las ideas pero decidió aferrarse a ello, a la idea de que si le había prometido que estaría a su lado hasta el final, entonces lo cumpliría. Dió por hecho que no ocurriría nada más aparte de una conversación filosa llena de mentiras que de seguro Itachi estaría obligado a decir, luego todo acabaría, y él podría seguir disfrutando de sus últimas semanas de paz antes de que todo acabase.

Confiando en ello, echó la cabeza a un lado y cerro los ojos, permitiéndole a su sistema sanar lentamente.

Dormirse resultó inevitable al cabo de un rato, y a juzgar por la luz natural que cada vez era más escasa, supuso que debían haber pasado al menos unas tres horas desde que abandonó el conflicto principal; Sus ojos se sintieron pesados cuando se incorporó para desperezarse y no sabía con exactitud si había utilizado más chakra Uchiha del que debería, pero lo que había tomado le ayudó a sanar una gran parte de sus afecciones, en especial aquellas que le impedían continuar con su camino.

"Aguanta ahí un rato más" Aún no le sentía moverse, pero la ausencia de dolor interno le hizo quedarse más tranquilo. Intuyó que debía estar tan agotado como él, y que algo de descanso serviría para activarle de nuevo.

A paso lento pero seguro caminó entre los árboles hasta que encontró un punto que ya conocía, afianzándose en él para ubicarse mejor y regresar a casa. No se apresuró en llegar porque imaginaba que Itachi debía tomarse su tiempo antes de volver a casa, sobretodo con Obito y Madara pudiendo descubrir su posición secreta si la batalla llamaba demasiado su atención. Estuvo tan seguro de ello que le fue imposible no sorprenderse cuando se lo topó de frente un par de kilómetros más adelante, aún tenía puesto el uniforme, pero su rostro había perdido la indiferencia. Ahora se veía acelerado, desprovisto de Sharingan y con una notable angustia en sus pupilas dilatadas.

Deidara se paralizó un segundo, creyendo que tal vez su espanto se debía a algún daño irreparable que le había causado a su hermano, sin embargo, el nombre de Sasuke no salió en ningún momento, así como cualquier otra palabra. Itachi guardó absoluto silencio en lo que, apareciendo súbitamente a su lado, le pasó una mano por la espalda para luego alzarlo entre sus brazos.

– Oye... – Murmuró en una pequeña queja que no llegó a más porque admitía que no le venía mal el transporte. No obstante, le perturbaba su seriedad, así como el apabullante silencio que mantuvo el resto del camino.

Itachi le llevó a casa y por primera vez no se detuvo a quitarse los zapatos o acomodar los suyos, en cambio se dirigió  directamente al sofá, sentandole entre los cojines mientras sus manos – ahora fijas en sus hombros – le pasaban energía.

El artista reparó en su falta de expresión y frunció las cejas.

– ¿Que pasó allá atrás? ¿En dónde dejaste a Sasuke? – Aún si creyó haberlo preguntado con fuerza, no recibió respuesta alguna, como si sus palabras no contaran con la potencia necesaria para anteponerse a aquello le tenía tan rígido; Lo intentó de nuevo – ¿Que fue lo pasó? ¿Si peleaste contra él? – Esperó en vano unos segundos, con su mandíbula apretándose al verse ignorado – Itachi.

Nada sucedió, el Uchiha parecía súbitamente encerrado en un mutismo tan poderoso que no hacía más que confundirle.

Deidara realmente intentó armarse de paciencia para entender los motivos de aquel silencio tan arbitrario, pero en el segundo que rehuyó del contacto de sus manos sobre las suyas para seguir pasandole chakra como si nada, el fino hilo de su sagrada tolerancia terminó por resquebrajarse, removiendose entonces con una brusca sacudida antes de propiciarle un firme empujón en el pecho que, aunque le sacudió un poco la cabeza, tuvo la virtud de que finalmente se fijase en su rostro.

– ¡Óyeme! – Gruñó malhumorado – ¿Me vas a decir que mierda pasó allá si o no?

Los ojos de Itachi estaban fijos en los suyos, pero no sentía que le estuviesen mirando realmente.

– Sasuke intentó adelantar la batalla.

Algo en el interior de Deidara pareció quedarse sin aire, eso era justamente lo que no quería que sucediera.

– ¿Le disuadiste de no hacerlo?

– No – Susurró de una forma que casi podía describirse cómo agonica – Pero no tuvo elección, estaba demasiado herido.

– ...No quise que resultara así – Estaba al tanto de que no era responsable por las acciones de un chiquillo buscando venganza, sin embargo, también sabía que su propio comportamiento podría haber sido mejor – Intenté alejarme muchas veces, pero él...

– Está bien – Con la esquina de su boca formando una mueca triste – Sé cómo es, no tienes que decir nada.

– Tal vez no – Suspiró entonces, frunciendo el ceño con extrañeza – Pero no entiendo, si no pelearon y ninguno de los dos terminó peor de usual ¿Por qué tenías esa cara?

La bruma que había cubierto los ojos del Uchiha pareció despejarse, desprendiendole de su estado obnubilante en lo que dejaba entrever una angustiosa sombra que opacó su mirada.

– No estabas.

– ¿Ah?

– No quería que te quedaras porque Sasuke no necesitaba tener más motivos para despreciarte – Explicó, exhalando de tal manera que sus vías respiratorias casi parecían obstruidas – Apenas notó que te fuiste, estaba demasiado concentrado en una batalla que no podría librar por mucho que lo intentase. Ni siquiera fue necesario explicárselo, al menos ha madurado lo suficiente como para entenderlo por su propia cuenta – Parecía genuinamente agotado de solo tener que hablar del tema – Todo acabo muy rápido, en menos de veinte minutos pude regresar, sin embargo...

Algo muy rígido punzó en el pecho del artista en lo que sacaba las cuentas del tiempo que se había mantenido afuera en comparación a lo que había durado el intento de batalla; Fueron aproximadamente tres horas, más de ciento ochenta minutos en los que seguramente la cabeza de Itachi se habría comido a si misma pensando en que se pudo haber topado con Madara, Obito o cualquiera de Akatsuki siguiendo sus órdenes. Era una teoría bastante plausible si contaba con el hecho de que Deidara se veía cansado y débil cuando hizo acto de presencia, lo cual le transformaba en el blanco perfecto para cualquiera de sus incontables enemigos.

– Sin embargo... – Reiteró con su gesto suave y sus ojos tristes – No podía encontrarte.

Deidara apretó brevemente los párpados, abriéndolos solo cuando los dedos de su mano encontraron los suyos.

– Estoy bien.

– Estás herido.

– Me he curado casi por completo – Arguyó sin molestarse en echarse una segunda mirada – Ha sido un mal momento nada más, solo espero que las cosas se mantengan en calma por un rato.

Cualquier indicio de alivio que pudiera haber nacido en la profundidad de aquella oscura mirada terminó apagándose con la pronunciación de esas últimas palabras. Su cabeza cayó hacía un lado, observando un punto vacío en el espacio como si quisiera evadir la seriedad inquisidora de sus ojos azules.

– ...¿Por qué siento que hay algo que aún no me has dicho? – El susodicho meneó la cabeza con un descontento que solo agravó su ceño fruncido – Pensé que todo había terminado.

– No es tan fácil – Exhaló fatigado  – Ahora él sabe que estás vivo, sabe que de alguna forma estás conectado a mí, y que si desea seguir encontrándome solo tendrá que buscarte.

– Ese no es un problema tan grave si de todas formas no logra encontrarme.

– Lo será si comienza a investigar de ello en Akatsuki – Al añadir aquello Deidara tuvo que contraer el rostro, pues por mucho que pudiera mantenerse oculto, la idea es que el resto del equipo siguiera fingiendo que estaba muerto. Si Sasuke hacía acto de presencia en Akatsuki y anunciaba a los cuatro vientos que seguía con vida, no dudaba que Madara se afianzaria en ello para ordenarles que también lo buscasen. A fin de cuentas lo único que necesitaban era información, y estaba seguro que Sasuke le ofrecería toda la que necesitasen si con ello conseguía encontrar a Itachi – Sasuke nunca se ha caracterizado por ser sutil, si desea utilizarte para buscarme no habrá nada que lo inste a ser discreto.

– Puede ser – Accedió tratando de mantenerse sereno – Pero tampoco hay garantía de que vaya a Akatsuki pronto, menos estando herido.

– Tal vez, pero es seguro que, aún si decide no ir a Akatsuki, irá a cualquier otro lado en dónde pueda conseguir información.

– ¿A dónde? – Ironizó él – ¿Konoha? ¿Iwa? Es un criminal buscado por todo el mundo ninja, no podría entrar en las aldeas sin causar un caos, además, Madara no comenzará a seguirlo de cerca hasta que tú no estés.

– Madara no es el problema, el mundo lo es. No importa si Sasuke va a buscar refuerzos en una aldea ninja o en un grupo insurgente, sin importar a dónde vaya la información que carga es demasiado valiosa para cualquiera que sepa algo sobre el clan Uchiha – Sus ojos reposaron un segundo en su abdomen, sí, adentro yacía su pequeño hijo, pero también un futuro sharingan y una maldición de sangre que muchos matarían por obtener – Quizás él no lo haya intuido, pero alguien más capacitado si podria, y si se descubre este secreto antes de tiempo las cosas podrían resultar de la peor manera posible. No podría mantener la farsa de tu muerte, la seguridad de que podrás irte al final o que no surja un conflicto demasiado grande antes de tiempo. Luchar siempre sería una opción, pero poner en riesgo mi propia supervivencia, aún con las mejores posibilidades, no es algo que pueda permitirme – Itachi extendió la mano para que sus nudillos le acariciaran suavemente, sus gesto denotaba frustración y su voz contenía un grave pesar – He dejado de estar en la capacidad de proporcionarte todo aquello que había prometido... A menos que haga algo al respecto.

Por mucho que Deidara no hubiera querido aceptar el rumbo que estaba tomando la conversación, interpretar las cosas de cualquier otra forma fue sencillamente imposible. No cabía margen para la duda, y darse cuenta de ello resultó brutal, como si algo de pronto se hubiera roto en lo más profundo de sus sentimientos.

Su confiable ingenio se había apagado momentáneamente, dejándole apenas con un par de pensamientos básicos de entre los cuales solo uno fue capaz de pronunciar.

– ...Lo habías prometido – Había dicho aquello con tal aflicción que Itachi no pudo evitar fruncir las cejas con sentimiento.

– También te había prometido que serías libre – Murmuró, observando sus ojos con una melancólica sobriedad – Si Sasuke obtiene lo que quiere tendrás el tiempo suficiente para terminar el acuerdo y conseguir lo que querías.

– ¿Y tú? – Se sentía cada vez más frío, y no ayudaba que el Uchiha elevase una de las comisuras de su boca con infinita tristeza.

– Obtuve todo lo que alguna vez quise y más – Hablaba con solemnidad, apenas tambaleándose un poco al sentir la energía entremezclada del pequeño ser que tanto amaba y jamás podría conocer – Aún si no puedo verlo, con saberlo es suficiente.

– ¿Y acaso crees que para mí lo es? – Espetó entonces, furioso ante la idea de invisibilizar los sentimientos que con tanto esfuerzo habían solidificado, y sin embargo parecía ser el único camino que el otro estaba dispuesto a recorrer sin con ello les garantizaba las mejores posibilidades a su pequeña familia.

Itachi parecía querer decir muchas cosas, pero Deidara no necesitó más que ver la disculpa en sus ojos para entenderlo; Había cumplido con su promesa de volver solo para avisarle que no podría hacerlo de nuevo, regresó a su pequeño hogar solamente para anunciar su próxima partida, y saberlo, reconocer que esta vez sería para siempre le provocó una opresión tan grande en el pecho que ni siquiera el amago de un abrazo conciliador logró disuadirle de salir al jardín, evadiendo sus caricias llenas de culpa mientras el aire puro de la naturaleza le quemaba los pulmones.

Seguía demasiado agotado para sentirlo llegar, pero sabía de antemano que seguramente estaria adentro dando vueltas y dudando de ir tras él como siempre habían hecho el uno con el otro; Su relación siempre había sido de esa manera, un círculo vicioso de acciones cuyo objetivo era darse las atenciones que no habían recibido de alguien más, a perseguirse emocional y físicamente sin importar los límites...; Y para Deidara, saber que ahora su rumbo estaba puesto en una dirección a la que no podría acceder, era simplemente doloroso.

Le estaba abandonando, y aún si fuera por su bien no podía evitar sentirse destruido al respecto.

Muy pocas veces había deseado cambiar el destino de Itachi, intentando convencerse de que si había escogido aquel camino entonces debía apartarse y respetar su decisión por más suicida que fuese, pero eso era algo que ya no podía hacer. Se habían compenetrado de tal manera que imaginarse tomando su muerte con la misma gracia indiferente de hace unos años le parecía un desaire de lo peor, una blasfemia a todo lo que habían vivido y a todo lo que seguramente jamás vivirían.

Nadie fue a buscarlo al final, y tras haber gastado la poca arcilla que le quedaba en pequeñas explosiones para mitigar su ira, el artista se quedó quieto en la oscuridad mientras sentía como profundizaba el dolor en su corazón.

Ahora cada latido dolía, y si pensaba en Itachi, entonces dolía aún más.

Era medianoche cuando pisó de nuevo su hogar, encontrandolo tan silencioso que sintió náuseas; Tenía un cumulo de sentimientos revueltos entre los cuales se destacaba el dolor, la traición y el desasosiego, pero por mucho que aquello fuese lo bastante profundo como para endurecerlo, imaginar que muy pronto su hogar estaría de forma perenne en ese estado le hizo caminar hasta la habitación principal, deslizándose silenciosamente a través la puerta hasta fijarse en la figura que reposaba en la cama.

Itachi había estado quieto, sumido en un estado de tormenta tan nebuloso que apenas le permitía apretar los párpados para contener la mueca de aflicción. No obstante, en el momento que le sintió aparecer, se giró en si mismo para poder recibir a un Deidara que se acostó a su lado como solía hacerlo. Apenas le tuvo cerca, el Uchiha le apretó contra su cuerpo, enterrando la nariz en su cabello mientras intentaba guardar en su memoria la dulzura del momento para siempre.

– ¿Cuando? – Fue una pregunta cuya respuesta no quería saber en realidad, aún si sabía que era necesario.

– Dos días.

Fue duro, ninguno jamás podría afirmar lo contrario, menos cuando el gruñido que Deidara había dejado salir entre sus labios apretados se oyó más como un tormentoso quejido. Ante aquello, Itachi no pudo hacer más abrazarlo, envolverlo entre las sábanas y rozar su mejilla contra la suya en un pobre y patético intento de pedir disculpas.

La aparición de Sasuke Uchiha no solo había sido inoportuna, también catartica para su relación de un modo tan atroz que marcó inevitablemente el inicio del final, el declive de la fantasía más hermosa que habían vivido...

Y la misma que ahora debían dejar morir.

     

 OoOoOoOoOoO

 

Deidara despertó a la mañana siguiente con los ojos pesados, enrojecidos por las lágrimas que se había negado a soltar durante las horas de tortuosa negación que había sufrido junto a Itachi en la oscuridad. Ninguno de los dos se había creído con la capacidad de dormirse, pero ya fuese por la rigidez de sus músculos o el agotamiento por la batalla previa, el artista terminó cayendo en un sueño breve y lleno de pesadillas que creyó haber superado; Despertó sintiéndose aliviado por haberlo hecho, pero levemente espantado al verse solo en la cama.

Le sentía cerca, y solo por ello se tomó un segundo para lavarse la cara antes de ir a buscarle. Esperó verlo en cualquier parte de la casa menos en la cocina, terminando de hacer un desayuno cuyo aroma le sobrecogio de inmediato, así como la fragancia de las flores silvestres y esa leve amargura que el café dejaba impregnada en las paredes durante las primeras horas de la mañana.

Indiscutiblemente aquello le dejó confuso, y no mejoró al ver como el Uchiha aparecía con tranquilidad, casi flotando al ritmo de los pájaros cuando se acercó para darle un corto beso en los labios.

– Buenos días, Deidara.

Cientos de respuestas se abarrotaron en su mente entonces, desde insultos por su aparente intento de mantener la calma hasta humillantes alegatos para retrasar su partida, todos y cada uno de ellos pereciendo en el segundo que sus miradas se cruzaron, la suya de seguro emanaba desconcierto, pero la de Itachi era suave, expresando sin palabras el deseo de vivir una vez más un día normal junto a él; Objetar habría sido sencillo, pero sus ojos negros parecieron rogarselo con tanta amargura que negarse dejó de ser una opción.

Deidara se estiró sobre sus pies, y aún si aquel beso le formó un nudo en la garganta, su voz se escuchó igual de nítida y elocuente que siempre.

– Buenos días, Lucifer.

Tuvieron un desayuno como cualquier otro, charlando sobre temas triviales de entre los cuales a veces se colaba algún chiste de mal gusto. Deidara se encargó de molestarlo como siempre lo había hecho, formulando hipótesis que involucraban deidades inexistentes y religiones paganas, obteniendo como resultado un coro de las risas más bonitas que había escuchado jamás. Hasta ese momento no notó que le rejuvenecia verle reír, como si no hubiera nada en el mundo de lo que preocuparse. Esa era la imagen que más llegaría a atesorar de él, ya que por mucho que admirase sus facetas de angel guardián, mártir y criminal respetado, aquella que siempre terminaría prefiriendo sería justo la que ni siquiera el propio Itachi había llegado a conocer bien, la misma que involucraba el actuar de un joven adulto que apenas había tenido tiempo de descubrirse a si mismo, aunque no por ello fue menos feliz.

Itachi y Deidara fregaron platos, se salpicaron con agua, ordenaron mal los trastes, escribieron versos horribles que de seguro ninguna persona más que ellos habría encontrado chistosos y luego hicieron figuras de arcilla, con el artista riéndose de su pobre intento para replicar el búho que había hecho y acusándole de haber invocado sus influencias satánicas para hacer aquel gato que le había regalado. También entrenaron unos minutos, decidiendo luego que era mejor sentarse a disfrutar la naturaleza que rodeaba su pequeño hogar, Itachi le recitó cuentos que solía escuchar en Konoha y Deidara se jactó de todas las veces que consiguió robarle el sombrero al tercer Tsuchikage, mencionando brevemente los pormenores durante su niñez y haciéndole entender al Uchiha un poco mejor el porqué de su odio a la inexpresividad que habían mostrado sus ojos el día que se conocieron; Se relataron anécdotas que creyeron olvidadas, se empujaron mutuamente como niños y después tomaron juntos un baño para limpiar la suciedad que sus riñas infantiles habían provocado, aún si con ello solo consiguieron tener otra en la bañera, solamente que ahora rodeados de espuma que Itachi le quería colocar sobre las orejas.

Cocinaron, almorzaron e incluso merendaron, compartiendo un tazón de frutas a las que el Uchiha no le pudo negar el capricho de ligarlas con algo más de azúcar, consiguiendo que Deidara se embobase tanto tras aquel atracón de dulce que inevitablemente se quedó dormido un rato sobre el sofá, acunando con su mano izquierda el rostro de un Itachi quien, aunque despierto, reposaba superficialmente la mejilla sobre su abdomen, acompañándolos en sus sueños.

Cenaron sin apenas reparar en lo que comían, ocupándose mejor de criticarse mutuamente en lo que de vez en cuando se arrojaban trocitos de comida que el otro se terminaba comiendo solo para molestarle. Más tarde acomodaron el desastre que habían hecho de la manera más inefectiva posible, dándose ligeros empujones y colocando las cosas en los lugares más extraños posibles, siendo incapaces de notarlo por estar demasiado ocupados contándose chistes malos, criticando a Akatsuki y sermoneandose el uno al otro por esas malas costumbres que de seguro nunca cambiarían.

Aunque destruido de una manera increíble, Deidara le concedió a Itachi su último deseo con la mayor disposición que el dolor de sus esperanzas rotas se lo permitió. Se rió de cada chiste, participó en todas las conversaciones y suspiró armoniosamente ante cada gesto romántico que pudo expresar sobre su cuerpo, desde aquellas ridículas cosquillas hasta el más tierno beso al costado de su cuello...; Cumplió diligentemente con su petición durante todo el día, invisibilizando momentáneamente aquello que le perforaba el corazón y pretendiendo que todo estaría bien.

Sin embargo, cuando las doce marcaron el fin de aquel hermoso día, seguir fingiendo fue algo que ya no pudo hacer.

Estaban recostados, mirándose de frente con un millón de sentimientos que eran incapaces de verbalizar como deberían. Él se veía considerablemente más receloso, por el contrario, Itachi lucía en paz, acariciandole un costado del rostro en lo que se perdía en la belleza de sus rasgos.

– ¿Estás estudiandome acaso? – Su voz era forzadamente ligera, aunque logró hacerle sonreír de todas formas.

– No – Murmuró apenas – Solo te miro.

– ¿Por qué?

– No lo sé, quizás sea algo que no hice lo suficiente y ahora deseo enmendar. Al menos un poco – Su pulgar se deslizó suavemente por toda la extensión de su pómulo antes de devolverse a su lugar; Deidara lo encontraba reconfortante, pero también sentía curiosidad.

– ¿Hay alguna otra cosa que te arrepientas de no haber hecho?

– Me arrepiento de muchas cosas... – Comentó en su habitual tono de lejanía – Pero he aprendido a vivir tan bien con las decisiones que he tomado que escasamente lo tomo en cuenta.

– ¿Escasamente? – Sonrió con una actitud juguetona cuyo único objetivo era salirse con la suya, y lo logró. Itachi dejó salir una breve risa antes de acomodar su cabello.

– Digamos que a veces pienso en las posibilidades que ya no se pueden cumplir – Habiendo recibido la cara que le avisaba el necesitar más detalles, suspiró con nostalgia – Como sostenerte el día que regresaste a Akatsuki o haberte dado un mejor regalo de cumpleaños. Son cosas pequeñas, detalles que quizás cambiaría de poder hacerlo.

– Vale, admito que esa línea de pensamiento tan propia no me la esperaba viniendo de un ser tan conformista como tú – Estaba consciente de que resguardarse en el humor era una táctica muy rebuscada, pero arrepentirse de ello no representaba un problema si así podía regalarle un último par de momentos felices – Todo estuvo bien, sin embargo. Salimos medianamente vivos de Akatsuki y el regalo de cumpleaños estuvo decente, no se tú, pero yo no me quejo.

Deidara no era el único que estaba escudándose en el buen humor para no caer en el círculo de aflicción que les había consumido la noche previa, no obstante, y aunque habria sido una buena ocasión para soltar algún comentario que pudiera hacerle reír de esa forma que tanto le gustaba escuchar, Itachi frunció los labios para observarle con melancolía.

– ¿Y tú?

– ¿Que cosa?

– Sobre tus decisiones – Susurró con la mirada fija en la tonalidad de sus ojos azules. Estaban acuosos y deslumbraban en la penumbra – De haber podido escoger, ¿Habrías hecho las cosas diferentes?

– Itachi, si pudiera escoger tú no te irías.

Aquella mínima sonrisa había estado tan rebosante de tristeza que el Uchiha contrajo el rostro, decidiendo entonces que las caricias eran insuficientes. Le tenía pegado a su torso ahora, rodeado cariñosamente por sus brazos como si con ello pudiera compensar todo el sufrimiento que le estaba causando ahora.

– Pensé que seguías odiandome.

– Aún lo hago, pero ya no por los mismos motivos de antes – Respondió con pesadumbre, sintiéndose esbozar una mueca irónica – Supongo que odiarte es algo que toda la vida voy a hacer, aunque es cómico. Antes lo hacía porque te empeñabas demasiado en vivir, ahora te odio justo por lo contrario.

– De haber podido hacer algo...

– Pero no puedes – Su aceptación para ese punto era tanta que la decepción apenas era tangible – Pensar en alternativas es divertido a veces, pero no siempre. Hay cosas que simplemente son jodidas sin importar de que forma quieras mirarlas, esta es una de ellas.

– No totalmente – Aún si solía estar de acuerdo con la mayoría de las opiniones que tenía sobre su relación, no podía dejar que el pesimismo fuera la base de todos los años que habían compartido juntos – Siempre hay formas de sacar cosas buenas, incluso ahora.

Con los músculos de su espalda punzando por la falta de movilidad, Deidara se incorporó en medio de un suspiro. No se separó mucho de él e Itachi colaboró a la causa, sirviendole de soporte para que pudiera tomar asiento y luego acercando su hombro para que depositase allí su testaruda y afligida cabeza.

Algo más cómodo ahora, el artista se las arregló para formar un gesto sarcástico.

– Exceptuandome y a tu mocoso, dime algo bueno que hayas sacado de esto.

Incluso siendo Itachi, Deidara creyó que al menos se tomaría su tiempo para pensarlo, pero no habían pasado ni cinco segundos cuando volvió a hablar en un tono suave que sugería el haber guardado esa información por un largo tiempo.

– El postre.

– ¿El de Konoha?

– No – Escuchandose algo amortiguado al estar presionando los labios sobre un costado de su cabeza – El de aquí.

Deidara elevó un poco el rostro para verle con extrañeza.

– Pensé que eran lo mismo.

– No lo son – Tomando en cuenta la incuestionable seguridad con la que hablaba, él solo pudo llegar a una conclusión.

– ¿Ya recordaste el sabor?

– No, no hizo falta – Tras emitir un profundo suspiro, volvió a recargar la cabeza sobre él, abrazándole en todo momento – El de aquí es mejor.

– No deberías tomar esa decisión a la ligera – A pesar de ser una persona mayormente terca, verlo a él en la misma actitud le hizo negar con la cabeza.

– ¿Por qué no?

– Porque el punto de comparación fue hecho en Konoha, ¿Que posibilidades habria de que una imitación barata hecha en un pueblo de las montañas fuese mejor que el original?

– No sé si sea mejor para los demás – La ligereza de su voz siendo acompañada de un profundo sentimiento – Pero lo sigue siendo para mí.

Sin proponérselo, un pequeño ruidito de incredulidad se atoró en su garganta, estando tan entretenido que verle con sarcasmo le surgió de lo más natural.

– Lo lamento, Uchiha, pero estás hablando de todo un milagro que no me puedo terminar de creer. Adoras tanto todo lo que provenga de Konoha que siempre lo terminas escogiendo por encima de todo lo demás; ¿Por qué razón elegirias ese postre en vez del que fue hecho en tu preciada aldea natal?

Entonces unos brazos se enredaron amorosamente alrededor de su torso lo mejor que la voluminosidad de su abdomen se lo permitió, con unos labios que se presionaron sobre su sien unos segundos antes bajar hasta su oído, murmurandole en un tono que profesaba un sentimiento inconmensurable.

– Porque ese lo probé contigo.

Aquella dolorosa picazón que le había escocido las esquinas de los ojos durante gran parte de la noche amenazó con reaparecer, provocando que necesitase de un momento antes de que una de sus comisuras tirase graciosamente hacia arriba.

– Cada día te las arreglas para sorprenderme aún más, Uchiha.

Los ojos de Itachi se veían dulces.

– ¿Te he sorprendido?

– No lo diría así – Aunque tampoco aceptaría que le había conmovido – No te he oído mucho hablando como una persona normal, tengo derecho a estar impresionado.

– Creí que ya te habrías acostumbrado – Comentó francamente, rememorando todas y cada una de las palabras cariñosas que le había llegado a decir en algún momento, quedándose más que satisfecho al ver que la mayoría de las veces no conseguía un golpe a cambio, sino una mueca algo avergonzada que a él se le antojaba sumamente preciosa.

Deidara se sacudió un poco.

– Sigue siendo raro, pero me adapto lo bastante rápido.

– ¿Que tan rápido? – Ante lo súbito de aquel cuestionamiento, Deidara se echó un poco atrás para verle con su típica mueca interrogante.

– ¿Piensas salir con algo ahora?

– Más o menos.

– Si es un pacto satánico no cuentes conmigo, ya me han ofrecido demasiados tratos por este año – La broma le salió algo agria, aunque igualmente consiguió en él un gesto cómico.

– Nada de eso – Contrario al tono filosófico que esperaba escuchar cómo en cada ocasión que se le ocurría algo nuevo, el Uchiha se vió apaciguado, emanando una calma que casi rozaba la timidez – Es más como una petición

– A ver, ¿Cual?

Itachi se echó hacía atrás entonces, introduciendo la mano en uno de los cajones que había al lado de la cama para sacar un pequeño sobre sellado, su diseño era sencillo, pero Deidara pudo reconocer la letra de Kaiyah escrita a un costado.

– ¿Eso que es?

– Hace algún tiempo me preguntaste si quería saber que era – Fué nostálgico para él recordar la época de paz en la que lo habían tenido todo, y su acompañante pareció congeniar con su decaimiento.

– Dijiste que esperarías... – Su gesto contrayéndose con pesar – Pero creo que eso ya no será posible.

– No – Ofreciéndole una sonrisa afligida que se hizo menos pesada al ver de nuevo el sobre – La buena noticia es que Kaiyah lo escribió aquí.

– ¿Se lo pediste tú?

–  Solo por si acaso.

– Me lo imagino – Suspiró, teniendo en cuenta la situación en la que estaban resultaba lógico que hubiera hecho algo como eso – ¿Entonces...? – Él seguía estando curioso, y el sentimiento aumentó al verle elevar las cejas con significancia.

– ¿Aún no quieres saber?

– ...La verdad no – Detestaba la idea de estar arruinando algo en un momento como ese, pero la idea de saberlo seguía poniéndole incómodo de una manera que todavía no podía superar, menos cuando todo lo que habían construido en los últimos meses se estaba cayendo sobre sus cabezas.

– Está bien – A Deidara le sorprendió ver que no era un engaño para hacerle sentir menos culpable. Su ánimo seguía imperturbable, incluso un poco animado – De todas formas no era esa la petición de la que hablaba.

– ¿Cuál es entonces? – Silencioso cómo normalmente era, el Uchiha apenas le miró un segundo antes de enfocarse de nuevo en el papel, observándolo con un interés que le hizo torcer la boca – ¿Vas a abrirlo ahora? – El pausado asentimiento que recibió a cambio le terminó por iluminar la mente, ampliando entonces sus ojos – ¿Quieres que esté aquí cuando lo hagas?

– Si – Se veía vacilante aún si su petición realmente no era muy difícil de cumplir, quizás porque creía que al querer involucrarlo en algo similar solo terminaría por hacerle enojar.

No lo hizo, al contrario, entendía perfectamente que lo único que quería Itachi – más allá de todo aquello que no le podía dar – era poder compartir ese momento con él.

– No hay problema – El encogimiento de hombros sirvió para afianzar su seguridad, pero siguió viendo aquellos ojos negros con tanta duda que decidió tomar la iniciativa, tomando el sobre de sus manos para después abrirlo. Adentro habían un par de documentos doblados en varias partes, y tras echarle una mirada precavida, los sacó para ofrecerselos – Todo tuyo.

Itachi apreció su esfuerzo con una mirada significativa, recibiendo los papeles de manera que Deidara no pudiera ver el contenido por accidente; Estaba curiosamente nervioso aún si no tuviera ninguna batalla que librar, como si no pudiera escapar del titubeo que venía de la mano con el sentimiento de indecisión; Habría jurado que recibiría al menos una burla de su parte, pero el azul celeste le seguía mirando con confianza, dándole ánimos a su particular manera.

Eso le motivó, obteniendo así el impulso faltante para desdoblar los documentos y comenzar a leer.

Por su parte, Deidara se mantuvo quieto en lo que esperaba que aquella seriedad fuese reemplazada por la chispa de emoción que siempre aparecía en sus ojos cuando algo le sorprendía. Solía verla cuando escuchaba noticias buenas sobre su hermano, al compartir un momento íntimo o cuando tenía un momento a solas con su hijo mientras Deidara fingia estar dormido. Esperaba justo eso, solo que sus suposiciones se quedaron cortas al final. Su reacción fue silenciosa, pero infinitamente más grande que cualquier otra que le hubiera visto antes; Apenas encontró el dato que tanto buscaba sus cejas se alzaron al mismo tiempo que inspiró muy profundo, sus ojos se habían abierto con lentitud, con sus labios ligeramente separados curveandose en una pequeña y torpe sonrisa.

Se veía irremediablemente feliz, y aún si Deidara no supiera lo que decía, le hacía sentir bien el saber que aquella alegría era producto de algo que en cierto modo él había ayudado a provocar.

– ¿Estás conforme? – Aún si dejó correr un rato antes de preguntar, al Uchiha le costó espabilar un poco, pero se vió lleno de paz cuando lo hizo.

– Si.

Deidara resopló a medias.

– Bueno, no sería raro – Había algo de crudeza en su voz, y el desenfoque que aún cargaba le impidió entenderlo a la primera.

– ¿Por que lo dices?

– Primero porque siempre te sales con la tuya, y segundo porque podría apostar a que te hubieras conformado con lo que sea que te tocase.

Sorprendentemente, Itachi soltó una breve risita que solo podía deberse a su buen humor.

– No siempre me salgo con la mía – Optando sabiamente no ahondar en detalles trágicos si no quería entristecer el momento – Y el que pudiera estar agradecido con cualquiera de las dos opciones no significa que no prefiriese alguna.

– ¿Querias algo en particular? – En contraste a la sorpresa que le provocó escuchar aquello, Itachi mostraba una gracia de lo más conveniente.

– Tal vez.

– ¿Y lo conseguiste?

El Uchiha entonces miró de nuevo los resultados, esbozando una sonrisa que guardaba un misterioso aire de reserva.

– Si.

– Suertudo – Meneó la cabeza, intentando verse arisco cuando lo cierto es que seguía estando alegre por él – Anotemos eso a lista de cosas que me debes.

– ¿Hay una lista? – Tras asegurarse de guardar correctamente los documentos, Itachi se vió entretenido mientras volvía  a su posición inicial, sentado y haciéndole recostar sobre su pecho en lo que de vez en cuando le robaba alguna caricia fugaz.

– Por supuesto, y bien larga además. Este mocoso ocupa el primer lugar – Apuntarse a si mismo ya no representaba un reto tan terrible, y demostrárselo le resultó gratificante en más de un sentido – Lo demás no es tan grande, pero igual no estaría mal un pago por las molestias.

– ¿De que clase?

– No lo sé, ¿Que crees que merezco?

– Todo – Expresó tan sinceramente que le robó la respuesta de la boca con eficacia – Lo mereces todo, incluso si tú no lo crees.

Era un hecho que su compañero poseía la increíble capacidad de hacerle sentir tan bien consigo mismo como para elevar su ego hasta las nubes, sin embargo, parte del bonus que venía con la madurez implicaba reconocer sus propias fallas.

– Cuidado – Advirtió cómico – Me harás sentir una buena persona y eso está lejos de la realidad.

– Quizás tú no puedas considerarte una buena persona, pero eso no influye en todo lo demás que has hecho – La punta de sus dedos se sintieron suaves cuando se deslizaron por su cabello – Yo, particularmente, te debo mucho.

– ...Estoy aquí gracias a ti – Por mucho que intentara no sentir nostalgia, le era difícil si recordaba la incómoda primera impresión que tuvo sobre una casa que al final se terminaría convirtiendo en su lugar favorito, superando por mucho a la pequeña azotea de Akatsuki – Si nos vamos por ahí, yo te debería mucho más – Habiendo dicho aquello, le dió un pequeño toque a la boca de su compañero con los dedos de su mano – No digas nada más, si lo haces lo tomaría como una discusión y ahora no ando de ánimos para patear tu orgullo.

Itachi tomó su muñeca y la deslizó hacia un lado para despejar sus labios, apenas molestándose en disimular que solo lo hizo para entrelazar sus manos.

– Podríamos dejarlo en un empate.

– ¿Empatar contra un Uchiha? No, gracias. Preferiría morir antes de volver a pasar por la desgracia de perder contra tí – Su apático comentario había logrado que soltase una de esas risas abiertas que tanto le gustaban, por lo que no pudo hacer más que mirarlo, percibiendo aquella dolorosa presión que le estrujaba las costillas – ¿Realmente solo cambiarías cosas pequeñas?

Siendo interrumpido, el Uchiha frunció el ceño para mostrar su confusión.

– ¿Que cosa?

– Sobre lo de tomar decisiones diferentes – Aclaró él – ¿Solamente cambiarías cosas pequeñas? ¿Nunca pensaste en cómo sería cambiar algo más grande?

– Por supuesto que sí – Suspiró con cierto esfuerzo – Una parte importante de mi vida se basó en imaginar todo tipo de probabilidades que pudieran evitar una guerra, muchas de ellas ni siquiera eran posibles y eso terminó por consumirme... – Con un gesto algo atormentado, meneó su cabeza para no divagar innecesariamente en sus recuerdos más tristes – Desde entonces solo pienso en detalles pequeños, son más fáciles de sobrellevar y conllevan menos dolor.

– ¿Cuál fue la cosa más grande que alguna vez pensaste cambiar?

– El Destino – No creyó que lo tomaría como una broma, pero Deidara se había visto tan escéptico que, aunque algo cohibido, debió especificar –: ...Imaginé cómo habría sido conocerte en otro lugar que no fuese Akatsuki.

– Oh – Sorprendentemente aquello no era un escenario que se hubiera planteado antes, quizás porque casi siempre vivió en el exilio y no se imaginaba que fuese de otra forma. Aún así, y por mucho que lo más sano hubiera sido dejar de lado las fantasías que jamás se cumplirían, debió preguntar –: ¿En dónde entonces?

– No me permiti pensarlo tanto – Su gesto afligido parecía ofrecerle una disculpa, pero Deidara apenas lo notó por haberse quedado pensando.

– ¿Konoha, tal vez? – Su repentina suposición consiguió que el Uchiha frunciera las cejas con interés.

– ¿Por qué motivo irías a Konoha?

– Bueno, en un mundo en el que tu clan estuviese vivo y yo no me hubiera fugado de mi aldea, tarde o temprano de seguro me tocaría hacer algo de turismo por tus dominios – "Eso si, no con muchas ganas" El tercer Tsuchikage de seguro le habría tenido que obligar para que cumpliera con su obligación de establecer la cordialidad entre las aldeas, utilizando a Kurotsuchi cómo ancla para que no volase Iwagakure en pedazos y que de paso pudiera llegar a la aldea de la hoja mostrando la rectitud que debía portar alguien de su cargo; La simple idea le hizo resoplar – Y si mis cálculos no me fallan, siendo tan cercano al Hokage como lo eras en esa época de seguro te hubiera conocido tarde o temprano.

– Cierto – Exponer la siguiente pregunta le hacía sentir algo infantil, pero emocionarse le resultó natural – ¿Cómo crees que hubiera sido?

– ¿Conocernos sin ser criminales? – Indagó, riendo a medias cuando su acompañante afirmó con la cabeza – Pues no sé cómo habría sido la situación, pero me apuesto lo que sea a que hubieras pensado que estaba loco.

Itachi no pudo evitar sonreír.

– Lo más probable.

– Y tú me hubieses caído terriblemente mal – Añadió con una burla que realmente no sentía, pues le era inevitable no sentir como su garganta ardía ante el dolor de expresar las posibilidades de un pasado que no habían tenido la dicha de vivir – Aún sin reclutamiento o pelea de por medio habría encontrado alguna excusa para que no me cayeras bien.

– Seguro que si – Observando la hermosa luminosidad que tenían sus ojos e imaginando que lo bonito que habría sido conocerlos en una época más temprana de su juventud – Aunque eso no me hubiera alejado.

– Si era una misión seguro que no. Habrías sido exactamente igual de responsable y aburrido que de costumbre.

– Y tú hubieras explotado algo – La elocuencia de su mirada solo sirvió para potenciar lo pedante de su sonrisa.

– Eso puedes apostarlo, lo más probable es que me echasen un regaño impresionante por querer animar tu pequeña aldea con mi arte. Alguien quizás soltaría el desafortunado comentario de que soy escandaloso y como no sabría ser de otra forma, terminaría multiplicando el problema por mil – En su mente la escena se veía bastante entretenida, tal vez un poco melancólica al imaginar a un joven Itachi presente – Y a pesar de eso, presiento que encontrarías la manera de que no me fuese tan mal.

– No sería muy difícil – Su palabra antes había valido mucho para sus superiores, de modo que si intercedia por él, eso hubiera significado un cambio considerable a su favor – Lo que si lo sería es no hacer que te enfurecieras por ello.

El artista rió un poco.

– Hombre, si.

– En vez de agradecer lo hubieras tomado como un insulto, y eso solo te habría hecho detestarme aún más.

– Una convivencia más que difícil, al parecer – Emitió un suspiro leve, distrayendose por la forma en la que sus nudillos acariciaban un lado de cuello. Disfrutaba de la atención, pero seguía estando en esa etapa del embarazo que le hacía cansarse luego de estar mucho tiempo en una posición, y el dolor que remitía en su espalda baja era un buen ejemplo de ello; Itachi notó la incomodidad en su expresión y volvió a acostarse, llevándoselo consigo para que pudiera acostarse de lado. Tenía su rostro muy cerca, así como aquel largo cabello rubio que seguramente le habría atraído sin importar la situación. Era un chico atractivo y rebelde que siempre lograba intrigarle con su forma de pensar, así como llenar su corazón con esa risa que jamás se cansaría de oír.

No importaba cómo, Itachi sabía sin lugar a dudas que de haberle visto en ese mundo perfecto se habría terminado enamorando de todas formas, y por ello sonrió.

– Sin embargo, de alguna u otra forma habríamos terminado de esta manera.

– También – Deidara notó que su rápida aceptación le había agradado, y no podía mentirse al respecto; Aún sin ser un criminal o compartir una azotea baldía, no tenía ninguna duda de que la vida habría encontrado la forma de hacerle sentir por él lo mismo que sentía ahora. Entonces suspiró – Pero también es cierto que no habría durado demasiado.

– ¿Por qué lo piensas?

– Porque quitando de por medio el hecho de que soy un hombre y mi casi nulo fanatismo por las ridículas cursilerías románticas, estoy seguro de que tu altamente reservado y distinguido clan no hubiera aceptado a un rebelde terrorista como yo en sus filas – Se le escapó una mueca, pensando en todos los desplantes que seguramente le hubiera sometido el clan Uchiha al ver que no cumplía con los estándares que esperaban para la pareja del futuro líder – Habría tenido que hacer demasiado, cambiar demasiado, fingir demasiado... No hubiera podido soportarlo. Irme suena como la opción más viable, y no dudo de que esa es la que hubiese tomado – No sentía demasiada culpar por ello, quizás porque no se le escapa un pequeño detalle – Y tú hubieras dejado que lo hiciera.

– No.

– ¿Ah, no? – Él había movido irónicamente su cabeza y el Uchiha había negado con la suya, apenas rozando la punta de su nariz – ¿Realmente me estás diciendo que no habrías dejado que me fuera?

– Para nada – Procediendo a murmurarle en un tono que guardaba cierta confidencia – Me habría opuesto tanto que te hubieras sorprendido.

"Y halagado"  La simple idea de imaginar a un Uchiha peleando por mantener su relación con toda la vehemencia que un adolescente podía emplear le parecía conmovedor, hasta adorable. No obstante, su mente de adulto joven seguía sin poder encajar varios puntos importantes.

– ¿Acaso me dirás que también te hubieras puesto en contra de tu familia?

– No, eso no – Habían sido factores muy críticos los que le habían orillado a traicionar a los suyos, y eso solamente porque la seguridad de su hermano también corría peligro; La familia era algo que siempre sería importante para él, y siendo una persona que repudiaba los conflictos, caer en uno, así fuese por amor y encima en contra de su propio clan, no sería un curso de acción que hubiera tomado en cuenta.

Deidara lo comprendía, y por lo mismo puso los ojos en blanco.

– ¿Entonces que habría hecho el gran Itachi Uchiha para que la cosa no terminase en la cuarta guerra ninja?

– Primero habría intentado convencerte para que trataras de agradarles, se que no aceptarías de todas maneras, pero ofrecerte la oportunidad no estaba de más – Se escuchaba serio por mucho que la cara de mal humor que recibió a cambio le parecía bastante cómica.

– Y en vista de que no, ¿Que hubieras hecho al respecto?

– Algo que probablemente no esperarias.

– No me convenceras con eso de que abandonarias Konoha – Le acusó con toda franqueza aún si él declinó la idea con una sacudida simpática – Tampoco creo que lograses convercelos a ellos. No es por nada, pero si no lo conseguiste aquella vez dificulto que puedas en esa.

– No necesariamente, las cosas habrían sido diferentes y la situación también.

– ¿Te refieres al conflicto con los Uchihas?

– En su mayoría – Si eliminaba los habituales prejuicios y las opiniones negativas de sus allegados más radicales, el problema principal seguiría siendo el desacuerdo que había entre el gobierno y los integrantes de su clan – Aunque de no existir la amenaza de un golpe de estado, probablemente hubiera sido igual de difícil salir adelante, incluso aún más. En cierto modo, cuando no hay mucho por lo que preocuparse las personas tienden a magnificar los problemas más pequeños. En este mundo donde la extinción del clan hubiera estado tocando la puerta, que tú te unieras no habría resultado tan escandaloso. En aquel, sin embargo, que fuese un problema sería algo bastante probable – Estaba convencido de que la negación hubiera sido colectiva, exceptuando por supuesto a un Shisui que siempre se ponía de su parte, a su madre quien solo añoraba verlo feliz y también a un pequeño Sasuke al que solo le importaría si la presencia de su nueva pareja obstruyera sus momentos como hermanos – Pedirte que colaborases habría sido tan efectivo como pedirle lo mismo a ellos, eres terco hasta para las cosas que te convienen, y aún si tú propia vida hubiese estado en riesgo escogerías sin pensar la opción que no te perjudica el orgullo – Inspiró profundo para luego exhalar con cierto cansancio – Intentarlo sin sentir la tentación de abandonarlo todo sería un reto que difícilmente hubiéramos superado.

– ¿Hasta tú? – La implicación de ambos le resultó bastante inesperada, en especial porque no le conocía como alguien que se acobardaba fácil.

– Tengo mis propios miedos – Admitió entonces, escuchándose increíblemente voluble – Y vivir más allá de lo que siempre creí que haría es uno de ellos.

– ¿Por qué?

– La vida, Deidara. La vida es demasiado inestable e impredecible, sobrevivir sujeto a las alteraciones del tiempo es algo que apenas recuerdo haber hecho alguna vez. Todo lo que llegué a concebir desde muy temprano fue la idea de existir por y para él... y más tarde, morir por el mismo motivo – La mención de aquello que evadían y al mismo tiempo no podían evitar logró hundirlo un poco más, apenas consiguiendo mantenerse en la superficie gracias a lo ensimismado que estaba por la transparencia de su voz – Caer de nuevo al vacío, a la expectativa de caminar sin ser la sombra protectora de alguien más... es simplemente aterrador.

– Entonces le tienes miedo a vivir.

– Vivir sin un propósito – Clarificó él, procediendo a sonreír – En cierto modo, lograste provocarme algo de envidia por eso.

– ¿Tú sintiendo envidia? – El sarcasmo fue algo que no pudo evitar, principalmente porque hacía referencia hacia si mismo.

– Puede que quizás no lo creas porque tiendes subestimarte más veces de las que te das cuenta, pero admirarte fue algo muy sencillo de hacer desde un principio. Tu terquedad y tu negación a vivir con menos de lo que mereces son cualidades que perdí hace mucho tiempo la oportunidad de desarrollar. Verte me recordaba eso.

– ¿Jamás pensaste en volver a intentarlo? – La pregunta había surgido con otra interrogante diferente de fondo, una que a Itachi no se le dificultó adivinar puesto que pensaba en ello constantemente.

– Quería hacerlo – Había pronunciado aquello con tanto agobio que sostenerle la mirada fue simplemente doloroso – Pero implicaría pensar en mi por encima de cualquier deseo que quisiera para el bienestar de Sasuke, y eso no es algo que pudiera permitirme hacer.

– En ningún universo, de hecho – Masculló entre dientes con tal pesimismo que se ganó una mirada confusa, a lo que él rodó los ojos – Vamos a ser honestos, aún si en aquella ocasión no hubieran habido guerras o traiciones de por medio, nunca hubieras dejado de ver por él.

– No – Fue una aceptación que no le dolió hacer porque su hermano siempre representaría la luz de esperanza que le guió en momentos difíciles. Él era su primer pilar y también la mitad de su corazón... Morir por su causa jamás había representado un sacrificio, y aún si no hubiera sido necesario, abandonarlo jamás había sido una opción.

Deidara asintió una vez apenas hubo probado su punto, manteniendo en todo momento un gesto de obviedad.

– Eso me da mayores motivos para asegurar que no te irías de la aldea, y también de que no hubiéramos podido prosperar por mucho que quisiéramos hacerlo.

– No tendría que haber sido así – Encapricharse con aquella fantasía fue imposible de evitar, viéndose aferrado con vehemencia a la idea de hacerlo funcionar aún si solo era un escenario ficticio – Tú eres demasiado terco para rendirte, y aún si hubieras querido hacerlo habría encontrado la forma de que no lo hicieras.

– Te lo creo – Le desvarío un poco la voz, ablandandose ante la confirmación de que no le habría dejado ir tan fácil, que a pesar de todo no se rendiría con él – Aunque hubiera sido difícil que funcionara, ya sabes, conmigo no funciona el método habitual.

– No siempre – Comentó a cambio, casi robándole otra sonrisa – Además, quedarte no implicaría renunciar a todo. Aún podrías seguir haciendo tu arte.

– Si – Mostrandose tan elocuente cómo solo él sabía hacerlo – Pero te habría dicho que eso lo podía hacer en cualquier lado.

– Hubieras estado lejos del tercer Tsuchikage.

– Y más cerca de tu tercer Hokage, el cual por cierto encuentro más insoportable aún.

Itachi no le rebatió ese punto porque entendía perfectamente sus motivos, de modo que se limitó seguir luchando contra su terquedad.

– No tendrías que correr para sobrevivir.

– Nunca me ha importado eso realmente.

– Habrías tenido una familia.

– Me acostumbré a estar sin ella.

– Podrías haber estado así – Enfatizó la cercanía que existía entre sus cuerpos al pasar la mano por la extensión de su brazo, calentando su piel con el contacto – En cualquier momento.

– Lo hubiera conseguido aún si no fuera legal – Podía dudar de muchas cosas, pero no de su capacidad para infiltrarse en Konoha cómo un criminal de haberse encaprichado tanto con Itachi en esa vida como lo hizo en esta – Capaz y así me resultaba más divertido, te veía a ti y de paso me burlaba en la cara de tu estúpida policía militar.

Itachi Uchiha entonces emitió una risa suave, casi musical. Llenando el pequeño ambiente con ese profundo pero simpático sonido que guardaba en si mismo la confidencialidad de un secreto, uno que finalmente decidió confesar en el momento que cepilló con sus dedos el cabello rubio hacia atrás, inclinándose sobre su oído para murmurarle con una voz ligeramente rota.

– Te habría pedido que te casaras conmigo.

No hubo orgullo o terquedad existente que le abstuviera de incorporarse, pasando a mirarle con una expresión que tenía plasmado el desconcierto por todas partes, así como la intriga, el dolor y también uno de los sentimientos más bonitos que había podido llegar a experimentar. Era como si de pronto se le hubiera agrandado el corazón, repentinamente lleno de todo el amor que Itachi le había transmitido con unas pocas palabras que, aunque inconcebibles de cumplir, le habían calado tan personal y profundamente que no se le ocurría que decir.

No era un chiste de ninguna clase, mucho menos considerando que hablaba de él. La lealtad y la familia representaban tanto en su vida que le costaba creer que pudiera formar parte de ella, que su aprecio fuese tan significativo cómo para llegar a ese nivel.

Lo único que podía hacer era observar sus ojos, notando cómo le devolvían la mirada en silencio, como si simplemente estuviera disfrutando del espectáculo de emociones que atravesaban su rostro a medida que la idea se iba acentuando cada vez más profundamente. Las ideas se le desconectaban entre sí, uniéndose de manera tan aleatoria que concebir una respuesta decente fue humanamente imposible – al menos no de inmediato –. Por lo mismo se mantuvo callado, esperando que su corazón dejase de latir con fuerza.

Necesitó de más tiempo del que creyó, parpadear muy rápido y tragarse el nudo que había trepado a su garganta, pero logró encontrar su elocuencia.

– Me imagino entonces que en ese mundo habrías estado igual de enfermo que ahora – Su voz era rasposa, aunque la emoción en sus ojos eran genuina – Porque de otra forma no podría justificar que salieras con tremenda estupidez, o peor, que pensaras que funcionaría.

– ¿Quien dice que no? – Existiendo un resquicio de desafío en sus palabras que no podía describir del todo como terquedad.

Alzó una ceja.

– ¿Acaso lo haría?

– Los Uchiha siempre han valorado la lealtad a la sangre por encima de muchas cosas, quizás más de las que deberían. Para ellos un compromiso, aún si no es con alguien que pudieran aprobar, sería un prueba de confianza que pasarías con solo aceptar.

– ¿Aún si estamos hablando de mi? – No se desacreditaba como guerrero en lo absoluto. Cómo persona, sin embargo, la mayoría de las veces no era exactamente lo que las personas buscaban, y hablando del clan Uchiha era lógico pensar que sus probabilidades serían menores – ¿Realmente solo lo aceptarían?

– No lo sé, ¿Tu lo harías?

– ¿Qué?

– De habértelo pedido, ¿Habrías aceptado?

No pensó que realmente estuviera esperando una respuesta hasta que reparó en su rostro, ese que guardaba una inmensa curiosidad mezclada a un anhelo casi tan palpable como el sentimiento que había venido con la pregunta. Deidara sentía que habían muchos motivos para haberse negado, así como también muchos otros que le habrían empujado a cometer una locura tan grande como pronunciar una respuesta afirmativa, aceptando quedarse y formar parte de un clan cuando él jamás había pertenecido a uno, tener un verdadero hogar cuando siempre había estado solo, y aceptar permanecer al lado de alguien que le profesaba una clase de afecto que jamás creyó recibir de forma tan transparente.

Al final de su boca no salió ni una sola palabra, optando mejor por esbozar una mueca algo maliciosa antes de volver a estrecharse contra él; Itachi tampoco dijo nada y supuso que estaba haciendo lo mismo que él, aprovechando la oscuridad y el momento para imaginar cómo habría sido tener la oportunidad de vivir esa línea de tiempo, conociéndose cuando aún les faltaba mucho del mundo por ver pero con la disposición de hacerlo juntos.

Itachi se imaginó un escenario como hace mucho no lo hacía, con su clan intacto, sus padres siendo más tolerantes y un joven Sasuke viviendo mucho más feliz que ahora, con la diferencia de que ahora Deidara formaba parte del panorama. Se veía observando de reojo sus entrenamientos con su equipo de Iwa de la misma forma que hizo en Akatsuki, sintiendo interés por su concepto de arte y atracción por todo lo que su personalidad tendría para ofrecerle el día que aceptase hablar con él sin querer asesinarlo en el proceso; Le habría llevado a todos sus sitios favoritos, presentándolo ante las personas que eran importantes en su vida como una forma sutil de demostrar que él también formaba parte de ellas. Junto a él seguramente habría hecho un montón de cosas que no se habría imaginado al ser un adolescente tan recto, dejando que le influenciara con la persuasiva rebeldía que contenían sus palabras y permitiéndose cometer libremente sus primeros errores, sufrir sus primeras vergüenzas y finalmente tomar la decisión más arriesgada y loca de su vida en esa dimensión: Escogerle por encima de todos; La simple idea de poder permitírselo fue tan potente que le ablandó el pecho y humedecio las pestañas, pues hasta el día que le conoció no había deseado tanto tener la oportunidad de elegir, de ser dueño de su propio destino. Jamás podría imaginarse una vida sin Sasuke, sin la paz que su existencia representaba para su alma, pero no fue hasta ese segundo que verdaderamente deseó que su futuro no estuviera atado a su supervivencia, ya que eso le habría permitido quedarse, encontrando entre sus brazos la única cura que su alma necesitaría jamás.

A Deidara le rondaban ideas similares, con su mente vagando en la infinidad de hermosas imágenes que no solamente implicaban una vida libre y llena de arte, también una familia y unos brazos a los cuales siempre podría volver; Desde un principio tuvo en cuenta que comenzó a apreciar la soledad porque nunca tuvo la opción de estar acompañado, al menos no de tal manera que lograse derribar sus defensas. Se había acostumbrado tanto a la sensación de estar solo que nunca se imaginó lo increíblemente poderoso que podría llegar a ser tener algo parecido a una verdadera familia. Sinceramente no sé veía congeniando con su nuevo clan como de seguro Itachi hubiera deseado – eso principalmente debido a que seguiría siendo burlón, necio y arisco sin importar a dónde fuese – de manera que personas que encontrarían su carácter como algo contraproducente para su clan no faltarían, no obstante, a él poco le hubiese importado. Le tendría a su lado y no habría necesitado más que eso para llenarse nuevamente de confianza; Hubieran tenido todo el tiempo del mundo a sus pies, sin ninjas que desearan su muerte o enfermedades que acortasen sus momentos juntos, haciendo hasta el final de sus días todo aquello que les entretenía hacer...; Incluso habría tenido una casa parecida a esa, pero no oculta, solamente apartada lo suficiente para darles privacidad y al mismo tiempo cerca de la aldea para no perderse de todo lo bueno que pertenecer a un sitio podía ofrecerles.

Estaban seguros de que habrían sido felices, posiblemente llenos de bromas, algunas discusiones serias y muchísimos desacuerdos, pero esas imperfecciones serían las que transformarían su paraíso en algo humano, verídico y precioso.

Les recorrió entonces un silencio que les dejo abrumados mientras sus manos no paraban de buscarse. Ya no tenía nada que decirse y aún así seguían expresandose lo mucho que significaban para el otro, añorando tener más horas para poder seguirlo haciendo.

Las horas transcurrieron con horrorosa rapidez, e Itachi enterró su rostro en su cabello rubio cuando el sol comenzó a alzarse.

"Solo un poco más... "  Era un capricho que solo terminaría empeorando las cosas, pero para un hombre como él cuyo pasado le había obligado a ser fuerte, su único deseo en ese momento era permanecer allí, refugiandose de las inclemencias de la vida como ni siquiera había podido hacer en su niñez; A su lado podía ser sincero, frágil, pero sobretodo feliz.

Abandonarlo le desgarraba el alma, pero tuvo que obligarse a hacerlo.

Itachi preparó lento, alistándose con un aire de pesadumbre que no le derribó porque Deidara estaba a su lado, asistiendole en la recolecta de sus cosas y acomodando su cabello tras haberse colocado la banda con el símbolo tachado de la hoja. Hizo el nudo con firmeza, luego sus manos cayeron melancólicamente por la desprolija coleta baja que usaba casi siempre; El Uchiha se armó con todo lo que necesitaría para su pelea, haciendo un recuento innecesario que solo sirvió para alargar el momento y de paso también robarle unos cuantos besos.

Eran las nueve de la mañana cuando, de vuelta a la habitación que tanto les había visto sufrir sus últimas horas, Itachi se giró para verle en lo que sería la última vez. No tenía palabras para decirle, le había vaciado su alma de tal manera que solo podía mirarle con tristeza, ofreciéndole disculpas con el mirar de sus ojos atormentados.

Deidara no se lo recriminó, así como tampoco aceptó sus disculpas porque, a pesar de todo, no era algo por lo que debiera darlas.

Decidido entonces a no alargar más su agonía, el Uchiha se acercó para besar su frente, haciéndole cerrar los ojos en lo que sentía como su mano acariciaba cariñosamente la extensión de su abdomen. Fue un gesto de amor que terminó tan rápido como había empezado,  por lo que antes de darse cuenta ya le tenía de espaldas, saliendo de la habitación y encaminandose a su destino.

El artista podía escuchar como el repiqueteo de sus pasos se iba alejando junto a todos los sueños que habían mantenido vivos. No podía concebir mayor desesperanza, y el sentimiento no hacía más que incrementarse al pensar en todos los mundos utópicos que habían creado durante la noche, deseando con todas sus fuerzas que hubiera una manera de hacerlos realidad, al menos por un segundo.

"De habértelo pedido, ¿Habrías aceptado?"

No fue hasta que aquello resonó en su cabeza que se dió cuenta que esa manera, de hecho, realmente existía.

Azotó las puertas en su apuro de poder llegar a tiempo, logrando salir de la casa cuando su silueta oscura estuvo a punto de ser tragada por el bosque.

– ¡Oye, Uchiha!

El susodicho se detuvo apenas un segundo antes de desaparecer, tenso ante la sola de idea de alargar más aquello que le presionaba dolorosamente el corazón, sin embargo, tampoco tenía la fuerza para ignorarle; Giró su rostro lo suficiente para ver de reojo su pequeño estado de exaltación, aunque a Deidara le importaba muy poco, pues aún si respirase con agitación, sus manos se sintieran vacías y su pecho desgarrado, apenas tuvo la atención de ese sharingan supo sin duda alguna que solo había una cosa que decir.

– Si.

A Itachi no se le hizo difícil adivinar lo que quería decir, se había pasado toda la noche pensando en cuál sería su respuesta y luego aceptando que jamás lo sabría. Era de las equivocaciones que más le había alegrado cometer, sintiendose entonces rebosado de un sentimiento tan irreal que se encontró devolviendose sobre sus pasos con apremio, completamente rendido ante la poderosa necesidad de demostrarle todo lo valía esa respuesta para él.

Le besó con la mayor devoción que alguna vez sintió en su vida, apenas separándose un poco para llevarse las manos al cuello, llamando la atención de un Deidara que le vió desabrocharse el collar que siempre le había visto utilizar.

Tras quitárselo, él lo alzó unos segundos, y no fue hasta que vió con mayor detenimiento el diseño del accesorio que notó aquel curioso y conveniente detalle.

El collar tenía tres aros, círculos perfectamente equilibrados que en ese momento representaban más que cualquier cosa que pudiera decir. Es por ello que se lo puso al artista sin agregar ningún comentario, deseaba que él mismo interpretase el gesto como lo que era: Su forma de sellar aquello que jamás podrían disfrutar, pero que al menos tuvieron la dicha de cumplir.

Se abrazaron lo mejor que pudieron por un instante que se sintió hermosamente eterno, e Itachi, completamente abrumando por la felicidad más dolorosa que había sentido, se agachó para poder hacer con su vientre el mismo gesto que hacía desde aquella primera vez en la azotea, frotando suavemente la mejilla sobre su piel y luego presionando en ella un beso; Al incorporarse tenía la visión borrosa, el corazón apretujado y solo la fuerza necesaria para besarle una vez más antes de darse la vuelta, apresurando el paso para no ceder frente el atisbo de debilidad que le instaba a quedarse.

Deidara había quedado igual o peor que él, viéndole marchar mientras su mano sujetaba una de las circunferencias del collar. Mantuvo esa misma posición incluso cuando ya no fue capaz de verle, siguiéndole lo mejor que pudo con el rastreo del Kinjutsu y experimentando un golpe horroroso en su interior cuando estuvo tan lejos que dejó de sentirlo.

Su chaka se había ido, la calidez de su presencia ya no era más que una sombra, y Deidara, finalmente solo luego de aquellos meses de ensueño, se quedó pasmado en lo que se sentaba en el frío piso de su casa, haciendo crujir en el proceso los últimos retazos sangrantes de la mejor época que había vivido... y que ahora formaba parte de un pasado que no volvería jamás.







Continuará...

Notas finales:

Procedo a explicar el lío de las fechas en este fanfic:

"Deidara cumplió sus diecinueve años el cinco de mayo, y como no se especificó la fecha de la captura del Kazekage, entonces pondremos que fueron cuatro días después, el nueve. 

Ahora, de Amegakure a Sunagakure hay 960km (Según fuentes no muy confiables pero YOLO porque no me voy a hacer mala vida) lo cual es equivalente a 48 horas de viaje (11 de Mayo) de regreso, sin embargo, no fueron a la Aldea de la lluvia sino que se quedaron en un terreno boscoso cuya ubicación exacta no pude conseguir porque internet es pendejo, así que tomando en cuenta la duración de los capítulos yo diría que se lanzaron solamente un día de viaje (12 de mayo) y no recuerdo en donde decía por ahí que se tardaban tres días para extraer un demonio así que yo diré que fue eso lo que les tomó sacar a Shukaku del cuerpo de Gaara (15 de mayo) Le metemos un día más entre la pelea de Sasori contra Sakura y Chiyo, así como la de Deidara contra Kakashi y un montón de gente que no me acuerdo porque me dió weba ver los capítulos (16 de mayo) un día y medio para que Deidara regresara a la base todo mocho (17 de mayo), dos días que se la pasó en la enfermería más para allá que para acá (19 de mayo. Para que se ubiquen en la noche número dos fue cuando Itachi fue a visitarlo. Capitulo 09) y al salir estuvo dos semanas inactivo mientras se recuperaba y pasaba su momento de luto por el Sasori (02 de Junio) Ese mismo día en la noche es cuando ocurre la escena con Itachi en el capítulo nueve, dónde le da el tecito y duermen juntos por primera vez.

Siguiendo esa misma línea, en la siguiente escena habían pasado casi tres semanas y Deidara comenta que si hubo cogedera entre ambos. Por lo que si le dábamos al Itachi enfermito un día para recuperarse (03 de junio, y no le coloco más tiempo porque esa gente pierde extremidades así relax y aparte el Itachi es un Dios que andaba caminando tranquilo después de que Sasuke le apuñaló el muslo así que xD) se podría decir que la siguiente vez que tuvieron sexo luego de ese episodio fue el 04 de Junio. Y si, señores, fue ese día en el que concibieron a nuestra preciosa cría. Aquí no aplica eso de que la concepción lleva días porque nel, el chakra ya llevaba meses formandose, ese día al recibir lo último que le faltaba simplemente terminó de compactarse, por lo que esa es la fecha exacta.

Nada mejor que regalarle a tu amante una cría para su cumpleaños xD (Itachi cumple años el nueve)

Y por si se lo habían preguntado: El regalo de cumpleaños que Deidara realmente le dió fue un día de sexo (Y charlas, por supuesto, pero en su mayoría fue sexo) esto principalmente porque en esa época no eran de dar regalos materiales (Y que a diferencia de Deidara el no hubiera disfrutado tanta atención por parte de Akatsuki porque es más reservado) además les puedo garantizar que Itachi no se quejó al respecto, lo que hicieron queda a su imaginación, pero yo solo diré que por ser el cumpleañero Itachi llevó la voz cantante, y vaya que aprovechó el momento.

Ahora, se supone que entre la primera y segunda mitad del capitulo nueve pasan casi tres semanas, por lo que si tomamos de referencia el 02 de junio y le sumamos esa cantidad (Tres semanas son veintiun días pero como no llegó a la fecha digamos que fueron dieciséis dias) la fecha de la escena en dónde está practicando con Tobi es el 18 de Junio, justo al mediodía. De modo que si tomamos en cuenta el intervalo de tiempo que existe entre el 04/06 y el 18/06, diríamos entonces que ese momento Deidara tenía catorce días de gestación lo cuál es equivalente a dos semanas; Ese mismo día fue cuando encontró las tumbas.

Les tomó un día regresar de misión (19 de Junio al amanecer ya que a según la trama ellos ya estaban a medio camino) ese mismo día ocurre todo el capitulo diez, por lo que literalmente Deidara conoció a Madara en la tarde, se escapó y fue encontrado casi a la media noche gracias a factores como la mezcla de los chakras y que la lluvia también borró los rastros, así que se podría decir que estuvo fugado como cuatro horas.

Madara se lo llevó a la base subterránea cuyo viaje no tardó nada gracias a que Obito hizo de Uber, pero como Deidara estaba drogado en su vida, se terminó enterando oficialmente de su embarazo un 20 de junio, teniendo dos semanas y dos días de gestación (16 días)

Ajá aquí es cuando el rollo se complica un poco porque lo único que puse sobre el tiempo de su secuestro fue que estuvo más de un mes, así que vamos a decir que se tardó cinco semanas (25 de julio) por lo que la cría tendría siete semanas con dos días, pero si le agregamos el día que perdió Deidara escapando de Obito más el revuelo en Akatsuki  (Las horas varían mucho, hay que tomar en cuenta el escape, la conversación con todo el equipo, la revisión y el tiempo que duró inconsciente hasta que finalmente Itachi pudo ir a verlo) sería un 26 de julio (A la medianoche, para que tenga sentido) que Itachi se enteró que sería papá (Justamente tres días después del cumpleaños de Sasuke. La cría tendría siete semanas mas tres días) aunque fue el 30 de Julio que Deidara despertó oficialmente y tuvo la charla desastrosa con Itachi (Casualmente cumpliendo las ocho semanas. Dos meses) estos cuatro días son para establecer un intervalo de tiempo que permita ocurrir los hechos del capitulo diecisiete en dónde ocurre el enfrentamiento con Obito, puesto que se menciona que se tardó un rato hablando del asunto con Pain y Konan y ya después es que fue a buscar a Deidara varias veces, aunque Itachi de todas formas no lo dejó verlo.

Aquí ya hay que empezar a sumar los otros cuatro días que estuvo en recuperación (03 de agosto) dos días que se la pasó pensando qué hubo con su vida (05 de agosto, el día que volvió a ver al Obito pendejo) más un día en el luego habló con el resto del equipo y al final intentó apuñalarse, bueno no, de hecho si se apuñaló xD (06 de agosto, nueve semanas de embarazo. Una semana de haber hablado con Itachi) terminando por pensar que era mejor idea canjear a la cría con Itachi para ser libre.

De allí transcurren dos semanas en las que Deidara dice que está de "vacaciones" (20 de agosto, once semanas) para que finalmente ese mismo día se encuentre de nuevo con Madara y escape. Terminando por encontrarse luego con Kaiyah en su nueva casa quien le verifica el tiempo que tiene.

Aquí ya el tiempo avanzó en el fanfic con más detalle, pero yo aquí agregaré las fechas también:

21/08: Once semanas y un día, conoce a Kaiyah. Ese día extra lo coloco básicamente por el tiempo que se tardaron viajando más la siesta que tomó Deidara al llegar.

11/09: Catorce semanas (Tres meses, dos semanas) conoce a Ren en la tarde y en la noche es cuando encuentra la zona llena de árboles quemados.

12/09: En la mañana tienen la revisión de que la cría no crece, y como Itachi no andaba muy lejos que digamos llegó ya en la tarde. Esa noche apenas hablaron sobre Kisame.

13/09: Los muy pendejos ni se vieron.

14/09: Aquí por fin se retomó el sexo xD y si tomamos como referencia la fecha de su llegada más las dos semanas que se quedó para coger, Itachi se fue el 25/09, pero como él mismo menciona que Deidara tenía raro dos días, entonces fue el 23 de septiembre en la madrugada que le brotó la pancita, lit a muy poquito de cumplir las dieciséis semanas (Cuatro meses. Justo el día que Itachi se fué) pero como Ren llega justo después de que Itachi se va, es decir ese mismo día pero al rato, por eso le dice que ese es el tiempo que tiene. 

26/09: Un día después de su llegada es cuando sucede la conversación con Kaiyah del capitulo diecinueve, también fue el día que hizo la carta, aunque a Itachi le llegó fue en la mañana del día siguiente, es decir el 27/09 (Se que parece muy poco tiempo para escribirle, pero tomen en cuenta que Itachi también estaba preocupado por saber si finalmente el bebé iba a crecer o no, de modo que era necesario informarle apenas supieran si ya todo estaba en orden, cosa que así fué, solo que en vez de hacerlo Kaiyah, fue Deidara quien le dijo)

Tres días después cumple con su primer antojo de té (30/09) Se suponía que duró algo de tiempo resistiéndose pero no se engañen, apenas aguantó el día y medio (Ni siquiera los ninjas resisten la potencia de un antojo) y es cuatro días después (El 04/10) que siente a la cría empezar a moverse. 

Itachi debió volver en dos semanas después de su partida (Dependiendo de la hora sería aproximadamente entre el 09 y 10 de octubre LOL justo en el cumpleaños de Naruto, por eso debe ser que no fué, andaba cantándole cumpleaños al cuñado xD) pero se retrasó por el show con Hidan así que volvió más tarde. Siendo el día que salió a pasear con Ren un 17 de octubre, puesto que el día anterior cumplió justamente las diecinueve semanas (Cuatro meses, tres semanas) que fue cuando tuvo la revisión. Ese mismo día (Al mediodía) llegó Itachi, se fue de nuevo a la media hora y llegó a eso de las tres de la tarde algo enfermo, explotandole después una fiebre de la que Deidara se enteró al día siguiente, el 18/10.

Sin embargo, fue al día siguiente, el 19/10, cuando Itachi vió la pancita.

21/10 en la noche ocurre la escena de ellos durmiendo juntos, cuando le deja acariciarle la barriguita por primera vez.

Y bueno en el capítulo 20 el Itachi dijo que se quedaría como cinco días, lo que significa que se debió ir por el 22/10 pero como todos sabemos que a esos dos les encanta incumplir las fechas, en realidad se fue el 25/10 (Lol, justo el mismo día que el mes pasado, ya esto parece visita conyugal) Y cómo Deidara menciona que estuvieron algunos días actuando como los pendejos enamorados que son (Estipulo que fueron tres días de puro amor gei) Entonces fue la noche del 22 de octubre (Justo un día antes de cumplir las veinte semanas, o sea cinco meses) el día que tuvieron su ronda de sexo toda soft y pastelosa con masajito incluído (Izieron el aMorsh sjksjskj)

Deidara decía que aún no se cumplía el día sin verlo porque Itachi se fue en la tarde y en ese momento aún era la mañana del siguiente día, es decir el 26/10, el cual por cierto es la fecha en la que por fin la cría se dejó ver unos tres segundos y Kaiyah supo que era.

27/10 En la madrugada encontró la información sobre absorción de chakra y a eso de las siete de la mañana fue que se encontró nuevamente con Madara y Obito; Pasó el día leyendo en la biblioteca y regresó a su casa a las once de la noche, sufriendo en ese momento la primera "contracción" cuando estaba a punto de llegar.

Una vez en su casa, Deidara se la pasó entrenando y saliendo con Kaiyah. Mencionó que Itachi duró una semana y media afuera (Del 25/10 sería entonces el 4/11) a lo que Kaiyah le escribe que vuelva antes y así regrese antes de que se cumplan las dos semanas, llegando así justamente el 06 de Noviembre, el día que cumplió las veintidós semanas de embarazo (Cinco meses, dos semanas) Ese mismo día ocurre la pelea entre ellos.

El 07/11 comienza su entrenamiento con Ren.

Deidara menciona que Itachi se quedó tres días, de los cuales la noche del último día (09/11) tuvieron finalmente su ronda de sexo hard, para luego irse a la mañana siguiente, el diez de noviembre.

Sin embargo, debido a los indiscriminados entrenamientos a los que se sometió la perra loca de Deidara le terminó dando un soponcio (Entiéndase desmayo muy épico) el 19/11 en la noche, a eso de las siete. Itachi se tomó aproximadamente unas tres horas y media para llegar ya que estaba bien lejos (Que Deidara mencionase que estaba en Akatsuki no significa que estuviera directamente en la base (Gracias a Dios que no, porque de lo contrario se hubiera tardado más en llegar) más bien era una expresión para decir que ya estaba haciendo las misiones) llegando casi a las once de la noche, estuvo diez minutos intentando reanimarlo y ya luego lo llevó con Kaiyah.

Deidara despertó, así como lo dijo en su momento, a las siete de la mañana del día 20 de noviembre, el mismo día que cumplió las veinticuatro semanas, es decir, sus seis mesesitos. Y es ese mismo día que el Uchiha le propone vivir con él, aparte de sentir por primera vez al bebé moverse. 

Se que a partir de aquí vendrían los sucesos del capítulo 25 parte 1 pero estos no los especifico porque es mucho enredo, entre la anemia, la dieta, los bajones y los flashback con Kaiyah es súper difícil darle una fecha específica a cada uno, de modo que lo único que deben saber de las dos partes de ese capítulo es lo siguiente:

Itachi y Deidara vivieron juntos diez semanas y cinco días (Dos meses de puro amor gei, si señor UwU, del 20/11 al 03/02) En el capítulo 25 parte 1 tiene siete meses, mientras que en la parte 2 los sigue teniendo hasta la escena de la navidad (El 25/11 tendría 29 semanas) ya luego en los momentos siguientes tenía ocho meses (Los cumplió el 15/01)

La batalla entre Sasuke y Deidara se llevó a cabo el 01/02 en la tarde, a eso de las dos aproximadamente, llegando Itachi justo antes de las tres. Y es ese mismo día (Si le sumamos el tiempo de la pelea más las tres horas que Deidara estuvo afuera, sería a las seis de la tarde) en el que Itachi le informa que debe irse para poder cumplir con su promesa de garantizar su libertad, pasando así el resto de la noche sufriendo y luego un día entero fingiendo que todo estaba bien (El 02/02). A partir de la media noche es que tienen la charla jodidamente dolorosa (Y que me costó un camión de bolas hacer) en la que se despiden por última vez.

Finalmente, Itachi y Deidara se casaron el tres de febrero a las nueve de la mañana, justo unos segundos antes de que Itachi se fuera a buscar su muerte"

Esta es la primera parte de las fechas, no les doy la segunda porque tiene spoilers pero creo que todo se entendió bien.

Ahora sí:

¡Gente, no me funen! Les vuelvo a recordar que quien decidió que el Itachi se muere peleando contra Sasuke fue papi drogadicto Kishimoto, yo no tengo la culpa.

A mí me dijeron la última vez "¡Queremos un fanfic en el que Deidara no se muera!" Y yo "¿Que mate a Itachi dice?" XD

Pequeña uva, si estás leyendo esto solo te diré lo siguiente: Me descubriste, bicha sucia xD Pero bueno ya estoy acostumbrada a que me descubras las fechorías, así que X, la siguiente vez lo haré mejor jaja 

En fin, no me queda mucho espacio, solo espero de verdad que me hagan llegar su sentir (Acepto maldiciones y lágrimas) en los comentarios.

La pregunta del día de hoy es: ¿A ustedes también se les bajó la tensión cuando a Deidara le apuñalaron o solo fue a mi? XD Yo estaba de ¡LA CRÍA, JODEEER!

Ah y ¿Que frase les dolió más? Porque el repertorio es bastante amplio.

Nos vemos no se cuando porque necesito un descanso (Y escapar de posibles bombas que puedan mandarme a mi casa) pero muchísimas gracias a Zidian, Kaory y a Edmary por dejarme sus bellísimos comentarios, me hace el día escuchar sus opiniones y es toda una dicha para mí que continuen aquí luego de tanto tiempo. Les mando un abrazote inmenso (Se les quiere muchísimo) ya más adelante les pongo sus saludos como lo merecen.

Ah y pssst, Kaory, solo por si te lo preguntabas... Este capítulo es un buen ejemplo de Angst xD

Oh, y si de por casualidad quieren saber por fin cuál es el sexo del bebé, pues solo les diré que: No sé, pregúntenle a Itachi xD

¡Bye byee!


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